LO DIVINO
¡Sea noble el hombre,
Generoso y bueno!
Porque sólo esto
De todos los seres
Le distingue
Que conocemos.
¡Salve a los desconocidos
Y elevados seres
Que presentimos!
Su ejemplo nos enseña
A creer en aquéllos.
Pues insensible
Es la Naturaleza;
Luce el sol
Sobre malos y buenos,
Y brilla la luna y las estrellas
Sobre el hombre mejor
Y el asesino.
Viento y tormenta,
Trueno y granizo
Azotan su camino
Y arrastran
Apresuradamente
A uno y otro.
También así la dicha
A ciegas entre la multitud,
Se posa tan pronto
Sobre la rizada inocencia del muchacho,
Como sobre la desnuda cabeza
Del culpable.
Sagradas leyes,
Eternas, enseñan
Que todos debemos
Perfeccionar el círculo
De nuestra existencia.
Sólo el hombre
Puede lo imposible.
Él diferencia,
Escoge y juzga,
Y da eternidad
Al instante.
Sólo él puede
Dar un premio al bueno
Y un castigo al malo.
Curar y salvar
Doblegando
Error y confusión.
Así adoramos
A los inmortales,
Como si fueran hombres
Que hacen grandiosamente
Lo que el mejor de ellos, en su pequeñez,
Hace o hacer quisiera.
Sea el hombre noble,
Generoso y bueno.
Produzca incansable
Lo útil y justo,
Y séanos un símbolo
De aquellos seres presentidos.