—El hijo y sus hermanos o hermanastros, incluyendo los fallecidos o nacidos muertos. Éste sería el primer nivel.

—En el segundo nivel se encuentran los padres y los hermanos o hermanastros de éstos, incluyendo los fallecidos en temprana edad o los nacidos muertos.

—En el siguiente nivel se hallan los abuelos y, a veces, alguno que otro de sus hermanos o hermanastros. Esto último, sin embargo, es poco frecuente.

—A veces también pertenece al sistema alguno de los bisabuelos, aunque también esto es poco frecuente.

—Entre los hasta ahora mencionados revisten especial importancia aquellos que tuvieron una suerte dura o que sufrieron alguna injusticia por parte de otros miembros del sistema, por ejemplo, en caso de una herencia, o los que fueron excluidos, entregados, despreciados u olvidados.

—Después —y frecuentemente éstas son las personas más importantes— siguen todos aquellos que hicieron sitio a otros en el sistema, aunque no haya ningún parentesco entre ellos. Es el caso, por ejemplo, de un cónyuge o novio anterior de los padres o abuelos, aunque ya haya muerto. También forman parte del sistema el padre o la madre de un hermanastro. Además, todos aquellos de cuya desventaja o pérdida otros miembros del sistema pudieron sacar algún provecho. Un ejemplo sería la persona que recibe una herencia porque otro murió pronto o fue desheredado.

—Además, forman parte del sistema todos aquellos que aportaron algo a favor de un miembro del sistema y que después fueron tratados injustamente, por ejemplo, siendo manipulados. En este caso, sin embargo, debe tratarse de una desventaja importante o una injusticia grave.

En este sentido no pertenecen al sistema los tíos políticos o primos.

Algunos piensan que son de especial importancia para el sistema aquellas personas que convivieron con la familia, por ejemplo, una abuela o una tía. Para las implicaciones sistémicas, sin embargo, la proximidad física no tiene ninguna importancia. Al contrario, frecuentemente alguien se ve implicado en el destino de otra persona cuya existencia ni siquiera conoce.

Anexo: Unidos por el destino: supervivientes y muertos, perpetradores y víctimas

A lo largo de los años, el trabajo con Constelaciones ha mostrado de forma cada vez más patente que entre supervivientes y muertos, y entre víctimas y perpetradores, se crea un profundo vínculo que, más allá de los afectados mismos, también tiene secuelas en sus descendientes. Así, por ejemplo, los soldados que volvieron de la guerra se sienten unidos de una forma especial a sus camaradas muertos y, de la misma manera, también a los enemigos que ellos mismos mataron. En consecuencia, los descendientes de estos soldados supervivientes interiormente se dirigen a los camaradas y enemigos muertos de sus padres y abuelos con el deseo de ponerse o echarse a su lado. Sienten un anhelo que a primera vista puede parecer asombroso, el anhelo de morir o —a veces— de suicidarse. Sin embargo, no hacen más que asumir el anhelo inconsciente de sus padres y abuelos, el anhelo de estar con sus camaradas y enemigos muertos.

La solución consiste en que les permitan a sus padres y abuelos —que en la mayoría de los casos ya han muerto también— que se echen al lado de sus camaradas o enemigos muertos. Así, en una constelación frecuentemente se da una unión muy emotiva entre personas que, cada cual por su parte, se sienten o bien al servicio de poderes más grandes de lo que nuestros conceptos o juicios superficiales tolerarían, o bien víctimas de ellos. En consecuencia, estas personas se comprenden como expuestas; juntas se subordinan a un algo superior que no logran descifrar y, finalmente, se encuentran en plenitud, con profundo amor y con profundo respeto.

Como muertos dejan atrás lo pasado, entregándose llenos de paz a aquello que ahora les une en todos los aspectos.

Algo similar se aplica también a los perpetradores y las víctimas, por ejemplo, a los nacionalsocialistas empedernidos y a quienes éstos menospreciaron, persiguieron y asesinaron. En la muerte, ambos comprenden que son dedos de una misma mano sobrehumana que, independientemente de nuestras ideas de justicia e injusticia, gobierna la Historia según leyes que sobrepasan en mucho nuestras esperanzas y deseos, revelando que nuestras distinciones entre el bien y el mal son superficiales.

Algunas de las experiencias que sirvieron de base para estas conclusiones se recogen también en el primer vídeo de «Reconciliar el pasado», la documentación de mi primer taller desarrollado en Barcelona, en mayo de 1999, en el que se trabajaron varios casos relacionados con la Guerra Civil española, así como en «Perpetradores y víctimas en Chile», vídeo documental de mi trabajo en Santiago de Chile en septiembre del mismo año.

Actuar sin obrar — mediante la imagen interior acertada

ROBERT Para mí ya aparece la siguiente pregunta, es decir, ¿qué debo hacer con mi mujer en esta situación? Quisiera actuar y hacer algo, porque en estos momentos me encuentro en una especie de estado de espera. Eso me urge ahora. ¿O debería quedarme con lo otro y centrarme más en mi hermana muerta? Me cuesta dejarle tiempo y espacio al problema con mi mujer.

HELLINGER Los cambios en un sistema se producen a través de la imagen interior acertada. Te daré un ejemplo de otro curso:

Una vez, al hablar de que era la imagen interior la que actuaba, una participante contó lo siguiente:

—Hace dos años, estuve en Viena, en un curso sobre guiones familiares, en el que configuré la Constelación de mi familia actual. En la primera imagen que configuré, mi hijo menor, bastante más joven que sus dos hermanos, se encontraba entre mi marido y yo. La realidad era que muchas veces aún dormía con nosotros y era imposible sacarlo de nuestro dormitorio, es decir, sólo a duras penas y cerrando la puerta con llave. Cuando volví a casa...

La interrumpí preguntando:

—¿Qué se hizo en la Constelación Familiar?

La participante:

—Se puso al pequeño al lado de los mayores. Cuando volví a casa, pensé: «¿Qué haré ahora?» Pero desde ese momento él mismo no dijo nunca más que quisiera venir a nuestra habitación. Yo no dije nada, y él ya no viene, sino que se va a su propia habitación.

Esto me vino a la mente cuando dijiste que era la imagen interior la que actuaba.

Exige una disciplina interior especial confiar en la imagen interior acertada, sin interferir en el proceso, hablando u obrando precipitadamente. De esta manera puedes actuar sin obrar.

Amenazas de suicidio de la mujer

HARTMUT Mi primera mujer amenazaba muchas veces con suicidarse, y también expresó el deseo de que nos suicidáramos juntos. Aún estoy muy indignado porque las amenazas de suicidio, y después el agravamiento de la situación por la propuesta de un suicidio conjunto, me llevaron en aquel entonces a hacer concesiones increíbles que encasillaron toda mi vida. Aún no he superado esta indignación por el chantaje.

HELLINGER En terapia familiar existe un principio: En lo que a bueno y malo se refiere, el asunto es justo lo contrario de lo que se presenta. Tú estás indignado porque tu mujer dijo que quería suicidarse. La pregunta es: ¿quién hubiera tenido que suicidarse realmente en tu familia? ¿Eras tú o tu mujer? Un afecto tan vehemente hace sospechar que es justo al revés; de lo contrario, el afecto no tendría que ser tan violento. Ahora te dejaré tiempo para meditarlo.

Constelación: La hija representa a la novia anterior para el padre

ULLA Me llamo Ulla. Estoy casada, y mi tema para este seminario es mi deseo no realizado de tener hijos. Después de muchas investigaciones supe de una novia que mi padre tuvo antes de casarse con mi madre. Él no cumplió su compromiso. Ella, sin embargo, lo esperó y se quedó soltera. Ahora vive cerca de la hermana de mi padre, es decir, mi tía, en la antigua República Democrática Alemana, y en los próximos días la visitaré por primera vez.

HELLINGER Esta novia es el modelo que determina tu guión.

ULLA No lo sé.

HELLINGER ¿Qué te dije?

ULLA Que esta novia es mi modelo.

HELLINGER Exacto.

ULLA No.

HELLINGER ¿El «no» cambia algo?

ULLA Por supuesto.

HELLINGER De acuerdo, configúralo; así podrás comprobarlo.

Abreviaciones:

P padre

M madre

1 primera hija (= Ulla)

2 segundo hijo

NAP novia anterior del padre

HELLINGER a Ulla ¿Tu madre tuvo algún compromiso o estuvo casada anteriormente?

ULLA No. Pero tuvo dos abortos antes de que naciese yo. Después pensaba que ya no podía tener hijos. Así que tomó un medicamento, y desde entonces está depresiva.

HELLINGER ¿Pero te tuvo a ti?

ULLA Sí, inmediatamente después me tuvo a mí. Más tarde volvió a tomar una medicación, y después tuvo a mi hermano.

HELLINGER al grupo Cuando, como en esta Constelación, un hombre y una mujer se encuentran el uno frente al otro, esto significa que la relación de matrimonio está terminada. ¿Cómo se encuentra el padre?

PADRE Terrible. Hacia delante no tengo ninguna relación, y tampoco hacia la derecha o la izquierda. Desde atrás me traspasan, y no puedo darme la vuelta; es terrible. Me siento como desgarrado, no amado, apartado fríamente. HELLINGER Con razón.

Al grupo Ya no tiene salida. Quien trata así a una novia, ya no tiene ninguna salida. Ha perdido toda oportunidad.

HELLINGER ¿Qué tal la madre?

MADRE Me siento expulsada, expulsada por mi marido. Estoy contenta de que esté aquí mi hijo.

HELLINGER ¿Qué tal el hijo?

SEGUNDO HIJO No me encuentro tan mal. Me extraña, pero me siento bien aquí como hijo.

HELLINGER a la representante de Ulla ¿Qué tal la hija?

PRIMERA HIJA Es rarísimo. No quiero tener nada que ver con todos éstos.

HELLINGER al grupo Estos igualmente podrían ser los sentimientos de la novia.

¿Qué tal la novia anterior?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Cuando me pusiste aquí, pensé: «He ganado.»

Hellinger coloca a la hija al lado de la novia anterior del padre.

HELLINGER a la representante de Ulla ¿Qué tal así?

PRIMERA HIJA Cuando se le preguntó a la novia cómo se encontraba, fue lo primero que realmente me interesó. En ese momento me fijé. Pero así es muy desagradable.

HELLINGER Acércate más.

PRIMERA HIJA Es lo que estoy intentando. Es muy curioso. Es como si ella se apoyara en mí y yo tuviera que sostenerla. Es confuso. No va así.

HELLINGER ¿Qué tal la madre ahora?

MADRE Mejor. La agresividad ha desaparecido.

HELLINGER ¿Quién debería estar realmente al lado de la novia?

MADRE No lo sé.

HELLINGER Tú deberías estar allí. Ponte allí de una vez.

La madre se pone al lado de la novia anterior del padre; la hija vuelve a su lugar.

MADRE Ahora está bien.

HELLINGER Exacto. Esta es la causa de la depresión.

Al grupo Sólo mostrándose solidaria con la novia puede encontrarse bien. Ella tiene que estar allí. ¿Cómo se encuentra ahora la novia anterior?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Bien.

Hellinger modifica la imagen.

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PADRE Desconectado, pero el futuro abierto.

HELLINGER ¿Te encuentras mejor o peor?

PADRE Muy ambivalente.

HELLINGER ¿Qué tal así para la novia anterior?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Pues, hacia la izquierda me siento bien. Es bonito así. Pero hacia mi novio anterior sigo sintiendo pena.

HELLINGER A él ya no lo puedes tener.

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Bueno, en realidad miro más a éstos aquí, a mi izquierda, que a él.

HELLINGER Podemos probar cómo sería...

Hellinger coloca al padre y a su novia anterior, como pareja, enfrente de la familia.

HELLINGER ¿Qué tal así para el padre?

PADRE Por primera vez soportable.

HELLINGER ¿Qué tal así para la madre?

MADRE Mucho mejor.

HELLINGER ¿Qué tal así para la novia?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Bien.

PRIMERA HIJA Hasta ahora, ésta es la mejor constelación para mí. Pero ya va siendo hora de que me vaya y sea independiente.

HELLINGER a Ulla Ven y ocupa tú misma tu lugar.

ULLA al estar en su lugar Está bien así.

El lugar bueno para los hijos

JAN Cuando, en una Constelación Familiar, los hijos se encuentran justo enfrente de los padres, yo lo vivo como un enfrentamiento.

HELLINGER Ésta es una sensación que deduces de la imagen, ya que los participantes mismos no lo viven como un enfrentamiento. Los padres son un grupo y los hijos son un grupo, y sus posiciones corresponden exactamente a la jerarquía establecida según el orden de origen. El orden de precedencia siempre se configura en un movimiento circular, en el sentido de las agujas del reloj. Este orden también se mantiene si los padres se encuentran en un lado y los hijos en el otro. Es lo que pudiste ver en la constelación de Ulla: primero estaba el marido, después la novia, después la mujer, la primera hija y, finalmente, el segundo hijo. Pero el lugar que se les asigna dentro de este orden de precedencia siempre depende de las circunstancias. Cuando los hijos tienen que pasar a la esfera del padre, se ponen más cerca del padre. Cuando tienen que pasar a la esfera de la madre, se colocan más cerca de la madre. Aquí tenían que estar más cerca de la madre, por lo que tampoco se encontraban directamente enfrente de ella. Sin embargo, donde no existe esta necesidad, los hijos se encuentran enfrente de ambos padres.

JAN Antes tenía como imagen ideal de la familia que los hijos se colocaran en el sentido de las agujas del reloj, pero no en una posición tan frontal, sino más bien en un semicírculo.

HELLINGER No, no. Aunque los padres se encuentren en un lado y los hijos en el otro, el círculo está cerrado. Es diferente cuando faltan algunas personas. Al introducirlas en el círculo, éstas a veces se ponen entre padres e hijos, por ejemplo, una hermana gemela de la madre, que murió.

JAN Estando tan cerrado el sistema, ¿cómo pueden desprenderse los hijos entonces? ¿Acaso, girándose?

HELLINGER Exactamente. Cuando llega el momento de desprenderse, los hijos se dan la vuelta y se dirigen hacia adelante, dejando atrás a los padres. Los padres, por su parte, permanecen en su lugar, mirando a los hijos con cariño. Ésta es la buena solución para todos. También es una buena manera de disponer los asientos en la mesa: los padres en un lado y los hijos enfrente de ellos, de acuerdo con el orden de precedencia, es decir, el primero a la derecha, el segundo a la izquierda de aquél, etc. Éste es un orden que asegura la paz en la mesa.

La identificación inconsciente con una pareja anterior de los padres

UTE ¿Cómo es posible que una hija se identifique con la mujer anterior del padre, a la que ni siquiera conoce?

HELLINGER No es necesario conocer a las personas con las que uno está identificado. La presión que conduce a la identificación proviene del sistema y actúa sin que se sepa nada de las personas a las que uno tiene que representar. Así, pues, si el padre tuvo anteriormente una relación intensa con otra mujer, hay que partir de la base de que una hija imitará a esa mujer, representándola en la familia sin darse cuenta. Asimismo, si la madre tuvo anteriormente una relación intensa con otro hombre, hay que partir de la base de que un hijo imitará a ese hombre, representándolo en la familia sin darse cuenta. Así, la hija se convierte en rival de la madre sin que ni ella ni la madre sepan el porqué, y el hijo se convierte en rival del padre sin que ni él ni el padre conozcan el motivo.

La presión que lleva a la hija a representar a una anterior mujer o amante del padre a través de la identificación, disminuye en cuanto la madre reconoce y respeta a la mujer anterior como anterior. A pesar de todo, sin embargo, la madre tiene que ponerse conscientemente entre la mujer anterior y el marido, para así tomarlo plenamente como su marido.

Independientemente de la actitud que la madre tome ante la anterior mujer o amiga de su marido, la hija puede librarse de la identificación en cuanto sea consciente de ella y le diga a la madre —aunque sólo sea interiormente—: «Tú eres mi madre y yo soy tu hija. Sólo tú eres la verdadera; con la otra no tengo nada que ver.» Y cuando le dice al padre —aunque sólo sea interiormente—: «Esta es mi madre y yo soy su hija. Sólo ella es la verdadera para mí; con la otra no tengo nada que ver.»

Entonces la hija puede amar a su madre como lo que es: su madre; y la madre puede amar a su hija como lo que es: su hija, sin temer en ella a una rival. Así, la hija también puede dirigirse con cariño al padre y amarlo como lo que es: su padre; y el padre puede dirigirse a la hija y amarla, sin buscar en ella a una mujer o amante anterior.

Lo mismo se aplica para el hijo. La presión de representar a un anterior marido o amante de la madre a través de la identificación disminuye en cuanto su padre reconoce y respeta al marido anterior como anterior y, a pesar de todo, conscientemente se pone entre éste y su mujer, tomándola plenamente como su mujer. Independientemente de la actitud que tome el padre ante el marido o amante anterior de su mujer, el hijo puede librarse de la identificación en cuanto es consciente de ella y le dice al padre —aunque sólo sea interiormente—: «Tú eres mi padre y yo soy tu hijo. Sólo tú eres el verdadero para mí. Con el otro no tengo nada que ver.» Y si le dice a la madre —aunque sólo sea interiormente—: «Él es mi padre y yo soy su hijo. Sólo él es el verdadero para mí. Con el otro no tengo nada que ver.»

Así, el hijo puede dirigirse a su padre con cariño, amándolo como su padre; y el padre puede dirigirse a su hijo y amarlo sin temer en él a un rival. Asimismo, el hijo puede dirigirse a la madre y amarla como su madre; y la madre puede dirigirse al hijo y amarlo como su hijo, sin buscar en él a un marido o amante anterior.

A veces, la identificación inconsciente con una pareja anterior de los padres puede llevar a una psicosis, sobre todo si un hijo varón tiene que representar a una mujer anterior del padre, o si una hija tiene que representar a un marido anterior de la madre, porque no se dispone de ningún niño.

Preocuparse por Dios

RUTH Me llamo Ruth. De profesión soy pastora protestante, pero ha habido muchos cambios durante los últimos años porque acepté más responsabilidades y, hace poco, también fui elegida para un cargo directivo en el gremio. Me doy cuenta de que aún tengo que encontrar mi lugar en ese equipo, lo cual me preocupa hasta en sueños.

HELLINGER Como último miembro elegido en ese grupo aún tienes que ganarte una posición antes de poder ejercer una influencia. Por tanto, deja que durante un tiempo sean los demás los que se ocupen de lo necesario, y tú asiente a sus decisiones.

RUTH Mientras ocurre lo que ocurre aquí en el grupo, y tú estás hablando, continuamente me encuentro reunida con el gremio eclesiástico, escuchando todo en este contexto.

HELLINGER Te diré algo respecto de los cargos directivos eclesiales: se distinguen por su falta de confianza en Dios y la importancia exagerada que dan a su propia planificación. Si Dios existe, los directivos eclesiales no tienen por qué preocuparse tanto.

Hubo una vez un tal Pedro. De él hay un relato en los Hechos de los Apóstoles: encontrándose San Pedro ante el tribunal en Jerusalén, un tal Gamaliel, uno de los Sumos Sacerdotes, dijo una frase sabia, ¿te acuerdas?

RUTH Ahora sé a lo que te refieres.

HELLINGER «Si esta obra es de Dios, no conseguiréis destruirla. Y si no es de Dios, se destruirá sola, sin que vosotros tengáis que intervenir.»

RUTH Aún no he acabado.

HELLINGER Ya lo veo. Pero quien finalmente llega a esta visión se encuentra en esos gremios como si no estuviera, y en ese mismo momento puede actuar.

RUTH Está bien. Pero noto que aún se interpone otra cosa y quisiera comprender lo que ocurre.

HELLINGER Pretendes comprender los caminos de Dios. Podría ser que precisamente a través de algún fracaso se cumpla la voluntad de Dios, ¿quién sabe?

RUTH Me conmueve, pero no lo comprendo. ¿Por qué?

HELLINGER Aún hay otra reflexión: ¿cómo puede alguien interferir en los designios de Dios? ¿Quién es el malo —hablando en términos teológicos— que pueda contrariar a Dios o hacer algo en contra de él? ¿Y quién es el bueno que pueda hacerlo?

RUTH No entiendo por qué quisiera llorar ahora.

HELLINGER Te lo diré: recuerdo nuestra última sesión primaria.

RUTH La tengo presente constantemente.

HELLINGER Debes despedirte del sueño de la niña pequeña, la niña pequeña que sueña con que, a través de su amor, conseguirá que su padre vuelva de la guerra. Significa despedirte del sueño de que eso esté a tu alcance. Así lo recuerdo yo. Y eso es lo necesario aquí: despedirte de un sueño muy bonito. ¿Comprendes la relación que una cosa guarda con la otra?

RUTH No, no del todo. Pero aún hay otra cosa más: desde que dijiste aquello de las imágenes interiores, me siento impulsada por sentimientos muy diversos.

HELLINGER Antes, yo también iba a conferencias eclesiales, y a veces dejaba caer alguna frase sobre algo que había percibido como bueno o apropiado.

Entonces los demás sacudían las cabezas, pero al cabo de un año, alguno de ellos decía la misma frase, recibiendo la aprobación general con toda naturalidad. Ver cómo una frase actúa silenciosamente durante un año, divierte secretamente. ¡Pero tiene que ser la frase acertada!

¿Con quién debe ir la hija de una madre divorciada y drogadicta?

CLAUDIA Estoy buscando la frase acertada para un peritaje que estoy escribiendo estos días. Se trata de una niña de cuatro años y medio cuya madre es drogadicta.

HELLINGER ¿Qué ocurre con el padre?

