EN LA LUZ DORADA, LAS COLINAS…

En la luz dorada, las colinas, y

reluciente, abierto

beso de la tierra,

la tumba.

Si los labios se abren

al aliento terrestre,

alcanzando el cielo

y la nube que se oculta,

¿cuándo reposarás

en el tálamo de la tarde?

Oh, rostro humano

que te hundes en la abierta profundidad,

que te hundes en el sonido de tu ser,

tu ojo irradia hacia el cielo,

lo arrastra hacia abajo

a tu noche amorosa

mientras el mundo fluye.

(1934)