VI. Declaraciones y documentos oficiales húngaros
OFRECEMOS a continuación algunos de los documentos y declaraciones oficiales de dirigentes y organismos de la República Popular Húngara a raíz de los trágicos sucesos provocados por la contrarrevolución fascista.
LLAMAMIENTO DEL COMITE CENTRAL PROVISIONAL DEL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA HUNGARO
BUDAPEST, 6 de noviembre. (TASS). La Radio húngara transmite el siguiente Llamamiento del Comité Central Provisional del Partido Obrero Socialista Húngaro:
“Comunistas húngaros, Miembros del Partido Húngaro de los Trabajadores, Camaradas:
Nuestro Partido martirizado, que ha recorrido un camino glorioso, atraviesa la etapa más difícil de su historia. La situación exige unificar todas las fuerzas del Partido, ya que tan sólo por tal camino podemos rechazar eficazmente los ataques contrarrevolucionarios, tendientes a la restauración del capitalismo, tan sólo así podremos defender el Poder del pueblo. Tan sólo uniéndonos podremos asegurar a la clase obrera húngara, al campesino trabajador y a la intelectualidad avanzada, a todo el pueblo húngaro, el desarrollo más amplio de la democracia, nuestra independencia nacional y la soberanía y el triunfo del régimen socialista.
Para que nuestro Partido recupere la fuerza y pueda dirigir a las masas, nos es necesario romper decididamente con la nociva política y los métodos criminales de la camarilla Rakosi, que hicieron vacilar la fe de las vastas masas trabajadoras de nuestro Partido, y romper con igual decisión con el grupo Imre Nagy-Losonczy que, al rendir las posiciones de la clase obrera y colocarse en el terreno del nacionalismo y chovinismo, abrió el paso a las fuerzas contrarrevolucionarias y traicionó así la causa del socialismo.
Para que sea claro a todos que queremos acabar definitivamente con los errores del pasado, hemos decidido cambiar el nombre de nuestro Partido y adoptamos el título siguiente: el Partido Obrero Socialista Húngaro. Apoyándonos en todas las fuerzas sanas del Partido restableceremos y desplegaremos la actividad de nuestras organizaciones.
¡Las bases ideológicas de nuestro Partido son inmutables! Nos guiamos por las ideas insuperables del marxismo-leninismo; luchamos por el socialismo; defendemos el Estado de democracia popular, cuya base es la alianza indisoluble de los obreros y de los campesinos; somos miembros del gran campo internacional de la clase obrera. Consideramos que el amor ardiente a nuestra Patria es inseparable de las ideas del internacionalismo proletario. Una colaboración fraternal estrecha con los pueblos de los países socialistas y la coexistencia pacífica con todos los pueblos del mundo constituyen la base en que deseamos la prosperidad de nuestra Patria.
La tarea fundamental de nuestro Partido es ahora derrotar por completo las fuerzas contrarrevolucionarias que actúan ya sin tapujos y que lograron aprovechar el legítimo descontento de las masas. Ese descontento se debía a los errores del pasado, pero de ninguna manera se dirigía contra el Poder popular. Todos los miembros y todas las organizaciones del Partido deben prestar el apoyo completo al Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos Húngaro que se plantea la tarea de defender nuestro régimen democrático-popular, derrotar a la contrarrevolución y asegurar el trabajo pacífico y el bienestar de los trabajadores.
Ayudad al Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos Húngaro, a poner en práctica su programa.
Con la fuerza del Partido ayudad a restablecer inmediatamente la vida normal, a reanudar el trabajo, asegurar la legalidad, ampliar más la democratización de la vida social y realizar rápidamente las reivindicaciones perentorias de las masas trabajadoras.
En los consejos obreros, en los demás órganos del Poder y en la organización del Frente Popular Patrio, uníos con los patriotas de tendencias democráticas, incluso si no comparten nuestro credo comunista, pero están dispuestos a defender el Poder del pueblo trabajador. Por medio de la convicción y de la labor política educativa asegurad su apoyo al Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos Húngaro. ¡Limpiad esas organizaciones de los elementos contrarrevolucionarios! ¡Proteged la conciencia socialista de la clase obrera y sus tradiciones combativas! ¡Guardad la unidad de la clase obrera, no permitáis que se desenvuelva la demagogia contrarrevolucionaria, capaz de impedir la unidad de las filas de los trabajadores! ¡Mantened las fuerzas combativas y la unidad de las filas de los sindicatos húngaros que tienen un pasado glorioso! ¡Cohesionad en torno del Partido las mejores fuerzas de la juventud obrera y campesina y de los estudiantes salidos del pueblo trabajador!
¡Que se pongan al trabajo nuestras organizaciones del Partido y se ponga al trabajo cada miembro del Partido, que, apoyándose en las masas, está dispuesto a luchar por el Poder del pueblo trabajador, por la política de nuestro Partido!
En la vida de las organizaciones del Partido debe ser desplegada íntegramente, sobre la base de los principios leninistas, la democracia interior del Partido.
Nuestras organizaciones tienen que inspirar la lucha por la derrota de la contrarrevolución y por reanudar el trabajo pacífico creador.
Los comunistas, miembros del Partido, deben mostrar ejemplo de fidelidad al Poder popular, de espíritu combativo y de vigilancia contra los enemigos del pueblo.
Debe infundir fuerza a los comunistas la conciencia de que, en la lucha contra las tentativas contrarrevolucionarias que amenazan la causa del progreso, están unidos y se solidarizan con nosotros todos los Partidos hermanos del mundo, todos los pueblos de los países socialistas.
Estableced las relaciones amistosas de nuestro pueblo con los combatientes del Ejército Soviético que nos han ayudado en la lucha contra la reacción, contra la contrarrevolución, y han intervenido en defensa del Poder popular húngaro.
Comunistas, Camaradas: La situación es grave. Sin embargo, si nos aunamos y ponemos orden en nuestras filas tendremos bastantes fuerzas. ¡Nuestro Partido es invencible, si queda fiel a nuestras ideas y se apoya en la clase obrera, en las amplias masas del pueblo trabajador! Camaradas: ¡Adelante, al trabajo y a la lucha!”
Budapest, 6 de noviembre de 1956.
OTRAS víctimas del terror fascista en Budapest
COMITE CENTRAL PROVISIONAL DEL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA HUNGARO Nuestro camino consiste en la defensa de la Hungría democrática popular socialista
Discurso pronunciado por Radio Budapest por Janos Kadar, Presidente del Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos de la República Popular Húngara
EL 11 DE NOVIEMBRE pronunció un discurso por la radio de Budapest Janos Kadar, Presidente del Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos de la República Popular Húngara.
Al caracterizar la situación general en el país, Janos Kadar manifestó:
“Puedo informar que en todo el territorio del país —tanto en la capital como en la provincia— el ataque armado directo a la República Popular Húngara ha sido rechazado. La mayor parte de los participantes de la rebelión armada ha entregado o ha abandonado las armas. Nuestros órganos militares y civiles están recogiendo ahora el armamento abandonado en grandes cantidades. En Budapest y a lo largo de las carreteras que comunican Budapest con el nord-oeste, vagan aún y se ocultan hombres y grupos insignificantes armados. Con su fuego graneado y desordenado perturban aún la vida pacífica, la tranquilidad y la seguridad de las masas. Pero su apaciguamiento también se realiza a ritmo acelerado.
En provincias, por doquier se reanuda normalmente el trabajo pacífico cotidiano. En una parte considerable de ferrocarriles, minas, empresas e instituciones públicas ha empezado el trabajo. Comenzaron los estudios en las escuelas. Menos favorable es la situación en Budapest. Aunque también aquí ha comenzado el trabajo en las instituciones, establecimientos públicos, en el ferrocarril y en las empresas de la capital, y varios miles de personas han emprendido el trabajo en empresas de Budapest tan importantes como Hanz-vagon, la empresa Beloyannis, MAVAG, y otras, sin embargo en lo que se refiere a la normalización de la vida, Budapest está en retraso respecto a la provincia. En cuanto a la implantación del orden legal, también en este aspecto la situación en Budapest se diferencia de la de la provincia.
En las localidades provinciales de todo el país, a excepción de algunas aldeas en la región de Komarom, donde los restos dispersos de los grupos armados de bandoleros derrotados en Budapest y desalojados de allí han abierto el fuego, se ha restablecido por completo el orden legal”.
