Capítulo 14
—Como ves, cariño, Lang Fielder estaba planeando quitarte tu casa y tirarla abajo junto a las otras tres que tiene en la zona, y así ganar dinero suficiente para construirse una mansión en la parcela —George Rosche estaba sentado en la cocina de la casa de Jess—. Lo único que necesitaba era controlar la situación aprovechando su puesto en el ayuntamiento y enviándote las notificaciones sobre las cargas de la casa.
Dalia estaba sentada al lado de George.
Ella estaba en la cocina demostrando a sus abuelos cómo había aprendido a andar.
Y Jess estaba sentada tratando de comprender lo que le acababan de decir.
George y Dalia la habían llamado para verla urgentemente. Dan estaba bastante bien como para que Jess decidiera reunirse con ellos en su propia casa. Quizá mientras estuviera fuera, Dan aprovecharía la oportunidad para hablar con Luke sobre la idea de casarse con Jess.
—Jess, ese hombre no tenía derecho a permitir que pasara el tiempo y que no te informaran de lo que estaba pasando. Él tenía su propio plan —dijo Dalia—. Nos hemos enfadado mucho al enterarnos y espero que lo comprendas. Somos los abuelos de Ella y te consideramos una chica muy especial. Nuestro hijo no debería haberte tratado así.
—Díselo ya —dijo George.
Dalia suspiró hondo.
—Hemos pagado las cargas y los intereses acumulados para que ese hombre no pueda seguir adelante con su plan. La subasta se ha cancelado. La casa es tuya.
—Podíamos permitírnoslo, así que no te preocupes —intervino George—. Pero deberías notificar al ayuntamiento cómo se ha comportado ese hombre. Deberían echarlo por actuar de manera turbia. Estaremos encantados de ayudarte, si quieres.
—La de veces que he ido al ayuntamiento y que he tenido que suplicar para hablar con él. Siempre me decía que pagara lo que pudiera de la deuda a pesar de que pensaba comprar mi casa por muy poco valor —Jess hablaba con rabia—. Hablaré con el responsable. Si de veras no os importa ayudarme en ello…
—Estaremos encantados de ayudarte —dijo George.
Jess no sabía cómo reaccionar. Estaba acostumbrada a estar sola y a no tener otra opción que tomar sus propias decisiones. ¿Cómo sería si se casara con Dan? ¿Podría vivir con su apoyo pero sin su amor?
Tenía que reflexionar acerca de la respuesta.
Pero primero tenía que solucionar aquello.
—George, Dalia, gracias por lo que habéis hecho por mí. Tendré que devolveros el dinero. Es vuestro y, al fin y al cabo, no me debéis nada.
—Sabemos que así es como te sientes, cariño —Dalia le dio una palmadita en la mano—. Pero tú estabas luchando y esa situación no estaba bien. Para nosotros no ha supuesto mucho esfuerzo. Por favor, ¿lo aceptarías? No hay ningún tipo de compromiso. No queremos que te sientas presionada, ni siquiera para que nos dejes formar parte de la vida de Ella, aunque nos encantaría. Peter es nuestro único hijo y nunca pensamos que tendríamos una nieta ni a su encantadora madre.
Hablaron un ratito más. Y Jess aceptó el regalo. También les dijo que por supuesto podrían formar parte de la vida de Ella.
—Yo no he tenido mucha familia y si Ella puede disfrutar de ello, quiero que sea así.
Después, George le preguntó si no sería mejor ir al ayuntamiento y enfrentarse al tema de Lang Fielder.
Jess respiró hondo y asintió. Se dirigieron al ayuntamiento en dos coches y cuando el secretario se negó a dejarles hablar con el alcalde, Jess enderezó los hombros y dijo:
—No nos iremos hasta hablar con él.
Al final les dejaron pasar y Jess explicó lo sucedido. El alcalde se quedó asombrado.
—Quiero que haga venir a Lang Fielder. Pregúntele qué pensaba hacer y cómo pensaba conseguirlo —le dijo Jess.
El alcalde sacó los documentos necesarios antes de llamar al otro hombre. Una vez reunidos, le mostró las pruebas.
—Creía que te conocía, Fielder, pero es evidente que no era sí. Si vas a realizar actividades ilegales desde tu puesto de trabajo, prefiero no contar contigo. Tu cese en el cargo es inmediato.
—No puede hacer eso. Presentaré un recurso…
—Y entre tanto, yo investigaré todo los asuntos de los que se ha ocupado desde que empezó a trabajar aquí. Rece para que no haya una acusación formal por parte del ayuntamiento o de la señorita Baker.
