DIARIO DE 1913
15/2/1913 (Sábado)
Desde las doce y media hasta las dos y media en casa de Ponce Leão. Hablamos sobre todo de Sá-Carneiro. Me leyó y me dejó para que leyera algunas de sus cartas, concisas y dolorosas. Hablamos de un trabajo suyo (de Ponce) —La venda— que está acabando. Me dijo que no está de acuerdo con la Renascença. Y que a Sá-Carneiro le gusto mucho. «Pero claro, ¿a quién no le gusta usted?». Un rayo de sol. De allí fui al despacho de Mayer[4], y después, a recoger la certificación de matrimonio de Mario, en el distrito 3. Fui dos veces al despacho de Lavado, pero no estaba ninguna de las dos veces. No hice nada allí. Acabé la carta para Sá-Carneiro con fecha del día 8, y otra de la misma fecha para mamá, extensa y amarga, de la que hay que sacar copia. A Sá-Carneiro le mandé dos poemas, Brazo sin cuerpo y La voz de Dios. Fui a la consulta de Jaime. Imposible hacer la letra con fianza, como yo proponía en mi carta. Hablamos del caso M. F. y de la patente ausencia de sentido moral en todos los que se relacionaban con él. Jaime me dio esta agenda. Por la noche, con Corado y João de Oliveira, a quienes presenté. Conversación interesante. Todavía en la Brasileira leí con Corado la Comedie de celui qui épousa une femme muette de Anatole France. Poca cosa, pero interesante. Llegué a casa sobre las dos, después de haber acompañado a Corado a su casa. En la cama apenas leí. Hojeé, sin llegar a leer, Emerson. Sigo inquieto por los 5.000 reales de Rosa, los 5.000 que tengo que pagarle a Mayer antes del 20 y por la imposibilidad de ir ahora mismo al Algarve.
Tomé algunas notas para argumentos. Pero no escribí ninguno. Ideé, sin embargo, una especie de comedia horrorosa, en parte ya esbozada, El Pinar del Rey. Me lo recordó la idea de las distintas posposiciones y la idea para sacar a la paralítica del pinar.
16/2 (Domingo)
Antes del almuerzo (doce y media) di un paseo totalmente vacío, meditativo y estéril, perdido en mis ensoñaciones. Después fui al despacho de Mayer. Pasé por la Brasileira y me quedé allí hablando con Ilídio Perfeito. Me ofreció un puesto en el periódico que está montando; no lo rechacé carrément pero tampoco lo acepté. En el despacho de Mayer desde las tres y media hasta las seis y cuarto o seis y media. Copié parte de la carta para Natal. La maquina se desajustó. Escribí partes de Marcos Alves y de El filatelista. Ideé la imagen completa del personaje de Marcos Alves. Dejé cerrado el del Filatelista. La «ideación» tuvo lugar a lo largo de un pequeño paseo hasta el Rossio con el que dividí mi estancia en el despacho. Desde las cinco y media hasta las seis estuvo allí Francisco. De noche, ya en casa, dormí una siesta después de la cena. Sólo algunas ideas vagas e informes para argumentaciones.
17/2 (Lunes)
De día hice poca cosa, pero copié parte de la carta para Natal[5], que todavía no está acabada. Fui al nuevo despacho de Lavado, en la Rúa da Prata, y escribí algunas cosas que me entretuvieron hasta las seis. Antes de eso había gastado el día inútilmente paseando por la ciudad y yendo al Ministerio de la Guerra por el asunto de Mayer. Después de cenar vine a la Brasileira. Estuve desde las nueve y media hasta las doce, primero hablando con Barradas de cosas sin importancia, contando cosas sobre el doctor Nabos, y después con I. Anahory, con el que hablé bastante poco, porque estaba leyendo. Discutimos un poco re Bernstein; él tomó una actitud de apasionada defensa. Ya tarde hablé con Alfonso Gaio, que cuenta con ir a Madrid para convencer a Rosario Pino para que monte El desconocido en español, cuando venga por aquí. Tuve pocas ideas y argumentos; sólo algún que otro punto secundario de Marcos Alves. Al volver a casa esbocé dos poemas ingleses, ya de noche.