Janos Kadar expresó su seguridad de que en el término de 2 a 3 días se podrá acabar enteramente con los grupos de bandidos, merodeadores e incendiarios y que en todo el país quedará restablecido el orden legal, primera e indispensable condición del trabajo pacífico creador.
Al hablar de las tareas que tiene actualmente ante sí el pueblo húngaro, Janos Kadar se refirió a las dificultades en el abastecimiento de Budapest con comestibles, a la falta de viviendas en esta ciudad, a la insuficiencia de materias primas en una serie de empresas.
“Cada cual en su puesto, dijo, debe comenzar inmediatamente el trabajo con la mayor energía. Pero para ello es necesario que el pueblo trabajador del país llegue a un acuerdo completo sobre varios problemas fundamentales.
¿A qué problemas me refiero?
Debe existir unidad de criterios acerca de que la causa principal del movimiento popular iniciado el 23 de octubre, hay que buscarla en los serios errores y crímenes cometidos, en perjuicio de los trabajadores del país, por la camarilla de Rakosi, que contaba con una influencia decisiva en la dirección del país y del partido. Se debe saber también que la indignación de las masas, era completamente legítima. Los objetivos de las masas, que participaron en este movimiento, no consistían en quebrantar el poder popular en la República Popular Húngara, sino, al contrario, en consolidar y robustecerlo mediante la actuación contra los errores.
Hoy está absolutamente claro, que en la intervención de las masas participaban personas bien intencionadas. Gran parte de la juventud, que participó en el levantamiento armado, se consideraba partidaria del sistema socialista y de la república popular. Está claro también, que desde el comienzo mismo, en las filas de los participantes del movimiento de masas y del levantamiento armado estaban y se colocaban cada vez más en primer plano las fuerzas contrarrevolucionarias cuyo objetivo no era enmendar los errores, sino derrocar el Estado de la República Popular Húngara y el poder del pueblo trabajador. Estas fuerzas contrarrevolucionarias se planteaban como fin la destrucción de las conquistas de nuestra revolución socialista y la restauración en nuestra patria del régimen terrateniente burgués.
Debemos saber que la contrarrevolución emprendió el ataque contra nuestra democracia popular en varias direcciones. En la dirección política desviaba cada día más al Gobierno hacia la derecha. Como resultado de un cambio permanente de los miembros del Gobierno, éste devenía cada vez más derechista. No cabe duda de que muy pronto la contrarrevolución hubiera expulsado del Gobierno incluso al mismo Imre Nagy.
LOS FASCISTAS masacraron a este ciudadano húngaro por ser comunista y luego colocaron el carnet del Partido sobre su cadáver
Muchos trabajadores lo comprendieron después de la intervención política del cardenal Mindszenty.
La composición de los que combatían con las armas en la mano contra el poder del Estado, y, por consiguiente, el carácter de la sublevación armada cambiaban con rapidez. Mientras la juventud que no quería el derrocamiento del poder popular, se apartaba de la lucha, entregando las armas, se activizaban en enorme grado los elementos liberados de las cárceles, los que hasta este momento se ocultaban tras la máscara de ciudadanos pacíficos, y, por último, los antiguos oficiales de Horthy y de la gendarmería, que se encontraban a la espera hacía mucho tiempo en las fronteras occidentales de nuestro país. La jauría de criminales, liberados de las cárceles, al recibir armas llevaba a cabo fechorías, fortalecía la anarquía y facilitaba los planes de los contrarrevolucionarios.
No obstante, fué en el terror blanco que apareció ante el pueblo entero la verdadera fisonomía de la contrarrevolución. Mientras en Budapest tenían lugar los primeros choques, y en la provincia se llevaban a cabo manifestaciones pacíficas de las masas, en algunas localidades, por ejemplo en el distrito meridional de Bacs y en la línea Gyoer-Sopron, bandas contrarrevolucionarias armadas bien organizadas asesinaban ferozmente a centenares de comunistas, sencillos obreros, campesinos, intelectuales y a todas las personas progresistas que caían en sus manos.
Lo mismo se repitió, pero en mayor grado, con un ataque más feroz aún, cuando el Gobierno dió orden del cese del fuego en Budapest. Mientras que en los círculos gubernamentales se hablaba de la coalición y de la democracia, las armas, que defendían al Estado contra la rebelión, callaban. El edificio del comité urbano del partido en la plaza Keztarsasag fué destruido por la artillería y grupos armados realizaban incursiones contra las viviendas de las personas de ideas progresistas en todo Budapest y en Csepel, llevándolas consigo o asesinándolas en el acto. En Varosliget (un jardín de la ciudad. Nota de la Redacción) colgaban de los árboles a revolucionarios asesinados y mutilados. En algunos casos, cuando los terroristas blancos-asesinos no encontraban en las casas a la persona que buscaban, mataban a su familia, sin tener piedad siquiera de las criaturas.
Tal era la situación en Budapest en la segunda mitad de la semana pasada.
Cuando mediante negociaciones se desalojaba del Gobierno a los comunistas, en las calles estaba en su apogeo el terror contrarrevolucionario. El poder del pueblo trabajador, la República Popular Húngara, todas las conquistas del pueblo trabajador se encontraban en peligro.
También se debe saber que el Gobierno de Imre Nagy, al quedar completamente impotente bajo la presión derechista, abrió de hecho el camino a la contrarrevolución.
Como ex-Ministro del Gobierno de Imre Nagy, debo manifestar con franqueza, que estoy convencido de que ni el mismo Imre Nagy ni su grupo político deseaban ayudar conscientemente al régimen contrarrevolucionario. Pero no cabe duda de que Imre Nagy se encontró bajo la presión de las fuerzas contrarrevolucionarias y cometió un gran crimen político contra el pueblo, cuando viendo la situación que se había creado, no la denunció al pueblo con sinceridad y valentía, sino, al contrario, siguió la corriente del chauvinismo y entregó las posiciones de la clase obrera”.
“Ya a mediados de la semana pasada, continuó diciendo Janos Kadar, se vió claramente que había sólo dos caminos para salir de la difícil situación creada.
El primero de ellos: siguiendo por el camino que conducía al desmoronamiento del Gobierno de Imre Nagy, plantear sobre un primer plano la cuestión de la retirada de las tropas soviéticas y como consecuencia de ello contemplar impotentemente cómo el terror blanco contrarrevolucionario exterminaría primero en Budapest y luego en la provincia a las masas militantes de obreros, campesinos e intelectuales comunistas, luego a quienes simpatizaban con los comunistas y después a todos los patriotas-demócratas. Después de ello la contrarrevolución echaría al Gobierno de Imre Nagy y a cualquiera otro Gobierno basado en la unidad democrática, para crear un gobierno puramente contrarrevolucionario. Este Gobierno contrarrevolucionario liquidaría luego los últimos restos del poder popular y volvería las empresas, las minas, los bancos, la tierra a los antiguos propietarios, restauraría en nuestra Patria el régimen de los capitalistas y terratenientes. Y por último, derrotadas las fuerzas del pueblo, entregaría la independencia de nuestra Patria a los imperialistas-colonizadores. Este sería uno de los posibles caminos.
El segundo camino: mediante todas las fuerzas, incluida también la ayuda de las tropas soviéticas, cerrar el paso a la ola contrarrevolucionaria, salvar de la destrucción nuestra clase obrera, el campesinado, todo nuestro pueblo, nuestro régimen democrático-popular, las conquistas socialistas y nuestro futuro, restablecer nuestro legítimo orden constitucional, la vida pacífica y normal, el orden jurídico, emprender la solución de importantes problemas maduros, iniciar el restañamiento de las heridas, la edificación de una nueva vida, más hermosa. Entre los problemas que deben ser resueltos figura también el de emprender, después del restablecimiento del orden, las negociaciones con los Gobiernos de los países signatarios del Tratado de Varsovia, acerca de la retirada de las tropas soviéticas del territorio de Hungría. La defensa de la Hungría democrático-popular socialista, del poder del pueblo, la garantía completa de la independencia y de la soberanía nacionales son posibles solamente siguiendo este camino. Los intereses del Estado y del pueblo nos dictaban imperiosamente como salida de la difícil situación solo este camino único.
