Capítulo 6
EL VIAJE DE ALTAIR
LAS horas poco a poco transitaban llegando al Bosque verde un lugar mítico por la flora del lugar compuesta de árboles comunes, por supuesto su total calma, raro para ser el lugar que conecte un mundo totalmente diferente al real pero. Paso o paso con mucho sigilo para que ningún animal se percatarse tomo su espada deslizándola por su mano a la altura de su palma, ejecutase un pequeño corte para luego hacer círculos con su mano. De repente algo increíble pasó; justo enfrente de él, el paisaje se comenzó a deformar como si algún líquido transparente formase una pared, con pasos menos sigilosos se abrió pase por la pared invisible. Del otro lado, otro mundo, un bello paisaje rodeaba esta nueva tierra, una pradera enorme sumergida en el paisaje, Altair desde un vistoso acantilado apreciaba al parecer su hogar, bajó la mirada hacia un extremo inferior del majestuoso paisaje, abajo se divisiva unos grandes árboles de roble que rodeaban una especie de castillo no tradicional parecía muy moderno para que se le considerase con esta denominación era más una mansión pero algo no tan post-moderno. De un brinco por el acantilado se deslizaba el noble hombre con una mirada no entusiasmada pero tampoco melancólica como si el lugar le trajese pero recuerdos que no quisiera pero recordar aunque las alegrías del pasado también estén guardadas en el mismo lugar. Tomo un camino de bajada deslizándose ágilmente en el paisaje para luego tomar un camino entre los árboles, la vegetación llegaba hasta donde los inmensos castillos mansiones nacían pero el más próximo era el destino de Altair, camino unos diez minutos entre tanta flora y fauna algo extraña definitivamente no conocida por el hombre común o científico experto. Para los extraños seres pareciese que la presencia de Altair no importase como si para ellos era normal verle o cualquiera que tomara el mismo camino, esas variadas y raras criaturas seguían en lo suyo mientras él seguía su camino a un ritmo cada vez menos pausado, entre lo que duraba el camino recordaba lo pasado con Bastian y ya en su cabeza se lo estaba imaginado a él acompañándole para que se encontrara con su padre y por fin se convierta en el defensor y líder de su grupo. Llego a la enorme puerta que de un tirón se abrió saliendo por ella dos hombres uno de gran tamaño de aspecto europeo de cómo si se tratara de un esos de la lucha libre bien grande y fornido pero con un rostro caricaturesco de una inocencia casi divina hoy casi imposible de hallar; por el otro lado se encontraba alguien de mirada menos amble pero de cierta confianza reservada para los que él consideraba sus amigos y compañeros. —Teobaldo y Basilio es gusto volver a verlos— exclamo Altair —Así que el muchacho ya es como nosotros— decía para complacer su duda, Teobaldo —No necesariamente, todavía el miércoles, es su cumpleaños pero vengo a ver a su padre para que se encuentre con su hijo que seguro ha de extrañar mucho— decía con mucha confianza —Me temo que no va ser posible— pronuncio Basilio para luego bajar la mirada cerrando el puño con fuerza al parecer de impotencia —Que ha ocurrido hermanos es imposible que Cecil haya atacado tan repentinamente y mucho menos que la baja sea Damián— manifestaba con algo de angustia en su voz. —No sabemos ni casi como ocurrió pero 3 miembros de la élite han sido asesinados y otros tres capturados a manos del Lord para quien sabe qué pero no pudimos hacer nada para detener el terrible ataque— alegaba Teobaldo —Creemos que el ataque no puedo ocurrir sin una premeditación de parte de ese maldito vampiro, pero no entendemos porque capturo nuestros líderes, simplemente no hay mucho que pueda hacer además su escape no sería ningún reto para ellos pero hasta ahora no tenemos noticia de ellos— contaba Basilio casi sin la mirada inocente que le caracterizaba. —No hay tiempo que perder, maldita sea odio que esté pasando esto, pasare a la sala principal de inmediato tengo que consultar nuestro siguiente movimiento. Paso por la puerta enorme ya sin mucho ánimo de ver a su gente en el enorme lugar sin importar el pase que este ofrecía rodeada de detalles rústicos y modernos como si los castillos