CAPÍTULO 2
En una galaxia llena de maravillas, la convergencia de troncos de árboles a modo de columnas y de ramas encajadas para sostener la ciudad wookiee de Rwookrrorro disfrutaba de un puesto de honor. Vista desde lo alto y rodeada por un bosque impenetrable, la ciudad parecía haber sido rescatada del difícil inframundo del planeta, para ponerla a merced del cielo de Kashyyyk, como ejemplo de extremo equilibro entre naturaleza y tecnología.
En las afueras de la ciudad, lejos de los edificios circulares que se elevaban sobre su esponjoso suelo y recubrían los troncos de los árboles gigantes, sobre una gigantesca rama caída que se extendía a lo largo de varias copas de árboles, tenía lugar una ceremonia, realizada en función del eterno ciclo natural de la vida y la muerte.
Los participantes, entre los que había dos docenas de wookiees y humanos de ambos sexos, formaban un círculo alrededor de una mesa de madera, también circular. Algunos estaban de pie, otros agachados en cuclillas o directamente sentados en el suelo; pero todos mostraban una expresión solemne, exceptuando los dos únicos miembros mecánicos del grupo: los androides C-3PO y R2-D2, cuya expresión metálica se mantenía neutral en toda circunstancia.
C-3PO tenía ligeramente ladeada la ovalada cabeza, y los brazos doblados en un ángulo que rara vez adoptaba la forma de vida a la que imitaba. Era una postura completamente natural para el androide, consecuencia de cómo había sido ensamblado y de las constantes exigencias de los servomotores que le permitían gesticular y moverse. A su lado, R2-D2 permanecía completamente inmóvil, con los puntales locomotores firmemente plantados en la rama caída de wroshyr, y el cuerpo echado hacia atrás.
Al pasar, C-3PO se había fijado en que la vista desde aquella rama era francamente impresionante. La niebla se agrupaba densa entre las copas de los árboles, ocultando los cercanos anillos de la guardería wookiee y distorsionando la luz de la mañana como lo haría un prisma. Podría decirse, o lo diría cualquiera menos él, que aquella vista «quitaba el aliento».
—[Estamos aquí reunidos en memoria de Chewbacca; amado hijo, estimado compañero, devoto padre, amigo fiel y camarada de armas, campeón y en tío de clan espiritual para todos nosotros, si bien no de la forma tradicional.]
El portavoz wookiee se llamaba Ralrracheen, aunque C-3PO había oído llamarlo simplemente Ralrra. Era un adulto de elevada estatura, incluso para esa especie arbórea, pero lo que más le distinguía, más que el pelo canoso, era su curioso defecto en el habla. En cualquier otra ocasión, C-3PO habría recibido el encargo de servir como traductor e intérprete, pero ninguno de los humanos presentes necesitaba sus facultades políglotas aquella mañana.
—[El fuego del desafío brillaba con más fuerza en Chewbacca] —prosiguió Ralrra, frunciendo la negra nariz y con los largos brazos colgando a ambos lados del cuerpo—. [Jamás le falló el valor y la entereza en Kashyyyk o en planetas lejanos… Era un wookiee con el corazón suficiente de diez hombres y más fuerza que cincuenta.]
Chewbacca había muerto hacía seis meses estándar, en un desafortunado intento de rescate en el planeta Sernpidal, marcado para su destrucción por los yuuzhan vong. No haber podido recuperar su cadáver era algo muy doloroso para todos; porque, de haber podido llevarlo a Kashyyyk, se habría celebrado un funeral con él… Si bien sólo para familiares de honor. Lo que los wookiees hacían con sus muertos era un secreto celosamente guardado. Algunos expertos aventuraban que los muertos eran incinerados. Otros, que eran enterrados en los huecos de los árboles o bajados a través de las ramas kshyy hasta las oscuras profundidades de las que había surgido la especie. Pero había quien afirmaba que se los despedazaba con hachas ryyyk sagradas, y sus restos eran repartidos por ramas wroshyr seleccionadas para servir de alimento a los depredadores katarns o los pájaros kroyie.