Y nosotros elegimos este camino.
Hay que decir también abiertamente lo siguiente. Quien considera que antes deben ser retiradas del país las tropas soviéticas, quiéralo o no, se pronuncia por la contrarrevolución, por el yugo imperialista, por la pérdida de la independencia nacional. Hoy día sólo defiende la causa del poder popular y de la independencia nacional, quien se pronuncia firmemente por la necesidad de, con todas las fuerzas, utilizando el apoyo posible —teniendo también en cuenta la ayuda de las tropas soviéticas—, derrotar a la contrarrevolución, fortalecer nuestra república popular y luego iniciar las negociaciones acerca de la retirada del territorio de Hungría de las tropas soviéticas.
Además de estas cuestiones fundamentales hay también varios problemas políticos importantes que inquietan hoy particularmente a nuestro pueblo.
Ante todo me refiero a los problemas relacionados con el detrimento de los sentimientos nacionales. El Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos se atiene a la opinión de que nuestro escudo debe ser el escudo de Kosuth, el uniforme de nuestros soldados debe estar en consonancia con las tradiciones húngaras y el 15 de marzo debe ser nuevamente la fiesta de la lucha por la libertad húngara.
El Gobierno ha dictado dos días atrás un decreto disponiendo que en las escuelas los alumnos están facultados para elegir ellos mismos el idioma extranjero obligatorio que deberán estudiar. Permaneciendo fieles a nuestras tradiciones habrá que establecer nuevamente en nuestras escuelas la antigua costumbre de apreciación de los resultados en el estudio, es decir que la nota más alta debe ser el uno y no el cinco.
Debo decir también que las medidas monstruosas, serviles y aduladoras con que los rakosistas menoscaban seriamente los sentimientos de nuestro pueblo y que ahora debemos liquidar no las necesitaban la Unión Soviética ni el pueblo soviético, sino únicamente aquellos aduladores que apartándose de su propio pueblo deseaban elevarse mediante una imitación servil, monopolizando en nuestro país la amistad de la Unión Soviética exclusivamente para sí”.
“Actualmente —declaró más adelante Janos Kadar—, parte de la opinión pública concede mucha atención a la cuestión de la existencia de diferentes partidos. En relación con este problema quisiera decir lo siguiente: No entendemos la solución de las tareas próximas por otro camino que el camino donde las gentes que se atienen a los puntos de vista de partido y concepciones más diversos, reciben su parte de participación y responsabilidad y adoptan obligaciones en la solución de los asuntos estatales en todas las instancias. Nos pronunciamos por la cohesión democrática nacional más amplia, por la política de un auténtico frente popular, y en consonancia con ello el Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos Húngaro queda siendo también aquí un Gobierno de frente nacional, de unidad en el sentido más puro de esta palabra.
En la solución de estos problemas generales reciben el lugar y el papel correspondiente en nuestra república popular, todos los que se pronuncian por este régimen, pero debemos diferenciar a todos los que son portadores de sentimientos enemistosos hacia nuestro régimen democrático popular. En las distintas esferas de la labor social queremos trabajar conjuntamente con los patriotas que están dispuestos a defender con nosotros la causa de mayor significación de nuestro pueblo: la causa de la paz”.
Janos Kadar subrayó que no puede volverse a los viejos métodos burocráticos de dirección del partido y del Estado.
“Estamos firmemente decididos, dijo, a liquidar radicalmente los errores del pasado”.
El Presidente del Gobierno se detuvo luego en las medidas que el Gobierno estima inaplazables, y en particular en la decisión gubernamental de elevar el salario.
“El 10 de noviembre, decidimos en una reunión del Gobierno, dijo, que no más tarde del primero de enero se debe elevar los salarios en 10 por ciento, teniendo en cuenta que el salario de los obreros que ganan menos de 1.200 forintos debe ser elevado en 15 por ciento, y el salario de los obreros que ganan de 1.200 a 1.500 forintos, del 8 al 10 por ciento.
ESTE individuo se pondrá un sobretodo robado en una tienda saqueada; antes llevaba la blusa de presidiario. La reacción formaba sus “cuadros” con delincuentes comunes...
El gobierno ha confirmado la disposición anteriormente adoptada acerca de la liquidación del sistema de acopios que lesionan sensiblemente a los campesinos. Actualmente no podemos ir más allá de estas medidas. En caso contrario empeoraría en nuestro país la situación financiera y comenzaría la inflación, semejante a la que tuvo lugar en 1945-1946. Esto no redundaría en provecho de los trabajadores sino al contrario aumentaría sus sufrimientos.
El Gobierno adoptó la decisión, en interés del arreglo más rápido del problema de la vivienda para aquellos que perdieron sus viviendas a consecuencia de los combates, de entregarles como residencia los edificios de algunos ministerios que quedan libres gracias a la puesta en práctica de medidas para su reducción”.
SOBRE EL pecho de este asesinado los bandidos horthystas colocaron un ejemplar de la Historia del Partido Comunista
“El Gobierno ve los problemas inaplazables que se han acumulado, dijo Janos Kadar, pero todos estos asuntos no pueden ser resueltos desde arriba mediante palabras mágicas. Ello se puede hacer solamente con la ayuda de la unión de las fuerzas y el trabajo de todo el pueblo”.
El Presidente del Gobierno declaró en conclusión:
“Compatriotas, hermanos trabajadores:
Vivimos días muy difíciles, y hay muchas arduas tareas ante cada uno de nosotros. Pero no son dificultades infranqueables ni tareas insolubles.
Si los hombres y las mujeres más conscientes muestran el ejemplo a nuestro pueblo y toman en sus manos la defensa del poder popular y la vigilancia y si todos cohesionados nos ponemos a trabajar, apoyando las conquistas socialistas existentes, saldremos del infortunio y después de la negra sombra del pasado amanecerá para nuestro pueblo el día de la vida límpida, feliz y amistosa.
Hay que considerar como un hecho que produce satisfacción y da ánimo, el que en nuestra lucha no estamos solos. En los países socialistas hermanos, así como también en los países capitalistas, millones y millones observan con alarma si triunfamos o no sobre la hidra de la contrarrevolución. Tengo fe en que triunfaremos y sé que ya hemos dejado atrás lo más difícil.
En todo el mundo los continuadores del socialismo, así como también los no socialistas, los humanistas que sirven honradamente a la causa de la justicia y del progreso, que quieren el bien para nuestro pueblo y no desean que la reacción se imponga, no sólo nos contemplan con simpatía sino que nos tienden la mano de ayuda. Son para nosotros también un valioso apoyo los donativos que llegan de los países occidentales por intermedio de la Cruz Roja.
Respondiendo a nuestro llamamiento, una serie de países hermanos han respondido ya con una ayuda considerable. Los países socialistas —Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, China, Polonia, Mongolia, Alemania, Rumania y la Unión Soviética— han adoptado la decisión de facilitarnos ayuda en proporciones considerables, y esta ayuda se encuentra ya en camino hacia nuestra Patria.
¡Obreros, campesinos, intelectuales, compatriotas!
Nuestro país y nuestro pueblo han pasado más de una vez por situaciones difíciles, parecidas a la actual. Nuestro pueblo, uniendo sus fuerzas, con entusiasmo y ardiente amor a la Patria siempre salió vencedor en estas situaciones difíciles. El Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos tiene fe inquebrantable en las fuerzas creadoras de nuestro pueblo y no duda de que superaremos con éxito nuestras dificultades de hoy y haremos con ello que triunfe la causa del pueblo trabajador”.
ESTE CIUDADANO fué fusilado por simpatizar con el socialismo. En vida era un hombre útil para su país: quizá maestro, ingeniero o empleado...
Conferencia de prensa de los sindicatos húngaros
EL 20 DE NOVIEMBRE, la Presidencia del Consejo Nacional de los Sindicatos Húngaros Libres celebró una conferencia de prensa para los corresponsales de la prensa extranjera, durante la cual un representante de la Presidencia dió a conocer detalladamente la actividad de los sindicatos de Hungría en estos días, su actitud respecto de los problemas vitales del país y sus planes para el futuro.
