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La tierra está repleta de cielos.

(Equilibrar su vida espiritual con su vida material.)

La vida en el mundo y la vida en el espíritu no son

Incompatibles.

LOS UPANISHADS

...la mayoría de hombres viven sin ser totalmente

Conscientes de que son seres espirituales...

SOREN KIERKEGARRD

No debemos pensar en el cielo como un lugar al que llegamos en cuanto abandonamos la existencia terrenal. Más bien me parece que usted quiere experimentar el cielo aquí en la tierra. Como sugiere el título de este capítulo (de un poema de Elizabeth Barrett Browning), la tierra en sí está repleta de cielos. Pero ¿usted ve algún cielo en su vida diaria? Si la respuesta es “no”, es que está desequilibrado. Probablemente ha hecho de su mundo físico el centro principal de su vida, prestando poca o ninguna atención a la parte celestial de su existencia terrenal.

QUÉ ASPECTO TIENE ESE DESEQUILIBRIO

Cuando centra la mayor parte de la energía de su vida en el mundo material, está en un estado de continua preocupación por “lo suyo”, y se siente como si nunca pudiera ganar la partida a la vida. Toda su energía mental está prácticamente concentrada en lo que tiene y en lo que no tiene. Evalúa su mundo basándose en temas tan materiales como qué marca de coche tiene osi viste a la moda. ¡Puede sentirse inferior porque otras personas poseen más cosas que usted! Este desequilibrio entre el mundo espiritual y el material suele implicar tener más deudas. Su deseo de poseer cosas más grandes, mejores y más caras le lleva a pedir dinero prestado y contraer mayores obligaciones económicas. Al poco tiempo, las deudas sobrepasan su capacidad de pagar esas adquisiciones materiales.

Cuando está abiertamente implicado en lo físico, y excluye lo espiritual, centra su vida en ganar, en ser el número uno y en establecer comparaciones con los demás. Preocuparse por los aspectos materiales de la vida conduce a ver la existencia de uno de forma superficial, donde la apariencia se considera más importante que la sustancia. De hecho, lo que se ve desde el exterior se sobrepone a lo que usted siente. Lo que otros piensan es la herramienta de medida más importante, y cuanto se ajusta los criterios impuestos desde fuera se convierte en lo más importante.

Un aspecto devastador del desequilibrio espiritual/material es la cantidad de tiempo y de energía mental dedicada a las consideraciones económicas. El dinero se convierte en el criterio más importante para evaluarlo todo, incluso su felicidad, su paz interior, sus sentimientos sobre su valor como ser humano. Todo se mide en una parrilla de precios o costes económicos: “¿Cuánto vale? ¿Qué precio tiene? ¿Puedo permitírmelo? ¿Mantendrá su valor? ¿Debo asegurarlo? ¿Y si me lo roban? ¿Podré volver a comprarlo?”.

Su mundo interior está repleto de pensamientos de valores de coste y dinero en metálico. En su imaginaria balanza de equilibrio, el lado más pesado está descompensado por pensamientos que emergen de una conciencia en la que el aspecto, el rendimiento y las adquisiciones son todo lo que percibe. Esa conciencia le impide reconocer que allí, ahora, donde vive, está repleto de cielos. En lugar de buscar el cielo en la tierra, está condenado por su proceso de pensamiento a vivir con las consecuencias de esa desproporcionada visión de la vida.

EL IMPACTO DEL DESEQUILIBRIO

Cuando está desequilibrado, su vida está descompensada hacia el lado material de la balanza, y el precio a pagar es muy caro. La consecuencia más grave es que se ve a sí mismo de una forma falsa. Su auténtica esencia es espiritual, más que física, pero no es capaz de reconocerlo.

Su yo infinito nunca nace y nunca muere. Cuando descompensa la balanza del equilibrio a favor del mundo material, se está identificando con un aliado inestable que siempre está cambiando. Su cuerpo, sus posesiones, sus logros y sus finanzas son efímeros. Vienen y van como el viento. Cada vez que piensa que ha cumplido un objetivo, ya sea en los aspectos físicos o en cantidades de dinero, algo cambiará. En esos foros, siempre volverá a alguna forma de lucha, incertidumbre y ansiedad.

Su preocupación por estar tan descompensado materialmente en la balanza del equilibrio está repleta de estrés y de preocupaciones. Su obsesión con el cuerpo y con el aspecto que tiene se convierte en amargura y angustia a medida que envejece, y convierte lo que usted creía su “yo real” en un mero recuerdo, en una ilusión que no puede recuperarse.

