TRES

La milagrosa transformación de un guerrero empresarial

Me quedé estupefacto ante lo que había oído. ¿Podía este hombre pletórico de salud ser realmente Julian Mande, un hombre que había saboreado la gloria y caído como nadie antes lo había hecho? Y si realmente era él, ¿cómo pudo haber sufrido un cambio de aspecto tan sorprendente? Sabía que Julian había vendido su mansión, su residencia veraniega y que incluso se había deshecho de su apreciado Ferrari rojo. Sabía que había renunciado a las trampas del mundo empresarial y que había escalado las cumbres del Himalaya persiguiendo una idea fanática: buscar respuestas a las tremendas dudas a las que se enfrentaba .. Pero una visita a aquel antiguo y mítico lugar no podía haber transformado de forma tan profunda a un hombre que había hecho todo lo posible por cavarse su tumba.

Preocupado por la extraña situación a la que me enfrentaba, mi mente empezó a estudiar otras posibilidades. Tal vez se tratara de una broma magistralmente organizada por uno de mis jóvenes ejecutivos para inyectar cierta tranquilidad en una semana que sin duda iba a estar plagada de tensiones. O tal vez el joven fuera un infiltrado de la competencia que trataba de colarse en nuestra empresa para ver lo mal que iban las cosas.

Puede que el visitante vestido de monje fuera un loco intruso que quería hacerme daño.

Pero antes de que pudiera analizar mejor tales opciones, el hombre habló: -Peter, sé que te resulta difícil creer que sea yo. A mí me ocurriría lo mismo si estuviera en tu lugar. Todo lo que te pido es un poco de fe, que creas que la vida está llena de pequeños milagros. Mi visita tiene un fin.

-¿Y cuál es? -pregunté sin saber a ciencia cierta quién estaba ante mí.

-Con franqueza. He oído que tienes graves problemas y he venido a ayudarte. Si es cierto todo lo que he oído sobre GloballView desde mi regreso, no te puedes permitir el lujo de no escuchar lo que he venido a decirte. He descubierto información que, os devolverá a ti y a tu empresa a la cima del éxito que antes disfrutasteis. Se me han brindado conocimientos que te convertirán en líder del mercado. He aprendido cosas que te mostrarán cómo podrás tenerlos empleados más leales, dedicados e inspirados con que pueda contar cualquier empresa de dicho sector. Esta información me la dio un docto maestro a quien; conocí en la cumbre de una montaña. La sabiduría atemporal que compartió conmigo es prácticamente desconocida en Occidente. Pero es tan eficaz y tan profunda que estoy seguro de que revolucionará todas tu organización y que hará maravillas e tus resultados finales.

-¡Adelante! Contesté, picado por la curiosidad.

-La sabiduría que, he venido a compartir contigo, forma parte de un sistema especial y enormemente eficaz, un programa para todo tipo de liderazgo. Se trata de un sistema contratado. Síguelo y luego limítate a sentarse y ver cómo tu empresa recupera la salud.

Bien, en realidad está diseñado para lograr algo más que eso. Si sigues la formula con convicción, tu negocio logrará un éxito mayor que el que tuvo anteriormente.' Lo mejorará como nunca pudiste imaginar. Subirán espectacular~ mente la moral y la productividad. Tu gente adquirirá mayores compromisos y será más creativa de lo que nunca fue. Responderán y se adaptarán mejor a los cambios. Tu equipo volverá a trabajar unido y se preocupará por el trabajo que hacen. Y, como es lógico, los beneficios se dispararán.

-De acuerdo. Te escucho —contesté-o Pero deja que primero te pregunté algo.

Suponiendo que seas Julian, que es mucho suponer, ¿por qué vas vestido de monje? El Julian Mantle que yo conocía nunca se vestiría con algo que no hubiese diseñado al menos Armani.

-Una pregunta razonable, amigo mío —me contestó el joven con una sonrisa maliciosa que identifiqué rápidamente con la que caracterizó a Julian en sus años de juventud— ¿Te importa si empiezo por el principio?

-Soy todo oídos —contesté, recostándome en: mi lujoso sillón de cuero para escuchar lo que creía que iba a ser un excelente relato.

El joven procedió a relatar, deteniéndose en los menores detalles, el ascenso y la caída del legendario Julian Mantle des de sus días de alumno brillante de la Facultad de Derecho de Harvard hasta su éxito sin paralelo como abogado, cuando manejó algunos de los cases empresariales más complejos del país. Hablaba con franqueza de sus éxitos y también de su bien documentado ocaso. Habló de sus sueños, de sus miedos, del fracaso de su matrimonio y de su ataque al corazón. Mencionó también mis problemas como jugador de golf y dijo que echó mucho de menos nuestras alegres y soleadas tardes practicando ese deporte.

