Capítulo 4

Saca el mejor partido de ti mismo

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En este capítulo

Image Cómo avanzar rápidamente

Image Cómo ampliar el rango de tus capacidades

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En el presente capítulo darás los primeros pasos en tu recorrido de coaching mediante un mayor conocimiento de ti mismo. Para empezar, piensa en tus puntos fuertes como recursos valiosos con los que puedes contar en cualquier momento. Entenderás que aquellos aspectos que considerabas debilidades son mucho menos importantes de lo que creías. Será el momento de conocer algunas actitudes y conductas que quisieras adoptar —ser más organizado o tener habilidades para hablar en público, por ejemplo—, y empezarás a experimentar con otras formas de abordar la realidad. Ante todo, te darás cuenta de que tienes un estilo único que puedes desarrollar para conseguir una personalidad más plena y ser más auténtico.

Ten en cuenta que tienes dones únicos

Cuando eras pequeño nunca pensaste en que, ya que gateabas tan bien, tu destino sería gatear durante el resto de tu vida porque era tu principal fortaleza. Incluso, cuando empezabas a caminar y te caías con más frecuencia que los demás niños de tu edad, nunca te diste por vencido. Pronto pudiste caminar tan bien como habías gateado.

Sin embargo, muchas personas se estancan a medida que crecen porque se refugian en ciertos calificativos (por ejemplo, “yo no puedo con la ortografía”). Uno empieza a darse cuenta de que hay cosas que se le facilitan e ignora lo que le cuesta trabajo. Los demás, incluidos tus padres y tus maestros, posiblemente refuercen esa conducta diciéndote que tienes aptitudes para la música, pero que el campo del arte no se te da muy bien. Puesto que desde muy temprano aprendes que las cosas bien hechas reciben reconocimiento, tiendes a hacerlas en busca de las puntuaciones más altas y fáciles de obtener.

Esto no esta mal, en absoluto. Posiblemente esta actitud te ha dado muchas satisfacciones: excelente calificación en un examen, un triunfo en tu deporte favorito o un ascenso en el trabajo gracias a tus dones naturales.

Probablemente también has sufrido frustraciones y sientes que algunas cosas simplemente están fuera de tu alcance. A pesar de tus múltiples esfuerzos, te sigues sintiendo inepto frente al ordenador, o es la séptima vez que te presentas al examen de conducir y no lo apruebas, y ya no te parece gracioso. La gente tiene una gran capacidad de adaptación y encuentra soluciones para no hacer lo que no le gusta o le cuesta. Deja los asuntos informáticos en manos del compañero o sigue viajando en autobús. Pero aunque es posible evadir situaciones y nadie se da cuenta de que lo haces, no te engañas a sí mismo.

Imagínate capaz de afrontar y asumir cualquier reto, todo lo que se te presente. Piensa en ti mismo frente a montones de datos que se te facilitan y también frente a algunos que, por ahora, tendrás que afrontar con talentos todavía ocultos. Considera tus “debilidades” como simples aspectos de tu personalidad y no de los más importantes. Puedes buscar un cambio de mentalidad con ideas como éstas:

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¿Qué haces muy bien?

¿Te es fácil ver tus puntos fuertes? Posiblemente te cueste, por una de las siguientes razones:

¿ Te das cuenta de que muchas veces lo que piensas de tus puntos fuertes está relacionado con lo que piensan de ti los demás? ¿O está relacionado con comparaciones con otras personas? ¿O que cuando identificas un punto fuerte, piensas de inmediato en algo que le resta valor? Pensar en los puntos fuertes y en las debilidades desde este punto de vista hace que te sientas juzgado; consideras que las balanzas deben estar equilibradas y que, por lo tanto, debes de tener puntos negativos que contrarrestan los positivos. Posiblemente estés tan acostumbrado a mirar lo que no te sale bien, que tu autoestima se ha escondido; en el capítulo 13 encontrarás consejos para fortalecerla.

Image En vez de pensar en puntos “buenos” y “malos”, hazte la siguiente pregunta: “¿Qué cualidades me hacen único?” Aunque para responder piensas en los mismos argumentos ya expuestos, es una forma distinta de verte. La pregunta se centra en aquello que te hace único. Si confías en tus aspectos positivos, puedes ser más objetivo con las demás características de tu personalidad.

