Apéndice

Cuando me pidieron que escribiese un relato corto para este libro, acababa de terminar una novela de 125.000 palabras y estaba empezando otra que iba a alcanzar las 200.000.

Escribir un relato corto se me antojó entonces un agradable cambio de ritmo. No lo fue, desde luego. Fue un verdadero infierno, naturalmente. No había tocado la ciencia ficción durante muchos meses. Y me había acostumbrado a disponer de espacio para desarrollar los caracteres, la trama y el tema.

Se me antojó casi imposible comprimir una historia que tuviese algún sentido en tan pocas palabras.

Pero lo hice. Lo que no supone ningún cumplido para mí. Más bien un cumplido para la ciencia ficción. Nunca me he sentido a gusto como novelista de ciencia ficción, pero sí me ha gustado escribir relatos cortos en este campo. Mientras que la novela de ciencia ficción tiene límites y condiciones por las que no quiero preocuparme en mis obras largas, los relatos cortos del género son lo más vivo y emocionante con que uno puede encontrarse. No existe otro género de ficción tan idóneo para el relato corto. En la ciencia ficción, 2.200 palabras pueden tomar la forma de una verdadera parábola. Pueden ser una obra. En ningún otro género literario ocurre así.

Y además, ¿en qué otro género literario puede el escritor producir un relato cortísimo que sea al mismo tiempo una parodia de alguno de los temas sagrados en dicho campo? En ningún otro.

Fue un verdadero infierno, desde luego. Pero resultó también muy divertido.

Novelas

Más que humano, de Theodore Sturgeon.

Paper Dolls, de L. P. Davies.

Relatos

Something Wicked This Way Conyls, de Ray Bradbury.

El bebé son tres (capítulo de Más que humano), de Theodore Sturgeon.

Nacido de hombre y mujer, de Richard Matheson.

It’s a Good Life, de Jerome Bixby.

SOBRE DEAN R. KOONTZ

Dean R. Koontz, nacido en 1945, ha publicado ya más de diez novelas de ciencia ficción y una gran cantidad de relatos cortos dentro del género. Uno de ellos (Beatschild) está sujeto a opción cinematográfica y fue seleccionado para el premio Hugo en 1970.

En la actualidad escribe fuera del campo de la ciencia ficción. Sin embargo, ha vendido novelas de misterio y otros géneros a Dial, Atheneum, Random House, M. Evans y otros editores.

Hanging On, publicada por M. Evans en 1973, ha sido calificada como la más horrenda y divertida novela de guerra desde Catch-22.

El señor Koontz vive en Harrisburg, Pennsylvania, con su mujer. Está terminando una gran novela de suspense para Random House.