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Inversión
¿Qué consejos son adecuados para invertir dinero?
La primera máxima es que nunca se dan duros a peseta. La rentabilidad de la inversión va en aumento a medida que se incrementa el riesgo de la misma, es decir, la posibilidad de perder el dinero. A mayor riesgo, mayor interés. La otra cuestión clave es no poner todos los huevos en la misma cesta. Hay que diversificar las inversiones. No hay que colocar todo en el mismo producto, tampoco en los mismos sectores o instrumentos. Se puede invertir en bolsa, comprando acciones de las empresas que cotizan en ese mercado. Los que saben de este negocio siempre dicen que en bolsa hay que invertir el dinero que no vamos a necesitar y establecer límites a las pérdidas. No hay que casarse con un valor que comience a bajar porque cuando queramos salir de él, desinvertir, puede que entonces sea demasiado tarde. Durante mucho tiempo la vivienda atrajo la mayor parte del ahorro de los españoles. España es uno de los países europeos con mayor porcentaje de vivienda en propiedad. Pero ahora es un mercado con mucho riesgo. El precio de las casas ha bajado sin parar desde el inicio de la crisis. Depende de las zonas, pero la pérdida de valor de los bienes inmuebles supera el 25% y los expertos aseguran que seguirá cayendo hasta un 50% de media. Otra posibilidad es invertir en deuda pública. Esto es comprar letras, bonos y obligaciones del Tesoro que nos ofrecerán una rentabilidad determinada, nos pagarán unos intereses al año. También existe la posibilidad de invertir en deuda corporativa, es decir, bonos y obligaciones de las empresas. Esta es una inversión a largo plazo. El ahorrador más prudente dejará el dinero en depósitos bancarios. Hay todo un universo de ofertas, muchas acompañadas de regalos. Cuidado, hay que fijarse en el interés que nos dan, si es a plazo fijo o no, las condiciones, etc., y no tanto en el ordenador o televisor que nos ofrecen como gancho. Si uno no quiere complicarse la vida puede elegir uno de los innumerables fondos de inversión. Hay casi uno para cada persona y carácter. Existen de renta fija, de renta variable, mixtos, nacionales, internacionales, de un sector determinado, con más o menos riesgo, etc. Pero si somos personas previsoras puede que pensemos en la jubilación y decidamos ahorrar en un fondo de pensiones. En este caso ocurre lo mismo, los hay para todos los gustos. Ojo con las comisiones. Un gran enemigo del ahorro, como ya hemos visto, aparte del riesgo, es la inflación, que se come la rentabilidad. En todos los casos hay que estar muy pendientes de la letra pequeña, las cláusulas y la capacidad de liquidez, la posibilidad de salirse de la inversión y si hay penalizaciones por hacerlo antes de lo estipulado en el contrato.
¿Qué es la rentabilidad?
Es la consecución de beneficios, la obtención de ganancias en cualquier actividad económica. La rentabilidad en un depósito bancario es el tipo de interés que nos da la entidad por dejar nuestros ahorros durante un determinado tiempo en sus manos. La renta fija es cuando nos ofrecen una rentabilidad determinada que conocemos desde el inicio de la operación, desde que ingresamos el dinero. Con la renta fija sabemos el tipo de interés que nos van a pagar de manera regular durante el plazo de tiempo acordado. Los más comunes son los depósitos a plazo fijo de los bancos y cajas de ahorro. Suelen presentar un riesgo bajo y por lo tanto una rentabilidad menor. Es la herramienta de ahorro más utilizada por los inversores más cautelosos. La renta variable es cuando la ganancia de la inversión depende de factores diversos y no está predeterminada. Por ejemplo, en la compra y venta de acciones la rentabilidad viene establecida por la diferencia entre el precio de compra y de venta de estos títulos. La rentabilidad la marcará la marcha del mercado que es siempre imprevisible, incluso en vez de ganancias puede que nos encontremos pérdidas. Se invierte en renta variable porque se busca un mayor beneficio, aunque también hay que ser consciente que, por lo tanto, debemos asumir un mayor riesgo.
¿Qué moneda es más ventajosa para invertir en ella?