medievales nunca hubieron pasado de moda pero se le hubiera modernizado, los colores eran tenues y serios que eran variaciones de plomo por todo el lugar dejando poco espacio para la recreación. En la entrada, una gran área rodeada por pequeños recintos que parecían las casas para los licántropos, pero el lugar no tenía niños y las casas no eran muy grandes. De cerca se podría ver claramente que solo eran lugares para descansar sin más; los que vivían ahí no lo harían todo el tiempo, el lugar era una base para los hombres lobos en estos tiempos de crisis. Pasaron por un área de gran tamaño con forma circular, luego tomaron un camino recto como un pasadizo que gozaba con colores más vivos amarillo, oro, plateado y rojo adornaban el lugar con muchos detalles difíciles de describir; adornos de temas como la caza y el viaje dibujados en el pasaje a la sala principal. Una puerta terminaba el pasillo era muy segura pero tenía pequeñas marcas como si hubiera sido forzada hace poco, se detuvieron para entonces explicarle a Altair lo poco que habían aclarado sobre el ataque de Cecil. —Aquí está, la única huella que dejo de su crimen, adentro solo desordeno el gran salón pero fue provocado por la batalla entre nuestros líderes y al parecer tan solo vino el Lord— comento Basilio. —Cómo es posible que nadie se enterara, tan corto fue su ataque— pregunta Altair. —Amigo yo sé que es difícil de creer pero no, tú sabes muy bien que su olor no lo podemos percibir, el maldito muerto vivo, realizo su plan en unos cuantos minutos cuando llegamos todos los hermanos solos encontramos los cadáveres de nuestra elite— decía Teobaldo resignando. La impresión de ver muertos a los más fuertes de sus compañeros era difícil de asimilar dolor, impotencia, cólera llenaban los corazones de los hombres lobos con los ánimos totalmente caídos; la batalla es lo que es sin treguas, sin remordimiento, sin tiempo para llorar a los caídos así es y así siempre será. De repente interrumpió en el pasadizo uno más de los licántropos pero él no se veía como los demás, no parecía que estuviera vivo, pálido con la mirada llena de sufrimiento, de aspecto común pero extraño a la vez por su demacrada apariencia, de estado físico excepcional como parece que todo hombre lobo comparte pero de ojos rojos como los de un vampiro, entro el hombre pero sin una actitud amenazante. —Pero que quieren buscar, ustedes no son detectives, simplemente hagan lo que tengan que hacer, Altair tráeme al muchacho, yo lo enseñare y todo esto habrá terminado — anunciaba para luego dar una bocanada a su cigarro. —Se ve que estas apurado por ver a tu sucesor, pero todavía no puede venir no es un licántropo se supone que su padre iba a morderlo pero todavía cumple 18 el miércoles— contestaba Altair al extraño personaje —No está al tanto de ese tema, con gusto lo mordería pero sería hibrido y no serviría de nada, tenemos que contactar con su abuelo, el viejo todavía tiene suficiente fuerza para convertirlo — replicaba Jefferson. —Nos retiramos que los líderes nos guíen con el siguiente movimiento — anunciaba Teobaldo. Basilio se despidió con un abrazo a Altair tomando una pose de respeto para cuando salía del pasillo, Fabián era alguien importante dentro del grupo pero no era líder, dentro del grupo él era el único que guardaba esas características siendo la más intrigante sus ojos rojos como los de un ser de la noche. —Los elites están temerosos han podido apreciar los resultado de enfrentarse al temible vampiro, tu Altair sabes de cerca lo que es capaz no hay miedo en tu corazón tan solo pena por lo que es capaz ese monstruo— decía Adrián mirando a Altair. —Tienes razón no le temo, en cambio le guardo un rencor por lo que me hizo, cuando tú le enseñes todo a Bastian, todo estará listo para que acabe de una vez por todas con él-respondía con fuerza en la voz. —Bastian, buen nombre para el hijo de Damián ojala sea venerado como significa su nombre, aunque no hay duda que tiene talento natural su padre ha sido de los chicos más destacados que vi claro después de mi-comentaba con mucha confianza el misterioso hombre. Pasaron por la puerta marcada por la agresión de Cecil, al otro lado estaban los cinco