OLVIDAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE

Pasar del pasado,

amañar el mañana,

presenciar el presente:

no hay más secreto.

El karma son las manos.

El destino, nuestros pies.

La oportunidad somos nosotros.

Y la suerte, la suma de estos tres:

no hay más después.

Los reyes son los padres.

Las casas, refugios de cepillos de dientes.

Las verdades a medias, mentiras pudientes.

El odio, otra forma de amor diferente.

Iguales, dicen: ¿y te lo crees?

El tiempo vuela,

la vida planea,

los años sólo son números

que se despeñan

y somos pilotos

sin carrera.

Pues abran el tren de aterrizaje

y paren el mundo que me bajo.

Que me da trabajo y coraje

hacer un viaje con más ataduras que atajos.