Una Revelación A Juan
(Apocalipsis)
1 Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco. Y él envió a su ángel y mediante este [la] presentó en señales a su esclavo Juan, 2 que dio testimonio de la palabra que Dios dio y del testimonio que Jesucristo dio, aun de todas las cosas que vio. 3 Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella; porque el tiempo señalado está cerca.
4 Juan, a las siete congregaciones que están en el [distrito de] Asia:
Que tengan bondad inmerecida y paz de parte de “Aquel que es y que era y que viene”, y de los siete espíritus que están delante de su trono, 5 y de Jesucristo, “el Testigo Fiel”, “El primogénito de los muertos”, y “El Gobernante de los reyes de la tierra”.
Al que nos ama y que nos desató de nuestros pecados por medio de su propia sangre 6 -e hizo que fuéramos un reino, sacerdotes para su Dios y Padre-, sí, a él sea la gloria y la potencia para siempre. Amén.
7 ¡Miren! Viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que lo traspasaron; y todas las tribus de la tierra se golpearán en desconsuelo a causa de él. Sí, amén.
8 “Yo soy el Alfa y la Omega -dice Jehová Dios-, Aquel que es y que era y que viene, el Todopoderoso.”
9 Yo Juan, hermano de ustedes y partícipe con ustedes en la tribulación y reino y aguante en compañía con Jesús, llegué a estar en la isla que se llama Patmos por hablar acerca de Dios y por dar testimonio de Jesús. 10 Por inspiración llegué a estar en el día del Señor, y oí detrás de mí una voz poderosa como la de una trompeta, 11 que decía: “Lo que ves, escríbelo en un rollo y envíalo a las siete congregaciones, en Éfeso y en Esmirna y en Pérgamo y en Tiatira y en Sardis y en Filadelfia y en Laodicea”.
12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, habiéndome vuelto, vi siete candelabros de oro, 13 y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre, vestido de una prenda de vestir que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con un cinturón de oro. 14 Además, su cabeza y su cabello eran blancos como lana blanca, como nieve, y sus ojos como una llama de fuego; 15 y sus pies eran semejantes al cobre fino cuando fulgura en el horno; y su voz era como el sonido de muchas aguas. 16 Y en su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada larga de dos filos, y su semblante era como el sol cuando resplandece en su poder. 17 Y cuando lo vi, caí como muerto a sus pies.
Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: “No tengas temor. Yo soy el Primero y el Último, 18 y el viviente; y llegué a estar muerto, pero, ¡mira!, vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Por lo tanto, escribe las cosas que viste, y las cosas que son y las cosas que se efectuarán después de estas. 20 En cuanto al secreto sagrado de las siete estrellas que viste sobre mi mano derecha, y [de] los siete candelabros de oro: Las siete estrellas significan [los] ángeles de las siete congregaciones, y los siete candelabros significan siete congregaciones.
2 ”Al ángel de la congregación que está en Éfeso escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda en medio de los siete candelabros de oro: 2 ‘Conozco tus hechos, y tu labor y aguante, y que no puedes soportar a hombres malos, y que pusiste a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos. 3 También estás mostrando aguante, y has soportado por causa de mi nombre, y no te has cansado. 4 No obstante, tengo [esto] contra ti: que has dejado el amor que tenías al principio.
5 ”’Por lo tanto, recuerda de qué has caído, y arrepiéntete, y haz los hechos de antes. Si no lo haces, vengo a ti, y removeré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas. 6 Sin embargo, sí tienes esto: que odias los hechos de la secta de Nicolás, que yo también odio. 7 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: Al que venza, le concederé comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios’.
8 ”Y al ángel de la congregación que está en Esmirna, escribe: Estas son las cosas que él dice, ‘el Primero y el Último’, que llegó a estar muerto y llegó a vivir [de nuevo]: 9 ‘Conozco tu tribulación y pobreza -pero eres rico- y la blasfemia por parte de los que dicen que ellos mismos son judíos, y sin embargo no lo son, sino que son una sinagoga de Satanás. 10 No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: El que venza, de ninguna manera recibirá daño de la muerte segunda’.
12 ”Y al ángel de la congregación que está en Pérgamo escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene la aguda espada larga de dos filos: 13 ‘Sé dónde moras, es decir, donde está el trono de Satanás; y sin embargo sigues teniendo firmemente asido mi nombre, y no negaste tu fe en mí ni siquiera en los días de Antipas, mi testigo, el fiel, que fue muerto al lado de ustedes, donde mora Satanás.
14 ”’No obstante, tengo contra ti unas cuantas cosas: que tienes allí a los que tienen firmemente asida la enseñanza de Balaam, el cual anduvo enseñando a Balac a poner un tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación. 15 Así tú, también, tienes a los que de igual manera tienen firmemente asida la enseñanza de la secta de Nicolás. 16 Por lo tanto, arrepiéntete. Si no lo haces, voy a ti pronto, y guerrearé contra ellos con la espada larga de mi boca.
17 ”’El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: Al que venza, le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y, sobre la piedrecita, un nombre nuevo escrito que nadie conoce salvo el que lo recibe’.
18 ”Y al ángel de la congregación que está en Tiatira escribe: Estas son las cosas que dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego, y sus pies son semejantes a cobre fino: 19 ‘Conozco tus hechos, y tu amor y fe y ministerio y aguante, y que tus hechos recientes son más que los de antes.
20 ”’No obstante, sí tengo [esto] contra ti: que toleras a aquella mujer Jezabel, que a sí misma se llama profetisa, y enseña y extravía a mis esclavos para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos. 21 Y le di tiempo para que se arrepintiera, pero ella no quiere arrepentirse de su fornicación. 22 ¡Mira! Estoy a punto de echarla en un lecho de enfermo, y a los que cometen adulterio con ella, en gran tribulación, a menos que se arrepientan de los hechos de ella. 23 Y a los hijos de ella los mataré con plaga mortífera, de modo que todas las congregaciones sabrán que yo soy el que escudriña los riñones y corazones, y a ustedes les daré individualmente según sus hechos.