Desde ese punto de vista, todo lo que gire en torno a quién eres es importante para ser mejor. En lugar de ocuparte de tus debilidades, puedes empezar a pensar en términos de las oportunidades que tienes de desarrollar los aspectos que te gustan en ti, aquello que sabes hacer, y tratar de cambiar lo que te estorba. Un rasgo de tu personalidad que consideres una “debilidad” puede convertirse en una de tus grandes fortalezas cuando hayas encontrado el modo de utilizarlo de forma adecuada. Una antigua colega mía se preocupaba mucho porque se ponía nerviosa cuando debía abordar a un nuevo cliente y al principio le costaba empezar a hablar. Hasta que alguien le dijo que sus clientes la respetaban por su capacidad para escucharlos y se sentían mejor atendidos por ella que por sus compañeros, más seguros de sí mismos.

Image Dos postulados básicos del coaching sustentan la idea de que ya eres “bastante bueno”: “eres recursivo” y “eres capaz de lograr excelentes resultados” (véase el capítulo 19).

Pensar en cómo haces lo que haces bien es esencial en el proceso del coaching.

¿Cómo haces lo que haces? Fortalece tus competencias

Además de que fortalece la confianza en ti mismo, el análisis de las oportunidades en que obtuviste resultados importantes es una buena forma de aprender sobre ti mismo. Un resultado importante no tiene que ser ganar el Premio Nobel de la Paz; se trata simplemente de considerar aquellas cosas que salieron tal como querías. En el capítulo 8 defino el éxito.

Examina la siguiente lista de logros. Posiblemente todos estén en tu lista:

Si tuvieras que describir cómo hiciste todo lo que anotaste en la lista, tu relato sería totalmente distinto del de otras personas, pero los detalles de cada tarea serían más o menos los mismos. Incluso el más sencillo de estos logros requiere muchos conocimientos y destrezas. La diferencia está en cómo los usas.

Junto a los conocimientos y las destrezas, el tercer componente mágico necesario para lograr excelentes resultados en cualquier empresa son las competencias, o habilidades, es decir, el “cómo” se lleva a cabo una acción. ¿Has de escribir un informe complejo? Probablemente cuentas con suficientes conocimientos técnicos, pero nunca has escrito un informe. Usa tu capacidad de persuasión para conseguir la ayuda de alguien con experiencia.

Con frecuencia las competencias pueden compensar la falta de conocimientos o destrezas. Si sabes cómo usarlas, encontrarás la forma de perfeccionar los conocimientos que te hacen falta. Lo mejor de todo es que las competencias no son cualidades que salen a relucir una vez al año; aparecen en todas las áreas de la vida, con algunas modificaciones aquí y allá. La tabla 4-1 presenta algunos ejemplos sobre cómo utilizarlas.

Tabla 4-1        Ejemplos del uso de las capacidades

Competencia o habilidad

En el trabajo

En el hogar/ a nivel social

De comunicación

Escribir un informe.

Dar su opinión a un amigo sobre algún aspecto de las noticias.

Para obtener resultados

Concretar un negocio.

Completar a tiempo un proyecto para una fiesta de bienvenida.

Para trabajar en equipo

Preparar el presupuesto de su departamento con otros compañeros.

Preparar en compañía la comida para una gran reunión familiar.

De planificación y organización

Preparar una nómina de personal.

Organizar una celebración familiar.

De flexibilidad / adaptabilidad

Asumir trabajos adicionales.

Adaptarse a un gran cambio en la vida.

De contribución al desarrollo de otras personas

Dar formación y coaching.

Enseñar a un niño a montar en bicicleta.

Para solucionar problemas

Reparar una fotocopiadora atascada.

Acondicionar en la casa un espacio apropiado para un adolescente.

Para establecer relaciones interpersonales

Atender clientes nuevos.

Formar parte de un grupo o asociación.

 

Otras habilidades que se pueden tener en cuenta son:

Image Haz una lista de tus competencias o habilidades. Una buena forma de iniciar este “inventario” es solicitar a un amigo o familiar que te describa. Es poco probable que te diga lo que puedes hacer; se centrará, más bien, en cómo lo haces.

El proceso del coaching comporta la búsqueda de aquellas prácticas que contribuyen a desarrollar recursos interiores que te permitan obtener los resultados que deseas. Siempre que uno prueba cosas nuevas siente cierto temor porque aún no cuenta con el conocimiento ni la destreza apropiados. En todo caso, si cuentas con un conjunto de competencias bien desarrolladas, puedes afrontar cualquier reto.

