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Es mejor ser odiado por lo que eres, que amado
por lo que no eres.
ANDRÉ GIDE
No me importa lo que piensen otros de lo que
hago, pero me importa mucho lo que yo
pienso de lo que hago. ¡Eso es el carácter!
THEODORE ROOSEVELT
La cita de Theodore Roosevelt es convincente y está repleta de ironía. Su punto de equilibrio se encuentra a menudo en la reacción de aquellos cuyas opiniones usted respeta y en quienes confía. Esta es una opción excepcionalmente valiosa para uste. Centrar su preocupación en su evaluación personal del propio comportamiento y acciones, a expensas de lo que otros piensan, puede provocar que esté desequilibrado. No defiendo que las opiniones o críticas, ni siquiera los elogios de los demás, de ninguna manera le inmovilicen, le angustien o le adulen. Conceder demasiada importancia alo que piensan los demás puede hacer que las alabanzas o las críticas acaben ladeando la escala hacia el desequilibrio. Lo que sigue es un ejemplo personal que ilustra lo que quiero decir.
Recuerdo vívidamente mi primer año como profesor durante el trimestre del verano de 1970 en la Wayne State University. Un pequeño grupo de estudiantes ya graduados estaba haciendo una presentación a la clase como parte de su último curso. No cesaba de oír risitas y sonoras carcajadas debido a algunas de las payasadas del grupo que hacía la presentación, y yo no tenía ni idea de qué les hacía tanta gracia. Finalmente, al darme cuenta de que cada vez más estudiantes miraban hacia mí para ver mi reacción ante la presentación, comprendí: ¡me estaban imitando! Un estudiante se había bajado el cinturón para fingir que le sobresalía un buen estómago por encima. Otros miembros del grupo hablaban con voces excesivamente fuertes y gesticulaban de forma exagerada, y no cesaban de hacer garabatos indescifrables en la pizarra.
Y ahí me tiene viéndome retratado como un bonachón, de una manera que no concordaba en absoluto con la imagen que yo tenía de mí mismo ni de la que estaba proyectando al mundo. Han transcurrido treinta y cinco años y todavía tengo grabado en la mente ese episodio. Inmediatamente después de esa experiencia, tomé la decisión consciente de deshacerme de ese estómago prominente y ponerme en buena forma física. También aprendí a las malas, tras haber sido objeto de burla, a ser un profesor menos dogmático en clase.
De hecho, podemos aprender mucho sobre cómo nos perciben los demás si asimilamos su aportación. En mi experiencia, sobre todo ayudando a criar a ocho hijos, a menudo existe un gran desequilibrio entre cómo nos vemos y cómo nos percibe el resto del mundo. Ser consciente de esa disparidad puede ser muy útil para llevar una vida más satisfactoria y equilibrada. Es evidente que no debe basar toda su existencia en complacer a los que están cerca de usted, pero un individuo equilibrado es libre de hacer elecciones para cambiar algo si está cómodo con las aportaciones que pueden no ser halagadoras.
QUÉ ASPECTO TIENE EL DESEQUILIBRIO
Tal vez la pregunta más importante en ese sentido sea: “¿Cómo quiere ser percibido en este mundo?”. Quien responda que le da lo mismo vive con un antifaz en los ojos, y sin duda con un estilo de vida muy desequilibrado. ¡por supuesto que le importa! En algunos casos, su vida entera depende de su respuesta a esa pregunta. Desea disfrutar relacionándose con los demás de una forma alegre, feliz, íntima, cariñosa, útil, consciente, atenta y considerada. La esencia de todas las relaciones humanas se caracteriza por querer dar y recibir esas emociones, y sentirse conectado a los demás.
Si también desea conciencia espiritual, entonces debe estar más en armonía con su Fuente espiritual. Esa es una fuente de amor, bondad, alegría, belleza, tolerancia, creatividad y abundancia sin límites. Si cree que personifica todas esas cualidades, y sin embargo los demás le perciben con una luz totalmente diferente, es probable que esté viviendo una ilusión y que ese estado de desequilibrio persista en el futuro.
La respuesta a cómo quiere ser percibido en el mundo es, expresada de forma muy simple:”Quiero que me vean como una persona auténtica”. Desea que su ser auténtico se funda con la imagen que está proyectando al exterior. Si no logra ese propósito, usted lo sabrá, aunque decida ignorarlo. Entonces el desequilibrio emerge en sus interacciones diarias, y se manifiesta en sensaciones de angustia, de malestar, de confusión y a menudo de incomprensión. “Mis intenciones era buenas, ¿por qué los demás no se dan cuenta? Intento ser un buen profesional, padre, ciudadano y marido, pero parece que siempre me malinterpretan o me juzgan mal.” Eso acaba en un continuo estado de frustración e incluso de ira. Su estado emocional marcado por la ansiedad o por la tristeza dice: “Sé que soy buena persona con buenas intenciones, pero nadie parece darse cuenta”.
