Epílogo

La mayoría de los geocachers son gente amable. Lo sé, soy una de ellos. Aman la naturaleza, son respetuosos con ella y a veces incluso limpian las cochinadas que otros dejan cuando tropiezan con ellas. Quería dejar dicho esto.

Si tiene un GPS, por casualidad se encuentra cerca de las coordenadas impresas en el libro y siente curiosidad por los lugares descritos, le deseo que se lo pase muy bien. Conocerá algunos lugares muy bonitos de Salzburgo. En un par de ellos, y en beneficio de la historia, he tenido que modificar un poco la realidad: desplazar una pared de rocas algunos cientos de metros, por ejemplo. Pero en general encontrarán los emplazamientos como Beatrice y Florin lo hicieron. En las últimas coordenadas vaya con cuidado con las ortigas.

También encontrará un cobertizo allí; lo que de verdad hay dentro no puedo, lamentablemente, decírselo (no es mío). En este caso, asimismo, he ajustado la realidad a la narración. Aprovecho la oportunidad para disculparme sinceramente ante los habitantes de ese terreno por lo que mentalmente he hecho con su propiedad. Igual con los inquilinos de la Theodebertstrasse 13, cuyo edificio he dibujado mucho menos bonito de lo que es en realidad.