CLAUDIA Los padres viven separados. Mientras la madre, en muchas ocasiones, estuvo en la clínica, el padre se ocupaba de la niña; y cuando la mujer se separó de él, él se juntó con otra mujer. Es una relación que está empezando. Ella también tiene dos hijos.

HELLINGER ¿De qué asunto se ocupa el peritaje?

CLAUDIA De dónde debe ir la niña.

HELLINGER Tiene que ir con el padre.

CLAUDIA Y si el padre deja a la niña sobre todo con sus padres, ¿también está bien?

HELLINGER No, tiene que llevarla a su casa, con su familia. La otra mujer aporta dos hijos a la relación; si él también aporta a su hija, se encontrarán más equilibrados, lo cual favorece la relación. Ya por eso sería propicio, sin contar que para la hija sería bueno.

CLAUDIA Es decir, ¿la hija tiene que separarse de la madre drogadicta?

HELLINGER Sí, tiene que separase de la madre drogadicta.

CLAUDIA ¿Y qué recomendarías en caso de que la madre se cure, dentro de uno o dos años?

HELLINGER La hija tiene que quedarse con el padre.

CLAUDIA ¿Aunque sea una niña?

HELLINGER Aun así, tiene que estar con el padre.

CLAUDIA ¿Y qué ocurre con el derecho de visita? ¿Hasta qué punto debe la madre tener la posibilidad de visitar a su hija?

HELLINGER Como madre tiene pleno derecho; éste debe ser respetado. Pero mientras dure la toxicomanía, hay un cierto peligro para la niña. Por tanto, hay que sopesar qué sería razonable. Sólo cuando la madre supere la adicción, dejará de haber inconvenientes.

CLAUDIA ¿Y cómo manejo la incomprensión que la familia del marido muestra ante su enfermedad? Yo veo la toxicomanía de la madre como una enfermedad. La familia de su marido, en cambio, más bien la desprecia, tratándola como si fuese una inútil y una irresponsable.

Lo que lleva a la toxicomanía

HELLINGER Una persona se convierte en toxicómana cuando la madre le decía: «Lo que viene del padre no vale nada. Toma tan sólo de mí.» En un caso así, el hijo se venga de la madre, tomando tanto que le perjudica. Con la toxicomanía, por tanto, el hijo se venga de su madre porque ésta le impidió tomar de su padre. ¿Lo comprendes?

CLAUDIA Sí, aunque no era ésta mi pregunta. Pero es muy importante para mí. Mi pregunta inicial era: ¿qué puedo hacer yo por la hija o por la madre?, ya que ésta es poco valorada en la familia en la que se cría la niña. ¿Cómo puedo intervenir en este caso?

HELLINGER Podrías explicarle al marido cómo se desarrolla la toxicomanía. Así tendría otra visión. Y también podrías decirle al marido que la niña se encontrará bien si él respeta y ama a la madre en la niña. Te daré un ejemplo:

Una mujer trajo a su marido a una psicoterapia para que por fin hiciera algo para sí mismo. Ella ya había participado en muchos grupos, había hecho Terapia Primaria y un sinfín de cosas más. Así, pues, el marido vino a un grupo y, al verlo, le dije:

—¿Tú qué haces aquí? Mirándote, se ve claramente que estás bien. Tú no necesitas estar aquí.

El hombre se alegró mucho. Era un artesano, un hombre sencillo. Después, unos días más tarde, dijo que no entendía cómo podía estar tan bien, puesto que no había conocido a su padre. Éste había muerto en la guerra, cinco semanas antes de que naciese su hijo. Le contesté:

—Puede que no lo echaras en falta porque tu madre quería y respetaba mucho a tu padre.

—Sí —dijo—, así lo hizo.

Más tarde configuramos a su familia; la configuraré otra vez para vosotros.

Abreviaciones:

+P padre fallecido

M madre

H hijo (= cliente)

HELLINGER Ésta fue la Constelación. La mujer dijo:

—Siento como si una mitad de mí fuera el hombre.

Entonces coloqué al marido directamente detrás de ella.

HELLINGER Ella dijo: —Ahora él y yo somos uno.

El hijo se encontraba muy bien en esa situación. Así sucede cuando uno respeta y valora al otro; entonces puede representar a los dos.

MADRE También yo lo siento así.

HELLINGER al hijo ¿Cómo te encuentras?

HIJO Siento un calor agradable en todas partes.

HELLINGER No se echaba en falta al padre porque fue respetado.

Al grupo Los hijos se encuentran bien cuando el padre, en los hijos, respeta y valora a la madre, y cuando la madre, en los hijos, respeta y valora al padre. Así, los hijos se sienten completos. Por tanto, en un divorcio, la tutela debe ser adjudicada a aquel de los padres que en los hijos respete y valore más al otro cónyuge. Por regla general, éste es el marido. Pero las mujeres pueden ganárselo.

CLAUDIA ¿De qué manera?

HELLINGER Si también lo hacen así.

THEA Aún tengo otra pregunta más en relación con la toxicomanía. Dijiste que la toxicomanía es la fidelidad al padre. Como la madre dice que del padre no viene nada bueno, el hijo se convierte en toxicómano. Pero también dijiste algo más, algo muy importante que no capté: ¿qué ocurre en la toxicomanía?

HELLINGER El hijo toma tanto de la madre que le perjudica. Ésta es la toxicomanía. Por este motivo, sólo los hombres deben tratar a los toxicómanos. Las mujeres no son capaces de hacerlo, a no ser que respeten y valoren al padre del toxicómano. Entonces pueden representarlo de la manera que vimos en nuestro ejemplo.

DAGMAR ¿Puede decirse así, como regla general, o supone alguna diferencia que sea un hombre o bien una mujer quien cae en la toxicomanía?

HELLINGER No, en principio siempre es así.

DAGMAR O sea que la situación siempre es la de una madre que le dice al hijo adicto: «Lo que viene de tu padre no vale nada. Toma sólo de mí.» Pero ¿qué ocurre cuando también el padre es toxicómano, por ejemplo, alcohólico, y la madre le dice al hijo: «Lo que hace tu padre no vale nada»?

HELLINGER En un caso así, la madre debe decirle al hijo: «En ti quiero a tu padre, y estoy de acuerdo con que seas como él.» El efecto es extraño, ya que al ser respetado el padre en el hijo, éste no tiene por qué convertirse en alcohólico.

El procedimiento, por tanto, es justo lo contrario de lo que normalmente ocurre en la práctica.

THOMAS Eso significaría que la intensificación de los problemas de toxicomanía en el mundo occidental está relacionada con esta dinámica. HELLINGER Sí. Los hombres están en retirada. Las mujeres desprecian cada vez más a los hombres, y con ello aumentan las toxicomanías. Es un proceso muy normal. Las mujeres no pueden simplemente eliminar a los hombres.

Toxicomanía como expiación

GERTRUD Hasta que se mencionó la palabra «toxicomanía» pensaba que no tenía nada que ver conmigo. Mi padre era alcohólico y mi madre siempre me decía que yo era como él. Pero eso más bien era por miedo. Durante un tiempo tuve también bastantes problemas con el alcohol, y a lo que aún ahora tengo adicción es a la nicotina.

HELLINGER Una vez vino una mujer con una personalidad fuerte, a la que más tarde le fue mal. Tuvo un brote psicótico y empezó a beber. Por ello, quiso hacer unas cuantas sesiones más conmigo. La acepté y lo primero que surgió fue lo siguiente: vio a su madre, borracha, en el suelo; a su padre, impotente, a su lado, y a sí misma, enfadada con la madre. Le dije:

—Imagínate a tu madre aquí en el suelo, y ahora échate a su lado y mírala con amor.

Así lo hizo. De pronto, el amor a la madre podía fluir y ella estaba libre de la necesidad compulsiva de expiar sus penas.

Lo mismo puedes hacer tú con tu padre: te lo imaginas borracho, te sientas o te echas al lado de él —teniendo presente a tu madre— y lo miras con cariño.

GERTRUD Es decir que la madre debe estar presente.

HELLINGER Sí, en la imagen; porque se trata de una imagen.

GERTRUD Sí, sí. El padre siempre era muy agresivo.

HELLINGER No, no, eso no me interesa. Ya tienes la solución; eso basta. Una vez que tenemos la solución, ya no necesitamos ningún problema.

La intuición va unida al amor

HELLINGER a Gertrud La intuición únicamente funciona si estoy orientado hacia la solución, ya que, de esta manera, también estoy orientado hacia el amor y el respeto. Así, ya no necesito oír historias sobre una persona. En cambio, sintiendo curiosidad, dirigiendo mi atención al problema y queriendo saber más del problema, la intuición falla. Siempre va unida al amor.

Toxicomanía como intento de suicidio

Las toxicomanías peligrosas, por ejemplo, con drogas duras, como la heroína, a veces son un intento de suicidio encubierto. Frecuentemente siguen la dinámica del «te sigo», o del «mejor que sea yo que tú»; a veces, la dinámica también es la del «yo me muero contigo». Aportaré un ejemplo:

Una joven heroinómana dijo:

—Mi madre tiene cáncer y está a punto de morirse.

Así, configuramos la Constelación con ella y con su madre, mirándose desde una cierta distancia. Fue sobrecogedor ver el gran amor con que la hija miraba a su madre. Le extendía los brazos diciendo: «Me voy contigo.» Estaba clarísimo que la hija quería morir con la madre.

El movimiento hacia la madre cura

UTE Durante todo este tiempo me sentí muy agitada por tu frase de que la reverencia me sacaría de la tumba. De momento me siento algo mejor, pero muy debilitada. También tuve dolores en la pelvis y en el tórax, pero de momento han disminuido un poco. Por primera vez, al pensar en mi madre —y esto me da vueltas en la cabeza todo el tiempo— ... vi a mi madre como muy...

HELLINGER No quiero descripciones de los padres, no llevan a ninguna parte. Lo único importante son los hechos.

UTE Por primera vez tuve la idea de que mi madre quizás se hubiera suicidado, o que al menos pensaría en ello. Y eso es nuevo para mí.

HELLINGER Ahora llegamos al grano.

Ute solloza.

UTE Más aún porque siempre lo había vivido de manera muy distinta. HELLINGER ¿Ves como la quieres?

Al grupo Este es un sentimiento doloroso, cuando alguien llega al amor.

UTE Requiere muchísima fuerza.

HELLINGER No, no digas nada. Es un sentimiento bueno y actúa por sí solo. Yo lo dejaré aquí.

Ute se levanta y quiere salir de la sala.

HELLINGER No, quédate aquí. Es mucho mejor que te quedes aquí; estarás mucho mejor con nosotros. Ponte a mi lado y apóyate en mí.

Ute solloza nuevamente.

HELLINGER Respira profundamente y deja la boca abierta. Abrázame, con los dos brazos. Así, exacto. Así está mejor. Respira con fuerza; la boca abierta; espira profundamente. ¿Cómo le decías a tu madre de pequeña? ¿«Mamá»? ¿«Mami»?

UTE Mamá.

HELLINGER Di: «Mamá».

UTE ¡Mamá! ¡Mamá!

HELLINGER «¡Querida mamá!»

UTE ¡Querida mamá!

Hellinger la sujeta hasta que el llanto cesa.

HELLINGER ¿Cómo te encuentras ahora?

UTE Me siento agradecida.

HELLINGER al grupo Aquí ha llegado a término un movimiento hacia la madre interrumpido. ¿Os dais cuenta de lo doloroso que es? ¿Y cuán profundo es? ¿Y cómo la persona lo guarda y protege en su interior sin atreverse a retornar a ese punto?

Sanar el movimiento amoroso hacia los padres

A través de los padres

La persona más idónea para ayudar al niño a llevar a término el movimiento interrumpido hacia uno de los padres es la madre, dado que, en la mayoría de los casos, el movimiento se dirige a ella. Con niños pequeños, esto aún se consigue fácilmente. La madre coge en brazos al niño, sujetándolo con amor y firmeza hasta que el amor, convertido en rabia y dolor a raíz de la interrupción, vuelva a fluir abiertamente como amor y anhelo hacia la madre, y el niño se relaje en sus brazos.

También con un hijo adulto, la madre puede ayudar a llevar a término un movimiento interrumpido, cogiéndolo en brazos para así anular las consecuencias de la interrupción. Para este fin, sin embargo, el proceso debe transferirse al pasado. Allí donde ocurrió la interrupción también hay que reanudar el movimiento y llevarlo a la meta de aquel entonces. Ya que es el niño de aquel entonces el que quiere llegar a la madre, y también ahora quiere llegar a la madre de aquel entonces. Por este motivo, tanto el hijo como la madre deben convertirse en el niño y la madre de entonces, sintiendo como en aquel momento. Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo puede darse la oportunidad para unir a los que tanto tiempo estuvieron separados?

Os contaré un ejemplo: una madre estaba preocupada por su hija adulta. La hija, sin embargo, huía de la madre y sólo iba a su casa en raras ocasiones. Le dije a la madre que tenía que volver a coger en brazos a su hija, como una madre coge a una niña triste, pero que de momento no hiciera nada, sino que dejara que la imagen buena actuara en su alma hasta que los hechos surgieran como por sí solos. Más tarde me contó que después de un año, su hija volvió a casa y, cariñosamente y en silencio, se abrazó a ella. La madre, por su parte, durante mucho tiempo la sujetó con cariño. Después, la hija se levantó y se fue. Ni ella ni la madre habían dicho ni una palabra.

A través de representantes de los padres

Cuando la madre o el padre no están disponibles pueden ser representados por otras personas. Para el niño pequeño éstas serán parientes o educadores, para un adulto, quizás un psicoterapeuta experto. El ayudante o el terapeuta, sin embargo, espera el momento idóneo. Interiormente se une a la madre o al padre del hijo, actuando tan sólo como representante de ellos y en su nombre. Ama en lugar de los padres, dirigiendo el amor del hijo, que en un primer plano se le ofrece a él mismo, hacia los padres. En cuanto el hijo acabe de llegar a sus padres, el terapeuta se retirará silenciosamente. Así, a pesar de tanta intimidad, guardará las distancias y permanecerá interiormente libre.

La reverencia profunda

En el hijo adulto, el movimiento hacia los padres a veces se obstaculiza por el desprecio que siente hacia ellos, o por los reproches contra ellos que calla, porque se considera mejor o quisiera ser mejor, o porque desea algo que ellos no le dan. En este caso, el movimiento hacia los padres debe ir precedido por una profunda reverencia.

Esta reverencia es, en primer lugar, un acto interior; no obstante, cobra más profundidad y fuerza cuando se realiza de manera visible y audible, por ejemplo, configurando a la familia del hijo en un grupo sensato, en el que el «niño» se arrodilla delante de los representantes de sus padres, bajando la cabeza hasta el suelo, extendiendo hacia ellos los brazos, con las manos abiertas hacia arriba y permaneciendo en esta postura hasta que esté dispuesto a decirle a uno de ellos (o a ambos): «Te honro / os honro.» A veces añade: «Lo siento», o: «No lo sabía». O: «Por favor, no me lo tomes a mal.» O: «Os he echado mucho de menos.» O simplemente: «¡Por favor!»

Sólo entonces el hijo puede levantarse y acercarse a ellos con amor, abrazándolos cariñosamente y diciendo: «querida mamá», «querida mami», «querido papá», «querido papi» o, simplemente, «mamá», «mami», «papá», «papi», o cualquiera que fuera la manera en que de niño se dirigía a sus padres.

Es importante que durante todo este proceso los representantes de los padres permanezcan en silencio y, sobre todo, que no vayan al encuentro del hijo cuando éste se incline ante ellos, sino que reciban la reverencia en lugar de los padres hasta que se haya cumplido debidamente con el respeto, deshaciéndose lo que antes los separaba. Sólo en el abrazo le responden también con su abrazo.

El coordinador del grupo dirige el proceso. Él decide en qué momento está indicado el movimiento hacia los padres y si éste debería ir precedido de una reverencia. Asimismo le dice al «niño» qué palabras debe pronunciar durante la reverencia o el abrazo. Al mismo tiempo está atento a cualquier señal de resistencia para ayudar a superarla, por ejemplo, diciéndole al «niño» que respire profundamente, que mantenga la boca ligeramente abierta y que deje caer la cabeza hacia adelante. Entre las resistencias se cuentan todos los sentimientos que debilitan, por ejemplo, las quejas o ruidos difusos producidos al respirar. El terapeuta le pide que resista a la debilidad y que vaya hacia la fuerza, respirando silenciosamente. Todo lo que debilita, únicamente repite la interrupción en vez de curarla. A veces, el coordinador del grupo pone su mano entre los omóplatos del «niño» para darle seguridad y apoyar suavemente el movimiento. A veces interrumpe el proceso cuando no existe la plena voluntad de valorar a los padres. En otras ocasiones puede interrumpir después de la reverencia sin añadir nada más; éste sería el caso de un hijo que cometió una gran injusticia con sus padres o que les debe una reparación.

Cuando, durante una Constelación Familiar, no se le puede exigir al cliente mismo la reverencia ante los padres, o el movimiento hacia ellos, es posible que su representante en la constelación lo represente también en este caso, diciendo y haciendo en su lugar lo que sea necesario. A veces, este procedimiento puede ser incluso más efectivo que si el cliente lo realiza personalmente.

El movimiento amoroso más allá de los padres

El movimiento hacia nuestros padres y la reverencia ante ellos se logran cuando, al mismo tiempo, este movimiento va más allá de los padres. Al lograrse realmente, se experimenta como afirmación consciente de nuestro origen y de sus consecuencias, como realización más profunda de nuestro destino. El que, en este pleno sentido, realiza el movimiento hacia los padres y la reverencia ante ellos, también puede ocupar su lugar de hijo al lado de sus padres, con dignidad y rectitud y a un mismo nivel, ni superior ni inferior al de ellos.

Segundo día

El papel de víctima como venganza

HARTMUT Ayer dijiste de pasada: «La fidelidad estorba la vida.»

HELLINGER No lo recuerdo. Pero para que una frase dicha aquí no se generalice con demasiada facilidad, te diré otra: «La práctica estorba la teoría.»

Risas en el grupo.

HARTMUT No me encuentro para bromas, porque para mí el día acabó con que, después de mencionar la vulnerabilidad y el chantaje por las amenazas de suicidio de mi primera mujer, tú me dijiste que en nuestro trabajo lo bueno y lo malo frecuentemente eran justo lo contrario de lo que se pensaba, y que quizás era yo el que tenía que haberse suicidado. En un principio, esa idea fue absolutamente nueva e inaceptable para mí, y me quedé pensando. No llegué a ninguna conclusión. Tampoco había pensado nunca de manera consciente en un suicidio; todo lo contrario, siempre me había chocado en los demás.

HELLINGER Por supuesto, es lo mismo si te choca.

HARTMUT Eso lo comprendo. Pero me di cuenta de que, después del divorcio y durante unos tres años, tuve pesadillas terribles sobre suicidios, es decir, me suicidaba de todas las maneras posibles; pero nunca llegué a aceptarlo realmente. En sueños, una y otra vez también aparecía mi segunda hija, con la que mantengo una relación muy cariñosa.

HELLINGER De todos modos has entrado en contacto con el tema. Ahora puedes mirarlo consciente y abiertamente. Por tu Constelación Familiar se ve claramente que fuiste elegido como víctima. Los que estudian teología entre los católicos... ¿Eres católico o protestante?

HARTMUT Protestante, pero con reservas.

HELLINGER Entre los católicos aún es más pronunciado que entre los protestantes. Los que estudian teología, en la mayoría de los casos han sido elegidos como víctimas, sobre todo cuando después se dedican al ministerio. Éstas son reminiscencias del sacrificio infantil tal como se describe en la Biblia, por el bien de la familia.

HARTMUT El sacrificio del primogénito. Ayer me di cuenta muy claramente de que había adoptado un papel de víctima, difícil de abandonar. Me di cuenta de que siempre había interpretado los sucesos de mi vida desde el papel de víctima.

HELLINGER Te diré algo: el papel de víctima es la forma más sutil de la venganza.

Hartmut se ríe.

HELLINGER Exacto. En la lucha de poderes, las víctimas salen vencedoras. ¿Algo más, Hartmut?

HARTMUT Al menos puedo seguir dando vueltas.

La promesa

SOPHIE Aún quisiera decir que ayer por la noche hablé con mi marido y le conté lo que había vivido y sentido aquí, y que fue una conversación muy bonita. Me dijo que pensara en que él es mi marido.

La compensación

BRIGITTE Ayer quedé tan rendida como después de siete días de uno de mis propios talleres.

HELLINGER Eso pasa por querer sólo observar.

BRIGITTE Continuamente tengo que pensar en mi hija mayor, que, como protesta, se fue a vivir a otra ciudad —como protesta contra mí—; y que, en señal de protesta, en un principio no empezó ninguna carrera universitaria; y que, como protesta, quería tener cinco hijos —y yo tengo cuatro—; y que, finalmente, aunque acabó estudiando psicología, ahora no acepta ningún trabajo. Es la única de mis hijas con la que no me entiendo, con la que no me llevo bien.

HELLINGER Puesto que no quieres trabajar aquí, tampoco podemos hacer nada. Pausa. Esta ha sido mi venganza.

BRIGITTE Sí, asqueroso. Desde luego que quiero trabajarlo.

HELLINGER ¿Ah, sí? ¿Aquí?

BRIGITTE Sí.

HELLINGER Lo haré, pero más tarde.

Alivio inesperado

GERTRUD Por primera vez desde hace mucho tiempo, esta noche no se me durmió la mano. A pesar de todo, pude pensar con cariño en aquel hombre. Esta mañana estuve realmente sorprendida porque no me había despertado.