—¡Qué bien lo pasábamos!__ lo interrumpí sintiendo que de algún modo este joven extraño vestido con el atuendo de los sabios podría realmente ser Julian Mantle, el amigo que había perdido tiempo atrás. ¿Quién más podría conocer todos esos detalles? Allí estaba yo, sentado en silencio, sin saber qué decir. Luego me puse de pie y me acerqué a él.

-Julian, ¿eres realmente tú, verdad? -le dije disculpándome.

-Sí, soy yo. Y estoy encantado de volver a verte después de tantos años. La pelota de golf que me regalaste en mi quincuagésimo cumpleaños significó mucho para mí.

Yo también estaba contento de verlo. Nos abrazamos como solo pueden hacerla los viejos amigos y empezamos a repasar los recuerdos de los días gloriosos que pasamos juntos. Pero yo seguía pensando en algo. No tenía una explicación racional para la sorprendente juventud de Julian.

Al darse cuenta de mi malestar, Julian me preguntó con su tono característico esbozando una amplia sonrisa:

-Qué, ¿sientes curiosidad por conocer mis secretos de belleza?

-Deja de reírte de mí, Julian. Primero apareces después de todos estos años, sin haberte anunciado y vestido con ese extraño hábito, lanzando piedras contra las ventanas de mi despacho. Luego me sorprendes diciéndome quién eres y que me puedes ofrecer unos conocimientos que no tienen precio pero que podrían salvar a mi empresa. Y ni siquiera me has explicado qué has hecho para quitarte años, visto tu aspecto actual. Todo es muy raro, Julian -dije simulando estar disgustado.

-Después de mi ataque al corazón decidí realizar cambios drásticos. Estoy seguro de que has oído que vendí mi mansión, mi residencia veraniega y el resto de mis juguetes.

-Al menos te podrías haber quedado con tu Ferrari, Julian. Era una máquina sorprendente. Aún me acuerdo cuando ibas con aquella bomba rubia, y de su cabellera ondeando al viento.

-¿La de las espectaculares minifaldas de color rosa? —dijo Julian sonriendo. -Esa misma.

Entonces se puso pensativo y serio.

-Tenía que cortar todos los lazos con el pasado si quería realmente llegar a algo nuevo.

Adoraba el Ferrari pero sabía que debía prescindir de él. Si no, habría sido como navegar a vela en pos de la aventura pero sujeto con una cuerda al muelle para estar más seguro. No serviría de nada. Así que vendí todo lo que simbolizaba mi impulsivo estilo de vida y me dirigí a la India, una tierra en la que siempre pensé que abundaban los conocimientos y la verdad.

Julian describió luego cómo había vagado por aquel vasto país en busca de información que pudiera usar para mejorar su trabajo y su vida. A veces viajaba en tren, a veces en bicicleta o andando. Visitó templos antiguos y estudió con profesores respetados. Conoció a otras personas que también buscaban respuestas a las principales dudas vitales e hizo amigos cuya amistad aún conserva. Pero en sus primeros meses en la India no logró encontrar la sabiduría que buscaba. Luego, buscando cada vez con mayor ansia, empezó a oír rumores sobre un grupo de monjes que vivían en las cumbres del Himalaya.

Según la leyenda, estos sabios, conocidos como los Grandes Sabios de Sivana (Sivana significa «el oasis de las luces» en su idioma) habían creado un sistema extraordinario que podía emplearse para alcanzar unos niveles notables de realización personal y profesional. El único problema era que nadie sabía dónde estaban esos monjes.

-Muchos han tratado de hallarlos -dijo Julian-. Los hombres de negocios los buscaron para descubrir sus ideas sobre liderazgo aplicadas al mundo de la economía. Otros los buscaban para que les enseñaran sobre el liderazgo en la vida. Pero las altas cumbres del Himalaya son inaccesibles y muchas vidas se perdieron mientras buscaban a esos sabios esquivos.

Siendo Julian un hombre al que no le asustaban los desafíos, tomó precauciones contra el fuerte viento y empezó a escalar solo, decidido a encontrar lo que buscaba. Durante muchos días y noches escaló aquellas montañas majestuosas empezando por sus suaves estribaciones y avanzando después por senderos cada vez más empinados, en los que pedía a Dios que lo condujeran a la morada de los Grandes Sabios. Julian me dijo que empleó aquel tiempo en pensar lo que había sido y lo que podría ser su vida.

