Capítulo 20:

SE ha hecho tarde. Aunque ha sido una cita muy especial, debe marcharse. Mark lo entiende, pese a desear pasar el resto de la noche junto a ella. Simone se despide de él dentro del vehículo. A pesar de su escepticismo, siente una ligera añoranza al bajar de él, nunca imaginó que el hombre que conoció lanzando piedras al río hubiera sido capaz de arrancarle un pedacito de corazón.

—Quiero volverte a ver, Simone.

Ella sopesa la proposición.

—Lo he pasado muy bien contigo, pero todavía hay un asunto que debo resolver ─hace una pausa reflexiva─,luego ya no habrá ningún impedimento.

—Te esperaré en Le Rostand, no me falles. Tómate tu tiempo.

Ella se contenta con esas palabras y se despide tímidamente con un delicado beso en la comisura de sus labios. Mark espera a que abra la puerta.

—¡Mark! ─él asoma su cabeza por la ventanilla─el puente de los deseos...

—¿Si?

—Es el Pont Marie ─añade con una sonrisa pícara.

Mark se golpea la frente.

—Mi deseo se ha cumplido. espero que el tuyo también.

Simone hace volar un beso en su mano y se aleja tras el portal.

Procurando no hacer ruido, hace rodar la llave en la cerradura y entra a oscuras en el piso; se deshace de sus ruidosos tacones en el vestíbulo y entra en silencio hacia el comedor. En el sofá se halla tendida Eurielle, el televisor encendido ilumina parte de su cara, recostada sobre un almohadón.

—Hola, Simone ─susurra ella desperezándose con un estiramiento.

—Pensé que ya estarías dormida.

—¿Cómo ha ido tu cita? ─pregunta curiosa.

Ella suspira dejando caer su cuerpo en el otro sofá.

—Genial.

—¡Eso es fantástico!

—No lo creerás, Eurielle; nunca había conocido a alguien igual.

—Me alegro muchísimo Simone, te lo mereces.

En el televisor aparece una imagen. Es un hombre robusto, la piel arrugada y moteada por manchas marrones. La presentadora se dirige a la cámara.

Ahora sí podemos confirmar la muerte de Samuel Lyon, hallado muerto en su mansión en las afueras de Toulousse. Todavía se desconocen del todo los hechos, pero sí podemos adelantar que se trata de un asesinato sin intento de robo. El crimen es probable que este asociado a un posible ajuste de cuentas, ya que en 2005 el famoso escritor fue asaltado en las afueras de Montpellier. Seguiremos informando.”

—¡Dios mío! ─grita Eurielle.

Simone ha enmudecido al reconocer esa imagen, y se lamenta con un sentimiento interior que la advierte del conflicto en el que se ha metido.

—¿Quién era este tipo? masculla Simone

—Santo cielo, Samuel Lyon era un escritor muy importante. Quién quiera que sea el asesino habrá tenido muchas agallas para atentar contra él.

Inquieta entre las sábanas, Simone comienza a experimentar un nuevo sentimiento. Si de algún modo ha dejado un rastro de huella, la policía no tardará en descubrir su identidad. Y debe barajar la posibilidad de huir de París en cuanto todo acabe. Por otro lado, le persigue el recuerdo de Mark, desearía que todo ahora fuera más simple, que fuera capaz de dejar aparte el lado negro que la acecha.

Cinco días. Dinero en mano. Eneko ha de desaparecer de su vida. Y aún le espera una sorpresa. Algo tan atroz que ella nunca hubiera imaginado.