18/2 (Martes)
Almorcé pronto (a las 10) y salí pronto de casa. Al barbero, al despacho de Mayer y después al Ministerio de la Guerra y al Arsenal del Ejército. De todo esto se salva el paseo, agradable, con sol y frío. Después fui a la oficina de João Correia de Oliveira para pedirle 5.000 reales con los que devolver a Mayer los 1.500 de pequeños gastos. En el Chiado me encontré con José Figueiredo y estuvimos un rato hablando de Wagner y después de Valerio de Rajanto. Pasó José Correia de Oliveira y me dijo que iba para la Brasileira. Fui para allá a charlar y lo encontré con Augusto Santa-Rita. Critiqué El loco y la Muerte de Pascoaes, yo fraternalmente y él casi sin hablar. Hablamos sobre mi plan para la revista Lusitania, un plan ya completo, y quedó atraído por el asunto, prometiendo escribir a un editor de Oporto sobre el asunto. Bajé hacia la librería Ferreira con Santa-Rita. Me enseñó una carta a la nueva actriz Ester Durval, que va a publicar, parece, en la Novedades: una más del género. En el despacho de la Rúa da Prata desde las tres y media hasta las cuatro y cuarto; dos cartas. Vine al despacho de Mayer. Mandé una carta para Lavado pidiéndole 1.000 reales. Seguí copiando la carta de Natal. Por la noche entré a la Brasileira, salí enseguida, con Costa. Fui a casa a pie, con él. Esbocé un folleto sobre Oscar Wilde y parte de la Teoría de la Aristocracia. Recibí una nota de la tía Lisbela y El loco y la Muerte de Pascoaes con el correo de la mañana.
19/2 (Miércoles)
Un día prácticamente en blanco. Despacho de Lavado (Rúa da Prata), recibí 1.000 reales. Me encontré a Boavida[6] y fui con él a la redacción de Teatro, su nueva revista. Estuvimos hablando de la utilidad y de los objetivos de la revista. Tal vez publique en ella la crítica, todavía por definir, del Bartolomé Marinero de Lopes Vieira. El resto del día lo perdí sin motivos. Por la noche estuve en la Brasileira, hablando por hablar con Barradas y el Anahory más joven. Aparecieron Cobeira y Castañé. Salí de allí con este último y vine al despacho de Mayer a enseñarle los aguafuertes (eso dijo que eran) de Rafael Bordalo Pinheiro; Castañé dijo que a lo mejor tenían algún valor. Quedó en volver al día siguiente para ir a enseñárselas a M. G. B. P. Fui con Castañé hasta Martinho, hablamos un momento con Lacerda. Volví a casa. Tomé notas sobre una nueva orientación que darle a la carta al ministro inglés.
20/2 (Jueves)
Me levanté pronto. Vine al despacho de Mayer a las diez. Estuve en la Brasileira de Rossio con Cunha Dias. Estuvo hablándome de su futura conferencia. Seguí hacia el despacho. Allí estuve escribiendo en esta Agenda hasta las once y cuarto. Vuelta a casa, a almorzar. Volví a las doce y cuarto y fui al distrito 3 a pagar 100 reales que debía. Al volver me encontré con Fortunato da Fonseca, y fuimos a la Brasileira a discutir asuntos literarios. Para él Junqueiro es un gran escritor, no un gran poeta; lo mejor de él es lo irónico. Esto, inter alia, junto a muchas otras cosas interesantes. Castañé pasó por la Brasileira. Vinimos al despacho de Mayer para que llevara los aguafuertes. Mientras, acabé de copiar la carta para Natal. Salió la carta. Castañé vio los grabados y declaró que valían unos seis mil reales cada uno; probable comprador, Cruz Andrade, de Ameixoeira. Despacho de Lavado a las cinco; nada que hacer. La noche entera en casa. Dormí después de la cena. Desde las doce a las cuatro, despierto, escribiendo varios fragmentos sobre O. Wilde, educación, y teoría aristocrática. Leí W. W. Jacobs hasta que me quedé dormido, para compensar la excitación de haber pensado.
21/2 (Viernes)
Me desperté a las diez. Vine al despacho de la Rúa da Prata a la una; nada. Estaban Lavado y S. Franco. Continué hacia la Brasileira de Chiado, hablando con José Correia de Oliveira, inter alia, sobre Pascoaes; él, afinando al máximo. Despacho de Mayer, un rato sin hacer nada salvo fumar y escribir algunos versos de Galaaz. Durante toda la noche estuve en la redacción de Teatro[7] hablando con Boavida y Eduardo Freitas. Éste me provocó para que escribiera un ataque a Bartolomé marinero de Lopes Vieira. Entre la provocación y el deseo de esquivar el golpe, me senté y, desde las cinco menos cuarto hasta las seis y cuarto, escribí el artículo. A Boavida le gustó mucho. Volví tarde a casa. Por la noche volví a la Brasileira. Estuve charlando con Corado y con Pinto, muy estudioso y leído, hasta las once, más o menos. Volví a casa, llegué sobre las doce menos cuarto. Charla con Raúl Costa. No dormí hasta tarde. Estuve intranquilo, leyendo W. W. Jacob, pensando en una cosa que, según me contó Corado, había dicho Henrique Rosa, casualmente, sobre mí. Apenas tomé notas sobre ninguno de los asuntos que me ocupan.
