2. Detección e Identificación
de niños y niñas con Altas
Capacidades
Detección
Para llegar a las estrategias de intervención es muy importante, conocer bien a estos alumnos, después de una buena detección e identificación.
La mayoría de autores expertos en el tema consideran que la identificación del alumnado con altas capacidades tiene dos fases: detección o Screening e identificación propiamente dicha.
La finalidad del Screening es detectar un grupo de alumnos con posibilidades de ser reconocidos de altas capacidades. El objetivo de la identificación es ajustar las respuestas a los programas de enriquecimiento, adaptación, aceleración de cursos, etc.
La detección hay que efectuarla cuanto antes mejor, para no perder su potencial intelectual. La información se puede adquirir a través de los profesores, de la familia, de los compañeros y del mismo alumno.
Detección por medio del profesorado
La opinión del profesorado es muy valiosa, pero primero deben tener una información adecuada sobre lo que se entiende por altas capacidades, para poseer uniformidad de criterios. Es fácil confundir una alta capacidad intelectual con un talento académico.
Los estereotipos de los profesores y de los padres, dificultan, a veces, su detección e identificación.
La observación es subjetiva. La relación de alumnos, que el tutor o profesor considera de altas capacidades, no siempre coincide con su identificación, puesto que el hecho de ser un alumno aplicado, obediente, con buena imagen, ordenado, puntual, trabajador, etc., no significa necesariamente que sea un alumno de altas capacidades. Del mismo modo que el alumno con altas capacidades, no se le reconoce, por el simple hecho de:
— Tener un rendimiento académico insatisfactorio.
— Ser culturalmente diferente.
— Manifestar superdotación con hándicaps.
— Presentar problemas de conducta.
— Evidenciar dificultades de aprendizaje, dislexia, hiperactividad, etc.
En el Anexo del libro se incluyen varios Cuestionarios de Detección referidos a edades diferentes, que puede aplicar el profesorado a los alumnos que presentan características de altas capacidades.
Detección por medio de la familia
La familia puede observar manifestaciones que difícilmente se ven el ámbito escolar. En los aspectos evolutivos y actitudinales son observaciones muy fiables. Es posible que los padres sobrevaloren al hijo o bien al contrario, lo infravaloren.
Para mejor información y fiabilidad deben completar unos cuestionarios, que definirán con más claridad las conductas a observar. Es útil recoger información comentándola, mediante una entrevista.
También es muy valiosa la recogida de datos, por escrito, de los rasgos significativos, anécdotas y recuerdos, que los padres tengan desde el nacimiento hasta el presente. Actitudes que les hayan sorprendido, porque han sido superiores a las correspondientes a su edad, es decir realizar una biografía de su hijo/a.
En el Anexo del libro se incluyen algunos Cuestionarios de Detección que pueden aplicar las familias de niños y niñas con altas capacidades.
• Modelo de detección por parte de los tutores y de los padres
Proporcionaremos algunos instrumentos, tanto el que sigue a continuación (Gerson y Carracedo, 2007) como los que figuran en el Anexo, con el objetivo de facilitar al tutor y a los padres la detección de los alumnos con altas capacidades por medio de la simple observación. Resulta muy útil e ilustrativo el Cuestionario que sigue.
▢ Pregunta mucho, demuestra gran curiosidad y da respuestas inesperadas.
▢ Posee muchos conocimientos sobre temas que no son propios de su edad.
▢ Desea conocer el origen de los fenómenos.
▢ Reacciona ante las injusticias.
▢ Se angustia mucho por los problemas de la humanidad.
▢ Se resiste a realizar tareas repetitivas por desinterés.
▢ Sueña despierto, tiene una imaginación desbordante y se deja llevar por su mundo interior.
▢ Aprende rápidamente y establece relaciones entre conceptos fácilmente.
▢ Utiliza un lenguaje ámplio y metafórico para expresarse.
▢ Maneja temas abstractos.
▢ Le gusta hacer construcciones complejas con rompecabezas.
▢ Es muy creativo, y genera ideas novedosas e inusuales.
▢ Encuentra diferentes usos para objetos comunes.
▢ La forma de resolver situaciones y su razonamiento es diferente a los demás.
▢ Possee una atención múltiple. Puede hacer varias cosas a la vez.
▢ Es obstinado ante un objetivo y no para hasta conseguirlo.
▢ Es líder. Durante el síndrome de bajo rendimiento, no se observa el liderazgo.
▢ Le gusta tomar decisiones.
▢ Es muy maduro. Tiene una elevada capacidad de análisis y de síntesis.
▢ Reacciona sensiblemente ante las obras de arte y de música.
▢ Es atento, muy detallista y exquisito en el trato.
▢ Expresa sus estados emocionales a través de sus producciones creativas.
▢ Posee una aguda sensibilidad, por los tonos de voz y los gestos de los demás.
▢ Ve más allá de lo aparente. Capta detalles inusuales.
▢ Tiene sentido del humor.
▢ Se aburre ante tareas rutinarias y no quiere hacerlas.
▢ Tiene mucha memoria.
▢ Es autónomo e independiente muy pronto.
▢ Aprende precozmente a leer y le apasiona la lectura.
▢ Cuando está concentrado le molesta que le interrumpan.
▢ Se organiza de forma que tiene tiempo para todo.
▢ Puede mantener la atención en largos periodos de tiempo.
▢ Se relaciona bien con los adultos y compañeros mayores.
