Interludio
—¿Y cómo es que no te viniste, Juanito? Hubieras flipado al ver lo que encontramos…
—Ya me lo ha contado Diego. Pero si te soy sincero me hubiera gustado más ir por ver cómo Alicia y tú os poníais a discutir. Vamos, que según Diego lo único que os faltó fue una piscina de barro…
—Joder, ya veo que nuestra discusión ha sido lo que ha levantado más pasiones…
—Cariño, es que todo el mundo anda diciendo que lo que os falta es echar un polvo para aliviar las tensiones.
—¡Qué cachondo! Si por todo el mundo te refieres a Pedro y Pilar, pues sí, todo el mundo lo dice… Pero me parece mucho más importante lo que hemos descubierto.
—Ya lo sé, boba. Pero lo otro no deja de tener su interés…
—Parecéis el equipo de Salsa Rosa, Juan. ¿Os parece más interesante una tontería como esa que el hecho de que los dos principales colectivos gays de Madrid estén cometiendo un fraude?
—Que no, tonta. Eso me parece muy fuerte. Pero ¿cómo es que no habéis ido a la policía todavía?
—¿No te lo ha contado Diego?
—No, apenas hemos hablado del tema… Cada vez que lo hace se le hincha la vena del cuello…
—Alicia quiere investigar algo más en el GYLA. No sé qué coño piensa que va a encontrar ya… Pero vamos, como en un par de días no hayamos ido, pienso hablar con Pedro para denunciarlo yo. Oye, ¿cómo está Diego?
—¿Con todo esto? Si te soy sincero, está inaguantable. No hace más que despotricar todo el santo día. Hoy ha ido a la oficina y me ha dicho que se ha dedicado a preparar su curriculum y a mirar ofertas de trabajo por Internet. Y ahora, en vez de estar haciendo el trabajo de calle, le tengo metido otra vez en Internet buscando ofertas interesantes…
—Ya, como no puede pedir el paro…
—No seas cruel, Ruth. A ver cómo te sentaría a ti que después de cinco años pringando y cobrando un sueldo de mierda, te encontraras con que ni siquiera vas a recibir una compensación…
—Que sí, tío, que era una broma. Si yo fuera él ya habría estrangulado a los culpables con mis propias manos…
—Es que, joder, tía. No hago más que pensar en la que se puede montar, que dentro de nada es el orgullo…
—¿Y qué, Juan? ¡Como si el orgullo dependiera de los colectivos! Mientras haya locales con enormes carrozas y tíos cachas con tangas microscópicos luciendo paquete la gente ni se dará cuenta de que el GYLA y el GYLIS no participan.
—¿No van a participar?
—No lo sé pero si para el orgullo ha salido todo esto a la luz no creo que se atrevan a dejarse ver por allí…
—Ya, se arriesgarían a un linchamiento público…
—Eso como mínimo… Pero a mí lo que más me preocupa es lo que puede pensar la opinión pública.
—¿Y eso?
—Quiero decir que si los heteros ven esto van a pensar que todos somos así. Ya sabes como es la peña, ven un marica con pluma y se piensan que todos sois iguales. Si ahora ven que cuatro maricas han montado un fraude van a llegar a la conclusión de que todos somos unos mafiosos.
—No creo que sea para tanto…
—¡Parece mentira que no conozcas a la gente! Además, seguro que Don Rouco Corleone y sus secuaces estarán a la que salta para que esa imagen sea la que prevalezca y así puedan seguir con su cruzada contra gays y lesbianas. Putos colectivos…
—Putos colectivos, no, putos cabrones que se hicieron con el poder dentro de ellos y han pervertido los objetivos iniciales…
—Oye, Juanito, que ya tuve bastante con la discusión entre Alicia y yo, ni quiero ni necesito volver a tener una batalla dialéctica sobre el tema con nadie…
—¡Eh, nena, tranquila! Si ya sabes que yo estoy de tu parte, con algunas matizaciones pero de tu parte…
—Pero tienes razón, sí que es mala suerte que todo esto vaya a saltar justo antes de la mani…
—O buena suerte, quizá no sea tan malo después de todo…
—¿Tú crees, Juan? Esto va a ser publicidad negativa…
—Pero a partir de ahí la política de los colectivos podría cambiar, buscar una alternancia en el poder. No dejar que nadie sea presidente más de un año, hacer auditorias periódicas, vigilar más estrechamente qué se hace con el dinero… No sé, hacer lo que se pueda para evitar que algo así vuelva a pasar…
—Pues ya veremos qué pasa…
—Con eso y con Alicia, ¿no?
—Que te tires tú también de la moto, Juan. Que antes me presento a presidenta del GYLA…
—Entonces Alicia sería tu consorte…
—¡Puuufff! Vaya panda de pesados tengo por amigos…