Pacífico

ROBERT Me encuentro bien, muy bien, y también siento a la pequeña Adelheid a mi lado. Es una sensación fabulosa. Me doy cuenta de que también hacia mi mujer me estoy volviendo más pacífico. Me parece tan increíble la relación entre la pequeña Adelheid, ya muerta, y los sentimientos hacia mi mujer.

HELLINGER La lógica sigue leyes distintas de las que rigen el alma o la realidad. Lo que es verdadero lo ves por sus efectos.

ROBERT Este efecto o esta consecuencia son sorprendentes, y lo encuentro bueno.

HELLINGER Pero aún te contaré una historia como aviso:

En Colonia hubo una vez tiempos felices, ¿lo sabías? La gente podía irse a dormir por la noche y, por la mañana, el trabajo estaba hecho. Así fue hasta que alguien quiso saber el porqué...[‡]

Siguiendo la pista de la doble transferencia

CLAUDIA En mi interior se han iniciado una especie de negociaciones. Mientras ayer aún podía decir tan tranquilamente que yo le había hecho la vida imposible a mi marido, ahora empiezan los reproches contra él: «Pero él también...», etc., etc. Es decir, otra vez surgen los ataques mutuos.

HELLINGER Es lo que se llama «prolongación del proceso».

CLAUDIA Ayer no pude trabajarlo aquí. Bueno, y hoy, al venir aquí, hubo un atasco que también me puso furiosa, y en ese momento me acordé de que, en la familia de mi padre hubo toda una serie de tías, es decir, hermanas mayores de mi padre, que estaban realmente furiosas con mi abuelo porque a causa de su mala administración de la casa impidió que se pudieran casar. Tuvieron que seguir trabajando en la granja sin poder casarse. El abuelo convirtió a la familia, que había sido muy rica, en una familia muy pobre.

HELLINGER Éstas son las mujeres cuyos derechos pretendes defender en la lucha contra tu propio marido, aunque él sea totalmente inocente.

Constelación: Una doble transferencia se arregla

LAURA Estoy sumamente irritada y no sé por qué.

HELLINGER ¿Irritada? ¿Realmente furiosa?

LAURA Sí, así. ¿Te ríes?

HELLINGER ¿Debería llorar? De acuerdo, configuremos a tu familia.

Abreviaciones:

Mar marido

Muj mujer (= Laura)

H hija

HELLINGER Esta Constelación indica que existen implicaciones sistémicas. Ni siquiera en las fantasías más remotas uno se imaginaría esta relación entre un hombre y una mujer.

A Laura ¿Se te ocurre algo?

LAURA Muchas veces tenía la sensación de que alguien ocultaba algo. Estoy siguiendo la pista de un secreto, pero toda pregunta es respondida con gran desagrado. Sin embargo, tengo la fuerte sospecha de que mi madre oculta algo.

HELLINGER Entonces las implicaciones tienen su origen en su familia.

LAURA El abuelo materno tuvo siete hijas y, al parecer, no estaba muy contento. Quería tener un hijo e hizo todo lo posible para que sus hijas tuvieran hijos sin estar casadas. Su esperanza era que una de ellas tuviera un hijo varón que siguiera llevando sus apellidos. Realmente, todas sus hijas se comportaron exactamente de la manera que él se había imaginado, menos mi madre. Ella se casó y fue la única que tuvo hijos varones. Todas las demás tuvieron hijas.

HELLINGER Por tanto, ¿a quién tuvo que representar tu marido en la Constelación? A tu abuelo. Si eso fuera cierto, aún le deberías mucho a tu marido.

Al grupo Aún quisiera volver sobre la dinámica de la doble transferencia. Primeramente me pregunto: ¿cuáles serían los sentimientos de las hijas hacia el abuelo? Estaban enojadas, y con razón. ¿Y quién recibió estos sentimientos de rabia?

LAURA Mi ex marido.

HELLINGER Exacto. Tú adoptas los sentimientos de aquellas hijas; ésta sería la transferencia en el sujeto: de las tías a ti. Pero en vez de dirigir los sentimientos contra el abuelo, los diriges contra tu ex marido. Esta sería la transferencia en el objeto: del abuelo a tu marido. Por tanto, le debes mucho a tu marido. Cuando una persona está convencida de que tiene razón, tan convencida como tú lo estabas antes, en la mayoría de los casos se trata de una doble transferencia. Cuando se trata de los propios derechos de una persona, uno no lucha con tanto fervor como al tratarse de los derechos de terceros.

Haré un ejercicio contigo. Elige a representantes para todas esas tías, ponlas en una fila y ponte tú misma también.

Abreviaciones:

Tía 1 primera tía

Tía 2 segunda tía, etc.

HELLINGER a Laura Ahora mira a cada una de ellas con cariño y dile: «Querida tía», como una niña pequeña se dirige a unas tías que quiere.

LAURA Pero no les tengo tanto cariño.

HELLINGER Entonces dilo hasta que lo consigas.

Laura va repitiendo la frase hasta que le sale algo mejor.

HELLINGER Ahora arrodíllate ante las tías, baja la cabeza hasta el suelo, extiende los brazos delante de ti, con las manos abiertas hacia arriba, y diles: «Os honro.»

LAURA Os honro.

HELLINGER «Queridas tías, os honro.»

LAURA Queridas tías, os honro.

HELLINGER al cabo de unos instantes Ahora levántate, vuelve al lado de las tías y dile a cada una de ellas: «Querida tía.»

LAURA Querida tía, querida tía...

Laura está muy emocionada. Sólo ahora, su amor, su dolor y su compasión pueden fluir. Después, Hellinger acerca también al marido.

Laura se acerca a su marido, se abraza a él y, sollozando, le dice: «¡Por favor, perdóname!»

HELLINGER Sólo di: «Lo siento.» Nada más. «Lo siento.»

LAURA Lo siento.

HELLINGER Dile: «No lo sabía.»

LAURA No lo sabía.

HELLINGER al ver que Laura se va tranquilizando Ahora ponte a su lado, y a vuestra hija la colocaré al lado de vosotros dos.

HELLINGER ¿Cómo os encontráis ahora?

Todos se encuentran bien.

HELLINGER De acuerdo, ya está.

Al grupo Aún quisiera explicar más detenidamente este proceso. En el caso de una doble transferencia podemos observar que una persona ya no es ella misma, sino que se encuentra identificada con otra persona. Estar identificado significa que la persona en cuestión está enajenada, siente y actúa como aquella otra persona, que, en consecuencia, ya no aparece ante sus ojos como un individuo independiente. Por tanto, en un principio era necesario conseguir que Laura percibiera a sus tías como personas claramente separadas de ella misma. A partir de ese momento, la identificación se hizo insostenible, sobre todo al decirles: «Os honro.» Así, las tías eran nuevamente sus tías, y ella no era nadie más que ella misma. Las tías volvían a ser grandes y responsables de su propia dignidad y de sus derechos, y ella volvía a ser pequeña y capaz de amar a las tías como de pequeña lo había hecho.

REPRESENTANTE DE UNA TÍA Como tía me era muy importante darme cuenta de lo bien que me sentía al recibir esa reverencia.

HELLINGER Fue muy bello ver a las tías en toda su dignidad. Sin ese paso no hubiera funcionado. Sin el reconocimiento que precede al amor no hubiera funcionado. Aunque el hijo vuelva a encontrar el camino a los padres, frecuentemente tiene que honrarlos primero, por ejemplo, en caso de haber cometido alguna injusticia con ellos o haberlos despreciado. Sólo con este paso previo puede darse un encuentro. De lo contrario, se tapa algo y el encuentro sigue sin tener fuerza.

En su mayor parte, los problemas graves entre cónyuges radican en una doble transferencia. Todos los esfuerzos por superarlos se verán frustrados hasta que no se reconozca y solucione la identificación. Sólo entonces puede darse una relación nueva y buena. En la identificación, la persona vive en un mundo extraño, inaccesible para los demás, puesto que no es él mismo o ella misma, sino otra persona. Asimismo, tampoco ve a su pareja, sino a otra persona. Así, todo está desfigurado.

LAURA Estoy totalmente perpleja. Por primera vez en mi vida siento calor en el sacro sin que nadie me ponga la mano. Nunca lo he sentido así.

REPRESENTANTE DEL MARIDO Me impresionó cuando dijo: «Lo siento, no lo sabía.»

El perdón malo

HELLINGER a Laura No permití que dijeras: «¡Por favor, perdóname!» Eso es fatal. No se debe pedir perdón. Ninguna persona tiene el derecho de perdonar. Cuando alguien me pide perdón, me pasa la responsabilidad de su culpa. Es exactamente esto lo que ocurre en una confesión. En ese momento se pasan las consecuencias de un comportamiento a otra persona. Algunos se confiesan con el psicoterapeuta. Si éste lo permite, lo toma sobre sí y se lo queda. Pero también puede protegerse diciendo: «No lo quiero saber.» En el perdón siempre se da un desnivel, de arriba abajo, lo cual impide una relación de igual a igual. Sin embargo, diciendo «lo siento», tú guardas tu dignidad y el otro puede dirigirse a ti con más facilidad que si le pidieras perdón.

LAURA Es lo que noté. Fue una diferencia abismal. Fue justo lo que había que decir.

HELLINGER Tu dolor honra a tu marido, y eso basta.

Las consecuencias para el hijo

LAURA al día siguiente En un principio estaba entusiasmada y quería contar lo bien que me encontraba; y durante unos diez minutos realmente fue así. Pero ahora me encuentro ante un asunto para el que necesito tu consejo. Nunca seguí a mi marido a su familia; al casarnos, él vino a nuestra familia. Después del divorcio volví a coger mis apellidos de soltera y también se los di a mi hija. En nuestro divorcio, sus padres se entrometieron con toda vehemencia. Nos peleamos muy violentamente. En consecuencia, me negué a que mi hija estuviera en contacto con los padres de él, y ahora tengo la sensación de que fue una gran tontería.

HELLINGER Sí, lo fue. Pero aún se puede reparar.

LAURA Aún tengo que decir algo más. Durante el último medio año, mi hija tampoco tuvo ningún contacto con mi marido porque hubo una situación de abuso, y aún no tengo la confianza suficiente para dejarla con él. Pero ahora tengo la sensación de que la niña tendría que ver a sus abuelos, de que debería ver a sus padres con él. Aún ayer me habría reído si alguien me hubiera dicho que lo hiciera. Pero no confío en él. De todos modos, ya tenía la sensación de haber sacrificado a mi hija. Sé cómo es —era un juego muy común en nuestra familia que se había mantenido a través de generaciones— y no quería hacerlo así. Pero ahora ya no me siento tan segura de haber protegido a mi hija a tiempo. Y no consigo reunir la confianza suficiente para decir: «Toma a tu hija y ve con ella a ver a tus padres, también pertenece a allí.»

HELLINGER En lo que al abuso se refiere, tienes que decirle a tu hija: «Hiciste algo por mí.»

LAURA ¿Es necesario que se lo diga directamente?

HELLINGER Sí. Tienes que decirle: «Hiciste algo por mí, y ahora se puede arreglar.» Y también puedes decirle: «Los niños siempre son inocentes.» Así aceptas la responsabilidad junto con tu marido, y la hija queda libre, de golpe.

(En este caso es probable que también exista una identificación con la abuela que entregaba a sus hijas indefensas al abuelo y sus planes.)

Constelación: Hermano disminuido y hermanastro silenciado, ambos muertos en temprana edad

UTE Desde que me hablaste de la tumba me di cuenta de que mis relaciones con la muerte son múltiples y grandes...

HELLINGER No lo quiero saber.

UTE Tampoco quería seguir hablando de eso. Sólo me vino a la cabeza una idea que hasta ahora no había tenido nunca y que apareció ayer. Aparte de mi hermano mayor, tuve un hermanastro, un hijo ilegítimo de mi padre. Mi hermano mayor murió medio año después de nacer yo. Tenía graves deficiencias cerebrales. Pero nunca había pensado en ese hijo ilegítimo de mi padre, también un niño y también muerto de pequeño. Y cuando mencionaste la importancia que pueden tener otras personas, ese hermano apareció por primera vez como una persona cercana.

HELLINGER ¿Ese hermanastro era el hijo mayor?

UTE No, nació entremedio. Mi hermano es el mayor; después, entremedio, nació mi hermanastro y después vine yo. Yo soy la más joven.

HELLINGER ¿Y qué pasó con la madre del hermanastro?

UTE De ella no sé absolutamente nada. Después se casó. Fue secretaria de mi padre. Sólo sé que después le fue bien. Sólo lo supe después de la muerte de mi padre.

HELLINGER En una situación así, el orden sistémico sería que el hombre se separara de la primera mujer y se casara con la mujer con la que tiene el hijo. Éste hubiera sido el orden. Por el hecho de que tu madre conservara su prioridad y que el marido se quedara con ella se cometió una injusticia contra esa segunda mujer.

UTE Mi madre quería hacerse cargo del niño.

HELLINGER ¡No, no, eso es imposible! Si no tenía ningún derecho sobre ese niño.

UTE No, no. Derecho, ninguno.

HELLINGER Configura a tu familia de origen. Miraremos a ver.

Ute empieza a configurar la Constelación de su familia de origen.

HELLINGER ¿Alguno de tus padres estuvo casado o comprometido anteriormente?

UTE Sí, mi padre tuvo una primera mujer. Todo eso lo supe después de su muerte.

HELLINGER ¿Hubo hijos en ese matrimonio?

UTE No. Mi madre también tuvo alguna relación muy importante antes de conocer a mi padre. Aquel hombre era veinticinco años mayor que ella.

HELLINGER A estos dos también los necesitamos.

¿Alguno de tus padres se hacía reproches a sí mismo o al otro por la deficiencia del niño?

UTE Creo que mi madre. En el parto, la comadrona le dio pastillas; creo que quería estar tranquila. Me parece que después se sintió culpable por las pastillas.

HELLINGER ¿Qué dicen los médicos? ¿Es posible que esas pastillas provocaran daños cerebrales?

UN MÉDICO Si se atrasara el parto, sí.

UTE Se quedó estancado, totalmente estancado, y ella lo negó después.

Abreviaciones:

P padre

M madre

+1 primer hijo; deficiencia cerebral; muerto en temprana edad

+2 segundo hijo del padre; ilegítimo; muerto en temprana edad

3 tercera hija (= Ute)

M+2 madre del hijo ilegítimo del padre

lMujP primera mujer del padre

AAM amigo anterior de la madre

UTE De repente hay tantas personas, y yo siempre estaba tan sola.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el padre?

PADRE No me siento bien. Estoy enfadado, pero también es una situación sin salida. Tengo la sensación de no poder moverme ni hacia adelante ni hacia atrás.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la madre?

MADRE Terrible. Absolutamente terrible. Absolutamente terrible.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el hijo mayor muerto?

PRIMER HIJO † Bien. Me siento ancho y pesado y caliente, aquí, entre estos dos. No necesito nada más.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la madre del hijo ilegítimo?

MADRE DEL HIJO ILEGÍTIMO Un poco abandonada con mi hijo. Mucha responsabilidad.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el hijo ilegítimo muerto?

SEGUNDO HIJO † Increíblemente triste. Tengo lágrimas. No me encuentro bien.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la primera mujer del padre?

PRIMERA MUJER DEL PADRE Extraña. Por una parte, preferiría no tener nada que ver con todo esto, nada en absoluto. Por otra parte, si acaso, me siento como si fuese la abuela de todo este tropel.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el anterior amigo de la madre?

AMIGO ANTERIOR DE LA MADRE Noto mucho calor aquí, hacia la derecha, como si me estuvieran acariciando o yo estuviera acariciando a alguien con cariño. Siento una especie de atracción, pero en el fondo sólo hacia esta mujer. Todo lo demás no tiene ninguna importancia.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hija?

TERCERA HIJA Es como si estuviera partida en dos. Una parte de mí, la derecha, está caliente, también por detrás. La otra está helada, y me siento totalmente indefensa ante eso.

Hellinger pone a la primera mujer del padre enfrente de los demás.

HELLINGER ¿Qué tal el padre ahora?

PADRE Me parece mejor tenerla a la vista ahora. Antes, cuando estaba detrás de mí, no era bueno.

MADRE Aún me encuentro un poco mal aquí, pero de todos modos así es mucho mejor.

TERCERA HIJA Estoy contenta de poder dirigir mi mirada a alguien. HELLINGER ¿Qué tal la primera mujer?

PRIMERA MUJER DEL PADRE Allá atrás tenía mucho frío, y ahora empecé a sentir calor inmediatamente. Ahora empiezo a interesarme; hay alguna relación.

Hellinger pone a la madre al lado de la primera mujer del padre.

PADRE Mejor así. Es decir, ahora, por primera vez, mi mujer está visible para mí. Antes pensaba: «¿Qué quiere ésta?» Ahora no tengo nada en contra de ella, pero tampoco nada a favor.

TERCERA HIJA Puedo respirar mejor.

PRIMER HIJO † Me da igual.

Hellinger modifica la imagen, haciendo que el hijo mayor se siente en el suelo delante de sus padres, apoyándose contra ellos.

HELLINGER ¿Qué tal así para el hijo mayor?

PRIMER HIJO † Es lo que corresponde.

HELLINGER ¿Qué tal para la madre?

MADRE Empiezo a sentir tristeza.

Hellinger pone al hijo ilegítimo muerto al lado del padre.

HELLINGER ¿Qué tal el padre ahora?

PADRE Curioso. Que el hijo ilegítimo esté aquí a mi lado es más bien deprimente para mí. Este hijo aquí abajo está muy bien. Con la mujer hay una relación, sobre todo con el fin de cuidar al hijo juntos. Siento simpatía hacia ella, pero tengo la sensación de que hay algo que no va en la relación. Pero no sé qué es.

HELLINGER Desde el punto de vista sistémico, esto está acabado.

A la representante de Ute ¿Cómo se encuentra la hija?

TERCERA HIJA No muy bien.

Hellinger configura la imagen de la solución.

HELLINGER ¿Qué tal aquí la hija?

TERCERA HIJA Mejor.

MADRE También mejor.

HELLINGER ¿Qué tal el hijo ilegítimo muerto?

SEGUNDO HIJO † Contento de poder estar otra vez al lado de mi madre. Allí, al lado de mi padre, me encontraba muy solo.

TERCERA HIJA Para mí ha desaparecido la sensación de estar partida en dos.

HELLINGER ¿Qué tal la madre del hijo ilegítimo?

MADRE DEL HIJO ILEGÍTIMO Bastante bien. Antes estaba triste porque mi hijo estaba tan lejos, pero ahora está mejor. Está bastante bien.

MADRE A mí me entristece.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la primera mujer del padre?

PRIMERA MUJER DEL PADRE Ya no tengo nada que ver con todo esto.

HELLINGER Los sucesos posteriores fueron de tal vehemencia que la relación anterior ya no tiene ninguna importancia.

Al amigo anterior de la madre ¿Para ti aún tiene alguna importancia?

AMIGO ANTERIOR DE LA MADRE Siento un calor agradable, y de vez en cuando miro hacia allá, pero ya todo ha pasado.

HELLINGER a Ute ¿Quieres ponerte tú misma aquí?

Ute ocupa su lugar en la Constelación, mirando a todos durante mucho tiempo.

UTE Lo que me sienta bien aquí es la relación que tengo hacia la derecha y hacia la izquierda. También es bueno estar así entre los hombres. Yo estaba muy apegada a mi madre. Creo que a mi madre le hubiera ido mucho mejor si hubiese ocupado un lugar al lado de mi padre en vez de cuidar de mí. Lo que encontré increíble fue que mi representante sintiera esa división. Realmente he tenido muchas veces esa sensación, muchísimas veces. O bien era la sensación de estar dividida horizontalmente, en una parte superior y otra inferior, o bien verticalmente, entre derecha e izquierda. Pero, de momento, ya no es así. Y aquí, a mi izquierda, que aún tenga a este hermano es totalmente nuevo. Es la primera vez que lo veo. Sigo pensando que es triste, pero, por lo pronto, no me afecta tanto.

HELLINGER Ahora hay paz.

Ute acaricia suavemente al padre y a los dos hermanos.

UTE Ahora está bien.

HELLINGER al grupo Aún os contaré una historia. Se llama:

La Plenitud

Un joven preguntó a un anciano:

—¿Qué te distingue a ti, que pronto dejarás de ser, de mí, que aún seré?

El anciano dijo:

—Yo he sido más.

Bien es verdad que un día joven, que llega, parece ser más que el viejo, ya que el viejo antes que él ya ha sido. Pero también él, aunque esté por venir, sólo puede ser lo que era, y será más, también, cuanto más tiempo haya pasado siendo.

Como lo hizo antes el viejo, también asciende el joven al principio bruscamente hacia el mediodía, alcanza su cénit antes del pleno calor y permanece, así parece, un tiempo en la cúspide, hasta que, cada vez más cuanto más tiempo pasa, y como si su peso creciente lo arrastrara, se inclina profundamente hacia la tarde y alcanza su plenitud cuando, al igual que el viejo, ha sido del todo.

Pero aquello que ya fue no está acabado. Permanece porque ha sido, actúa aunque ya fue, y aumenta a través de lo nuevo que le sigue. Como una gota redonda de una nube que pasó, aquello que ya fue se hunde en un mar que permanece.

Sólo aquello que nunca llegó a ser algo, porque sólo fue soñado pero no vivido, pensado pero no realizado, y fue desechado, pero no como precio por haber escogido, pagado, otra cosa: esto ha pasado, de ello no queda nada.

El Dios del Tiempo Justo, por lo tanto, se nos presenta como un joven que lleva un mechón delante y una calva detrás. Por delante, podemos asirlo por el mechón; por detrás, sólo agarramos el vacío.

El joven preguntó:

—¿Qué debo hacer para llegar a ser lo que tú ya has sido?

El anciano dijo:

—¡Sé!

