Capítulo 17 

Galaxia Delta: Los Lobos Gruñidores 
Depósito de suministros Lambda
Toffen
Dominio Oso Fantasmal

20 de Marzo de 3062

 

Ángela sentía como los ojos de los técnicos, trabajadores y guerreros la seguían mientras descendía de su battlemech y se aproximaba al lugar donde estaban trabajando. El rocío de la mañana de los arbustos mojo la parte descubierta de sus piernas mientras alcanzaba la entrada de la cueva designada como depósito de suministros Lambda.
La caverna era profunda, con un techo de roca elevado y situada en el lateral de una inclinada ladera. Bajo ella los Osos Fantasmales habían preparado un espacio adecuado para vivir y almacenar equipo, pequeño pero suficiente para sobrevivir. El techo rocoso era casi tan alto como su mech. Un dañado Mist Lynx permanecía de pie en el lado izquierdo de la caverna, con varios técnicos trabajando intensamente para reemplazar las placas del blindaje. Las cicatrices ennegrecidas mostraban los lugares donde había recibido impactos, incluso en zonas donde la armadura ya había sido reparada. Ángela sintió un involuntario estremecimiento. ¿Era esto todo lo que quedaba de la Estrella de Reconocimiento?

Dentro de la caverna vio varias espacios abiertos con particiones, con cajas de material, repuestos, alimentos y municiones. Entró y la tensión pareció agudizarse. Una figura se dirigió hacia ella bajo la tenue luz, y pudo vislumbrar el rostro del Dr. Drogan. Sus ojos mostraban las mismas ojeras que los de ella, y se movía con lentitud. Ángela se detuvo y hablo en primer lugar.
-¿Cuál es el estado de mis hombres?
El doctor parecía amargado, cansado, agotado y furioso, todo al mismo tiempo.
-Aquellos que consiguieron llegar aquí vivirán.
Ángela sabía que podía haber pedido el informe mediante un canal de comunicaciones, pero sabía que era importante recibir el informe en persona. Era consciente de que una parte del liderazgo exigía estar con su gente. Otra figura surgió de las sombras, una figura gigantesca, y se dio cuenta de que era Dolf. Vestía el mismo tipo de pantalones cortos que ella, aunque de mayor talla debido a su masivo y genéticamente diseñado cuerpo. Él se elevaba por encima de ella y se detuvo cerca de ella, justo antes de que su cabeza se golpease con el techo. Al acercarse Dolf el doctor dio un paso atrás.
-Capitán estelar Bekker, hemos sufrido graves pérdidas.
-Informe- le ordenó.
-Dis ha muerto- le dijo- Al igual que Drake y Dole.
Su rostro se ensombreció al nombrar a los dos elementales que habían servido bajo sus ordenes.
-Kate está ilesa, y nuestros técnicos están reparando su mech. El Viper de Scarry se encuentra a cinco kilómetros de aquí, incapacitado por los daños recibidos en el combate. También habrá que repararlo- le dirigió una mirada al doctor antes de continuar- Scarry está herido.
-¿Qué le ha ocurrido al comandante estelar Stone?
En esta ocasión le respondió Drogan.
-Ha sufrido una fuerte conmoción, debida a una neurorealimentación, dos costillas rotas y ha absorbido cierta cantidad de radicación causada por un escape de reactor de fusión. Es posible que sobreviva.
-¿Posible?
-Afirmativo... siempre que no surjan complicaciones.
-Cuéntame que ha sucedido, Dolf.
El enorme guerrero tomo una profunda bocanada de aire y su rostro mostró una expresión de agotamiento.
-Nuestro plan estaba funcionando a la perfección excepto en que el comandante estelar Stone fue derribado antes de poder cruzar la ciénaga.
Desde las colinas Kate, Scarry y Dis lanzaron andanadas con sus armas de largo alcance consiguiendo dañar gravemente a la estrella que nos perseguía. Dos de los mechs de los Lobos ya habían caído, y los demás habían sufrido diferentes cantidades de daños.