Del mismo modo, sus posesiones disminuyen, se vuelven anticuadas, pierden su valor, o simplemente desaparecen. Debido a su desequilibrio en esta dimensión, se siente vacío, sin objetivo alguno y estafado. Todo el duro trabajo y la dedicación que ha invertido en sus adquisiciones, logros y reputación se vacían casi por completo de significado. El resultado es la decepción, el pesar y tal vez la hostilidad hacia el mundo. Pero no puede culpar al mundo de ello; toda esa ansiedad que conduce al estrés es evitable si opta por equilibrar la balanza material/espiritual. Todo lo que necesita obtener es un equilibrio, un corte limpio entre esos dos aspectos de sí mismo.

El título de este capítulo “La tierra está repleta de cielo” pretende darle a entender que está bien aquí y ahora, no en otro lugar, en un lejano futuro, o tras la muerte de su yo físico. El cielo está aquí, ahora, en este momento...cuando encuentre ese punto de equilibrio.

IGUALAR LA BALANZA DEL EQUILIBRIO

El cielo es un estado de la mente, no una situación, ya que el Espíritu está en todo y en todas partes. Puede situar al mismo nivel su vida material y espiritual tomando una decisión consciente de buscar el despliegue del Espíritu en todo aquello que haga y con todos los que se encuentre. Personalmente lo llevo a cabo realizando un esfuerzo para ver mi mundo como si lo estuviera observando a través de una lente que filtrara la forma y todos los aspectos materiales de lo que veo y que solo me permitiera observar la energía espiritual que permite que exista lo que estoy percibiendo. Intente ponerse esas gafas mágicas imaginarias y vea cuán diferente parece todo. El mundo natural es un lugar agradable para realizar este experimento.

Naturaleza

Cuando mira un árbol sin esas lentes imaginarias que filtran la forma, puede ver ramas, flores, hojas y tal vez mangos o ciruelas. Con sus cautivadoras gafas nuevas, las líneas que forman los límites del árbol se difuminan, y hay una vibración enérgica tan rápida que da una perspectiva completamente nueva del árbol. Usted ve los espacios entre las hojas y nota el silencio de la bellota en ese momento inexistente o el hueso del mando del que surgió el primer brote de la creación, iniciando todo el proceso que finalmente se convertirá en el árbol que esté mirando.

Ve el desarrollo de ese proceso de vida, que existe en el interior del árbol y que lo deja dormir en invierno y florecer en primavera, hasta el infinito (o al menos mientras permanezcas viva). Se da cuenta de que los nuevos mangos están produciendo no solo un nuevo fruto, sino también una infinidad de mangos. Ve esa fuerza vital en un solo árbol, extendiéndose hacia atrás y hacia delante en una corriente de creación continua.

Empiece a ver toda la naturaleza con esa nueva visión —pájaros, hormigas, lagos, montañas, nubes, estrellas—, todo.

Profundice su visión para no ver solo formas y límites. Aprecie el milagro que supone su entorno... Al hacerlo, se estará equilibrando.

Personas

Esas nuevas gafas le permiten verlo todo desde una nueva perspectiva. Ya no ve alto y bajo, oscuro y claro, hombre y mujer, viejo y joven, hermoso y feo. Sus lentes difuminan las líneas que clasifican a las personas con diferencias culturales o religiosas, y no ve a los demás solo a través de su ropa o de su aspecto físico o por el idioma que hablan. Todas las apariencias se disuelven mediante los filtros en sus lentes y en sus pensamientos, de modo que ahora ve el despliegue de la energía espiritual en todas las personas que encuentra.

Lo que percibe es amor puro vibrando frente a sus ojos. Ve la bondad personificada, ve y siente las mismas vulnerabilidades en todos los demás que siente en su interior; ve enormes franjas de energía apacible y brillante que los conectan. Su nueva visión le incita a imaginar alegremente que dos personas le crearon, y cuatro personas crearon a dos personas que le crearon a usted, y ocho personas crearon a cuatro personas que crearon a dos personas que le crearon a usted.