líderes sin un poco de entusiasmo en su rostro los hombres importantes, dolidos y sin fuerza comenzaban a recibir a Altair dándole la mano para después se retirase Teobaldo y Basilio cerrando la maltrecha puerta. Tomándose todos los saludos, tomaron posiciones en el salón que se veía vacío, todos formaban el círculo mal hecho debido a la falta de seis de sus cabecillas que tomaban, la delicada habitación formaba el cuadro perfecto para expresar la melancolía. El gran salón, era muy diferente al resto lugar, sus colores eran serios pero dotados de presencia para que el pasillo tomara el primer paso para ver a los jefes licántropos, el circulo aparte de estar conformado por los elites también tenían sillones especiales muy cómodas de color de la luna llena. Entonces tomaron asiento los líderes. —Comienza con tu informe Altair— dijo uno con la voz autoritaria uno de los líderes. —Señor el muchacho está desarrollando un buen estado físico además que ha aprendido nociones de defensa personal, debería estar leyendo un libro sobre nuestra gente y los vampiros— respondía Altair con reserva y sumisión para con quienes le habían encargado la misión. —Sí, así debía ser. El muchacho todavía no ha cumplido la mayoría de edad; por lo tanto debemos elegir quien morderá al muchacho— decía otro líder sentado al extremo del salón. —Dada la situación, se suponía su padre Damián estaría encargado de esto, en su ausencia el abuelo Alexis seria el indicado para liberar el poder del joven protector— opinaba el líder del otro extremo de la habitación. —No hay problema, contactare cuando antes y anunciar la noticia, Bastian cumplirá dieciocho el miércoles; no tendría problemas con su trasformación, en su patio instale una protección ahí podrá aprender a “auto-controlarse”— terminaba Altair de esta manera su informe. —Bueno cuando termine esto podrás unirte a la elite, hasta entonces que luna guie tu camino — mencionaba un líder sentado al lado de lo debería ser el frente de circulo según la posición de Altair. —Ahora, según tu salida necesitamos poner a tu grupo en el frente de la guardia-comentaba otro líder. —De acuerdo señores, es la mejor opción en definitivo; se sentirán honrados de tan honorable acuerdo — respondió Altair. —Seguramente, ya hemos dispuesto su posición en los alrededores de la base cuando sea necesario, pero queremos que Basilio investigue y se infiltre para averiguar que desea Cecil-decía con mucha seguridad el Líder. —Líderes, por favor. Basilio, no creen que deberíamos enviar otro grupo más, mi equipo será guardia suficiente, Teobaldo y Adrián podrían acompañarlos. Un silencio casi amenazante rodeaba el gran salón. Era más que obvio, el miedo que infundía el Lord; difícil es la situación cuando sabes que debes defender tu vida aunque estés en guerra. La mente de los líderes aún estaba fresca, el terror profundo de ver a los ojos a Cecil hacia olvidar la felicidad después de todo lo provocado por tan miserable y oscuro ser. Se pararon dando por concluida la reunión sin dejar respuesta a Altair tan solo se pudo escuchar en coro: Tomaremos en cuenta tu petición. Vaga respuesta para los que se supone tienen todas las respuestas; Licántropos con mucha valentía demostrada desde que empezaron sus tiernas vidas. Altair coloco en su mente la imagen de cuando todos los líderes estaban en conjunto, valientes, seguros, con experiencia. El más joven de setenta y cinco años, Damián, de entre los lideres el más arriesgado pero también el más calculador; seguían luego los de cien años, de color marrón, comandantes al igual que Altair siendo uno de ellos su maestro Enrique el anterior portador de la espada de Altair, todo y cada uno de ellos se había ganado su posición con esfuerzo mostrado en el campo de batalla, pero hoy no eran la sombra de lo que eran. —Para que pensar en el pasado, si parece que desde que empezaron no han cambiado-pensaba.
La juventud es mantenida por un hombre lobo hasta los ciento cincuenta, donde recién comienza su vejez. Altair incluso no había experimentado ningún estrago de un típico humano de su edad. Para cuando los pensamientos se arrojaban fuera de su mente, salía caminando por el pasillo fuera del gran salón.