La detección se hace mucho más complicada cuando el niño se encuentra inmerso en el denominado Síndrome de Bajo Rendimiento ya descrito anteriormente. En el Anexo de este libro (ver p. 142) incluimos otros cuestionarios pensados para los tutores y los padres, que nos pueden ayudar a detectar estos niños.
Detección por medio de los compañeros/as
En la etapa de preescolar los datos son menos fiables, pero a medida que van creciendo, ellos tienen mucha información sobre sus compañeros, que puede pasar desapercibida al maestro; especialmente en el aspecto de aceptación social, integración en el grupo, liderazgo…
Lo que resulta más valioso es el sociograma, que da una información muy completa de cada alumno así como del grupo clase en general.
Para conocer la aceptación social, así como la integración en el grupo, es interesante el cuestionario sociométrico de Báez y Jiménez (1999), porque ofrece mucha información.
• Sociograma
Este sociograma recoge cuatro interrogantes importantes, que son:
▢ ¿Quiénes son los tres niños/as de tu clase con quienes más te gustaría ir de excursión?
▢ ¿Quiénes son los tres niños/as de tu clase que más les gustaría ir de excursión contigo?
▢ ¿Cuáles son los tres niños/as de tu clase con los que menos te gustaría ir de excursión?
▢ ¿Cuáles son los tres niños/as de tu clase que les gustaría menos ir de excursión contigo?
Con la aplicación de este cuestionario se extraen cinco indicadores:
Elecciones (E): número de compañeros que eligen al alumno/a. Es un indicador de popularidad y de aceptación social entre los alumnos.
Rechazos (R): número de compañeros que eligen al alumno/a como no preferido. Indica impopularidad y ausencia de aceptación social.
Preferencias sociales (PS): este indicador se obtiene restando el número de rechazos del número de elecciones recibidas y se interpreta como atractivo social.
Impacto social (IS): se obtiene sumando las elecciones y los rechazos recibidos y refleja visibilidad social.
Precisión perceptiva (PS): expresa el grado con el que el niño/a predice ser escogido o rechazado.
• Otra propuesta de sociograma
En esta propuesta, adaptada de Prieto y Hervás (1999) se plantean nueve cuestiones referidas a dos compañeros de la clase que supuestamente se han incorporado, por primera vez, al grupo clase y hay que informarles acerca del grupo. Así cada alumno aporta datos de sus compañeros.
Laia y Javier son dos alumnos nuevos en tu clase.
- Escribe para Laia y Javier quien de la clase es el mejor en los juegos del patio.
- A Javier le gusta mucho leer; ¿a cuál de tus compañeros le gusta leer tanto, como a él?
- Quién de la clase dibuja y pinta mejor, para hacer el cartel de bienvenida a los nuevos compañeros.
- Vais a preparar una fiesta, para los recién llegados. ¿Quién organizará la fiesta más original y divertida?
- ¿Quién seleccionará la música y las canciones?
- Haremos una excursión; ¿quién calculará mejor el dinero que se necesitará para alquilar el autobús?
- A Laia le gusta mucho la naturaleza y hacer ramos de flores. ¿Quién le puede explicar correctamente el tipo de plantas y flores que tenemos en el patio y alrededor de la escuela?
- En esta escuela practicamos el silencio; ¿quién podrá enseñarles a conseguirlo?
- Escribe el nombre de un niño y de una niña que nunca se enfada y siempre está contento/a.
Detección por medio del propio alumno/a
El uso de las autobiografías, auto-informes, nos dan mucha información, pero están pensados para alumnos mayores, que ya son capaces de reflexionar sobre sus propias vivencias y percepciones. Son adecuados para conocer las actitudes y motivaciones de los alumnos que pueden manifestar altas capacidades.
Según la edad, se pasaran a los alumnos, pruebas y test adecuados, para conseguir toda la información necesaria. En el Anexo de este libro se incluye un Cuestionario (p. 138) que pueden cumplimentar los alumnos, a partir de 10 años.
Identificación
Facilitará la identificación del alumnado de altas capacidades, la recogida de información de los diferentes ámbitos: escolar, familiar y social. Se valorará el ambiente familiar y social, la relación entre la familia y la escuela y todos aquellos aspectos que puedan favorecer o entorpecer el desarrollo integral del alumno/a.
La identificación se hará a través de medidas informales: observaciones, cuestionarios, pruebas colectivas… y medidas formales: pruebas y tests individuales.
Los resultados de las pruebas y las puntuaciones determinarán la identificación del alumnado con altas capacidades intelectuales de acuerdo con las puntuaciones siguientes:
— Superdotados: puntuaciones por encima del percentil 75 en razonamiento lógico, gestión perceptual, de memoria, razonamiento verbal, matemático, aptitud espacial y creatividad.
— Talento académico: puntuaciones por encima del percentil 80 en razonamiento lógico, verbal, y gestión de memoria. También puede identificarse con un C.I. (coeficiente intelectual) de 130, con puntuaciones normales o bajas en creatividad.
— Talentos complejos: puntuaciones por encima del percentil 80 en dos de las aptitudes esmentadas en los superdotados, como mínimo.
— Talentos simples: puntuaciones por encima del centil 95 en una de las siguientes escalas: razonamiento lógico, verbal, matemático o creatividad.
— Talento social: la identificación puede realizarse a partir de la evaluación de las habilidades sociales y personales.
