CAPÍTULO 7º

¡CONTAD CONMIGO!

La joven y bonita Miranda Montero acaba de escuchar un relato realmente alucinante y aterrador sobre el hombre que durante los dos últimos años ha sido su jefe, y su mente está intentando asimilarlo lo más rápido posible, pues las dos personas que están con ella en ese momento la miran fijamente esperando una respuesta por su parte.

―Y-yo sabía que Roberto Giner podía llegar a ser lo que se dice un mal nacido integral ―dice por fin con voz temblorosa y un tanto dubitativa―; pero de ahí a pensar que pudiera llegar a ser también un psicópata y un cruel torturador, pues no sé, la verdad...

―¡Se lo dije, Agente K! ―Salta de inmediato el Doctor H, apuntando a la guapa argentina con un índice acusador―. ¡Le dije que esta cabeza de chorlito no iba a creernos!

Por su parte, la Agente K sonríe y toma las manos de la joven ex secretaria de Giner entre la suyas y con voz dulce y suave le dice mientras se las oprime con gesto cariñoso y tranquilizador.

―No has de temer nada, Miranda. Yo te defenderé con mi vida si es necesario, pero has de colaborar con nosotros y contarnos todo lo que creas que puede llevar a tu ex jefe ante la Justicia para que pague por sus horribles crímenes, ¿entendés lo que te pido?

―S-sí, claro que entiendo lo que me están pidiendo... P―pero ―la voz de la muchacha vuelve a quebrarse, aunque para consuelo de Karina, no retira sus manos de las suyas y sigue mirándola fijamente.

De repente, la chirriante voz del malvado científico se deja oír de nuevo justo detrás de Miranda diciendo:

―Espero que cuando escuche esto, se convenza de una vez por todas de la clase de tipejo que es Roberto Giner.

Lo siguiente que escucha la bonita y sorprendida ex ayudante de Roberto Giner es la voz del malvado y cruel Director de la sede valenciana de la "Agencia Omega" ordenando la muerte y eliminación de la bella mujer que tiene delante, que la mira y asiente con un leve movimiento de su rizada cabeza antes de inquirir en tono claramente esperanzado:

―¿Nos crees ahora?

―¿E-esa grabación es auténtica? ―Replica Miranda, cerrando los bellos ojos azules y emitiendo un suspiro largo y profundo.

―Totalmente ―responde Karina Delprato volviendo a regalarle una amistosa sonrisa, mientras el Doctor H la mira con la barbilla ligeramente alzada en gesto prepotente y altanero.

―De acuerdo ―dice finalmente Miranda Montero tras unos instantes de duda―; ¿que puedo hacer por ustedes?

―Eso está mejor, mucho mejor ―ríe el Doctor H mientras palmea suavemente uno de los hombros de la joven, que se estremece al contacto con la mano del criminal.

―Necesitamos que hagas llegar a la prensa la grabación que te hemos mostrado, y otras muchas que incriminan igualmente a Roberto Giner ―explica la Agente K mientras desliza el pendrive en el bolsito de mano de la aún sorprendida Miranda, que la mira fijamente durante unos segundos sin pestañear, y luego asiente con un simple pero firme cabeceo.

―¿Y ustedes qué harán mientras tanto? ―Inquiere la joven Miranda Montero, pasados unos minutos.

―Me temo, jovencita, que eso no es de tu incumbencia ―responde el malvado científico en tono seco y cortante.

―Tranquila, cariño ―dice a su vez la bella agente secreta de origen argentino en un intento por suavizar la hosca contestación dada por el Doctor H―. De lo único que debes preocuparte es de que esta noche, en todos los noticiarios de todas las cadenas, se difunda lo que hay grabado en la memoria USB que te hemos entregado.

―¿No correrá mi vida peligro por ello? ―Replica Miranda en tono intranquilo, mientras Karina la acompaña de vuelta a su pequeño "Smart".

―No te preocupes por ello ―es la respuesta del Doctor H mientras la guapa joven sube a su diminuto utilitario y pone en marcha el motor, en el preciso instante en que en el horizonte aparecen dos minihelicópteros tripulados por dos asesinas a sueldo de la "Agencia Omega" y la Agente K, como por arte de magia, hace aparecer en sus manos dos potentes armas, de diseño claramente futurista, con los que empieza a disparar contra los dos vehículos voladores, y en tanto el Doctor H sube a su hovercraft y comienza a seguir al "Smart" de la señorita Montero con la intención de protegerla de otros posibles ataques en su viaje de regreso a la capital del Turia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agente K: Intrépida y sexy
titlepage.xhtml
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0001.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0002.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0003.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0004.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0005.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0006.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0007.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0008.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0009.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0010.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0011.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0012.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0013.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0014.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0015.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0016.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0017.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0018.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0019.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0020.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0021.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_000_0022.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0001.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0002.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0003.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0004.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0005.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0006.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0007.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0008.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0009.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0010.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0011.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0012.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0013.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0014.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0015.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0016.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0017.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0018.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0019.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0020.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0021.html
CR!BJEDBDFX4H41V0VA26H36E13TNY7_split_001_0022.html