Ahí se encontraba Jefferson, como siempre era recordado con un cigarro que nunca se acababa y él fumando como si de un vicioso se tratara. Altair se acercó para iniciar una conversación. — Cuando me dirás la fecha de tu cumpleaños, los humanos vende pasteles deliciosos, seguro encontrare uno con doscientas dieciocho velas— decía en tono burlón. —Se ve que te gusta bromear, quieres que le enseñe al niño a controlar su poder; lo hare con gusto — decía Jefferson atendiendo la supuesta demanda de Altair. —Creo que Cecil no te dio el poder de leer mentes, pero me conoces muy bien si no hubiera sido por ti no sería capitán— respondía Altair. —Cuando regreses con el muchacho lo domare fácilmente, aunque primero busquen a luna solo si la tienen podemos ayudar al hijo de Damián— imponía su petición el extraño Jefferson. Altair le pareció muy conveniente la petición, se despidió, tomo un camino hacia otro pasillo del lugar. La puerta era común para una mansión más que para un castillo. Abrió, para luego pasar por lo que sería el comedor; sus amigos estaban sentados en el amplio tomando sus alimentos en el lugar, muy grande más que el gran salón cuyas dimensiones eran promedios para una sala de reuniones ejecutivas. En la habitación de color azul entero con unas mesas tradicionales de madera entonaba bien para ser el lugar para ingerir cómodamente. En el extremo final derecho de la habitación se encontraba Basilio y Teobaldo sentados. —Cómo ha ido todo— preguntaba el animado Basilio. Se acerba Altair después de escuchar a su amigo, se acercó, cogió una silla y sea aproximo para contarle los detalles de la corta pero a la vez interesante reunión. —No muy bien. Los alfas están desbastadas por lo que Cecil se atrevió a hacernos. Ellos han tomado una clara decisión con respecto a lo que planean hacer, Basilio investigará que planea hacer el Lord con los alfas secuestrados— concluía Altair dando a conocer la idea de la elite. —Estoy al tanto pero es muy probable de que acompañe a Basilio sin importar lo que nuestros líderes piensen, no hay marcha atrás no puedo permitir que arriesguen Nuestras vidas solo porque tengan miedo— decía Teobaldo con mucha energía y seguridad. —Me temo que dada las circunstancias he de seguir lo poco premeditado de tu pensar Teobaldo — decía algo preocupado Basilio. —Amigos, cuídense no se arriesguen demasiado, pronto conseguiré que el hijo de Damián encuentre a la reencarnación de Luna y así para poder desatar todo nuestro poder— decía Altair. —Cierto el muchacho debe encontrar a nuestra diosa, alguna idea de donde pudo haber nacido — preguntaba Teobaldo. —Sí, según lo que conseguí investigar ella debería estar aquí con nosotros, en bosque verde, pero está en el área central dentro del mercado principal— respondió Basilio. —Entonces traeré a Bastian dentro de unos días cuando el cumpla los dieciocho será traído para culminar su entrenamiento que será impuesto por Jefferson— comentaba Altair. — Él pero si se supone que no tiene poderes, además está algo gastado para poder hacer eso no crees— decía Teobaldo. —Oh no compañero, Jefferson también fue mi mentor y te aseguro que aún puede transformarse tan solo que es por un tiempo limitado— contestaba Altair. —Lo recuerdo, cuando era niño él consiguió transformarse para defendernos de Cecil a mí y a mi madre, agarro su cigarro y lo rompió y para entonces consiguió tomar su forma lobo fue algo increíble verle pelear-recordaba Basilio. —Pueda ser que aun tenga un as bajo la manga pero yo creo que cualquiera de nosotros está capacitado para ayudarle no crees Altair— anunciaba Teobaldo. —Te equivocas, si alguien tiene la experiencia suficiente es Jefferson él después de todo también ha sido un guardián— decía