C-3PO comprendía que había bastantes probabilidades de que no le hubieran invitado al funeral. Todos los asistentes eran miembros de la extensa familia de Chewbacca, y era poco probable que la filiación se extendiera a él, y mucho menos a su compañero R2-D2. Pese a su aceptación de las máquinas, inteligentes y no tanto, los de carne y hueso podían ser muy posesivos en lo referente a cuestiones de parentesco y familia.
Cerca de Ralrra, sentado en cuclillas, estaba el padre de Chewbacca, Attichitcuk, junto a la hermana de Chewbacca, Kallabow, de pelo color caoba. A su lado se encontraba la viuda de Chewbacca, Mallatobuck, y su hijo, Lumpawarrump, que había tomado el nombre Lumpawaroo (y al que solían llamar sólo Waroo) cuando completó con éxito su rito para pasar a la edad adulta. Salpicados entre el grupo de wookiees había varios amigos, hermanos, primos, sobrinas y sobrinos… Entre los últimos, Lowbacca, un Caballero Jedi.
Sólo había seis humanos: el Maestro Luke, la señora Leia, el Maestro Han, y los tres hijos Solo: Anakin, Jacen y Jaina. Era notable la ausencia de Lando Calrissian, que, para gran inquietud del Maestro Han, había enviado un mensaje diciendo que sucesos inesperados (y no especificados) le impedían su asistencia. Mara, esposa del Maestro Luke, habría asistido, pero una repentina recaída de su misteriosa dolencia la obligó a permanecer en Coruscant.
La mesa situada en el centro del círculo estaba exquisitamente labrada y descansaba sobre una alfombra de hojas de wroshyr. El pedestal de su base había sido entretejido con ramas verdes oscuras de kshyy, y la tabla redonda aparecía llena de capullos de kolvissh, frutos de wasaka, raíces de orga y los brillantes pétalos amarillos de la planta syren. El aire fresco estaba saturado con el aroma del ardiente incienso de resina de árbol.
—[Aquí, en Kashyyyk, el valor de Chewbacca se hizo notar a corta edad] —prosiguió Ralrra—. [Chewbacca se escapó de los anillos de la guardería con su difunto amigo Salporin] —se detuvo para mirar a la viuda de Salporin, Gorrlyn—, [para aventurarse por la Senda Rryatt hacia la Fosa de los Muertos, en el corazón del Bosque Sombrío. Armado únicamente con una espada ryyyk, se enfrentó al shyrr, al musgo jaddyyk, al insectoaguja, al atrapagiros y al guardián de las sombras para recolectar raíces del corazón de la syren carnívora, ganándose así el derecho para llevar un baldric, portar un arma y confirmar el nombre que había escogido para sí mismo. Fue también aquí donde Chewbacca se aventuró en el gran foso de Anarrad: no una ni dos veces, sino cinco, matando el katarn de espolones en tres de esas incursiones, y recibiendo a cambio una herida de la bestia] —Ralrra indicó un punto en su peludo torso—. [Aquí, en el lado izquierdo del pecho.]
»[En preparación para su matrimonio, que tuvo lugar sobre esta misma rama, Chewbacca descendió al quinto nivel, y allí capturó un quillarat con sus propias manos y se lo presentó a Malla en ofrenda de amor. Y cuando llegó el momento de la iniciación de Waroo, Chewbacca no tardó en ofrecer su apoyo y su ánimo a su hijo, en su caza del escurridizo herboso.]
Algunas de las hazañas de Chewbacca en su planeta natal eran conocidas por C-3PO, pero en su memoria faltaba algo parecido a datos corroborativos, por lo que recopiló recuerdos de sus propias experiencias con el wookiee, y su memoria se inundó con una ráfaga de secuencias de imágenes, algunas de las cuales tenían más de veinte años estándar.
La primera vez que vio a Chewbacca, de pie como una torre color canela junto al hangar 94, en el espaciopuerto de Mos Eisley, en Tatooine… Chewbacca, como perdedor en las partidas de dejarik…, Chewbacca, en la Ciudad de las Nubes de Bespin, ensamblando incorrectamente la cabeza de C-3PO después de que unos ugnaught la usaran para jugar a «Mosquear al Wookiee»… La afirmación del Maestro Han de que Chewbacca siempre pensaba con el estómago… Las numerosísimas ocasiones en las que alguien se refirió a Chewbacca como «bola de pelo llena de pulgas», «trapo descomunal», «felpudo con patas» o «bruto ruidoso», a veces el propio C-3PO, en imitación a los humanos, por supuesto, y siempre con cariño, dado el escrupuloso carácter de Chewbacca, y su gran tamaño.
