CALAVERA EN LAS ESTRELLAS

Robert E. Howard

Él contó cómo caminan sobre la tierra asesinos bajo la maldición de Caín, con nubes rojas velando sus ojos y llamas alrededor de su cerebro: porque la sangre ha dejado sobre sus almas su estigma eterno.

Dos caminos conducen a Yorkertown. Uno, la ruta más corta y más directa, atraviesa un páramo elevado y árido, y el otro, que es mucho más largo, sigue las vueltas de su sinuoso curso entre las colinas y los cenagales de los pantanos, bordeando las colinas bajas por el este. Era un sendero peligroso y solitario; por eso Solomon Kane se detuvo asombrado cuando un joven casi sin aliento, procedente de la aldea que acababa de dejar, lo alcanzó y le imploró por el amor de Dios que tomara el camino del pantano.