APÉNDICE I
Las técnicas del pensamiento lateral
Seis Sombreros para Pensar
Se asigna un sombrero de diferente color a cada uno de los seis modos fundamentales del pensamiento. Así se puede pasar de un modo de pensamiento a otro. En cualquier momento se puede pedir determinado tipo de pensamiento. Es posible aumentar la productividad del pensamiento crítico restringiendo su uso al momento adecuado. El método de los Seis Sombreros para Pensar brinda un marco de trabajo concreto para salir del pensamiento tradicional, basado en la discusión y el enfrentamiento, y avanzar hacia la investigación en cooperación.
- Sombrero blanco: pensamiento de información
- Sombrero rojo: intuición y sentimiento
- Sombrero negro: cautela y lo negativo lógico
- Sombrero amarillo: lo positivo lógico
- Sombrero verde: esfuerzo creativo y pensamiento creativo
- Sombrero azul: control del proceso mismo del pensamiento.
La pausa creativa
Se trata de una pausa muy breve, que se produce dentro de la mente del pensador y sirve para considerar si habría una alternativa u otra manera de hacer las cosas. Existe la disposición de prestar una atención creativa a todos los aspectos de cualquier cuestión. En el suave flujo del pensamiento o la conversación se dan por sentadas muchas cosas. La pausa creativa permite al pensador detenerse un poco más para examinar algo.
Foco simple
Normalmente sólo pensamos en los problemas y las dificultades que reclaman nuestra atención. Sin embargo, es posible obtener grandes resultados creativos concentrándonos en cuestiones que nadie ha abordado hasta ahora. El foco simple no es un intento de generar ideas nuevas sino una voluntad de elegir un punto como foco potencial para el esfuerzo creativo: «Eso sería un buen foco creativo». Basta con anotar estos focos sin intentar generar ideas.
Cuestionamiento
El cuestionamiento creativo es uno de los procesos fundamentales del pensamiento lateral. No es un ataque, una crítica ni un intento de demostrar por qué algo no es correcto. Es un cuestionamiento de la posibilidad única: «¿Esta es la única manera posible?». El cuestionamiento creativo supone que algo se hace de determinada manera por razones anteriores tal vez ya inexistentes. En todos los casos puede haber una manera mejor de hacer lo mismo.
El cuestionamiento creativo puede estar dirigido al asunto mismo, pero también puede orientarse hacia la manera tradicional de pensar sobre él, «¿Por qué tenemos que considerar esto de este modo?» El cuestionamiento puede estar dirigido a los factores que moldean nuestro pensamiento: conceptos dominantes, supuestos, límites, factores esenciales, factores de evitación y polarizaciones. Por medio del cuestionamiento, examinamos directamente estos factores para comprobar si son realmente necesarios.
Además, el cuestionamiento creativo pone en tela de juicio la «continuidad», por la que algo se realiza de determinada manera porque así se ha hecho antes. Este proceso de «análisis de la continuidad» contempla los siguientes tipos:
La continuidad del descuido: nadie se ha molestado en pensar en el tema.
La continuidad del encierro: el tema tiene que coincidir con otras cuestiones.
La continuidad de la complacencia: el éxito reiterado impulsa a no reconsiderar el asunto.
La continuidad de la secuencia temporal: quedamos atrapados en el desarrollo de nuestras experiencias.
Alternativas
La consideración de las alternativas es otro de los procesos fundamentales del pensamiento lateral. La búsqueda de alternativas constituye la esencia misma de la creatividad.
Este proceso implica la voluntad de detenerse para la búsqueda de alternativas cuando no hay necesidad aparente de hacerlo; de detenerse para buscar alternativas aunque el paso siguiente sea lógico y posible; la voluntad de esforzarse para encontrar otras alternativas en vez de conformarse con las que ya se han localizado (en cuestiones prácticas es preciso fijar un límite a esta búsqueda); la voluntad de «diseñar» nuevas alternativas cambiando la situación en vez de conformarse con «analizarla». Además, es importante en el proceso de la búsqueda definir el «punto fijo» al que se referirán las alternativas: «¿Alternativas con respecto a qué referencia?». El punto fijo puede ser de propósito, de grupo, de semejanza o de concepto. Por lo general es posible definir varios puntos fijos en una situación y después buscar alternativas para cada uno.