Para un ciudadano normal lo habitual es invertir en la moneda en la que tiene el grueso de sus ingresos. Esto es una regla general tanto para la inversión en mercados de renta variable como para los préstamos hipotecarios. En este caso más aún, por los amplios plazos que duran este tipo de créditos. Una hipoteca suele amortizarse en unos 20 años y en este período el valor de una moneda puede sufrir muchas oscilaciones, como ya comentamos al responder a la pregunta sobre las hipotecas en yenes. Pero si se desea invertir en este mercado se puede abrir una cuenta en el banco o en un intermediario financiero, incluso on-line. Se suele comenzar con cantidades relativamente pequeñas pero hay que fijarse en las comisiones que cobra la entidad, si hay comisiones fijas y el tanto por ciento que se debe abonar en cada operación. El mercado de divisas exige una dedicación y conocimientos adecuados y profundos. El mercado está abierto de forma continua: cuando termina en Europa se siguen comprando y vendiendo monedas en los mercados de América y según avanza el día en Asia. Obliga a estar muy atento porque cualquier noticia o decisión de las autoridades del país emisor de esa moneda puede provocar, en algunos casos, intensas oscilaciones. Por ejemplo, cuando el banco central que sustenta esa divisa modifica los tipos de interés oficiales o el Gobierno de turno toma decisiones de política económica que afecten al tipo de cambio, una de las más radicales es una devaluación. Se recomienda siempre, como ocurre con el mercado de acciones, establecer un límite a las pérdidas a partir del cual se vende, para no acumular más descensos en la inversión, o también determinar a partir de qué nivel se quieren recoger los beneficios. Las monedas más interesantes para invertir son las de aquellos países con una economía fuerte e instituciones políticas y sociales estables. Estas monedas suelen ser el dólar estadounidense, la principal divisa del planeta, el euro, la libra británica, el dólar canadiense, el franco suizo, el yen japonés y, ahora, con la crisis de la deuda de los países de la eurozona, en las monedas de Suecia, Noruega o Dinamarca, las denominadas tres coronas que se han convertido en divisas refugio.
¿Qué factores personales hay que tener en cuenta antes de invertir dinero?
Los expertos dividen a los inversores en agresivos o prudentes. Cada uno debe conocerse y elegir qué quiere ser. Los inversores más agresivos querrán rentabilidades más elevadas y, por lo tanto, deberán afrontar más riesgos. La cuestión es establecer el límite de riesgo que estamos dispuestos a asumir. Además, para un inversor cuyo mayor ingreso es su salario, antes de invertir debe tener cubiertos sus gastos habituales, letra del piso, del coche, alimentación, etc. Hay que separar el dinero que necesitamos para nuestra vida, para el día a día, del dinero que vamos a invertir. No podemos entrar en un depósito a plazo fijo y después intentar recuperar el dinero antes del fin del período. Habrá costes. Tampoco es buena cosa comprar acciones y de repente, en mitad de una caída del mercado, en el momento más inoportuno, vernos en la necesidad de vender perdiendo rentabilidad o incluso parte del capital inicial porque nos llega el recibo del seguro del automóvil. Por eso, antes de invertir debemos hacer un cálculo de nuestras necesidades y de lo que buscamos. Los analistas de inversión lo llaman plan financiero. Otra cosa fundamental es tener paciencia, los nervios nunca son buenos consejeros. Y si uno no quiere pasarse la vida delante de una pantalla de ordenador viendo cómo suben y bajan los precios de las acciones o cómo evoluciona la prima de riesgo de la deuda pública lo mejor es dejar la inversión en manos de expertos o participar en fondos de inversión.
¿Qué parte de unos ahorros se debe invertir? ¿Hay un porcentaje ideal?
Hay que invertir desde el primer momento. No se gana con el dinero inmovilizado en una cuenta corriente. Todo lo contrario, se termina perdiendo dinero. Las entidades financieras no ofrecen casi ninguna rentabilidad por el dinero que tenemos en las libretas, a la vista. Lo normal es que tengamos muchas comisiones. La cuestión no es qué porcentaje de los ahorros hay que invertir, la cuestión es dónde hay mayor rentabilidad y no colocar todo el ahorro en el mismo lugar ni con el mismo tipo de riesgo.
¿Es buena elección invertir en oro? ¿Es más estable que las monedas?