24 ”’Sin embargo, les digo a los demás de ustedes que están en Tiatira, a todos los que no tienen esta enseñanza, a los mismísimos que no llegaron a conocer las “cosas profundas de Satanás”, como dicen ellos: No les estoy imponiendo ninguna otra carga. 25 Sin embargo, tengan firmemente asido lo que tienen hasta que yo venga. 26 Y al que venza y observe mis hechos hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones, 27 y pastoreará a la gente con vara de hierro, de modo que serán hechos pedazos como vasos de barro, como lo que he recibido de mi Padre, 28 y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones’.
3 ”Y al ángel de la congregación que está en Sardis escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: ‘Conozco tus hechos, que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto. 2 Hazte vigilante, y fortalece las cosas restantes que estaban a punto de morir, porque no he hallado tus hechos plenamente ejecutados delante de mi Dios. 3 Por lo tanto, continúa teniendo presente cómo has recibido y cómo oíste, y sigue guardándo[lo], y arrepiéntete. Ciertamente, a menos que despiertes vendré como ladrón, y no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti.
4 ”’No obstante, sí tienes en Sardis unos cuantos nombres que no contaminaron sus prendas de vestir exteriores, y andarán conmigo en [prendas] blancas, porque son dignos. 5 El que venza será vestido así de prendas de vestir exteriores blancas; y de ninguna manera borraré su nombre del libro de la vida, sino que haré reconocimiento de su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones’.
7 ”Y al ángel de la congregación que está en Filadelfia escribe: Estas son las cosas que dice el que es santo, el que es verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre de modo que nadie cierre, y cierra de modo que nadie abra: 8 ‘Conozco tus hechos -¡mira!, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar-, que tienes un poco de poder, y guardaste mi palabra y no resultaste falso a mi nombre. 9 ¡Mira! Daré a los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos, y sin embargo no lo son, sino que mienten… ¡mira!, los haré venir y rendir homenaje ante tus pies y les haré saber que yo te he amado. 10 Porque guardaste la palabra acerca de mi aguante, yo también te guardaré de la hora de prueba, que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para someter a prueba a los que moran en la tierra. 11 Vengo pronto. Sigue teniendo firmemente asido lo que tienes, para que nadie tome tu corona.
12 ”’Al que venza… lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya no saldrá [de este] nunca, y sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios, y ese nuevo nombre mío. 13 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones’.
14 ”Y al ángel de la congregación que está en Laodicea escribe: Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios: 15 ‘Conozco tus hechos, que no eres ni frío ni caliente. Quisiera que fueras frío o, si no, caliente. 16 Así, por cuanto eres tibio, y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca. 17 Porque dices: “Soy rico y he adquirido riquezas y no necesito absolutamente nada”, pero no sabes que eres desdichado y lastimoso y pobre y ciego y desnudo, 18 te aconsejo que compres de mí oro acrisolado por fuego, para que te enriquezcas, y prendas de vestir exteriores blancas, para que llegues a estar vestido y para que la vergüenza de tu desnudez no quede manifiesta, y pomada para los ojos, para que te la frotes en los ojos a fin de que veas.
19 ”’A todos aquellos a quienes les tengo cariño los censuro y los disciplino. Por lo tanto, sé celoso y arrepiéntete. 20 ¡Mira! Estoy de pie a la puerta, y toco. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su [casa] y cenaré con él, y él conmigo. 21 Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22 El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones’”.
4 Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí era como de una trompeta, que hablaba conmigo, y decía: “Sube acá, y te mostraré las cosas que tienen que suceder”. 2 Después de estas cosas, inmediatamente llegué a estar en [el poder del] espíritu: y, ¡miren!, un trono estaba en su posición en el cielo, y hay uno sentado sobre el trono. 3 Y el que está sentado es, en apariencia, semejante a una piedra de jaspe y a una piedra preciosa de color rojo, y alrededor del trono [hay] un arco iris de apariencia semejante a una esmeralda.
4 Y alrededor del trono [hay] veinticuatro tronos, y sobre estos tronos [vi] sentados a veinticuatro ancianos vestidos de prendas de vestir exteriores blancas, y sobre sus cabezas coronas de oro. 5 Y del trono proceden relámpagos y voces y truenos; y [hay] siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, y estas significan los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono hay, como si fuera, un mar vítreo semejante a cristal.
Y en medio del trono y alrededor del trono [hay] cuatro criaturas vivientes que están llenas de ojos por delante y por detrás. 7 Y la primera criatura viviente es semejante a un león, y la segunda criatura viviente es semejante a un torillo, y la tercera criatura viviente tiene rostro como de hombre, y la cuarta criatura viviente es semejante a un águila en vuelo. 8 Y en cuanto a las cuatro criaturas vivientes, cada una de ellas respectivamente tiene seis alas; alrededor y por debajo están llenas de ojos. Y no tienen descanso día y noche mientras dicen: “Santo, santo, santo es Jehová Dios, el Todopoderoso, que era y que es y que viene”.
9 Y siempre que las criaturas vivientes ofrecen gloria y honra y acción de gracias al que está sentado sobre el trono, al que vive para siempre jamás, 10 los veinticuatro ancianos caen delante del que está sentado sobre el trono y adoran al que vive para siempre jamás, y echan sus coronas delante del trono, y dicen: 11 “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”.
5 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un rollo escrito por dentro y por el reverso, fuertemente sellado con siete sellos. 2 Y vi a un ángel fuerte que proclamaba con voz fuerte: “¿Quién es digno de abrir el rollo y desatar sus sellos?”. 3 Pero ni en el cielo ni sobre la tierra ni debajo de la tierra había siquiera uno que pudiera abrir el rollo o mirar en él. 4 Y me puse a llorar muchísimo porque no se hallaba a nadie digno de abrir el rollo ni mirar en él. 5 Pero uno de los ancianos me dice: “Deja de llorar. ¡Mira! El León que es de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el rollo y sus siete sellos”.
