DIARIO

Comenzado el 15 de marzo de 1906

15 de marzo de 1906

Curso superior. Geografía en inglés. Biblioteca Nacional; leí la Lógica de Aristóteles traducida por San Hilario. Volví a casa a las 3h30. Estuve pensando en la disertación sobre los derechos de la mujer, y en un alegato satírico a favor de la prostitución masculina. Empecé «La puerta». Leí un libro sobre fisonomía. Cené a las 16h30. Estuve caminando toda la tarde hasta las 9h30.

16 de marzo

Festivo. El rey viene de Madrid. Leí un poco sobre fisonomía. La Biblioteca estaba cerrada, así que no pude ir a seguir leyendo el Organon. Un día caliente; leí Tennyson. Di un paseo con Cochado Torres. Volví a las 9h30. Jugué al quino hasta la hora del té. Algunas dificultades en la ejecución mental de «Jacob Dermot». Estuve pensando en un poema sobre Avenida que debe incluirse en Revuelta.

17 de marzo

No fui a clase. Pedrouços hasta las cuatro. Había estado en la Biblioteca leyendo el Organon, de Aristóteles. Me quedé en Pedrouços.

18 de marzo

En Pedrouços. Domingo. Salí a caminar con la tía María[1], un largo paseo. No hice nada más. Me quedé también a dormir.

19 de marzo

En Pedrouços. Lunes, festivo. Cumpleaños de la tía Anica. Cena familiar en Pedrouços. Volví a casa por la noche.

20 de marzo

En Lisboa, en casa. No había clase: festivo porque caía entre dos fiestas. Biblioteca Nacional. Estuve meditando las categorías para mi proyecto de Metafísica. Una gran alegría: estoy muy cerca de la solución. Ha habido una crisis ministerial, así que una buena parte de Revuelta ya no tiene sentido. No importa, lo escribiré por la causa del republicanismo. Establecí una clasificación de las categorías en tres ramas: así queda resuelta una buena parte del problema. Todavía tengo que decidir las subdivisiones de las categorías. El doctor Ferraz me ha presentado, casualmente, al padre Freitas, que fue, en otros tiempos, un gran polemista. Me estuve fijando en su presencia. Nariz pequeña, combativa, ancha en el extremo; labios finos; barbilla cuadrada. Una mente sucia y obscena, como dejó ver en los cinco minutos de charla. En Ferreira & Oliveira, por la noche, no había nadie para hablar o dar un paseo.

23 de marzo

Ultimo día festivo del curso. Me quedé todo el día en casa. Empecé El círculo de la vida. Escribí la «La balada del Rey Gondomar». Incapaz de continuar La puerta. Pensé una obra «Sobre el Estado». Y seguí escribiendo un poema de Revuelta. Empecé unas «Notas sobre las narices». Esbocé un poema breve sobre Shakespeare.

22 de marzo

Primer día de clase después de las vacaciones, geografía e inglés; día monótono y estúpido. Me quedé en casa (no, salí a caminar y volví a las nueve) por la noche. Después escribí una disertación sobre Alcestes, Philipo y Celimene para clase. Curso de francés. Me quedé despierto hasta las dos y media con esta tontería. Siempre lo dejo todo para el último momento.

23 de marzo

Clases, francés. No me quedé a filología, pero al final no hubo clase. Estuve caminando por toda la ciudad con Rebelo. Por la noche también estuve andando con él; nos encontramos con un montón de idiotas de mente sucia y convencional. Fuerza y juventud, qué duda cabe.

24 de marzo

Clases, historia. Monótono, aunque Ramos es muy divertido. Me senté entre dos miembros de la aristocracia; diagnóstico: degeneración (inferior). Fui andando a la Biblioteca con más gente convencional (de clase baja —como dicen ellos— esta vez); también son vulgares, pero no aristocráticos. En la Biblioteca, Weber, Historia de la filosofía europea, escuela jónica, Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Un libro muy bien escrito, tomé notas. La teoría de Tales es estrictamente primitiva, la de Anaximandro, mucho más profunda y más cierta, la de Anaxímenes, una materialización, bastante espontánea para una mente primitiva, de la de su maestro. Por la noche en Coliseo, era la velada de Antonet y Walter. Estupendo, me reí mucho. Estuve hablando con alguien a quien creía al margen de la convención y lo descubrí tan esclavizado como cualquier esclavo. Ya no tengo esperanza de encontrar una amistad aquí, debo mudarme tan pronto como sea posible.

25 de marzo

Me quedé en casa. Domingo. Revelé, o, mejor dicho vi como revelaban, unas fotografías de grupo y de mí mismo; me había hecho una vestido con un traje extravagante, con Mário, y la vi revelada y fijada. No hice nada de nada.

26 de marzo

Clases: francés y filología. No pasó nada especial. Bajé al centro con Rebelo. Dimos vueltas por allí. No hice nada de nada.

