TERCER ACTO

AL levantarse el telón vemos a Allan y Linda, a la mañana siguiente, después de «haberlo hecho». Han tenido una experiencia mixta..., hermosa y traumática. Están en el sofá con tazas de café en la mano.

ALLAN: Dos personas solitarias con muchísimas cosas en común, todo el tiempo juntas. Antes de darnos cuenta, nos habíamos enamorado... Luchamos todo lo que pudimos; nos encontramos a solas una tarde lluviosa de verano; Dick estaba a más de mil kilómetros de distancia; no pudimos luchar más, te tomé en mis brazos e hicimos el amor. Después se nos revolvió a los dos el estómago. Lo principal es que somos sinceros.

LINDA: Todavía no me lo creo.

ALLAN: Hace años que no dormía tan bien. ¿Es ya mediodía?

LINDA: Son las siete.

ALLAN: ¿Las siete? No me figuraba que podía ser tan temprano. Anoche estuviste fantástica.

LINDA: Gracias.

ALLAN: ¿Cómo te sientes ahora?

LINDA: Creo que el Pepto-Bismol me ha sentado bien. ¿En qué pensabas mientras lo hacíamos?

ALLAN: En Willie Mays.

LINDA: ¿Siempre piensas en jugadores de béisbol cuando haces el amor?

ALLAN: Me mantiene en forma.

LINDA: Me preguntaba por qué no parabas de gritar «¡desliza!».

ALLAN: Creo que sería mejor que se lo contaras a Dick.

LINDA: ¿Dick?

ALLAN: Supongo que le va a sorprender, pero...

LINDA: Oh..., se llevará una gran sorpresa, eso desde luego.

ALLAN: Asegúrate de decírselo un día en que la Bolsa cierre en alza.

LINDA: ¡Caray!... Todo es tan complicado.

ALLAN: Escucha, ha ocurrido, ocurrido está..., no tiene remedio. Ha ocurrido. No es culpa mía. No es culpa tuya. El hecho es que... te sentiste mujer, y yo me sentí hombre, y eso es lo que hace ese tipo de gente.

LINDA: Sí que me sentí mujer. Estuviste maravilloso.

ALLAN: Me muero de ganas de desayunar.

LINDA: Haré algo de desayuno. ¿Estás de humor para algo especial?

ALLAN: Filete con huevos, crepés, mantequilla y mermelada, galletas y una cafetera bien llena.

LINDA (levantándose): Bueno, en este caso, tendré que bajar a comprar unas cuantas cosas.

ALLAN: No te preocupes. Desayunamos fuera.

LINDA (cogiendo el bolso del banco): No..., no..., prefiero salir. Necesito un poco de aire fresco.

ALLAN: Coge mi gabardina, hay dinero de sobra en el bolsillo.

LINDA: Verás cuando mi psicoanalista vuelva de vacaciones y se entere de esto. Se hará pedicuro.

(Sale.)

ALLAN: ¡Vaya tío! Anoche estuviste increíble en la cama..., como Toscanini. Una pena que no estuviera Nancy... Habría visto a un maestro en acción.

NANCY (apareciendo con luz fantasmagórica): Oh, Allan, corre por toda Europa la voz de que eres lo mejor que puede ofrecer Estados Unidos en asuntos de cama.

ALLAN: Podía haberte tocado algo, pero lo tiraste por la borda.

NANCY: Me equivoqué. Ahora lo sé. ¿No podemos volver a empezar?

ALLAN: Demasiado tarde. Linda y yo nos queremos. Nos vamos juntos.

NANCY: Fui una idiota. (Música de órgano.) Adiós, Allan. Voy a meterme a monja. Después de ti, Dios es mi único refugio posible.

(Desaparece.)

ALLAN: No le falta razón. Caray, es increíble. Una mujer tan lista y tan guapa, enamorada de mí. Porque se ha enamorado de mí, ¡claro que sí! ¿Por qué no? Soy inteligente, divertido..., rostro sensible..., cuerpo fantástico. Dick comprenderá. Demonios, somos dos tipos civilizados. En el curso de nuestras relaciones sociales se ha producido un pequeño romance. Es algo que ocurre con frecuencia entre gente sofisticada.

DICK (apareciendo con luz fantasmagórica): ¿Me has mandado llamar?

ALLAN: Sí.

DICK: Bueno.

ALLAN: ¿Copa?

DICK: Vale.

ALLAN: ¿Escocés?

DICK: Por favor.

ALLAN: ¿Soda?

DICK: Una pizca.

ALLAN: Linda y yo nos hemos enamorado.

DICK: Está bien. Vengo del médico. Me ha dado dos meses de vida.

ALLAN: Bueno. Entonces, ¿no te importa?

DICK: Ni lo más mínimo.

ALLAN: A tu salud.