HELLINGER ¿Está bien, Ute?

UTE Esta historia me ha transmitido algo importante.

Lucha inútil

ULLA Me encuentro bien. Desde que configuré la Constelación de mi familia de origen estoy más despierta. Pero aún hay algo que no entiendo. Antes de que configurara la Constelación, me dijiste que no servía de nada que me resistiera a aceptar que aquella novia de mi padre era mi modelo. No entendí qué significa eso, pero comprendí la imagen representada en la Constelación.

HELLINGER Eso basta. Algunos piensan que negando un hecho, éste desaparece. Era eso lo que quería decir.

ULLA Tengo una sensación buena desde que la novia está presente y tiene su lugar.

HELLINGER Hay una historia bíblica de un tal Jacob. Éste estuvo luchando con un ángel al lado de un río, durante toda la noche.

ULLA ¿No fue el ángel Gabriel?

HELLINGER No, no fue el ángel Gabriel. El nombre no se conoce. En realidad, el ángel es una imagen de Dios.

Finalmente, el ángel le dijo a Jacob: «¡Suéltame!»

Y él respondió: «No te suelto hasta que no me hayas bendecido.» Después pudieron separarse. ¿De acuerdo?

El dolor adoptado debilita

ULLA Desde hace algún tiempo me encuentro en una fase de cambio que va unida a una gran tristeza. Después de ese bache, hoy tenía mucha más energía y vine con mucha fuerza. Pero durante la Constelación de Ute, en la que hice de madre, empecé a sentirme muy triste —realmente era una situación muy triste—, así que después aproveché esta circunstancia para trabajar sobre mi propia tristeza. Aunque durante ese proceso me abandonó toda aquella energía, ahora vuelvo a tenerla.

HELLINGER Es igual que con una culpa ajena. La tristeza propia, si es fundamentada, da fuerzas, siempre es vigorosa. La tristeza ajena no aporta nada. Por tanto, cuando una persona llora y los demás lloran con ella, se vuelven débiles. Sólo aquel que llora realmente gana fuerzas.

Solucionar un problema soltándolo

FRANK En la Constelación, cuando tuve que representar al padre, me mareaba y me sentía muy incómodo. Conozco esa sensación.

HELLINGER Déjala enteramente con la persona que tuviste que representar. Es algo muy importante. Uno de los principios de este trabajo consiste en no referir a uno mismo nada de lo que en la Constelación se experimenta. Aunque hubiera alguna relación, el interés por mi propia alma me impide entregarme a tales especulaciones. Únicamente abordo un sentimiento cuando se presenta por sí solo, pero no en este contexto. Tienes que mantenerte absolutamente al margen; de lo contrario, la imaginación y la confusión ya no conocerían límites. Éste es un aviso importante.

FRANK ¿O sea que tú dirías que no debería aplicarlo a mí mismo aunque lo viviera como una resonancia?

HELLINGER No. Todo lo profundamente humano siempre encuentra una resonancia en cualquier persona, y lo que aquí ocurre siempre es humanamente significativo. Ahora bien, si encima te lo apropias, te comportas como si tuvieras el don de actuar como una esponja.

FRANK se ríe Muchas gracias.

HELLINGER No quiero suponer nada; sólo lo digo como una advertencia. No hay que apropiarse de nada. Es importante poner límites.

FRANK De todos modos, en este contexto aún me preocupa que, durante los últimos años, y en varias ocasiones, al caminar, de repente me mareo, de golpe, de manera que necesito sentarme. Eso me preocupa, porque estoy seguro de que no hay ninguna causa orgánica. Quisiera saber lo que es.

HELLINGER Si quieres saber mi propuesta: yo dejaría que (el problema) se fuera. En relación a este «soltar» se me ocurre una frase. Es una frase útil porque penetra en el alma, y quizás también ayude en este caso: «Soltar significa seguir el camino —transformado.»

Sobrecargado de felicidad

FRANK Interiormente estuve continuamente pensando en la Constelación que ayer hice de mi familia de origen. Pero no lo pensaba muy conscientemente porque era demasiado para mí. En este contexto me di cuenta de que en el fondo muchas veces me siento desbordado e intento huir, por ejemplo, leyendo.

HELLINGER También puede ser una sobrecarga de felicidad.

FRANK se ríe Podría ser. Lo que sé es que siempre que me encuentro en un grupo como éste —aunque esta mañana no fue así—, me pongo a contar a las personas presentes, sin parar.

HELLINGER Eso es bueno. Es un buen método para desviar tu atención de la felicidad. Te contaré una pequeña historia al respecto:

Érase una vez un tal Nasredin; ¿has oído hablar de él? Nasredin era un muftí o algo parecido. Una noche soñó con que alguien le estaba contando diez monedas de oro en la mano; pero al llegar a la novena, se paró. Nasredin gritó:

—¡Las quiero todas, las diez!

Se despertó, sobresaltado, pero después volvió a cerrar los ojos, diciendo:

—Nueve también bastan.

¿Algo más, Frank?

Divorcio y culpa

FRANK Sí. Durante la Constelación de Ute, mientras estaba representando a su padre, me di cuenta de que no sé exactamente cómo viven mis hijos el divorcio y la separación. Me resulta difícil hablarles de eso.

HELLINGER Eso no les interesa en absoluto a los hijos.

FRANK Pero me gustaría saber cómo les va.

HELLINGER Eso sí que se lo puedes preguntar, pero no cómo les va en relación con el divorcio. De eso no tienes por qué hablar con ellos. El divorcio es asunto de los padres. Por tanto, los padres tampoco tienen por qué justificarse ante los hijos por el divorcio.

Sin embargo, sí que hay otro elemento importante: todo divorcio implica una culpa; es imposible vivirlo de otra manera. Por tanto, si tú les preguntas a los hijos si se encuentran bien, esperando una respuesta afirmativa, estás buscando una descarga para algo que no es responsabilidad de los hijos. De esta forma les exiges demasiado; eso no va.

FRANK Tampoco era ésa mi intención. Pero hay algo que aún me preocupa sin saber exactamente qué es.

Una separación a la ligera es expiada por los hijos

HELLINGER En una separación aún hay otra cuestión a tener en cuenta. Si uno de los cónyuges se separa a la ligera, como diciendo «ahora hago algo para mi autorrealización, y lo que pase con vosotros es asunto vuestro y no me interesa», frecuentemente se suicida uno de los hijos. La separación realizada a la ligera se vive como un crimen capital que reclama la expiación por parte de un miembro del sistema.

FRANK Por la ligereza.

HELLINGER Por la ligereza. Es un hecho a tener en cuenta. Así es posible aliviar al hijo, dirigiéndose al otro cónyuge y solucionando de buena manera aquello que aún no estaba resuelto. La «buena manera» implica que cada uno asuma su parte de responsabilidad por lo que fue mal, y que los hijos sepan que los padres asumen esa responsabilidad.

De esta forma no se da la necesidad de realizar la expiación.

FRANK Aún tengo que reflexionar sobre la expiación y su significado.

La compensación impulsiva a través de la expiación

HELLINGER La expiación es una forma de compensación, a saber, una compensación ciega. Existe una ley natural que siempre procura compensar un desequilibrio. Esta ley también actúa sobre la psique, también aquí siempre se busca la compensación. La expiación, por tanto, representa un intento de compensar un desequilibrio, pero es un intento impulsivo. Frecuentemente se realiza sin que la persona afectada pueda controlarlo. Sin embargo, también existe una manera de librarse de este contexto impulsivo y llegar a una compensación de acuerdo con un orden superior que yo defino como Orden del Amor. Este orden se encuentra en un nivel superior y conduce a una compensación que torna superflua la expiación. Por tanto, cuando los padres asumen y reconocen el fracaso de su relación y la «culpa» de cada uno —aquí la culpa se pone entre comillas y no se entiende únicamente desde un punto de vista moralista—, los hijos ya no sienten la necesidad de expiar las culpas.

La culpa como negación de la realidad

En este contexto, la culpa se desarrolla como negación de una realidad, en el sentido de que la persona se niega a aceptarla y se comporta como si no estuviera atada a ella. Cuando una persona se comporta como si estuviese libre aunque esté atada, con ello está negando una realidad, ya que el vínculo es algo real.

FRANK Éste era mi caso antes. Sé que me negaba furiosamente a admitir que estaba atado.

HELLINGER Y quizás sea eso algo que hay que recuperar, como un proceso interior: reconocer que existe un vínculo con el cónyuge divorciado, y que sólo reconociendo ese vínculo puede haber una segunda relación. Ésta, sin embargo, será diferente.

GERTRUD ¿Tiene alguna importancia la edad de los hijos en el divorcio?

HELLINGER Naturalmente. Si los hijos ya hacen su propia vida, los padres están más libres que cuando aún viven con ellos o todavía son pequeños. Está clarísimo.

THOMAS ¿Quién decide si es a la ligera?

HELLINGER Eso no puede decidirlo nadie, es algo que se vive. Cuando ocurre, cualquiera sabe inmediatamente si [el divorcio] se hace a la ligera o no. En tu caso, la ligereza también juega un papel.

THOMAS No.

Pausa prolongada.

HELLINGER De acuerdo, no me corresponde decidirlo; es mi imagen. Hay un pequeño poema de Hölderlin sobre los amantes. En el fondo, no es más que un aforismo:

¿Queríamos separarnos? ¿Lo creíamos prudente, justo?

¿Mas por qué, ya consumado el acto, nos horroriza tanto como un crimen?

¡Ah! Poco nos conocemos,

pues es un Dios quien nos gobierna.

Cualquiera que sea la manera de interpretar esta frase, contiene la experiencia a la que yo me refiero.

El vínculo a través de la consumación del amor

A través de la consumación del amor se crea un vínculo real entre el hombre y la mujer, que, por sus efectos, aún es más fuerte que el vínculo real que une a los hijos con sus padres. Es el vínculo más fuerte de todos. La separación de los padres no conlleva tanto dolor ni tanta culpabilidad como los que se dan en la separación de cónyuges entre los que existe un vínculo. Por los efectos se ve en seguida que es así.

Muchos comienzan una relación como si se hicieran socios de un club, del que uno entra y sale a gusto. Eso es imposible. Quien establece un vínculo, está atado y no puede abandonar la relación sin culpa. La intensidad del dolor y la culpa experimentada nos indican lo fuerte que era o aún es el vínculo.

En la esfera de la madre

IDA Todo esto me afecta mucho. El trabajo con los hermanos muertos en temprana edad impulsó algunas cosas en mi interior. Estoy intentando aclarar algunos asuntos confusos para mí. Siempre fue mi madre la que cuidaba de nosotros, ganaba el dinero para la familia y vivíamos gracias a su trabajo. Por eso no tengo imágenes tan claras de los papeles de la mujer y del hombre. HELLINGER ¿Qué pasó con tu padre?

IDA Mi padre estaba totalmente atado a su familia. Estaba siempre en la cárcel, tal vez aún sigue allí.

HELLINGER ¿Por qué?

IDA Por sus ideas políticas, pero ése no era el motivo verdadero.

HELLINGER ¿Cuál es el motivo?

IDA El motivo es que mi abuela, o sea su madre, tuvo un hijo con el marido de su hermana, y ese niño murió asesinado.

HELLINGER ¿Por quién?

IDA Posiblemente por su madre, es decir, mi abuela, que dio a luz al niño y después... unos dicen que murió y también hay quien dice que fue asesinado. Aquí es donde mi padre sistémicamente se encuentra involucrado.

HELLINGER Él lo expía. Pero eso no tiene nada que ver con tu pregunta por el papel del hombre y el de la mujer. Para ti la solución es la siguiente: debes dejar que tu padre se vaya con su familia y después ponerte al lado de tu madre. Ése es el lugar seguro para ti. Con eso basta.

IDA Sí. Ayer tuve imágenes claras, también acerca de esta mujer que ha desarrollado una carrera profesional. Dicen que soy ambiciosa.

HELLINGER Eso es bueno; imitas a tu madre.

IDA Exacto. Así es. Eso no viene de mi padre.

HELLINGER Algunos estarían contentos de tener un modelo así.

IDA Sí. Ésa era la confusión para mí: pensaba que aún estaba en la esfera del padre y atada a él. Pero no es así. Todo esto viene de mi madre.

HELLINGER Es una influencia buena.

Las diferentes maneras de dar y de tomar en la familia

IDA Aún tengo otra pregunta más. Según hemos visto, los hijos «toman» de los padres, ahora bien, ¿qué ocurre cuando yo recibo algo de mi hermana como si ella fuera mi madre? Me parece natural aceptarlo de los padres, pero ¿qué ocurre cuando se trata de los hermanos?

HELLINGER Los padres les dan a los hijos lo que ellos mismos son, sin poder añadir ni restar nada. Por tanto, los hijos sólo pueden tomar a los padres tal como son, sin poder añadir ni restar nada de cuanto recibieron de ellos. Simplemente es así, y es totalmente distinto que regalarle a otra persona algo que yo tengo. Eso sería lo primero. Ésta es la manera en la que cada uno tiene que tomar a sus padres; y, aceptando esta realidad, la persona tiene a sus padres y se siente interiormente completa.

Ahora bien, además de la vida, los padres les dan a los hijos otras cosas más: los cuidan durante muchos años y de muchas maneras. Esto también es tomado por los hijos. Todo ello crea un desequilibrio entre padres e hijos que los hijos no pueden salvar ni compensar nunca. Así, pues, la presión de este desequilibrio los lleva a desligarse de los padres. No soportan esta situación, y éste es el motivo por el que el desequilibrio conduce a los hijos a desprenderse de los padres. Así, pasan a otros aquello que recibieron de los padres: a sus propios hijos o, a través de un compromiso social, a otras personas. Ésta es la compensación.

No obstante, los padres también tienen algo exclusivamente propio, personal, que no se refiere a los hijos; por ejemplo, una culpa o implicaciones personales —como en el caso de tu padre—, o méritos personales. Dado que no le corresponde, el hijo no debe tomar ni la culpa de los padres ni las consecuencias de ésta; pero tampoco debe tomar sus méritos. Naturalmente, el hijo goza de ciertas ventajas que proceden de los méritos de los padres y que pertenecen al ámbito de aquello que los padres les dan a los hijos, aparte de la vida. El hijo, sin embargo, no puede decir «¡Soy un gran pintor!», sólo porque su padre era un gran pintor, o considerarse un gran político sólo porque el padre lo haya sido. En este punto, el hijo tiene que ponerse límites. Ésta también es una manera de respetar a los padres. Pero con aquello que recibió de los padres, el hijo hace algo nuevo, y esto se convierte en su propio mérito. O se hace culpable, lo cual sería su propia culpa.

Además, entre padres e hijos existe algo común, dado que la familia es también una empresa en la que cada uno participa y tiene sus obligaciones. Por este motivo, los hijos también tienen que dar en la familia, de acuerdo con las necesidades que se presenten. Es decir, los padres pueden exigir que los hijos contribuyan a que se cumplan las tareas comunes. En este sentido, tu hermana asumió la tarea de cuidarte cuando vuestra madre no estaba, y de esta manera también pudiste y tuviste que tomarlo de ella.

Ahora bien, si los padres esperan aún más de los hijos —por ejemplo, exigiendo que sus hijos los consuelen—, los hijos se convierten en padres para los padres, y los padres, en hijos para los hijos. Ésta es una perversión de la relación entre padres e hijos. De pequeños, los hijos no saben defenderse contra estas exigencias de los padres. Así, se ven involucrados y obligados a arrogarse un derecho por el que, más tarde, se castigan, por ejemplo buscando la desdicha, el fracaso o la derrota. Sólo cuando el hijo, de adulto, llega a comprender lo ocurrido puede neutralizarlo, por ejemplo en una psicoterapia. ¿Comprendes?

IDA Sí.

Apreciada carga

WILHELM Me llamo Wilhelm. Estoy casado con Ida y tenemos una hija pequeña. Soy ingeniero y tengo una pequeña empresa que produce aparatos de medición para ordenadores. Actualmente trabajo entre 12 y 14 horas al día, y, aunque en el fondo no lo quiero, me encuentro en una situación que me lleva a considerar que debo hacerlo así. No puedo dejarlo, aunque sea mi propio jefe.

HELLINGER No es tan fácil. Hay una orientación interior en lo que es correcto y justo, y de ahí no puedes desviarte sin perjudicarte. Nadie es libre ante lo que corresponda. Cuando llevas una responsabilidad en una empresa, aunque sea la tuya, no estás libre.

WILHELM Pero ésta era mi idea cuando me hice autónomo, quería organizar mi trabajo de una manera independiente.

HELLINGER Eso fue un error. Las profesiones liberales no son más libres. Tienes una obligación con tu empresa, una obligación con tu familia, y una obligación contigo mismo. La cuestión es cómo puedes llegar a un equilibrio entre ámbitos tan importantes. Eso es lo difícil...

WILHELM Además, desde hace un tiempo, tengo muchísimo que hacer. Pienso que podría dividir mi tiempo en partes más pequeñas.

HELLINGER Ahora me has impedido darte la solución. Justo quería decirte cuál era la solución, y en seguida volviste a sacar el problema. Veo que estás muy feliz con el problema; tal dicha no se debe perturbar.

Víctima en lugar de otra persona

WILHELM Estoy un poco nervioso.

Suspira y está a punto de llorar.

HELLINGER A ver, mírame con simpatía.

Al grupo Está ausente, ¿os dais cuenta? Cuando una persona, con un sentimiento así, no puede mirarme, está sintiendo algo que no tiene nada que ver con el presente.

WILHELM Así es.

HELLINGER Exacto. Si me miraras, inmediatamente sentirías de manera diferente.

Al grupo No me mira, ¿os dais cuenta? Y cuando me mira, no me ve. No puede mantener ese sentimiento si me mira.

WILHELM Ahora te veo.

HELLINGER No, aún no.

WILHELM ¡Que sí, que sí! Hace un gesto como si quisiera apartar un velo de sus ojos.

HELLINGER al grupo Aún no me ve. ¿Veis que no me ve? Sigue estando en su imagen.

A Wilhelm Ida, a tu lado, sí que me ve, se nota, pero tú no me ves.

WILHELM En un principio, esta mañana vine aquí de muy buen humor. Pero lo que pasó en la ronda de esta mañana, aquello de Hartmut... Ayer no me afectó tanto, pero hoy la palabra «víctima» me sentó como un rayo.

Pausa prolongada.

HELLINGER ¿Eres una víctima?

WILHELM Sí.

HELLINGER ¿Por quién o por qué?

WILHELM Creo que tengo la habilidad de arreglar las cosas de manera que acabe siendo la víctima.

HELLINGER La víctima expía las culpas. La pregunta es: ¿por quién se las expía? ¿En lugar de otra persona en el sistema, o por tu propia culpa? ¿Te has hecho culpable alguna vez? ¿Hay alguien que murió por tu culpa, por ejemplo en un accidente de tráfico?

WILHELM No. Pero mi padre fue hijo ilegítimo, y mi abuelo era tabú. Nunca llegué a conocerlo. Hace poco, supe que también tenía una familia y que un tío mío, un hijo de él, se suicidó.

HELLINGER Hay algo en tu sistema que hace sospechar; nos lo miraremos de cerca.

Constelación: El padre ilegítimo, el padre del padre excluido

WILHELM ¿A quiénes tengo que poner?

HELLINGER Padre, madre, hijos. ¿Hubo matrimonios o compromisos anteriores, o algún hijo que haya muerto?

WILHELM No.

HELLINGER ¿Falta alguien más?

WILHELM Como ya dije, mi abuelo paterno era la figura tabú.

HELLINGER Con respecto a ese asunto aún esperaremos. Configuraremos primero la familia nuclear.

Al comenzar la configuración de su familia, Wilhelm primero coloca a su propio representante enfrente del padre, y después, apartado.

Abreviaciones:

P padre

M madre

1 primera hija

2 segundo hijo (= Wilhelm)

HELLINGER ¿Tus padres están divorciados?

WILHELM No, no están divorciados.

HELLINGER ¿Qué pasó en la familia de tu madre? ¿Sucedió algo especial? ¿Murió alguien?

WILHELM La primera mujer de mi abuelo se murió en el parto del primer hijo, más tarde mi abuelo se volvió a casar y tuvo a tres hijas con su segunda mujer: mi madre y dos tías más.

HELLINGER La primera mujer de tu abuelo, ésa es la persona más importante; a ella la introduciremos en seguida.

Abreviaciones:

+lMujPM primera mujer del padre de la madre; murió de parto

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PADRE Un poco perdido aquí.

HELLINGER al grupo Si se quisiera configurar una familia de la manera más dispersa posible, no habría otra forma mejor que ésta.

A la representante de la madre ¿Qué tal la madre?

MADRE En un principio me sentía como muerta.

HELLINGER Esta es la identificación con la primera mujer del abuelo.

MADRE Siento un poco de contacto hacia aquí, hacia donde está mi marido, y cuando mi hijo fue colocado delante de mí, al menos tuve una pizca de relación.

HELLINGER ¿Qué tal está la hija?

PRIMERA HIJA Ni bien, ni mal.

HELLINGER al representante de Wilhelm ¿Qué tal el hijo?

SEGUNDO HIJO Hasta que apareció la primera mujer del abuelo sentía muy poca vida, hasta tal punto que ni siquiera sabía si realmente estaba vivo. No sentía ninguna relación con nadie. Desde que está ella, hay un eje ligero y caliente hacia allá.

PRIMERA MUJER DEL PADRE DE LA MADRE † Tengo la sensación de que estoy enfadada y de que mantengo agarrada a la mujer. Soy importante.

PADRE Al principio, mientras yo estaba aquí y el sistema se estaba formando, tenía los labios muy calientes y quería ir con mi mujer. Después, esa sensación se fue perdiendo, y ahora ya no hay nada.

