Para mi abuela, Martha Gertrude Salewski, de soltera Plewe, que, durante los años de Hitler, perdió a su marido, su hija, su madre, su hermano, dos hermanas, sobrinas, sobrinos, amigas y amigos, hogar, país y todas sus posesiones materiales; y que sobrevivió para enseñarme que el dinero no tiene valor real y que debería gastar cada penique que gane, no sea que vengan los rusos y me lo quiten.

Ya no tengo miedo de los rusos. De hecho, me encantan ellos y su país. Pero, Liebe Omi[1], aprendí muy bien la lección que me enseñaste.

También para mi bisabuela, Amalia Plewe, de soltera Mau, que desapareció, junto con su hija Gretel, su nieta Gisela y decenas de miles de otros civiles de Prusia Oriental y soldados alemanes, en Königsberg, en enero de 1945. Descansen en paz estén donde estén.