DICK: A tu salud.

(Desaparece.)

ALLAN (se levanta): Claro que sí..., todo irá bien. Demonios, Dick y yo hemos pasado situaciones peores que ésta. Es mi mejor amigo. Es horrible. Esto le va a doler. Lo sé.

DICK (entra con luz fantasmagórica): Muchas gracias.

ALLAN: Dick...

DICK (cruza hacia la izquierda del sofá): ¿Cómo has podido? Mi mujer y mi mejor amigo. Confiaba en los dos. Me siento como un idiota. La quería. Te quería. ¿Cómo no lo vi llegar? ¡Y pensar... que tuve la vista de comprar la Polaroid a ocho y medio!

(Desaparece.)

ALLAN: Es espantoso... Hará alguna barbaridad. Dick es un tipo emotivo. Se matará. ¿Matarse? ¿No se te ha ocurrido pensar lo que puede hacerte a ti? ¿Nunca has oído mencionar la ley del más fuerte? Quitarle la mujer a un tipo..., le humillas. Has visto películas italianas, ¿no? Dick tiene un genio...

DICK (entrando en camiseta y con bufanda): «Bastardo! Pezzo di cornutu. Tu mai tradutto me!».

ALLAN (retrocediendo por las escaleras hasta la plataforma): «Ma non e vero».

DICK: «Tu mi pigli per stupido!».

ALLAN: «Non e curpa mía».

DICK (salta la barandilla): «Bugiardo! Proco! Carogna! Imbesile!».

(Saca una navaja.)

ALLAN: No..., no...

DICK: «Solo chisto me tuo sadisfari mio onore».

(Apuñala a Allan.)

ALLAN: ¡Caray, chico, eso duele! (Sale Dick. Allan se planta junto a la barandilla.) ¡Esto es ridículo! ¿Qué voy a hacer? La quiero. Me quiere. Podríamos tener una vida maravillosa juntos. ¿Por qué tiene que interponerse Dick? Bueno, tranquilízate. ¿Por qué tienes que convertirlo todo en una producción de la Warner Brothers? Volverá, desayunaremos juntos. Componte. Volverá en un minuto. Pasaréis el día juntos...

(Suena el timbre. Allan abre la puerta y se encuentra a Dick, con maleta y abrigo.)

DICK (dejando el abrigo en la barandilla): Tuve que volver a casa, Allan. Tengo que hablar contigo. Allan, creo que Linda tiene una aventura. Acabo de llamar a casa. No está. En las últimas semanas parecía distraída, distante, detalles pequeños que sólo un marido puede notar. Tú la has visto mucho en esas dos últimas semanas..., ha cambiado. La otra noche, habló en sueños de una aventura.

ALLAN: ¿Mencionó algún nombre?

DICK: Sólo el tuyo. Cuando la desperté y le pregunté, me dijo que había tenido una pesadilla. (Sube las escaleras hasta la plataforma.) Trato de imaginarme quién puede ser. Tiene que ser alguien a quien no conozco... Algún tipo que haya conocido en el trabajo... Un agente, un fotógrafo, cualquier ejecutivo de publicidad, un actor.

ALLAN: ¿Por qué estás tan abatido? Creí que no era más que tu imagen de cónyuge perfecta.

DICK: La quiero. Si me deja, me mato.

ALLAN: ¿Desde cuándo eres tan emotivo?

DICK: Nunca he estado enamorado de otra persona. Si averiguo quién es el tipo, te juro que lo mato. ¡No le he prestado suficiente atención y ahora se me ha liado con algún semental! (Allan se sienta en el reposapiés giratorio; Dick en el borde de la mesa de café.) Si todavía no la he perdido del todo en manos de otro, voy a compensar todo el mal que le he hecho. Voy a cambiar. Voy a hacer cuanto esté en mis manos para que su vida conmigo sea agradable y divertida, porque vivir sin ella no vale la pena. He pasado toda la noche despierto en una habitación de hotel en Cleveland. Me dije: Bueno, la estoy perdiendo... Qué se le va a hacer..., sobreviviré. Después, sentí pánico y la llamé por teléfono. Había salido. Cuando anoche la llamé aquí, me dijo que iba para casa. ¿Dónde ha pasado la noche?

ALLAN (levantándose): Cálmate.

DICK (se levanta, cruza, se acerca a Allan): Tengo que encontrarla. Tengo que detenerla y pedirle perdón antes de que sea demasiado tarde. Quiero meterla en el avión conmigo y llevarla a Cleveland. Quiero tenerla a mi lado todo el tiempo. Quiero mimarla. Quiero oír su risa y su voz... Lamento ponerme así, Allan, pero tú eres el único amigo, capaz de comprenderme, que tengo en el mundo.

ALLAN: Te..., te comprendo.