Una agitación repentina invadió a C-3PO, que se dio cuenta de que era incapaz de recordar más cosas. Un recalentamiento no natural y de lo más incómodo surgió en sus circuitos y le obligó a ejecutar un programa de diagnóstico que no reveló la causa del fallo técnico.
Ralrra siguió aullando, ladrando y bramando.
—[Su curiosidad natural obligó a Chewbacca a abandonar Kashyyyk a temprana edad; pero, como todos nosotros, no tardó en ser esclavizado por el Imperio. Por suerte, Chewbacca recuperó su libertad gracias a un hombre de gran fuerza y honor…, nuestro amado hermano Han Solo. Y en compañía de Han Solo, a quien entregó su vida, tuvo un papel clave en la Rebelión, y en los acontecimientos que finalmente condujeron a la caída del emperador Palpatine.]
C-3PO fijó sus fotorreceptores en el amo Han, que sujetaba la mano de la señorita Jaina con ojos enrojecidos y entrecerrados. Los pantalones militares de color azul oscuro del amo Han eran muy parecidos a los ajados que había intentado salvar para la posteridad, pero el día anterior había quedado patente que ya no servían para la ligeramente creciente cintura del amo Han, rompiéndose de forma irreparable. C-3PO había estado presente durante el incidente, cosa que, desde luego, avergonzó al amo Han, y le había ayudado a fijar en los pantalones de repuesto las costuras externas de los dos adornos laterales conocidos como Sangre Corelliana.
Detrás del padre y de la hija se encontraba el amo Jacen y la señorita Leia, con la cabeza apoyada en el hombro de su hijo mayor y las mejillas llenas de lágrimas. Cerca de ellos, sentado en el suelo, estaba el amo Anakin, devastado y consternado, junto al amo Luke, que había visto la muerte de cerca muchas veces, al perder tanto a sus padres biológicos como a sus padres adoptivos, así como a Obi-Wan Kenobi y Yoda, dos de sus mentores Jedi.
—[Chewbacca llegó a ser un soldado de la Nueva República] —continuaba Ralrra en su tono rugiente—. [Colaboró en la liberación de Kashyyyk tras la batalla de Endor. Pero Han Solo fue siempre la prioridad en su devoción, como amigo y protector abnegado, así como guardián de la esposa de Han Solo y de sus tres hijos] —Ralrra miró a Han—. [Chewbacca tuvo el honor de acudir al rescate de su amigo en varias ocasiones, como durante la reciente crisis de Yevetha, cuando liberó a Han Solo de su cautiverio a bordo de una nave yevethana.]
Una vez más, C-3PO enfocó sus fotorreceptores en el amo Han, que bajó la cabeza, sumido en el dolor, mientras Jaina le acariciaba los hombros. La relación del amo Han con Chewbacca era semejante a la que tenía C-3PO con R2-D2, aunque en ocasiones daba la impresión de que ambos androides llevaban juntos incluso más tiempo que el humano y el wookiee.
Quizás R2-D2 también miraba al amo Han, porque el androide astro-mecánico giró de repente su receptor monocular hacia C-3PO, y musitó un silbido trémulo, casi como si él también sintiera una agitación repentina.
C-3PO cambió la inclinación de su cabeza.
En los últimos meses había tenido muchas oportunidades para estudiar el sufrimiento humano, pero, por mucho que observaba, no conseguía comprender el proceso mejor que antes de la muerte de Chewbacca en aquel horrible planeta. Todos los seres vivos acababan muriendo, si no por efectos de la edad, a resultas de un accidente o de enfermedades cuya existencia se contaba por miles. La muerte era, de alguna forma, análoga a la desactivación o al borrado de memoria, pero también era muy diferente; significaba dejar de existir completamente, el final de todas las aventuras, de una vez por todas. Consciente de aquello, C-3PO se vio obligado a preguntarse si no había estado siempre equivocado con respecto a su papel en la vida. Si, tal y como él siempre afirmaba, los androides habían sido creados para sufrir, ¿qué ocurría con los seres de carne y hueso?