Si se tratara de invertir en monedas, el oro es mucho más estable porque los Gobiernos y los bancos centrales, que también son autoridades públicas, han degradado el valor de las monedas a lo largo de los años mediante la inflación. En cambio, el oro, cuya cantidad no puede ser manipulada por ningún político y cuya producción es bastante pequeña con respecto a la cantidad ya producida existente en el mundo, ha incrementado su valor con los años: es un valor seguro y rentable a largo plazo. Pero, claro, nadie invierte en monedas, salvo que las guarde debajo del colchón, y quien allí invierte sufre dos pérdidas: una es la inflación; y otra es la rentabilidad que podríamos obtener con ese dinero si no estuviera inmovilizado. No invertimos, pues, en monedas sino que las utilizamos para invertir en activos, es decir, en algo que nos dé una renta o alguna otra contrapartida, como por ejemplo cuando invertimos en una casa para vivir en ella. Por lo tanto, la cuestión es si conviene más invertir en oro o en esos otros activos. Y los expertos suelen recomendar diversificar nuestras inversiones, y no es habitual que aconsejen apostar demasiado por el oro, salvo ante coyunturas de máxima incertidumbre o perspectivas de alta inflación.
¿Por qué el famoso economista John Maynard Keynes llamaba al oro «reliquia bárbara»?
Porque Keynes rechazaba las reglas del patrón oro por ser restrictivas y apostaba por un sistema de bancos centrales públicos que tuvieran libertad para manejar la cantidad de dinero en una economía. En cambio, el patrón oro fue un sistema más rígido donde las autoridades no tenían tanta libertad porque estaban sometidas al compromiso de que los billetes de papel podían ser canjeados por oro, y por tanto no podían ser emitidos en exceso. Esto limitaba la acción de los gobernantes, sobre todo a la hora de aumentar el gasto público. El propio Keynes habló del patrón oro como un sistema que «maniata a los ministros de Hacienda». Los políticos, a partir de la primera mitad del siglo XX, acabaron con esa reliquia y establecieron en todo el mundo los bancos centrales que quería Keynes. Hay bastante discusión sobre si fue una buena medida, entre otras razones porque que una vez que los bancos centrales empezaron a expandir el dinero y el crédito, o a darle a la maquinita como suele decirse popularmente, generalizaron la inflación; y porque los Gobiernos, al no estar maniatados, aumentaron el gasto público y los impuestos sin cesar.
¿Qué es la Comisión Nacional del Mercado de Valores?
Es el organismo encargado de la supervisión e inspección de las bolsas y los mercados de valores españoles, y de la actividad de cuantos intervienen en los mismos. Fue creada por la Ley 24/1988. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene como objetivo vigilar y mantener la transparencia de los mercados de valores españoles y la correcta formación de precios de los mismos, así como defender y evitar estafas que afecten a los inversores. Promueve la difusión de cuanta información sea necesaria para el cumplimento de estos fines, sean de empresas, hechos relevantes, avisos sobre irregularidades y «chiringuitos» financieros que suponen algún tipo de estafa. La Comisión supervisa las sociedades que emiten valores para ser colocados de forma pública, en las bolsas, los mercados secundarios de valores y las empresas que ofrecen todo tipo de servicios a los inversionistas.
¿Qué es la bolsa? ¿Cuál fue su origen y función?