DICK: Mira, si llama, dile que la espero en casa. Dile que tengo que hablar con ella. ¿Lo

harás?

ALLAN: Claro..., claro.

(Coge el abrigo y la maleta, y sale.)

ALLAN (sentado a la mesa de café): Me voy a desmayar. ¿Cómo iba a decírselo? El tipo está desesperadamente enamorado de ella. Nunca supe hasta qué punto. Él nunca supo hasta qué punto. No sería capaz de hacerle esto a un extraño, mucho menos a un amigo. Pero ¿y si es demasiado tarde? ¿Qué pasa si ahora Linda está realmente prendada de mí? Cuando una mujer ha hecho el amor con alguien que lo hace bien de verdad... ¡Anoche estuve fantástico! No tuve que levantarme una sola vez a consultar el manual. El amor es algo muy diferente para las mujeres. Es un fenómeno complicado. No sé qué va a pasar. Nunca he roto con una mujer.

(Se enciende la luz fantasmagórica. Entra Linda, en gabardina, y sube los escalones hasta el extremo de la barandilla.)

LINDA: ¿Te parece fácil, verdad?

ALLAN (sube los escalones hasta Linda): No tenemos opción.

LINDA: Me dijiste que me querías.

ALLAN: Trata de tomártelo con filosofía.

LINDA: Pero el tiempo que hemos pasado juntos, la proximidad, las promesas.

ALLAN: Linda, por favor...

LINDA: Significas demasiado para mí. No puedo dejarte escapar.

ALLAN: Linda, no lo pongas más difícil..., lo siento.

LINDA: No basta solamente con sentirlo... me tomas por un juguete.

ALLAN: ¿Qué quieres que te diga?

LINDA (Bette Davis con pistola): Dame la carta.

ALLAN: ¿Qué carta?

LINDA: Philip, dame la carta.

(Mientras tanto, Linda hace retroceder a Allan.)

ALLAN: No hay ninguna carta.

LINDA: Quiero la carta. Philip, dame la carta.

ALLAN: Linda, te estás volviendo loca.

LINDA: No puedes tratarme así.

ALLAN: No aprietes el gatillo... sangro enseguida. (La luz se desvanece, y Linda desaparece. Allan cruza.) Me matará. Las mujeres son propensas a la violencia. Bette Davis, Barbara Stanwyck... son asesinas... Me escaparé..., me meteré en un circo. Me haré payaso... Jamás me quitaré el maquillaje..., como Jimmy Stewart.

(Se enciende la luz fantasmagórica. Aparece Bogart.)

BOGART (desde el extremo de la barandilla): Serénate, muchacho. Estás histérico.

ALLAN: Voy a meterme en un circo.

BOGART: Deberías sentirte más animado. Cuando no fingías, te conseguiste una tía que no está nada mal. Nunca te creíste capaz de ligar con tías. Pues bien, resulta que sí eres capaz.

ALLAN: Pero ahora tiene que terminar y no sé cómo.

BOGART: No es tan difícil, muchacho. Observa. (Entra Linda. Música de fondo.) Acércate, muñeca.

LINDA (sube las escaleras hasta la plataforma con Bogart): ¿Sí, amor mío?

BOGART: Se acabó.

LINDA: ¿El qué?

BOGART: Lo nuestro.

LINDA: ¿Se acabó?

BOGART: Eso es, finito. Acabado. Kaput.

LINDA: Así de fácil, ¿verdad?

BOGART: Así es.

LINDA: Supón que diga que no.

BOGART: De poco te serviría.

LINDA (saca una pistola y le apunta a la cara): ¿Y servirá esto?

BOGART (le quita la pistola y le da un bofetón de un solo y frío movimiento): Olvídalo, cariño. Nunca fuiste capaz de disparar.

LINDA (sollozando): Pero ¿por qué tiene que terminar antes de haber podido empezar? Dime por qué.

BOGART: Juegas demasiado fuerte para mí, cariño. Tú mataste a Johnson. Parker lo averiguó, así que también le mataste a él. Pero no te bastaba con eso. Querías acabar conmigo. Sabías que eras incapaz de hacerlo frente a frente, de modo que creías poder convencerme de que te diera la espalda. Pero a mí no me engañas, cariño. Andando, te ha tocado. (Linda sale, sollozando.) Así de fácil.

ALLAN: Para ti, porque eres Bogart.

BOGART: Todo el mundo es Bogart, muchacho. De vez en cuando. Ahora estás haciendo algo de lo que no te creía capaz. Estás renunciando a un buen bocado por no hacerle daño a un tipo. Si yo hiciera eso, no quedaría ojo sin lágrima en toda la casa.

ALLAN: Sí, pero se me rompe el corazón.

BOGART: Razón de más para sentirse orgulloso.

ALLAN: ¿Lo crees de verdad?