Quizá fuera mejor no saberlo.
Tal y como le habían fabricado, C-3PO era incapaz de derramar lágrimas o de notar el corazón roto, por así decirlo; pero su programación le permitía experimentar el sufrimiento hasta cierto punto, si bien no en la medida que lo hacían los seres humanos y otras criaturas vivientes. Y de repente tuvo claro que el dolor era el origen de la agitación que no le dejaba en paz. Por mucho que lo intentara no podía tener un pensamiento claro, y cada vez que miraba al amo Han, su dolor aumentaba.
Quizá porque era un humano, y porque había sido el mejor amigo de Chewbacca, el amo Han parecía ser el que más sufría de todos. Pasaba de la angustia a la ira, y del abatimiento a la agitación. El hombre al que una vez C-3PO había considerado imposible, sufría ahora de forma inimaginable, tan inalcanzable como encerrado en carbonita, y no parecía haber nada que C-3PO pudiera hacer para arreglarlo. Su fluidez en millones de formas de comunicación no le garantizaba la comprensión del comportamiento humano, y mucho menos de los sentimientos humanos. Después de todo, C-3PO era sólo un androide, y no estaba al tanto de semejantes cosas.
Durante el cortejo que el amo Han realizó a la entonces princesa Leia, tuvo lugar un incidente durante el cual el amo Han apoyó la mano sobre el hombro de C-3PO y le dijo: «Eres un buen androide, Trespeó. No hay muchos androides que me caigan tan bien como tú». Y pidió a C-3PO consejo sobre el amor. C-3PO le ofreció encantado un poema para que el amo Han lo utilizara como munición en su competición contra el príncipe Isolder, por la mano de la princesa.
Pero maldito sea mi cuerpo metálico, se dijo C-3PO a sí mismo. ¿Por qué no le había equipado su fabricante con la programación necesaria para acudir en ayuda del amo Han en aquel momento? En lugar de eso, lo único que podía ofrecer era filosofía inútil.
—[La aventura es algo tan atractivo y potencialmente peligroso como el corazón de la planta syrena] —gruñó Ralrra tristemente—. [Pero hasta el último acto de Chewbacca fue de sacrificio, pues dio su vida para salvar la de alguien que le era muy querido] —el anciano wookiee miró al joven Anakin, y luego al amo Han y a la ama Leia—. [Y, como siempre, mantuvo las garras retraídas durante el combate. Ahora, el espíritu de Chewbacca se fusiona con el nuestro y lo sustenta, tal y como las ramas del wroshyr se extienden y ayudan unas a otras, dándonos fuerza para soportar los retos que aún debemos afrontar.]
La guerra llevaba tanto tiempo presente en la vida de C-3PO que ya no le sorprendía una nueva invasión. Pero había algo diferente en los yuuzhan vong y en la angustiosa guerra que asolaba toda la galaxia. No sólo porque no hicieran distinciones entre especies o planetas (Nueva República, Remanente Imperial o no alineados), o porque sus naves y armas biológicas tuvieran un poder destructivo tan impresionante. Lo que más preocupaba a C-3PO era que ni siquiera los androides se salvaban en ese reciente conflicto. Y eso significaba que, le gustara o no, aún podía llegar a comprender de verdad lo que era el dolor y la muerte.
***
La mesa circular estaba cubierta de alimentos: cuencos de caldo de xachibik, costillas de trakkrrrn a la barbacoa, tartas de miel del bosque, ensalada aderezada con semillas de rillrrnnn y recipientes con vino, zumo y licor. Los humanos y los wookiees conversaban en grupos, recordando historias sobre las hazañas de Chewbacca que hacían brotar la risa, las lágrimas o momentos de solemne reflexión. Se había levantado una suave brisa que agitaba las hojas y hacía sonar las campanillas colgadas de las ramas.
Han, derrotado, se sentó en un taburete bajo de madera, apoyando los codos en las rodillas.
—Sabes, nunca pensé que me escucharía diciendo esto, pero lo cierto es que creo que envidio a Trespeó.
Jaina siguió la mirada de su padre hacia donde estaba el androide y su compacto compañero, con aspecto de estar totalmente perdido.