-En el mundo empresarial había estado tan ocupado que nunca tuve tiempo para pensar en mi vida. Y sin embargo, la reflexión y la contemplación figuran entre las técnicas de dirección más importantes. Desde entonces me he dado cuenta de que en este mundo de la información en que vivimos las ideas son la materia prima del éxito y la gente más eficaz es la que piensa con mayor eficacia -observó Julian-. El tiempo que estuve solo en las montañas me transformó. Por primera vez en mi vida, Peter, empecé a desarrollar un verdadero sentido de mi yo y a entender quién era realmente.

A medida que avanzaba, Julian se iba cansando y empezó a temer por su vida en aquel terreno traicionero en el que habían dejado su vida tantos esperanzados aventureros. Pero luego descubrió algo. Cuando viajaba por una senda especialmente empinada en una mañana iluminada por el sol, vio una figura vestida de forma extraña, con un hábito rojo largo y flotante, cubierta la cabeza con una capucha de color azul marino. Le había llevado '

muchos días llegar hasta allí, así que se asombró al ver a otra persona. Como estaba a muchos kilómetros de distancia, de cualquier lugar civilizado y no estaba seguro de dónde estaba Sivana, optó por preguntar a su compañero de viaje.

La figura se negó a responder y aceleró el paso siguiendo el sendero sin devolverle ni siquiera una mirada. Poco después el misterioso viajero empezó a correr a toda velocidad; con el hábito rojo ondulando graciosamente a su alrededor como si ' fuera una sábana de algodón colgada de un tendedero en un día ventoso de otoño.

- Por favor, amigo, necesito que me ayudes a encontrar Sivana. Estoy buscando a los sabios -gritó Julian- Llevo casi siete días viajando sin apenas comida ni agua. Creo que me he perdido.

- Entonces la figura se detuvo. Mientras Julian se acercaba; el viajero, cuya cara estaba oculta por la capucha, se mantenía muy erguido. De repente, una ráfaga de luz iluminó su rostro; y pudo ver que se trataba de un hombre. Pero Julian Mantle nunca había visto un hombre igual. Aunque creyó que rondaba los, sesenta años, su complexión era elástica y emanaba serenidad. Su cuerpo parecía ser fuerte y poderoso e irradiaba vitalidad y vigor. Y

sus ojos eran tan penetrantes que Julian se vio obligado a apartar la mirada.

-No tardé mucho tiempo en entender que había hallado a uno de los esquivos Sabios de Sivana -dijo Julian, excitado claramente por su descubrimiento pese al tiempo transcurrido-De modo que me abrí a él en aquel mismo sitio, Le dije por qué estaba allí y qué es lo que esperaba aprender. Le hablé de mi vida anterior en el mundo empresarial, de mi ataque al corazón y de mi partida para descubrir los secretos del verdadero liderazgo en los negocios y en la vida. Le rogué que me aceptara como uno de los suyos y que me permitiera descubrir su sabiduría por mí mismo.

Después de escuchar atentamente la historia de Julian, le puso la mano en el hombro y dijo afablemente:

-Si deseas realmente aprender la sabiduría, mi deber es ayudarte. Yo soy uno de esos sabios que has venido a buscar desde tan lejos. Eres la primera persona que llega hasta nosotros desde hace muchos años. Te felicito. Admiro tu tenacidad. Has debido ser un gran abogado." Puedes venir conmigo a nuestro templo, serás mi invitado. Se halla oculto en esta región montañosa, a muchas horas de distancia de aquí. Mis hermanos y mis hermanas te recibirán con los brazos abiertos. Trabajaremos juntos para enseñarte los antiguos principios y estrategias que nos han transmitido durante siglos nuestros antepasados.

Pero el sabio impuso una condición a Julian.

-Antes de llevarte a nuestro apartado mundo y de compartir contigo nuestros conocimientos, tienes que prometerme algo. Aunque estemos aislados aquí, en estas montañas mágicas, conocemos perfectamente la confusión que reina en vuestro mundo.

Líderes de todas clases luchan para hacer frente a la gran transición y al enorme desorden que ha traído consigo esta nueva era empresarial. La competencia nunca ha sido tan feroz, el ritmo del cambio nunca ha sido tan fuerte y la moral va cayendo en picado míentras la gente lucha desesperadamente para encontrar un terreno seguro. Como consecuencia de este cataclismo, la gente ha dejado de ser leal a sus empresas. No están pendientes de su trabajo. Lamentablemente, muchos hombres y muchas mujeres no encuentran sentido a lo que hacen y esta situación, a su vez, provoca que no logren realizarse en su vida. Tu ataque al corazón lo prueba. Pero hay esperanza para todas esas personas y tú se la llevarás.