HELLINGER a Wilhelm Introduciré al padre del padre.

Hellinger introduce al padre del padre y gira a la madre.

PADRE Ahora empieza a estar mejor. Ahora hay algo redondo.

HELLINGER Exacto.

A la hija ¿Para ti ha cambiado algo?

PRIMERA HIJA Sí, ahora es más bonito.

HELLINGER ¿Qué tal la madre?

MADRE Resucitada de entre los muertos.

HELLINGER al representante de Wilhelm ¿Cómo te encuentras tú?

SEGUNDO HIJO Bien.

PRIMERA MUJER DEL PADRE DE LA MADRE † Pensé: «Aún acepto que la mujer se gire, pero más no admitiré.» Se ríe. Me encuentro bien. Esta mujer señala a la madre es importante para mí, el resto no tiene tanta importancia.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la madre ahora?

MADRE Muchísimo mejor que antes, pero aún muy alejada y sola.

PADRE La distancia hacia mi mujer está bien. Lo importante es que ahora esté mirando en la dirección correcta.

PADRE DEL PADRE Siento cariño hacia estos dos que están aquí delante, hacia mi hijo y mi nieto; y que mi nieta esté aquí, a mi izquierda, es algo bonito. Pero sobre todo estoy orientado hacia mi hijo y mi nieto.

SEGUNDO HIJO No necesito estar tan cerca de mi padre como lo estoy ahora. El abuelo es muy importante para mí. Cuando él apareció, de repente hubo una orientación.

HELLINGER a Wilhelm Éste es el buen modelo.

IDA (la mujer de Wilhelm) Era empresario.

HELLINGER ¿Era empresario? ¡Encima eso!

Risas en el grupo.

PADRE Antes sentía más calor. Ahora tengo a mi hijo enfrente, pero tengo que asentir a ello, aceptarlo. También he perdido algo.

SEGUNDO HIJO Otra vez sentí escalofríos, y tengo la sensación de que es bueno así. Es mucho mejor así que al lado del padre.

HELLINGER a Wilhelm Estás parentificado; es decir, para tu padre representas a su padre. Por eso, vuestras posiciones eran intercambiables.

A la madre ¿Ha cambiado algo para ti?

MADRE Encuentro bonito que pueda mirar a mis hijos ahora.

PADRE No estoy acostumbrado a que mi mujer esté tan cerca. Pero puedo aceptarlo así.

Abreviaciones:

PM padre de la madre

MM madre de la madre

HELLINGER a los representantes ¿Qué tal os encontráis ahora?

MADRE Bien.

PADRE Bien. Completo. Ahora está equilibrado. Ahora también me parece bien tener a mi mujer a mi lado. Antes había algo que me molestaba.

SEGUNDO HIJO Es muy extraño ver a los padres tan cerca el uno del otro. Tampoco me fío del todo.

PADRE DEL PADRE Para mí es bueno que exista un eje claro hacia los nietos y que sienta y perciba netamente a mi hijo aquí. Lo que sucede en el lado femenino, en el fondo no me atañe. Al mirar hacia ese lado, comencé a sentir miedo.

HELLINGER a Wilhelm ¿Quisieras ponerte tú mismo?

WILHELM Sí, claro.

HELLINGER al grupo Quisiera decir algo respecto de esta dinámica. Cuando una mujer muere de parto, el sistema lo vive como un asesinato que exige la expiación. Por regla general, uno de los hijos que posteriormente nacen en el sistema tiene que morir a cambio. En este caso sería él. Éste es el motivo por el que se siente víctima. Él estaría en peligro si la mujer no fuera reconocida y valorada.

A Wilhelm En vez de estar en el lado materno, es mucho más seguro para ti pasarte al lado paterno. El abuelo paterno te saca de estas implicaciones fatales y te da seguridad. Bien, ya está.

Parentificación: cuando los hijos representan a los padres de los padres

IDA ¿Qué quieres decir con la palabra «parentificación»? ¿La he entendido bien?

HELLINGER El padre de Wilhelm echa de menos a su padre. Así, el hijo ocupa el lugar de padre para su propio padre, adoptando un papel de padre en vez de ser hijo. Este fenómeno se llama parentificación y se da frecuentemente cuando la relación con uno de los padres fue imposible, como en el caso del padre de Wilhelm.

Expiar la muerte puerperal

FRANK El hijo que nació cuando su madre murió, ¿no tiene ninguna importancia para él?

HELLINGER No, en este caso no. Lo otro es demasiado vehemente, la mujer muerta.

GEORG A no ser que el hijo muera.

HELLINGER A no ser que también muera. Pero aun así, pasa a un segundo plano en comparación con la madre muerta.

A Wilhelm ¿El hijo murió?

WILHELM No. Es mi tío mayor por parte de mi madre.

FRANK a Wilhelm ¿Y cómo está?

WILHELM Está bien.

FRANK A mí me parece extraño que no sea él quien se encuentre mal, sino otra persona.

WILHELM Sí, hizo todo tipo de locuras, pero a pesar de todo se encuentra bien. Está bien de salud.

HELLINGER al grupo Naturalmente, hacer locuras significa que pone en peligro su vida. Es lo que suelen hacer. Wilhelm nos lo acaba de confiar.

En un sistema así, se desarrolla la tendencia irresistible a que los hombres e hijos varones expíen la muerte de la mujer. Detrás de esta dinámica se halla una fantasía loca, fantasía misógina y humillante para las mujeres. Parece extraño que en nuestra cultura esa dinámica esté tan difundida. Quizás esta circunstancia esté relacionada con que entre nosotros el acto generador se tenga por algo casi indecente, aunque en realidad sea el acto más humano posible. No existe ningún acto más grande ni más humano; tampoco hay acto más arriesgado, y los padres lo saben. Son conscientes del riesgo, y el acto se realiza teniendo presente este riesgo. Ambos padres encaran el riesgo y lo aceptan. Cuando realmente se da la fatalidad, para la mujer es peor que para el hombre, ya que ella pierde la vida. Pero si, después, el hecho se interpreta como si el hombre, por su impulsividad, hubiera matado a la mujer, sacrificándola a sus instintos, se trata de una injusticia contra la mujer y un atentado contra su dignidad, sin contar el atentado contra la dignidad del hombre. En un caso así, la fantasía más generalizada es que la mujer fuera asesinada por el hombre. En las Constelaciones Familiares, sin embargo, siempre se ve claramente que las mujeres muertas son plenamente conscientes de su dignidad; no acusan en modo alguno al hombre. Sin embargo, sí acusan a quienes no las respetan y valoran a causa del temor que sienten por el hecho de que la mujer haya muerto. Este miedo actúa durante muchas generaciones, y es expiado a través de muchas generaciones, a veces, de manera muy curiosa.

Así, por ejemplo, hubo un participante de un curso que configuró a su familia de origen: padre, madre y tres hermanos. Los tres hermanos estaban muy intranquilos, realmente excitados. Así, nos pusimos a buscar y descubrimos que la primera mujer del bisabuelo había muerto de parto. Al introducir a esta persona y colocarla detrás de los tres hermanos, éstos se calmaron inmediatamente. Los tres eran homosexuales y uno de ellos se había suicidado. Este hecho también muestra una de las dinámicas desencadenantes de la homosexualidad: cuando el sistema no dispone de ninguna niña para la identificación, se da una identificación cruzada; es decir, un niño tiene que identificarse con una mujer para representarla. En consecuencia, se convierte en homosexual. También son frecuentes los casos en los que otros en el sistema, a veces hasta nietos y bisnietos, se suicidan para expiar la muerte puerperal de una mujer.

A Wilhelm Por tanto, tienes que salir de la esfera de la madre y de su familia y pasar a la esfera del padre y del abuelo, del empresario. Allí te libras de las implicaciones del sistema materno y de la sensación de ser una víctima o de tener que expiar algo.

WILHELM Pero fue más tarde que descubrí que el abuelo tenía un negocio.

HELLINGER Sólo sé que las implicaciones sistémicas no se basan en la transmisión verbal, sino que existe un conocimiento inmediato de sus causas. De lo contrario, tampoco podríamos representarlo si no hubiera ningún conocimiento inmediato.

FRANK Aún tengo una pregunta en relación con la supuesta culpa. Por una parte, el descendiente se identifica con la mujer que murió; por la otra, con la supuesta culpa de ese antepasado. Se trata de dos personas.

HELLINGER No quisiera fijarlo en una persona o dos. Yo lo veo como un gran conjunto. En el sistema la fantasía es la siguiente: en el fondo tendría que suicidarse el abuelo, pero como éste no lo hace, otro lo hace en su lugar. Sin embargo, el hombre cuya mujer muere de parto no tiene esta fantasía, él conoce mejor la situación. Son los descendientes los que tienen esta fantasía.

Detrás de todo esto aún actúa otra imagen: alguien pierde la vida y, como contrapartida, otro también debe perderla. Es un concepto primitivo, antiquísimo, de compensación, que actúa en las profundidades del alma. Esta necesidad arcaica de compensación puede ser sustituida y superada por una compensación realizada según un orden del amor. En cuanto las personas que hicieron lugar son respetadas y valoradas conscientemente, ya no hay que hacer nada más. En cuanto se realiza algo más —por ejemplo, un acto de expiación—, se destruye el respeto. Lo único que importa es el respeto; todo lo demás es superfluo. Por eso, cualquiera puede realizarlo inmediatamente para sí mismo. FRANK ¿Se trata únicamente del reconocimiento?

HELLINGER Correcto.

KARL Antes me preguntaba si es suficiente con que realice ese acto de respeto quien se siente víctima. ¿No tiene que conseguir que alguien más realice ese acto de respeto?

HELLINGER Para él es suficiente con que él mismo lo realice. Es decir, debe reconocer que la primera mujer hizo sitio para la madre de su madre y, con ello, también para su madre.

ANNE ¿Tiene alguna importancia el lado en el que la desgracia ocurre, sea el materno o el paterno?

HELLINGER No, eso no tiene ninguna importancia. No hay ninguna diferencia.

Al grupo En este contexto os contaré un cuento que encubre tanto como revela. Nos presenta una imagen engañosa, como si los deseos sirvieran de algo, induciéndonos, quizás, a dar pasos que, en lugar de conducirnos a la felicidad que deseamos, nos llevan a la desgracia que tememos.

Cuando se perciben los efectos de tales imágenes, es provechoso contar el cuento con realismo, de manera que también aquí los deseos tengan sus límites y los actos arrogados desemboquen en el fracaso. Así, del cielo caemos a la tierra, y reconocemos nuestra medida.

El Engaño

Había una vez un rey muy viejo que cayó enfermo. Consciente de que pronto iba a morir y preocupado por el futuro de su reino, llamó a su criado más fiel, de nombre Juan, a quien confió un secreto y le pidió:

—¡Vela por mi hijo, ya que aún es muy joven, y sírvele con la misma lealtad que mostraste hacia mí!

El fiel Juan se sentía importante —no era más que un criado— y sin sospechar nada malo levantó la mano diciendo:

—Os prometo guardar vuestro secreto y seré fiel a vuestro hijo como lo fui con Vos, aunque me cueste la vida.

Entonces murió el rey y, una vez pasado el tiempo de luto, el fiel Juan llevó al joven rey por todo el palacio, abriéndole todas las habitaciones y enseñándole las riquezas del reino. Una puerta, sin embargo, omitió, y cuando el joven rey, impaciente, insistió en que quería verla también abierta, Juan le avisó que su padre lo había prohibido. Finalmente, cuando el rey, obstinado, amenazó con abrirla por la fuerza, Juan cedió, lleno de tristeza: abrió también aquella puerta, pero se adelantó rápidamente para ponerse delante de un retrato e impedir que el rey lo viera. Pero no le sirvió de nada. El rey lo apartó, vio el retrato y cayó al suelo desmayado. Había visto la imagen de la princesa de la Cúpula de Oro.

Cuando recobró el conocimiento aún estaba como fuera de sí, y ya no tenía otro pensamiento que convertirla en su mujer. Pero pedir su mano abiertamente le parecía demasiado osado, puesto que, como había oído, hasta ahora su padre había rechazado a cualquier pretendiente. Así, el fiel Juan y él pensaron un ardid.

Sabiendo que el corazón de la princesa de la Cúpula de Oro se deleitaba con todo lo que era de oro, cogieron del tesoro real las alhajas y vajillas de oro y las embarcaron en un navío. Después, se hicieron a la vela y navegaron hasta la ciudad en que habitaba la princesa. Una vez llegados allí, el fiel Juan tomó una parte del oro y se fue al palacio para, secretamente, ofrecerla a la venta. Al oír esto, la princesa fue para verlo todo, y cuando le contó que aún tenían mucho más en su navío, la convenció de que fuera con él a la embarcación. Allí la recibió el rey, disfrazado de comerciante, y la encontró mucho más hermosa que su retrato. Bajó con ella a la cámara y le enseñó los tesoros de oro.

Durante este tiempo, se levó el ancla y el navío se hizo a la vela. La princesa lo advirtió y se sintió aturdida. Pero después comprendió lo que estaba ocurriendo y supo que, en el fondo, correspondía a los deseos que ella misma secretamente había albergado; y entonces siguió el juego. Cuando ya lo había visto todo, miró hacia fuera, vio que el navío estaba ya muy lejos de la tierra, y pareció asustarse. Pero el rey, presentándole la mano, le dijo:

—¡No temas! Yo no soy comerciante, soy un rey, y te quiero tanto que te pido que seas mi mujer.

Ella lo miró, lo encontró amable, asió el oro y asintió.

El fiel Juan, empero, llevaba el timón, y mientras aún silbaba alegremente porque su ardid había salido tan bien, distinguió en el aire tres cornejas que vinieron a colocarse en un mástil y empezaron a hablar entre sí.

La primera dijo:

—El rey se lleva ya a la princesa de la Cúpula de Oro, pero no es suya todavía. Cuando desembarquen presentarán al rey un caballo alazano y él se montará para ir al palacio. Pero el caballo se lanzará a los aires con él y no volverán a tener noticias suyas.

La segunda dijo:

—A no ser que otra persona se lance sobre el caballo y, cogiendo la pistola que lleva en la silla, lo deje muerto en el acto.

La tercera añadió:

—Pero el que lo sepa y lo diga será convertido en piedra desde los pies hasta las rodillas.

La segunda corneja dijo:

—Aun suponiendo que acabara bien lo primero, el rey no por eso poseerá a la princesa. Cuando llegue a su palacio, encontrará una magnífica camisa de boda, y él irá a ponérsela. Pero la camisa, como pez y azufre, le quemará hasta la médula.

La tercera corneja dijo:

—A no ser que una persona se adelante a él, la coja con guantes y la tire al fuego.

Y la primera añadió:

—Pero el que lo sepa y lo diga se convertirá en piedra desde las rodillas hasta el corazón.

La tercera corneja prosiguió:

—Aunque fuera bien lo segundo, el rey aún no poseerá a la princesa. Cuando comience el baile de la boda, la reina se desmayará y caerá como muerta. Y lo quedará en realidad si no hay alguien que la levante, le abra el corpiño, le saque el pecho derecho, le chupe tres gotas de sangre y las vuelva a escupir.

Y la segunda corneja dijo:

—Pero el que lo sepa y lo diga se convertirá en piedra desde el corazón hasta la cabeza.

Juan sabía que ahora iba en serio. Pero, fiel a su promesa, se propuso hacer todo para salvar al rey y a la reina, aunque le costara la vida.

Al desembarcar sucedió todo lo que habían dicho las cornejas. Presentaron al rey un caballo alazano, y aun antes de que el rey pudiera montarlo, el fiel Juan saltó encima, cogió la pistola y mató al caballo. Los otros criados del rey dijeron:

—¡Pero qué se permite! El rey quería montar este magnífico caballo e ir al palacio, y él se lo mata. ¡No hay que perdonarle!

Pero el rey les dijo:

—Es mi fiel Juan. Ya habrá tenido sus razones para obrar así.

Cuando entraron en el palacio hallaron la camisa de boda, y antes de que el rey pudiera ponérsela, el fiel Juan la cogió con guantes y la arrojó al fuego. Los demás criados murmuraron:

—¡Qué atrevimiento! El rey quería ponerse la camisa preciosa para su boda, y él la arroja al fuego delante de sus ojos. No habría que perdonárselo.

Pero el rey replicó:

—Es mi fiel Juan. Ya habrá tenido sus razones para obrar así.

Finalmente se celebró la boda. Al comenzar el baile, la reina empalideció y cayó como muerta en el suelo. En seguida, el fiel Juan se encontró a su lado y antes de que el rey se atreviera a hacer nada —aún era inexperto—, le abrió el corpiño, le sacó el pecho derecho, chupó tres gotas de sangre y las volvió a escupir. En ese mismo instante, la reina abrió los ojos y recobró la vida. El rey, empero, sintió vergüenza, y al oír que los demás criados se burlaban diciendo que eso sí que era demasiado, y si el rey también ahora le perdonaba, perdería la autoridad, reunió el tribunal y condenó a muerte al fiel Juan.

Éste, sin embargo, mientras lo conducían al patíbulo, aún pensaba si debía revelar lo que las cornejas le habían confiado; de todos modos tenía que morir: si no lo decía, moriría en la horca, y si lo decía, se convertiría en piedra. Finalmente se decidió por revelarlo, pensando: «Quizás la verdad los haga libres.»

Al hallarse ante su verdugo y, al igual que otros delincuentes, tener la oportunidad de decir unas palabras, refirió ante todo el mundo por qué había hecho aquello que parecía tan grave, y al pronunciar la última palabra, cayó sin vida, convertido en piedra. Así murió.

El pueblo entero dio un grito de dolor, y el rey y la reina se retiraron al palacio y a su alcoba. Allí, la reina miró al rey y dijo:

—Yo también oí las cornejas, pero no dije nada por miedo de convertirme en piedra.

El rey le puso el dedo en los labios y le susurró:

—Yo también las escuché.

Este aún no es el final de la historia, ya que el rey no se atrevió a enterrar al fiel Juan convertido en piedra, y lo puso como estatua delante de su palacio. Cada vez que pasaba delante de él suspiraba diciendo:

—¡Ay, mi fiel Juan!

Pero pronto tuvo otras preocupaciones, ya que la reina quedó embarazada y, finalmente, dio a luz a dos hijos gemelos, unos niños preciosos.

Cuando los niños tenían tres años, el rey ya no aguantó más y le dijo a la reina:

—Tenemos que hacer algo para devolverle la vida al fiel Juan, y lo conseguiremos sacrificando lo más entrañable que tenemos.

La reina se espantó:

—¡Pero lo más entrañable que tenemos son nuestros hijos!

—Sí —dijo el rey.

A la mañana siguiente cogió la espada, les cortó las cabezas a sus hijos y vertió su sangre sobre la estatua del fiel Juan, con la esperanza de que volviera a la vida. Pero seguía siendo una piedra.

Al verlo, la reina gritó:

—¡Este es el final!

Se retiró a su alcoba, recogió sus cosas y volvió a su país. El rey, sin embargo, se fue a la tumba de su madre y allí lloró largo tiempo.

Quien ahora estuviera tentado de leer el cuento, de la manera en que se nos ha contado, encontrará lo mismo que ha oído aquí, siempre que lo lea atentamente. Pero, al mismo tiempo, encontrará en él el verdadero cuento, y si quien lo lee rehúye la visión desnuda de su propia verdad, el cuento le hará soportable lo terrible a través de algo hermoso y apaciguará su miedo de encontrar, quizás, el cielo vacío a través de una esperanza ilusoria.

Padre e hijo

WOLFGANG Pensando en tu sugerencia, ayer por la noche hablé en seguida con mi hijo.

No fue en absoluto difícil. Sólo dijo:

—Como psicólogo hubieras podido saberlo tú mismo.

Le dije:

—A veces, yo también necesito un empujón.

Más tarde estuvimos hablando un poco más y me dijo, pensativo:

—Quizás sí que estudie psicología.

Mi mujer dijo:

—Para eso necesitarás buenas notas. Y yo le contesté:

—Si tiene interés, también sacará buenas notas.

HELLINGER Psicológicamente fue bueno. Aún quisiera contarte otro ejemplo. Durante unas jornadas psicoterapéuticas un participante contó que su hijo no lo respetaba. Entonces le dije:

—Puedes solucionarlo muy fácilmente. Cuando vuelva a comportarse así, pegas un golpe en la mesa y le dices: «Escúchame, hijo: yo soy tu padre, y tú eres mi hijo.»

Esa misma noche, ese participante regresó a casa —vivía muy cerca—, y al día siguiente, al volver al grupo, contó:

—Tuve una conversación con mi hijo como nunca antes había tenido. No tuve que pegar ningún golpe en la mesa.

Interiormente había cambiado, y de esta manera algo pudo fluir entre ellos dos.

Abuelo desconocido

WOLFGANG Aún hay otra cosa más que me preocupa y que no consigo captar. Mi madre es hija ilegítima y alguna vez la pregunté qué fue de su padre. No quiso contarme nada de eso. Finalmente, y con mucho esfuerzo, dijo:

—Se murió pronto.

Cuando lo pienso, se me ocurre que, en este contexto, mi madre dijo que su padre, más tarde, se casó, y que el hijo menor de ese matrimonio cayó en la guerra a los dieciocho años.

HELLINGER La persona importante para ti es tu abuelo. A él le tienes que dar un lugar en tu corazón.

WOLFGANG Pero no lo tengo a mi alcance.