El informante recalcó especialmente que la Presidencia del Consejo de los Sindicatos aprueba el programa presentado por J. Kadar, Presidente del Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos Húngaro. La línea fundamental de la actividad de los sindicatos consiste en fortalecer el avance del pueblo húngaro hacia el socialismo. Reanudar el trabajo en todas partes, garantizar la calma y la seguridad duraderas en el país y aislar y exterminar las fuerzas contrarrevolucionarias: tales son las tareas de los sindicatos en la actualidad. Los sindicatos quieren ayudar al Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos en el cumplimiento de su programa y en la consolidación del Poder en el país; están dispuestos a rechazar con toda energía cualquier ataque de la reacción, renunciando a emprender el camino del compromiso como lo hizo el fallido Gobierno de Imre Nagy.
Los sindicatos se plantean la tarea de desplegar el trabajo de agitación y propaganda entre las masas, explicando a los obreros el sentido de los sucesos ocurridos y poniendo al descubierto los planes por que se guiaba la contrarrevolución y la amenaza del restablecimiento del fascismo en el país.
El representante de la Presidencia se detuvo en la actividad de los consejos obreros provisionales en las empresas, señalando la necesidad de precisar sus funciones y de elegir por vía democrática los consejos obreros permanentes.
Refiriéndose al trabajo de los sindicatos entre la juventud y las mujeres, y también a los vínculos internacionales de los sindicatos, dijo que el comité ejecutivo provisional de los sindicatos surgido durante el breve período de existencia del Gobierno Imre Nagy, rompió los vínculos de los sindicatos húngaros con la Federación Sindical Mundial y con otras organizaciones internacionales. Ahora se ha decidido restablecer esos vínculos.
LOS terroristas vertieron cal viva sobre esta víctima, muerto después de horribles sufrimientos
Reunión de activistas del Partido Socialista Obrero húngaro
EL 27 DE NOVIEMBRE el Buró ejecutivo provisional del Partido Socialista Obrero Húngaro convocó una conferencia nacional de activistas del Partido ocupados en el trabajo dirigente del Partido y del Estado. Karoj Kis, miembro del Buró, hizo un informe sobre la situación en el país y las tareas de la dirección del Partido.
En la parte inicial de su informe analizó los sucesos de las últimas semanas y los orígenes de la situación actual.
Hablando de la edificación del Partido, señaló que la organización del Partido ha comenzado ya, pero se efectúa lentamente, sin la debida energía. Los activistas comunistas trabajan débilmente todavía. Como muestra la experiencia, en las provincias las cosas van mejor que en Budapest.
En las provincias, la labor se distingue por la circunstancia de que los campesinos trabajan tranquilamente.
En las empresas, el trabajo de organización avanza con lentitud, porque en muchos sitios no se dan cuenta clara y terminantemente de si hace falta crear organizaciones del Partido en las empresas. Para los comunistas esto no puede ser discutible. En los años más siniestros de la clandestinidad el Partido tuvo sus organizaciones en las empresas, excepto los casos en que aquellas fueron disueltas por fuerza, mas incluso entonces volvían a constituirse siempre órganos locales del Partido en las fábricas. La necesidad de organizaciones del Partido se pone en tela de juicio allí donde integran los consejos obreros individuos que no son dirigentes verdaderos de los obreros. El que despilfarra los bienes del pueblo, no desea el control, claro está, se opone a la creación y al trabajo de las organizaciones del Partido. Es malo que también nuestros camaradas en muchos sitios vacilen todavía.
K. Kis se refirió más adelante a los problemas de la situación económica. Dijo que según le parece, por algún tiempo habrá desempleo. La parada de cuatro semanas en la producción ha causado daños enormes. Según cálculos previos, la renta nacional de 1956 será 10.000.000.000 de forintos menor que la estipulada por el plan. La contrarrevolución, incapaz de conseguir éxito por las armas trata ahora de crear dificultades desorganizando la producción. Las personas sensatas comprenden que de no haberse dado réplica a la contrarrevolución llegaríamos a la ruina.
Señalando que el Partido debe ser la fuerza dirigente del país, K. Kis recalcó que lo podrá lograr en el caso de que los comunistas sean los luchadores más abnegados por los objetivos de toda la nación.
Hacen falta buenos hechos combativos de los comunistas, hacen falta una prensa y una radio buenas. Es necesario buscar a los camaradas que saben persuadir, que gozan de la confianza y son capaces de influir en los obreros.
Nuestro Partido debe dirigir al pueblo trabajador. La clase obrera no tiene otro Partido, además del nuestro. Tenemos que ganar a las amplias capas de trabajadores y cohesionarlas en torno del Partido. Si lo conseguimos se adherirán a nosotros también aquellos intelectuales que desconfían todavía de nosotros y en algunos sitios siguen bajo la influencia enemiga.
K. Kis recalcó en la parte final de su informe: la clase obrera comprende de que no se puede jugar con la suerte del país. Esto lo comprende también el campesinado trabajador. Hay que ponerse al trabajo.
En el curso del debate posterior al informe hizo uso de la palabra Janos Kadar, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos de Hungría. Señaló, al principio, que el movimiento comunista internacional prestó todo el apoyo moral al Partido Socialista Obrero Húngaro y al Gobierno, en sus esfuerzos por derrotar a la contrarrevolución, y ha aprobado la ayuda de la URSS a Hungría.
Las tropas soviéticas intervinieron en virtud de un tratado aprobado por la Asamblea Nacional, y a petición del legítimo Gobierno húngaro. Se trataba de la existencia de la República Popular Húngara o del triunfo de la contrarrevolución. También se trataba de algo más importante. La ayuda de la Unión Soviética impidió la aparición de un foco de guerra peligroso.
Hablando de la situación política interior del país J. Kadar dijo que es preciso ganar el apoyo de las masas por medio de una amplia agitación sobre los problemas más radicales y urgentes.
¿Cuáles son estos problemas? Hay que demostrar que el que exige ahora en primer lugar la retirada inmediata de las tropas soviéticas ayuda objetivamente a la contrarrevolución. Hemos experimentado en nuestra propia carne adónde conduce ese camino: al asesinato de gentes inocentes y al renacimiento de la dominación del mundo antiguo. Pero esto no fué más que el comienzo. Hubiera habido también una continuación. A las consignas de la neutralidad habrían seguido el ingreso en el pacto Atlántico, la creación de bases militares norteamericanas en Hungría, la llegada de tropas norteamericanas y, al fin y al cabo, la pérdida completa de la independencia. Decidimos que era necesario cambiar la marcha de los acontecimientos con ayuda de la fuerza armada. Al principio hay que quebrantar también políticamente la contrarrevolución y fortalecer el Poder popular; cuando sea realizado todo esto, los Gobiernos húngaro y soviético iniciarán las negociaciones sobre la retirada de las tropas soviéticas. Tal es el verdadero camino revolucionario, camino de la defensa de la independencia húngara.
Refiriéndose a los consejos obreros, J. Kadar dijo que éstos desempeñan un papel favorable. Con ayuda de los miembros honestos de los consejos obreros —tales son la mayoría— se hace posible orientar en una medida cada vez mayor la actividad de esos, organismos a la solución de los problemas económicos. El Partido tiene que prestar atención a los componentes de los consejos obreros, y encauzar acertadamente su trabajo.
La situación exige una actividad mayor del Partido en las empresas, que los comunistas expliquen a los obreros la situación actual y discutan con ellos en caso necesario.
Tales discusiones terminan por lo común con la aceptación del punto de vista del Partido por los obreros. Hay que poner fin a las vacilaciones y desplegar al máximo en todos los sectores el cotidiano trabajo del Partido.
Jozsef Molnar, representante de la organización del Partido de la fábrica MAVAG, dijo en el curso del debate que los comunistas de esta empresa, una de las mayores de Budapest, se oponen a todas las concesiones de principio en nombre de la popularidad.
Es indispensable que el Partido y su prensa inspiren a los comunistas, dijo Zoltan Komoczin, de la región de Hadju. El mismo orador recalcó que el Partido debe prestar más atención a los intelectuales entre los que hay todavía no poca confusión en el aprecio de la situación.
En total, tomaron parte en el debate 12 activistas.
La conferencia fué un importante acontecimiento en la actividad creciente del Partido Socialista Obrero Húngaro, lo cual expresa los intereses radicales de los obreros y campesinos, los intereses del pueblo de Hungría.