6 Y vi de pie en medio del trono y de las cuatro criaturas vivientes, y en medio de los ancianos, un cordero como si hubiera sido degollado, que tenía siete cuernos y siete ojos, los cuales [ojos] significan los siete espíritus de Dios que han sido enviados por toda la tierra. 7 Y él fue y en seguida [lo] tomó de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8 Y cuando tomó el rollo, las cuatro criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron delante del Cordero, cada uno teniendo un arpa y tazones de oro que estaban llenos de incienso, y el [incienso] significa las oraciones de los santos. 9 Y cantan una canción nueva, y dicen: “Eres digno de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, 10 e hiciste que fueran un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de reinar sobre la tierra”.
11 Y vi, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de las criaturas vivientes y de los ancianos -y el número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares-, 12 que decían con voz fuerte: “El Cordero que fue degollado es digno de recibir el poder y riquezas y sabiduría y fuerza y honra y gloria y bendición”.
13 Y a toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: “Al que está sentado en el trono y al Cordero sean la bendición y la honra y la gloria y la potencia para siempre jamás”. 14 Y las cuatro criaturas vivientes se pusieron a decir: “¡Amén!”, y los ancianos cayeron y adoraron.
6 Y vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a una de las cuatro criaturas vivientes decir con voz como de trueno: “¡Ven!”. 2 Y vi, y, ¡miren!, un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria.
3 Y cuando abrió el segundo sello, oí a la segunda criatura viviente decir: “¡Ven!”. 4 Y salió otro, un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; y le fue dada una gran espada.
5 Y cuando abrió el tercer sello, oí a la tercera criatura viviente decir: “¡Ven!”. Y vi, y, ¡miren!, un caballo negro; y el que iba sentado sobre él tenía en su mano una balanza. 6 Y oí una voz como si fuera en medio de las cuatro criaturas vivientes decir: “Un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario; y no dañes el aceite de oliva ni el vino”.
7 Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz de la cuarta criatura viviente decir: “¡Ven!”. 8 Y vi, y, ¡miren!, un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades venía siguiéndolo de cerca. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y por las bestias salvajes de la tierra.
9 Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte, y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.
12 Y vi cuando abrió el sexto sello, y ocurrió un gran terremoto; y el sol se puso negro como saco de pelo, y la luna entera se puso como sangre, 13 y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como cuando una higuera sacudida por un viento fuerte echa sus higos aún no maduros. 14 Y el cielo se apartó como un rollo que se va enrollando, y toda montaña y [toda] isla fueron removidas de sus lugares. 15 Y los reyes de la tierra y los de primer rango y los comandantes militares y los ricos y los fuertes y todo esclavo y [toda] persona libre se escondieron en las cuevas y en las masas rocosas de las montañas. 16 Y siguen diciendo a las montañas y a las masas rocosas: “Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero, 17 porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, y ¿quién puede estar de pie?”.
7 Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello de[l] Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar, 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.
4 Y oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel:
5 De la tribu de Judá, doce mil sellados;
de la tribu de Rubén, doce mil;
de la tribu de Gad, doce mil;
6 de la tribu de Aser, doce mil;
de la tribu de Neftalí, doce mil;
de la tribu de Manasés, doce mil;
7 de la tribu de Simeón, doce mil;
de la tribu de Leví, doce mil;
de la tribu de Isacar, doce mil;
8 de la tribu de Zabulón, doce mil;
de la tribu de José, doce mil;
de la tribu de Benjamín, doce mil sellados.
9 Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. 10 Y siguen clamando con voz fuerte, y dicen: “La salvación [se la debemos] a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”.
11 Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de las cuatro criaturas vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, 12 y dijeron: “¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fuerza [sean] a nuestro Dios para siempre jamás. Amén”.
13 Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son, y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación, y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”.
8 Y cuando él abrió el séptimo sello, en el cielo ocurrió un silencio como por media hora. 2 Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.
3 Y llegó otro ángel y se puso de pie junto al altar, teniendo una vasija de oro para el incienso; y se le dio una gran cantidad de incienso para que lo ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4 Y el humo del incienso ascendió de la mano del ángel con las oraciones de los santos delante de Dios. 5 Pero inmediatamente el ángel tomó la vasija del incienso, y la llenó del fuego del altar y lo arrojó a la tierra. Y ocurrieron truenos y voces y relámpagos y un terremoto. 6 Y los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para tocarlas.
7 Y el primero tocó su trompeta. Y ocurrió granizo y fuego mezclados con sangre, y esto fue arrojado a la tierra; y la tercera parte de la tierra se quemó, y la tercera parte de los árboles se quemó, y toda la vegetación verde se quemó.
8 Y el segundo ángel tocó su trompeta. Y algo semejante a una montaña grande que ardía en fuego fue arrojado al mar. Y la tercera parte del mar se convirtió en sangre; 9 y murió la tercera parte de las criaturas que están en el mar, las cuales tienen alma, y la tercera parte de los barcos fue destrozada.
10 Y el tercer ángel tocó su trompeta. Y una gran estrella que ardía como una lámpara cayó del cielo, y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de aguas. 11 Y el nombre dado a la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se tornó en ajenjo, y muchos de los hombres murieron a causa de las aguas, porque se habían hecho amargas.
12 Y el cuarto ángel tocó su trompeta. Y la tercera parte del sol fue herida, y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciera la tercera parte de ellos y el día no tuviera iluminación durante su tercera parte, e igualmente la noche.
13 Y vi, y oí un águila que volaba en medio del cielo decir con voz fuerte: “¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra por causa de los demás toques de trompeta de los tres ángeles que están a punto de tocar sus trompetas!”.
9 Y el quinto ángel tocó su trompeta. Y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y a él le fue dada la llave del hoyo del abismo. 2 Y él abrió el hoyo del abismo, y del hoyo ascendió humo como el humo de un gran horno, y el sol fue oscurecido, también el aire, por el humo del hoyo. 3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio autoridad, la misma autoridad que tienen los escorpiones de la tierra. 4 Y se les dijo que no dañaran la vegetación de la tierra ni ninguna cosa verde ni ningún árbol, sino solo a los hombres que no tienen el sello de Dios en la frente.
