PREFACIO
ESTE
libro, amigo lector, que sólo es novela en cuanto que sus
personajes son seres de ficción, pretende
ocuparse de Ellos. ¿Quiénes son
Ellos? De saberlo el autor, este libro
dejaría de ser una fantasía basada en unos cuantos hechos reales,
para convertirse en un tratado de historia contemporánea, donde se
expondrían unos hechos más trascendentales para el porvenir de la
Humanidad que el descubrimiento de América y se abordarían temas de
una amplitud, no ya terrestre, sino tal vez cósmica.
Ellos son una
incógnita todavía, pero al propio tiempo una presencia real, una
fascinante esencia parte de cuyo origen creemos haber adivinado.
Silenciosos, dijérase ingrávidos, desplazándose a veces a
velocidades aterradoras, apareciendo y desapareciendo como
fantasmas de otro mundo, Ellos nos
observan, estudian este loco planeta, mientras nosotros nos
entregamos a nuestras habituales frivolidades, revestimos nuestra
ignorancia de frases grandilocuentes, cubrimos nuestra codicia con
nombres pomposos, o nos destrozamos unos a otros en nuestras
matanzas periódicas.
Mientras no sepamos
más acerca de su naturaleza, serán para nosotros simplemente
Ellos. Muévense todavía en la zona imprecisa,
nebulosa, que separa la leyenda de la historia, la fantasía de la
realidad. Nos han proporcionado sólo unos breves indicios de su
existencia, unos testimonios inexplicables, unas cuantas
fotografías no amañadas y desconcertantes, unas rápidas
apariciones, ante las cuales ha fallado toda explicación racional.
Las Fuerzas Aéreas de algunos países, orgullosos de su fuerza y su
pujanza, han abierto encuestas, recogido datos, proporcionando
explicaciones al público, que a veces han sonado a falso, a
excusas, a disimulo. Los espíritus sensibles de todo el mundo
presienten que algo ocurre, algo extraño
y fenomenal, inaudito y fabuloso, que deja chiquitos los mayores
hechos de la Historia. Algo, alguien nos
espía; son Ellos, a bordo de sus naves,
que recorren metódicamente, desde hace muchos años, tal vez siglos,
la atmósfera de nuestro planeta. Sentimos posados sobre nosotros
unos ojos fríos, inteligentes, escrutadores, pero que pertenecen a
unos seres animados, al parecer, de intenciones pacíficas. Sin
embargo, lo ignoramos todo de Ellos... empezando por su misma apariencia corporal. Mas un alto
presentimiento, que se apoya en varias observaciones-reales, nos
hace creer que su forma es humana; que estos hermanos del Cosmos,
que estos hijos de Urano poseen en su estructura física la forma
soberana que Dios hizo a su imagen y semejanza. Hermanos del
Espacio, Ben-Eloines, ¿habrá así que llamarlos?
De Ellos
no sabemos casi nada, pero lo esperamos todo.
Algún día, el fabuloso encuentro se realizará. En esta novela,
lector, se ha realizado ya, anticipándonos a unos acontecimientos
que el Arcano nos reserva, según mi parecer, inexorablemente. Quede
por último bien claro que todos los datos de tipo científico e
informes acerca de Ellos son
rigurosamente ciertos y verídicos. Han emanado, asi como la idea
general de la novela, de nuestro gran especialista Eduardo Buelta¹
uno de los hombres que en nuestra patria, y quizás, en el mundo,
sabe más acerca de Ellos, sus naves, sus
desplazamientos, sus puestos de observación y su casi seguro origen
extraplanetario. Da, lector, a la novela lo que sea de la novela,
pero a la Verdad lo que es única y exclusivamente de la Verdad.
Verdad que un día será Historia.
Antonio Ribera, Barcelona, verano de
1958