—Estás diciendo que es mejor no tener corazón.
—En momentos así, desde luego —Han exhaló pesadamente y se pasó la mano derecha por la cara.
Jaina se acercó a la mesa.
—Deja que te traiga algo de comer, papá. Tienes que estar muerto de hambre.
Él intentó sonreír.
—Gracias, cariño, pero no tengo hambre.
—Aun así, deberías comer algo —dijo ella, maternal.
A Han se le iluminó la cara levemente y le cogió la mano a su hija.
—Sírvete tú, yo estoy bien.
Ella frunció el ceño.
—¿Estás seguro?
—Totalmente —él señaló con la barbilla—. Venga. Come tú por los dos.
Un tanto reacia, Jaina se dirigió a la mesa. Han la contempló un buen rato mientras ella se mezclaba con sus hermanos, con Luke y con Lowbacca. Al contemplarlos, se preguntó qué haría si pudiera utilizar la Fuerza como un Jedi. ¿Se quedaría en el Lado Luminoso o se haría con los siniestros poderes del Lado Oscuro para enseñar a los yuuzhan vong un par de cosas sobre la venganza? Imágenes violentas y macabras aparecieron en su mente, como explosiones; pero las interrumpió de inmediato. Llevaba meses sufriendo aquellas imágenes y no había llegado a ningún sitio. Por muchos pensamientos vengativos que tuviera, no conseguiría resucitar a Chewie.
Se miró las manos y se dio cuenta de que tenía los puños cerrados. Se había pasado los últimos seis meses aislado e impotente, a menudo sumido en la oscuridad o escondido en algún antro de Coruscant, mientras los Jedi plantaban cara al enemigo, y eso era exactamente lo que necesitaba hacer.
Se amonestó a sí mismo en silencio y respiró hondo, expulsando el aire por entre los labios apretados. Aflojó las manos, se golpeó suavemente las piernas y se puso en pie. Se dirigía hacia la mesa cuando se le acercaron Mallatobuck y muchos otros miembros de la familia de Chewbacca. Malla cargaba con una caja de madera de un metro de largo.
—[Han Solo] —dijo ella, sonriéndole—. [Queremos que tengas esto.]
Han alzó las cejas. Puso la caja en el taburete y abrió el fino broche de metal. Dentro, sobre un lecho de material aislante, había una preciosa ballesta de madera tallada. El viejo y gastado arco había sido pulido hasta conseguir que la madera oscura brillara reluciente. Un acelerador magnético hábilmente oculto hacía que el arma expulsara cargas explosivas a impresionante velocidad. Estaba equipada con un objetivo y un mecanismo de recarga que pocas manos humanas eran capaces de manejar.
—La reconozco —dijo Han, asintiendo. Apretó los labios para no dejar escapar un lamento—. Es una de las primeras que le vi fabricar.
Malla soltó un aullido leve.
—[Chewbacca la hizo poco después de casarnos, cuando tú estabas aquí. Hizo versiones mejores en su época, pero ésta mantiene toda la calidez y la fuerza que le caracterizaban.]
Han cogió el arma.
—Puedo sentirlo —se giró y abrazó a Malla. Su cabeza apenas llegaba a la barbilla de ella—. La guardaré como un tesoro.
Waroo dio a Han unas alforjas hechas de piel.
—[Esto también era de mi padre. Sé que él habría querido que lo tuvieras.]
Han se colgó la bolsa del hombro, sabiendo que le llegaría por debajo de las rodillas. Malla, Waroo, Lowbacca y el resto expresaron su regocijo con aullidos que retumbaban en los tímpanos. Jaina regresó con un plato de comida, a tiempo de unirse a las risas.
—Si Chewie te viera ahora —dijo ella, sonriendo por primera vez en todo el día.
Han se quitó una lágrima con el dorso de la mano, sonrió y rodeó la cintura de su hija con el brazo.
—El enorme peludo se partiría de risa.
Jowdrrl, la prima de Chewbacca con el pelo color caoba, gruñó algo a Malla que Han no entendió. Al ver la expresión inquisitiva de Han, Malla se lo explicó.
—[Jowdrrl pregunta cuándo volveréis tu familia y tú a Coruscant.]