HELLINGER Sí que lo tienes. Una vez hubo un tal Konrad Lorenz (el etólogo Konrad Lorenz). ¿Has oído hablar de él? Tenía un perro con el nombre ominoso de «Stasi», pero en aquel entonces ese nombre aún no significaba nada.[§] El perro murió y Lorenz lamentaba no tener ningún descendiente de él. Así, se dijo: «La próxima vez no me pasará así.» Más tarde tuvo otro perro, que se llamaba Tito. De éste crió en seguida un descendiente, y de este descendiente pronto tuvo otro descendiente. Un día, ese cachorro estuvo jugando delante de él, y Lorenz pensó: «Igual que Tito.» Pero después le pasó por la cabeza: «Pero si no es verdad, ¡éste es «Tito!»

WOLFGANG Me parece muy fuerte eso.

HELLINGER ¿Tan difícil es? Un hijo siempre conoce a sus padres, aunque no los haya visto nunca: el hijo es sus padres, y sus abuelos.

Valorar a la madre

WOLFGANG Creo que empiezo a percibir lo importante que es para mí valorar a mis padres. En lo que a mi padre se refiere, me resulta relativamente fácil; poco a poco logro valorarlo. Pero me doy cuenta de que respecto de mi madre no soy capaz de hacerlo, de que la trato de una manera indigna.

HELLINGER al grupo Él mismo se lo acaba de hacer difícil describiéndolo. Hubiera podido hacerlo directamente en vez de describir lo difícil que es.

A Wolfgang Ya he dicho un par de veces la frase mágica que nos abre el camino al respeto; ¿aún recuerdas la frase mágica?

Wolfgang sacude la cabeza.

HELLINGER La repetiré para ti: «Te honro». Nada te impide sintonizar con esta frase hasta que logres decirla auténticamente.

Afán transferido

DAGMAR Me llamo Dagmar. Soy psicoterapeuta y trabajo en mi propia consulta. Desde hace diez años vivo con Frank. Mis objetivos aquí son tanto profesionales como personales. En lo que al ámbito profesional se refiere, me dedico con mucho entusiasmo a hacer reconstrucciones familiares. Pero este método exige muchas energías y dura varias horas. Encuentro que sería bueno aprender un método en el que uno pueda poner sus límites y trabajar con intervenciones breves y concisas; en este sentido espero sacar provecho de este seminario contigo. En lo que a mí personalmente se refiere, noto que simplemente no soporto que se me pase por alto.

HELLINGER Ese es un sentimiento ajeno. La pregunta es: ¿de quién y para quién has adoptado ese sentimiento?

DAGMAR Ayer volví a repasar detenidamente mi árbol genealógico, que hace tiempo dibujé con mucho cariño para un curso en terapia familiar y que abarca cinco generaciones, y me quedé enganchada. Algún que otro punto me llamaba la atención y en ese mismo instante escuchaba tu voz: «Eso no es así», lo cual sonaba terriblemente severo y desdeñoso en un momento como ese. Ahora estoy centrada en mi abuela materna, que sólo después de quince años decidió casarse, abandonando una posición buena y segura para ir a vivir con su marido a una granja muy pobre. Su marido murió muy pronto y ella siguió sola con la granja.

HELLINGER ¿Estuvo casada anteriormente?

DAGMAR No, mi abuela entró a los quince años en una casa, de muchacha, y quien sería su marido trabajaba de cochero allí. Llevaban quince años de noviazgo antes de casarse.

HELLINGER ¿Quién impidió la boda?

DAGMAR No lo sé.

HELLINGER ¿Cuál es tu imagen?

DAGMAR La primera imagen que me viene a la mente ahora es que había algo en la relación con su marido, es decir, con mi abuelo, que no funcionaba; creo que él aún buscaba otra cosa más.

HELLINGER Yo tengo otra imagen. Pienso en los señores.

DAGMAR Bueno, de ellos sé que no querían que mi abuela se fuera.

HELLINGER Exacto.

DAGMAR Estaban totalmente entusiasmados con ella.

HELLINGER ¿Con quién estaba enfadada tu abuela?

DAGMAR Pues... yo sé que estaba enfadada con su marido. ¿Pero tú quieres decir que en realidad estaba enfadada con sus señores?

HELLINGER Exacto.

DAGMAR Siempre hablaba con mucho entusiasmo de ellos. Se sentía muy valorada por ellos, realmente bien acogida.

HELLINGER Quizás no quisiera casarse realmente con tu abuelo. En ese caso lo engañaría.

Constelación: La hija está identificada con la novia del padre y adopta los sentimientos de ésta

DAGMAR Me gustaría configurar mi familia para ver si mi papel en ella me lleva a arrogarme algo. Estoy buscando algún tipo de descarga.

HELLINGER Entonces, configúrala.

DAGMAR ¿Padre, madre, abuelos?

HELLINGER No, padre, madre, hijos, eso basta. ¿O acaso hubo algún matrimonio o noviazgo anterior por parte de uno de tus padres?

DAGMAR Mi padre tuvo una novia y, después, otra relación con una mujer.

HELLINGER ¿Hubo hijos de esa relación?

DAGMAR No.

HELLINGER ¿Por qué se rompió el noviazgo?

DAGMAR Ya no quería a la mujer con la que estaba comprometido.

HELLINGER Naturalmente estás identificada con esa mujer. Ya podemos olvidarnos de todo lo demás.

DAGMAR Me extraña.

HELLINGER Pondremos también a la novia.

Abreviaciones:

P padre

M madre

1 primer hijo

2 segunda hija (= Dagmar)

NAP novia anterior del padre

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PADRE Fatal. Como desplazado. Tenía la sensación de que Dagmar me giró en dirección a mi novia anterior algo más de lo que yo hubiese querido. Realmente tuve que oponer resistencia. Muy débilmente, de reojo, veo a dos personas a mi derecha y a mi izquierda, y siento algo muy poco cariñoso a mis espaldas.

HELLINGER ¿Qué tal la madre?

MADRE No me siento mal, pero no hay nada que me una a mi marido. Sólo veo a mi hijo, y a mi hija la veo sólo un poquito, de reojo. Pero sobre todo estoy centrada en mi hijo, aquí a mi lado. A mis espaldas no siento nada.

HELLINGER ¿Qué tal el hijo?

PRIMER HIJO Estoy a punto de huir. Madre e hijo se ríen.

HELLINGER a la representante de Dagmar ¿Qué tal la hija?

SEGUNDA HIJA Me siento bastante desconectada; un poco observada.

HELLINGER ¿Qué tal la ex novia?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Estoy absorta en mi ex novio.

HELLINGER a la hija Intenta ponerte a la izquierda de la ex novia.

HELLINGER a la representante de Dagmar ¿Cómo te encuentras ahora?

SEGUNDA HIJA Me siento más vinculada.

HELLINGER a Dagmar Ésta es la identificación. Ahora imagínate los sentimientos que debió de tener, tal como tu padre hablaba de ella. Son estos sentimientos los que has adoptado de ella.

DAGMAR Mi padre habló muy poco de ella.

HELLINGER Antes dijiste que ya no la quería.

DAGMAR ¡Ah, sí! Eso es cierto.

HELLINGER ¿Como debía sentirse entonces?

DAGMAR Estaría disgustada.

HELLINGER Exacto. Cuando vuelvas a tener este tipo de sentimientos, es decir, la sensación de que te pasan por alto, ya ves de dónde provienen: son los sentimientos de ella. Por tanto, todos estos años de discusiones con Frank fueron totalmente inútiles. Dagmar se ríe. Se dirigían a la persona equivocada.

PADRE Me siento atraído por mi novia. No es cierto que no la quisiese ni que ahora no la quiera.

HELLINGER a la madre ¿Cómo te encuentras tú ahora que tu hija está al lado de la novia anterior de tu marido? ¿Mejor o peor?

MADRE Peor. La echo de menos.

HELLINGER Tienes un corazón de madre.

Hellinger modifica la imagen.

HELLINGER ¿Qué tal ahora?

MADRE Mejor.

PADRE A mí me sienta bien.

PRIMER HIJO A mí me da pena que mi madre esté tan sola.

HELLINGER a la novia anterior ¿Para ti ha cambiado algo mientras tanto?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Sí. De repente, el hombre tiene una cara para mí. Ahora puedo mirarlo.

SEGUNDA HIJA Me siento algo lejos, pero noto que me siento muy unida a la novia, aquí a mi lado.

Hellinger configura la imagen de la solución.

HELLINGER a la madre ¿Qué tal ahora?

MADRE Bien.

PADRE Ahora, la familia se encuentra unida. Inmediatamente me pasó por la cabeza: «Ahora, el asunto con la novia está acabado.»

HELLINGER a la representante de Dagmar ¿Qué tal la hija?

SEGUNDA HIJA mira al suelo No siento que realmente pertenezca a este lugar. Por una parte estoy aquí, junto a los demás, pero de alguna manera me siento extraña.

HELLINGER ¿Qué tal la novia anterior del padre?

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Me encuentro bien. Estoy libre.

HELLINGER a la representante de Dagmar Ahora haré un ejercicio contigo. Para ti no será tan difícil porque no te afecta realmente, ya que sólo estás representando a Dagmar. Arrodíllate delante de la madre, haz una reverencia profunda hasta el suelo, extiende los brazos hacia adelante, con las palmas de las manos abiertas hacia arriba.

La representante de Dagmar se inclina ante la madre.

HELLINGER al cabo de unos instantes, cuando la representante quiere enderezarse de nuevo Aún es demasiado pronto. Quédate un poco más.

A la madre ¿Qué tal? ¿Qué reacciones provoca?

MADRE Un poco la sensación de que no me merezco su reverencia. No soy digna de ella.

HELLINGER a la representante de Dagmar Levántate otra vez. ¿Cómo te encuentras ahora?

SEGUNDA HIJA Mejor.

Le ríe a la madre, y la madre le responde con una risa.

HELLINGER a Dagmar Este es el próximo paso necesario para ti: dirigirte a la madre, cualesquiera que sean los sentimientos de ella. De esta manera se soluciona la identificación con la novia. La madre no se siente digna porque se encuentra en medio, entre el marido y la novia anterior de éste. A pesar de todo, es correcto para el hijo o la hija hacer una reverencia ante ella. De esta manera, le dice: «Te honro.»

NOVIA ANTERIOR DEL PADRE Para mí también ha sido importante.

HELLINGER Aún te da más libertad.

A Dagmar ¿Quieres colocarte en tu lugar?

Dagmar ocupa su lugar, mirando al suelo.

DAGMAR Aquello de la reverencia me emocionó mucho. Pero ella no la acepta.

HELLINGER No dijo eso.

DAGMAR Dijo que no se sentía digna de ella.

HELLINGER Tiene todo el derecho a decirlo.

Al grupo La efectividad de una reverencia no depende de aquello que el otro diga. En terapia familiar, la solución nunca depende del otro. Nadie tiene que ser diferente de lo que era. Los padres no tienen que cambiar, ni tampoco hace falta que nadie pida perdón. Cada uno puede hacer por sí solo lo que sea necesario, por ejemplo inclinarse ante los padres, independientemente del comportamiento de éstos. La solución se encuentra en el acto que uno mismo realiza.

De acuerdo, ya está.

Arrogación objetiva y subjetiva

HELLINGER a Dagmar Aún te diré algo más para aliviarte: la arrogación del hijo que, como en tu caso, representa a otra persona, viéndose obligado a asumir el papel de acusador frente a los padres, es una arrogación objetiva, no subjetiva. Es decir, resulta de una dinámica a la que el hijo no puede sustraerse. No es el hijo quien se arroga ese papel; se trata de una arrogación objetiva. Ésta, aunque tenga los mismos efectos que la subjetiva, no encierra ninguna culpa personal: se trata de implicaciones sistémicas. Sólo si después de este curso siguieras actuando igual que antes, te harías culpable.

Nostalgia del padre

GERTRUD No me encuentro en absoluto bien. Tengo una sensación desagradable en el estómago y sigo percibiendo los síntomas que antes, como representante de la madre, experimentaba en la Constelación. No recuerdo haber experimentado nunca semejante debilidad.

HELLINGER Pero eso no tiene nada que ver contigo.

GERTRUD Sí, pero aún lo siento de ese modo. Quería preguntarte algo en relación con mi hijo ilegítimo. Suspira y está a punto de llorar. ¿Me he hecho culpable?

HELLINGER Coge tu silla y tráela aquí. Siéntate delante de mí, algo más cerca, con los ojos cerrados. Abre la boca ligeramente. Respira y déjate ir.

Con un gesto suave le hace bajar la cabeza.

HELLINGER Respira más rápidamente. Sigue el movimiento.

Gertrud solloza.

HELLINGER Imagínate que sujetas algo fuertemente. al cabo de un tiempo ¿Lo dejamos aquí?

Gertrud asiente con la cabeza.

HELLINGER De acuerdo. ¿Cómo te encuentras?

GERTRUD Mejor, pero no lo entiendo.

HELLINGER No importa. Al ver que Gertrud se emociona de nuevo Entrégate a lo que acaba de pasar. Sigue ese movimiento.

Gertrud llora.

HELLINGER susurrando ¿Sientes nostalgia?

GERTRUD Estoy pensando en mi padre.

HELLINGER Cierra los ojos. Imagínate que encuentras el camino de vuelta a él.

Gertrud solloza.

HELLINGER Sigue respirando. Deja que salga.

Gertrud respira con menos esfuerzo.

HELLINGER ¿Conoces la canción del Príncipe y la Princesa?

GERTRUD No.

HELLINGER ¿No? Reza así: «No pudieron encontrarse, pues tan profundas eran las aguas.»

GERTRUD se ríe Me he acercado a él.

HELLINGER De acuerdo, aquí lo dejo por el momento.

¿Cuándo es el hombre quien tiene prioridad en una familia, y cuándo, la mujer?

GEORG En una Constelación Familiar, ¿cuándo se encuentra el hombre a la derecha de la mujer, y cuándo a la izquierda?

HELLINGER Eso depende. En un principio, los padres tienen el mismo rango, es decir, comparten el primer lugar. Después vienen los hijos: el primero, el segundo, el tercero, el cuarto, etc. Entre los padres no existe ninguna jerarquía según el orden de origen, ya que ambos comienzan al mismo tiempo. Sin embargo, existe una jerarquía según sus funciones: por regla general, el cónyuge responsable de la seguridad de la familia ocupa el primer lugar; en la mayoría de los casos, éste es el marido. Por tanto, se encontraría a la derecha de la mujer. Pero también hay familias, como la de Ida, en las que claramente es la madre la que tiene el primer rango. En un caso así, la mujer se encontraría a la derecha del hombre.

Pero también existen otras situaciones en las que la mujer tiene prioridad. Cuando en la familia de la mujer hubo personas importantes que fueron excluidas, por ejemplo, el padre, por no casarse con la madre, o la madre, por tener un destino difícil, el orden cambia. En un caso así, de derecha a izquierda, primero vienen las personas excluidas, después la mujer, y después el marido. Eso tiene que ver con la vehemencia de los destinos. Thea, por ejemplo, ocupaba el primer rango en su familia actual porque la vehemencia de los destinos en su familia de origen le daba más peso. Es decir, en cada caso tienes que probar.

Por regla general, si hubo un noviazgo anterior, la segunda mujer tiene que ponerse entre su marido y la anterior pareja de éste; y el segundo marido, entre su mujer y la anterior pareja de ésta. Por ejemplo, en la familia de origen de Dagmar, su madre tuvo que ponerse entre el marido y la novia anterior de éste, ocupando así un lugar prioritario respecto de él. De esta manera le mostraba a su marido y a la novia anterior de éste que ella lo tomaba y reclamaba como marido. Así, la novia no sólo se ve separada de él, sino que además queda libre. Sin embargo, también existen muchos casos en los que una segunda pareja no debe ponerse en medio. Frecuentemente, una segunda mujer no debe colocarse entre el marido y su primera mujer cuando ésta murió; o entre él y su anterior novia cuando ésta sufrió una gran injusticia.

La mujer sigue al hombre, y el hombre tiene que estar al servicio de lo femenino

HELLINGER La relación de pareja se logra cuando la mujer sigue al marido. Es decir, cuando lo sigue en lo que respecta a su cultura, a su país, a su idioma, a su familia, y cuando también permite que los hijos sigan al padre en este mismo sentido. Cuando el marido sigue a la mujer, se crean tensiones. Por ejemplo, cuando el hombre se encarga de la empresa de la familia de su mujer, él está siguiendo a la mujer, lo cual lleva al fracaso: no puede desarrollarse ninguna relación plena. Ésta sólo puede darse cuando la mujer sigue al hombre. Esto es una descripción de lo que he podido ver. Si alguien aporta ejemplos de lo contrario, estoy dispuesto a conocerlos; hasta ahora, sin embargo, no he visto ninguno.

Por otra parte, la relación únicamente puede lograrse cuando el hombre está al servicio de lo femenino; ésta es la compensación.

Lo que aquí digo no responde a ninguna teoría, simplemente describe mis observaciones.

JONAS Es el patriarcado.

HELLINGER Justamente no es eso. No se deduce de ahí.

JONAS Un amigo mío, de Estados Unidos, vive con su mujer india y con la familia de ella, en la India. Ahora ya tiene unos sesenta años y está maravillosamente bien. Es una de las relaciones más bellas que conozco, pero también una gran excepción.

HELLINGER Bien, entonces retiro lo dicho.

Risas en el grupo.

ANNE No estoy de acuerdo con que lo retires, porque lo que dices provoca algo en mi interior. Me gustaría que dijeras algo más al respecto.

HELLINGER Está bien. No cambio tan rápidamente y lo que digo no siempre es, tampoco, lo que sé.

A Jonas Naturalmente —como con todos estos órdenes— existen también dinámicas que indican la dirección contraria. Eso siempre existe. Por tanto, puede ser que tu amigo esté haciendo justo lo mejor.

Pero aún quisiera decir algo más acerca de los hijos de tales relaciones: cuando los padres provienen de dos naciones diferentes, los hijos no deben elegir entre esos países como si tuvieran que decidirse a favor de uno y en contra del otro, sino que pertenecen a ambos; pero, por regla general, el país del padre tiene prioridad.

GERTRUD ¿Por qué se habla entonces de la «lengua materna»? Esa expresión es contraria a lo que dices.

HELLINGER La lengua materna sigue otras leyes. El niño aprende el idioma ya en el seno de su madre; allí lo asimila ya. Sin embargo, no quisiera crear una oposición entre lo uno y lo otro.

THOMAS Creo que aquí hay también alguna correspondencia con mi propia historia. Se trata de que el hombre entró en el negocio por casamiento y tuvo que seguir a la mujer.

HELLINGER El hecho de que el hombre entre en un negocio en virtud del matrimonio con su mujer, lastra y limita la relación. Pero «seguir» no significa «obediencia», sino: «sigo a tu familia».

Amor frustrado

JOHANN Estoy pensando en la idea de que la mujer sigue al hombre. Desde hace dos años tengo una amiga que vive en Suiza, y hasta ahora las cosas no han podido arreglarse de manera que podamos vivir juntos, lo cual me entristece mucho. En una ocasión, casi hubiera ido a vivir allí, pero después me di cuenta de que eso no era lo correcto, y noté que era ella la que tenía que venir. Es un deseo muy fuerte, pero no logro comprender por qué no funciona. Quizás también tenga que ver conmigo.

HELLINGER Te diré algo. Entre un hombre y una mujer todo se decide durante el primer cuarto de hora. Si no funciona entonces, ya no hay nada que hacer.

WILHELM ¿Durante el primer cuarto de hora?

HELLINGER Sí, es entonces cuando se establecen todas las reglas. Durante el primer cuarto de hora. Después ya no hay nada que lo supere.

JOHANN Eso suena muy fatalista.

HELLINGER Escoge algo mejor. Algunos aún despiden al tren antiguo cuando el nuevo ya está en la vía. Pero el amor desesperado dura más.

JOHANN Tengo la impresión de que realmente amo a esa mujer, cualquiera que sea el contenido de esta palabra.

HELLINGER ¿Ella te ama?

JOHANN Creo que sí. Lo único que noto es que le cuesta mucho expresarlo y que tiene mucho miedo de vivir. La pregunta que una y otra vez surge para mí es...

HELLINGER No, no, olvídalo.

JOHANN ¿Qué?

HELLINGER Una vez, un hombre me contó que tenía tres amigas y me preguntó por cuál de ellas debía decidirse. Le pedí que me contara un poco de cada una, y después le dije:

—La tercera.

Él me preguntó:

—¿Cómo lo notaste?

Le dije:

—Cuando hablaste de ella, tu cara se iluminó.

BRIGITTE Cuando son tres es más fácil.

HELLINGER a Johann No hubo ningún resplandor en tu cara.

JOHANN Pero creo que muchas veces sí está ese resplandor.

HELLINGER Algunos piensan que podrían superar los obstáculos a través del amor, que podrían forzarlo; si sólo amasen lo suficiente, todo mejoraría. ¡No mejora!

JOHANN Hay mucha desilusión por lo que pasó, pero también estoy en contacto con aquel resplandor.

HELLINGER Yo no vi nada de eso. Lo habría visto si estuviera.

¿Qué te habré hecho para estar tan furioso contigo?

JAN Estoy muy excitado y deprimido. Quisiera contar algo que durante todo este tiempo deseaba referir. Hace cuatro años empecé una relación que se rompió hace dos años y medio. Pero nunca hubo un punto final. Desde entonces, cada día pienso no sé cuántas veces en aquella mujer. Eso también es un gran estorbo para mi relación actual. Estoy obsesionado y no sé por qué.

HELLINGER Aún le debes algo.

Pausa prolongada.

HELLINGER ¿Qué le debes todavía?

JAN No lo sé, simplemente estoy increíblemente furioso con ella.

HELLINGER ¿Sabes cómo se desarrolla esa rabia? Hay una frase muy buena y divertida: «¿Qué te habré hecho para estar tan furioso contigo?» Aquí, la rabia sirve para rechazar alguna culpa.

