6
Todos los hombre son libres de llegar todo lo lejos
que puedan o estén dispuestos a llegar, pero solo
el grado con el que piensan es lo que determina el
grado que alcanzarán.
AYN RAND
Dios dispone que lo tengamos todo. Al expresar
la vida, cumplimos la ley de abundancia de Dios,
pero lo hacemos solo cuando nos damos cuenta de
que el bien que existe es suficiente, solo cuando
cuando sabemos que todos los regalos de Dios se
dan de una forma libre y completa como el aire y
la luz del sol...
ERNEST HOLMES
Si buscara la luz, esquivaría evidentemente la oscuridad. Sabría con certeza que pasar el tiempo analizando lugares oscuros, ciego en la oscuridad, no sería la mejor forma de descubrir y experimentar la luz. Ahora cambie las palabras luz y oscuridad de este ejemplo por las palabras abundancia y escasez: debería aplicarse la misma lógica. No encontrará abundancia analizando y sumiéndose en la conciencia de la escasez. Sin embargo ocurre a menudo porque existe una disparidad entre su deseo de prosperidad y la ausencia de esta en su vida.
Lea de nuevo la cita del principio del capítulo de Ernest Holmes: “Al expresar la vida, cumplimos la ley de la abundancia de Dios...”. Piense en ello como en un dictado de Dios legalmente vinculante, como en una ley. Incluso san Pablo observó que “Dios puede ofrecerle todas las bendiciones en abundancia”. Yo llegué a la conclusión de que la prosperidad es algo que siempre está disponible, porque eso es la esencia de la Fuente de la que se origina. Si venimos de la abundancia ilimitada, entonces tenemos que ser lo que éramos.
La escasez no proviene del lugar donde usted nació o de los bienes quesos padres acumularon o de su economía. El denominado problema de la escasez se debe al hecho de que usted desvió su creencia, apartándola de la conexión original, hacia la abundancia ilimitada y empezó a vivir y analizar la escasez: el equivalente de la oscuridad anteriormente mencionada. Le pido que realice un cambio y analice la luz de la prosperidad y corrija ese desequilibrio entre lo que desea y la forma como vive.
CÓMO EVITA EXPRESAR LA VIDA Y NO CUMPLE LA LEY DE DIOS DE LA ABUNDANCIA
Para expresar la vida y el ser receptor de la bendición de la abundancia de Dios, debe saber cuando tiene pensamientos y comportamientos que desequilibran sus deseos. La voz de su posición en la balanza es algo que he escrito repetidamente en este libro: Usted se convierte en lo que piensa durante todo el día.
Esta es una lista de situaciones que le provocan desequilibrios:
· Insistir en lo que le falta a su vida.
· Las conversaciones que se centran principalmente en lo que le falta a su vida.
· Quejarse ante cualquiera que le escuche sobre las razones que le han impedido obtener más.
· Cultivar una imagen interior de sí mismo como una persona que simplemente no tiene suerte.
Esas formas de pensar y ser ponen en marcha una energía que atrae precisamente lo que activa en su vida. Si piensa en la escasez, creará escasez. Si habla con los demás de sus carencias, solo atraerá más carencias. Si analiza esas insuficiencias, ¡entonces aparecerán más insuficiencias!
Soy consciente de que eso puede resultar simplista, es decir, ¡cambie solo su pensamiento y el dinero entrará a espuertas! Pero antes de que lo desestime, piense que una existencia desequilibrada le exige fijarse en las barreras y en las resistencias que ha erigido en un mundo en el que Dios puede ofrecerle todas sus bendiciones en abundancia.
ELIMINAR SU RESISTENCIA
Su deseo de atraer prosperidad representa una exigencia espiritual elevada. Está en perfecta sintonía con la ley de la abundancia de la que se ha originado. Sus desequilibrios son energías en forma de pensamientos que, según usted, le aportarán la prosperidad deseada.
A continuación ofrecemos siete de los pensamientos más comunes que hacen virtualmente imposible la manifestación de la prosperidad. Les llamo los siete no magníficos, porque cada creencia garantiza que estará usted atrapado en la escasez tal y como Ayn Rand describe en la cita del inicio de este capítulo. El “grado con el que piensan” es el factor determinante para crear una vida de prosperidad.