22/2 (Sábado)
Me levanté pronto y pronto marché para la tipografía a ver las pruebas del artículo sobre Bartolomé marinero. Estuve allí, excepto algunos ratos en los despachos de Mayer y de Lavado (una carta), todo el día, hasta las siete. Volví a casa a cenar. De vuelta a la tipografía, vi cómo empezaba a imprimirse la revista. Hubo que cortar mi artículo. Me dio pena, y dije que estaba bien, que no pasaba nada, porque así me lo parecía. En la Brasileira, hablando con Fortunato de Fonseca, Anahory, Corado. Este me volvió a decir, no sé si por casualidad, la frase de Rosa que ya había mencionado ayer. Estuve en la Brasileira hasta la una. Me irrité un poco, interiormente, con Carlos de Sousa, masajista, a quien no conozco personalmente, por estar extranjerizándose y desdeñar, como portugués, el cartel de la Liga Naval sobre la Defensa Nacional. Un esbozo de todo aquello con lo que tiene que luchar la Renascença Portuguesa para sacar esto adelante.
23/2 (Domingo)
Pasé casi todo el día en el despacho de Mayer, escribiendo, paseando. Antes había estado en la Brasileira, a la puerta, hablando con Fortunato da Fonseca; interesante, él, como siempre. Paseé un poco. Fui a casa un poco tarde. Algunos fragmentos de Marcos Alves; algunas paradojas menores.
Recibí un billete postal de Sá-Carneiro.
Teatro no ha salido.
24/2 (Lunes)
Durante el día, del despacho de Lavado para el de Mayer, y un rato en la Brasileira con Cortes-Rodrigues. Le pedí un poema, que me leyó, para El Águila. De noche salí, vine al despacho de Lavado, donde estuve trabajando hasta las once y media. Vuelta a casa. Algunos apuntes menores. Mandé la carta para Natal (referente al día 12).
En la redacción de Teatro, Freitas me dijo que así no podía ser, que Boavida estaba en las nubes mientras dirigía aquello, etc.
25/2 (Martes)
Al centro a las once y media. Recibí dinero de la tía Rita en el Banco de Portugal. En la Brasileira hablé, no mucho, con Coelho. Despacho de Mayer. Escribí y mandé cartas a Mamá (con fecha del día 19), a Álvaro Pinto (enviándole algunos versos de Cortes-Rodrigues), y a Sá-Carneiro, de quien he recibido hoy una nota (aunque la carta no es respuesta a esa nota, sino a otra de anteayer, y va con fecha del 24). Por la mañana y durante todo el día tuve varias ideas para las paradojas. De noche, en la Brasileira, estuve hablando con el teniente Marques. Salí y fui a casa de Corado. Hablando con él, hasta la una y cuarto. Hablamos de varias cosas sin mucha importancia. Él describió su dispersión espiritual.
26/2 (Miércoles)
Por la mañana, la lectura del periódico provocó muchos conceptos paradójicos diferentes. No salí de casa hasta las doce y cuarto, por causa de una lluvia abundante. En la Brasileira: con Coelho y el otro, Rocha, que era de los de Fontes. En el despacho de Mayer; después, hablando largo y tendido con António Ferro, en la Rúa do Ouro. Despacho de Lavado —nada. Por la mañana recibí carta de Natal, la que debía haber llegado el sábado pasado. Por la mañana decidí escribir en portugués El Templo de Jano, y exclusivamente en inglés, Asunto polémico, igual que En torno a Oscar Wilde, la defensa de la República Portuguesa, etc. Por la noche, en la Brasileira. Varias ideas paradójicas.
27/2 (Jueves)
De día, nada que hacer en los despachos de Lavado y de Mayer. Estuve en la Brasileira con Gaio, que me describió dos piezas suyas. El mismo tema, tratado de forma distinta. Más tarde fui a la redacción de Teatro, Boavida me presentó a Vitoriano Braga. Un poco incómodo por el ambiente, porque estaba allí una mujer, aunque discretamente sentada en el sofá junto a R. Santos. Creo que no dejé ver mi incomodidad. Por la noche, estuve hablando con Corado y Anahory, seria y largamente, sobre el escepticismo y la fe: todo porque Anahory había sabido por mí mismo (supongo) que era descendiente de cristianos nuevos, y porque dije que tengo algunas cosas semíticas —la nariz, un poco; mucho más, la tendencia a tomarme todo en serio. Vuelta a casa con Corado. Cuando llegué debían ser las doce y media, como mucho. Tuve, durante el día, varias ideas de paradojas, aunque ni fueron muchas ni fueron extraordinarias.
28/2
(Habiendo olvidado escribir la página de este día, perdí el recuerdo de lo que hice, excepto de algunas ideas, pocas, para ciertos fragmentos de varias de las cosas que tengo en proyecto).