Necesita tomar una decisión para sintonizarse en una base vigorosa que equilibre la balanza entre su yo idealizado y su yo auténtico, es decir, cómo lo percibe la mayoría de las persona que forman parte de su vida.
RECUPERAR EL EQUILIBRIO MEDIANTE LA REALINEACIÓN
Cuando logra el equilibrio entre lo que quiere ser y la forma en cómo le reciben los demás, tiene la sensación placentera de estar en armonía con la vida. No se trata de buscar aprobación o servilismo en vez de respeto o amor. Es más la sensación de estar en el mundo de una forma congruente con su deseo interior de ser la clase de persona que realmente es.
Para ello deberá fijarse primero si siente que le perciben de forma errónea, y después determinar si sus palabras y acciones se equiparan ala verdad de sus pensamiento interno. Finalmente, y casi de forma automática, esta revisión de alineación le dará una lectura que sintoniza lo que usted proyecta hacia el exterior con lo que quiere expresar interiormente. Echemos un vistazo a algunos de esos indicios, tendiendo presente que todos los pensamientos que tiene sobre sí mismo poseen un componente vigoroso.
A continuación presentamos las cualidades más obvias que describen cómo se siente consigo mismo. Revise esos elementos, teniendo presente que su objetivo es equilibrar lo que proyecta en sus interacciones y comportamientos diarios con la verdad que está en su interior. Esta revisión de la alineación exige sinceridad con uno mismo, además de la voluntad de experimentar una sincera humildad al hacerlo.
Soy un ser humano cariñoso
Si desea y cree que esto es cierto, entonces está a dos tercios del c amino de estar en equilibrio en este principio. Desea ser una persona cariñosa, y al mismo tiempo cree que lo es entonces solo resta un tercer elemento: cómo le perciben los otros. Si se siente incomprendido o poco amado, antes de poder equilibrar perfectamente la balanza, debe decidir si el ser humano cariñoso que cree ser, y el que desea ser, es visto así por los demás.
Estos son algunos comportamientos que resultan contraproducentes a la hora de ser percibido como un ser humano cariñoso y que crean un desequilibrio:
Una posición fuerte de odio hacia alguien o hacia algún grupo de personas: está desequilibrado.
Cualquier forma de violencia, incluso las agresiones verbales: está desequilibrado.
Está de acuerdo con la fabricación de armas diseñadas para producir explosiones megadestructivas: está desequilibrado.
Disfruta viendo películas repletas de odio y de violencia: está desequilibrado.
Muestra su desprecio hacia las creencias de otros e insiste en que las suyas son las correctas: está desequilibrado.
Para realinearse y crear el equilibrio que desea, analice las reacciones de personas significativas en su vida respecto de su actitud. Pregúnteles si usted les parece el ser humano cariñoso que cree ser. Empiece entonces el proceso de supervisar sus pensamientos para ver si se ajustan a su autorretrato. Y, finalmente, deje que sus pensamientos de amor se conviertan en la fuerza impulsora de todos aquellos comportamientos que carecen de ternura. Esto es alineación auténtica.
Empiece por mirar el mundo como un amplio espejo que le refleja exactamente como es. Si de verdad es usted un ser humano cariñoso, el mundo le parecerá un lugar amable, y así será como le percibirán los demás. Habrá recuperado el equilibrio, y en consecuencia no habrá discrepancia entre cómo se ve usted y el reflejo que le devuelve el mundo. Si el mundo sigue pareciéndole un lugar inhóspito y desagradable, le insto a seguir examinado la clase de energía que está proyectando al exterior.
Soy un ser humano amable
No puede ser amable conmigo y desagradable con el camarero...y estar en equilibrio. Cuando insiste en proyectar arrogancia hacia otras personas, aunque crea que sus acciones están justificadas, así es cómo le perciben y le definen. Debe saber que su imagen no es la de una persona equilibrada y amable.
Sin duda puede poner en práctica la amabilidad en cómo trata a sus hijos y a su abuela, e incluso a todos los niños y a todas las abuelas del mundo. Pero si toca el claxon con el rostro enrojecido de furia a una abuela que conduce despacio al llevar a sus nietos a la escuela, está muy pero que muy desequilibrado. La discrepancia entre su yo idealizado y cómo le perciben los otros es enorme, y creará una auténtica sensación de desequilibrio en su interior, que puede manifestarse en un trastorno de la personalidad. Sabe que no está viviendo de acuerdo con lo que afirma sobre sí mismo, y ciertas personas se lo señalan cada vez con más frecuencia.
Usted es el único responsable de la decisión de generar un igual vibracional a su deseo de ser visto como un ser humano amable, y es posible ue perciba que no se siente en sintonía con ese deseo: puede anular un pensamiento desagradable antes de finalizarlo y decir en un instante sr armonios. Puede detenerse en el momento en que esta maldiciendo a alguien y elevar sus pensamientos hacia la amabilidad. Si desea ser una buena persona, entonces dedique tiempo cada día a alinear sus pensamientos con su deseo. El Universo cooperará dándole más y más de esa bondad.
Soy un ser humano alegre y feliz
En este apartado, debe prestar atención a sus sentimientos. De hecho, exigen toda su atención. ¿Se siente bien la mayor parte del tiempo o es de esas personas que no pierden la ocasión de sentirse ofendidas? ¿Se siente feliz y satisfecho, o se ultraja con facilidad por la mala conducta de los demás? ¿Su alegría se convierte de pronto en desesperación cuando lee el periódico o escucha las noticias? ¿Las personas de su entorno creen de verdad que es usted una persona satisfecha con su vida diaria? ¿Escucha a menudo comentario de los demás como “anímate” o “relájate” y “no te agobies tanto”? Estas son claves que indican el equilibrio o desequilibrio entre cómo se ve a sí mismo y lo que proyecta en los demás. La revisión de alineación para este principio supone ser consciente de sus sentimientos y de su capacidad para sostenerlos, y de la reacción de las personas en las que confía.
Es una persona alegre si vive desde la alegría, si difunde alegría siempre que puede y si los que están cerca se alegran con su presencia. Estas son algunas sugerencias para recuperar el equilibrio en este principio:
Comprométase a buscar la alegría en todas partes.
Ofrezca comentarios alegres siempre que sea posible.
Apúntese a la alegría de los demás, aunque al principio tenga que fingirlo.
Aumente su nivel de aprobación, en lugar de discutir los males del mundo
Aproveche cualquier oportunidad para irradiar alegría.
Si logra que la alegría sea una forma habitual de responder al mundo, recuperará el equilibrio de la balanza de cómo se ve y de cómo perciben los demás su actitud de agradecimiento hacia la vida. Si proyecta una energía que pone en peligro los sentimientos de otros, si hace que se sientan incómodos y ello provoca que no deseen estar con usted, significa que está desequilibrado. Si no tiene claro el efecto que ejerce sobre los otros, busque a aquellos que están dispuestos a ser sinceros con usted, y descubra si la percepción que tiene de sí mismo se equipara a lo que ellos opinan.
Soy un ser humano tolerante
Si realmente es tolerante, nunca establecerá clasificaciones o generalizaciones con las personas como: viejos, sin educación, quinceañeros, conservadores, liberales, y así sucesivamente. Un estereotipo es un juicio; no se puede ser tolerante y crítico a la vez con los diferentes comportamientos de las personas: cómo hablan, comen, visten, se relacionan, bailan, o con cualquier otra actividad. Si cree que es tolerante pero reconoce que tiene tendencia a generalizar y a juzgar, ¡es que está desequilibrado! Necesita una realineación para que sus pensamientos actuales, y en última instancia sus comportamientos, se conviertan en una equiparación vibracional con su autorretrato interior.
Tome la decisión consciente de observar lo que es bueno y agradable para los otros. Cree un nuevo hábito de hacer cumplidos a los que están cerca. Olvídese de los estereotipos, y niéguese a participar en conversaciones que se centren en juzgar a alguien. Convierta los juicios en halagos para compensar el desequilibrio entre cómo quiere ser y cómo se presenta realmente al mundo.
Si desea ser una persona tolerante y relacionarse con otros a ese nivel, sugiero que cambie a un estado de respeto y virginal para apreciar la belleza que está en todas las personas y en todas las cosas. Olvide su forma habitual de percibir lo que no le gusta, y mire con ganas y decisión lo que le resulta agradable. Después verbalice lo que ha descubierto como una forma de reforzar ese nuevo hábito de aceptar incondicionalmente.
Aunque sus juicios no sean más que pensamientos, le insto a cambiar esos pensamientos tan pronto los reconozca. Si ve a una persona obesa y piense:”Qué asco”, se está alineando con un punto de atracción que atrae el desagrado. Reequilibre esa energía enviando una silenciosa bendición a esa persona. En el lado tolerante de la balanza equilibrada, piense en todo el amor y el apoyo que esa persona necesita. Le garantizo que percibirá la diferencia en su interior y que al mismo tiempo se sentirá, debido a su bondad, conectado con ese individuo. La energía de la tolerancia está totalmente equilibrada, en contraste con la energía del desprecio, de la lástima, o de algunas otras opiniones negativas.
Sea consciente de todos sus comportamientos y sentimientos. Después intente determinar si se ajustan a su visión de sí mismo, y si esa imagen es la que perciben los demás. Inmediatamente se sentirá en discordancia cuando descubra el desequilibrio, y es entonces cuando decidirá cambiar los hábitos para estar a la altura de sus deseos y recuperar el equilibrio de su vida.
d.H. Lawrence observó en una ocasión: “Lo que desea intuitivamente es posible”. No podría estar más de acuerdo. Sin embargo, debe preguntarse repetidamente: “¿Mi deseo intuitivo se ajusta a lo que doy al mundo?”. Cuando se ajuste, el equilibrio está recuperado, y la satisfación será su compensación.