A Emilia Forch

Y sin embargo, cuando contemplé aquel feo ídolo en el espejo, fui consciente no de una repugnancia, sino de una sensación de bienvenida. También era yo. Parecía algo natural y humano. Ante mis ojos era una imagen más viva del espíritu, parecía una individualidad mucho más completa que la imperfecta y dividida a la que acostumbraba a llamar yo.


Robert Louis STEVENSON

El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde