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Las conductas más comunes de los quejosos
- Tienen problemas con los demás y viven con broncas: todo problema no solucionado se expresará con las personas que están más cerca. Cuando alguien te rechaza, no lo tomes como algo personal, piensa que esa persona seguramente fue rechazada y lastimada antes. Así como nos tratemos a nosotros mismos trataremos a los demás. Muchos guardan dentro de sí mismos hostilidad y broncas. Tal vez te pasó a ti también: quizá fuiste maltratado y manipulado por años, y en vez de haber hablado a tiempo y sanado las emociones lastimadas, hoy herís a los que están más cerca y a los que te ofrecen una nueva oportunidad. El Doctor Don Colbert, uno de los mejores médicos de Estados Unidos dijo: «Lo que experimentes emocionalmente se convertirá en una sensación física». Las estadísticas revelan que, en Estados Unidos por ejemplo, se consumen, por año, cinco mil millones de tranquilizantes; cinco mil millones de barbitúricos; tres mil millones de anfetaminas; dieciséis mil millones de toneladas de aspirinas. La hostilidad es una emoción que surge de la enemistad, de la mala voluntad, que se conoce como «mal genio», «impaciencia» o «queja». El 20% de la población posee un nivel de hostilidad que pone en riesgo su vida. De cada diez personas, dos llevan broncas encapsuladas que les afectarán, teniendo siete veces más posibilidades de morir de enfermedades del corazón. Las autopsias hechas a soldados de Corea y Vietnam revelaron que padecían arteriosclerosis producida por el stress de la guerra. Hay mucha gente que no estuvo en Corea ni Vietnam pero que vive en una guerra constante, peleando con todo el mundo y, en vez de mirar dentro suyo y ver su problema personal, dice: «Aquel no me gusta», «tú me maltratas». En Finlandia se descubrió que la hostilidad es la enfermedad N.º 1 que afecta al corazón, comparable con el cigarrillo y el colesterol alto.
- Perciben todo negativamente: frente a grandes desafíos, los quejosos ven todo negativo y se excusan diciendo: «No puedo», «no seré un buen padre porque es muy difícil», «me falta mucho». Son personas que viven mirando a los demás como gigantes, como imposibles mucho más grandes de lo que en verdad son. Son personas que, anteponiendo la queja, se olvidan del potencial que tienen dentro para llegar a la meta. Si éste es tu caso, ¿cómo sabes que son gigantes si ni siquiera intentaste derribarlos? Sólo es tu mente la que piensa así. Los pensamientos determinan tu accionar y por lo tanto tus resultados.
El conflicto de la mente de langosta es que no se lleva bien consigo misma y ese es el desafío: llevarse bien con uno mismo durante las veinticuatro horas del día y conquistar todos los sueños.
Ahora bien, ¿es posible salir de la queja y llevarse bien con uno mismo?
Claro que sí. Si aplicas estos principios los mismos te llevarán a resultados exitosos:
- «Si no me lo dicen en la cara, no lo considero»: si alguien te comenta «me dijeron que tú dijiste, que el otro dijo, lo que dicen de ti». ¡No caigas en la trampa! Si alguien quiere decirte algo, que sea lo suficientemente valiente como para hablar frente a ti; de lo contrario no hay nada que aclarar. Responde solamente cara a cara, de lo contrario, entrarás en el juego neurótico de los que «llevan y traen».
- «Debo estar concentrado en las cosas importantes»: Las cosas importantes multiplican tu energía, las secundarias la roban. Si una persona expresa estar agotada porque su sueño es muy grande, está en un grave error. Los propósitos grandes no nos desgastan, al contrario, los desafíos nos motivan y nos empujan a seguir. Los detalles y la queja son los que desgastan. Los desafíos renovarán tus fuerzas cada mañana y te mantendrán joven. Concéntrate en lo importante, no te detengas en las pequeñeces. Enfocándonos en nuestros objetivos tendremos la energía necesaria para llegar y además estaremos bien con nosotros mismos. Si nos desgastamos es porque estamos perdiendo tiempo con la gente inadecuada en proyectos irrelevantes, en discusiones sin sentido, pero si nos ocupamos de lo importante tendremos la fuerza de las águilas, correremos y no nos cansaremos, porque sabremos adónde estamos apuntando. Los que viven para el ocio, te harán perder tu tiempo, no desperdicies tu fuerza. Mike Murdock dice: «El que no respete tu tiempo, tampoco respetará tu vida».
- «Tengo que estar abierto a lo sobrenatural»: lo que lograste no es todo lo que obtendrás. No evalúes tu vida según tus logros de hoy. Siempre hay más, mucho más, proyéctate a lo novedoso. Cuando tu mente está abierta a lo nuevo y se permite ser sorprendida por otras oportunidades, los mejores momentos llegan a tu vida. Si estamos dispuestos a lo nuevo, la queja no tendrá lugar.
- «Algo desconocido saldrá a la luz»: el potencial es una fuerza no liberada, un poder no usado, una reserva oculta. Si te permites abrirle la puerta, te llevará a los éxitos más extraordinarios que hayas soñado. Todo está dentro nuestro: un escritor, un cantante, un triunfador, una comerciante, una mujer de negocios, un gran padre, «un genio».
- «Estando bien conmigo mismo diré lo correcto»: Mike Murdock dice «Tus palabras son herramientas». Las palabras tienen poder. Si decimos: «Mi vida es un desastre», «este trabajo es pésimo», estaremos construyendo lo que declaramos. Tu destino está marcado por tu discurso. «Dime cómo hablas y te diré qué te sucederá». Tus pensamientos determinan tus palabras. Al recibir un mensaje piensa: ¿es justo?, ¿es sano?, ¿me acerca a mi objetivo?, ¿me hace bien? Si la respuesta es negativa, deséchalo. Todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo de buen nombre, si algo es digno de ser hablado, en eso hay que pensar. La queja te mata, te detiene, te destruye. Tus palabras son el cartel que indica hacia dónde estás yendo y tienen el poder de darte vida o muerte.
Ahora decides tú: «mente de langosta» o «mente de resolución». ¡No seas tú mismo tu gran problema! La única manera de romper el círculo de la queja es moviéndote, yéndote del lugar donde nada sucede.
- Expón la queja e inmediatamente busca la respuesta.
- Aprende a hablar con soluciones.
- Sé una persona que no se violenta, que no se queja.
- Los malos momentos son parte de la vida. Lo peor que nos pueda pasar no es «el problema» sino que esa situación nos limite mental y físicamente.
- No dejes que las crisis te pongan límites: la queja no puede impedirte dar el salto. Las crisis pretenderán asentarte en el lugar del dolor y de la queja, pero tú tienes una mente de resolución capaz de superarlas para así pasar al otro lado.
- No permitas que la locura y la queja de los otros te limiten: nadie puede decirte: «Hasta acá llegaste». No te dejes limitar por la locura y las quejas de los otros, no permitas que las quejas te ciñan.
- No avales que la gente sea quien establezca tus límites: nadie puede limitarte. Sé inteligente, no reacciones ni te muevas por instinto. El que es paciente muestra más discernimiento. Cuando los otros quieran apurarte, no te apresures, tomate tiempo; unos días, y después seguramente verás todo distinto.
Recuerda que:
- El quejoso pierde su tiempo en anécdotas y cosas pasadas.
- El quejoso se queda a vivir en la circunstancia.
- El quejoso no tiene sueños, metas, ni propósitos.
- El quejoso es codependiente, está esperando que otro resuelva su vida.
- El quejoso es dubitativo, reiterativo y limitado.
- El quejoso tiene una mente cerrada.
- La gente exitosa valora su tiempo y sabe que el tiempo de la queja es un tiempo perdido.
- La gente exitosa aprende, se instruye permanentemente.
- La gente exitosa sabe concentrarse en el botín.
- La gente exitosa invierte en cosas importantes.
- La gente exitosa invierte en su crecimiento personal.
- La gente exitosa vive cada momento con intensidad.
- La gente exitosa invierte el tiempo en soñar sueños grandes.
¿Qué eliges ser? ¿Quejoso o exitoso?