Si deseas averiguar algo más acerca de los recursos con los que ya cuentas en cuanto a conocimientos, destrezas y competencias para obtener resultados, sigue estos pasos:

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1. Escribe una lista de Recursos Importantes a partir de diez ejemplos de logros que hayas conseguido. Recuerda incluir ejemplos de tu vida laboral, familiar y social.

2. Selecciona un ejemplo y analiza qué destrezas utilizaste para alcanzar ese logro. Antes de aprender a usar el ordenador, posiblemente ya dominabas el uso del teclado. ¿Qué más aprendiste? Es probable que aprendieras a navegar por internet. ¿Qué conocimientos tenías al empezar y qué habías aprendido al final? ¿Qué competencias, o habilidades, utilizaste en esta tarea? Enuncia todos los ejemplos que se te ocurran.

3. Haz lo mismo con los otros nueve elementos de la lista.

4. Ahora analiza cuidadosamente la gran cantidad de conocimientos, destrezas y competencias que tienes. Piensa que en este ejercicio sólo has analizado diez logros. ¿Cómo sería la lista si la actividad los hubiera incluido todos?

5. Piensa qué quieres hacer con el conocimiento que has adquirido. Puedes considerar las habilidades que ya tienes en determinadas áreas y transferirlas a otras diferentes. Plantéate nuevamente tus metas y analiza qué habilidades propias y únicas pueden ayudarte a alcanzarlas.

Presta atención a tus preferencias

¿Te has dado cuenta de lo fácil que es caer en una cómoda rutina cotidiana? Por ejemplo, te sientas siempre en el mismo lugar en las reuniones de equipo. Posiblemente antes de salir de casa por las mañanas haces siempre lo mismo y sientes cierto temor cuando se altera ese orden. La vida puede ser tan caótica que, consciente o inconscientemente, las personas prefieren seguir el mismo proceso en algunas actividades. Seguir patrones de conducta es una estrategia efectiva para enfrentarse a situaciones en las que uno está bajo presión o ha de tomar decisiones que conducen a territorios desconocidos.

Estas “preferencias” se parecen a esa cómoda prenda de vestir que usas cuando te quedas en casa y no quieres ocuparte de coordinar la ropa que vas a ponerte. Así como esa prenda de vestir está bien para la casa y en determinada situación, las preferencias no siempre son apropiadas en otras circunstancias.

¿Observas tu interior o miras a tu alrededor?

Los dos patrones de conducta básicos son la introspección y la extraversión. La gente extrovertida prefiere vivir hacia el exterior, piensa en voz alta y se relaciona con los demás, mientras que la gente introvertida prefiere darle sentido a su mundo mediante la reflexión interior, independientemente de los demás.

De la misma forma que todo el mundo posee algunos elementos de diferentes competencias, ciertas personas los expresan de manera extrovertida y otras de manera introspectiva. Tal vez tú seas más extrovertido que introspectivo. Disfrutas en las reuniones acaloradas en las que la gente expresa sus ideas, pero no te gusta escribir. Sin embargo, parte de tu trabajo implica preparar un detallado informe financiero que te obliga a recluirte en la oficina durante un mes. Seguramente esta parte de tu trabajo te desagrada, pues no es tu fuerte. Para mejorar los resultados en tu trabajo puedes intentar aumentar las destrezas de introversión, aunque no sean tan sólidas como las de extraversión.

De vez en cuando conviene dejar la comodidad y ser más flexible para obtener buenos resultados en varias áreas.

Un buen ejemplo de cómo salir de esa posición de comodidad para hacer algo que no te resulta sencillo es escribir con la mano izquierda, si eres diestro, o con la derecha, si eres zurdo. Prueba la siguiente actividad:

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1. Toma un lápiz y firma. ¿Cómo te sientes? ¿Cómodo? ¿Tranquilo?

2. Firma ahora con la otra mano. ¿Qué diferencias ves? Seguramente te sientes menos cómodo y eres más consciente de lo que estás haciendo. ¿Cómo quedó la firma? Es posible que parezca falsificada.

3. Repite el ejercicio seis veces más, cambiando de mano cada vez. Observa la diferencia. Probablemente cada vez que repites el ejercicio te sientes un poco más cómodo y los resultados parecen mejores. Si continúas realizando esta práctica, los resultados llegarán a ser bastante buenos y podrás escribir con ambas manos.