Pausa prolongada.

HELLINGER ¿Y ahora qué?

JAN Quizás deba demostrarle respeto.

HELLINGER Eso es demasiado poco aquí. Te daré otra referencia: el hombre que se encuentra al lado de su padre, resulta atractivo para las mujeres. Aquel que está al lado de su madre, les da pena.

La ira como rechazo del dolor

ROBERT Estoy pensando en la rabia de la que acabas de hablar y la relaciono con mi propia separación.

HELLINGER En una separación, la ira frecuentemente sustituye el dolor y la tristeza. Cuando ambos cónyuges se abandonan al dolor por lo que fue mal, después pueden mantener una buena conversación. En un divorcio es sumamente importante que ambos hayan llorado y sentido ese dolor profundo. Muchos, por querer evitar ese dolor, buscan culpas; pero quien ha sufrido también se encuentra libre.

Ira contenida

HARTMUT Estoy luchando con el problema de la rabia, la ira y la agresividad. No recuerdo que jamás me haya permitido sentir rabia, ira o cualquier clase de agresividad.

HELLINGER ¡Muy bien! Eso se llama continencia afectiva; sólo se encuentra en animales alfa.

HARTMUT se ríe Ahora la pregunta es si tengo que recuperarla todavía o si puedo encontrar la solución para seguir siendo pacífico, o hacerme pacífico.

HELLINGER Ya te he dado la respuesta.

HARTMUT Entonces mis oídos no deben de funcionar bien.

Diferentes tipos de ira

HELLINGER Primero: alguien me ataca o comete una injusticia conmigo, por lo que reacciono de manera correspondiente: con rabia e ira. Esta ira permite que me defienda o me imponga vigorosamente. Me capacita para actuar, es positiva y me fortalece. Esta ira tiene un motivo concreto, siendo, por tanto, adecuada. Se apacigua en cuanto alcanza su meta.

Segundo: me enfurezco o enojo porque me doy cuenta de que no he tomado lo que hubiera podido o tenido que tomar, que no he exigido lo que hubiera podido o tenido que exigir, o que no he pedido lo que hubiera podido o tenido que pedir. En vez de imponerme y tomar o conseguir lo que me falta, me enfurezco o enojo con las personas de las que no tomé o a las que no exigí o pedí, aunque hubiera podido o tenido que tomar, exigir o pedir. Esta ira sustituye el actuar y aparece como consecuencia de los actos omitidos. Por tanto, paraliza, incapacita, debilita y, frecuentemente, dura mucho tiempo.

La ira como rechazo del amor tiene efectos similares. En vez de expresar mi amor, me enfurezco con aquellos que amo. Esta ira se remonta a la infancia si se desarrolla como consecuencia de un movimiento interrumpido hacia uno de los padres. Posteriormente, al darse situaciones similares, la ira repite la vivencia temprana, sacando de ella su fuerza.

Tercero: estoy enojado con una persona porque he cometido una injusticia con ella sin querer admitirlo. Con esta ira me resisto a asumir las consecuencias de una culpa, pasándosela al otro. También esta ira sustituye mi propio actuar, permitiéndome permanecer pasivo, paralizándome y debilitándome.

Cuarto: alguien me da tanto que me resulta imposible compensarlo. Eso es difícil de soportar. En consecuencia, me resisto al dador y a sus dones enojándome con él. Esta ira se expresa en forma de reproche, por ejemplo, de los hijos contra los padres. Así, sustituye el tomar, el agradecer y el actuar, dejando a la persona paralizada y vacía. También es posible que se exprese como depresión, que sería la otra cara del reproche. También ella sirve para sustituir el tomar, el agradecer y el dar, dejando a la persona paralizada y vacía. Asimismo, esta ira puede expresarse como un dolor interminable después de una separación, cuando aún les debo a quienes han muerto o han sido excluidos el tomar y el agradecer o, como sería el caso en la tercera forma de la ira, el asumir mi propia culpa y sus consecuencias.

Quinto: algunos sienten una rabia que adoptan de otros y en lugar de éstos. Así, por ejemplo, cuando en un grupo un participante reprime su propia rabia, al cabo de un tiempo, otro miembro del grupo se enfurece, en la mayoría de los casos, el más débil, que no tenía ningún motivo para hacerlo. En una familia, este miembro más débil sería un niño. Cuando, por ejemplo, la madre está resentida con el padre y, sin embargo, reprime su rabia, uno de los hijos se enfadará con él.

Frecuentemente, el más débil no sólo se convierte en portador de la ira, sino también en su blanco. Cuando, por ejemplo, un empleado se enfurece con su jefe y, no obstante, reprime su ira, frecuentemente la dirigirá contra una persona más débil; cuando un hombre se enfurece con su mujer y retiene, sin embargo, su rabia, en su lugar lo pagará un hijo.

Muchas veces, la ira no sólo es transferida de un portador a otro, por ejemplo, de la madre al hijo, sino que también se transfiere según su orientación, de una persona fuerte a otra débil. En un caso así, una hija no dirige contra el padre la ira que ha adoptado de su madre, sino contra alguien con quien se siente capaz de enfrentarse, por ejemplo, su propio marido. Asimismo, en un grupo, la ira adoptada no se dirige contra la persona fuerte a la que apuntaba en un principio, por ejemplo, el coordinador del grupo, sino contra un miembro débil, que se convierte en chivo expiatorio.

En la ira adoptada, los perpetradores están fuera de sí, sintiéndose fuertes y justificados; en realidad, sin embargo, actúan con fuerzas ajenas defendiendo derechos ajenos, por lo que permanecen ineficaces y débiles. También las víctimas de la ira transferida se sienten fuertes y justificados al saber que sufren injustamente. Pero también ellos permanecen débiles, y su sufrir, inútil.

Sexto: existe una ira que es virtud y habilidad, fuerza atenta y eficacia que se concentra en lo que es necesario para solventar una situación de necesidad y que, con audacia y conocimiento, encara lo pesado y lo poderoso. Sin embargo, está libre de emoción. Si es preciso, también hace daño al otro, pero no por miedo y ni por estar enojado con él: agresión como energía pura. Esta ira es el fruto de una disciplina y un ejercicio de mucho tiempo; quien la tiene, sin embargo, la tiene sin esfuerzo. Su expresión es el actuar estratégico.

Precaución y audacia

JONAS Me llamo Jonas. Soy médico, pero no trabajo en el ámbito de la medicina somática, sino que me desempeño como terapeuta familiar. No estoy casado; desde hace diecisiete años vivo en «concubinato» y no tengo hijos. Lo que en estos momentos me preocupa es la poca claridad que tengo respecto de mi familia de origen. Cuando, a los dieciocho años, me fui a vivir a trescientos kilómetros de mis padres, mi madre desarrolló un cáncer. En aquel entonces veía una relación, pero no reaccioné en absoluto. Aunque había sido desahuciada, se curó al cabo de tres años. Ahora, este año, recibí la primera llamada de casa, que está a trescientos kilómetros, en la que me comunicaban que mi hermano, que tiene diez años menos que yo, se había vuelto loco. En este curso me encuentro todavía en una fase de aproximación y siento cierta precaución ante tus «verdades».

HELLINGER Te diré algo: la audacia y la precaución apuntan a direcciones opuestas, al igual que las puntas de un arco. Éste, sin embargo, se mantiene curvado por la cuerda. La cuerda une las puntas divergentes, desarrollándose así la tensión que lleva la flecha a su meta. La precaución sola, sin embargo, no produce ninguna tensión.

JONAS Mi duda es si debo involucrarme; aunque me temo que no conseguiría más que estabilizar el sistema. Me gustaría encarar el miedo y configurar mi familia.

Constelación: El hijo representa al novio de la madre

HELLINGER a Jonas ¿Quién pertenece a tu familia?

JONAS Mi padre, mi madre, mi hermano menor y yo.

HELLINGER ¿Hay alguien que aún falte ubicar en la familia nuclear?

JONAS Sí. Tuve una hermana que nació muerta.

HELLINGER Esta hermana es importante; ¿qué posición ocupa en el orden de precedencia?

JONAS Entre mi hermano y yo.

HELLINGER ¿Alguno de tus padres estuvo casado o comprometido anteriormente?

JONAS Sí, mi madre estuvo comprometida anteriormente. Su novio murió en la guerra.

HELLINGER A éste también lo pondremos.

Abreviaciones:

P padre

M madre

1 primer hijo (= Jonas)

+2 segunda hija; nació muerta

3 tercer hijo

+NAM novio anterior de la madre; murió en la guerra

HELLINGER a Jonas cuando éste introduce al novio anterior de la madre Ya ahora se ve tu identificación.

JONAS ¿Mi identificación con el novio?

HELLINGER Sí. Configuraré directamente la solución, porque aquí es muy simple.

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PADRE Me parece bien, pero el novio aún me molesta un poco.

HELLINGER Se le debe el reconocimiento. ¿Qué tal la madre?

MADRE Me gustaría girarme un poco para ver al novio. Se ríe.

HELLINGER Sí, es cierto; él forma parte del sistema. Pero el marido se tiene que poner entre los dos; si no, el matrimonio fracasa.

Al representante de Jonas ¿Qué tal el hijo mayor?

PRIMER HIJO Me encuentro bastante bien.

HELLINGER ¿Qué tal el hijo menor?

TERCER HIJO Estoy muy nervioso, pero no sé por qué.

HELLINGER ¿Qué tal la hermana muerta?

SEGUNDA HIJA † Bien.

NOVIO ANTERIOR DE LA MADRE † Me gustaría acercarme un poco, pero sé que no sería bueno.

HELLINGER a Jonas ¿Quieres ponerte en tu lugar?

A Jonas, cuando éste ocupa su lugar Ahora puedes decirle una frase a tu madre, una frase muy simple. Mira a tu padre, y dile a la madre: «Mi padre, éste es.»

Jonas se ríe y mira al novio de la madre.

HELLINGER No, no.

Al grupo Automáticamente entra en competencia con el padre porque representa al novio anterior de la madre. El novio es importante para la madre, y Jonas lo representa para ella.

A Jonas Lo que contaste de tu vida es que te fuiste lejos. Es exactamente lo que hizo el novio. Sin embargo, puedes quedarte si te pones al lado de tu padre. El lugar que verdaderamente te corresponde es a su lado. Por tanto, dile a la madre: «Mi padre, éste es.»

JONAS a la madre Éste es.

HELLINGER «Sólo éste.»

JONAS Sólo éste.

HELLINGER «Con el otro no tengo nada que ver.»

JONAS se ríe Sí, con el otro no tengo nada que ver. Éste es.

HELLINGER Aún quisiera decirte algo de los «buscadores de Dios», ¿quieres oírlo?

JONAS Sí.

HELLINGER Buscan a su padre y, cuando lo encuentran, la búsqueda de Dios termina. O toma otra forma. De acuerdo, ya está.

Al grupo ¿Más preguntas?

FRANK A veces, en un principio colocas a las personas identificadas una al lado de la otra. En este caso no lo hiciste así.

HELLINGER No, aquí era tan obvio que no hacía falta. Cuanto más avanza el curso, menos pasos requiere la solución porque hay muchas cosas que ya están claras.

El sentido del equilibrio sistémico

En el trato con personas y grupos nos vincula un «sentido que sabe» que nos mantiene en relación con ellos, impulsándonos y dirigiéndonos constantemente. Es comparable a aquel otro sentido sapiente que, en contra de la fuerza de la gravedad, nos impulsa y dirige constantemente para mantener nuestro cuerpo en equilibrio. Bien podemos, si queremos, caernos hacia delante o hacia atrás, hacia la derecha o hacia la izquierda; pero un reflejo nos obliga a buscar la compensación antes de producirse la catástrofe, centrándonos a tiempo.

Asimismo, existe un sentido superior a nuestra voluntad y a nuestros deseos, que vela por nuestras relaciones. Al igual que un reflejo, tiende a la corrección y a la compensación en cuanto nos desviamos de las condiciones necesarias para una relación lograda, poniendo en peligro nuestra pertenencia al grupo. Al igual que nuestro sentido del equilibrio, este sentido relacional percibe al individuo junto con su entorno, distingue el espacio libre y los límites, y nos guía a través de los sentimientos de placer y desplacer.

Culpa e inocencia, por tanto, se experimentan en relaciones y se refieren a relaciones, ya que todo actuar que repercute en otros va acompañado de un sentimiento sapiente de inocencia o de culpa. Comparable al ojo que, al ver, constantemente distingue la claridad de la oscuridad, este sentimiento en cada momento distingue si nuestro actuar perjudica o favorece la relación. Así, pues, sentimos como culpa aquello que perjudica la relación y, como inocencia, lo que la favorece.

Aun así, culpa e inocencia sirven a un mismo señor. Ya que, igual que un cochero con sus caballos, un mismo sentido las engancha en un mismo coche, dirigiéndolas en una misma dirección, y, así emparejadas, tiran de una misma cuerda. Son ellas las que impulsan la relación, manteniéndola en el camino con su tira y afloja. Bien quisiéramos, a veces, coger las riendas nosotros mismos, pero el cochero no las suelta de sus manos. El coche nos lleva como prisioneros e invitados a la vez. El nombre del cochero, sin embargo, es «conciencia».

Los diferentes tipos de conciencia

Personas que provienen de familias o grupos diferentes tienen conciencias diferentes, ya que la conciencia exige de cada uno aquello que lo vincula a su grupo y sirve a éste, y le prohíbe aquello que lo separa de su grupo y perjudica a éste.

Pero también el individuo obedece a su conciencia de manera diferente en cada grupo, puesto que lo que sirve a un grupo puede perjudicar al otro, y lo que en un grupo le asegura la inocencia, en el otro lo arroja a la culpa; por ejemplo, en el ámbito profesional y en la familia.

Y también en el individuo mismo, o en el seno de un mismo grupo, la conciencia sirve a fines que tanto se complementan como se contraponen; por ejemplo, el amor y la justicia, o la libertad y el orden. Así, para fines diferentes, la conciencia se sirve de sentimientos diferentes de inocencia y de culpa. Por tanto, sentimos la culpa y la inocencia de una manera determinada cuando sirven al amor y al vínculo; de otra manera cuando sirven al equilibrio justo; de manera distinta cuando a los órdenes y reglas se refieren; y de manera diferente cuando están al servicio del cambio y de la libertad. Pero aquello que sirve al amor, perjudica a la justicia; y lo que para el justo significa inocencia, para la persona que ama, quizás se convierta en culpa.

A veces experimentamos la conciencia como simple y concentrada, por ejemplo al socorrer a un niño en peligro. En la mayoría de los casos, sin embargo, la conciencia actúa de manera diversa y dispersa, e igualmente diversas y dispersas sentimos la inocencia y la culpa. A veces, por tanto, experimentamos la conciencia como si de una sola se tratara. Mayormente, sin embargo, se asemeja más bien a un grupo en el que diferentes representantes intentan de diversas maneras lograr fines diferentes, sirviéndose de diversos sentimientos de culpa y de inocencia. En ocasiones, se apoyan mutuamente y, para bien de un todo superior, también se mantienen en jaque mutuamente. Sin embargo, aunque parezcan opuestas, sirven a un orden superior que, al igual que un general, busca diferentes éxitos en frentes diferentes, con tropas diferentes en terrenos diferentes, con medios y tácticas diferentes, para, al final y a favor de un todo superior, tan sólo permitir victorias parciales en todos los frentes.

A este respecto os contaré una pequeña historia:

La Inocencia

Alguien quiere dejar aquello que lo acosaba, y así se atreve a emprender un nuevo camino. Por la noche hace un alto y, de pronto, ve a una cierta distancia la entrada a una cueva.

«Curioso», piensa.

En seguida quiere entrar, pero la encuentra sellada con una puerta de hierro.

«Curioso —piensa—, quizás ocurra algo.»

Se sienta enfrente de la puerta, una y otra vez dirigiendo su mirada a ella y volviéndola a apartar, mirando y dejando de mirar, y al cabo de tres días, cuando justo acaba de apartar la mirada y volver a mirar, ve la puerta abierta. Se abalanza hacia su interior, avanza corriendo y, de repente, se encuentra nuevamente al aire libre.

«Curioso», piensa, se frota los ojos, se sienta y, a una cierta distancia, ve un pequeño círculo blanco (blanco como la nieve), y en el interior de ese pequeño círculo blanco se ve a sí mismo: acurrucado, encogido y de un blanco resplandeciente. Alrededor de aquel pequeño círculo blanco oscila una inmensa llamarada de sombras que parece querer entrar con todas sus fuerzas.

«Curioso —piensa—, quizás ocurra algo.»

Se sienta enfrente, una y otra vez mirando y apartando la vista, mirando de nuevo y apartando la vista, y al cabo de tres días, cuando justo acaba de apartar la vista y volver a mirar, ve cómo el pequeño círculo blanco se abre, la llama de sombras negras se precipita en su interior, el círculo se ensancha, y él, por fin, puede estirarse. Pero ahora el círculo es gris.

Conciencia y compensación

IDA Desde que Wilhelm configuró su familia, me siento con más libertad y movilidad. Pero lo que aún me preocupa es si aún queda algo por hacer cuando hubo un desenlace bueno.

HELLINGER Cuando en una relación o en un grupo se da un desequilibrio entre la ventaja de uno y la desventaja de otro, todos los implicados sienten la necesidad de llegar a una compensación. La sienten como una exigencia de su conciencia, y, si no conscientemente, lo hacen de manera instintiva. Así pues, experimentamos la conciencia de una manera muy particular como sentido de equilibrio y compensación. Asimismo sentimos esta necesidad de compensación ante el Destino, cuando, sin ningún mérito por nuestra parte, tuvimos suerte o alguna ventaja en comparación con otros.

Siempre que alguien me da, o yo tomo algo —por muy bello que sea lo recibido—, noto un sentimiento de desplacer. Lo percibo como una presión, hasta que también yo haya dado o pagado algo equivalente. Esta culpa se vive como obligación de dar. Así decimos, por ejemplo: «Me siento en deuda con él o con ella». Ahora bien, cuando, bajo la presión de esta culpa, doy o pago algo equivalente, me siento libre de la presión de la obligación. Esta sensación de no tener ninguna obligación se vive como levedad y libertad. Asimismo, cuando me niego a tomar para no estar obligado, vivo este hecho como levedad y libertad. Esta inocencia es cultivada por los que intentan huir de nuestra sociedad, pero también por aquellos que se dedican a ayudar, que dan sin tomar. Esta libertad, sin embargo, nos convierte en solitarios y nos empobrece.

Compensación buena y mala

Cuando, en una relación de pareja, la mujer le da algo al hombre, mostrándole así su amor, el hombre se siente presionado hasta que también él le dé algo a ella. Dado que él también la quiere, le da un poco más de lo que ella le dio. Ahora es ella la que se siente presionada y, dado que también ella lo quiere, le da aun un poco más. De esta manera, el intercambio bueno se incrementa, aumentando también su felicidad y reforzándose el vínculo existente. Sin embargo, cuando el hombre tan sólo le devuelve lo mismo, la presión de la compensación y del intercambio cesa.

DAGMAR ¿Y si devuelve menos?

HELLINGER Cuando uno de los cónyuges devuelve menos de lo que toma, pone en peligro la relación. Te daré una imagen: la alternancia entre dar y tomar, y su incremento, son comparables al caminar de una persona. Para seguir avanzando, constantemente tiene que ir perdiendo y recuperando el equilibrio. Si pierde el equilibrio sin compensarlo en seguida, se cae y se queda en el suelo. Lo mismo ocurre en una relación de pareja cuando uno da y el otro se niega a tomar y a compensar el desequilibrio. Ahora bien, si sólo aguantamos el equilibrio, por ejemplo, en una relación de pareja, dando no más de lo que tomamos y, por tanto, evitando intensificar nuestro dar, nos quedamos parados.

Cuando en una relación de pareja uno da menos de lo que toma, también el otro le dará menos. Así, el intercambio entre ellos decrece y, en vez de avanzar, retroceden, disminuyendo también su felicidad y el vínculo existente.

BRIGITTE ¿Qué ocurre si alguien me causa realmente daño? ¿También en este caso debo buscar la compensación?

HELLINGER La presión para la compensación se siente tanto en lo positivo como en lo negativo. Cuando alguien comete una injusticia conmigo, siento la necesidad de vengarme. Ahora bien, si no le devuelvo la injusticia y prefiero, quizás, perdonarle o no exigirle algo que le haga un daño equivalente, no tomo en serio a aquella persona, por lo que acabará separándose de mí. Si me vengo de manera adecuada o exijo una compensación, sigo en relación con esa persona. Algunos, en cambio, actúan igual en lo negativo que en lo positivo: le hacen al otro un poco más de daño que el que éste cometió contra ellos. En consecuencia, el otro nuevamente se siente con el derecho de devolverle la injusticia, incrementándose así el intercambio negativo y, con él, también el sufrimiento y la desdicha.

La cuestión sería, por tanto: ¿qué puede hacer una pareja para poner fin al intercambio negativo y reanudar el positivo? Así como en el dar positivo, por precaución, se le da algo más al otro, en el dar negativo se hace al revés: por precaución se le devuelve algo menos. De esta manera, el intercambio negativo termina, y el positivo puede volver a empezar.

Los límites de la compensación

Lo que se considera válido en el seno de determinados grupos, frecuentemente se transfiere también a Dios o al Destino. Así, por ejemplo, cuando una persona se salva de una situación en la que otros perecieron, pretende pagarle a Dios y al Destino como si de personas se tratara y él pudiera ganarse su indulgencia a través de esta compensación. Así, pues, esa persona se limita, desarrollando, quizás, algún síntoma o sacrificando algo que le era valioso, u otra persona se sacrifica en lugar de él, por ejemplo, un niño.