27 de marzo

Clases: geografía e inglés. Un día monótono como casi todos. Leí la Historia de la Filosofía de Hegel; estuve estudiando las escuelas jónica y eleática. Tengo que ver otras historias, comparar y tomar notas. Bajé al centro por la noche, nada nuevo. Tengo que leer más poesía para neutralizar el efecto de la perfecta filosofía. No hice nada.

28 de marzo

Falté a clase, y faltaré también mañana: hay una prueba escrita de geografía y no sé absolutamente nada del tema. Odio todo trabajo impuesto. Biblioteca Nacional, sigo leyendo la Historia de Weber, todavía estoy con la escuela eleática. Viaje a Inglaterra en proyecto. No tengo dinero, debo conseguirlo. Tengo que operarme antes: circuncisión. No tiene sentido ir al extranjero con semejante desgracia. Continué La puerta. ¿Cómo conseguiré que me pasen mis cosas a máquina? Debo pensarlo bien.

29 de marzo y 1 de abril

Ocupado con el Curso y pura meditación, sin lecturas. Se me ocurrieron algunos argumentos para mi Metafísica.

2 de abril – Lunes

Cumpleaños de María. Día caliente, sofocante; no hice absolutamente nada.

3 de abril – Martes

Clases: Geografía, inglés. El peso del trabajo impuesto aumenta. No pude ir a la Biblioteca, tenía que ir a ayudar a Sardoeiro. Lo hice de buena gana. Escribí Acabarán con ellos, composición satírica.

Del miércoles 4 al miércoles 11 de abril

No seguí el diario. No escribí nada que merezca la pena. Leí La feria de las vanidades, Viaje a la luna y la mitad de Viaje alrededor de la luna de Jules Verne. Continué La puerta. Algún argumento más para mi Metafísica racional. Pensé la estructura para Documento robado, una versión corregida de La carta robada de Poe, que debe estar escrita como un relato supuestamente verídico del caso de la carta robada.

Jueves, 12 de abril

Visité a Cochado Torres, que está escribiendo su novelita. Continué La puerta. He decidido escribir, antes de Sub Umbra, un libro de poemas en inglés atacando la religión, etcétera; dado que los poemas de combate que he escrito son, me parece, inadecuados para su publicación con la poesía lírica en el volumen de Sub Umbra. Debo continuar Revuelta.

Ideé y empecé a escribir una obra en inglés contra la pena de muerte, y quizá contra la prisión. Tengo que leer obras sobre el libre albedrío para atacar la pena de muerte.

Leí un poco de Rousseau (Desigualdad) y empecé Guerra Junqueiro (La vejez del Padre Eterno).

Del viernes 13 al martes 17 de abril

Trabajé relativamente poco. Algunos poemas para mi primer libro en inglés (es decir, no Delirium, sino Muerte de Dios). Planeé un tratado Sobre la República que debe estar escrito en un lenguaje simple y aparecer después de Revuelta. Conseguí algunos argumentos para mi Metafísica. Tengo mucho que leer. La Biblioteca está cerrada; abre el 20 de diciembre. Planeé un panfleto contra el matrimonio —la institución en sí, ya sea civil o religiosa. Acabé La vejez del Padre Eterno. Pensé mucho, pero no leí casi nada. Seguí con La puerta. Empecé Documento robado.

Viernes, 20 de abril de 1906

Sigo de vacaciones. Biblioteca Nacional; empecé a leer la Crítica de la Razón Pura en la traducción francesa de Barni. Escribí varios poemas. Estuve pensando seriamente en mi Metafísica. Tengo que hacer tres disertaciones para las clases; esto me llevará una buena parte de mi tiempo, que es precioso. Tengo que acabar varios poemas breves aún en proyecto. Empecé a aprender alemán. Leí La feria de las vanidades, de Thackeray (pero sólo una parte, claro).

Viernes, 27 de abril

He preparado dos de las tres disertaciones. Estuve leyendo (aunque no tuve mucho tiempo) la Crítica de la Razón Pura en la traducción de Barni. Leí La feria de las vanidades. Ni un minuto, esta semana, para seguir con el alemán. Tengo que vender mi modesta colección de sellos para devolverle al tío Antonio sus 3.000 reales (los tomé prestados inconscientemente para comprar la Vida de Shelley de Dowden). La puerta está acabada, apenas necesita algunos retoques. Necesito algo de dinero para poder sacar algunas copias de Por la República, o, mejor aun, para hacer que lo impriman.