5 Y a las [langostas] les fue concedido, no que los mataran, sino que estos fueran atormentados cinco meses, y el tormento sobre ellos era como el tormento de un escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán de ninguna manera; y desearán morir, pero la muerte sigue huyendo de ellos.
7 Y las semejanzas de las langostas se parecían a caballos preparados para combate; y sobre sus cabezas [tenían] lo que parecía ser coronas semejantes a oro, y sus rostros [eran] como rostros de hombres, 8 pero tenían cabellos como cabellos de mujeres. Y sus dientes eran como los de leones; 9 y tenían corazas como corazas de hierro. Y el sonido de sus alas [era] como el sonido de carros de muchos caballos que corren al combate. 10 También, tienen colas y aguijones semejantes a escorpiones; y en sus colas está su autoridad para lastimar a los hombres cinco meses. 11 Tienen sobre ellas un rey, el ángel del abismo. En hebreo su nombre es Abadón, pero en griego tiene el nombre Apolión.
12 El primer ay ha pasado. ¡Miren! Dos ayes más vienen después de estas cosas.
13 Y el sexto ángel tocó su trompeta. Y oí una voz, procedente de los cuernos del altar de oro que está delante de Dios, 14 decir al sexto ángel, que tenía la trompeta: “Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates”. 15 Y fueron desatados los cuatro ángeles, que han estado preparados para la hora y día y mes y año, para matar a la tercera parte de los hombres.
16 Y el número de los ejércitos de la caballería era dos miríadas de miríadas: yo oí el número de ellos. 17 Y de esta manera vi los caballos en la visión, y a los que iban sentados sobre ellos: tenían corazas rojas como el fuego y azules como el jacinto y amarillas como el azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de la boca de ellos salía fuego y humo y azufre. 18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres, del fuego y del humo y del azufre que salían de la boca de ellos. 19 Porque la autoridad de los caballos está en sus bocas y en sus colas; pues sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas, y con estas causan daño.
20 Pero los demás de los hombres que no fueron muertos por estas plagas no se arrepintieron de las obras de sus manos, de manera que no adoraran a los demonios ni a los ídolos de oro y de plata y de cobre y de piedra y de madera, los cuales no pueden ver ni oír ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus asesinatos ni de sus prácticas espiritistas ni de su fornicación ni de sus robos.
10 Y vi a otro ángel fuerte que descendía del cielo, revestido de una nube, y había un arco iris sobre su cabeza, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego, 2 y tenía en la mano un rollito abierto. Y puso su pie derecho sobre el mar, pero el izquierdo sobre la tierra, 3 y clamó con voz fuerte como cuando ruge el león. Y cuando clamó, los siete truenos profirieron sus propias voces.
4 Ahora bien, cuando los siete truenos hablaron, yo estuve a punto de escribir; pero oí una voz procedente del cielo decir: “Sella las cosas que hablaron los siete truenos, y no las escribas”. 5 Y el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano derecha al cielo, 6 y juró por Aquel que vive para siempre jamás, que creó el cielo y las cosas [que hay] en él, y la tierra y las cosas [que hay] en ella, y el mar y las cosas [que hay] en él: “Ya no habrá más demora; 7 sino que en los días de dar el toque el séptimo ángel, cuando esté a punto de tocar su trompeta, verdaderamente queda terminado el secreto sagrado de Dios, según las buenas nuevas que él declaró a sus propios esclavos los profetas”.
8 Y la voz que oí procedente del cielo habla de nuevo conmigo y dice: “Ve, toma el rollo abierto que está en la mano del ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra”. 9 Y me fui al ángel y le dije que me diera el rollito. Y él me dijo: “Tómalo y cómetelo, y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel”. 10 Y tomé el rollito de la mano del ángel y me lo comí, y en mi boca era dulce como la miel; pero cuando me lo hube comido, se me amargó el vientre. 11 Y me dicen: “Tienes que profetizar de nuevo respecto a pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes”.
11 Y me fue dada una caña semejante a una vara al decir él: “Levántate y mide el [santuario del] templo de Dios y el altar y a los que adoran en él. 2 Pero en cuanto al patio que está fuera del [santuario del] templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses. 3 Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 Estos son [simbolizados por] los dos olivos y los dos candelabros, y están de pie delante del Señor de la tierra.
5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar, y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.
7 Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra.
11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron. 13 Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto, y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo.
14 El segundo ay ha pasado. ¡Miren! El tercer ay viene pronto.
15 Y el séptimo ángel tocó su trompeta. Y en el cielo ocurrieron voces fuertes, que decían: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás”.
16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados sobre sus tronos delante de Dios cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios, 17 y dijeron: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, Aquel que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a reinar. 18 Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados, y para dar [su] galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra”.
19 Y fue abierto el [santuario del] templo de Dios que está en el cielo, y se vio en [el santuario de] su templo el arca de su pacto. Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos y un terremoto y un granizo grande.
12 Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol, y la luna estaba debajo de sus pies, y sobre su cabeza había una corona de doce estrellas, 2 y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz.
3 Y se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó abajo a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo.
5 Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días.
7 Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron, 8 pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él. 10 Y oí una voz fuerte en el cielo decir:
“¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios! 11 Y ellos lo vencieron debido a la sangre del Cordero y debido a la palabra del testimonio que dieron, y no amaron sus almas ni siquiera al arrostrar la muerte. 12 A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”.
13 Ahora bien, cuando el dragón vio que había sido arrojado abajo a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero las dos alas de la gran águila le fueron dadas a la mujer, para que volara al desierto a su lugar; allí es donde es alimentada por un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la cara de la serpiente.
15 Y la serpiente lanzó de su boca agua como un río tras la mujer, para hacer que ella fuera ahogada por el río. 16 Pero la tierra vino en ayuda de la mujer, y la tierra abrió su boca y se tragó el río que el dragón había lanzado de su boca. 17 Y el dragón se airó contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra los restantes de la descendencia de ella, los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús.