-¿Cómo voy a llevarles la esperanza? -Preguntó Julian-

Yo he venido aquí para aprender de vosotros.

-No te preocupes -le dijo el sabio-o Mientras estés con nosotros en estas montañas místicas, descubrirás un sistema notable para liderar eficazmente. Te enseñaremos una fórmula que puede aplicar de inmediato cualquier líder del mundo empresarial para aumentar la eficacia de su empresa, llevándola a niveles superiores de prosperidad y servicio. Te enseñaremos también las verdades eternas del liderazgo personal para que puedas reanudar tu vida anterior pero de una forma muy distinta a como lo hacías antes. Pocas personas tienen el privilegio de aprender la sabiduría del líder que estás a punto de adquirir. y es muy importante que todos la conozcan. De modo que antes de que te lleve a nuestra comunidad y te presente a mis hermanos y a mis hermanas, tengo que pedirte algo.

Entonces el sabio le pidió a Julián que compartiera lo que iba a aprender de los Grandes Sabios de Sivana con todos los occidentales que debieran saberlo. Su obligación consistiría en convertirse en el mensajero de los antiguos conocimientos de los sabios, dándolos a conocer el esa parte del mundo y transformando así muchas vidas. Julián aceptó las condiciones del sabio sin dudarlo y prometió que llevaría su mensaje a Occidente con honestidad y dedicación.

-No me digas -exclamé prudentemente-o Yo soy una de las personas que necesitan escuchar el mensaje de los sabios. -Créeme, Peter. Te alegrarás. Ni tú ni tu empresa seréis los mismos.

Dejando a un lado mi natural escepticismo, contesté con un entusiasmo que no me caracterizaba:

-¿Cuándo empezamos?

Creo que simplemente estaba aburrido porque no avanzábamos y esperaba que Julián pudiera darme la fórmula renovadora y transformadora que tan desesperadamente necesitábamos. Pese a sus muchos defectos había algo en lo que estaban de acuerdo todos los que conocían a Julián Mantle y es que siempre decía la verdad.

-¿Qué te parece mañana por la tarde? ¿Alas cinco? -me preguntó Julián introduciendo su mano derecha: bajo el hábito.

-Tengo programada una reunión a: las cinco con uno de nuestros estrategas pero la cambiaré. A las cinco está bien, Santidad -repliqué con humor-o ¿Aquí? Parece que mi rosaleda te gusta. Y los guardias de seguridad ya te conocen.

-En realidad había pensado en otro sitio. ¿Por qué no nos encontramos en nuestro viejo club de golf? Hay algo que tengo que enseñarte y ese es el lugar perfecto.

Luego sacó de su túnica lo que me pareció era una pieza de madera de un rompecabezas y, como había hecho con la pelota anteriormente, me la lanzó para que yo la cogiera.

Después de despedirse con una fugaz sonrisa se dio la vuelta y pasó junto a los guardias de seguridad que habían estado tomándose un café en el pasillo. «Te veré mañana», me dijo mientras se marchaba.

Al ver la larga túnica roja de mi antiguo compañero de golf que se balanceaba mientras recorría el pasillo hasta la salida, moví la cabeza incrédulo. Me sentía excitado como no lo había estado en mucho tiempo. Tal vez aún habría esperanza para GlobalView: Quizá podría contar de nuevo con un grupo rejuvenecido e inspirado. Así como recuperar una clara visión para que no peligrara el futuro de esta empresa que había sido tan importante. Tal vez ese sistema especial de liderazgo que Julian había descubierto en el Himalaya nos permitiría aprovechar las oportunidades que ofrecía el nuevo mercado y conseguir unos logros mayores que los de épocas anteriores. Y puede que también sabría cómo se había transformado Julian.

Al verme contemplando pensativo los casi treinta y cinco centímetros de papeles que tenía sobre la mesa, me volví para estudiar la pieza de madera que Julian me había dado.

Observé que tenía un dibujo. Aunque lo miré con gran atención no pude entender de qué se trataba. Pero observé también que se habían grabado unas palabras en la madera. ¡Qué raro!, pensé. Las palabras eran casi ilegibles, casi borradas por el transcurso del tiempo.

Busqué en el cajón de mi mesa y saqué una lupa. Entonces pude leer las palabras. Decían simplemente: «Ritual 1: unir el salario y el objetivo»