11 de mayo de 1906

Empecé a leer seriamente todos los libros que leí, sin demasiado provecho, durante la niñez y la adolescencia. Leí Las peregrinaciones de Childe Harold y los Cantos I y II de las Melodías hebreas de Byron; La víspera de Santa Agnes de Keats, los primeros capítulos de Hombre criminal de Lombroso y un pequeño poema de Schiller (traducido con dificultad, porque apenas estoy empezando a aprender alemán). Estoy preparando mi falacia filosófica «Sobre la fenomenología del Lexicón», para la clase de filología; el tema que nos habían dado era «La orientación del Lexicón». Debo conseguir algo de dinero de Inglaterra mandando mis escritos. Es una desgracia no tener máquina de escribir. Con el dinero que gane tengo que intentar hacerme con una.

12 de mayo (Sábado)

Clases. No hice casi nada. No he leído nada que merezca la pena mencionar.

13 de mayo (Domingo)

Día oscuro y lluvioso; me quedé en casa. Leí algo sobre la filosofía escolástica en el Vallet. Leí cincuenta páginas de Campoamor (Doloras y cantares).

14 de mayo (Lunes)

Clases; filología. Estuve andando por ahí. Perdido en mis obsesiones. Por la noche estuve desde las seis y media hasta las once en Sardoeiro trabajando para las clases, o mejor dicho, fingiendo trabajar.

16 de mayo de 1906 (Miércoles)

Hablé con Henrique Rosa. Le estuve escuchando leerme en voz alta una crítica magnífica de las Palabras cínicas de Sampaio. Una mente amplia y maravillosa, un pesimista filosófico de primer orden. Su conocimiento científico es enorme; me ha dejado Palabras cínicas y el Evangelio nuevo de Silva Passos. Me leí la mitad del primero por la noche.

18 de mayo (viernes)

Clases. En casa, sigo con mi disertación filológica, o más bien, con mi parodia de disertación. No leí nada, no tuve tiempo.

19 de mayo

Nada importante. Leí Chatterton. Acabé Palabras cínicas. Mi disertación filológica está atascada por falta de argumentos de ficción.

20 de mayo de 1906 (Domingo)

Estuve fuera todo el día. No leí nada de nada.

21 de mayo de 1906 (Lunes)

Clases. Francés y filología. No hice nada más.

22 de mayo (Martes)

Clases. Geografía e inglés. Leí Molière: El Atolondrado.

23 de mayo de 1906 (Miércoles)

Clases: Historia. Estuve muy enfermo el resto del día, aunque no en la cama.

24 de mayo (Jueves)

Fui a pasar el día a Pedrouços. Fui para allá andando con Mario, nos llevó un par de horas. Cené y volví.

25 de mayo

Curso: francés y filología. Leí Keats y la Metromanía de Pirón. He decidido leer, de aquí en adelante, dos libros cada día —uno de poesía o literatura, el otro de filosofía o ciencia. Acabé las primeras proposiciones de mi primer trabajo filosófico.

Sábado, 26 de mayo de 1906

Leí Gresset: Verde-Verde y La cuaresma improvisada así como el primer acto de El mal hombre antes del desayuno. Escribí un poema sobre personas en un tren: ebriedad y miedo, basado en el hecho de que el jueves, cuando volvíamos de Pedrouços, caímos en un tren abarrotado de borrachos. Había estado imaginando qué harían si de repente hubiera un accidente, y había llegado súbitamente a la certeza de que su alegría se transformaría en miedo, y así, escribí el poema como expresión de una dolorosa verdad. Clases. Volví directo a casa; un día caliente y terrible. Acabé de leer Malvado; leí el primer capítulo de Enigma, de Haeckel. Empecé una carta para el prior de Los Mártires.

Domingo, 27 de mayo de 1906

Un día de calor insoportable. Tuve que ir a Belas. En el tren, horrible, sobre todo en el túnel, a la vuelta. Pensé que me ahogaba. No leí nada: absolutamente imposible.

Lunes, 28 de mayo de 1906

Clases: francés, filología e historia (clase extraordinaria). Estuve paseando por la Avenida con Corado, discutiendo de filosofía. Es mucho más culto y mejor pensador que yo. Un día de calor aún más insoportable que ayer. La vida es absolutamente insufrible. Leí el segundo capítulo de Enigma, de Haeckel.

Martes, 29 de mayo

Clases: geografía e inglés. Horriblemente caluroso, el peor día hasta ahora. No leí nada: es imposible.

Miércoles, 30 de mayo

No hubo clases; me quedé en casa. Leí en voz alta para la tía Anica. No hice nada más.

Jueves, 31 de mayo

Clases: geografía e inglés. Una clase de inglés muy divertida. Un día mejor; no hice gran cosa.

Viernes, 1 de junio

Fiesta: apertura de las Cortes. Una multitud de republicanos se manifestó protestando sin demasiado alboroto. Decidí, con gran entusiasmo, escribir mi panfleto. Leí.

Sábado, 2 de junio

Clases. Historia. Paseé por la ciudad, indiferente y sin compañía. No leí nada.

Domingo 3 de junio

[Nada registrado]