— Talentos específicos: musical, deportivo… suelen identificarse por la manifestación destacada de una habilidad comprobada en uno de estos dominios.
El centil (puntuación del 0 al 99), percentil, o C.I., no es el que determina la superdotación o el talento; tan solo nos ofrece una orientación, y junto con las entrevistas, cuestionarios, observaciones de los trabajos, etc., es como vamos perfilando las altas capacidades.
Se ha de tener en cuenta el aspecto emocional, la desmotivación, el síndrome de bajo rendimiento y la presión que cae sobre ellos por las altas expectativas que se crean, o el poco reconocimiemto de padres y maestros, muchas veces por desconocimiento y otras por pensar que ya ellos solos resolverán sus problemas.
Pruebas individuales
Cuando los alumnos son susceptibles de ser considerados de altas capacidades, se puede completar el estudio por un psicólogo, con diversas pruebas de inteligencia, creatividad, nivel académico, personalidad, cuestionarios, etc.
• Pruebas de inteligencia
Para valorar el potencial intelectual: razonamiento lógico, gestión perceptual, gestión de memoria, razonamiento verbal, razonamiento matemático y aptitud espacial se pueden aplicar algunas de estas pruebas:
— La Batería de Aptitudes Diferenciales y Generales (BADyG) de Carlos Yuste (1992). Existen diferentes baterías para todas las edades.
— La escala de inteligencia Wechsler para niños «WISC IV» (Ed. TEA, 2006). De 6 a 16 años.
— La escala de inteligencia para Preescolar y Primaria, WPPSI. (Ed. TEA). De 4 a 6 años. (Con estos alumnos a veces se produce el «efecto techo», por estar baremadas por la población general).
— Cuestionario de Inteligencias Múltiples. A partir de 8 años (Modelo en el Anexo 1).
• Pruebas de creatividad
— CREA. Inteligencia Creativa de Corbalan et al. (TEA, 2003), para niños, adolescentes y adultos.
— PIC. de Artola et al. (TEA, 2003). Edad, 8-12 años. Evolución de la creatividad narrativa y gráfica.
— PIC - J. Artola et al. (TEA, 2008). Prueba de Imaginación creativa para jóvenes.
• Pruebas de nivel académico
Competencia curricular y estilo de aprendizaje. (Datos recogidos por el tutor a nivel de clase y del expediente académico).
• Pruebas de personalidad
Cuestionarios de personalidad, autoconcepto, socialización, test proyectivos, autobiografías…
• Cuestionarios generales
Cuestionario de detección de altas capacidades para los alumnos, padres y profesores:
— Valoración por parte del alumno: Autoconcepto, Socialización, Aprendizajes, Creatividad, Motivación y Psicomotricidad. (Ver Anexo, Cuestionario C.1).
— Valoración por parte de los padres y profesores: Personalidad, Aprendizajes, Creatividad, Motivación y Psicomotricidad. (Ver Anexo, Cuestionario, C.2).
• Entrevistas padres y maestos
En el inicio, para obtener información, y al final del proceso, para explicar los resultados de las pruebas y dar orientaciones.
Algunos casos reales
A fin de huir de las frías estadísticas incorporamos unas biografias y autobiografías, así como escritos de algunos alumnos, que han llegado a un buen nivel. Ello debe motivar a luchar para estos chicos y chicas que pueden ser, en el futuro, fundamento de nuestra sociedad.
A continuación expondremos vivencias reales, de alumnos con altas capacidades que después de ayudarlos han conseguido sus objetivos. Eso es lo que desearíamos para todos.
La primera experiencia que presentamos es la de una alumna que estaba cursando Educación Secundaria (12 años), muy brillante, pero con dificultades de adaptación al grupo y a los profesores, y viceversa.
A continuación, veremos la evolución de una chica que está ya en la universidad cursando primero de medicina. Y para concluir, la historia de dos chicos que ya han terminado sus carreras. De esta manera se puede ver una evolución completa.
1. Marta. Alumna de Educación Secundaria (12 años)
✓ Biografía de Marta. La madre nos explica:
Marta empezó a andar tarde, a los quince meses. También se retrasó en el hablar. A los dos años y medio comenzó, pero enseguida supo decir palabras y frases muy completas.
Controló los esfínteres a los dos años. Al comenzar en la guardería, me dijeron que aprendía muy rápido. En la escuela siempre ha ido muy bien, es muy autodidacta y responsable en el trabajo.
A los cinco años participó ya en colonias y se mostraba muy feliz con todas sus compañeras y compañeros. En las etapas de Infantil y Primaria, no tuvo ningún problema de socialización, fue muy popular y siempre la invitaron a las fiestas de cumpleaños.
Pero al llegar a Secundaria todo ha cambiado. No se siente aceptada por sus compañeras y sus profesores no la entienden. Incluso su carácter ha cambiado, es más rebelde, aunque sin olvidar sus obligaciones escolares. Es una estudiante brillante en todas las áreas menos en el deporte, cosa que ya vamos potenciándole.
Se le ha realizado un estudio y su perfil es el de una alumna superdotada. El curso pasado me aconsejaron una aceleración, pero a nosotros nos pareció que no era lo mejor para nuestra hija y no lo aceptamos. No queremos que ella se crea demasiado que es tan brillante.