1/3 (Sábado)
Por la mañana recibí cartas de Natal y de Sá-Carneiro. Después del almuerzo pensé varias poesías breves, una de ellas, una versión de “Voz de Dios” que hice para hacerla coincidir con la crítica de Sá-Carneiro. Bajé al despacho de Mayer. Estuve escribiendo los poemas que había compuesto en casa y en esta agenda. Salí del despacho de Mayer a las dos y media. Fui a la tipografía a ver si estaban imprimiendo Teatro. Allí estuve, con una interrupción (para ir al despacho de Lavado), hasta las siete. Volví allí por la noche. Fui con Almada Negreiros a su estudio para ver unos trabajos para la exposición; me parecieron muy buenos. También iban, al mismo tiempo, Castañé, Lacerda, y un chaval, Joyce, primo de António Joyce. Llegué a casa poco después de medianoche.
2/3 (Domingo)
Me vine a la Baixa a eso de las dos, con la intención de trabajar en el despacho de Mayer. Pero antes fui a la Brasileira, y allí asistí a una escena de pugilato verbal, muy desagradable, entre João Correia de Oliveira y Alfredo Guimarães. Después estuve hasta las cinco y media en la redacción de Teatro. Estaba Boavida, después llegaron Vitoriano Braga y Almada Negreiros. Vine al despacho de Mayer. Escribí el principio de la carta a Pascoaes. Por la noche, dormí un poco después de cenar, más tarde, leí un rato. No tuve casi ninguna idea. El día fue primaveral.
3/3 (Lunes)
Vine a la Baixa a las once, al despacho de Mayer, donde estuve seudo-trabajando hasta la una (el correo trajo un billete postal de Sá-Carneiro). Después de vaguear un poco, yendo y viniendo al despacho de Mayer, fui al de Lavado, donde, junto a las cartas para escribir, encontré una para mí, que archivé. Se me ocurrió el poema sobre el Capitán Scott. Preparé la parte central y el preludio, que tengo que alterar, porque me parece que los hombres habían muerto ahogados. También estuve en la redacción de Teatro, donde me entregaron La damajuana de los enamorados, como base para mi próximo artículo sobre Sousa Pinto. Me elogiaron por el artículo, varias veces a lo largo del día, Raúl Carneiro, Martinho Fonseca, Barradas, Nuno de Oliveira (por la noche) e Ilídio Perfeito. Por la noche, en la Brasileira con Corado. Volví a casa con él. Cuando fui a casa para cenar me encontré una carta de A. J. Costa (al que después encontré en la Brasileira) y una nota, plutôt desagradable, de Álvaro Pinto.
4/3 (Martes)
Vine a la Baixa, al despacho de Mayer, a las diez; estuve aquí hasta las once y media respondiendo a Álvaro Pinto y pasando una carta a máquina. De vuelta a casa para el almuerzo hice varios recados para Doña Palmira y para la tía Anica. Fui hasta la Brasileira, estuve hablando con Carlos Ferreira y salí de allí con él. Volví al despacho de Mayer y estuve allí escribiendo una carta a Vila-Moura y una postal a Mário Beirão. Fui al despacho de Lavado: otra carta más. Pasé por la redacción de Teatro, donde apenas estuve unos minutos. Les llevé El Águila, por el retrato de Sousa Pinto. Fui a casa de Henrique Rosa para ver si tenía la receta para los oídos taponados, que me había dejado allí. No la encontró. Estuvimos hablando. Vuelta a casa. Antes de cenar empecé un carta para Sá-Carneiro. Fui al despacho de Mayer, donde estuve escribiendo papeles y llevándolos de un lado a otro en la cartera.
5/3 (Miércoles)
La mayor parte del día en el despacho de Lavado. Unos minutos en el despacho de Mayer. Fui al despacho de José Sousa a pedirle Sólo. Me lo trajo a la Brasileira por la noche. Lo llevé a la Librería Ferreira. Modifiqué, etc., y escribí algunos (cinco) poemas. Por la noche, en la Brasileira con Anahory, me presentó a António Arroio. Interesante; limitado en algunas cosas. Volví tarde a casa.
6/3 (Jueves)
Por la mañana recibí Vida Portuguesa y las pruebas de los sonetos de Cortes Rodrigues, enviadas por Renascença. Fui a la Baixa a las once y media, vendí Sólo por mil quinientos reales en la Librería Ferreira. En el despacho de Mayer, dos veces. Despacho de Lavado, dos veces; escribí dos cartas, más o menos. Escribí el artículo sobre Sousa Pinto. En la Brasileira, dos veces: le leí al artículo a Ilídio Perfeito. C. Amaro estuvo leyéndome una sección que va a escribir en Lucha. Me hizo escuchar, nada más. Alfredo Guimarães leyó el artículo sobre Sousa Pinto y lo encontró injusto. Escribí una carta a Cortes-Rodrigues y dos a Rebelo. Nada literario. Ilídio Perfeito me invitó a hacer la crítica literaria en su periódico, que saldrá en abril; acepté. Por la noche, en la Brasileira, hablando con Corado. Después, en la Brasileira de Rossio, hablando con Cortes-Rodrigues y Lacerda. A casa. En el despacho recibí una postal de Xavier Pinto.