Lang los miró y después salió de la oficina.
—Esto no terminará así —amenazó.
El alcalde negó con la cabeza y se disculpó de nuevo ante Jess, asegurándole que el asunto quedaría solucionado.
Una vez fuera, Jess se despidió de la pareja.
—Gracias —les dijo dándoles un abrazo.
George y Dalia se despidieron y se marcharon. Jess metió a Ella en el coche y se dirigió a casa de Dan.
Era la dueña de su casa y nadie podía quitársela. Además, Ella tenía familia nueva.
—Ella, hemos encontrado una familia que nos quiere de verdad.
Jess se aclaró la garganta al oír sus propias palabras. Dan también le había pedido que formara parte de su vida. Y ella tenía que darle una respuesta.
¿Por qué no podía decirle que sí, sin más?
«La situación ha cambiado y ahora ya tienes dónde vivir».
Pero Dan seguía necesitando que sus hijos se sintieran seguros y su deseo de que Jess se convirtiera en su esposa no había cambiado. Jess tendría la oportunidad de amarlo, aunque él no la amara a ella…
—Es hora de entrar, Ella. Al menos tenemos que enterarnos de si Dan ha hablado con Luke y de cómo le ha ido.
—Jess, espero que hayas tenido un buen rato con los abuelos de Ella —dijo Dan.
Dan no se había enterado de la existencia de los abuelos de Ella hasta ese mismo día, cuando Jess le pidió la mañana libre.
—Dan, ¿has hablado con Luke?
Había algo en el tono de Jess que hizo que se pusiera tenso.
—Sí —Dan le había explicado a su hijo que su intención no era reemplazar a Rebecca.
Luke había llorado un poco.
—No sabía que él seguía tan afectado por la muerte de su madre. Ha mostrado parte de su dolor conmigo, y creo que con el tiempo seguirá liberándolo.
—Eso es bueno, Dan —Jess se alegraba de que Luke hubiera llegado a descubrir la intensidad del dolor que sentía su hijo.
—Él no se interpondrá en nuestro camino, Jess, si nosotros…
Si se casaban. Si intentaban tener una estupenda relación de amistad y se ayudaban mutuamente.
Jess asintió.
—Tengo que contarte lo de los abuelos de Ella —buscó las palabras adecuadas y le contó lo que había sucedido—. Ahora soy la única propietaria de la casa. George y Dalia han sido muy generosos. Y sobre todo lo que valoro es que se hayan preocupado lo suficiente como para ayudarme y para que hicieran justicia con Lang Fielder por engañarme. Mi preocupación económica ha terminado, Dan —dijo Jess, y tomó a Ella en brazos—. La casa está asegurada gracias a los abuelos de Ella, los padres de Peter Rosche. Una lástima que Peter me hiciera firmar un documento comprometiéndome a no revelar su nombre. Él rompió el trato y sus padres vinieron a buscarme para pedirme que les permita ser parte de la vida de Ella. ¡Y también me quieren a mí!
—Eso es una gran noticia, Jess.
—Nunca hubiera permitido que George y Dalia pagaran la deuda que tenía con el ayuntamiento si hubiese sabido cuál era su plan —se mordió el labio inferior.
Ella comenzó a revolverse entre sus brazos y Jess la dejó en el suelo otra vez.
—Pero lo han hecho de todos modos. Parece que necesitaban hacer eso por ti, Jess, para ayudarte.
Y él no podía evitar preguntarse cómo afectaría todo aquello a la respuesta que ella tenía que darle.
Ella ya no lo necesitaba. No como lo había necesitado antes de que aparecieran los abuelos de Ella.
Pero él la necesitaba.
Sintió que se le encogía el corazón y tuvo miedo de sufrir otro ataque.
Respiró hondo y comprendió por qué sentía como si alguien le hubiera apretado el corazón. No quería perder a Jess. Quería que ella aceptara convertirse en su esposa. Por la seguridad de sus hijos. Pero sobre todo por él mismo. Era la parte que no había sido capaz de ver.
Se había enamorado de Jess.
Dan no imaginaba que aquello pudiera volverle a suceder. Creía que todo su amor lo había dedicado a Rebecca. Se había enamorado de Jess de otra manera, pero con la misma intensidad. Por eso le había costado tanto explicarle las cosas a Luke. Dan no había sido capaz de comprender sus propios sentimientos.
—Dan, tengo que darte mi respuesta. No quiero hacerte esperar más.
