8. La pista de Nyon

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LA PISTA HASTA NYON

Mientras investigamos todo lo que podemos las historias individuales, los datos no paran de crecer. 400 gigabytes, 500 gigabytes, 600 gigabytes. Hace tiempo que hemos perdido la perspectiva de las dimensiones de la filtración. Al principio nos ayudaba pensar en a cuántas biblias impresas equivaldría esa cantidad de datos, pero en algún momento lo dejamos. ¿Quién es capaz de imaginar más de un millón de biblias?

El equipo de datos del ICIJ ha creado un foro con varias encriptaciones para la colaboración internacional, el «iHub». La palabra inglesa hub significa «centro de rotación y punto crucial», y la «i» corresponde, como es habitual, a internet. No podrían haber escogido un mejor nombre para el foro, pues durante los meses siguientes realmente sería el centro y el punto crucial de nuestro trabajo. Ahí es donde todos los participantes en el proyecto comparten los resultados de sus investigaciones y comentan cómo proceder. Es una especie de Facebook para periodistas de investigación, con grupos de debate para determinados temas, incluso se puede poner «me gusta» a las entradas de los demás. Solo tenemos acceso a él los empleados del ICIJ y nosotros. Debemos resumir los resultados de nuestra investigación hasta el momento para estimular a los demás periodistas cuando, como muy tarde en la reunión de Washington, también tengan acceso a ellos.

Para entonces ya tenemos fecha para la reunión: a finales de junio volamos a la capital de Estados Unidos. Hasta ese momento queremos ser lo más concretos posible en los grandes casos que ya tenemos, es decir, Rusia, Siria o Islandia. Hay mucho que hacer.

A finales de mayo nos llega un mensaje urgente sobre la investigación: ¡algunos funcionarios de la FIFA han sido detenidos!

La víspera del 65.ª Congreso de la FIFA en Zúrich, los investigadores detienen a seis funcionarios de alto rango de la federación internacional de fútbol en un hotel de lujo. Entre ellos se encuentran dos vicepresidentes de la FIFA: Jeffrey Webb, de las Islas Caimán, y Eugenio Figueredo, de Uruguay.

La detención se produce a instancias de una investigación abierta en Nueva York impulsada por la actual fiscal general estadounidense, Loretta Lynch. Estados Unidos quiere enviar un mensaje inequívoco al mundo.

Y el mundo se queda anonadado. En la apática Europa, también en Alemania, los fiscales y funcionarios han relegado la actividad de la FIFA al mundo paralelo del deporte. Hace años que existen mucho más que rumores sobre torneos comprados, pagos dudosos y funcionarios sobornados. Solo hay que leer el libro FIFA Mafia de nuestro compañero del SZ Thomas Kistner. O ver el documental del periodista de la BBC James Oliver, que colabora en el proyecto Prometheus. Durante los últimos años ha rodado varios reportajes para el prestigioso programa británico de investigación Panorama sobre la FIFA, sus escándalos y la corrupción. Cuando llegó a sus manos una lista secreta de pagos millonarios a una dudosa empresa de marketing deportivo, Oliver descubrió que tres miembros del comité ejecutivo de este organismo deportivo habían aceptado sobornos del expresidente de la FIFA Joao Havelange.

Es de dominio público que en la FIFA se comete una multitud de irregularidades, pero hasta entonces nadie había hecho nada contra esa intolerable situación. Ahora se hace cargo de ello Estados Unidos, que demuestra ante el público que para ellos la FIFA no es intocable. De hecho, la considera una «organización criminal dirigida por estafadores» para que los investigadores puedan aplicar determinadas leyes.

Dentro de la FIFA y la UEFA, la federación europea de fútbol, se crea una oposición al presidente Joseph Blatter, antes de que solo dos días después de la detención sea ratificado en su cargo con 133 votos.

Los investigadores de Nueva York presentan cargos contra catorce personas, entre ellos blanqueo de dinero, estafa y corrupción. Durante un período de veinticuatro años, esos hombres han creado un sistema para enriquecerse «mediante la corrupción en el fútbol internacional». En total, los funcionarios habrían aceptado sobornos por valor de más de ciento cincuenta millones de dólares.

El sistema FIFA.

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Conseguimos las denuncias, pues en Estados Unidos ese tipo de documentos públicos enseguida están disponibles en internet. En efecto, leemos que varias sociedades pantalla han desempeñado un papel importante en el presunto sistema de sobornos de los acusados. Buscamos a los acusados uno por uno en nuestros datos, y hacemos lo mismo con las sociedades pantalla.