Resolución del Comité Central Provisional del Partido Socialista Obrero Húngaro
EL COMITE CENTRAL Provisional del Partido Socialista Obrero Húngaro celebró los días 2, 3 y 5 de diciembre de 1956 un pleno en el que se examinaron la situación política y las tareas del Partido.
El informe estuvo a cargo de Janos Kadar. En el curso de una amplia discusión, del intercambio de opiniones y del debate hicieron, uso de la palabra 21 de los 23 miembros del Comité Central Provisional.
A base de ello el Comité Central Provisional tomó la siguiente resolución.
RESOLUCION DEL COMITE CENTRAL PROVISIONAL I. Apreciación de las causas y premisas de los sucesos comenzados en el país el 23 de octubre de 1956.
Para la apreciación más detallada y exacta de las causas y premisas de los sucesos comenzados en nuestro país el 23 de octubre de 1956, hace falta proseguir la colecta de datos y su análisis. Sin embargo, las causas, las fuerzas motrices principales y las particularidades características originarias de los sucesos están por completo claras ya ahora. Fueron originados los sucesos por las cuatro causas principales o factores motrices. Estas causas y estos factores actuaron al mismo tiempo, paralela y recíprocamente, todavía mucho antes de estallar los sucesos e, influyendo los unos sobre los otros, condujeron a su desenlace trágico. Estas causas y fuerzas motrices son las siguientes:
1. La camarilla Rakosi-Geroe que tuvo la influencia decisiva en el Comité Central del Partido Húngaro de los Trabajadores y en el Gobierno de la República Popular Húngara, desde finales de 1948 apartóse de los principios del marxismo-leninismo. Implantaba en la vida del Partido y del Estado, y también en la dirección de la economía, una política sectaria y dogmática, los métodos de dirección burocráticos y una administración intolerante con toda objeción. Esos métodos nocivos tuvieron por resultado errores excepcionalmente graves y delitos, tanto en nuestra vida del Partido como en la del Estado. Impedían la ampliación de la democracia en la vida del Partido y social y vulneraban groseramente la legalidad socialista. Impusieron al pueblo una política económica que desatendía las posibilidades económicas del país y obstruía el ascenso del nivel de vida de los trabajadores. Al violar el principio leninista de la voluntariedad, comprometieron seriamente la idea del movimiento en pro de las cooperativas de producción ante una parte considerable del campesinado. Ultrajaron gravemente los sentimientos nacionales y patrióticos del pueblo húngaro al copiar mecánicamente el ejemplo soviético y dar una interpretación incorrecta a la amistad soviético-húngara; ponían en último plano los intereses del país y subestimaban y echaban en olvido nuestras tradiciones progresistas y los valores culturales de la nación con su método de dirección antileninista y ajeno al Partido Comunista, la camarilla Rakasi-Geroe hizo que surgiera la división entre la dirección y los miembros de base del Partido, entre el Partido y la clase obrera, entre la clase obrera y su aliado: el campesinado, y también entre el Partido y la intelectualidad. Socavaron y debilitaron el prestigio del Partido.
Esa camarilla dirigente fué incapaz de reconocer y corregir sus graves errores y delitos. Tampoco modificó su conducta en esencia después del histórico XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, desatendiendo las decisiones e indicaciones del Congreso. Se aferró convulsivamente a sus posiciones en el Poder incluso cuando —en lo fundamental, desde principios de marzo de 1956— estaba opuesta a una parte considerable del Comité Central, a la mayoría de los trabajadores del Partido y, puede decirse, a todos los miembros de base del Partido y, en rigor, se encontraba en una situación de camarilla aislada. Pretextando las exigencias de la unidad del Partido calificaba como acción fraccionaria toda crítica justa, impidiendo así la solución del problema en el espíritu del Partido y de la democracia.
La política sectaria de la antigua dirección del Partido dió vida a un amplio movimiento democrático de oposición, en el período posterior al verano de 1953, ante todo en el Partido, y después, bajo la dirección de los mejores comunistas, en las vastas masas de los trabajadores. Los comunistas y los sin partido, las masas democráticas exasperadas por los graves errores emprendieron la lucha por corregir los mismos; pero quedaron fieles a las ideas del comunismo, al régimen social socialista y a la República Popular Húngara. Los participantes en el movimiento democrático de masas, fieles al socialismo, lo expresaron claramente antes de los sucesos de octubre, durante esos sucesos y después de ellos.
2. Desempeñó un gran papel en los sucesos de octubre y en su trágico viraje el grupo de oposición en el Partido, formado en los años pasados y que se iba fortaleciendo constantemente, el cual eligió como su bandera a Imre Nagy y Geza Losonczy. Puede considerarse que era positiva la actividad de ese grupo de oposición en el Partido, mientras su lucha estaba dirigida, igual que toda la oposición en el Partido, contra la política de la camarilla Rakosi-Geroe. Sin embargo, en la primavera de 1956 sobrevino en su actividad un viraje que cambió de raíz el carácter de sus actos. Llevaron incorrectamente del Partido a la calle la crítica a la que se incorporaron elementos reaccionarios. De esta suerte, fué alterada dicha crítica y no amenazaba ya las posiciones de la camarilla Rakosi-Geroe, sino que socavaba el prestigio existente del Partido, atacando las posiciones y las bases de la clase obrera y del régimen de democracia popular húngaro. Ese grupo de oposición en el Partido no presentó ningún programa positivo de corrección de los errores y atacó unilateralmente sólo al Partido, sin separarse de la reacción. Dió animo a las fuerzas reaccionarias y contribuyó en una medida considerable al estallido de la contrarrevolución.
3. En los preparativos de los sucesos de octubre y en el curso de éstos actuó en calidad de fuerza principal la contrarrevolución burguesa-terrateniente húngara y los fascistas partidarios de Horthy. Fuerzas considerables de esa contrarrevolución efectuaban el trabajo clandestino dentro del país, mientras las fuerzas principales se acumulaban y organizaban en Alemania Occidental. La contrarrevolución húngara tuvo por objeto restablecer el régimen burgués-terrateniente, al que no ha renunciado ni por un momento desde su derrota en 1945. Por el contrario, a partir de entonces fué organizando constantemente sus fuerzas y sólo esperaba un momento oportuno para lanzarse sobre nuestro sistema de democracia popular y realizar los objetivos contrarrevolucionarios.
4. Y por último, desempeñó el papel fundamental y decisivo en los sucesos húngaros el imperialismo internacional cuyos fines, naturalmente, pasaban de los límites del problema húngaro. Todo el mundo sabe por el pasado reciente las provocaciones de Viet Nam, de Corea, de Taiwán y de Suez cometidas por el imperialismo internacional. Estos ejemplos muestran que el imperialismo internacional no ha desistido de sus aspiraciones a seguir oprimiendo y explotando a los pueblos. No ha abandonado su plan de incitar guerras locales y la tercera conflagración mundial. La injerencia del imperialismo internacional en los sucesos húngaros y su papel en los preparativos de los sucesos de octubre son un hecho por todos conocido, probado por la circunstancia de que las estaciones de radio occidentales que se encuentran en manos de los imperialistas —La Voz de América y Europa Libre—, durante los 12 años pasados no suspendieron ni por un minuto la instigación contra la República Popular Húngara y sus establecimientos. En 1954 instigaron contra la reforma agraria, después contra la nacionalización de las fábricas, las minas y los bancos y durante los últimos tres años se esforzaron al máximo para, exagerando sin tasa los errores verdaderamente existentes, aprovecharlos en la instigación contra la construcción del socialismo, para dirigir a los comunistas y a las masas de tendencias democráticas contra las ideas del socialismo y del régimen de democracia popular en la República Popular Húngara.
El criminal papel de los círculos imperialistas internacionales que se ocultan entre bastidores y desde allí dirigen se ve comprobado también por el hecho que en Alemania Occidental acumulábanse ya hace varios años, con fines contrarrevolucionarios, los restos del ejército horthysta y de la gendarmería huidos al Occidente con los fascistas hitlerianos. Eran mantenidos en cuarteles, vestidos de uniforme, provistos de armas, incluidos en la instrucción militar y pagados con dólares norteamericanos. Destacamentos de vanguardia de estas fuerzas se enviaban en número creciente a Hungría, todavía varios meses antes de los sucesos de octubre, para efectuar labor socavadora contra nuestro régimen de democracia popular.
