ANIMALES
CUALQUIER biólogo negaría
vehementemente que Cleopatra tenga insectos, peces, anfibios, aves,
mamíferos o cualquier otro animal terráqueo excepto aquellos que se
importan. Existen demasiadas diferencias de detalle, algunas
bastante fundamentales. Sin embargo, también hay semejanzas
notables cuando se seleccionan ambientes similares por
características también similares —y los pioneros no tienden a ser
tan perfeccionistas.
Los colonos emplean algunos nombres
científicos para las grandes clases. Pero la palabra 'gusano', por
ejemplo, tiene un significado tan amplio aun en la Tierra, que
puede ser muy bien aplicada a numerosos invertebrados sin patas de
Cleopatra. La de los artrocoles es una familia interesante que se
caracteriza por sus segmentos provistos de una armadura articulada.
Con esa protección suelen alcanzar longitudes superiores a un
metro.
La palabra 'insectoide' pronto quedó
apocopada en el lenguaje familiar, al convertirse en 'secto'. Se
aplica tanto a los insectos como a los bichos comunes. Hay
innumerables clases de sectos; uno de los más conocidos es el
rutilala, semejante a una polilla, cuyas alas son como espejos
debido a minúsculas partículas metálicas; también hay un corredor
de cuerpo alargado, numerosas patas y ojos abultados, llamado
espía, y el enano, una especie de mosquito que se desplaza en
enjambres oscureciendo el espacio, seguidos de voladores que se
alimentan de ellos.
Entre los invertebrados marinos está el
gorgón flotador, con su trampa de flámulas mortíferas. Los grandes
pólipos no tienen un número definido de tentáculos, pues de cada
herida crece más de uno nuevo. Cuando ha desarrollado demasiados
tentáculos nuevos, el animal desarrolla otra cabeza, con los
correspondientes órganos intemos, y se escinde en dos, lo que
constituye también una alternativa a la reproducción sexual
ordinaria. A los biólogos les fascina el problema de cómo es
posible esto en animales de tal tamaño y complejidad.
Además de los órganos sexuales femenino y
masculino y un par de ojos, una evolución paralela ha producido en
Cleopatra ciertos vertebrados que, como los de la Tierra, tienen
sólo cuatro miembros verdaderos.
Entre los piscoides se encuentran el grande,
elegante y veloz pirata carnívoro, y el cabeza de mitra, que es un
predicador marino que emite un ulular grotesco. El macotrach se
encuentra entre los sauroides marinos, muy parecido en su aspecto
al antiguo plesiosaurio.
Todo el territorio está dominado por los
sauroides. Muchos de ellos han alcanzado un desarrollo superior al
de cualquier reptil de la Tierra y están dotados de corazones muy
eficientes, procrean animales vivos y cuidan de sus cachorros
demostrando una capacidad casi mamífera para aprender por
experiencia. Esto se debe probablemente al hecho de que al habitar
en Cleopatra, un planeta relativamente más cálido, y siendo
homeotérmicos (de sangre caliente) tienen menos ventajas de las que
tendrían en la Tierra. Nunca hubo, al parecer, períodos glaciales.
Así, los animales poikilotérmicos (de sangre fría) tienen más
oportunidad de prosperar y desarrollar nuevas capacidades.
Entre los más conocidos están el hiposaurio,
un rumiante ungulado de praderas y montañas, tan grande como un
caballo; el rey codrilo, un carnívoro de tierra seca con patas
largas pero en todo lo demás parecido a un cocodrilo; el
brincligero, una bóveda andante de dos metros de ancho, provisto de
una caparazón córnea y rabo erizado; el faber, que es una
caricatura humana tanto en su aspecto como en su comportamiento, y
por último el deltosaurio, un volador provisto de alas
gigantescas.
Los animales homeotérmicos no avanzan de su
estado primitivo. Están cubiertos de pelos de diversos colores,
incluso verde, pero no tienen glándulas mamarias. Casi todas las
crías nacen con todos los dientes y pueden alimentarse
inmediatamente como lo hacen sus padres. Cuando esto no sucede, se
alimentan por regurgitación. De esta manera, aun algunos animales
que habitan en el suelo tienen picos en vez de trompa, aunque
ninguno posee labios.
Estos últimos están más desarrollados en las
formas aéreas: los ptenoides y las pseudoaves. Aunque por sus
características ninguno de éstos puede ser comparado con las aves
de la Tierra, hay entre ellos algunas hermosas especies, como el
juandandy de colorido plumaje. Sin embargo, el volador y buceador
de rica piel (sin plumas), conocido como murciélago canela, es un
teroide.
El tamaño de los teroides no es muy grande.
Habitante habitual de la selva es el fantasma del árbol, parecido a
un maquí con pico de loro. En uno de los continentes se halla el
utinani carnívoro, que corre en manadas haciendo ruidos
desagradables con las bolsas de la garganta para espantar a los
prolíficos herbívoros llamados Tom salteadores; ambas especies
tienen el tamaño de un conejo. En las regiones árticas se encuentra
la serpiente de la nieve, que ha descartado las patas y la piel del
vientre para perseguir más efectivamente a su presa; cubierta de
piel blanca en el resto del cuerpo y por ser muy afectuosa, es
ideal como mascota. Por supuesto, esta es una lista parcial.
En realidad, todas estas observaciones son
bastante superficiales e incompletas. Todo planeta es un mundo, y
por lo tanto, inagotable.