El Enigma Estético

Preámbulo de Salvador Dalí

Amigos, meditad y tened en cuenta el gran honor que nos hacen los sabios y científicos al traernos sus últimos conocimientos bajo la Cúpula del Museo.

Considerad y meditad que el propio Leibniz quiso continuar el Arte Combinatorio de Raimon Llull, el Doctor Iluminado; las ruedas combinatorias funcionaban gracias a un hilo rojo que las atravesaba por el centro y que estaba cosido al pergamino, y, de Noche, decía que, si se tenía la costumbre, continuaban rodando y combinándose en el Sueño, como las ruedas del Fuego Ardiente, tal y como quería Heráclito el Oscuro.

El fenómeno Estético está estrechamente ligado a la Historia de la Ciencia, aunque sólo sea por el mero hecho de que en ambas se da la elección experimental.

Saliendo de las tinieblas medievales de Raimon Llull, que era un poeta, reencontramos la plena luz, cuyo estudio científico inicia el Príncipe de Broglie, otro poeta. El largo debate entre la Teoría Ondulatoria y la Teoría Corpuscular llegó a la siguiente conclusión: la luz es a la vez onda y corpúsculo.

En la termodinámica, la dualidad contenida entre la entropía y la neguentropía se convierte en el filosóficamente comprensible principio de indeterminación de Heisenberg.

Después de Heisenberg y de su principio de indeterminación, sabemos que existen átomos encantados, donde el encanto es una propiedad de ciertos átomos.

No es posible encontrar una noción más estética que la reciente Teoría de las Catástrofes de René Thom, que se aplica tanto a la geometría del ombligo parabólico como a la deriva de los continentes. La teoría de René Thom ha encantado todos mis átomos desde el día en que empecé a conocerla.

Salvador Dalí, Marqués de Dalí de Púbol

Figueres, 1 de noviembre de 1985