Las bolsas son antiquísimas, y sus orígenes se remontan a Grecia y Roma. Las más cercanas a las actuales nacieron en la Edad Media cuando se van extendiendo los pagarés y las letras de cambio. Se dice que su nombre proviene del Mesón Van der Bürse, donde se reunían comerciantes en Brujas (Bélgica). La primera bolsa, en sentido moderno, la de Amberes, fue creada en 1460. En España, las lonjas fueron el precedente de las bolsas. La primera bolsa en nuestro país fue la de Madrid, creada en 1831. En la ley que dio origen a la Bolsa de Madrid se definía la misma como un lugar de reunión para comerciantes donde se realizan las operaciones de contratación de activos mobiliarios. De forma práctica, se crea una empresa, se inscribe en un registro de comercio, hacen la escritura, etc. Estas empresas privadas poseen acciones que representan la propiedad de la empresa. Si Javier Pérez y María García fundan una empresa, son los dueños y se reparten el 50% de las acciones cada uno. Su empresa privada, por necesidad de adquirir dinero, ofreciendo su gestión, sus beneficios, puede acudir a la bolsa de valores y vender acciones que cualquiera puede comprar y tener, así, parte de la propiedad y de la capacidad de decisión en dicha empresa. La bolsa, pues, es una organización privada que facilita las negociaciones de compra y venta de valores de las empresas allí presentes. Valores como acciones de sociedades o compañías anónimas, bonos públicos y privados, certificados, títulos de participación y una amplia variedad de instrumentos de inversión. Las acciones fluctúan dependiendo de la oferta y demanda. Si se prevé que el Banco Santander ganará más dinero, habrá demanda de sus valores, y estos subirán de precio. Si por el contrario se teme una reducción de beneficios o pérdidas, las acciones se venderán, y su cotización caerá. Hay una máxima que afirma que la bolsa se anticipa a los ciclos económicos. Si cae es porque considera que vienen malos tiempos. Si sube es porque las perspectivas son optimistas y se apuesta por el crecimiento económico. Pero, ojo, ¡las apuestas se pueden perder!
¿Qué son las posiciones a corto?
En los últimos años hemos oído hablar bastante de las posiciones a corto, y generalmente mal, porque las noticias han subrayado sobre todo los peligros de esas posiciones cortas y las medidas que las autoridades, desde la Unión Europea hasta la CNMV han tomado para restringirlas o prohibirlas. Estas posiciones cortas son una forma de apostar, pero en vez de las inversiones normales, las llamadas posiciones largas, que significan la compra de un activo esperando que su precio suba, para poder venderlo en el futuro con un beneficio, las posiciones cortas actúan justo al revés, porque esperan beneficiarse no porque el precio de los activos aumente sino porque disminuya. La operativa es la siguiente: si creemos que la cotización de la acción de la empresa X va a bajar, pedimos prestadas las acciones con el compromiso de devolverlas al cabo de un cierto tiempo. A continuación, las vendemos y cuando venza el plazo las volvemos a comprar y las devolvemos. Como es obvio ganamos si el precio de las acciones baja, y perdemos si sube. Aunque ha habido bastante lío con este asunto, la verdad es que no se trata de operaciones tan extrañas (no son nuevas en absoluto), y de hecho en la mayor parte de los países ya han vuelto a ser permitidas. Es posible que la reacción negativa que han suscitado tenga que ver con las propias empresas objeto de esta especulación que rechazan que se especule en su contra.
¿Invertir en bolsa es recomendable para gente inquieta que quiere beneficios rápidos?
Lo primero es reflexionar si la bolsa es el mercado más adecuado para nosotros. La inversión no es cosa de inquietudes, sino de rentabilidades. Hay gente muy tranquila que ha ganado ingentes cantidades de dinero en bolsa, por ejemplo, Warren Buffett. Es el tercer hombre más rico del mundo, y la mayor parte de su fortuna la ha conseguido comprando y vendiendo acciones. Buffett no suele estar muy inquieto y si lo está lo disimula muy bien. En bolsa se puede uno presentar como un inversor a corto plazo, que busca rentabilidades rápidas, incluso en el mismo día, o ser un inversor que busca rentabilidades a medio o largo plazo.
¿En qué hay que fijarse para invertir en bolsa?
Si uno es un pequeño inversor no conviene comprar acciones con créditos. Es cierto que ha habido inversores que han ganado mucho dinero con este sistema, pero son gente experimentada, en general con grandes fortunas o empresas detrás. La bolsa es imprevisible y puede ocurrir que cegados por el brillo del dinero terminemos sin ganancias pero con un préstamo al que hacer frente. Pero este es un país libre y cada uno debe decidir lo que quiere hacer. Eso sí, con la actual restricción del crédito esta fórmula es todavía más complicada. Hay que diversificar. Invertir solo en uno o dos valores incrementa el riesgo. Cuidado con las empresas o los sectores de moda que están en el escaparate. En la bolsa pueden dar lugar a burbujas, a grandes subidas de las cotizaciones que no tienen fundamento real y que estallan sin previo aviso. Es lo que ocurrió con la llamada burbuja tecnológica a principios de siglo. Se dispararon las compras de acciones relacionadas con Internet y no todas las empresas sobrevivieron. Ha vuelto a ocurrir con las inmobiliarias y con las empresas de energía renovable, aunque en menor medida. A la hora de invertir en acciones de una empresa determinada lo más conveniente es estudiar su negocio, cómo van sus ventas, cuánto dinero ha ganado, cómo evoluciona el sector al que pertenece, sus controles de gasto, sus proyectos y su deuda, su política de reparto de beneficios, el dividendo y su grado de liquidez en el mercado, entre otra infinidad de cosas. Por último, insistimos, a la hora de invertir en bolsa hay que establecer un límite de pérdida a partir del cual se vende el título de forma automática para no acumular más descensos. Y, por supuesto, no invertir en algo de lo que no se entienda, tener cuidado con los rumores y no pensar que en la bolsa siempre se gana.