Actualmente estamos muy angustiados, pues la vemos muy desmotivada y hace mal los exámenes para ver si así es más aceptada. Ella nos explica que quiere ser normal: «qué culpa tengo yo, de aprenderlo todo enseguida».
Nosotros deseamos, por encima de todo, que nuestra hija sea feliz.
✓ Resumen de mi vida (Autobiografía). Marta nos explica:
De la época de mi primera infancia, no recuerdo gran cosa. Cuando comencé la escuela ya mi madre me había enseñado a contar hasta 30. Después recuerdo que siempre dudaba de si Juan se escribía con G o con J.
Los recuerdos más claros comienzan cuando nació mi hermano. Entonces yo tenía casi cuatro años. A partir de este momento lo recuerdo prácticamente todo, los celos, que jugaba con él como si fuera un muñeco…
Referente a la escuela, recuerdo ir bastante avanzada. Me gustaba muchísimo leer; los números siempre me han encantado y aún hoy voy por la calle y me fijo en las matrículas de los coches y calculo si son divisibles por tres.
A los cuatro años iba a clase de inglés y de música. En mi casa me avanzaban el temario, sobre todo mi abuelo.
A los siete años, empecé a tocar la guitarra. A los diez hacía teatro y jugaba al tenis. Más adelante dejé el tenis para aprender mecanografía e informática.
En el ciclo superior, continuaba con mi ritmo avanzado, pero sin destacar demasiado. Cuando ingresé en el instituto, todos los profesores se dieron cuenta que tenían una alumna con un nivel superior al resto de la clase y por ello podía ir más avanzada. Querían que adelantara un curso, pero mis padres no lo quisieron y yo tampoco.
En este curso todo ha empeorado, la mayoría de profesores piensan que no necesito ayuda, que puedo hacerlo todo sola, sin ayuda y no es así. Yo necesito la misma ayuda que cualquier compañero/a, más trabajo, pero no más fichas iguales sobre el mismo tema, que ya sé de memoria. Por todo eso he bajado el rendimiento y me encuentro desmotivada. Confío en poder solucionar el problema pronto. En casa, por este motivo, se han enfadado muchas veces, yo me quejaba, pero continuaban sin solucionar nada. Es un sentimiento de impotencia muy fuerte, que contribuye que aún vaya, a clase, más desmotivada. En el 2.º trimestre deciden mis padres cambiarme de centro.
También me han saturado la agenda de actividades extraescolares. Sigo con música, guitarra, inglés, teatro y básquet.
El básquet y el teatro son mi pasión. Cuando práctico básquet me doy cuenta de que no todo me sale bien a la primera, que tengo que esforzarme para que me salga bien. Que no sirve de nada sacar buenas notas, se han de hacer puntos, tirar canastas y correr. Me gusta porque allá importa el equipo, los botes, los pasos, los dobles, las faltas. Al principio me enfadaba cuando no me salía bien una cosa, pero practicaba y practicaba hasta que me salía.
El teatro, es una manera de estar más relajada, tranquila, porque en el escenario no soy yo, sino un maniquí que lo puedes vestir del personaje que tú quieras.
A pesar de todo esto también tengo tiempo para estudiar, leer libros, hacer los deberes y divertirme. Bien, ésta es mi vida.
✓ Opinión de la tutora y la Psicóloga del Centro Escolar actual
Es una alumna muy brillante, tan brillante que en estos momentos, pensamos que es más que superdotada, es un verdadero genio.
Llegó a nuestro centro en el mes de enero, con la propuesta de promocionar un curso, ya que al cambiar de instituto por problemas de adaptación, ella aceptó, pensando que nadie se iba a enterar que había adelantado un curso y estaría mejor con compañeras mayores.
Pasa un més en el grupo de tercero de ESO (13 años) y nos damos cuenta de que se aburre y que podría estar en cuarto curso rindiendo como la mejor. Nos reunimos los profesionales, y decidimos combinar asignaturas de los dos cursos, pedimos permiso al inspector de zona, preparamos un programa individual combinando los horarios de tercero y cuarto, cuidando que no se solapen las asignaturas a las que tiene que asistir.
Pensamos que con una hora de tutoria semanal, orientando a Marta en los trabajos complementarios de las asignaturas a las que no puede asistir pero que no se pueden olvidar, completaríamos las lagunas que se producen en las aceleraciones. Le dejaremos dos horas de estudio semanal para no sobrecargarla en horario extraescolar. Ella trabajará sola, con la supervisión de la tutora, presentando mapas conceptuales y ayudando a los compañeros que tengan mayor dificultad en estas materias; de ese modo tendrá que preparar esas materias.
Como domina el Inglés, empezará Alemán, pero en segundo curso, porque el primero es muy elemental.
Presentamos el proyecto a los padres y a Marta. Para ella es un reto y le hace mucha ilusión. Los padres aceptan. Preparamos a las alumnas nuevas que la van a recibir y una de ellas será la que hará de apoyo y puente con las demás.
Termina cuarto con buenas notas y se adapta muy bien con las compañeras de curso, está muy feliz y a gusto pero ha tenido que dejar el teatro por problemas de horarios. Para ella ha sido un sacrificio porque allí disfrutaba mucho.
Este año ha cursado primero de Bachillerato, con un promedio de excelente y ha ido a ampliar conocimiento en la Universidad. La adaptación continua siendo excelente.
Durante el verano ha estado trabajando un mes, en un centro de investigación sobre el Alzheimer, mañana y tarde y el otro mes ha estado en Toronto practicando el inglés.