Si retrocedemos unas generaciones más hasta la época de Abraham Lincoln, ¡tenemos a dieciséis mil personas que están emparentadas con usted y que se unieron para crearle! Podemos imaginarnos retrocediendo hasta la época de Sócrates, y asombrarnos con el resultado del cálculo. Fueron necesarios trillones de personas para crear a uno de nosotros, pero no han existido trillones de personas, así que, de una forma asombrosamente matemática, todos estamos emparentados. Esas son las fascinantes conexiones que puede observar con sus lentes imaginarias que transforman sus pensamientos. Descubre que no hay nadie a quien juzgar, nadie a quien odiar, y nadie a quien perjudicar, porque ve claramente que estamos relacionados. De hecho, somos todos uno. Desde aquí, puede extender su perspectiva para incluir más vida.

Sucesos

Donde antes veía las idas y venidas de las personas como un puro azar en el momento actual, conformando los sucesos de su vida y de las vidas de cualquier otro, sus nuevas lentes filtrantes le permiten ver que todas esas cosas están relacionadas enérgicamente. Ahora ve una red infinita de energías tipo láser que emanan de los pensamientos de todos fundiendo los acontecimientos de la vida de todos en una perfección enérgica. Ve a algunas personas con vibraciones de energía muy rápida ajustándose perfectamente con la energía de la Fuente de creación. Ve cómo se sintonizan con la Fuente de vida que todo lo crea y todo lo sabe y cómo los sucesos se atraen perfectamente en un emparejamiento vibracional.

También ve lo que parecen ser accidentes, tragedias y horrores, y cómo ellos también son parejas vibracionales que colisionan en lo que ha denominado “errores”, pero en realidad son el resultado de dos o más energías que se encuentran en una imagen mayor que antes no podía ver. Es testigo de la relación entre las expectativas de los individuos y lo que atraen en su vida. Con esas lentes asombrosas, se da cuenta de que todos los sucesos y todos los encuentros “accidentales” son realmente unas increíbles parejas vibracionales compatibles, en lugar de situaciones que ocurren al azar. Con esa conciencia, está alcanzando un nivel de equilibrio entre el Espíritu y la forma.

CÓMO SE VE LA VIDA CUANDO ESPÍRITU Y FORMA

ESTÁN EQUILIBRADOS

Esto es lo que he descubierto por ser capaz de mantener esos dos aspectos gemelos de la vida en equilibrio. Ahora veo la energía espiritual en todas las personas que encuentro. Cuando estoy tentado de juzgar a alguien, me recuerdo a mí mismo que debo verlo a través de mis gafas especiales. Cuando puedo hacerlo, todos los juicios negativos se disuelven. Me siento más sosegado sabiendo que no soy solo este cuerpo que estoy destinado a abandonar. También siento cada día el Espíritu dador de vida dentro de mí, ¡y es muy emocionante! Ahora sé que soy un ser espiritual infinito y que comparto esa energía original con todos los seres del planeta, así como con todos los que han vivido aquí o los que vivirán en el futuro.

Estar más equilibrado espiritual y físicamente me da la oportunidad de vivir en un continuo estado de gratitud y de respecto. Veo milagros en todas partes. Me tomo menos en serio. Me siento íntimamente conectado con los demás. Hay menos estrés en mi vida. Me siento menos presionado para encajar entre los demás o para tener éxito. Y lo curioso es que funciono a un nivel más elevado porque el Espíritu fluye sin impedimentos a través de mí.

Existe un cambio significativo en su vida cuando corrige el desequilibrio entre su ser físico y espiritual. El título de este capítulo se ha tomado de un poema muy conocido de Elizabeth Barret Browning. Este es un fragmento del poema:

La Tierra está repleta de cielos,

Y cada arbusto arde de Dios;

Pero solo el que ve, se descalza,

El resto se sienta y arranca bayas...

Cuando Moisés se acercó al matorral en llamas, se descalzó y comulgó con Dios. Puede cambiar su foco y ver con nuevos ojos, animado por sus pensamientos. Cuando lo haga, verá que el poeta tiene razón: “La Tierra está repleta de cielos”. Si no se lo cree ni lo practica, disfrutará estando sentado por ahí recogiendo bayas.

Sogyal Rinpoche observó que “dos personas han estado viviendo en usted toda su vida. Una es el ego, grosero, exigente, histérico, calculador; el otro es el ser espiritual oculto, cuya voz calmada y sabia ha oído o escuchado pocas veces...”. Le invito a recuperar cierto equilibrio buscando el cielo por todas partes y escuchando y atendiendo a ese ser espiritual oculto que está en su interior en todo momento, suplicándole que le preste más atención.

(FIN DEL LIBRO)

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11/10/2012