Encontramos a tres de los catorce acusados.

El antiguo vicepresidente de la FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo, uno de los seis funcionarios detenidos en Zúrich, aparece relacionado con varias empresas simultáneamente[1].

El empresario argentino de derechos deportivos Hugo Jinkis, uno de los presuntos pagadores de sobornos, aparece con su empresa Cross Trading S. A., que según la acusación contra la FIFA se utilizó para liquidar sospechosos pagos millonarios. Con los sobornos, Jinkis y otras personas querían asegurarse los derechos de televisión en exclusiva de la Copa América y la Copa Centenario para América del Sur[2].

El tercer acusado es Mariano, el hijo de Hugo Jinkis, que aparece como director en la misma empresa offshore que su padre.

Primero estudiamos la carpeta de la empresa Cross Trading S. A. Fue creada en las islas Seychelles, en Niue y en Nevada (Estados Unidos), así que hay tres empresas con el mismo nombre, y por tanto tres carpetas. Sin embargo, en ninguna encontramos contratos con la FIFA. A diferencia de otros propietarios de sociedades pantalla, los Jinkis no operaban con testaferros, lo que significa que no tenían por qué enviar los contratos de posibles negocios —como se denominan en la denuncia a la FIFA— a Mossfon para su firma. No obstante, encontramos contratos con la UEFA, la federación europea de fútbol, con sede en Nyon, que hasta entonces siempre salía curiosamente intacta de todos los escándalos.

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Los contratos tratan de derechos exclusivos de televisión, la UEFA Champions League, la Copa de la UEFA y la Supercopa de la UEFA en Ecuador, y por una cantidad sorprendentemente baja. Los contratos estaban en manos de Mossfon únicamente porque los responsables de la UEFA habían enviado los papeles relativos a esos derechos de televisión a través de Cross Trading S. A. a Niue, donde la empresa estaba registrada. Allí los empleados de Mossack Fonseca abrieron los sobres, escanearon los contratos y se los enviaron por correo electrónico al clan de los Jinkis. A cambio de unos honorarios, se entiende.

Así habían llegado a nuestras manos, porque los empleados de Mossfon habían clasificado los correos electrónicos enviados en las correspondientes carpetas de las empresas.

En ese momento hacemos algo que llevamos tiempo deseando hacer: preguntamos a la UEFA en general si también ha hecho negocios con los catorce acusados del proceso de la FIFA y las empresas vinculadas a ellos, sin mencionar de forma explícita Cross Trading. Solo queríamos saber si la UEFA tenía relación con los Jinkis o con los demás.

La respuesta de la UEFA fue la siguiente: «Según la persona responsable en la UEFA en aquel momento, durante los últimos quince años no han existido relaciones comerciales con las personas o empresas que ustedes mencionan».

Es muy curioso, por expresarlo con suavidad. No habíamos preguntado de forma explícita por Cross Trading, pero era obvio que la UEFA tuvo relaciones comerciales con Hugo Jinkis, pues como director de Cross Trading firmó como mínimo un contrato. Con nombres claros.

Ahora los contratos con Cross Trading ganan interés. Se trata de las tres temporadas de Champions League de 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009, la Copa de la UEFA de 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009, así como la Supercopa de 2007 y 2008.

Según los contratos, la empresa de Hugo y Mariano Jinkis pagó por los derechos de emisión en exclusiva un total de ciento cuarenta mil dólares. Nos parece una cantidad sospechosamente baja, incluso aunque el valor de los derechos del fútbol europeo en Ecuador sea, sin duda, una fracción de lo que pagan los propios canales del Viejo Continente. Porque Ecuador tiene quince millones de habitantes, y seguro que la Champions League con todas sus estrellas mundiales también interesa a los aficionados al fútbol del país.

Encontramos una posible explicación en el texto de la acusación contra la FIFA. Los investigadores de Nueva York creen tener pruebas de que Hugo y Mariano Jinkis han pagado sobornos y «untado» con dinero a altos funcionarios de la FIFA y otras federaciones para conseguir o conservar los derechos de emisión de estos torneos de fútbol, que luego revendían más caros, o eso pretendían, como ocurrió con los derechos de televisión para la Copa América o la Copa Centenario.