13 Y se quedó de pie inmóvil sobre la arena del mar.
Y vi una bestia salvaje que ascendía del mar, con diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas, pero sobre sus cabezas nombres blasfemos. 2 Ahora bien, la bestia salvaje que vi era semejante a un leopardo, pero sus pies eran como los de un oso, y su boca era como boca de león. Y el dragón dio a [la bestia] su poder y su trono y gran autoridad.
3 Y vi una de las cabezas de ella como muerta por degüello, pero su golpe de muerte fue sanado, y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración. 4 Y adoraron al dragón porque este dio la autoridad a la bestia salvaje, y adoraron a la bestia salvaje con las palabras: “¿Quién es semejante a la bestia salvaje, y quién puede combatir con ella?”. 5 Y se le dio una boca que hablaba cosas grandes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. 6 Y ella abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre y de su residencia, hasta de los que residen en el cielo. 7 Y se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos, y se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación. 8 Y todos los que moran en la tierra la adorarán; el nombre de ninguno de estos está escrito en el rollo de la vida del Cordero que fue degollado, desde la fundación del mundo.
9 Si alguno tiene oído, oiga. 10 Si alguno [está] para cautiverio, se va en cautiverio. Si alguno mata a espada, tiene que ser muerto a espada. Aquí está lo que significa el aguante y la fe de los santos.
11 Y vi otra bestia salvaje que ascendía de la tierra, y tenía dos cuernos como un cordero, pero empezó a hablar como un dragón. 12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia salvaje a su vista. Y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia salvaje, cuyo golpe de muerte fue sanado. 13 Y ejecuta grandes señales, de modo que hasta hace bajar fuego del cielo a la tierra a vista de la humanidad.
14 Y extravía a los que moran en la tierra, a causa de las señales que se le concedió ejecutar a vista de la bestia salvaje, mientras dice a los que moran en la tierra que hagan una imagen a la bestia salvaje que tuvo el golpe de espada y sin embargo revivió. 15 Y se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia salvaje, de modo que la imagen de la bestia salvaje tanto hablara como hiciera que se matara a todos los que no adoraran de manera alguna a la imagen de la bestia salvaje.
16 Y pone bajo obligación a todas las personas -los pequeños y los grandes, y los ricos y los pobres, y los libres y los esclavos- para que a estas se dé una marca en su mano derecha o sobre su frente, 17 y para que nadie pueda comprar o vender salvo la persona que tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre. 18 Aquí es donde entra la sabiduría: El que tenga inteligencia, calcule el número de la bestia salvaje, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis.
14 Y vi, y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. 2 Y oí un sonido procedente del cielo como el sonido de muchas aguas y como el sonido de fuerte trueno; y el sonido que oí fue como el de cantantes que se acompañan con el arpa, tocando sus arpas. 3 Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero, 5 y no se halló en su boca falsedad; están sin tacha.
6 Y vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, 7 y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y [el] mar y [las] fuentes de [las] aguas”.
8 Y otro, un segundo ángel, vino después, diciendo: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, la que hizo que todas las naciones bebieran del vino de la cólera de su fornicación!”.
9 Y otro ángel, un tercero, les siguió, y decía con voz fuerte: “Si alguno adora a la bestia salvaje y a su imagen, y recibe una marca en su frente o sobre su mano, 10 también beberá del vino de la cólera de Dios que ha sido vertido sin diluir en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre a vista de los santos ángeles y a vista del Cordero. 11 Y el humo del tormento de ellos asciende para siempre jamás, y día y noche no tienen descanso, los que adoran a la bestia salvaje y a su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre. 12 Aquí está lo que significa aguante para los santos, los que observan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.
13 Y oí una voz procedente del cielo decir: “Escribe: Felices son los muertos que mueren en unión con [el] Señor desde este tiempo en adelante. Sí, dice el espíritu, que descansen de sus labores, porque las cosas que hicieron van junto con ellos”.
14 Y vi, y, ¡miren!, una nube blanca, y sobre la nube alguien sentado semejante a un hijo del hombre, con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz aguda en su mano.
15 Y otro ángel salió del [santuario del] templo, clamando con voz fuerte al que estaba sentado sobre la nube: “Pon dentro tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar, porque la mies de la tierra está cabalmente madura”. 16 Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.
17 Y otro ángel salió del [santuario del] templo que está en el cielo, y él, también, tenía una hoz aguda.
18 Y otro ángel salió del altar, y tenía autoridad sobre el fuego. Y clamó con voz fuerte al que tenía la hoz aguda, y dijo: “Pon dentro tu hoz aguda y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas se han madurado”. 19 Y el ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la vid de la tierra, y la arrojó en el gran lagar de la cólera de Dios. 20 Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y salió sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos, por una distancia de mil seiscientos estadios.
15 Y vi en el cielo otra señal, grande y maravillosa: siete ángeles con siete plagas. Estas son las últimas, porque por medio de ellas la cólera de Dios queda terminada.
2 Y vi lo que parecía ser un mar vítreo mezclado con fuego, y, de pie al lado del mar vítreo, a los que salen victoriosos de la bestia salvaje y de su imagen y del número de su nombre, y estos tenían arpas de Dios. 3 Y están cantando la canción de Moisés el esclavo de Dios y la canción del Cordero, y dicen:
“Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de la eternidad. 4 ¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre, porque solo tú eres leal? Porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus justos decretos han sido manifestados”.
5 Y después de estas cosas vi, y se abrió el santuario de la tienda del testimonio en el cielo, 6 y del santuario salieron los siete ángeles con las siete plagas, vestidos de lino limpio y brillante y ceñidos alrededor de los pechos con cinturones de oro. 7 Y una de las cuatro criaturas vivientes dio a los siete ángeles siete tazones de oro que estaban llenos de la cólera de Dios, que vive para siempre jamás. 8 Y el santuario se llenó de humo a causa de la gloria de Dios y a causa de su poder, y nadie podía entrar en el santuario sino hasta que las siete plagas de los siete ángeles fueran terminadas.
16 Y oí una voz fuerte procedente del santuario decir a los siete ángeles: “Vayan y derramen en la tierra los siete tazones de la cólera de Dios”.
2 Y el primero se fue y derramó su tazón en la tierra. Y una úlcera perjudicial y maligna llegó a estar sobre los hombres que tenían la marca de la bestia salvaje y que adoraban a su imagen.
3 Y el segundo derramó su tazón en el mar. Y este se convirtió en sangre como de muerto, y toda alma viviente murió, [sí,] las cosas [que había] en el mar.
4 Y el tercero derramó su tazón en los ríos y sobre las fuentes de las aguas. Y se convirtieron en sangre. 5 Y oí al ángel sobre las aguas decir: “Tú, Aquel que eres y que eras, el Leal, eres justo porque has dictado estas decisiones, 6 porque ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre. Lo merecen”. 7 Y oí al altar decir: “Sí, Jehová Dios, el Todopoderoso, verdaderas y justas son tus decisiones judiciales”.
8 Y el cuarto derramó su tazón sobre el sol; y [al sol] se le concedió chamuscar con fuego a los hombres. 9 Y los hombres fueron chamuscados con gran calor, pero blasfemaron contra el nombre de Dios, que tiene la autoridad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
10 Y el quinto derramó su tazón sobre el trono de la bestia salvaje. Y su reino se oscureció, y empezaron a roerse las lenguas de dolor, 11 pero blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.
12 Y el sexto derramó su tazón sobre el gran río Éufrates, y su agua se secó, para que se preparara el camino para los reyes procedentes del nacimiento del sol.
13 Y vi tres expresiones inspiradas inmundas [que se parecían] a ranas salir de la boca del dragón y de la boca de la bestia salvaje y de la boca del falso profeta. 14 Son, de hecho, expresiones inspiradas por demonios, y ejecutan señales, y salen a los reyes de toda la tierra habitada, para reunirlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.
15 “¡Mira! Vengo como ladrón. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza.”
16 Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Har-Magedón.
17 Y el séptimo derramó su tazón sobre el aire. Con esto, una voz fuerte salió del santuario, desde el trono, y dijo: “¡Ha acontecido!”. 18 Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos, y ocurrió un gran terremoto como el cual no había ocurrido uno desde cuando los hombres vinieron a estar en la tierra, tan extenso el terremoto, tan grande. 19 Y la gran ciudad se dividió en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y Babilonia la Grande fue recordada a vista de Dios, para darle la copa del vino de la cólera de su ira. 20 También, toda isla huyó, y no se hallaron las montañas. 21 Y un granizo grande, con cada piedra como del peso de un talento, descendió del cielo sobre los hombres, y los hombres blasfemaron contra Dios debido a la plaga de granizo, porque la plaga de este fue excepcionalmente grande.
17 Y uno de los siete ángeles que tenían los siete tazones vino y habló conmigo, y dijo: “Ven, te mostraré el juicio sobre la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas, 2 con quien los reyes de la tierra cometieron fornicación, entre tanto que los que habitan la tierra fueron emborrachados con el vino de su fornicación”.
3 Y me llevó en [el poder del] espíritu a un desierto. Y alcancé a ver a una mujer sentada sobre una bestia salvaje de color escarlata que estaba llena de nombres blasfemos y que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y estaba adornada con oro y piedra preciosa y perlas, y tenía en la mano una copa de oro que estaba llena de cosas repugnantes y de las inmundicias de su fornicación. 5 Y sobre su frente estaba escrito un nombre, un misterio: “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”. 6 Y vi que la mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.
Pues, al alcanzar yo a verla, me admiré con gran admiración. 7 De modo que el ángel me dijo: “¿Por qué te admiraste? Yo te diré el misterio de la mujer y de la bestia salvaje que la lleva y que tiene las siete cabezas y los diez cuernos: 8 La bestia salvaje que viste era, pero no es, y, no obstante, está para ascender del abismo, y ha de irse a la destrucción. Y cuando vean como la bestia salvaje era, pero no es, y, no obstante, estará presente, los que moran en la tierra se maravillarán con admiración, pero sus nombres no han estado escritos en el rollo de la vida desde la fundación del mundo.
9 ”Aquí es donde entra la inteligencia que tiene sabiduría: Las siete cabezas significan siete montañas, sobre las cuales se sienta la mujer. 10 Y hay siete reyes: cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado, pero cuando sí llegue tiene que permanecer un corto tiempo. 11 Y la bestia salvaje que era, pero no es, también ella misma es un octavo [rey], pero proviene de los siete, y se va a la destrucción.
12 ”Y los diez cuernos que viste significan diez reyes, que todavía no han recibido un reino, pero sí reciben autoridad como reyes por una hora con la bestia salvaje. 13 Estos tienen un solo pensamiento, y por eso dan su poder y autoridad a la bestia salvaje. 14 Estos combatirán contra el Cordero, pero, porque es Señor de señores y Rey de reyes, el Cordero los vencerá. También, los llamados y escogidos y fieles que con él están [lo harán]”.
15 Y me dice: “Las aguas que viste, donde está sentada la ramera, significan pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas. 16 Y los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, estos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego. 17 Porque Dios puso en sus corazones llevar a cabo Su pensamiento, aun llevar a cabo el solo pensamiento [de ellos] al dar ellos su reino a la bestia salvaje, hasta que se hayan realizado las palabras de Dios. 18 Y la mujer que viste significa la gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra”.
18 Después de estas cosas vi a otro ángel que descendía del cielo, con gran autoridad; y la tierra fue alumbrada por su gloria. 2 Y él clamó con voz poderosa, y dijo: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, y ha llegado a ser lugar de habitación de demonios y escondite de toda exhalación inmunda y escondite de toda ave inmunda y odiada! 3 Porque a causa del vino de la cólera de su fornicación todas las naciones han caído [víctima], y los reyes de la tierra cometieron fornicación con ella, y los comerciantes viajeros de la tierra se enriquecieron debido al poder del lujo desvergonzado de ella”.
4 Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. 5 Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia. 6 Páguenle a ella así como ella misma pagó, y háganle a ella el doble, sí, el doble del número de las cosas que ella hizo; en la copa en que ella vació una mezcla, vacíenle a ella el doble de la mezcla. 7 Al grado que ella se glorificó a sí misma y vivió en lujo desvergonzado, a ese grado denle tormento y lamento. Porque sigue diciendo en su corazón: ‘Estoy sentada [como] reina, y no soy viuda, y nunca veré lamento’. 8 Por eso, en un solo día vendrán sus plagas: muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó.