Las profesoras, los padres y la psicóloga del Centro la han potenciado mucho. Ella dice ahora: «de no haber cambiado de centro, habría repetido segundo y no sé que sería de mí».
2. Ana. Cursa actualmente primero de Medicina
La experiencia de Ana, como una niña de altas capacidades, no ha pasado desapercibida para los maestros, compañeros y profesionales de la escuela, y menos para su familia.
Es un claro ejemplo de superdotación. Necesitó una aceleración de curso en primaria y otra en secundaria y aún así tuvieron que hacer un enriquecimiento del currículum dentro del aula.
Mostraremos un escrito de ella cuando cursaba 2.º de bachillerato, seguido de la biografía escrita por su madre en la cual nos explica los recuerdos más sorprendentes y cómo ha vivido la experiencia.
✓ El paso del tiempo (escrito por Ana)
Muere la tarde y ya casi no dan sombra los árboles, el cielo se llena de pinceladas de diferentes colores y regresa la princesa de la noche que se proyecta en el charco. La tierra oscurece y se ve iluminada por las pocas estrellas que brillan esta noche. La luna acaricia las nubes que reposan sobre un cielo tenebroso.
Y tal como ha llegado, se marcha dando paso a la aurora. Viendo amanecer, las horas se van juntando sin prisas ni horarios, dejándose devorar por el paso del tiempo. Por las mañanas del porvenir camino con mi sombra sin saber dónde ir. Sólo veo penas, fatigas, turistas y días sin fin.
Y retornan momentos pasados, momentos que se repiten día a día, momentos que nunca dejarán de existir. Vuelve a oscurecer. El tiempo pasa, la luna llega y el sol se va. Pero sé que habrá un nuevo día, volveré a ver mar y montaña, respiraré un aire nuevo.
Mañana lo haré bajo sol o sombra, bajo frío o calor, bajo lluvia o viento. Todo mientras trabajo, duermo, vivo… Así se agonizan las horas, minuto a minuto, los hechos se repiten pero… no se repiten las horas. Porque cada hora es hora nueva, nada es como era, cada instante es particular. Trabajo, duermo, vivo, sueño… quiero recoger los buenos instantes. Todo pasa y no vuelve, y si vuelve es diferente. El ayer ya es recuerdo, sólo el ahora es presente y lo que está por venir es futuro. Cada estrella brilla con luz nueva cada noche, cada ola del mar danza a diferente compás. Ni la espuma es como era, las nubes se hacen y deshacen con formas irrepetibles. Nunca se repiten dos sonrisas, nunca se repiten dos miradas. Todo es un estallido de existencia, cada momento pasa y no regresa… todo es… el paso del tiempo.
✓ Biografia de Ana. La madre nos explica:
A los pocos días de vida la mirada de Ana era fija, profunda, y transmitía un lenguaje lleno de contenido, básicamente era una mirada de agradecimiento.
A los dos meses me miraba y reía, pero no como reflejo sino con intención, que ya era como el inicio de una madurez que comenzaba a no corresponderse entre su edad cronológica y la real.
A los cuatro o cinco meses le compraba puzles y juegos de figuras para ordenar en el espacio. Los terminaba en un minuto. A la segunda vez de hacerlos ya se lo sabía de memoria.
Recuerdo que, un día su abuela estaba tendiendo la ropa en el patio y dijo: «Ahora por cuatro pinzas tendré que subir a la terraza». Al darse la vuelta se asustó, al ver que la niña, que gateaba por allí cerca, a su alrededor, no estaba. Entró dentro de la casa y la encontró bajando la escalera prudentemente, sentándose en cada escalón, y sosteniendo el cestito de las pinzas, que estaba en la terraza de arriba.
Siempre ha tenido una gran voluntad para ayudar a los demás.
Al año hablaba con mucha claridad. Al año y medio explicaba con todo detalle el cuento de la ratita presumida.
A los dos años empezó la escuela y al cabo de medio año ya leía.
A los tres años leía muy deprisa. En la clase, quien acababa primero de realizar el trabajo era «premiado», permitiéndole ir al rincón de los juguetes. En este lugar estuvo la niña casi siempre, hasta los seis años. Ahora con los conocimientos que poseemos se nos habría encendido la luz roja y habríamos comprendido que esto era el principio de soledad que le acompañaría durante toda su escolaridad.
Mientras tanto, ella era la elegida por sus compañeros, cuando se trataba de hacer cualquier cosa significativa. No es necesario decir que sus trabajos siempre fueron los que se escogían para presentar a la directora del centro escolar, a final de curso.
A los cuatro años, aprendió a multiplicar, por su propia iniciativa. Un día de verano, pidió a su padre que le explicara las tablas de multiplicar. Su padre empezó por la del uno, pero ella pidió las otras, llegando hasta la del cinco, agotando a su padre, y ella aún quería más. A pesar de esto nosotros creíamos que, como la escuela utilizaba un método novedoso de estimulación precoz, era natural que la niña fuera tan avanzada.
Comenzó la Escuela Primaria. Su profesora nos dijo que al preguntarle si se aburría ella contestaba siempre que no. Cuando yo le pregunté, en casa, me respondió: «Claro que sí, pero con lo que se esfuerza la maestra, ¿cómo le voy a decir que me aburro?».
