"LO HARÉ, JOAQUÍN. ¡LO HARÉ!"

Con mucho trabajo, Manuel, reconstruyó la carpintería. Él era vago, pero hábil y lo que aprendió de Joaquín alcanzó para llevar adelante el negocio.

Siempre sentía que, desde algún lugar, Joaquín lo miraba y alentaba. Manuel lo recordaba en cada logro: su casamiento, el nacimiento de su primer hijo, la compra de su primer auto…

…A quinientos kilómetros de allí Joaquín, vivito y coleando, se preguntaba si era lícito mentir, engañar y prenderle fuego a esa casa tan bonita sólo para salvar a un joven.

Se contestó que sí, y rió de sólo pensar en la policía de pueblo que confunde huesos humanos con huesos de cerdo…

Su nueva carpintería era un poco más modesta que la anterior, pero ya era conocida en el pueblo… se llamaba…

CARPINTERÍA "EL 8"

- A veces, Demián, la vida te hace difícil poder ayudar a un ser querido. No obstante, si hay alguna dificultad que vale la pena enfrentar, es la de estar para otro.

Esto no es un "deber moral" ni nada que se le parezca, esta es una elección de vida que cada uno puede hacer a su tiempo y en la dirección que desee.

Mi experiencia personal vivencial y observatoria me hace creer que el ser humano libre y encontrado consigo mismo es generoso, solidario, amable y capaz de disfrutar por igual del dar y del recibir. Por lo tanto, cada vez que te encuentres con aquellos que viven mirándose al ombligo, no los odies; ya bastante despelote deben tener con ellos mismos. Cada vez que te descubras en actitudes mezquinas, ruines o pequeñas,

aprovecha para preguntarte qué te está pasando. Te garantizo que en algún lugar erraste el rumbo. Alguna vez, escribí:

Un neurótico no necesita un terapeuta que lo cure ni un papito que lo cuide. Todo lo que necesita es un maestro que le muestre dónde perdió el camino.

POSESIVIDAD

No sé muy bien subido a qué historias, entré en un camino angustiante e inútil.

Todo empezó con un ataque de celos con mi novia. Ella había preferido encontrarse con sus amigas del colegio y postergar la salida conmigo, que lo contrario. Desde allí empezaron a desfilar por mi cabeza las situaciones de pérdida y el dolor que esto siempre me causaba.

Yo había hablado en terapia de la importancia de vivir las pérdidas como tales, pero ahora estaba francamente fastidiado. -No entiendo por qué tengo que compartir mi pareja con sus amigas, ni mis amigos con sus parejas. Lo digo así para escucharme esta estupidez y que me ayudes. Cuando algo es Mío, aunque sea troglodítico como dices tú, siento que tengo derecho de cederlo o NO, y por el tiempo que quiera yo. Por eso es Mío.

Jorge dejó la pava y me contó:

Caminaba distraídamente por la calle cuando la vio. Era una enorme y hermosa montaña de oro. El sol le daba de lleno y al rozar su superficie reflejaba tornasoles multicolores, que la hacían parecer un personaje galáctico salido de una película de Spielberg.

Se quedó un rato mirándola como hipnotizado. -¿Tendrá dueño? -pensó.

Miró para todos lados, pero nadie estaba a la vista. Al fin, se acercó y la tocó. Estaba tibia.

Pasando los dedos por su superficie, le pareció que su suavidad era la correspondencia táctil perfecta de su luminosidad y de su belleza.

- La quiero para mí -pensó.

Muy suavemente la levantó y comenzó a caminar con ella en brazos, hacia las afueras de la ciudad.

Fascinado, entró lentamente en el bosque y se dirigió al

claro.

Allí, bajo el sol de la tarde, la colocó con cuidado en el pasto y se sentó a contemplarla.

- Es la primera vez que tengo algo valioso que es mío. ¡Sólo mío! -pensaron los dos simultáneamente.

- Cuando poseemos algo y nos esclavizamos en dependencia de ese algo, quién tiene a quién, Demi… ¿Quién tiene a quién?