Estos son los siete sistemas de pensamiento que le mantienen desequilibrado:
1. No es la voluntad de Dios
Cuando culpa a Dios por no tener lo que usted necesita o lo que desea, está recurriendo a una falsa justificación para aceptar lo que le ha tocado vivir. En realidad, como nos recuerda san Pablo, Dios está mas que deseoso de ofrecernos la bendición de la abundancia. De hecho, Dios es pura abundancia, pero uste es el que está desequilibrado en la balanza de la prosperidad. Atribuyendo la responsabilidad de sus insuficiencias ala voluntad divina, crea enorme resistencias enérgicas. Está pidiendo al Universo que le mande más de lo que cree.
La solución para eliminar esa barrera (que se aplica a las siete energías de resistencia) está en cambiar esa creencia. Carlos Castaneda, en Viaje a Ixtlan, dijo: “Si realmente sintiera que mi espíritu está distorsionado, sencillamente lo arreglaría, lo purgaría, lo perfeccionaría, porque no hay ninguna otra tarea en toda la vida que merezca más la pena”.
¿Cómo “se arregla”, “se purga” y “se perfecciona”? Primero debe descubrir cuándo tiene un pensamiento falaz, y sustituir ese pensamiento por algo como “Soy una creación de Dios. Dios es abundante. Debo ser lo que fui. Ser como lo que fui significa que Dios desea que disfrute de completa prosperidad. Así es como expresaré la vida a partir de ahora”. Si fuera necesario, escriba e imprima esas afirmaciones y vuelva a ellas hasta que sean un recordatorio perfectamente equilibrado. Su carencia no es un fallo de Dios. Tiene elección, así que elija entre reconectarse con la abundancia o estar desequilibrado, porque cree que eso es el plan de Dios para usted.
2. El suministro es limitado
Este pensamiento supone una enorme resistencia la restauración del equilibrio en la balanza prosperidad/escasez. Pensamientos como “Esto es lo que tenemos para ir tirando y no todos pueden ser ricos; necesitamos pobres para mantener el equilibrio mundial, de modo que supongo que yo soy uno de esos pobres” son pensamientos similares de limitación, y no atraerán una vida próspera. De hecho, harán el objetivo totalmente inalcanzable.
De nuevo, la solución para eliminar esa clase de resistencia es purgarla, y sustituir esos pensamientos con nuevas energías que se ajusten más armoniosamente con la verdad del mundo en el que vive. Intente pensar en dinero como en un océano: el suministro es infinito, más que suficiente para satisfacer sus necesidades. La cantidad de dinero que circula por el globo no disminuye por mucho que coja usted para sí mismo. ¿Por qué? Porque, a fin de cuentas, el dinero, como el agua del océano, debe volver a su fuente. Solo circula, al igual que la energía. Puede llevarse dos mil litros del océano, y este no cambiará.
Así es como funciona: la abundancia se recoge de la abundancia, y la abundancia permanece. Puede desechar del todo la idea de las insuficiencias y empezar a ver el dinero como una energía con un suministro infinito. Es necesario para la vida, al igual que el aire, el agua, el nitrógeno y el carbono.
3. No me lo merezco
Esta es una regla empírica simple: cuando no cree merecer una vida repleta de prosperidad, entonces atraerá precisamente lo que cree, que es, por supuesto, un flujo de escasez y de carencias. Si cree que atraer dinero a su vida es de algún modo incompatible con una conciencia espiritual, entonces está erigiendo barreras de resistencia para detener ese flujo.
Si desea vivir una vida abundante y está atrayendo lo opuesto, es obvio que está enérgicamente desequilibrado. Su deseo es altamente espiritual, pero lo que ofrece ese deseo es su sensación de no merecerlo. Y siendo como es el Universo, le ofrece precisamente lo que usted cree por ser indigno. Para cambiar esa idea y reequilibrarse en esa balanza, debe realinear su deseo con la energía de su pensamiento.