Los imperialistas tuvieron el objetivo siguiente: a través de la ayuda a la contrarrevolución, hacerse con el Poder en Hungría, crear un nuevo foco de guerra, esta vez ya en los espacios de Europa.
II. Apreciación de los sucesos comenzados el 23 de octubre
Los sucesos desplegados en el país difieren entre sí por el tiempo, el lugar e incluso en los diversos períodos.
La mayoría de los jóvenes que tomaron parte en la manifestación de Budapest el 23 de octubre, exasperada por los errores y el método de dirección de la camarilla Rakosi-Geroe, salió a las calles con el intento de procurar la liquidación de errores para que el país, después de fortalecer las bases del régimen de democracia popular, siga adelante por el camino de la construcción del socialismo. En provincias ello se manifestó con mayor brusquedad y claridad todavía en los discursos pronunciados durante las manifestaciones de masas trabajadoras.
Sin embargo, cada partícipe de los sucesos de octubre sabe que, ya en las horas precedentes a la insurrección armada en Budapest —durante la manifestación de estudiantes aparecieron las consignas y reivindicaciones contrarrevolucionarias tan inequívocas como “¡Abajo la estrella roja!”, “No llames a nadie “camarada” y “¡No, no, jamás!” (consigna de los revanchistas partidarios de Horthy. Nota del traductor), y ya entonces empezaron a quemar banderas rojas.
Pero la contrarrevolución se enmascaró por espacio de largo tiempo y con esmero ante las masas y sólo el 30 de octubre, durante el armisticio, intervino abiertamente, sin careta. Todas las fuerzas contrarrevolucionarias que exterminaban entonces ferozmente en las calles a los comunistas y otros obreros, campesinos e intelectuales de ideas progresistas, ya en las primeras horas de la insurrección del 23 de octubre participaron de una manera organizada en las operaciones militares e influyeron conscientemente sobre los acontecimientos, para alcanzar sus propios fines. Representaban éstas fuerzas, Mindszenty, B. Szabo, el príncipe Lichteinstein, el conde Tokacs-Tolvaj, el príncipe Esterhasy y otros, que en sus intervenciones por radio o durante los mítines instigaban abiertamente a la restauración del capitalismo.
Para cada uno está claro, que no los estudiantes partícipes de la manifestación pacífica del 23 de octubre, sino que, únicamente, agentes subversivos contrarrevolucionarios bien instruidos y con gran experiencia pudieron organizar las operaciones militares, con participación de grupos subversivos, para el asalto de estaciones de radio y, simultáneamente, para la toma de objetivos militares y del Estado más importantes, como la sección de comunicaciones internacionales, la central de teléfonos de Jozsef-Varos, la estación del Oeste, la emisora de radio de Lakisegy, el aeródromo de Ferizsegy, la fábrica de armas y el arsenal militar en la calle de Timot.
También está claro que la contrarrevolución tenía como finalidad, no la corrección de los errores, sino el derrocamiento del Poder popular y la liquidación del Estado de la República Popular Húngara y de las conquistas socialistas de ésta. En cuanto a la pregunta sobre qué carácter revestía, en lo fundamental, la insurrección armada del 23 de octubre en Hungría, si fué una revolución o una revolución nacional, la única respuesta que podemos dar ante los hechos es que no fué, ni lo uno, ni lo otro. Fué una contrarrevolución. Hay que decir esa verdad incluso si sabemos que por sus objetivos, propósitos y sentimientos, las masas populares levantadas durante esos sucesos en nuestro país, en su mayoría abrumadora no fueron contrarrevolucionarios, sino trabajadores honrados, verdaderos patriotas e hijos fieles de la República Popular Húngara.
Las masas populares que tomaron parte en los sucesos de octubre, guiándose por propósitos sinceros, deben ver la amarga verdad de que la insurrección armada dirigida contra el régimen estatal de una república de democracia popular y sus instituciones sirve a los objetivos de la contrarrevolución, incluso cuando sus participantes no se planteasen tal objetivo. Igualmente, todos cuantos en el curso de la lucha armada contra la República Popular Húngara participaron en las huelgas y manifestaciones, aunque fuera bajo consignas económicas y políticas por completo fundadas, deberían comprender también que con sus actos debilitaban la fuerza del régimen estatal de la República Popular Húngara, incrementando así de hecho las posibilidades de la contrarrevolución, que, como es sabido, luchó por derrocar el Poder de la clase obrera.
Hablando de los sucesos de octubre hay que señalar el papel negativo desempeñado en aquellos días por el Gobierno Imre Nagy. La ofensiva de las fuerzas contrarrevolucionarias resultó aliviada por la impotencia y la constante desviación a la derecha del Gobierno, lo que confirman la aceptación de tales exigencias como, por ejemplo, la proclamación arbitraria de la neutralidad sin garantía, la denuncia ilegal e inmediata del Tratado de Varsovia, la solicitud de injerencia a la ONU, el llamamiento a resistir a las tropas soviéticas llamadas a ayudar en la derrota de las fuerzas de la contrarrevolución, la autorización de la actividad y de los desmanes de los partidos contrarrevolucionarios, y también la declaración de un sistema de muchos partidos que no significa otra cosa que la renuncia a las bases del socialismo. El Gobierno Imre Nagy, presidido por un comunista, encubría y enmascaraba con su nombre, ante las masas, su inercia ante las fuerzas de la contrarrevolución y el desenfreno del terror blanco, impidiendo comprender la verdadera dimensión del peligro de la contrarrevolución.
NOTA GRAFICA tomada junto al Parque Inglés de Budapest. Los trabajadores de los servicios públicos reparan la línea del trolebús.
III. La situación actual
Las peculiaridades fundamentales de la situación actual consisten en lo siguiente: El 4 de noviembre y los días siguientes fué aplastada la acción armada de la contrarrevolución contra la República Popular Húngara. Después de ésto, la contrarrevolución retrocedió y adoptó nuevamente su táctica anterior, enmascarando con los términos “revolucionario” e incluso “obrero” sus consignas claramente contrarrevolucionarias, proclamadas abiertamente y puestas ya en práctica por ella en el período que medió entre el 30 de octubre y el 4 de noviembre. La contrarrevolución se dispuso a imponer otra vez estas consignas a las masas. Llamó a los trabajadores a la huelga y al boicot Después de que las huelgas y el boicot se estrellaron frente al juicio sensato de la inmensa mayoría de los obreros, los campesinos y los intelectuales, que ansiaban el trabajo, el orden legal y la paz, la contrarrevolución renunció también a estas consignas y recurrió a nuevos métodos de lucha.
Ahora, so pretexto de la lucha contra los “stalinistas” y “rakosistas”, se ha emprendido la persecución de los comunistas. En todas partes donde puede hacerlo, la contrarrevolución trata de excluir de las instituciones del Estado, de las fábricas y de las empresas a los comunistas, a los obreros honestos y sencillos, a los campesinos y a los intelectuales, a las personas de sentimientos progresistas. Las personas a las que la contrarrevolución persigue ahora como “stalinistas” y “rakosistas” son en su aplastante mayoría auténticos patriotas. En el período del régimen de Horthy lucharon en la clandestinidad por la liberación de la clase obrera y del campesinado. Durante la segunda guerra mundial, estas personas libraron la lucha de guerrillas contra el hitlerismo, por la independencia del país. Después de la liberación, lucharon por la reforma agraria, por la nacionalización de las fábricas, las minas y los bancos, por la instauración del Poder popular. La inmensa mayoría de estas personas se pronunció en contra de la antigua dirección del Partido. E incluso si cometieron errores en los años pasados, los cometieron junto con el Partido, y hoy, también con el Partido, subsanan las equivocaciones del pasado. Cada cual debe comprender que no pueden considerarse revolucionarias, obreras, nacionales o democráticas las exigencias que, en esencia, son anticomunistas, antidemocráticas y antisoviéticas. No son reivindicaciones revolucionarias y, menos aún, reivindicaciones obreras. Por el contrario, son exigencias puramente contrarrevolucionarias, tendientes a socavar los cimientos de nuestro régimen democrático-popular.
