Notas
[1] Ciertas partes de este epígrafe proceden de mi libro La peligrosa idea de Darwin, previa revisión. <<
[2] Se trata de un juego de palabras intraducibie. La frase puede significar «nuestras madres nos dieron a luz» y también «nuestras madres nos dan la tabarra». (N. del T.). <<
[3] El ejemplo de la rueda del timón tiene un importante pedigrí histórico. El término «cibernética» lo acuñó Norbert Wiener a partir de la palabra griega que significa «timonel». La palabra «gobernador» tiene la misma etimología. Estas ideas de cómo se consigue el control mediante la transmisión y el procesado de información las formuló claramente por primera vez Wiener en Cibernética (1986). <<
[4] Este epígrafe está extraído, con algunas revisiones, de La peligrosa idea de Darwin. <<
[5] Los olores no sólo se utilizan como señales de identificación. Suelen representar papeles poderosos en la atracción para el apareamiento o incluso en suprimir la actividad sexual o la maduración de los rivales. Las señales del bulbo olfatorio se saltan el paso por el tálamo para llegar al resto del cerebro, de manera que, a diferencia de lo que ocurre en la visión, la audición e incluso el tacto, las órdenes olfativas llegan directamente a los antiguos centros de control, eliminando muchos intermediarios. Es probable que esta ruta más directa ayude a explicar el poder casi hipnótico y perentorio que algunos olores ejercen en nosotros. <<
[6] Este aspecto de la primacía del rastreo sobre la descripción es, creo, el atisbo de la verdad en la doctrina filosófica ya abandonada de que existen dos tipos de creencia: las creencias de re que en cierto modo tratan «directamente» de los objetos, y las creencias de dicto que tratan de sus objetos sólo por la mediación de un dictum, es decir, una descripción definida (en lenguaje natural o en algún «lenguaje» mental). Supuestamente, el contraste se ilustra con el siguiente ejemplo, la diferencia entre
creer que Tom (ese chico, el que está allí) es un hombre
y
creer que quien quiera que me haya enviado este anónimo es un hombre.
En el primer caso, se supone que la intencionalidad es en cierto modo más directa, que se aferra a su objeto de un modo más primitivo. Pero como ya hemos visto, podemos refundir hasta los casos más directos y primitivos de rastreo perceptivo al modo de dicto (el x tal que x es, sea lo que fuera, responsable de ese grupo de puntos luminosos sujeto a investigación que acaba de saltar hacia la derecha) para poder extraer un rasgo del mecanismo que media esta especie de referencia «inmediata». La diferencia entre de re y de dicto es una diferencia en la perspectiva o hincapié que hace el hablante, y no en el fenómeno. Para ampliar esto, véase Dennett, «Beyond Belief» [«Más allá de la creencia»] (1982). <<
[7] Cercopithecus pygerythrus. (N. del T.). <<
[8] Charadrius melodus. La maniobra de distracción expuesta es general para todos los chorlitos y algunas otras carádridas. (N. del T.). <<
[9] Se trata de la especie Nucifraga columbiana. (N. del T.). <<