7/3 (Viernes)
A la Baixa a las diez. En el despacho de Mayer respondí una nota de Álvaro Pinto que había recibido a primera hora, y le envié las pruebas de los sonetos de Cortes-Rodrigues. Durante el día escribí a Cruz Magalhães; a Natal, incluyendo el “Formulario Ortográfico”; a Sá-Carneiro (acabé y envié la carta junto con el primer número de Teatro). Hice varios recados para la tía Anica. Fui a la tipografía tres veces para volver a ver las pruebas, pero nunca estaban listas. Me encontré a Cunha Dias, que me dio una entrada para su conferencia —inoportuno porque cae en el mismo día del concierto en el Teatro República. Me dejó dudando, confuso, sin saber a cuál ir. Hablé con Boavida en la calle, me estuvo leyendo un artículo suyo que va a salir en el próximo número de Teatro. Aun antes de ir a cenar me encontré a Rebelo en la Brasileira; hablé con él del asunto de Lavado. No hice ni pensé nada literario. Por la tarde llegaron la carta de Natal y una de Mario Beirão, del 6, desde Ancede.
8/3 (Sábado)
Fui a la Baixa a las doce. Pasé varias veces por la tipografía; a las tres y a las siete, vi las pruebas del artículo; Teatro no sale hasta el lunes. En el despacho de Lavado: sólo una carta. No escribí ninguna carta ni tomé notas de nada intelectual. Me enteré de que Cunha Dias había suspendido su conferencia del día nueve en el Teatro Nacional. Por la noche estuve en la Brasileira con Ilídio Perfeito; después, con Cobeira, Barradas y Almada Negreiros. Frases casuales, ni siquiera conmigo (exceptuando algunas frases que, felizmente, aguanté risueño y tranquilo, de Almada, a pesar de que Castañé les había pedido que no dijeran indecencias delante de mí) sacaron el tema del Marcos Alves. Por la mañana, la insistencia de la tía Anica sobre la cuestión del empleo, a propósito de un anuncio en el diario Siglo, había sacado el otro tema. Dije que respondería al anuncio, y, por la noche, que ya lo había hecho, pero no pensaba contestar. A las doce y cuarto fui a cortarme el pelo y hacerme la barba, y volví a casa. Recibí, por la mañana, una carta de Vila-Moura, y por la tarde, una nota de Cruz-Magalhães sobre los aguafuertes de Bordao Pinheiro.
9/3 (Domingo)
De casa a la Brasileira. Boavida me dio un promenoir para el concierto del Teatro de la República. En el concierto hasta las seis. Inferior —me pareció— a la sinfonía de Freitas Branco. Boavida, que estaba después en la Brasileira, y Cortes Rodrigues, con quien había ido al concierto, estaban de acuerdo. Después del concierto, en la Brasileira, estuve oyendo a Eugénio Vieira leerme algunos versos aceptables, un buen soneto. Es curiosa su enorme vanidad, aunque inofensiva. En casa, después de la cena, dormí. Nada literario en todo el día.
10/3 (Lunes)
A la Baixa a mediodía. Dos veces en el escritorio de Mayer. Otras dos en el de Lavado. Después hablé con Lavado sobre el asunto. Por lo que parece, sirve. También estuve en la redacción de Teatro, hablando con Freitas. Compró las Cosas del agua de Maria Amália Vaz de Carvalho. Es el libro al que atacar esta semana. Volví a empezar la carta a Pascoaes. De noche en la Brasileira. Hablé con Corado y un poco con Fortunato da Fonseca. Volví a casa con Corado, hablando mucho, haciendo psicología sobre Fortunato. Corado estuvo de acuerdo con la definición que hice de él. A casa a la una y media.
11/3 (Martes)
Un día lleno y febril. A la Baixa a la hora de siempre. Me ocupé de algunas cosas de Mário. Al pasar por la Brasileira del Rossio me detuve un rato a hablar con Vitorino Braga, que me contó la pieza. Después me encontré a García Pulido, y, salvo un intervalo, (de las seis y media a las ocho) en el que ni fui a cenar, porque no era demasiado tiempo, hablamos desde las dos hasta las once de la noche. Estuvimos paseando y discutiendo y exponiendo cosas extraordinarias. Nos pusimos de acuerdo para nuestro panfleto “Juego limpio”, semanal a poder ser; los dos haremos números alternos. Nos pareció que teníamos un punto de vista común: republicano, antialfonsista, antisocialista.
