Romancillo del Dr. M. R. M.

Te castigan rudos jueces

a ti, pijo de opulencia,

y tras la fiera sentencia

triste y mustio languideces.

Pero bendita mil veces

seas, hispana regona,

digna de salmo y corona,

que, manejada con maña,

fuiste el orgullo de España

y el deleite de Archidona.