La maestra le preparaba fichas de enriquecimiento de los contenidos, eso era un trabajo extra para ella, pero era una profesional con muy buena voluntad y responsabilidad. ¡Qué suerte durante estos dos años (primero y segundo de Primaria)! A final de curso hicieron una obra de teatro y la única alumna que supo su papel de memoria, fue Ana. Además se sabía todos los papeles de los demás. La maestra, siempre, nos decía que era especial, pero que al mismo tiempo se mostraba tan normal y sencilla, que le resultaba difícil verla como un caso especial, porque su comportamiento era demasiado normal para poderla considerar como una persona con altas capacidades. En el fondo lo que ocurría era que ya ejercía una «prudencia» y buscaba una forma de «no hacerse notar», comenzando así a reprimir sus expresiones, cosa que de alguna manera la hacía ser menos feliz. Así, por ejemplo, ella nunca levantaba la mano, cuando la señorita preguntaba, quién sabía una determinada respuesta.
Nunca jugó con juguetes convencionales, excepto cuando venían sus amigas a casa. A ella no le gustaba ir a jugar a las casas de sus «amigas». Incluso buscaba excusas cuando le invitaban. Prefería quedarse en casa y jugar sola, confeccionando sus propios juguetes. Por ejemplo una vez, jugaba a tener una tienda de bolsos y confeccionó todos los bolsos, recortando, pintando, inventando diferentes modelos… Nosotros éramos los compradores. De la misma manera confeccionó un catálogo de cortinas y después una máquina registradora, otra de pasar las tarjetas de crédito, etc… Trabajaba horas y horas y cuando llegaba propiamente el momento del juego (comprar/vender) entonces se acababa el juego.
Llegamos al tercer curso de Primaria y ya no tuvo una maestra que le preparara trabajos específicos. Esto le supuso tener que ir al ritmo general de la clase y empezaron las dificultades. El sentimiento de fatiga se hizo insoportable. Decía que no podía resistir las repeticiones y que la cabeza le explotaba. A menudo llegaba de la escuela con las mejillas enrojecidas. Ahora sabemos que le embargaba un sentimiento de rabia, común a todas las personas que normalmente se vuelven intolerantes si no saben a qué se debe su malestar. Tenía mal humor y casi cada día dolor de cabeza. Me cansé de darle aspirinas. Cuando tuvimos el asesoramiento adecuado, supimos que el cerebro de las personas superdotadas necesita consumir más azúcar del que les aporta su sangre. A partir de entonces en vez de aspirinas se le dio un caramelo, en el momento de crisis y… «todo arreglado». Esa situación le hacía tener unas ganas de comer de manera compulsiva, porque al no saber la solución rápida del caramelo, ella ya sabía que comiendo se le calmaba el dolor de cabeza.
Como hacía bien y rápido los trabajos escolares, la mandaban hacer encargos para la escuela. Así fuimos pasando los días hasta que llegamos al ocho de enero, cuando había que volver a la escuela pasadas las vacaciones de Navidad. Ana hacía nueve años el día siete de enero y todo parecía que sería alegre y feliz con regalos de Reyes, de aniversario, etc…; pero todo se convirtió en llanto y amarguras. Al preguntarle que le pasaba, nos contestó que no quería volver a la escuela.
No quería hablar de ello, no sabía qué le pasaba y justo cuando había que volver al centro escolar, manifestaba una fobia insoportable, porque decía que se sentía como un «bicho raro» en medio de sus compañeros/as. No le interesaban ni los compañeros/as, ni la maestra, ni los regalos, ni la escuela, (nos lo confesó a la una de la madrugada, después de haber pasado todo el día en la cama llorando, sin querer ver a nadie). Cayó en una depresión.
Entonces fue cuando nos comenzamos a preocupar y hablamos con la maestra de los cursos anteriores… Ella nos recomendó hacerle unas pruebas, que le salieron muy bien. Nosotros no sabíamos interpretar que quería decir exactamente todo lo sucedido, por eso consultamos con un especialista en temas de superdotados.
Le pasaron unos tests y confirmaron el diagnóstico, era superdotada. Como madre tuve que leerme algunos libros y me quedé perpleja, pues parecían escritos por mí.
Se nos planteó la conveniencia de acelerar un curso. Confiamos con nuestro asesor, ya que nos acertó muchas cosas y además porque con él podíamos hablar de lo que nos sucedía, cosa que no podíamos hacer con los demás padres ya que no teníamos nada en común. Por ejemplo, cuando en segundo de Primaria todos los padres consideraban que los alumnos tenían que ir demasiado tarde a dormir, por culpa de los deberes, nosotros no teníamos este problema ya que Ana los hacía en cinco minutos, sentada en el suelo, mientras miraba los dibujos animados de la TV. Nosotros teníamos que callar porque no era nuestro problema.
En el tercer curso inscribimos a nuestra hija, en un gimnasio extraescolar, ya avanzado el curso, y al cabo de dos meses, la profesora la hizo presentar a una competición. Ganó. ¡Pero esto fue un motivo explicito de rechazo de sus compañeros!
Mientras tanto le premiaban poesías, alguna de ellas galardonadas por el Ayuntamiento. Hacía ballet clásico y casi cada año le concedían el «Honours» en el examen de la Royal School of London. También tocaba el piano y el violín, desde los cuatro años. La profesora de violín nos decía que nunca había tenido una alumna como ella.