Por la mañana recibí una carta de Sá-Carneiro. Escribí, muy tarde, una o dos poesías.
12/3 (Miércoles)
Al despacho de Lavado a las diez; y allí hasta las dos. Después hablé con García Pulido para despedirme. El resto del día, nulo. Por la mañana, una postal de Sá-Carneiro.
13/3 (Jueves)
Día perdido, excepto por una sorda acumulación de energía. Despacho de Lavado. Carta en el despacho de Mayer. Después fui a la Brasileira. No fui a cenar hasta medianoche.
Carta de Sá-Carneiro por la mañana. Carta de Natal por la noche.
14/3 (Viernes)
Bajé a las nueve, al despacho de Mayer. Después fui al de Lavado y escribí allí una carta. De noche, en la Brasileira con Corado. Salí de allí con él, hablando de muchas cosas en un paseo largo, hasta Alcántara y vuelta.
15/3 (Sábado)
Durante el día fui a casa de Henrique Rosa; después, al encontrarme con Cortes-Rodrigues, le pasé el encargo que tenía que hacer para Henrique Rosa y la tía Anica, y así acabé con aquello. Llevé a Rebelo al despacho de Lavado. Se acordó que se quedaría y vendría el lunes. Hablé con Alfonso Gaio en la Brasileira. Dijo varios disparates analíticos. De noche, en la Brasileira, hablé con João Correia de Oliveira, después fui con él hasta su casa para recoger Vida Etérea. Allí hasta las doce y media de la noche; hablamos muchísimo, una conversación intensa e interesante. Le recité mis versos, que, según parece, le gustaron bastante. Le sorprendió el hecho de que yo fuera poeta.
16/3 (Domingo)
Por la mañana, una nota de António Ferro. Salí de casa poco después de la una. Fui al concierto; allí hablé con Cortes-Rodrigues y con un cuñado que me presentó. Después estuve en la Brasileira hablando con Eduardo Graça. De noche, en la Brasileira. Algunas ideas literarias.
17/3 (Lunes)
Bajé a la Baixa temprano para ir al despacho de Lavado a ayudar a Rebelo. Volví, no le hacía falta nada. (No me acuerdo del resto del día). De noche, en casa, encontré una nota de la oficina de Lavado (de parte de Augusto Franco) pidiéndome que fuera al día siguiente a las nueve, porque Rebelo había salido y no volvió. De noche en casa; algunas ideas literarias. Durante el día hablé con varios conocidos.
18/3 (Martes)
A la Baixa pronto; en el despacho de Lavado hasta mediodía. Después estuve en varios sitios (no recuerdo bien lo que hice). En casa, cuando fui a cenar, encontré una carta de Cruz Magalhães, que el lunes había ido al despacho a ver los aguafuertes, y una nota de Rebelo explicándose. Yo les había escrito durante el día, a Rebelo y a Cruz Magalhães, y también a Garcia Pulido, mandándole cuatro poesías de Pessanha.
Algunas pequeñas ideas literarias.
19/3 (Miércoles)
A la Baixa temprano, con Mário, a la notaría de E. Silva, como testigos de un poder; no se hizo, pero sí se hizo una apertura de señal. En la redacción de Teatro, Boavida Portugal me presentó a Manuel António de Almeida; recité versos de Pessanha, y hablé bastante. Él es un conversador pobre y un hombre delicado. A los despachos de Lavado y de su hermano; cartas en ambos. En la Brasileira, hablando con Torres Abreu e Ilídio Perfeito. Por la mañana recibí una postal de Sá-Carneiro. Por la noche, en casa. Escribí una postal a Cruz Magalhães. Pocas ideas…
20/3 (Jueves)
A la Baixa a eso de la una. Estuve en los despachos de los dos hermanos, en el de la Rúa Augusta tenía una carta que escribir. En el despacho de Mayer escribí, casi entera, una carta a Sá-Carneiro. Fui a la exposición de Almada Negreiros y a la redacción de Occidente; a ésta, por un encargo que me había pedido José Correia de Oliveira. Un día de depresión absoluta y mortal. En casa, por la noche. Acabé la carta para Sá-Carneiro. Hice algunos apuntes literarios. Recibí, de noche, la carta de Natal (en respuesta a la que le narraba el suceso inmoral) y una de Álvaro Pinto en relación a la suscripción para Gomes Leal.
21/3 (Viernes)
Como he estado varios días sin mirar este diario, no me acuerdo de lo que hice el viernes, sólo de que no fui a los despachos de los Lavado, sólo al de Mayer. Estuve mucho tiempo hablando con Rui Coelho, entusiasmado al oírle describir su obra, ahora patriótica.
23/3 (Domingo)
Casi todo el día en el despacho de Mayer. Escribí gran parte de la sinfonía de las carabelas. Apunté algunas otras cosas. Escribí (con fecha del 20) la carta para Natal. Por la noche, en casa. Durante el té, de repente, sentí que perdía el conocimiento, y casi me desmayo. (A las cinco menos diez nació la pequeña de Mário).