O uno de los cónyuges no toma al otro si éste ya tuvo una relación anterior —aunque aquella pareja muriera—, porque le parece que lo tiene a costa de la primera pareja.

O los hijos de un segundo matrimonio no toman a sus padres, o se limitan y se castigan, porque otros hicieron lugar para ellos.

Aún peor es el caso de aquellos que se consideran elegidos porque el Destino les fue favorable, jactándose de su suerte, ya que, en consecuencia, su suerte cambia —sea cual fuere nuestra explicación—, porque ni ellos ni los demás soportan esta arrogancia.

La compensación a través del agradecimiento y de la humildad

Solamente podemos tomar del Destino de una manera adecuada, si tomamos lo bueno, que recibimos sin ningún mérito, como un regalo.

Esto, sin embargo, es dar las gracias. Dar las gracias significa tomar sin soberbia, compensar sin pagar.

Este agradecimiento es algo totalmente distinto de decir gracias. Cuando yo le doy algo a otra persona y ésta únicamente dice: «Gracias», es demasiado poco. En cambio, si su cara se ilumina y me dice: «¡Qué regalo más bonito!», ya ha dado las gracias. De esta manera me valora a mí y lo que le doy. Decir gracias, en cambio, frecuentemente no es más que un sustitutivo de este agradecimiento. Algunos también proceden así con Dios y con el Destino: dicen gracias en vez de tomar con amor.

Sin embargo, quien toma del Destino un regalo inmerecido, se siente igualmente presionado: tiene que hacer algo. Pero en vez de limitarse, pasa a otros algo de lo que recibió. De esta manera se siente aliviado y, a la vez, los demás reciben algo bueno.

Pero así como debo tomar lo bueno cuando me toca sin que medie ningún mérito personal, también debo aceptar que me toque una desgracia sin haberla causado. Es decir, debo someterme al Destino tanto para lo bueno como para lo malo. Así, estoy en sintonía y libre. Este someterse es humildad.

Claridad duradera

DAGMAR Lo que viví en la Constelación de mi familia me pareció muy acertado. Realmente no había valorado a mi madre. Primero sentí una breve tristeza y después una gran claridad duradera. A continuación, hubo un efecto dominó: que mi madre se diera la vuelta para inclinarse ante su madre, y ésta dijera también: «No me lo merezco; no soy digna.» Ahora ya no me importa quién engañó a quién, si mi abuelo a mi abuela, o al revés; puedo distanciarme.

En la familia en sí, inmediatamente cambió mi relación con los hombres, por ejemplo, con mi hermano. Es algo totalmente desacostumbrado. Estoy curiosa por ver qué pasará. Interiormente me pasé al lado paterno para distribuir nuevamente mis simpatías. A raíz del impulso recibido aquí aún tengo otra pregunta: ¿qué ocurre cuando algo no ha sido valorado o reconocido? Mi abuela paterna, por ejemplo, perdió a su hija pequeña a la edad de seis meses, y da la impresión de que ni los dos hijos que tuvo posteriormente, ni su marido fueron realmente tomados o valorados por ella. ¿Aún queda algo por hacer para mí?

HELLINGER No. Tienes que ver que la abuela permaneció atada en su dolor por la hija pequeña, de manera que ya no estaba libre para los demás.

Respetar el pasado

HELLINGER a Dagmar Aún te diré algo al respecto: el orden en la familia, tanto nuclear como extensa, implica que, al cabo de un tiempo, todo lo pasado pueda considerarse realmente pasado. Eso es sumamente importante. Lo que ocurrió en la generación de tu abuela, por ejemplo, debe considerarse pasado ahora. Eso también se aplica, como en tu caso, Frank, a los síntomas: si se los considera pasados, quizás te dejen en paz. Todo obedece a la ley de lo efímero, y nosotros la reconocemos y valoramos cuando, en su momento, también admitimos que las cosas son efímeras y pertenecen al pasado. Si se vuelve al pasado, únicamente hay que hacerlo para arreglar lo que aún nos pueda atar, o para sacar fuerzas para el futuro. Por tanto, tampoco hay que ir demasiado lejos en ese retorno, a no ser que haya algo muy grave que siga influyendo en el presente. Volver hasta la quinta generación, por ejemplo, ya es ir demasiado lejos; lo máximo sería la cuarta generación. En las familias orgullosas de sus extensos árboles genealógicos, como puede ser el caso de muchos miembros de la aristocracia, las desgracias siguen ejerciendo su influencia nociva durante mucho tiempo.

DAGMAR Este encontrar la paz es una experiencia maravillosa.

HELLINGER Encontramos la paz cuando también la concedemos, por ejemplo, a los muertos. Así están en paz. Hablando de los que murieron jóvenes, hay unos bellos versos de Rilke en las Elegías de Duino: «... los ausentados prematuramente: suavemente se desacostumbran de lo terrenal».

Necesitan un cierto tiempo para desacostumbrarse de la vida; después se encuentran en otra esfera, y allí hay que dejarlos. En el poema «Orfeo. Eurídice. Hermes», también de Rilke, Orfeo pretende recuperar a Eurídice; pero ella duda, ya que está «sumida en sí misma. Y su estar muerta la colmaba como una plenitud».

¿Algo más, Dagmar? Tienes la mirada muy clara.

Del fuego, las cenizas

DAGMAR Me siento muy, muy, muy bien. Pero aún hay otra cosa que, en el fondo, no me gusta tanto mencionar.

HELLINGER No lo digas. Primeramente tienes que saber claramente si para ti es correcto, si es idóneo. Cuando la persona aún duda, entonces no es lo idóneo.

DAGMAR Para mí está bien. Me di cuenta de que...

HELLINGER No. Según mi percepción no es lo idóneo en este momento.

Al grupo Es importante que el terapeuta esté al servicio de los secretos y los respete. Lo que se revela a la fuerza, sin que brille por sí solo, pierde su luz en seguida.

IDA Observando lo que aquí ocurre, lo comprendo y, a la vez, no lo comprendo. Se dan las dos cosas.

HELLINGER Lo que es grande nos toca, pero es imposible asirlo; sigue siendo un misterio. Quien pretende analizarlo para saberlo exactamente, del fuego no tendrá más que las cenizas.

Desaparecen los dolores de espalda

UTE Yo me encuentro bien. Estuve muy cansada, pero ahora estoy otra vez presente. Quisiera darles las gracias a todos los que, por mí y conmigo, dieron algo para configurar mi familia. Sí, de momento, simplemente me encuentro bien. Y ya no tengo dolores de espalda, se me olvidaba decirlo.

Constelación: Igualdad no respetada y la ley del equilibrio

BRIGITTE Ya que he decidido hacer algo, me gustaría trabajar ahora.

HELLINGER Adelante.

BRIGITTE ¿Quieres que configure mi familia de origen o la familia de mi hija? El problema lo tengo con mi hija.

HELLINGER Configura tu familia actual, todos los hombres, mujeres e hijos.

BRIGITTE Estoy casada por segunda vez. Mi primer marido se separó de nosotros y, más tarde, se murió.

HELLINGER ¿Por qué os separasteis? ¿Pasó algo?

BRIGITTE Yo estaba estudiando psicología, y acabé la carrera; ya no lo necesitaba.

HELLINGER Aquí actúa la ley del equilibrio. Cuando, en un matrimonio, uno se forma en alguna profesión y el otro lo mantiene económicamente, aquel que fue mantenido abandona el matrimonio porque ya no puede llegar a una compensación. El matrimonio no tolera ningún desnivel entre el dar y el tomar. Todo tiene que estar equilibrado. Asimismo, si la mujer, durante el matrimonio, le paga los estudios al marido, él la abandona en cuanto acaba la carrera. Aún le debes algo.

BRIGITTE Tengo un recuerdo muy selectivo de sus debilidades. Pero sé que aún le debo algo.

HELLINGER Los recuerdos tienen una finalidad.

BRIGITTE Ayer y anteayer estuve buscando fotos de él para ponerlas en un altar de imágenes, y mis hijas habían...

HELLINGER Tus hijas hacen lo que tú no hiciste.

BRIGITTE Me han quitado todas las fotos; no encontré ninguna. Mi marido volvió a casarse y tuvo dos hijos con la segunda mujer.

HELLINGER A éstos también los necesitamos.

BRIGITTE Mi segundo marido trajo dos hijos al matrimonio. Su primera mujer murió.

HELLINGER cuando Brigitte comienza a configurar su familia Configuraré el orden directamente; en este caso es muy sencillo.

Abreviaciones:

1Mar primer marido; padre de 1-4 y 5-6

Muj mujer; madre de 1-4

1 primera hija

2 segunda hija

3 tercera hija

4 cuarta hija

2Muj segunda mujer del primer marido; madre de 5-6

5 quinta hija

6 sexto hijo

2Mar segundo marido; padre de 7-8

+lMuj2Mar primera mujer del segundo marido; falleció; madre de 7-8

7 séptimo hijo

8 octava hija

HELLINGER ¿Qué tal las hijas?

PRIMERA HIJA (hija problemática) Rodeada de fuerza.

SEGUNDA HIJA Completo.

TERCERA HIJA Impresionada.

CUARTA HIJA Me encuentro bastante bien.

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PRIMER MARIDO Desde que oí que las hijas habían robado las fotos, estoy totalmente emocionado. Antes no tenía ninguna relación.

HELLINGER Las hijas deben ir con el padre. Aquí, la madre no tiene ningún derecho sobre las hijas. Deben ir con su familia. ¿Cómo se encuentra la segunda mujer?

SEGUNDA MUJER Bien.

QUINTA HIJA Bien.

HELLINGER Todas éstas son vuestras hermanas.

SEXTO HIJO De alguna manera, demasiadas mujeres.

HELLINGER Para ti sí. ¿Qué tal el segundo marido?

SEGUNDO MARIDO Creo que la distancia aquí (hacia la mujer) no es casual, pero está bien así.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra su primera mujer?

PRIMERA MUJER † Bien.

HELLINGER a la representante de Brigitte ¿Qué tal la mujer?

MUJER No me encuentro bien. Tengo la sensación de que me ahogan. Todo esto es demasiado para mí. Desearía estar en un círculo más pequeño.

PRIMERA HIJA A mí me gustaría acercarme más al padre.

HELLINGER Exacto.

Hellinger modifica la imagen.

MUJER Así está mejor, mucho mejor. Sólo estoy un poco triste por haber perdido a las hijas. Tengo un sentimiento fuerte hacia ellas.

HELLINGER Las has perdido. Ellas deben ir con el primer marido, a su sistema. No se las puedes quitar, se las debes.

BRIGITTE Estoy en vías de separación con mi segundo marido.

HELLINGER Tampoco en su sistema tienes ningún lugar; ni en el primer sistema, ni en el segundo.

Hellinger configura la imagen de la solución.

HELLINGER a la representante de Brigitte ¿Qué tal aquí?

MUJER También bien.

HELLINGER Es lo que corresponde.

MUJER También está en orden. Sí, es mejor así; hay espacio.

SEGUNDA HIJA Por primera vez noto un sentimiento vivo hacia mi madre.

PRIMERA HIJA Ahora tengo contacto con ella.

HELLINGER Aquí se ven las consecuencias de una separación a la ligera. Así se pierden los derechos.

A Brigitte ¿Quieres ponerte tú misma en tu lugar?

A Brigitte cuando ésta se encuentra en su lugar Aún puedes ir probando por ti misma si quieres.

BRIGITTE Sí, yo soy la engañada.

HELLINGER No. Tan sólo padeces las consecuencias de tu decisión. De lo contrario, las padecerían tus hijas.

BRIGITTE Yo tengo que padecer las consecuencias. Llora.

HELLINGER Exacto, pero aún no las has aceptado.

BRIGITTE Sí, es posible.

HELLINGER Exacto. Pero este dolor sana; reconcilia a las hijas con la madre. ¿Bien así?

Brigitte asiente con la cabeza.

HELLINGER Bien, ya está.

Al grupo Aquí se ve que cuando una persona hace algo por ella misma, de la manera que Brigitte lo hizo, no puede escaparse de las consecuencias y tiene que aceptarlas. No puede ser que se cometa una injusticia con el hombre y que encima se le quiten los hijos. El que se va, se queda solo. Los hijos se quedan con aquel que sufrió la injusticia. Éste es un principio importante.

BRIGITTE La razón por la que comencé mis estudios fue una relación que él tuvo durante un año y medio.

HELLINGER Él también se hizo culpable. Éste es un aspecto que se añade, pero no basta para compensar lo otro.

Celos y compensación

CLAUDIA Aún tengo otra pregunta al respecto. Ella comenzó sus estudios y los terminó. Después se llegó a la separación. Pero luego no se fue ella, sino él. Así lo acabo de entender.

HELLINGER Eso no tiene ninguna importancia aquí, porque la dinámica está clara. Cómo arreglaron en concreto la separación no tiene ninguna importancia. Con los celos, por ejemplo, el celoso quiere conseguir que el otro se vaya, no que se quede. Sin embargo, hace ver que quiere que el otro se quede.

Los celos son un medio para alejar la culpa de uno mismo y pasársela al otro. Así, la pregunta acerca de quién se va primero no tiene ninguna importancia en relación con la culpa y las consecuencias. El irse también puede ser como un favor; es decir, puede suceder que uno lo haga por el otro, para hacerle un favor. Pero si uno, a costa del otro, hace algo en el matrimonio que no tiene nada que ver con éste, de manera que el otro lo tenga que pagar, pone fin a la relación. Es diferente cuando él mismo paga sus estudios.

A Brigitte ¿Pagaste tus estudios tú misma?

Brigitte asiente con la cabeza.

HELLINGER En este caso no tiene la misma dinámica que cuando el hombre los paga. Cuando el hombre le paga los estudios a la mujer, ésta siempre se va. Cuando la mujer le paga los estudios al hombre, éste siempre se va. Porque ya no existe la igualdad. Cuando la mujer estudia, y sus padres lo pagan, no importa. Cuando el hombre estudia, y sus padres lo pagan, no importa.

Pero en tu caso aún está actuando otra dinámica más. En tu caso, los estudios eran el deseo de salir de la relación; eran la venganza por la relación que él tuvo. También aquí rige el principio del equilibrio. La pregunta es: ¿quién hizo más daño al otro? ¿Él a ti, o tú a él? ¿En qué caso la venganza fue mayor? A eso se refería tu pregunta anterior por la compensación negativa. Es algo que debes tener en cuenta, sea cual fuera la manera en que lo aclaras para ti.

Inocencia y venganza

El inocente es el más peligroso. El inocente tiene la rabia más grande y actúa de manera más destructiva en una relación, porque se siente justificado. Así, pierde la medida. El culpable, en cambio, está más dispuesto a ceder y a reparar. Por regla general, la reconciliación no fracasa por el culpable, sino por el inocente. ¿Podemos dejarlo así?

Infidelidad y fidelidad

THEA Aún estoy dándole vueltas al hecho de que ella estudiara psicología después de que su marido tuviera una relación con otra mujer durante un año y medio. A pesar de todo, en la constelación resulta que ella ha perdido sus derechos sobre las hijas. Como mujer, me choca porque lo considero injusto.

HELLINGER ¿Es injusto? Lo que no ves es la culpa de los inocentes, puesto que no son los culpables los que acaban enojándose, sino los inocentes. Por regla general, el culpable no está enojado con el otro, frecuentemente no experimenta ningún sentimiento negativo. El inocente, sin embargo, sí se enfada, ya que se siente justificado haciéndolo. Su culpa es especialmente grave porque aparece en forma de inocencia y de justicia.

¿Qué hay de malo en que una persona alguna vez mantenga otra relación? ¿Qué es lo que se hiere? El inocente se comporta como si tuviera el derecho de poseer al otro para siempre. Esta actitud es arrogante. En vez de intentar ganarse al otro a través del amor, se le persigue. ¿Y así quiere que vuelva? Es imposible que lo haga. Una vez el inocente haya saciado sus deseos desmesurados de venganza, el culpable ya no puede volver a él. Por tanto, abogo a favor de lo más humano y de la mesura.

Siento un profundo respeto ante la fidelidad, pero no bajo estas condiciones. La fidelidad debe ser un resultado del amor. Frecuentemente se reclama: «Yo soy la única persona que puede tener importancia para ti.» Muchas veces, sin embargo, la persona se encuentra también con otras personas importantes, por lo que el otro no tiene ningún derecho de perseguirlo. Debe respetar la situación tal como es; así, quizás, puede darse una solución buena para todos. Ésta, sin embargo, sólo es posible a través del amor. ¿Lo he dejado bastante claro?

Pero aún quisiera mencionar otro detalle. Frecuentemente, la lucha de un cónyuge por el otro se nutre del miedo del niño que teme perder a su madre. Así, la exigencia de fidelidad no se dirige tanto a la pareja como a la madre. También la fidelidad de un cónyuge, especialmente la fidelidad abnegada, transfiere la fidelidad del niño con su madre al marido o a la mujer. En consecuencia, tiene algo de irreal.

Os daré un ejemplo:

Un hombre me escribió que estaba comprometido, pero que su novia le había dicho que su amor no era más que una transferencia, y que ella quería ser independiente de él y tener también otras relaciones. Él, sin embargo, pensaba que debía guardarle fidelidad, esperando que volviera con él. En una carta le contesté de la siguiente manera:

«Frente a tu novia muestras una fidelidad semejante a la que los niños sienten por su madre. Por tanto, también te engaña tu sentimiento. Ella no te merece.»

En la siguiente carta me contestó que se sintió liberado inmediatamente. En seguida se sacó el anillo y se sintió preparado para lo nuevo.

Venganza en lugar de otra persona

UTE Por una parte, aún me ocupa el sistema de Brigitte, sobre todo la manera tan implacable en que se desarrollan estos principios de ordenación —que, obviamente, se corresponden con la realidad, aunque parezcan configurados por ti—. Es decir, esto aún me da que pensar.

Por otra parte, tiene que ver conmigo y con mi madre. En mi matrimonio —sólo estuve casada durante poco tiempo— también se me engañó, y después me fui. Me sentía absolutamente inocente, y este hecho me hace pensar nuevamente en la identificación con mi madre; porque en su caso pasó algo similar. Mi padre actuó con buena intención cuando la envió con su familia para que mi hermano enfermo se recuperara. Entretanto, mi padre mantuvo una relación con su secretaria, de la que nació otro hijo. Pienso que yo percibí y adopté algo de la venganza de mi madre hacia mi padre. Es decir, ahora hay algo nuevo que arde pero que también puedo mirar con una cierta distancia.

Reflexionar sobre la inocencia

KARL Al mirar el reloj, me he dado cuenta de que ya se acaba la jornada de trabajo, y noto lo fresco que me siento todavía.

Antes se me grababa la idea de que los inocentes son los peligrosos. Simplemente está muy presente, trabajando en mi interior.

Regalos para la madre

CLAUDIA Estoy nerviosa, me preocupa mi madre. Wolfgang se fue antes, porque mañana es el cumpleaños de su madre e irá a verla. Mi madre también celebra su cumpleaños mañana, pero yo no pienso ir. En el fondo, esto empezó ayer cuando tú... Comienza a llorar.

HELLINGER Escucha: puedes imaginarte qué regalos le llevarás de este curso. Sería una buena ocasión. Pero tendrías que anunciarlo primero para que sepa que le llevarás regalos. Así, mañana podrás quedarte tranquilamente. ¿De acuerdo?

CLAUDIA se ríe Nunca he hecho algo así pero me parece bien.

En el último límite las crisis se deciden con más facilidad

ROBERT Estoy algo intranquilo porque próximamente tendré que decidir si sigo viviendo con mi hijo y me deshago de la casa.

HELLINGER Todo eso viene demasiado pronto. Una crisis se supera en el último límite.

Durante una época fui director de una escuela grande. A veces había alguna crisis; pero yo me quedaba mirando, durante días, viendo cómo hervía aquello, hasta que la crisis alcanzaba su punto culminante. A partir de ahí, se solucionaba rápidamente; en el punto culminante es muy fácil.

ROBERT Hay una decisión que necesito tomar ya: cuándo y cómo vuelvo a dirigirme a mi mujer. Ella me lo ofreció, es decir, quisiera tener contacto; pero desde hace tres meses no hay ningún contacto porque yo no quería.

HELLINGER Ahora espera hasta que te sientas capaz de hacerlo. El próximo paso te toca a ti. ¡Pero contáctala sin falta!

ROBERT Eso ya lo tengo claro; sólo se trata de saber cuándo y cómo.

HELLINGER Cuando sea el momento, lo notarás en seguida. Aunque ya se conozca la decisión, hay que esperar a que se reúna la fuerza para la ejecución.

ROBERT Me cuesta mucho esperar.

HELLINGER Porque no eres ningún guerrero. Ellos sí que actúan así. Durante la guerra, cuando había un ataque, había que esperar hasta que el enemigo estuviera a unos cincuenta metros. Eso es muy difícil. Exacto. Es más fácil empezar a disparar cuando aún se encuentra a un kilómetro de distancia. Pero ¿de qué te sirve?

Constelación: Después del divorcio, los hijos deben ir con el padre

FRANK Aún quisiera preguntar algo con respecto a mi separación. Me llamó la atención que, siempre que en una Constelación tenía que representar a un padre, como antes en el caso de Brigitte, los hijos tenían que ir con el padre. ¿Acaso tiene alguna importancia para mí?

HELLINGER No, eso no tiene ninguna importancia para la relación con tus hijos. Sólo se trataba de las relaciones que se configuraron en cada caso concreto. Lo que ocurre en tu caso no lo sabemos. Pero si quieres investigar, puedes configurar tu familia.