Saltó el cuarto curso de Primaria. Superó el quinto con un «Excelente» en todas las materias. La profesora nos comentó que después de tres meses le parecía que Ana se aburría otra vez.
El sexto curso no se podía saltar y Ana lo pasó muy mal. Se le dio permiso para no tener que asistir a todas las horas de clase. Entonces iba a una academia, en horas lectivas, a aprender lenguaje informático y programación. A los diez u once años ya sabía programar páginas web.
En primero de ESO, fue posible una segunda aceleración. Al cabo de pocos meses los profesores comentaban: «Este año, Ana ríe». El curso anterior eran constantes los dolores de cabeza, la rabia, el mal humor, la desidia, la agresividad… No quería salir con las amigas, no quería salir de casa ni ir con sus padres, se consideraba demasiado mayor y le parecía que hacia el ridículo.
Manifestaba una sensibilidad para las cosas que preocupaba a la gente mayor y por lo que pasaba en el mundo tanto en el aspecto social como en el político… Nos quedábamos asombrados por las frases que construía y por su capacidad de síntesis, que hacía que sus palabras fueran como una sentencia; pero que he olvidado. Aún le dura este estilo, pero ahora no hay el componente extra de su corta edad.
En segundo de ESO le eximieron de asistir a las áreas que le resultaban más aburridas: catalán y castellano. Durante estas horas hacía de profesora de refuerzo a las alumnas inmigrantes. Como se tenía que preparar las clases aún aprendía más. También les enseñaba ciencias naturales, que era una asignatura de primero de ESO, que de otra manera ella no habría estudiado.
El tercer y cuarto curso de ESO fue pasando. Me decía «el alemán (que había empezado a aprender a los nueve años) y el piano me salvan la vida».
Cuando llegó la hora de empezar el Bachillerato se alteró de tal manera que parecía un caballo desbocado. Necesitaba retos. Tuvo claro que lo único que podía experimentar, para poner un poco de emoción en su vida, era cambiar de colegio. Le daba igual el que fuera. Solo tenía la necesidad de ver otras maneras de hacer, de conocer gente nueva, de pensar que en otro centro nadie sabría nada de su historia. Así lo hicimos. Nunca hemos podido convencerla de hacer alguna cosa diferente de la que ella ha tenido en su mente. Siempre ha luchado obstinadamente, pero siempre se ha salido con la suya. Hemos podido constatar que al final, su coherencia era incuestionable.
Sabíamos que esta vez iba a tener éxito. Llegado el momento cambió de centro escolar. Terminó el primero del Bachillerato con un «Excelente» en todas las áreas y además le concedieron una beca por un trabajo de investigación. El segundo curso lo terminó con matrícula de honor en la doble especialidad de bio-sanitario y tecnologico. Le concedieron otra beca por haber conseguido un excelente en la Selectividad.
Estaba claro que el resultado indicaba que tenía que ir a la Universidad, pero no sabía que carrera escoger. Sólo sabía que escogería la profesión que tuviera muchas matemáticas y física, materias que la fascinaban. Se informó que la carrera de ingeniería de caminos, canales y puertos tenía estas materias. Entonces se dijo: «Ya está». Se matriculó en dicha carrera, empezó, pero al cabo de dos meses vio que el trabajo que haría el día de mañana no era lo que se imaginaba y no tenía afinidad con sus compañeros, todos muy listos, pero con un perfil y unas inquietudes diferentes de las suyas.
Dejó la carrera, pensó que si fuera capaz de superar su aprensión le gustaría estudiar Medicina y, como ya estaba instalada en Barcelona y se había adaptado muy bien, a pesar de tener sólo dieciséis años, fue durante un mes como oyente a la Facultad de Medicina. Allí encontró su vocación, aunque era demasiado tarde para matricularse en dicha Facultad. Se dio el caso de que parecía que, al año siguiente, comenzaría en su ciudad, una nueva Facultad de Medicina. Después de informarse y valorar la situación, decidió tomarse un año sabático mientras esperaba poder comenzar en la nueva facultad. Volvió de Barcelona a mediados de diciembre.
En enero del 2008, continuó sus estudios del alemán, inglés y comenzó el francés. Se examinó en junio, sacando notas muy brillantes y así finalizó el quinto curso en la Escuela Oficial de Idiomas, tanto en el idioma alemán como en el inglés. También se sacó el carnet de conducir (la parte teórica).
Actualmente cursa 3.º de Medicina y está pletórica de felicidad. Ahora Ana es ya mayor, tiene muchas amistades y el mundo universitario le abre muchas posibilidades. Las notas han sido todas de matrícula y los veranos por petición de la misma Universidad, hace allí trabajos de investigación.
Ella un día me dijo: «Siempre he ido al colegio a retrasarme. Ahora esto ha terminado».
3. Luis. Compositor y profesor de Tecnología de la Música
Ha seguido el ritmo normal de escolaridad, a pesar de que los profesores viendo sus altas capacidades querían acelerarlo. Fue necesario cambiarlo cuatro veces de centro, además de muchas actividades extraescolares. Sus padres eran muy conscientes de sus necesidades. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.
✓ Biografía de Luis. La madre, maestra y psicóloga, nos explica:
Cuando era muy pequeño ya quería hacerlo todo él solito, sin ayuda. Empezó a hablar muy pronto. Controló los esfínteres, tanto de día como de noche, desde muy pequeño y aprendió a leer precozmente.
