El binomio orden-desorden suscita hoy en día numerosas confrontaciones culturales, como señala un texto de Jean Starobinski escrito en ocasión de los Encuentros Internacionales de Ginebra de 1983, cuyo tema era precisamente Orden y desorden.

Dice Starobinski: «Hoy no existe ningún campo —ciencias físicas, humanas, creación artística, instituciones jurídicas, vida económica, debates políticos— cuyos problemas no parezcan apelar a las nociones antagonistas del orden y del desorden, o a aquéllas, más flexibles pero no por ello menos antinómicas, del equilibrio y del desequilibrio. Todo nos lleva a creer que estas nociones son indispensables para interpretar el conjunto de las realidades que se presentan en nosotros o en tomo a nosotros».

En realidad, el interés por los problemas de orden y desorden no es reciente: lo encontramos en científicos, filósofos y poetas. Pensemos, por ejemplo, en los Cahiers de Paul Valéry, donde se encuentran numerosos anotaciones, algunas muy profundas, sobre el desorden.