Él la miró y comprendió que podía haberlo estropeado todo. Le había pedido matrimonio por conveniencia, pero no le había dicho que la amaba y que quería saber si ella también lo amaba a él.
Dan tenía que hablar con ella otra vez.
—Jess, ¿puedo hablar de eso contigo esta noche? ¿Cuando los niños se hayan acostado? —quería tener tiempo para poder ofrecerle algo especial cuando le pidiera matrimonio por segunda vez.
Rob y Daisy empezaron a discutir en la terraza y Jess se levantó para ver qué pasaba.
—Supongo que será mejor momento.
Mientras ella continuaba con su trabajo en la casa, Dan se dirigió a su despacho y agarró el teléfono para poder planificar la velada.
—Estabais muy callados cuando regresasteis del paseo —Jess intentó no mostrar su nerviosismo.
Dan había llevado a los niños a dar un paseo por la finca. Él llevaba una pala y una carretilla. Habían estado fuera bastante rato y cuando regresaron todos estaban como apagados, sorprendidos, emotivos…
Y después Mary había salido corriendo para abrazarse a las rodillas de Jess. Daisy había ladeado la cabeza y había mirado a Jess y a Ella como para tomar una decisión. Después había asentido y se había llevado a Annapolly al interior de la casa.
Rob había mirado a Jess y después había mirado hacia otro lado como avergonzado. A ella le pareció ver la marca de las lágrimas en su rostro.
Y Luke…
Con solo mirar a Luke supo que el niño había pasado por algo muy emotivo. Si Dan había hablado con ellos respecto a la posibilidad de casarse con ella y aquélla había sido su reacción…
Pero entonces, Luke abrazó a su padre por la cintura y suspiró como si le hubieran quitado un peso de encima. Después, también se dirigió a la casa.
Por la noche, Dan y Jess se quedaron a solas. Dan le había pedido a Jess que se marchara a casa, se pusiera una ropa bonita y regresara allí. Él había contratado a la otra niñera para que se quedara con los niños ya que ellos iban a salir a un lugar cercano.
Jess estaba intranquila y se preguntaba por qué tenía que ponerse un vestido bonito para hablar del futuro. Dan ya le había dicho lo que quería con mucha claridad. ¿Quizá fuera a retirar su propuesta porque sus hijos no habían sido capaces de aceptar la idea?
—Espero venir vestida para la ocasión —dijo ella.
—Estás perfecta para ir donde vamos —le ofreció el brazo y sonrió.
Al momento la guio hasta la casita del árbol.
—Me parece el lugar perfecto para esta conversación —dijo él mientras subían la escalera.
—Es precioso —el lugar estaba decorado con ramos de flores. Había una manta de picnic en el suelo y varios almohadones. Una cubitera con una botella de vino y dos copas junto a una bandeja de fruta.
Dan la agarró de la mano y la llevó hasta la manta.
—No tenías por qué hacer esto —tomó una uva y se la metió en la boca—. Sé que lo que me has ofrecido nada tiene que ver con los sentimientos, pero yo ya he tomado una decisión. Claro que si los niños…
—Esperaba poder empezar de cero, Jess —dejó la copa de vino que apenas había probado.
—¿No vas a retirar la propuesta?
—Te pedí que te casaras conmigo para que mis hijos tuvieran seguridad, igual que vosotras —le acarició la mano.
—Lo sé, y aunque yo ya no necesite tu ayuda, lo que pediste para los niños me parece muy válido. Los quiero, Dan. Han encontrado un hueco en mi corazón. Además, Ella tendría hermanos con los que criarse. A mí me parece muy importante.
—Y tú me importas mucho a mí, Jess. Eres generosa y buena. Me encanta que seas tan decidida en la vida y que mantengas el ánimo cuando las cosas van mal.
—No siempre estoy animada. Bueno, eso ya lo has visto.
—He visto muchas partes distintas de ti, Jess. Hoy he llevado a los niños hasta ese árbol enorme que hay al final de la finca.
—¿Para hablar con ellos de la posibilidad de casarte conmigo?
—Sí. Y también hemos enterrado las cenizas de Rebecca junto al árbol.
—Oh, Dan —se le formó un nudo en la garganta—. Eso no ha debido de ser nada fácil.
—Creo que era algo que todos necesitábamos. Yo no la había dejado marchar, Jess. Me aferraba a lo mucho que la había amado para no tener que enfrentarme a vivir mi vida otra vez. Me decía que yo había hecho todo lo que tenía que hacer al respecto, pero no era cierto.