24/3 (Lunes)
Todo el día en la Baixa, desde las dos hasta las once y media de la noche. En el despacho de Lavado de día; fui allí a las diez de la noche y ya no estaba. Durante el día, de cinco a ocho aproximadamente, escribiendo unas siete u ocho estrofas del Epithalamium (en inglés). Después en la Brasileira, con João Correia de Oliveira. Finalmente, al volver a la Brasileira, fui a hablar otra vez con João Correia de Oliveira, a su casa. Conversamos hasta las once y media. Iba allí para pedirle quinientos reales, pero no me atreví, viendo que él se tomó la visita, desde el primer momento, como un gesto de cortesía.
Cené en el restaurante Pessoa.
Cuando volví de cenar me encontré con Rebelo, para quien quería escribir, hace ya tiempo, una disertación. No la necesita hasta pasado mañana. Por la mañana recibí una nota de Álvaro Pinto.
Me encuentro muy débil y mareado, aunque poéticamente excitado.
25/3 (Martes)
(Han pasado varios días sin que le preste atención a este diario). De este día no me acuerdo.
26/3 (Miércoles)
De este día apenas recuerdo que estuve todo el día con García Pulido, al que me había encontrado en la Brasileira del Chiado. Hablé muchísimo con él. Le leí (a él y a Lacerda) el Hombre de los sueños en el Martinho. Después estuve en la Brasileira hablando con Ilídio Perfeito, un seguidor de Castelo Branco, al que me presentó; después con Anahory y João Correia de Oliveira. A casa a eso de las doce y cuarto de la noche. Algunas ideas literarias, a veces interesantes.
27/3 (Jueves)
Salí de casa pronto. Almorcé en el restaurante Pessoa gracias a un préstamo de João Correia de Oliveira. Después fui a encontrarme con García Pulido en la Brasileira del Rossio. Debido a la llegada de algunos individuos propietarios, la conversación, pasando por la ley de contribución urbana, acabó siendo absolutamente depresiva. Después, saliendo de allí con Pulido, estuvimos dándonos fuerza, dolorosamente, para la lucha. Despacho de Lavado, dos cartas. Después en la Brasileira con Torres Abreu. Vine al despacho de Mayer y me quedé, mientras caía una lluvia tremenda, hasta las siete y media. Escribí a la tía Lisbela para Natal (poniendo fecha del 25). Fui a la imprenta a intentar conseguir una pieza para la máquina. Salí de allí a las ocho y cuarto. Sólo estaban Boavida y su grupo. Por la noche, en casa. Dormí de un tirón desde las diez hasta el día siguiente, pero fue un descanso triste, lleno de sueños, físicamente doloroso.
28/3 (Viernes)
Excluido por retraso y olvido.
29/3 (Sábado)
Excluido por retraso y olvido.
30/3 (Domingo)
En casa hasta las dos. Desde las dos y media hasta las cuatro y media en casa de Antonio Ferro, oyéndole leer piezas teatrales; leyó dos. Después a la Baixa con él. Fui a la Brasileira, estuve hablando con Rajanto, después con Coelho. Salí y fui a cenar con Coelho. Prometió conseguirme para el fin de semana cien mil reales para mi viaje a Inglaterra y treinta mil para mi viaje al Algarve. Después (de ocho y media a nueve) fui a la Brasileira y estuve allí hasta que salí con João Correia de Oliveira. Fui a su casa y hablamos (incluyendo más o menos media hora con Antonio Guimarães) hasta las doce y media. Me fui a casa.
31/3 (Lunes)
A la Baixa, no muy tarde. A mediodía me encontré a Coelho; estuve con él, dando vueltas en coche hasta las seis; no fui a los despachos de los Lavado. Coelho me prestó dos mil reales. A casa.
1/4 (Martes)
Fui a Santo Antonio dos Capuchos a recoger el dinero para la tía Rita. Recibí cinco mil reales más tres mil por Pascua, que decidí no entregar porque nadie sabía que habían llegado. Después fui al despacho de Lavado, donde escribí diez cartas, después al de F. Lavado, donde escribí una. En el despacho de Mayer escribí otra. A casa. De noche fui a la Brasileira. Estuve en casa de João Correia de Oliveira hasta las dos de la madrugada. Le leí Bailado, de Sá-Carneiro; ni a él ni a mí nos gustó mucho. Él me leyó una cosa interesante.
Por la tarde se había dejado ver la tensión entre João Correia de Oliveira y António Cobeira.
