Prólogo
¡Ópera!
No existe nada parecido. Señoras y señores, si quieren emociones a granel —música que los deje completamente regocijados, drama que les ponga los pelos de punta y espectáculo que les corte la respiración—, han llegado al lugar adecuado.
Durante años, los libros de introducción a la ópera tendían a ser insulsos y aburridos, pero tal situación ha cambiado con la aparición de Ópera de la serie …para Dummies. David Pogue y Scott Speck han puesto en esta obra todo su enciclopédico conocimiento, sin muestras de cansancio o de indiferencia, ya que para ellos la ópera continúa siendo la mejor diversión imaginable. Su libro incluye todo lo necesario para que usted ingrese a las alegres filas de los entusiastas de la ópera: resúmenes de los argumentos, información sobre el canto y los cantantes, explicaciones sobre la divsión de tareas en una compañía de ópera, y muchas cosas más.
David y Scott nos animan a olvidar los estereotipos. Es tiempo de admitir que las barreras que han interferido con nuestro placer de disfrutar la ópera han desaparecido para siempre. Los cantantes de ópera son hoy, y con mayor frecuencia, tan hermosos como cualquier actor de Friends o Melrose Place; y no piense que se paran allí a cantar las notas; de ninguna manera: hoy en día los cantantes de ópera son también actores, y desempeñan su papel a las mil maravillas. Si le preocupa el problema de la inaccesibilidad de los idiomas extranjeros en que están escritos los textos de las óperas, debe saber que esa barrera también ha quedado superada: ahora existen los sobretítulos, que le ayudan a seguir el texto como los subtítulos de cualquier película foránea. La ópera no está enterrada en otro siglo; está hoy más viva que nunca. Cada año se escriben nuevas y emocionantes obras, y la representación escénica marcha a la par con la orientación visual de nuestra era.
Con todo, se preguntará usted: “¿Por qué habría de gastar en la ópera mi dinero, tan duramente ganado, y dedicarle mi limitado tiempo libre?”.
La respuesta es simple: porque, después de todo, una experiencia operística es una incursión en la belleza, y de eso tenemos más bien poco en este mundo. Cuando oiga usted un do agudo cantado suavemente por una soprano, o una canción de amor cantada por un tenor, o un coro que canta a pleno pulmón en el clímax del dramático final de una escena, le garantizo que experimentará alfilerazos nunca antes sentidos. Porque hablamos de la voz humana, el más noble de los instrumentos, y la voz comunica emociones de manera inigualada e inigualable.
Scott y David demuestran constantemente que la ópera da vida a las más poderosas emociones: el éxtasis amoroso, el dolor de la pérdida o el deseo de venganza. Los resúmenes de los argumentos prueban que la acción de las óperas va mucho más allá del “A ama a B y B ama a C”; la trama suele implicar las más dolorosas decisiones que cualquiera se puede ver obligado a tomar: asuntos de vida o muerte, en otras palabras. Pero, no lo olvidemos, la ópera nos presenta también comedias espléndidas, que lo harán reír hasta las lágrimas.
Cuando me estaba volviendo adulto, no conocía a nadie de mi edad que amara la ópera. Hasta la universidad, las únicas personas con quienes pude hablar de ópera solían ser por lo menos medio siglo más viejas que yo. Me gustaba compartir con ellas ese entusiasmo, pero deseaba a la vez que mis compañeros supieran lo que se perdían y se unieran a la causa.
Si este libro hubiera existido entonces, habrían cambiado de opinión.
De manera que felicito a David Pogue y Scott Speck, y les grito “¡bravo!” —no: “Bravi!” (ver la sección sobre el aplauso en este libro)— por su excelente trabajo. Y a usted, amable lector, le deseo que se abra a un espléndido mundo nuevo. Si de diversión se trata, la ópera le ofrece todo lo que siempre deseó. ¡Prepárase para disfrutarlo!
—Roger Pines
Editor de programas, Ópera Lírica de Chicago