Han y Jaina se miraron, encogiéndose de hombros.
—No había pensado en ello —dijo Han—. A lo largo del día de mañana, supongo.
Jowdrrl siguió hablando.
—[Sólo lo pregunto porque Dryanta y yo necesitamos algo de tiempo para prepararnos.]
La expresión de Han reflejó su asombro.
—¿Prepararos para qué? ¿Vais a venir con nosotros a Coruscant?
El padre de Chewbacca, Attichitcuk, habló en tono triste.
—[Jowdrrl y Dryanta prepara el banquete para la despedida de Waroo y Lowbacca.]
—Waroo y Lowbacca —dijo Han nervioso.
—[Ellos van a asumir la deuda de vida de Chewbacca.]
Han apretó la mandíbula. Pasó la mirada de un wookiee al siguiente con creciente preocupación.
—Pero…, pero no podéis hacer eso. Chewie está muerto. Sus deudas están saldadas.
Attichitcuk articuló un gruñido grave y sostenido.
—[Puede que la muerte haya apagado la llama desafiante de mi hijo, pero nuestra deuda contigo seguirá existiendo hasta que tu llama se extinga a su vez.]
Jaina se mordió el labio inferior, y puso una mano a su padre en el brazo, a modo de consuelo; pero éste la apartó. Han negaba vigorosamente con la cabeza.
—No, no, no puedo aceptar esto. Chewie me salvó la vida diez veces más que yo a él. Murió salvando la vida de Anakin —a medida que hablaba se sentía más nervioso—. Además, soy yo quien tiene una deuda de vida con vosotros —se quedó mirando al hijo de Dewlannamapia—. Tu madre se portó mejor conmigo que los de mi propia especie —buscó a Gorrlyn—. Tu marido, Salporin, dio su vida para proteger a Leia de los asesinos noghri —miró a Jowdrrl y Dryanta—. ¡Vuestro primo, Shoran, murió a bordo del Orgullo de Yevetha, salvándome a mí!
—[Tú también habrías muerto por ellos] —murmuró Attichitcuk, casi mostrando los colmillos—. [En eso consiste una deuda de vida.]
Malla también miraba resplandeciente a Han.
—[Tú no difamarías la memoria de Chewbacca negándote a que su deuda fuera saldada.]
Jaina tragó saliva.
—Mi padre no pretende deshonrar a nadie —miró a su padre—. ¿A qué no, papá?
Han la miró un momento, con la boca abierta todavía. El gruñido vibrante de Chewbacca le había traído a la memoria el recuerdo de un día después de la boda, en el que Han había intentado convencer a Chewie para que se quedara con su esposa, en lugar de acompañarle de vuelta a Nar Shaddaa. Y también pensó en Groznik, un wookiee que se había unido a una piloto del Escuadrón Pícaro llamada Elscol Loro, casada a su vez con un hombre llamado Throm, con el que Groznik tenía una deuda de vida.
—Vale, vale —dijo al fin, mirando a Jaina y luego a Malla—. Me cortaría el brazo antes de deshonrar la memoria de Chewie. Ya lo sabéis. Es sólo que…
Todo el mundo se quedó expectante.
—Es sólo que no estoy preparado —negó con la cabeza, como para aclararse, y luego alzó la mirada hacia Attichitcuk y el resto—. Para mí, Chewie sigue vivo. Es sólo que no puedo permitir que sea… sustituido. Tenéis que entenderlo. Para mí era mucho más que un protector. Era mi mejor amigo.
Los wookiees intercambiaron miradas de entendimiento y murmullos incomprensibles.
—[Se aferra a la memoria de mi marido] —afirmó Malla con tristeza.
—[Necesita tiempo] —gruñó Attichitcuk, aunque de alguna forma no sonó amenazador.
—Eso es —dijo Han, agarrando unas hojas—. Necesito tiempo.
Después de lo que pareció una eternidad, el padre de Chewbacca asintió con su enorme cabeza.
—[Entonces te daremos tiempo. La deuda de vida es mucho más que ofrecer protección a los daños corporales. También socorre al espíritu.]
Han vio la verdad en aquellas palabras.
—Y yo necesito que eso continúe.
Malla colocó sus enormes garras en los hombros de Han.
—[Entonces, así será.]