BOGART: Claro. Escucha, muchacho, en la vida hay otras cosas, no sólo tías, y una de ellas es saber que has hecho lo mejor por un compañero. Piénsatelo.

(Suena el timbre. Allan acude a la puerta. Es Linda. Bogart baja los escalones.)

ALLAN: Eh..., ¿no estaba abierta la tienda?

LINDA: No.

BOGART: Díselo. Ahora.

(Sale.)

ALLAN: Linda...

LINDA: Allan, ¿te das cuenta de que ha ocurrido algo maravilloso?

ALLAN: Linda...

LINDA: Allan, delante de nuestras mismas narices ha ocurrido la cosa más hermosa del mundo. Hemos tenido una experiencia maravillosa. ¿No te sorprende? No tuviste que hacer nada. No tuviste que dejar libros abiertos por ahí tirados... No tuviste que poner la música ambiental adecuada. Hasta te vi en esos calzoncillos que llevan escritos los días de la semana.

ALLAN: Mira, Linda... tenemos que dejarlo.

LINDA: Sí, lo sé. Al salir, de pronto, lo vi todo muy claro y, cuando me pregunté a mí misma si de verdad quiero romper mi matrimonio..., la respuesta fue no. Quiero a Dick, y, aunque alguien tan maravilloso como tú sea una tentación muy grande..., no puedo pensar en vivir sin él.

ALLAN: ¿No puedes?

LINDA: Me necesita, Allan... y, de alguna manera inexplicable..., yo también le necesito a él.

ALLAN: Sé que te necesita.

LINDA: Es la primera vez que alguien me afecta, aparte de Dick —estoy ya un poco enamorada de ti—, y si no me detengo ahora, me metería demasiado a fondo para poder volver con él. No lamento en absoluto lo que ha sucedido, porque ha servido para reafirmar lo que siento por Dick.

ALLAN: Vete a casa, Linda... Está en casa, esperándote.

LINDA: ¿En casa?

ALLAN: Vino mientras estabas fuera. Quiere volver a Cleveland contigo. Él te lo explicará. Mientras tanto, seremos simplemente buenos amigos... Creo que me gusta la idea.

LINDA: ¿Estás seguro? ¿No lo dices sólo para facilitarme las cosas?

ALLAN (piano de fondo): Lo digo porque es verdad. En nuestro interior ambos sabemos que perteneces a Dick. (Música.) Eres parte de su trabajo, lo que le mantiene en movimiento. Si ese avión despega sin ti, lo lamentarás. Quizá no hoy, quizá no mañana, pero pronto, y para toda la vida.

LINDA: ¡Qué bonito!

ALLAN: Es de Casablanca. Me he pasado la vida esperando una oportunidad como ésta para decirlo.

LINDA (sube los escalones y besa a Allan): Adiós.

(Sale.)

NANCY (entra): Pobre Allan..., te dije que ocurriría.

ALLAN (cruza hasta el sofá): ¿Estás de broma? Estaba enamorada de mí..., ya la has oído.

NANCY: De momento ha vuelto con Dick.

ALLAN: Le he dado una buena lección..., sin siquiera intentarlo... Ésa es la clave.

BOGART (entra): Díselo, muchacho... La tienes en el bote.

ALLAN: Voy a hacer algo que debía haber hecho hace mucho tiempo. Olvidarte.

NANCY: ¿Cómo? Allan, no..., no... No lo hagas..., no lo hagas..., nooo...

(Sale profiriendo un prolongado lamento.)

BOGART: Caray, muchacho, has estado estupendo. Yo le hubiera dado un par de bofetones, pero cada cual tiene su estilo.

ALLAN: Sí, tengo algo de estilo.

BOGART: Bueno, muchacho, ¡hasta otra!

(Sale. Suena el timbre. La música de piano se desvanece. Allan abre la puerta.)

BARBARA: Lamento molestarle. Me llamo Barbara Tyler. Acabo de instalarme en el piso de arriba. Vivo sola y me he dejado la llave dentro. ¿Podría usar su teléfono?

ALLAN: Claro, está ahí mismo.

BARBARA: Gracias. (Ve Film Quarterly en el escritorio.) ¡Film Quarterly! ¿No será usted el Allan Félix que escribe en Film Quarterly?

ALLAN: Sí, soy yo.

BARBARA: Acabo de hacer el doctorado en cine, en la Escuela Nueva, y utilicé algunos de sus artículos como referencia. Son muy inteligentes.

ALLAN (empieza música de piano): Gracias.

BARBARA: Me gustó muchísimo el artículo que escribió sobre La Reina de África.

ALLAN: Es una de mis películas preferidas.

BARBARA: Fue algo muy especial para Bogart.

ALLAN: Bueno, lo que mucha gente no sabe de Bogart es que...

(Telón.)