Cuantas más veces realices un trabajo o emplees una habilidad o rasgo de tu personalidad, más cómodo te sentirás; habrás adquirido cierta destreza en esa área. Sigues disfrutando al ponerte tu vieja prenda de vestir, pero la sensación de comodidad que te produce empieza a parecerse a la del traje elegante. ¡Y sin lugar a dudas al cliente nuevo le causará una mejor impresión tu traje elegante!

Descubre tus estilos de conducta

A tus tipos de conducta habituales, ya sea la introversión o la extroversión (explicados en la sección anterior), se les añade otra dimensión: puedes estar más cerca de las tareas o de las personas involucradas. Por ejemplo, estás más centrado en las tareas si, como directivo de una empresa, piensas primero en los resultados financieros y consideras a las personas como parte del sistema y los procesos que llevan a los resultados. Por otra parte, un directivo con un enfoque más humano piensa primero en la gente e intenta que el sistema y los procesos funcionen con esas personas. Ambas posiciones tienen ventajas y desventajas cuando se llevan a extremos: un buen directivo intenta compensar sus propias tendencias adaptando su conducta o buscando que las compense algún miembro del equipo.

Cuando sumas tu preferencia por la extroversión o la introversión y tu inclinación hacia las tareas o las personas, obtienes un cierto estilo o manera de ser que puedes reconocer también en otras personas. Es de gran importancia conocer tu estilo para definir los tipos de conducta que quieres desarrollar y para predecir la reacción de las personas que te rodean frente a tus acciones. El conocimiento de los estilos de conducta es útil por las siguientes razones:

Muchos caminos te ayudarán a comprender tu estilo particular de conducta. El siguiente ejercicio te ofrecerá una rápida imagen de tu estilo de conducta preferido.

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1. Estudia las columnas A y B de la tabla 4-2. En cada pareja de actitudes señala aquella con la que más te identificas. Por ejemplo, si a veces te arriesgas y otras veces evitas el riesgo, pero en general eres prudente frente a los riesgos, marca la respuesta de la columna A. Suma el total de marcas en cada columna.

2. Haz lo mismo con las columnas C y D. Si te consideras más del estilo “relajado y cálido” que “formal y correcto” en la mayoría de las situaciones, marca la respuesta de la columna C. Suma el total de marcas en cada columna.

3. Toma la puntuación total de la columna B y haz una marca en el número correspondiente de la línea horizontal de la figura 4-1. Esta puntuación muestra tu tendencia hacia un estilo de conducta introvertido o extrovertido.

4. Coge la puntuación de la columna D y haz una marca en la línea vertical. Así se reflejará tu tendencia hacia las tareas o las personas.

5. La intersección de estas dos marcas muestra con cuál de los cuatro estilos de conducta te sientes más a gusto.

 

Tabla 4-2

Columna A

Columna B

Evitas el riesgo

Te arriesgas

Lento para decidir

Rápido para decidir

Indirecto

Directo

Tranquilo

Impaciente

Prefieres escuchar

Prefieres hablar

Reservado

Abierto

Te reservas tus opiniones

Expresas frecuentemente tus opiniones

Puntuación total A:

Puntuación total B:

Columna C

Columna D

Relajado y cálido

Formal y correcto

Te guías por las opiniones de los demás

Te guías por los hechos

Abierto

Reservado

Flexible con el tiempo

Estricto con el tiempo

Enfocado en las relaciones

Enfocado en las tareas

Compartes tus sentimientos

Te reservas tus sentimientos

Intuitivo

Analítico

Puntuación total C:

Puntuación total D:

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Figura 4-1: Encuentra tu estilo de conducta

Si tu estilo es Montaña:

Si tu estilo es Sol:

Si tu estilo es Océano:

Si tu estilo es Cielo:

¿Qué has observado durante esta actividad?

Este ejercicio te ha dado una idea del entorno general de conducta en el que prefieres desenvolverte. Posiblemente encuentres otras personas que también se sientan cómodas en ese entorno; te parecerán muy distintas a ti en algunos aspectos, aunque existe con ellas una estrecha relación porque, en esencia, tienen muchas cosas en común. Intentarás relacionarte con personas de un estilo opuesto por esa misma razón. En realidad, muchas relaciones exitosas, ya sea matrimonios o asociaciones, se basan en el concepto de que “los polos opuestos se atraen”; instintivamente buscamos los aspectos distintos de nuestro estilo, probablemente intentando encontrar un complemento.