¿Qué son los bonos y las letras del Tesoro?
Son valores emitidos por el Tesoro Público, por el Estado español. Los bonos son emitidos con un vencimiento superior a dos años. Tras ese período ese bono, ese dinero adquirido por usted se le entrega más el interés fijado en la colocación. Bonos y obligaciones del Estado son iguales salvo el plazo. Los bonos se emiten a tres y cinco años, mientras que las obligaciones tienen un vencimiento superior a los cinco años. Las letras del Tesoro, por el contrario se emiten a corto plazo, menor a dos años, y suelen ser a 3, 6, 12 o 18 meses. Los bonos y obligaciones tienen un interés periódico, normalmente anual, que se va abonando, salvo las letras del Tesoro cuyo interés se paga de forma unitaria al final del período contratado. El valor nominal mínimo de un bono es de 1.000 euros, y las peticiones deben ser múltiplos de 1.000. A primeros de año el Boletín Oficial del Estado publica las fechas para conocer los días que se emitirán las subastas de bonos, fechas en las que se pueden comprar, así como las de peticiones y desembolso. Se pueden adquirir en el Banco de España, en su propio banco, si tiene este servicio, por Internet e, incluso, por teléfono.
¿Es rentable invertir en energías renovables ahora que tanto se habla de apostar por un futuro más limpio?
La inversión en energías renovables en España se encuentra afectada por los últimos cambios normativos. La energía renovable no es rentable hoy día sin ayudas y subvenciones públicas. El Estado abona a los inversores de este tipo de energías lo que se denominan primas. Para el ejercicio 2012 está previsto que superen los 7.000 millones de euros. El nuevo Gobierno decidió frenar este proceso ascendente que iba multiplicando el dinero del Estado dedicado a subvencionar las inversiones en energías renovables. Por eso, el Gobierno, a instancias del Ministerio de Industria, aprobó a principios de 2012 un Real Decreto-Ley para suspender de forma temporal las primas que deberían cobrar las nuevas instalaciones de generación eléctrica que se consideran renovables. Estas energías son la solar, termosolar, eólica, la que usa biomasa o las de origen hidráulico, entre otras. Estas ayudas las pagan los consumidores con un porcentaje específico en el recibo de la luz que se suma al coste real de la electricidad consumida, como vimos cuando tocamos el tema del precio de la luz. Es decir, los consumidores son los que están financiando con su dinero estas inversiones. La suspensión de las primas a las nuevas instalaciones es una medida temporal hasta que se ponga en marcha una reforma de todo el sistema eléctrico español.
¿Qué son los fondos de inversión?
Son instituciones de ahorro colectivo que se forman con unas cantidades de dinero o de patrimonio aportadas por cada uno de sus inversores. Los fondos de inversión los administra una sociedad gestora que tiene que dar cuenta a los partícipes de la evolución de las inversiones. El objetivo de los fondos es lograr la mayor rentabilidad posible y para ello pueden invertir en acciones, en letras del Tesoro, en bonos, en productos derivados o bienes inmuebles, entre otros. La sociedad gestora cobra una comisión por su trabajo: administrar la inversión.
¿Cuántas clases de fondos de inversión existen?