Este es un ejemplo concreto del texto de la acusación: en otoño de 2011, los Jinkis invitaron a tres funcionarios de alto rango de Centroamérica a una casa en Uruguay. Supuestamente, allí los tres funcionarios prometieron ayudar a Hugo Jinkis y su hijo a conseguir determinados derechos de marketing en los medios. Al parecer, recibieron un pago a cambio: uno de ellos obtuvo doscientos cincuenta mil dólares aproximadamente, y los otros dos, cien mil por cabeza. Esos cuatrocientos cincuenta mil dólares, según la denuncia, procedían de una cuenta de Cross Trading S. A[3].

Ahora surge la pregunta: ¿también había negocios con la UEFA?

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Descubrimos que los derechos de televisión para Ecuador que la UEFA ha vendido a Cross Trading, la empresa de los Jinkis, acaban al final en manos del grupo audiovisual ecuatoriano Teleamazonas. ¿Cuánto ha pagado Teleamazonas para conseguirlos?

En Ecuador estamos en contacto a través del ICIJ con otros periodistas también dedicados, en condiciones bastante difíciles, por cierto, a la investigación. Así, le explicamos la situación a nuestra colega Mónica Almeida, del periódico ecuatoriano El Universo, y al cabo de unos días tiene todos los números que queríamos, y mucho más.

Pero vayamos paso a paso.

En los documentos de que ya disponemos observamos, por ejemplo, el contrato entre la UEFA y Cross Trading S. A. del 13 de septiembre de 2006, que trata de los derechos de emisión en exclusiva para las temporadas de la Champions League de 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009. La UEFA recibió a cambio 111 000 dólares en total. Mónica consigue los contratos que el canal firmó con Cross Trading, donde figura que Teleamazonas pagó exactamente 311 170 dólares por esos derechos a Cross Trading. El triple. A Hugo Jinkis y su hijo Mariano les quedan 200 170 dólares gracias a un solo negocio con la UEFA.

Y aún hay más: el segundo contrato que encontramos es del 23 de marzo de 2007, de nuevo entre la UEFA y Cross Trading S. A., y esta vez hace referencia a los derechos de emisión de la Copa de la UEFA para las temporadas 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009, así como la Supercopa de 2007 y 2008. Cross Trading paga por ellos 28 000 dólares a la UEFA, para luego vender esos mismos derechos, según la documentación de Ecuador, por 126 200 dólares a Teleamazonas. Casi cien mil dólares por la operación a cuatro.

En esencia solo vemos dos explicaciones posibles a la situación: o los cargos decisivos de la UEFA están ocupados por incompetentes que no saben apreciar su propio producto, lo que sería un caso increíble de mala gestión, o Hugo y Mariano Jinkis han tenido el mismo trato con la UEFA que el que figura en la acusación sobre la FIFA: han sobornado a las personas que les han proporcionado los derechos de televisión favorables, que luego han vendido más caros. Y para ello han utilizado el mismo vehículo: Cross Trading S. A.

Eso sería un delito.

Uno de los indicios a favor de la segunda versión es que la UEFA niega en rotundo haber hecho jamás negocios con los Jinkis. Una vez más, para estar seguros en caso de que la UEFA declare que no sabía quién estaba detrás de Cross Trading S. A.: en el contrato, bajo la firma de Jinkis padre, figura «Hugo Jinkis, Director».

Teniendo en cuenta los contratos que nos llegan de Ecuador, el desmentido de la UEFA es aún más absurdo de lo que pensábamos. El canal ecuatoriano ya había adquirido los tres años anteriores los derechos de emisión de la UEFA, y siguiendo el mismo patrón: a través de Cross Trading S. A. Por tanto, Teleamazonas también compró a Hugo y Mariano Jinkis los derechos de la Champions League, la Copa de la UEFA y la Supercopa de la UEFA de las temporadas 2003-2004, 2004-2005 y 2005-2006, por unos cuatrocientos mil dólares. Así que el pacto era de la misma magnitud que el otro contrato de Teleamazonas que tenemos entre manos.

Hay muchos indicios de que este peculiar modelo ya se utilizó en estos años previos: la UEFA vende barato a Cross Trading, que vende caro a Teleamazonas.

Si hacemos un cálculo aproximado, Cross Trading habría vendido entre 2003 y 2009 los derechos de televisión de la UEFA con un sobreprecio de seiscientos mil dólares.

Así, la UEFA tenía presuntos negocios, extremadamente sospechosos y como mínimo muy poco favorables, con los empresarios de derechos deportivos implicados en el proceso contra la FIFA, pero niega con rotundidad su existencia.

Bienvenidos a los bajos fondos del deporte.