PRÓLOGO

 

 

Todo comenzó como un juego, un ejercicio literario que nos propusimos a modo de diversión. Somos viejos conocidos., un grupo de escritores formado en torno a unos talleres de escritura creativa. Los talleres terminaron, pero el grupo se consolidó y, poco a poco, cada uno de sus miembros fue viendo publicada su tan esperada primera novela. Después de esa hornada, empiezan a aparecer las segundas. Y todo al calor de unas reuniones en las que seguimos compartiendo ideas. Entonces alguien propuso... —y aquí comenzó el juego—: ¿Y si además de escribir cada uno lo suyo, hacemos algo en común?

De esta manera empezó el reto "Así vivimos la guerra". Las premisas del ejercicio eran pocas y precisas:

  1.       Escribir un relato en primera persona.
  1.       El relato  narraría algo ocurrido durante la Guerra Civil Española.
  2.       Después de terminar los relatos, cada uno de nosotros leería el resto y buscaría algún elemento en común que posibilitara el cruce de las historias.
  3.       Por último, cada autor reescribiría su relato incluyendo referencias, alusiones y cruces de personajes de los demás.

El trabajo fue duro, hubo que escribir, releer, negociar y reescribir, en ocasiones de manera lúdica, en otras no tanto: la guerra, y sobre todo, nuestra guerra, toca y remueve resortes muy profundos.

El resultado ha sido satisfactorio: tenemos entre manos un texto que recopila historias en minúscula, pero que se entrelazan en la gran trama de la Historia. Son relatos muy diversos, que reflejan el estilo y la personalidad de los autores y que, en ocasiones, recuperan sucesos escuchados una y mil veces de boca de sus mayores en reuniones familiares.

Así fue como el juego inicial "Así vivimos la guerra", pasó a convertirse en "La Guerra Nuestra", como ellos llamaban a aquella terrible experiencia, de modo que las batallas del abuelo se han transformado en esta serie de historias que no hemos vivido, pero en las que, de alguna forma, nos reconocemos.

 

Sevilla, febrero de 2016.