Identificar el estilo personal es un excelente punto de partida para el conocimiento de sí mismo. Puedes considerar estilos de conducta opuestos al tuyo y probar algunos aspectos que puedan servirte, igual que sucedía en el ejercicio de escribir primero con una mano y después con la otra. Reflexiona más antes de dar tu opinión, o comparte esa idea que todavía no tienes del todo clara. Puedes hacerlo porque, en el fondo, ya posees características de todos los tipos de conducta y puedes elegir otro estilo y ver qué resultados produce el cambio. ¡La clave es ser flexible!

Image Para tener una visión más completa de ti mismo puedes recurrir a las pruebas psicométricas, que miden rasgos de la personalidad. Estas pruebas parten del principio de “autorreconocimiento”, que a su vez se basa en la idea de que respondes el cuestionario basándote en la percepción que tienes de ti mismo. La aplicación e interpretación de la mayoría de estas pruebas está en manos de profesionales certificados. Los resultados pueden servir de guía y punto de partida para conocerte. Si estás interesado en el tema de las pruebas psicométricas, busca en internet y selecciona instituciones reconocidas.

Image ¡No te dejes encasillar en los perfiles de personalidad! Es fácil tomárselos literalmente e ignorar que cada individuo tiene una personalidad compleja y única, capaz de adaptarse a todas las conductas humanas. Los perfiles de personalidad son útiles para identificar las áreas en las que se concentran tus preferencias, de manera que te sirvan de guía para tu crecimiento y desarrollo personal. No permitas que se conviertan en un molde rígido, una especie de sello en tu mente que diga “acéptame como soy, con todos mis defectos”.

Nuevas conductas

Encontrar lo mejor de ti no significa que debas cambiar tu forma de actuar; se trata, generalmente, de adaptar algunos comportamientos para obtener mejores resultados.

En realidad, una parte fundamental del coaching consiste en la voluntad de alcanzar un mayor desarrollo personal. Sin embargo, algunas personas son incapaces de cambiar. Seguro que conoces personas que han hecho grandes cambios en la vida y al final han regresado a su conducta y comportamiento iniciales. Por ejemplo, el fumador que deja el tabaco durante diez años y de pronto recae en el vicio; o el individuo calmado que vuelve a ser irascible después de muchos años de haber controlado sus emociones. Son evidencias bastante desalentadoras de que “la mona, aunque se vista de seda, mona se queda”.

Frecuentemente, el proceso de cambio es duro y desafiante. Sin embargo, recaer continuamente en las conductas antiguas no significa que seas incapaz de cambiar. Cada nuevo intento aporta información sobre lo que funciona, de manera que te encontrarás más cerca del cambio duradero. Piensa en la leyenda de Thomas Edison cuando inventó la bombilla eléctrica: se dice que realizó más de diez mil ensayos y que no veía en ellos una prueba de que su idea no iba a funcionar, pues consideraba que cada “fracaso” era un paso que lo acercaba al éxito.

Image Fundamentalmente, tu esencia individual nunca cambia. Los Alcohólicos Anónimos actúan bajo el principio de que una persona puede ser siempre alcohólica, pero es capaz de cambiar su conducta de manera que no viva como alcohólica. Este planteamiento puede parecer deprimente, pero también puede ser muy estimulante saber que tu fuerza de voluntad es tan poderosa que te permite elegir una mejor forma de vida y ser una mejor persona.

Empieza a pensar de una manera diferente con relación al proceso de cambio. Enriquécete con nuevos hábitos. Cualquier persona que haya tenido éxito en un tratamiento para perder peso te dirá que suspender esas golosinas te servirá durante un tiempo, pero incluir en tus hábitos el ejercicio regular no solamente te hará perder peso, sino que no te dejará tiempo para comerte esos bocados tan poco saludables (¡a no ser que seas tan adicto que puedas comerte un helado y pedalear en la bicicleta estática al mismo tiempo!).

Piensa en tu estado de ánimo cuando decides hacer algo positivo, que te gusta y te parece fácil. Compáralo con la situación opuesta, la sensación de privación que te produce el esfuerzo de luchar contra un mal hábito. La verdad es que casi siempre se disfruta mucho más al hacer algo que al intentar no hacerlo.

Elige conductas nuevas en lugar de apegarte a las conductas antiguas; vivirás mucho mejor.