2/4 (Miércoles)
A la Baixa pronto. De camino a la Brasileira me encontré a Luciano de Araujo, que estaba allí, y me presentó a Albino de Meneses y a Correia Dias, que estaban en la exposición de Almada Negreiros. Allí recibí los catálogos que me había prometido. Después fui con Luciano, bajo la lluvia, al Arsenal del Ejército. Me dijeron que fuera al día siguiente. Volví. Fui a almorzar a casa Pessoa. Después estuve en el despacho de Lavado, donde escribí unas cartas. Al salir me encontré a Santa-Rita, y fuimos hasta la Brasileira, donde estuvimos hablando con Almada Negreiros (siempre exageradamente gamberro) y Castañé. Vine al despacho de Mayer, escribí una carta para Natal con fecha del día 1. Por la noche fui a la Brasileira. Allí me presentaron a un muchacho, un tal Antonio Alves; después estuvieron un chaval que no conozco, ordinario, y don Tomás de Almeida, a quien no conozco más que de vista, y que habló continuamente; tiene una gracia obscena, pero, al final, dolorosamente irritante.
3/4 (Jueves)
Recibí la Vida Portuguesa con el correo de la mañana. Salí de casa a las doce y media. Fui a los distintos despachos. Fui al Gremio Literario a las cuatro, con Valério y Rui Coelho para oír la primera conferencia de Teatro, que, al final, no llegó a pronunciar. Después estuve hasta las seis paseando con Valério y Rui Coelho. Rui Coelho va a poner música a mi poesía Oh, naves, que le gustó mucho, mientras que Los pantanos le horrorizó. De noche dormí, desde después de la cena.
4/4 (Viernes)
Por la mañana recibí carta de Mário de Sá-Carneiro. Me extrañó no recibir carta del Algarve ni de Pinto. Fui al Arsenal del Ejército y hablé con el Mayor Santos. En el despacho de Lavado preparé algunas cartas. En la redacción de Teatro, un rato. De noche estuve en la Brasileira y en casa de João Correia de Oliveira, hablando mucho.
5/4 (Sábado)
Por la mañana, junto al Mercure de France que me envía Sá-Carneiro, recibí dos cartas de Pretoria, terribles, una de ellas de Henriqueta. Estuve todo el día atormentado, con una preocupación enorme por culpa de estas cartas. Una tortura pavorosa, un callejón espiritual sin salida. Fui a los tres despachos, escribí cartas en los dos de los Lavado; tuve varias cosas que hacer, las cumplí, a pesar de que estuve todo el día desorientado. De noche estuve en casa; me acosté a las diez, leí un poco en la cama. Algunas ideas literarias, sobre todo para Marcos Alves. Escribí una nota para Álvaro Pinto.
6/4 (Domingo)
Salí de casa cerca de la una y media, y llegué, pasando antes por la Brasileira, al despacho de Mayer. Estuve en el despacho hasta las nueve, intentando escribir el artículo para El Águila[8], pero no lo conseguí. Volví a casa con A. J. Costa; volvía corriendo, sobre todo porque no había cenado. Algunas ideas literarias.
7/4 (Lunes)
Por la mañana recibí una nota de Álvaro Pinto, le respondí por la noche. Estuve en los despachos de los dos Lavado y en el de Mayer. Fui hasta el Arsenal del Ejército para hablar (en nombre de Mayer) con el Mayor Santos. Por la noche, en la Brasileira.
8/4 (Martes)
Escribí a Mário Beirão, acabé la carta para Natal (por la mañana recibirá una carta de Mário Beirão). Acabé y envié el artículo para El Águila. Hablé con varias personas a lo largo del día (sobre todo con Valério). Fui a los despachos de Lavado y de Mayer. Por la noche, en la Brasileira, estuve hablando con Corado y fui a su casa con él. Estuvimos charlando un poco. No recuerdo que tuviera idea literaria alguna digna de mención. (La tuve. Tuve la idea para el ensayo sobre el problema religioso).
9/4 (Miércoles)
Fui a la Baixa a las diez. Escribí una postal para Pinto y continué la carta para Sá-Carneiro. Fui dos veces al Arsenal del Ejército. Parece que, por fin, la segunda vez se arregló algo. Tres veces en el despacho de Lavado, nada que hacer. Preparé dos cartas en el de F. Lavado. No cené. Estuve por la noche en la Brasileira hablando con Valério. Rui Coelho me presentó a João Amaral. Me encontré a Albino de Meneses y fui con él hasta el Largo de Santa Bárbara, hablando mucho. Una o dos ideas literarias, de segundo orden.
3/5 (Sábado)
Recibí una nota de Álvaro Pinto con fecha del 30 de abril. Fui a las nueve al escritorio de Lavado; estuve allí hasta mediodía. Escribí unas seis o siete cartas. A casa a comer. A la Baixa, al despacho de Mayer. Acabé la carta a Sá-Carneiro, la carta a Natal, y escribí notas insignificantes a [—]