Altair. —Tienes razón creo que ya hemos debatido demasiado con esto mientras no encontremos a la chica no podemos dar nada por seguro, me retiro voy a descansar— decía Basilio para levantarse, despedirse y salir por la puerta. —Creo que podríamos tomar algo antes de dormir te parece Altair— decía Teobaldo. —Bueno no habría ningún problema tu esposa está en la cuidad y no podrá regañarte por esto— decía Altair sonriendo. —Bueno dado que tú sentido humor está intacto, camarero traiga dos vasos de cerveza— decía Teobaldo. El camarero era igual a ellos un hombre de buen físico con rasgos latinos con toques europeos, se acercó a la mesa con los dos vasos de espumeante cerveza para ellos. Entonces bebieron su cerveza traída de manera gratuita al parecer todo en el lugar era casi todo era disponible para consumir sin necesidad de usar dinero o algo parecido aunque en tiempos de guerra esto es normal. —Salud por lo bueno y lo malo, la desgraciaría, la felicidad, el valor, nosotros y por supuesto Bastian, ese el hijo de Damián no ayudara a acabar con Cecil definitivamente— dijo Teobaldo con efusión y mucho entusiasmo. —Salud entonces por ello. Mucha suerte en tu viaje que Luna guie tu camino nuestra desvalida diosa aún tiene mucho por lo que luchar— decía Altair. Comenzaron a beber su vaso de helada cerveza, de sabor fuerte y en definitiva mucho más fuerte de lo que cualquier humano estaría acostumbrado, comenzaron a recordar sus comienzos de cómo al igual que Bastian se sorprendieron de su poder y poco a poco fueron asimilando el hecho, pero recordaron algo que quizás sería lo más drástico de ser un licántropo. —Ha pasado mucho tiempo desde la primera vez en que me trasforme, no ha fue para nada fácil, Altair tu lograste el control mucho más rápidamente pero no te preocupa el muchacho— iniciaba Teobaldo con su duda. —Sí es cierto para todos la primera transformación puede ser difícil incluso para algunos traumática, Bastian se lo ha tomado muy bien la noticia pero solo lo hace por ver a su padre, no sé cómo se tomara la noticia del secuestro de su padre— comento Altair. — Cierto para mí, todo un reto controlarme si no hubiera sido por mi hermano mayor a lo mejor terminaba matando a media ciudad, él me sujeto con mucha firmeza y me calmo dándome pautas para tomar el control de mi cuerpo— decía Teobaldo con los ojos brillosos. —Aún lamento lo de tu hermano, fue un gran héroe para nosotros jamás lo olvidaré, estuve en la misma batalla, nació y murió como héroe— decía Altair recordando el doloroso pasado dejado en la batalla. —No hay duda de que fue un gran hombre siempre lucho por igualarle espero estar a su nivel algún día, siempre ruego de que Luna guie su camino en la otra vida— argumentaba Teobaldo pasándose el dolor por la garganta, tomando su vaso bebiendo un sorbo. —No te preocupes estoy seguro que el chico es lo que buscábamos no hay duda, es tan fuerte y valiente como su padre con respecto a si se controlara, tengo dudas pero al menos con la arma que ha escogido estará muy bien defendido-decía Altair. —Enserio, no me digas que ha escogido a cold y fire Drake— preguntaba Teobaldo. —Sí. Ni bien la vio lo agarro, se lo puso, pero no duro ni cinco segundos con él, fue algo gracioso cuando regrese le enseñare de verdad como se usa; su padre era un genio con esas armas las uso de tantas maneras diferentes que parece increíble— contaba Altair bebiendo su helada cerveza. Comenzaron con un vaso pero al parecer la calmada noche, fría y húmeda se prestaba para seguir, se levantaron agradecieron al mozo y se fueron a dormir despidiendo la noche. Tomaron su camino cada uno a su dormitorio, Teobaldo le brindo la llave del cuarto de Altair para que este se pudiera ir a descansar.