Debe recordar que usted es una pieza divina de Dios. Sentir que no es merecedor de la abundancia de Dios es lo mismo que negar su esencia espiritual e insultar también a su creador. Recuerde que ha venido a este mundo para ser como Dios, pero se alejó de esa idea cuando creyó más en su separación que en su unidad con su Fuente.
Empiece a cambiar esa actitud desequilibrada cultivando una afirmación interior hasta que se convierta en su segunda naturaleza. En silencio repita algo parecido a; “Soy unas pieza de Dios, una expresión divina, individualizada de Dios. Soy digno y me merezco todo lo que Dios es y todo lo que fluye en mi vida. La abundancia que deseo está en camino, y haré todo lo que pueda para evitar obstruir y resistir ese flujo de inspiración divina”
4. tengo capacidades y talentos limitados
Si está convencido de que no posee la capacidad o el talento para atraer la abundancia, está sobrecargando la balanza con un suministro continuo de escasez. Ese es un gran síntoma de resistencia, que se disimula como una excusa para ser insuficiente en el haz de equilibrios de la prosperidad. Relea la observación hecha por Ayn Rand. Ella no dijo “Es el grado de talento lo que determina lo lejos que llega una persona”. Dijo “El grado con el que piensan” es el factor determinante.
Su visión interior siempre hará que triunfe su talento innato. De hecho, si confía en que las habilidades o las capacidades que necesita están a su disposición, se encuentra en el buen camino. El primer paso, y el más importante, es olvidar todas aquellas excusas que se ha inventado sobre su incapacidad. Es fundamental que cree una imagen interior de sí mismo llevando ya una vida próspera, aunque todavía no se haya materializado. Eso se denomina pensar desde el final. Le obliga a iniciar un programa de acción que está en equilibrio con su imagen interior.
Entonces, y esa es la parte crucial, debe convertirse en la abundancia que desea. Es así, debe ser, en lugar de buscarla fuera de sí mismo. Estos tres pasos le ayudan a deshechar la idea de que la situación en la que se encuentra es debida a una falta de talento: primero, olvide la excusa de la falta de talento; segundo, cree una imagen interior en la que atrae la prosperidad, y tercero, actúe como si fuera lo que desea. Tiene tanto talento como ha decidido tener hasta este momento. Cambie la imagen...y, ¡sorpresa!, sus talentos también cambiarán.
Cuando era niño, e incluso en la universidad, me decían a menudo que no tenía lo que se necesitaba para ser escritor u orador. Y hasta que decidí seguiréis propias imágenes interiores mis talentos no empezaron a ser visibles. ¿Por qué? Porque cuanto más desarrollaba mi vida desde el punto de equilibrio de lo que yo consideraba correcto, más práctica tenía, y más alineados estábamos yo y el Universo. En esa alineación atraía y reconocía todas las oportunidades y orientaciones disponibles para mí. Si hubiera escuchado a los que aseguraban saber todo lo referente a mis talentos, habría atraído precisamente lo que creía: una falta de capacidad.
5. Nunca he tenido suerte
El Universo en el que vive, y que vive en usted, funciona con la energía y solo con ella. “No pasa nada hasta que algo se mueve”, dijo Albert Einstein. Todo vibra, incluso lo que parece inmóvil. Su Universo funciona con la Ley de la Atracción, lo que significa que la energía se ajusta a otra energía similar. Sus pensamientos son vibraciones de energía. Los pensamientos de poca altura —los que están desequilibrados con la Fuente de Energía— atraen respuestas de baja energía del Universo. Los pensamientos elevados y espirituales activan idénticas vibraciones, que le aportan lo que desea en armonía con su Fuente. Dicho esto, no hay espacio para la suerte en el Universo.
Si sufre un accidente, no es debido a su mala suerte ni es culpa suya. Simplemente es la pareja vibracional de quien ha chocado con usted en ese momento. Al ver su mundo de esa manera, puede ejercitar mejor la elección sobre con quién se empareja. Al cambiar la baja energía vibracional de sus pensamientos a vibraciones más elevadas, pone en marcha una energía que intenta ajustarse a sus deseos más elevados aunque eso parezca una tontería a su mente formada para estar al servicio del ego, le insto a iniciar el proceso de ver las cosas desde una posición vibracional, más que de buena suerte frente a mala suerte.
