PRIMERA PARTE

Rydra Wong

… He aquí el eje de la ambigüedad.

Espectros eléctricos salpican la calle.

El equívoco anuda los ensombrecidos rasgos

de muchachos que no son muchachos; una curva de sombra

marchita hasta la senilidad una boca llena

o la desbasta hasta una hoja de navaja,

vierte ácido sobre una mejilla de ámbar…

o se estrella en el arco pélvico

y hace manar un negro coágulo que exuda sobre un pecho

disipado con un gesto o un relámpago de luz,

que hincha los labios y los salpica de sangre…

Dicen que la misma turba brota de las calles

y vuelve a sumergirse, como la madera a la deriva

que la marea trae a la costa y que la resaca devuelve,

sólo para volver a golpear la arena,

sólo para girar en remolino y ser llevada lejos.

Madera a la deriva; las estrechas ancas, los ojos líquidos,

los hombros inclinados y el rudo molde de las manos,

los grises rostros de chacal que se arrodilla ante su presa.

Los colores desaparecen al romper el día

cuando los vagabundos en los muelles del oeste se cruzan

con jóvenes marineros que marchan por la calle hacia su nave…

De Prism and Lens, M. H.