Epílogo

Cuatro años después

Callie tenía al pequeño Joey en la cadera cuando el doctor Scott, se deslizó fuera de su silla de montar y se dirigió hacia el pequeño porche cubierto. —¿Callie?

—¿Doctor? —, Respondió ella, juntando sus manos sobre la frente, en un esfuerzo para bloquear el sol y saludar a su invitado, al mismo tiempo. No estaba contenta de verle. Sosteniendo a su niño cerca de su pecho, ella estaba dispuesta a proteger a su único hijo.

—El chico se parece a Joe—, dijo el doctor.

—Sí, — ella estuvo de acuerdo, cautelosamente. Joe padre orgulloso de su hijo y el niño era igual a él.

—Nunca pensé que te volvería a ver—, dijo en voz baja. —Supongo que soy una sorpresa.

—No lo llamaría como una placentera—, bromeó ella.

El sonido de una pistola cortar cartucho obligo al Doctor a mirar hacia atrás. —Yo tampoco.

—Little Joe—, espetó como respuesta. —¿Cómo has estado?

Hubo algo descarado en la manera que él preguntó, algo peculiar en la forma en que esperaba la respuesta de Joe.

—Bien—, dijo. —Muy bien.

Richard salió y se paró en el porche. Tuvo que agachar la cabeza un poco para evitar pegarse con la viga del techo. Llevaba una toalla en las manos y las seco antes de que él la arrojara sobre su brazo. —¿Necesita algo Doctor?

Se aclaró la garganta y miró a Callie. —Mi uh, mis amigos—, comenzó, — ¿Te acuerdas de ellos, Joe...? Su voz se apagó y luego se rompió. —Están muertos. Ellos fueron capturados en Colorado, cerca de uno de los muelles y ellos murieron a causa de su actividad indecente.

—¿Montó todo el camino hasta aquí para decirnos sobre esto? —Joe le preguntó con la mirada deliberadamente inestable. Él lo miró muy bien y el calor del día quemada más caliente en ese momento.

—Pensé que tal vez debería saber—, afirmó rotundamente.

Callie vio a Joe y Doc Scott, suma uno al otro y lo que vio no le gustó. Little Joe miró al médico torcido con lujuria en sus ojos.

Richard se sentó en el porche. Su edad comenzaba a salir y le fastidiaba. A decir verdad, a Callie siempre le ha gustado el Doctor Scott, antes de la aparición de Little Joe, pero no podía imaginar por qué Richard le daría la bienvenida a su casa. Ella echó un vistazo a Richard y sabía lo que iba a decir mucho antes de que lo dijera.

—Tenemos la cena lista. Si a usted le gustaría quedarse, está invitado. —Alzó la mano para el bebé y se dirigió a pie hacia el interior. —Pero recuerde, le dije cena. Eso es todo lo que estoy ofreciendo, y más allá de eso, usted y Joe tendrá que trabajar el resto.

Callie siguió a Richard al interior y sólo volvió a mirar a Joe y al Doctor una vez. Se puso las manos en las caderas y cuando él no explico, le preguntó: —¿Por qué lo invitamos a quedarse?

Inclinó la cabeza y luego la besó en la mejilla. —Callie, yo no tenía otra opción. Hombres como Joe Dylan nunca se asientan. No son felices en un solo lugar, y los hombres como yo, frente a la edad y demás, se preocupan por su familia. El Doctor Scott apareció justo a tiempo para salvar a ambos de un poco de dolor. Unos pocos días más, tal vez un par de semanas y Joe habría montado para salir de aquí. Ahora, él no va a tener prisa innecesaria.

—Sabía que iba a venir aquí, ¿no?

—Le sugerí que pasara por aquí cuando me lo encontré en el almacén general.

—Y lo invitó a un poco más de la cena también, ¿no?

Un brillo apareció en sus ojos y movió las cejas. —A Joe siempre ha amado un poco de crema con leche para el postre.

Callie miró por la pequeña ventana de vidrio y observó a Little Joe y al Doctor Scott hacer ojos y una pequeña charla el uno con el otro. —Él es el que dio Little Joe aquel golpe inolvidable, ¿no?

Richard envolvió sus brazos alrededor de su cintura y le susurró su respuesta. —Sí, y además es el único que sobreviviera a cuatro impactos de bala en su estómago también. Eso es por lo que estaba un poco sorprendido de encontrar a Little Joe vivo. Él disparó su arma con la intención de matar y Little Joe sobrevivió.

—Me imagino que Joe está listo para vengarse—, dijo ella inclinando su cabeza hacia atrás para descansar contra el grueso pecho de Richard.

—Sí—, dijo. —Por cierto los dos están actuando, mi suposición es más que Joe está dispuesto a devolver el favor y en llenarle de algo más.

—No tengo ninguna duda, va a darle su mejor tiro—, dijo ella, riendo.

Richard la jalo en un beso y le susurró: —Yo tampoco lo dudo, Callie. Sólo espero que lleguemos a ver.

FIN