Después de la derrota del levantamiento armado y de la lucha a través de las huelgas y el boicot, la contrarrevolución no ha depuesto las armas. Ahora recurre a propalar rumores que siempre siembran el pánico y a provocaciones antipopulares cuyo objetivo es levantar obstáculos al proceso de restable cimiento de la tranquilidad pública, a la iniciada reanudación del trabajo, al fortalecimiento del orden legal. La contrarrevolución pretende hacer más honda la penosa situación económica del país, dificultar la solución democrática de los problemas políticos, provocar nuevos choques aunque sea en lugares aislados y aumentar las numerosas penalidades del pueblo.
Entre estos intentos figuran las provocaciones perpetradas hace unos días, en que se ha pretendido utilizar para fines contrarrevolucionarios a mujeres inducidas a error y engañadas. Figuran también la difusión de volantes ilegales y de infundios que quieren intimidar a la población civil con la amenaza de nuevas luchas armadas. Viendo debilitarse cada día su fuerza e influencia entre las masas, la contrarrevolución hace tentativas y esfuerzos desesperados para salvar su causa perdida. Sin embargo, la población, que anhela paz y tranquilidad, vé cada vez más claramente que estas provocaciones sólo perturban el arreglo de los problemas políticos internos y los problemas relacionados con nuestra soberanía nacional y se aparta cada vez más de las fuerzas contrarrevolucionarias, levantándose con creciente energía contra ellas, en colaboración con las fuerzas armadas interiores.
Al examinar todo el curso de los graves acontecimientos que han tenido lugar últimamente, estimamos que el pueblo húngaro debe extraer importantes enseñanzas de las acciones de la contrarrevolución húngara y del imperialismo internacional en Hungría. Una de las lecciones principales que debemos aprender es que la contrarrevolución ha actuado en forma enmascarada. En nuestro tiempo, el socialismo es la idea progresiva de la humanidad. AI formarse toda una serie de Estado» socialistas y democrático-populares, el socialismo se ha convertido en un sistema mundial, que, como una poderosa fuerza impulsora, ejerce su influjo en las masas populares de los países capitalistas y en los pueblos que luchan contra el yugo colonial. Precisamente por ello, la contrarrevolución y el imperialismo no pueden ya presentarse ante el pueblo con su propia bandera, con sus consignas de contrarrevolución, capitalismo e imperialismo. Estas fuerzas también se han visto obligadas a actuar en nuestro país pérfidamente, bajo una bandera extraña. A fin de granjearse la confianza del pueblo, las fuerzas contrarrevolucionarias tuvieron que proclamar consignas que eran populares en el Partido, entre el pueblo. Esgrimiendo las consignas de “revolución”, en vez de contrarrevolución, y de “libertad” e “independencia nacional”, en lugar de opresión imperialista colonial, esas fuerzas se introdujeron entre las masas y las desorienta ron.
IV. Algunos problemas del Partido
Los miembros del Partido Socialista Obrero Húngaro y sus organizaciones, que hoy funcionan ya en todo el país, deben resolver sus tareas en la difícil situación creada después de los graves acontecimientos vividos. El Comité Central provisional está persuadido de que la crisis más profunda, la que se produjo entre el 30 de octubre y el 4 de noviembre, ha sido vencida. Si alcanzamos a comprender claramente los acontecimientos y, como consecuencia de ello, sabemos aquilatar nuestra situación actual y nuestras tareas, dispondremos de todas las premisas necesarias para que el Partido, enraizado en las masas populares viviendo y luchando unido a ellas, cumpla con honor su histórica misión, difícil y honrosa a la par.
EN LA CAPITAL húngara han comenzado los trabajos de reparación de los edificios dañados por los fascistas.
1. Los fundamentos teóricos y políticos de la actividad del Partido.
El Partido Socialista Obrero Húngaro dirige su actividad basándose en los fundamentos de la doctrina del marxismo-leninismo, la teoría avanzada del proletariado mundial. El Partido rompe irrevocablemente con todo lo malo e incorrecto que hubo en el pasado, pero, al mismo tiempo, preservará y desarrollará las tradiciones de la histórica lucha mantenida a lo largo de 38 año si por el movimiento comunista húngaro. El Partido arroja de sí con rigor los criminales errores dogmáticos de la dirección del Partido Húngaro de los Trabajadores y las deformaciones del leninismo.
La misión histórica del Partido consiste en dirigir a nuestro pueblo trabajador y prestarle ayuda en la construcción del régimen social socialista en nuestro país. El Partido defenderá y desarrollará las conquistas históricas alcanzadas por nuestro pueblo —a pesar de los erróneos métodos de dirección— en la edificación del socialismo durante los últimos 12 años, guiado por el Partido Húngaro de los Trabajadores, que en su actividad fundamental fué un Partido marxista-leninista.
El Partido Socialista Obrero Húngaro es el Partido revolucionario único de la clase obrera húngara. Su fundamento básico lo constituyen las históricas decisiones del Congreso de Unificación de 1948, que dió vida a la unidad orgánica y política de los Partidos Comunista y Socialdemócrata.
El Comité Central provisional del Partido condena todo propósito de quebrantar la unidad de la clase obrera, plasmada a través de un proceso histórico.
Aplicando con sentido creador el marxismo-leninismo, el Partido Socialista Obrero Húngaro quiere construir el socialismo en consecuencia con las peculiaridades húngaras y con las actuales exigencias históricas. El Partido no copiará mecánicamente la práctica de otros países que construyen el socialismo y se propone, teniendo en cuenta la experiencia histórica y las realizaciones de estos países, marchar por un camino propio, húngaro, de construcción del socialismo, que responda a las posibilidades de nuestro país.
2. Los métodos de organización y de dirección del Partido
El Partido Socialista Obrero Húngaro debe ser un genuino partido obrero. Al construir las organizaciones del Partido es preciso apoyarse en las fuerzas del Partido Húngaro de los Trabajadores. Hay que dar ingreso en el Partido Socialista Obrero Húngaro a los que están firme e inquebrantablemente al lado del pueblo trabajador y de la causa del socialismo. Debemos mantener una actitud de comprensión, amistad y camaradería con todos los antiguos miembros del Partido Húngaro de los Trabajadores que se encuentran bajo el influjo de los patéticos acontecimientos del último período y no desean por ahora ser miembros del Partido.
No pueden ser miembros del Partido quienes representan opiniones nacionalistas y se oponen a las ideas del internacionalismo.
A fin de salvaguardar la pureza de nuestro Partido, en sus filas no deben tener cabida los elementos arribistas.
Las organizaciones y organismos del Partido constituidos deberán desenvolverse con arreglo a las normas leninistas. Adoptarán sus decisiones en correspondencia con los principios del centralismo democrático, después de una libre y amplia discusión y sobre la base del acuerdo de la mayoría de los miembros del Partido. A la vez que cumple obligatoriamente las de cisiones del Partido, cada miembro del Partido Socialista Obrero Húngaro tiene derecho a seguir manteniendo su opinión y, si lo estima necesario, a exponerlas a los organismos superiores del Partido.
Cada organismo del Partido Socialista Obrero Húngaro debe ser elegido por la base, democráticamente. El Comité Central provisional conceptúa necesario elaborar con la mayor rapidez posible el programa y los estatutos del Partido y preparar su Congreso. Los proyectos de programa y de estatutos deben ser discutidos por todos los miembros del Partido.
Todas las organizaciones y los miembros del Partido tienen el deber de luchar valientemente contra las tentativas de restaurar los anteriores métodos sectarios y antidemocráticos de dirección.
El Partido Socialista Obrero Húngaro también rompe resueltamente con los precedentes y perniciosos hábitos que caracterizaban hasta ahora las relaciones entre el Partido y los órganos del Estado y otros organismos sociales. El Partido asegura su papel de dirigente político e ideológico en la labor de los órganos del Estado y otras organizaciones sociales de los trabajadores no mediante órdenes y resoluciones de carácter obligatorio, sino a través de una acertada determinación de los objetivos y las tareas, de propuestas que coadyuven al progreso del pueblo trabajador y del país, de la modestia ejemplar y la abnegada labor de los miembros del Partido que trabajan en esos órganos. Los órganos y miembros del Partido, creyendo con fe leninista en la experiencia de la vida y en la sabiduría del pueblo trabajador, deben cooperar a que en la construcción del socialismo se puede manifestar con mayor plenitud la fuerza creadora del pueblo.
