EPÍLOGO
Cuando empecé mi carrera política, le escuché decir a alguien que «el que expone se expone». Y aquello me gustó. Porque para mí estar en política era y es exponer lo que pienso, debatirlo sin dogmatismos, intentar llevarlo a cabo si los ciudadanos así lo deciden, y exponerme a sus críticas.
Es lo que he hecho siempre, desde que entré de joven concejal en la oposición del Ayuntamiento de Madrid tras las Elecciones de 1983.
Se me podrán reprochar y criticar muchas cosas, pero no la de no hablar claro y no la de haberme escondido a la hora de dar la cara con mis opiniones y mis propuestas sobre lo que pasaba a mi alrededor y sobre lo que me pasaba a mí misma. Por eso he escrito este libro.
Un libro que trata de asuntos de la actualidad política puede estar condenado a ser un oxímoron, es decir, una contradicción en sus propios términos. Porque la actualidad, lo sabemos de sobra los que llevamos muchos años en la vida política, es algo enormemente cambiante: lo que ayer era de «rabiosa» actualidad hoy puede estar ya en la página par más anodina del periódico y mañana haber desaparecido absolutamente. Por eso nadie lee el periódico del día anterior.
Mientras que un libro, también un libro que trata de asuntos de la vida política como este, se escribe siempre con ánimo de perdurar, con el propósito de que pueda ser leído días, meses o, incluso, años después, sin perder su posible interés.
Cuando en el verano de 2015 empecé a tomar notas y a grabar cintas con la idea de componer este, fui plenamente consciente de esa contradicción que amenaza siempre a cualquier libro que se ocupa de cuestiones que están en el candelero de la candente vida política: que lo que se dice un día ya no es válido para el día siguiente. Sin embargo, decidí continuar con la elaboración de estas páginas por una razón fundamental: porque el asunto central que quería tratar no eran algunos episodios o anécdotas de la vida política española de los últimos años, sino la descripción y el diagnóstico del proceso que ha conducido a la situación en que se encuentra el centro-derecha español.
Cuando escribo este epílogo, en los últimos días de febrero de 2016, aún no sabemos qué va a ocurrir con la investidura de un Presidente del Gobierno, tras los resultados de las Elecciones Generales del pasado 20 de diciembre. No sabemos si Pedro Sánchez formará una mayoría suficiente con Ciudadanos o si lo hará con Podemos, no sabemos si fracasará en la primera votación y ganará la segunda o si tendrá que abandonar su propósito, no sabemos si Rajoy intentará entonces su investidura o si, después de haber fracasado todos, tendremos que ir a unas nuevas Elecciones.
Pero lo que sí sabemos, lo que nadie puede discutir, es que la situación que describo en el Prólogo de este libro es una realidad insoslayable: el PP, que fue el partido que más confianza suscitó entre los españoles a lo largo de 2011, cuando obtuvo unos resultados electorales como ningún partido los había obtenido en nuestra Historia, cuatro años después, y elección tras elección, ha perdido un tercio de sus apoyos y se ha convertido de nuevo en un nasty party.
Dará igual cómo se solucione la crisis política que han abierto en España los resultados del 20D, dará igual quién forme Gobierno —incluso si es Mariano Rajoy el finalmente investido—, porque lo que nadie podrá negar es que el PP tiene que refundarse de arriba abajo, si quiere seguir siendo el partido al que voten los millones de españoles que creen en la libertad, la propiedad, el esfuerzo personal, el mérito, la igualdad de oportunidades, en el imperio de la Ley, en la separación de poderes, en los valores de la civilización occidental, los españoles que quieren que se haga siempre justicia, los españoles que están orgullosos de serlo y quieren que España sea una Nación de ciudadanos libres e iguales.
Cuando empecé a elaborar el material para este libro, el móvil de mis reflexiones y de mis análisis era intentar comprender qué había pasado para que se hubiera producido la hecatombe de perder tantísimos votos, elección tras elección, desde los éxitos del 2011.
Y tomé la decisión de reunir mis reflexiones en un libro porque me pareció que, hechas desde mi experiencia personal, pueden ser útiles a la hora de afrontar la tarea ineludible, no sólo de regenerar, sino de refundar un gran partido de centro-derecha, capaz de ilusionar a una mayoría de españoles, y de defender en el día a día de la vida política esos valores que caracterizan a los partidos homólogos de los demás países europeos.
La labor de análisis que he llevado a cabo he procurado hacerla con la máxima honestidad intelectual y política. Esto quiere decir que no me he escondido a la hora de exponer los errores en los que he podido caer en mis treinta y tres años de dar la cara en el debate ideológico de la vida política española.
Escribir este libro no ha sido una tarea fácil ni cómoda. Me ha costado muchos momentos de tristeza al contemplar esos errores, sobre todo los que han sido utilizados por los desaprensivos que se han aprovechado especialmente de mí para buscar su enriquecimiento personal, es decir, para robar a los ciudadanos el dinero que era de todos. Y digo que se han aprovechado especialmente de mí, porque sobre mí ha existido siempre, entre los partidarios y entre los adversarios, la convicción de mi absoluta honradez en cuestión de dinero. Todos los que me han conocido saben que el dinero no ha sido jamás el móvil de mi vida, y saben que mi patrimonio, como demostré incluso en la Asamblea de Madrid, no ha hecho más que menguar desde que estoy en política. Estar bajo las órdenes de una persona que, como yo, nunca ha tenido tarjeta de crédito de ninguna Institución donde he estado, que nunca he cobrado ni un euro de sobresueldo en ninguna parte, o que nunca ha suscitado la menor sospecha por haber cambiado de nivel o de forma de vida después de su entrada en política (y no sé si habrá muchos políticos que puedan decir lo mismo), ha sido, ahora lo veo bastante claro, el mejor paraguas para las actuaciones de los indeseables corruptos que me han salido entre mis colaboradores.
Tener que escribir esto y sobre esto me ha provocado momentos de mucha tristeza y de enorme indignación. Sé que algunos consideran que mis fallos en este campo me invalidan para opinar sobre nada, claro que también piensan que no tengo ni derecho a la vida. Sobre estas objeciones también he reflexionado y he llegado a la conclusión de que, precisamente por reconocerlos y por haber asumido las responsabilidades políticas que se derivan de mis fallos, los testimonios y los análisis que en estas páginas he recogido pueden ser incluso de más interés para todos los que quieran colaborar en la refundación de ese imprescindible partido que necesita la sociedad española.
Decía que muy pronto aprendí, y acepté gustosa, que en política el que expone, se expone. Con este libro de reflexiones, que no pretenden abarcar todo lo que ha pasado en España en los últimos años, pero sí todo lo que ha pasado cerca de mí, vuelvo a hacer lo que he hecho siempre: exponerme. Al exponerme sé que me expongo a las críticas de propios y ajenos. Pero no hay cosa que me guste más ni que me parezca más útil que suscitar debates, plantear problemas y colaborar a encontrar, entre todos, las mejores soluciones. Pero también estoy segura de que lo que en este libro cuento y las propuestas que en él me he atrevido a incluir suscitarán algunas adhesiones y ayudarán a los que lo lean a comprender mejor mi trayectoria, mis ideas y muchas de las cosas que han pasado en España y en el PP en los últimos años.
Madrid, 1 de marzo de 2016