Abanico de conceptos
El abanico de conceptos resulta particularmente útil para el pensamiento de «realización». «¿Cómo podemos lograrlo?» El pensamiento de realización incluye la resolución de problemas y el cumplimiento de tareas. El abanico de conceptos es una manera muy elaborada de buscar alternativas usando conceptos para desencadenar alternativas «en cascada».
Retrocedemos desde las direcciones hacia los «conceptos» que son las maneras de avanzar en esa dirección. Puede haber varias capas de conceptos que van desde lo más amplio hasta lo más específico.
Después retrocedemos de los conceptos a las «ideas», que son maneras prácticas y específicas de poner en acción los conceptos.
Al desplegar un abanico de conceptos es posible empezar en cualquier punto y luego avanzar hacia el propósito del pensamiento y retroceder hacia las ideas específicas.
Conceptos
Este recurso es importante para poder trabajar con conceptos precisamente en el nivel del concepto. Los conceptos son métodos o maneras generales de hacer las cosas. Los conceptos se expresan de una manera amplia, vaga, no específica. Todo concepto debe ser puesto en acción por medio de una «idea» específica. El objetivo a nivel de concepto es la posibilidad de «engendrar» más ideas.
A veces creamos conceptos directamente. Otras veces es conveniente «retroceder» desde cierta idea para descubrir el concepto que esconde. Siempre que pensamos en algo que se está haciendo debemos esforzamos para extraer el concepto o los conceptos implícitos. Una vez extraído el concepto podemos reforzarlo, modificarlo o encontrar mejores ideas con las que ponerlo en acción.
Hay conceptos «de propósito», que se refieren a algo que tratamos de hacer; mecanismo, que describe cómo se producirá el efecto deseado, y de valor, que indican de qué forma algo proporcionará un valor.
Provocación y movimiento
En todo sistema de información autoorganizado (como la percepción) existe una necesidad absoluta de provocación. La provocación y el movimiento son necesarios para atravesar las pactas. La naturaleza asimétrica de las pautas induce a que se las atraviese: algo que retrospectivamente resulta obvio suele ser invisible por anticipado.
El neologismo «po» representa la Operación Provocativa e indica que lo que se formula pretende ser una provocación.
Con toda provocación necesitamos usar la operación mental activa del «movimiento», a fin de avanzar hacia una idea nueva. El movimiento es una operación activa y no sólo la suspensión del juicio.
Provocaciones espontáneas
Un pensador creativo puede tratar como provocación cualquier enunciado, observación o evento, aunque no hayan sido producidos con intención provocativa. La decisión le corresponde enteramente al pensador. Una idea aparentemente insensata e incluso ridícula puede ser usada como provocación con el propósito de producir ideas útiles. En este sentido se puede decir que las provocaciones «surgen» espontáneamente.
Provocaciones de huida
Se trata de provocaciones que el pensador creativo plantea deliberadamente. El pensador toma cualquier asunto que «se da por sentado» o que se considera normal dentro de la situación y procede a «huir» de él. La huida se lleva a cabo negando el punto, cancelándolo o simplemente dejándolo de lado.
El punto que «se da por sentado» no debe ser un problema, una crítica o una identidad.
Provocaciones de puente
Son también maneras deliberadas de plantear provocaciones. Es importante plantear las provocaciones audazmente y sin pensar cómo se utilizarán. No tiene sentido modificar una idea existente para formar una provocación. Debe ser planteada mecánicamente. Hay cuatro métodos para obtener una provocación de puente.
Inversión:
Se toma la «dirección» normal de la acción y luego se «invierte» para formar la provocación. Debe haber acción en la dirección opuesta.
Exageración:
Se exageran las medidas o las dimensiones normales (número, tamaño, peso) hacia arriba o hacia abajo. Una exageración hacia abajo nunca debe llegar a cero.
Distorsión:
Se altera arbitrariamente la relación normal entre las partes involucradas en la acción o la secuencia normal de los acontecimientos, con el propósito de generar una «distorsión» de la situación. Con esto se forma la provocación.