Es decir, recomiendo que adopte ese sistema de creencias: que ha atraído en su vida exactamente lo que ha elegido para sintonizar. Si su suerte le parece mala, cambie sus expectativas. Haga los esfuerzos necesarios para estar en equilibrio con lo que desea, más que con lo que ha atraído. La suerte desaparecerá como factor decisivo.
6. Siempre ha sido así
cuando recurre a su historia personal para justificar su actual desequilibrio en la balanza de la abundancia, en realidad está expresando: “Me he pasado la vida atrayendo la escasez, y pretendo seguir haciendo exactamente lo mismo”. Pensar que el pasado es responsable de su continua insatisfacción es una importante fuente de resistencia. Probablemente le han enseñado que, si no presta atención a los errores del pasado, está condenado a repetirlos. Ese es mi consejo: ¡mantener sus pensamientos en los errores del pasado garantiza que continúen manifestándose en el presente!
Creo que se sentirá mejor si despeja su historia personal de cualquier deficiencia que haya aparecido en su vida. Niéguese a pensar en lo que no ha llegado a materializarse, a menos que quiera más de lo mismo. Evite hablar de su triste pasado. No se identifique como alguien cuya infancia o juventud estuvo caracterizada por la escasez y la insuficiencia. Por el contrario, repase toda su historia como una serie de pasos que necesita tomar par allegar a la conciencia presente de su inacabable potencial para la abundancia.
Esté agradecido a todo lo que no ha ocurrido. Después abandone la resistencia, manifieste sus deseos, y reequilibre su pensamiento para que se ajuste a esos deseos, y reequilibre su pensamiento para que se ajuste a esos deseos. Afirme: “Es mi intención tener pensamientos que vibren perfectamente con mi deseo de abundancia en todos los ámbitos de mi vida. Abandono todos los pensamientos que ponen mi orientación, y en consecuencia mi potencia de atracción, en lo que ha sido o no ha sido”. Es la clave para recuperar el equilibrio.
7. No sé cómo “pensar en abundancia” para mí
Cuando está convencido de que la conciencia de la prosperidad es como un idioma extranjero, de nuevo ha optado por resistirse en lugar de permitir. Es posible que no crea que posee la capacidad de pensar de la forma que he elaborado en este capítulo, pero le aseguro que puede... ¡y en grandes cantidades! Usted, los Rockfeller, los Hartford y los Kennedy todos emanan de la misma Fuente de abundancia ilimitada. Ella es usted y usted es ella. Está convencido de que no piensa así porque se ha permitido creer en la separación de su Fuente. Puede pensar en abundancia, incluso si nunca lo ha practicado en su vida.
En este preciso momento, puede hincar la práctica de permitir que solo pensamientos prósperos vivían en su conciencia. Sustituya “Ni siquiera sé cómo pensar así” por “Soy abundante, atraigo la prosperidad, estoy en equilibrio con este deseo, y no pensaré de ninguna otra manera”. Así es cómo se crean los nuevos hábitos. Convierta eso en su realidad; exprese un pensamiento cada vez.
Emulando a Ernest Holmes, todo ello supone expresar su vida para cumplir con la Ley de la Abundancia de Dios. Su existencia es un regalo de una Fuente próspera y abundante de bienestar. Estar en equilibrio significa que está expresando la vida, irradiando esa conciencia con sus pensamientos. En consecuencia, sus expectativas apoyan una forma de vida en hermoso equilibrio.
Esta enseñanza del gran poeta sufí Rumi le anima a empezar cada día con altas vibraciones de expectativas de estar receptivo a los mensajes de su Fuente.
La brisa al amanecer tiene secretos que contarle,
no vuelva a dormirse.
Recuerdo esta misma mañana cuando me he despertado (en plena noche para muchas personas), y esa brisa matinal que me revela secretos al amanecer de cada nuevo día. Tiene derecho a todos los dones divinos... Estar en equilibrio es uno de los secretos. Inténtelo y, haga lo que haga, ¡no vuelva a dormirse!