77
—Rudi, te aconsejo que bajes ahora mismo.
—Vale, Hiram, ya voy.
Gunn colgó el teléfono y salió a toda velocidad de su despacho. En vez de esperar un ascensor, corrió por la escalera y en cuestión de segundos llegó al centro de informática de la NUMA.
Yaeger estaba sentado en su sillón de capitán. Frente a él, en la pantalla gigante, se observaba el lento movimiento de un carguero por un compartimento estrecho.
—¿Qué has encontrado? —dijo Gunn mirándolo.
—El canal de Panamá. Esto son las esclusas de Pedro Miguel vistas por una de las cámaras de la Autoridad del Canal. Estaba mirando sus imágenes mientras esperaba a que Dirk y Summer nos dieran noticias del asalto.
—Sí, yo también he estado esperando que llamasen.
—Pues fíjate en esto. Lo he grabado hace unos minutos.
Yaeger reprodujo una grabación anterior del mismo plano donde se veía entrar una pequeña embarcación en una de las cámaras. Pocos minutos después, un bote hinchable penetraba en la cámara paralela y se detenía junto al puesto de control.
Gunn miró fijamente las figuras que se apeaban del bote.
—Parecen Ann y Dirk.
—Conque ésa es Ann —dijo Yaeger—. No sabía muy bien cómo era. En cambio a Dirk sí le he reconocido.
Asistieron al desarrollo de los acontecimientos, incluida la pelea de Pitt y Pablo y su huida de la esclusa por el agua, que los dejó boquiabiertos.
—¿El del barco podría ser Bolcke? —preguntó Yaeger.
—Sí —dijo Gunn—; aún debe de tener los planos, porque si no Pitt no le estaría persiguiendo.
—¿Qué hacemos?
Gunn movió la cabeza con expresión aturdida.
—Sandecker —sugirió finalmente—. Más vale que llamemos a Sandecker.