Al comenzar el parvulario me decía: «¡mamá! Los niños de la escuela no saben jugar». De mayor se quejaba de que con los niños no se podía hablar.
La maestra de preescolar tenía esta opinión de él: «Este niño tiene una gran disposición para aprender y para trabajar, es respetuoso, obediente y sabe escuchar. Se adapta perfectamente a todo y a todos, por eso sus compañeros lo aceptan y valoran. Es un niño con mucha personalidad, está muy seguro de sí mismo y es capaz de concentrarse en todo lo que hace. Además es tranquilo y sereno. Demuestra tener capacidad de iniciativa y creatividad».
Se podría decir que se hizo mayor muy rápidamente. Nunca quiso que nadie la ayudase a hacer los deberes «Yo solo, mamá, yo solo» me decía siempre. Recuerdo que un día yo quería ayudarlo a buscar una cosa en la enciclopedia y él no quiso. Estuve observándolo y lo consiguió solo.
Como actividades extra-escolares, hacía natación (obtuvo una copa en los campeonatos de Cataluña), básquet e iba a la Escuela de Música donde comenzó a aprender tres instrumentos: guitarra, piano y clarinete. Tenía que ir con alumnos mayores, porque superaba los cursos muy rápidamente. De mayor estudió inglés.
EGB, BUP, y COU los pasó con muy buenas notas, pero cambiando de centros, siempre buscando una escuela con niveles más altos, pues se aburría.
Cuando estudiaba, como descanso, tocaba la guitarra, el piano o el clarinete, pero no salía de la habitación ni pensaba en comer. Sus amigos, los del conservatorio de música, siempre eran mayores que él porque iba en clases más avanzadas.
Ha sido siempre muy responsable, cuando tenía exámenes, decía que no podía salir con los amigos porque no se lo pasaría bien ya que tenía que estudiar.
Este es su Currículum:
— Ingeniería Técnica en telecomunicaciones, especialidad imagen y sonido.
— Ingeniería superior electrónica, especialidad en imagen y sonido.
— Formación en el conservatorio superior municipal de Música: piano, clarinete y guitarra. Estudios de composición, armonía y cursos de música de cámara.
— Otros: conocimientos informáticos de programación, simulació, sistemas operativos, ofimática, aplicaciones software musical, idiomas, habla inglés con tanta fluidez como el catalán y castellano. También tiene cursos de fotografía.
— Experiencia profesional: trabajó como ingeniero de sonido en unos estudios de grabación. Grabaciones de los artistas: Lluis Llach, Macaco, Sopa de Cabra, Gossos, «Jarabe de Palo», «Loquillo y los Trogloditas», «Lax’n Busto», Enrique Bunbury, The King, Marta Méndez, Andrés Calamaro… y otros.
— Profesor de Música, segundo premio del concurso de jóvenes compositores, miembro de un grupo pop, (él componía los temas) y de una coral. Ha realizado giras por Italia, Alemania y España con una orquesta.
— Trabajó como voluntario internacional, en un campamento de verano para niños problemáticos, en el País de Gales.
— Actualmente es el profesor más joven del Imperial College de Londres. En el tiempo libre compone música para anuncios de TV y para cine. Acaba de salir un disco compuesto por él, combinando música clásica y moderna, con cantantes de prestigio, que tiene mucho éxito en Londres. También da conciertos solidarios.
Él me dice: «mamá, puedes estar contenta de que esté en Londres, pues hago las cosas que me gustan y para ser feliz sólo se necesita hacer lo que te gusta».
4. Juan. Diseñador gráfico
A los tres, cuatro años, sus dibujos eran muy ricos y creativos. A los cinco años recibió un premio nacional, en un concurso. Continuó siempre haciendo actividades extraescolares de dibujo y pintura. Cuando iba de viaje dibujaba los paisajes que le gustaban. Actualmente ha terminado la carrera de diseño gráfico por ordenador, especializándose en comunicación gráfica. Todo su trabajo está relacionado con el talento artístico.
✓ Autobiografía de Juan. Él mismo nos explica:
«Desde muy pequeño mi afición por los lápices de colores quedó patente en la multitud de papeles que iban cayendo en mis manos y que rápidamente llenaba. Fue en el último curso de preescolar cuando la maestra intuyó, en mi forma de plasmar la realidad, alguna cosa más que una simple afición. De manera que recomendó a mis padres que fuera a clases de dibujo y pintura para ir desarrollando mis incipientes habilidades artísticas. En un principio asistía a las clases que daba para niños la artista Emilia Xargay y después seguí mi formación en el estudio de Cati Llorens, donde pasé muchísimo tiempo aprendiendo diferentes técnicas y experimentando diferentes procesos creativos. Simultaneamente asistí a algunos cursos de ilustración naturalista con el maestro Carles Puche.
A los 17 años descarté la idea de estudiar veterinaria y empecé a valorar muy seriamente la opción de continuar mi formación en el ámbito de la comunicación y la expresión artística. Finalmente entré a estudiar en la “Escuela Elisava” de Barcelona especializándome en comunicación gráfica.
Posteriormente me interesé por la fotografía como medio de expresión hasta el punto de montar mi propio estudio de fotografía. Actualmente compagino la creación en el ámbito del diseño, la ilustración y la fotografía. A pesar de las dificultades que comporta abrirse camino en este sector, estoy contento de no haber dejado de lado este aspecto de mi persona que desde tan pequeño ha estado presente en mi vida».