Agradecimientos

Una historia como la aquí narrada no puede nacer exclusivamente de la imaginación del escritor. Muchas personas me han ayudado a darle sentido, a todas ellas va mi agradecimiento. Gracias a la asociación Memoria, a Robert de Torcatis en Perpignan por ponerme en contacto con tantas personas que vivieron la retirada, gracias a Gildas Girodeau por acercarme con una visión distinta a las playas de Argelès y por nuestro viaje al pasado en el castillo de Colliure, gracias a Carlos Pujol por confrontar algunos recuerdos familiares con mi narración, ubicando exactamente algunos escenarios de la Barcelona de la época, mi gratitud a Alfons Cervera por su discurso lúcido sobre el valor de la memoria y por nuestras charlas sobre dignidad y utopía, gracias a Alfonso de la librería Maite por ponerme en la pista de la tragedia de Názino.

Y sobre todo, mi inmensa gratitud a todas aquellas personas anónimas que de un modo u otro vivieron lo que aquí se narra, gracias por romper su silencio para compartirlo conmigo. La palabra no siempre es justa, pero vaya esta pequeña victoria para todos ellos, con la esperanza de no haber traicionado ni defraudado sus expectativas.

Y desde la intimidad, gracias, infinitas, a mi padre.

Barcelona, febrero de 2014