MAMACHICHO

Hora de la siesta...

Despiértenme cuando se valore más

a las personas por su interior que

por su cubierta.

Ojalá no hubiera nacido influido

por diosas de la pantalla, musas de

la cosmética, modelos de portada y

demás etcéteras.

Hablo de la verdadera belleza,

cuando sólo soy

otro hipócrita más

por cuya vida

sólo han pasado

mujeres que quitan el hipo,

caras bonitas que -en su mayoría-

la única huella que han dejado en mí

ha sido su carmín

derrapando en mi piel

como en un circuito.

Yo,

que de pequeño fui

el blanco de burlas

por mi aspecto físico,

por ser el “gordito”,

he crecido y parece que ahora

sólo busco a las mismas mujeres

con distintos nombres.

Al mismo prototipo.

Si mi yo de niño me viese ahora, me

preguntaría quién cojones de los dos es

el más maduro y cuál el más chico.

Ojalá amase con los ojos del corazón

o como ama un ciego:

sin un canon de belleza

de por medio, y de corazón,

pero soy otro hombre más

al que se le cae la baba

con Shannyn Sossamon,

Angelina Jolie,

Scarlett Johansson en Under The

Skin... Otro más del montón.

Pero lo mismo ven de mí:

un personaje con una cara normal,

tapada con una barba

y unas gafas de sol,

que sube a un escenario

y calla lo que quieren oír

y encanta por lo que pueden escuchar.

Ojalá me viesen con los ojos de la

razón o como mira un ciego: sin

prejuicios de por medio, sin caparazón.