9 ”Y los reyes de la tierra que cometieron fornicación con ella y vivieron en lujo desvergonzado llorarán y se golpearán en desconsuelo por ella, cuando miren el humo del incendio de ella, 10 mientras se quedan de pie lejos, por su temor del tormento de ella, y dicen: ‘¡Qué lástima, qué lástima, tú, la gran ciudad, Babilonia la fuerte ciudad, porque en una sola hora ha llegado tu juicio!’.
11 ”También, los comerciantes viajeros de la tierra están llorando y lamentándose por ella, porque no hay nadie que compre ya su surtido cabal, 12 surtido cabal de oro y plata y piedra preciosa y perlas y lino fino y púrpura y seda y escarlata; y todo lo de madera olorosa y toda clase de objeto de marfil y toda clase de objeto de la madera más preciosa, y de cobre y de hierro y de mármol; 13 también canela y especia de la India e incienso y aceite perfumado y olíbano y vino y aceite de oliva y flor de harina y trigo y ganado mayor y ovejas, y caballos y coches y esclavos y almas humanas. 14 Sí, el fruto excelente que tu alma deseaba se ha apartado de ti, y todas las cosas exquisitas y las cosas suntuosas han perecido de ti, y nunca volverán a hallarse.
15 ”Los comerciantes viajeros de estas cosas, que se enriquecieron de ella, estarán de pie lejos por [su] temor del tormento de ella, y llorarán y se lamentarán, 16 diciendo: ‘¡Qué lástima, qué lástima… la gran ciudad, vestida de lino fino y púrpura y escarlata, y adornada ricamente con ornamento de oro y piedra preciosa y perla, 17 porque en una sola hora riquezas tan grandes han quedado devastadas!’.
”Y todo capitán de nave y todo hombre que viaja a cualquier parte, y los marineros y todos los que se ganan la vida en el mar, se mantuvieron de pie a lo lejos 18 y clamaron mientras miraban el humo del incendio de ella, y dijeron: ‘¿Qué ciudad es semejante a la gran ciudad?’. 19 Y se echaron polvo sobre la cabeza y clamaron, llorando y lamentándose, y dijeron: ‘¡Qué lástima, qué lástima… la gran ciudad, en la cual todos los que tenían barcos en el mar se enriquecieron por motivo de su preciosidad, porque en una sola hora ha quedado devastada!’.
20 ”¡Alégrate sobre ella, oh cielo, [y] también ustedes los santos y los apóstoles y los profetas, porque, judicialmente, Dios le ha impuesto castigo a ella por ustedes!”.
21 Y un ángel fuerte alzó una piedra semejante a una gran piedra de molino y la arrojó al mar, diciendo: “Así con lanzamiento veloz será arrojada abajo Babilonia la gran ciudad, y nunca volverá a ser hallada. 22 Y el sonido de cantantes que se acompañan con el arpa, y de músicos y de flautistas y de trompeteros nunca se volverá a oír en ti, y ningún artífice de oficio alguno volverá a hallarse en ti jamás, y ningún sonido de piedra de molino volverá a oírse en ti jamás, 23 y ninguna luz de lámpara volverá a resplandecer en ti jamás, y ninguna voz de novio ni de novia volverá a oírse en ti jamás; porque tus comerciantes viajeros eran los hombres de primer rango de la tierra, pues por tu práctica espiritista todas las naciones fueron extraviadas. 24 Sí, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido degollados en la tierra”.
19 Después de estas cosas oí lo que era como una voz fuerte de una gran muchedumbre en el cielo. Decían: “¡Alaben a Jah! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, 2 porque verdaderos y justos son sus juicios. Porque ha ejecutado juicio sobre la gran ramera que corrompió la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus esclavos de la mano de ella”. 3 E inmediatamente, por segunda vez, dijeron: “¡Alaben a Jah! Y el humo de ella sigue ascendiendo para siempre jamás”.
4 Y los veinticuatro ancianos y las cuatro criaturas vivientes cayeron y adoraron a Dios, que estaba sentado sobre el trono, y dijeron: “¡Amén! ¡Alaben a Jah!”.
5 También, una voz salió desde el trono y dijo: “Alaben a nuestro Dios, todos ustedes sus esclavos, que le temen, los pequeños y los grandes”.
6 Y oí lo que era como la voz de una gran muchedumbre y como un sonido de muchas aguas y como un sonido de fuertes truenos. Decían: “Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar. 7 Regocijémonos y llenémonos de gran gozo, y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio, porque el lino fino representa los actos justos de los santos”.
9 Y él me dice: “Escribe: Felices son los invitados a la cena de las bodas del Cordero”. También, me dice: “Estos son los dichos verdaderos de Dios”. 10 Ante aquello, caí delante de sus pies para adorarlo. Pero me dice: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra de dar testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”.
11 Y vi el cielo abierto, y, ¡miren!, un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y se ocupa en guerrear con justicia. 12 Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay muchas diademas. Tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo, 13 y está vestido de una prenda de vestir exterior rociada de sangre, y el nombre con que se le llama es La Palabra de Dios. 14 También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio. 15 Y de su boca sale una aguda espada larga, para que hiera con ella a las naciones, y las pastoreará con vara de hierro. Pisa también el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso. 16 Y sobre su prenda de vestir exterior, aun sobre su muslo, tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de señores.
17 Vi también a un ángel que estaba de pie en el sol, y clamó con voz fuerte y dijo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: “Vengan acá, sean reunidas a la gran cena de Dios, 18 para que coman las carnes de reyes y las carnes de comandantes militares y las carnes de hombres fuertes y las carnes de caballos y de los que van sentados sobre ellos, y las carnes de todos, de libres así como de esclavos y de pequeños y grandes”.