Pensamiento de deseo:
En este procedimiento se presenta una fantasía: «¿No sería bueno que…?». Debe ser una fantasía, no un deseo ni un objetivo. Una fantasía es algo que, pensando realistamente, no se puede esperar que suceda.
La aportación del azar
El principio básico es que si uno empieza desde un punto diferente, aumenta las probabilidades de abrir pautas distintas de las que habría usado partiendo desde el «centro».
La modalidad más conveniente de la aportación del azar es la de la palabra al azar. Esa palabra se obtiene de diversas maneras (por ejemplo, valiéndose del segundero de un reloj para seleccionar una palabra de una lista de 60). Después se usa la palabra para generar ideas nuevas alrededor del foco elegido.
Los procesos de aportación del azar pueden trabajar también con objetos, láminas, exposiciones, etcétera. Lo importante es que el aporte sea aleatorio y no elegido.
Movimiento
El movimiento es una operación mental activa y no una ausencia de juicio. El movimiento puede operar en el nivel de una disposición para pasar de una idea a otra idea nueva, pero también hay maneras sistemáticas y formales de acceder al movimiento.
Extraer un principio:
Extraemos de la provocación un principio, un concepto, una característica o un aspecto e ignoramos el resto. Trabajamos con ese principio y a su alrededor construimos una idea nueva.
Foco sobre la diferencia:
¿En qué se diferencia la provocación de la manera usual de actuar? ¿Podemos pasar de esa diferencia a una idea nueva útil? Aunque la diferencia sea pequeña, nos concentramos en ella para buscar una idea nueva. Este método es también la mejor defensa contra la frase que mata las ideas: «Es igual a…».
Minuto a minuto:
Visualizamos la provocación que se está poniendo en acción, aunque sea imposible en la realidad. Luego tratamos de ver lo que pasaría, «minuto a minuto». Tratamos de obtener una idea útil a partir de esa observación.
Aspectos positivos:
Aquí nos concentramos en los aspectos directamente positivos de la provocación. Ignoramos el resto y tratamos de construir una idea a partir de estos aspectos positivos.
En qué circunstancias:
Observamos el entorno para identificar las circunstancias en las que la provocación ofrecería un valor directo. Luego tratamos de avanzar hacia una idea útil, para esa circunstancia o para otras.
El estratal
El estratal es una técnica de «sensibilización». Reunimos cinco enunciados independientes acerca de la situación y después vemos qué idea nueva surge. Los enunciados no deben ser ni descriptivos ni amplios, y no se debe pretender que abarquen todos los aspectos. Para hacer más aleatorio el estratal se pueden escribir los enunciados en trozos de papel, colocarlos en una bolsa y después sacar cinco. El número cinco es conveniente desde el punto de vista perceptual.
La técnica del filamento
Se enumeran los requisitos básicos de cualquier situación de pensamiento. Luego se considera cada uno de esos requerimientos en un «filamento» que sale de él. Esta consideración consiste en anotar las maneras en que por lo general se satisface ese requisito. Se ignora totalmente el contexto real del problema o del foco creativo.
En la manera pasiva de utilización de la técnica del filamento se pasa luego a estudiar los filamentos hasta que de ese proceso de sensibilización «surge» una idea.
En la manera activa, o «forzada», de usar la técnica del filamento, se eligen ciertos puntos de cada uno de ellos y luego se realiza un esfuerzo decidido para forzar su combinación con el propósito de producir una idea nueva.
En otras secciones de este libro se ofrecen más detalles acerca de estos propósitos y técnicas. En todos los casos existe un proceso creativo fundamental que es puesto en acción de determinada manera. Es posible, por ejemplo, emplear el proceso fundamental de la provocación de manera sistemática, paso a paso. Desde luego, algunos de los procesos, como el cuestionamiento o las alternativas, son comunes a muchos enfoques del pensamiento creativo. Hace muchos años desarrollé la nueva palabra «po», las técnicas formales de provocación y movimiento, y la técnica de la aportación del azar como una manera sistemática de usar la provocación.
Al emplear las técnicas es conveniente mantenerlas claramente separadas. Mezclarlas con otros métodos de pensamiento creativo reduce mucho su poder y genera confusión, la enemiga del pensamiento eficaz.