Encontramos una infinidad de fondos de inversión. La clasificación más fácil es según el objeto de la inversión. Están los fondos de renta variable y los de renta fija. Estos últimos invierten en obligaciones o bonos de empresas o de deuda pública, donde también hay letras del Tesoro. Antes de la crisis se suponía que la deuda pública de los países era la inversión con menos riesgo pues la garantía la ofrecía el Estado. Tras lo ocurrido en Grecia esto ya no está tan claro y es la razón por la cual muchos inversores buscan seguridad en los bonos de Alemania que se consideran más estables. Por eso se dice que el bund alemán es un valor refugio.
¿Dónde invierten los fondos de renta variable?
Estos fondos son los que invierten la mayor parte de su capital en renta variable, como las acciones. Pueden ser nacionales, que solo compren títulos de empresas que cotizan en la bolsa española, internacionales, europeos o de países emergentes (las naciones que se desarrollan muy rápido, como China o Brasil). También pueden clasificarse por el sector en el que invierten, tecnológicos, telecomunicaciones, banca, energéticos, etc.
¿Hay más tipos de fondos de inversión?
Podemos encontrar diferentes fondos de inversión. Existen los fondos mixtos que son los que invierten un porcentaje en renta variable y otro en renta fija. El porcentaje en una cosa u otra varía según los fondos. Están los fondos garantizados que prometen mantener el capital y ofrecen una rentabilidad en una fecha determinada. También los inmobiliarios, que invierten en edificios, oficinas o casas. En este caso la liquidez suele ser limitada, solo se puede comprar y vender en determinadas fechas. Están los fondos de fondos, que son aquellos que invierten en otros fondos. Además hay que tener en cuenta a los llamados ETF, que son fondos cotizados, cestas de valores que cotizan en un mercado y que se pueden comprar y vender como si fueran acciones. Los fondos globales, que tienen libertad de inversión, no tienen un objetivo definido, aprovechan cualquier oportunidad, empresa, divisa, sector o país. No cuentan con la obligación de establecer previamente los activos elegidos para sus inversiones.
¿Qué son los hedge funds?
Son los fondos de inversión libre, más conocidos como fondos de alto riesgo. Intentan acumular altísimas rentabilidades y, en consecuencia, se arriesgan más que los demás. Utilizan técnicas y sistemas de inversión financieras prohibidas a los fondos tradicionales como llamadas operaciones a corto, que, como ya hemos visto, es apostar por la caída de precio de una acción concreta. Pueden utilizar derivados financieros, etc. Además, no están obligados a dar una información tan detallada como el resto de los fondos. Muchos analistas consideran que las actuaciones de este tipo de instituciones fueron la chispa que prendió la crisis financiera en 2007.
¿Qué son los fondos soberanos?
Estos fondos existen desde hace tiempo pero con la crisis están ganando gran notoriedad. En pocas palabras, son aquellos que se constituyen con dinero de un Estado y forman parte de su propiedad. Mueven grandes cantidades de dinero y son, en realidad, los vehículos de inversión de algunos Estados que han logrado acumular enormes sumas de dinero. Los fondos más importantes suelen pertenecer a naciones exportadoras de petróleo. Parte de los beneficios conseguidos con la venta de los hidrocarburos los dedican a este tipo de fondos que invierten en todo el planeta y en todos los sectores. El más grande es el de Abu Dhabi. También destacan los de Noruega, que es un fondo gubernamental de pensiones conformado con parte de los ingresos petrolíferos del Mar del Norte, el de Arabia Saudí, China, Singapur y Kuwait, el KIA, que fue el primero de todos, se creó en los años cincuenta del siglo XX. Los fondos soberanos compraron buena parte de las acciones de la banca estadounidense tras la quiebra de Lehman Brothers. Acudieron al rescate de entidades estadounidenses como Merrill Lynch o Citigroup. Antes, ya llevaban años invirtiendo en Europa e incluso en España. Por ejemplo, los kuwaitíes de KIO. En la actualidad, uno de los más activos en nuestro país ha sido el fondo noruego de pensiones.
¿Qué es una Sicav?