19 Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército. 20 Y la bestia salvaje fue prendida, y junto con ella el falso profeta que ejecutó delante de ella las señales con las cuales extravió a los que recibieron la marca de la bestia salvaje y a los que rinden adoración a su imagen. Estando todavía vivos, ambos fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre. 21 Pero los demás fueron muertos con la espada larga del que iba sentado en el caballo, la [espada] que salía de su boca. Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
20 Y vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 2 Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. 3 Y lo arrojó al abismo, y [lo] cerró y [lo] selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que se terminaran los mil años. Después de estas cosas tiene que ser desatado por un poco de tiempo.
4 Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen, y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir, y reinaron con el Cristo por mil años. 5 (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años.) Esta es la primera resurrección. 6 Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años.
7 Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión, 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo, y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde [ya estaban] tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.
11 Y vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. 12 Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. 14 Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
21 Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. 2 Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo. 3 Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.
5 Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas”. También, dice: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. 6 Y me dijo: “¡Han acontecido! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. A cualquiera que tenga sed le daré de la fuente del agua de la vida gratis. 7 Cualquiera que venza heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. 8 Pero en cuanto a los cobardes y los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad, y asesinos y fornicadores y los que practican espiritismo, e idólatras y todos los mentirosos, su porción será en el lago que arde con fuego y azufre. Esto significa la muerte segunda”.
9 Y vino uno de los siete ángeles que tenían los siete tazones que estaban llenos de las siete últimas plagas, y habló conmigo y dijo: “Ven acá, te mostraré a la novia, la esposa del Cordero”. 10 De modo que me llevó en [el poder del] espíritu a una montaña grande y encumbrada, y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios, 11 y que tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe que brillara con claridad cristalina. 12 Tenía un muro grande y encumbrado, y tenía doce puertas, y a las puertas doce ángeles, y había nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Al oriente había tres puertas, y al norte tres puertas, y al sur tres puertas, y al occidente tres puertas. 14 El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento, y sobre ellas los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
15 Ahora bien, el que hablaba conmigo tenía como medida una caña de oro, para que midiera la ciudad y sus puertas y su muro. 16 Y la ciudad se extiende en cuadro, y su longitud es tan grande como su anchura. Y midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; su longitud y anchura y altura son iguales. 17 También, midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según la medida de hombre, [y] a la vez de ángel. 18 Ahora bien, la estructura del muro era jaspe, y la ciudad era oro puro, semejante a vidrio claro. 19 Los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedra preciosa: el primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, sardónica; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el nono, topacio; el décimo, crisoprasa; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. 21 También, las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. Y el camino ancho de la ciudad era oro puro, como vidrio transparente.
22 Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también [lo es] el Cordero. 23 Y la ciudad no tiene necesidad de que el sol ni la luna resplandezcan sobre ella, porque la gloria de Dios la alumbraba, y su lámpara era el Cordero. 24 Y las naciones andarán por medio de su luz, y los reyes de la tierra llevarán a ella su gloria. 25 Y sus puertas de ninguna manera se cerrarán de día, pues allí no existirá noche. 26 Y llevarán a ella la gloria y la honra de las naciones. 27 Pero cualquier cosa que no sea sagrada, y cualquiera que se ocupe en una cosa repugnante, y la mentira, no entrará en ella de ninguna manera; solamente [entrarán] los que estén escritos en el rollo de la vida del Cordero.
22 Y él me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero, 2 por en medio de su camino ancho. Y de este lado del río, y de aquel lado, [había] árboles de vida que producían doce cosechas de fruto, y que daban sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles [eran] para la curación de las naciones.
3 Y ya no habrá ninguna maldición. Pero el trono de Dios y del Cordero estará en [la ciudad], y sus esclavos le rendirán servicio sagrado; 4 y verán su rostro, y tendrán su nombre en sus frentes. 5 Además, ya no habrá noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni [tienen] luz solar, porque Jehová Dios arrojará luz sobre ellos, y reinarán para siempre jamás.
6 Y me dijo: “Estas palabras son fieles y verdaderas; sí, Jehová el Dios de las expresiones inspiradas de los profetas envió a su ángel para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco. 7 Y, ¡mira!, vengo pronto. Feliz es cualquiera que observa las palabras de la profecía de este rollo”.
8 Pues bien, yo, Juan, fui el que oyó y vio estas cosas. Y cuando hube oído y visto, caí para adorar delante de los pies del ángel que me había estado mostrando estas cosas. 9 Pero él me dice: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que son profetas, y de los que están observando las palabras de este rollo. Adora a Dios”.
10 También me dice: “No selles las palabras de la profecía de este rollo, porque el tiempo señalado está cerca. 11 El que está haciendo injusticia, haga injusticia todavía; y el sucio sea ensuciado todavía; pero el justo haga justicia todavía, y el santo sea hecho santo todavía.
12 ”‘¡Mira! Vengo pronto, y el galardón que doy está conmigo, para dar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. 14 Felices son los que lavan sus ropas largas, para que sea suya la autoridad [de ir] a los árboles de la vida, y para que consigan entrada en la ciudad por sus puertas. 15 Afuera están los perros y los que practican espiritismo y los fornicadores y los asesinos y los idólatras y todo aquel a quien le gusta la mentira y se ocupa en ella.’
16 ”‘Yo, Jesús, envié a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas para las congregaciones. Yo soy la raíz y la prole de David, y la brillante estrella de la mañana’”.
17 Y el espíritu y la novia siguen diciendo: “¡Ven!”. Y cualquiera que oiga, diga: “¡Ven!”. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida.
18 “Estoy dando testimonio a todo el que oye las palabras de la profecía de este rollo: Si alguien hace una añadidura a estas cosas, Dios le añadirá a él las plagas que están escritas en este rollo; 19 y si alguien quita algo de las palabras del rollo de esta profecía, Dios le quitará su porción de los árboles de la vida y de la santa ciudad, cosas de las cuales se ha escrito en este rollo.
20 ”El que da testimonio de estas cosas dice: ‘Sí; vengo pronto’.”
“¡Amén! Ven, Señor Jesús.”
21 [Que] la bondad inmerecida del Señor Jesucristo [esté] con los santos.