—Has hecho un gran trabajo con los niños, Dan —le apretó la mano—. Y no eres culpable por amar tanto a tu esposa y pensar que nunca volverás a amar de esa manera. Lo comprendo.
Dan se acercó a ella.
—Creía que eso era lo que pasaba, pero, Jess… Me he enamorado otra vez. Lo que pasa es que no me di cuenta hasta que no te propuse un matrimonio de conveniencia, en lugar de proponerte un matrimonio por amor. Cuando esta mañana me contaste que los abuelos de Ella habían pagado la deuda de tu casa, supe que ya no me necesitabas para tener seguridad. Entonces, me di cuenta de que yo sí te necesito, porque estoy enamorado de ti. Esperaba no haberlo estropeado todo por haberte pedido que te casaras por otros motivos.
—Oh, Dan. Pero no quiero hacerle daño a Luke.
—Por eso te quiero. Luke vio que yo tenía sentimientos hacia ti que yo no había sabido reconocer. Hoy se lo he admitido y hemos hablado abiertamente sobre la pérdida de su madre. Creo que Luke ahora podrá superarlo. Y sabe que te quiero por ser tú. Me gustaría tener la oportunidad de amarte con todo mi corazón. Confío en que podamos tener toda una vida, juntos.
—Iba a decirte que sí, Dan —admitió mientras su corazón se llenaba de amor—. Me enamoré de ti la noche que hicimos el amor. Me di cuenta al día siguiente, cuando Ella caminó hacia ti. Cuando me pediste que nos casáramos no sabía que decir. Quería estar contigo, pero me daba miedo sufrir porque no me amaras de la misma manera.
—Habrías aceptado por el bien de los niños.
—Por el de todos nosotros, pero solo si me hubieses asegurado que podríamos conseguir que Luke cambiara de opinión sobre el tema. Eso me gusta mucho de ti. He admirado tu compromiso con tu familia desde el primer día.
—Me he enamorado de ti —le acarició el brazo—. De cómo viniste a ofrecerme tu ayuda a pesar de tener tus propios problemas. De cómo has cuidado a mis hijos. De cómo quieres a tu hija.
—Espero que pueda construir una buena relación con los abuelos de Ella.
—Creo que ya vas por buen camino y, si me lo permites, te apoyaré en todo momento. ¿Te casarás conmigo, Jess? ¿Porque te quiero y deseo tenerte en mi vida?
—Yo también te quiero. Tienes todo mi corazón. Sí, me casaré contigo. Te amaré y querré a tus hijos, y pasaré el resto de mi vida disfrutando de todos vosotros.
—Gracias —la besó de forma apasionada.
Cuando se separaron, él se puso serio.
—No puedo garantizarte que… después de lo que pasó con lo del ataque…
—Lo sé. Estás haciendo todo lo posible para cuidarte y tratar de evitar que vuelva a ocurrir. Tienes razón, Dan. Hay cosas que no podemos controlar. Espero que tu salud permita que nos amemos en un futuro —sonrió—. Y te controlaré la sal en las comidas. Nada de comer aperitivos salados.
—Lo sé, me portaré bien —se rio y la abrazó con fuerza.
—Me gustaría quedarme aquí y hacerte el amor, Jess.
—¿Pero hay un montón de niños y una niñera esperando el resultado de esta reunión?
—Sí. Me temo que va a ser así.
Ella se puso en pie y le tendió la mano.
—Sé que no siempre va a ser fácil, pero estoy ilusionada con el futuro. Vamos dentro a contarles la noticia.
De pronto se dio cuenta de que estaba a punto de convertirse en la madrastra de cinco niños y sintió una pizca de pánico.
—¿Estarán contentos con la decisión?
Él se puso en pie y le besó la mano.
—Igual que yo, saben que tienen la suerte y el placer de poder amar por segunda vez. Creo que hasta Luke llegará a apreciarlo de verdad.
Sus palabras provocaron que se le humedecieran los ojos, pero pestañeó y permitió que la inundara la felicidad.
—Éste es el principio de toda una vida juntos.
—Cásate conmigo pronto, Jessica. Haremos una boda aquí, junto a la casa, con todos los niños. Ella, Daisy, Mary y Annapolly podrían llevar vestidos preciosos y guirnaldas de flores. Luke y Rob irán con esmoquin. Quiero verte con un precioso vestido de novia mientras nos intercambiamos los anillos.
—Lo haremos, Dan —susurró ella—: Me casaré aquí contigo y muy pronto.
Él la tomó en brazos y la besó de nuevo, antes de guiarla a la casa para compartir la buena noticia…
Fin