Es una Sociedad de Inversión de Capital Variable. Se crearon como instrumento de captación del ahorro de inversores. En España se han convertido en una de las principales herramientas de las grandes fortunas para gestionar su dinero. A diferencia de los fondos, las Sicav sí que tienen forma societaria. Deben contar como mínimo con 100 accionistas. Lo que sucede es que, en muchos casos, el verdadero dueño controla casi todo el capital y los 99 restantes suelen ser empleados del banco o del propio inversor principal. A estas 99 personas, en el argot financiero, se las conoce como «mariachis», porque van de acompañamiento. Las Sicav deben presentar un capital mínimo de 2,4 millones de euros y pueden invertir en cualquier activo. El gran atractivo es su régimen fiscal. Solo tributan al 1% por los beneficios conseguidos. Esto genera una enorme polémica, pues cualquier otra empresa sufre un gravamen oficial del 30% en el Impuesto de Sociedades. Los defensores de las Sicav aducen que el capital que conforman estas sociedades ya pagó antes esos tributos. El capital total que movieron las Sicav en España superó los 23.000 millones de euros en 2011. La Sicav más grande del país, Morinvest, es propiedad de Alicia Koplowitz.
¿A qué edad es recomendable hacerse un fondo de pensiones?
No hay una edad determinada pero se recomienda que cuanto antes mejor. El primer gobernante que lanzó de manera pública una recomendación general a favor de abrir fondos de pensiones fue Pedro Solbes, cuando era ministro de Economía, por primera vez, en el Gobierno de Felipe González en la legislatura de 1993 a 1996. Solbes defendía la necesidad de complementar la pensión pública de la Seguridad Social con un fondo de pensiones. Aquella recomendación no era altruista, sencillamente el sistema público de protección social atravesaba uno de sus peores momentos al deteriorarse financieramente por la crisis de principios de los noventa que disparó, como ahora, el número de parados y redujo el volumen de cotizantes a la Seguridad Social. En la actualidad, estamos en mitad de una reforma del sistema de pensiones que trae de la mano un retraso de la edad de jubilación a los 67 años. Los fondos de pensiones son una manera de ahorrar para cuando dejemos de trabajar y nos jubilemos. Su función en España es completar la pensión pública al recuperar el valor de lo invertido más la rentabilidad acumulada durante el tiempo de inversión. Con lo cual, cuanto más amplio sea el período de ahorro mejor. La realidad indica que los españoles suelen abrir un fondo de pensiones a partir de los 40 años, como muy pronto, y es que antes es difícil conseguir ahorrar lo suficiente. En buena parte de los casos se está pagando todavía el préstamo hipotecario de la casa.
Nadie conoce el futuro. Entonces ¿por qué tienen trabajo los analistas de bolsa?
Porque los ciudadanos demandamos sus servicios, y no lo hacemos porque creamos que son unos adivinos. Ya hemos hablado antes del inevitable desconocimiento que todos padecemos a propósito del futuro. Los analistas de bolsa no son una excepción. Entonces, la razón por la que solicitamos sus servicios, y por la que ellos tienen trabajo y cobran un dinero, es que pensamos que el futuro igual tiene alguna relación con el pasado y el presente, que sí podemos conocer más o menos, y que los pronósticos tienen alguna relación positiva con la formación y la información de quienes los formulan. Si esto no fuera así, los analistas habrían desaparecido, y los inversores nos limitaríamos a jugar a la lotería o a invertir en activos según lo que nos recomendara un hechicero, una echadora de cartas o lo que saliera al arrojar unos dados. No lo hacemos, claro, a pesar de lo que cuentan sarcásticamente en Estados Unidos, donde dicen que da lo mismo invertir siguiendo los consejos de un experto que hacerlo siguiendo a un chimpancé que lanzara unos dardos contra la página de bolsa del diario económico The Wall Street Journal. No conocemos a nadie que asigne así sus ahorros. Ahora bien, dicho esto, y aunque recomendamos dejarse aconsejar por los analistas, también advertimos que el desconocimiento del futuro es inevitable y que no hay posibilidad de superarlo aunque acumulemos montañas de información. Un libro muy famoso titulado El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb subraya este problema. Como todo el mundo había visto en Europa desde hacía milenios unas aves llamadas cisnes con un único color, el blanco, concluyeron que los cisnes solo podían ser blancos. ¡Hasta que apareció un cisne negro en Australia! Es decir, lo que pensamos que no puede pasar, puede suceder. Que se lo digan, sin ir más lejos, a todos los que invirtieron en suelo y viviendas pensando que sus precios solo podían subir.