La dulce mañana aproximaba con el bosque alrededor, los cantos de las aves (nada comunes) adornaban la mañana, Altair se despertaba en su cuarto que según parece tenía el mismo diseños de todos, para la época que pasaba el decorado debería ser lo de menos sobre todo cuando cabe la posibilidad de que el mueble que adorne tu cuarto termine siendo un bloqueo para escapar. Todo era típico para un lugar de descanso, paredes grises, piso de madera, una cama normal aunque solo tenía sabanas dada la época algo extraño pero según parece un licántropo goza de una temperatura corporal superior a la humana. El recién levantado Altair se dirigía al baño para darse refrescarse después de la noche, después de eso se levantó tomo su ropa se la puso sin mucho esfuerzo las túnicas son cómodas además de que brindan la movilidad que un hombre lobo necesita pero además llevaba un pantalón de tela que hacia conjunto a la ropa. Se dirigió a donde se encontró la noche anterior, en el comedor estaban varios hombres muy variados de diferentes rasgos físicos cada uno sentando al parecer por rango, Altair vio a sus amigos sentados en una de las tantas mesas que tenía el lugar, se acercó saludando a muchos de sus amigos y conocidos del recinto tomo asiento junto a Teobaldo Basilio y un nuevo chico al cual se refirieron como Adrián que era algo parecido a ellos solo que tenía el pelo más largo estilo rockero, de ojos azules serios, de aspecto juvenil como todos, en estado físico optimo, pelo negro, vestido como todos en el lugar una túnica y pantalón de tela aunque él lo hacía parecer moderno. —Hola cachorro como te ha ido en tu misión— decía Altair. —Muy gracioso pero ha sido todo un éxito, ni tú lo hubieras hecho mejor además no ha sido tan peligroso — decía Adrián. —Vamos siéntate Altair no juegues con el flamante capitán, ha desempeñado un gran papel para ser tan solo un cachorro — bromeaba Teobaldo. —Veo que están de buen humor, pensé que esas caras largas las tenían todo el tiempo — agregaba Adrián. —Ya tranquilos chicos, veo que amanecido muy bien espero que estén muy preparados para lo que les toca hoy-decía Basilio. —Cierto hoy nos reuniremos todos los capitanes para delegar cargos a cada uno de los equipos— decía Teobaldo. Tomo asiento Altair, sus amigos ya habían pedido un plato para él, eran cereales con yogurt algo quizás demasiado humano como para no creerlo, el tazón era típico de loza como la mayoría de occidente normalmente como sus cereales, todo encajaba con la típica rutina tan solo que muchos había reunido muchos de ellos pero el salón tenía un tamaño suficiente como para albergar todo aunque solo había hombres por donde se mirase. Comió su plato para luego pararse dejar su plato en un mostrador típico de comida como de esos que hay en las escuelas americanas. Pasaron al patio del lugar, todos lo hicieron muchos de los que allí se encontraban pasaron a las afueras del lugar saliendo por el gran portón que entro Altair para seguramente visitar los diversos lugares que parecía tener bosque verde. Altair le pedio a Adrián que le acompañase a lo que parecía el gimnasio del recinto, el resto de sus amigos le dijeron que irían a comparar lo que él necesitaba para el viaje. El lugar era enorme como el interior de una cancha de fútbol oficial pero había muy pocos artefactos considerando el espacio, solamente había pequeños espacios marcados con cal del tamaño de un tatami; la ubicación era ideal detrás del castillo el aire libre, hacía del sitio un buen espacio para poder hacer todo el ejercicio que uno quisiera además un lycan se ve hacia mucho de esto. Tomaron posiciones en uno de los lugares disponibles ubicado casi por el centro del lugar.
—Quiero calentar un poco, espero puedas ponerle algo de reto pequeño — decía Altair. —Se ve que la confianza te está abrumando, yo creo que te voy a demostrar que no eres el único con experiencia, he aprendido mucho quizás demasiado tanto que tu cuerpo se volverá mi saco de box Altair— proclamaba Adrián con mucha confianza en su hablar. Se pusieron uno enfrente del otro, en los extremos del campo, se estiraron un poco, finalizada la calistenia, se miraron fijamente por un momento para luego empezar su entrenamiento. ¡Saz! Un golpe casi certero por encima de Adrián propiciado por Altair, este se inclinó sonriendo intentado coger a Adrián pero él retrocedió bruscamente dando mortal hacia atrás. —Buen intento, quizás sea más rápido o tú seas demasiado lento — decía Adrián. Se acercó Altair dando un pequeño impulso delantero, dos puñetazos se aproximaban a Adrián, este respondió defendiéndose usando