Todos los miembros del Partido Socialista Obrero Húngaro están obligados a realizar labor de Partido. A diferencia de los hábitos anteriores, cuando el trabajo del Partido se realizaba en grado considerable sobre la base de un gran aparato, ahora, y también en el futuro, el Partido se desenvolverá a través de la labor social asumida voluntariamente por cada uno de sus miembros.
DESPUES DE las sangrientas jornadas del pustch fascista, la capital húngara retorna a la vida normal. Esta nota gráfica fue tomada en la calle Rakoczi. En medio de los escombros provocados por la criminal aventura, los vecinos de la ciudad se dedican a sus ocupaciones
V. Las tareas más importantes del Partido
1. Los comunistas deben de luchar ahora contra el peligro contrarrevolucionario, y en primer término, mediante una perseverante labor de esclarecimiento, convencer, desenmascarar y aislar políticamente al enemigo, recurriendo a las armas en caso necesario. Los comunistas deben persuadir a las personas bien intencionadas, a las personas desorientadas, de que quienes impiden o estorban ahora el trabajo de producción no sólo originan un daño material a los trabajadores, sino que también debilitan con ello la base económica y política del Poder obrero. Los comunistas deben hacer ver asimismo que los intentos de persuadir e intimidar a los comunistas, así como la pretensión de excluirles de los Consejos Obreros, constituyen un ataque reaccionario que amenaza a toda la clase obrera y, en fin de cuentas, al Poder de los trabajadores. Hay que repeler la tentativa de la contrarrevolución de arrancar el Poder de las manos de los legítimos órganos estatales de la República Popular, tentativa que lleva a cabo la contrarrevolución utilizando a los Consejos Obreros, en parte llamándolos a engaño y en parte sir viéndose de sus hombres incrustados en los Consejos.
2. Los comunistas deben realizar su labor comprendiendo que los Consejos obreros son ahora y lo serán también en el futuro importantes organismos de la clase obrera. A tenor con ésto, los comunistas dedicarán una gran atención a la labor política en los Consejos. Deberán contribuir a que los Consejos puedan cumplir sus tareas con la mayor rapidez, al objeto de que en las empresas, con el concurso de los Consejos obreros, se aplique realmente el derecho de la clase obrera a la autoadministración. Para ello es menester incorporar en vastísima escala a esta tarea a los propios obreros, estudiar especialmente las funciones que competen a los Consejos obreros y ayudar a sus componentes a adquirir los conocimientos imprescindibles para cumplir las tareas que se plantean ante ellos. También hay que ayudar a los trabajadores de las empresas a que puedan depurar sus consejos obreros de elementos indignos, demagógicos, desclasados y, en algunos lugares, fascistas.
3. Los comunistas han de movilizar a todos los trabajadores honestos para que defiendan de los ataques de los enemigos de clase a los sindicatos, órganos tradicionales que salvaguardan los intereses de la clase obrera. Es necesario prestar toda la ayuda y el máximo apoyo a los sindicatos para que superen los rasgos burocráticos de que adolecieron en los años pasados y transformarlos realmente en defensores eficaces y representantes de los trabajadores.
4. El Comité Central provisional considera que el Gobierno, con la participación de los correspondientes órganos estatales y de los mejores especialistas en cuestiones económicas, debe elaborar lo antes posible una política económica que esté en consonancia con la nueva situación. Nuestra política económica debe ser estructurada en todos los aspectos teniendo en cuenta nuestras posibilidades económicas y condiciones específicas. Hay que estimular con vasta perspectiva la iniciativa privada y la aplicación de conocimientos especiales. En concordancia con los intereses de la economía nacional debe aplicarse en todas las esferas la línea del interés material, con vistas a estimular el progreso técnico, mejorar la calidad, reducir el precio de costo de la producción y elevar la productividad del trabajo. La importancia de la planificación no disminuye, pero en el ámbito de las tareas de la planificación procede introducir cambios, enfocando ante todo la atención hacia la situación relacionada con las proporciones y tendencias más importantes del desarrollo de la economía nacional. Donde ello no amenace a la construcción del socialismo se deben brindar grandes posibilidades al desarrollo del sector privado. El problema cardinal de toda nuestra política económica consiste en que el punto primordial que debe ser previsto al distribuir la renta nacional y confeccionar nuestros planes económicos de las inversiones básicas es el aumento constante del nivel de vida de los trabajadores.
5. El Partido Socialista Obrero Húngaro ve una de sus tareas más importantes en el incesante fortalecimiento de la alianza obrera y campesina, fundamento sobre el que descansa el Poder estatal del pueblo. La política agraria de nuestro Gobierno deberá estar subordinada a éste objetivo esencial.
Con objeto de elevar el nivel de vida de los trabajadores hay que ayudar al máximo aumento de la producción agropecuaria, cooperando en igual medida al desarrollo de las haciendas de los campesinos individuales y del sector socialista de la agricultura. El Gobierno desea contribuir a ello suprimiendo el sistema de acopios y ampliando las compras por conducto de las cooperativas y de los órganos del Estado.
6. La edificación del socialismo debe realizarse sobre una base y métodos científicos. Deben adoptarse todas las medidas para crear las condiciones más favorables al desarrollo de las ciencias, incluidas la libre controversia, la colaboración de cien tíficos comunistas y no comunistas y el estudio de los adelantos científicos de los países socialistas y no socialistas mediante viajes al extranjero de trabajadores científicos húngaros y su participación en conferencias.
En la vida literaria y el arte es preciso asegurar la aplicación y el desarrollo de nuestras tradiciones nacionales.
Al mismo tiempo que estimularemos el realismo socialista deseamos asegurar condiciones para toda orientación y creación artística progresista.
A nuestros científicos, trabajadores del arte e intelectuales que trabajan en diversas esferas se les darán posibilidades, mediante la creación de las formas organizativas correspondientes, para que cada uno en su campo de acción pueda aplicar en la mayor medida sus conocimientos y capacidad.
El Partido Socialista Obrero Húngaro hará todo lo preciso para que la juventud pueda reintegrarse al estudio tranquilamente, para que se vean plasmadas sus reivindicaciones verdaderamente democráticas y nacionales y para que nuestro sistema de enseñanza pueda quedar limpio de los errores del pasado.
7. En la situación actual, para superar el peligro contrarrevolucionario, reviste excepcional importancia la creación de unas potentes y democráticas fuerzas armadas internas y organizar posteriormente en las fábricas la guardia obrera. Hoy mi les de comunistas conscientes y de viejos obreros sindicados tienen su puesto en las fuerzas armadas del país, por que las potentes compañías de las fuerzas armadas internas y de los regimientos revolucionarios del ejército son los defensores del Poder popular y de las realizaciones del socialismo frente a toda clase de intentonas contrarrevolucionarias.
Rigiéndose por las ideas del internacionalismo proletario el Partido Socialista Obrero Húngaro entiende que los fundamentos de nuestra política exterior son la estrecha amistad y la colaboración con la Unión Soviética y con los países de democracia popular sobre la base de los principios de la plena independencia nacional y de la completa soberanía. El Partido considera como tarea primordial de su política la más pronta iniciación de negociaciones entre la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Partido Socialista Obrero Húngaro, así como entre los Gobiernos de la URSS y de la República Popular Húngara, para regular las relaciones entre ambos Estados sobre la base de la plena igualdad de derechos y la independencia de los países socialistas y de la no injerencia recíproca en los asuntos internos.
El Comité Central provisional propone como tarea urgente al Gobierno que prepare, en consonancia con los objetivos de la Declaración gubernamental del 4 de noviembre, un plan de solución de las principales tareas políticas y económicas y el programa de desenvolvimiento de la vida asentado en la cohesión de las fuerzas progresistas nacionales y en el ulterior desarrollo de la democracia socialista.
Camaradas: Ante nosotros, ante los comunistas, se alzaron más de una vez tareas arduas, penosas y complejas, semejantes a las que tenemos actualmente. Pero, apoyándonos en la fuerza invencible de la clase obrera, marchando en alianza con el campesinado y junto con los intelectuales progresistas, ahora también triunfaremos sobre la contrarrevolución y crearemos una Hungría independiente, libre democrática y socialista.