sus manos, pero la fuerza de Altair era superior, ambos se separaron. —No sé qué te pasa pensé que atacarías pero seguro te has quedado sorprendido con mis movimientos— exclamaba Altair. Esta vez Adrián se puso en guardia usando sus manos como si de garras se tratara atacaba a Altair aunque el esquivaba con una habilidad y sutileza digna de apreciarse parecía un show. Entonces Adrián tensiono su brazo, dio un salto sobrehumano posicionándose detrás de Altair para luego intentar golpearlo pero este se dio rápidamente una vuelta, tomo su brazo y lo empujo golpeando su pecho con su palma. —Te caíste pero no te preocupes has caído contra un grande— decía Altair entonando con un poco de burla. Adrián se levantó, cruzo sus brazos, respiro suavemente y una aura color azul trasparente lo rodeo, tomo a Altair sin necesidad de ir a por él, la energía que lo rodeaba era como una extensión de sus brazos, aunque su forma no era como la de un brazo humano sino por el contrario eran garras enormes, atrajo a Altair hasta él, esta vez le propicio un golpe certero que lo arrojo hacia el piso. —Eso dolió chico veo que has aprendido a usar tu trasformación muy bien— decía el derribado Altair. En el suelo Altair también estiro su brazo alcanzando a Adrián a pesar de la distancia, esas garras tomaron su tobillo lo alzaron para que él también se derrumbara, ambos se levantaron de un rápido salto y corrieron a darse un golpe final, un fuerte impacto rodeo el campo tanto que levanto un poco de polvo. Parado el vencedor; Altair el más fuerte; una expresión seria en su rostro, tomo de la mano a Adrián este le acepto, todo muy fraterno a pesar de haberse dado una buena tunda, ambos sin heridas, salieron del lugar. —Cuéntame cómo te fue en tu misión, averiguaste cual es el objetivo del Lord — pregunto Altair mientras salían del campo a la sala interior. —No hemos podido averiguar nada o muy poco, tenemos conciencia de que el número de su ejército es el mismo pero con sus planes no tenemos ni mera idea— respondía Adrián. —Entiendo, a luna la han encontrado o no — volvía a preguntar Altair.
—Sí la hemos encontrado, está aquí en Bosque verde, un contacto la protege es un vampiro original descendiente de UTUKKU— respondió entusiasmado Adrián. —Increíble, Bastian se trasformara por primera vez el miércoles, nosotros vendremos el jueves no será muy difícil— comento Altair. —Correcto que tal es el chico debe ser tan fuerte como su padre— decía Adrián. —La verdad su espíritu es muy poderoso, pero no sé cómo valla a tomar la noticia de su padre-agrego Altair. —Muy cierto, debes darle la noticia suavemente, en definitiva tienes que decírselo antes de su cumpleaños porque si no la ira podría descontrolarlo totalmente-decía Adrián con temor. —Ciertamente le daré la noticia con discreción para que pueda asimilarla — decía Altair.
Llegaron al salón interior donde estaban Teobaldo y Basilio que recién acaban de llegar de traer lo que Altair necesitaba para su viaje. —Acá está todo lo que necesitas, oye pero lo hemos pensando desde que has venido tengo la intención de preguntarte ¿Qué se siente ser un perro?-decía Basilio. —Enserio, es terrible, el muchacho no tenía idea de que su mascota era un perro aunque la verdad se supone que me trasformaría después pero bueno la pócima de las chicas no salió como esperaba-respondía Altair a la duda de Basilio con una sonrisa en su rostro. —Bueno ya basta de preguntas tontas Basilio, te hemos traído todo lo que necesitas sé que culminaras la misión sin dificultades que tengas un buen viaje — exclamaba Teobaldo. —Gracias Teobaldo, no se preocupen muchachos vendré pronto y tendremos todo lo que necesitamos, a Bastian y a Luna, con ellos de nuestro lado todo será más fácil— decía Altair. —Espero conocerlo pronto, Bastian tiene casi mi misma edad, no como ustedes abuelos, ya lo conoceré y veré que tan fuerte puede llegar hacer-alegaba Adrián con entusiasmo. Altair tomo la bolsa que contenía las cosas que necesitaba, aunque el viaje de regreso seria el mismo no era ese el problema sino que se trataba de la segunda parte de su misión que le habían encargado fue así como pasaron a despedirse. —Nos vemos, suerte a todos en sus misiones que Luna los ampare, espero verla pronto a ella— decía Adrián. —No eres el único, yo jamás la he visto ni a ella ni a la original-decía Teobaldo. Todos se despidieron entonces Teobaldo, Basilio y Adrián se dirigían a la sala principal donde se encontraba la elite, Altair por su parte tomaba camino en dirección a su cuarto para recoger todo sus cosas y alistarse para regresar con Bastian y Shadow.