-Dis observo una señal en nuestro flanco izquierdo trasero y se desplazó para confirmarla. Aparentemente otra de las estrellas del enemigo, la Estrella Navaja, estaba en las cercanías y literalmente se tropezaron con nosotros. Un encuentro desafortunado, por decir algo. Dis les alejo de nosotros, pero su mech era demasiado ligero para sobrevivir a un enfrentamiento semejante. Ninguno de nosotros pudo detectar su eyección, así que debemos asumir que ha muerto. Tomé el mando y saque a nuestros hombres de aquel lugar en una retirada ordenada. Continuamos haciendo maniobras evasivas durante varias horas antes de llegar aquí.
-Perdidas del enemigo- le preguntó Ángela, aun aturdida por la VDC, la Valoración de los Daños en Combate.
-Un Mad Dog y un Adder derribados y posiblemente destruidos, quizás el Mad Dog pueda ser reparado. Un Ice Ferret con graves daños en ambas piernas. Otro Adder con el blindaje muy dañado. El último mech de los Lobos, un Mist Lynx perdió el módulo de armamento y algunos daños serios en su blindaje.
Había perdido dos mechs, dos elementales, y uno de los mechs supervivientes de su estrella estaba en malas condiciones, aunque pudiera ser reparado. Ángela sabía que difícilmente podrían permitirse el lujo de mas bajas como aquellas.
-Eso es todo, Dolf- le dijo despidiéndole. Drogan no se movió.
-Actuó bien- dijo el doctor.
-Si- Ángela no le dijo a Drogan que un miembros de su casta no debería hablarle a un oficial de cuestiones militares, pero reconocía la verdad de sus palabras.
-En nuestro primer encuentro con los Lobos hemos quedado empatados, aunque deberíamos haberlo hecho mejor.
-No se podía predecir la llegada de la otra estrella de los Lobos. Tuvieron suerte.
-¿Durante cuanto tiempo permanecerán de baja mis hombres, doctor?
Drogan frunció el ceño mientras pensaba en ello.
-Scarry tiene quemaduras leves en su pierna izquierda, pero en un día podría estar de nuevo a los mandos de su mech. Kate esta ilesa. Dolf y sus elementales están bien. Stone estará fuera de servicio al menos durante tres días.
-Muy bien- le dijo Ángela- Puede regresar a sus tareas, Doctor....- y tras unos instantes añadió- Y tiene usted mi agradecimiento.
Drogan obvió sus agradecimientos.
-Este solo es el comienzo, capitán estelar. Consiga acelerar el final de esto. No deseo tener que remendar junto a usted a los restos de su unidad una y otra vez, y en cada ocasión perdiendo a más hombres.
Sus palabras podrían considerarse como una insubordinación. Pero Ángela estaba demasiado cansada para una reprimenda. Le envió de vuelta a su trabajo, y después camino hacia el lugar donde los técnicos trabajaban en el Mist Lynx. Trato de conseguir la atención de uno de ellos, entonces observo que uno de ellos no era un técnico sino un sirviente, Barthelow. El sirviente de Constant Tseng. Su traje de salto estaba manchado negras de grasa y verdes del oloroso líquido refrigerante, y su rostro también estaba manchado con la suciedad y el sudor que hablaban de un trabajo duro.
-Barthelow, es usted el técnico al cargo aquí, ¿quiaf?
-Af, capitán estelar. El Técnico Jefe Luray estaba demasiado lejos. Me envió para asumir el mando de la situación.
-Muy bien- le dijo, asintiendo en señal de aprobación- ¿Cuál es el estado de esta unidad?
Barthelow estaba nervioso al principio, pero se fue calmando a medida que le informaba de la situación.
-Hemos efectuado las reparaciones necesarias a las armaduras de los elementales. Dos están patrullando por ordenes de Dolf. Este Mist Lynx estará plenamente operativo en dos horas- con el dedo le señalo al exterior de la caverna- Tengo a una técnica trabajando en el Viper de Scarry, y sus informes indican que podrá ponerlo en movimiento en una hora, y calcula que en tres horas más estará aquí. Pero serán necesarios al menos tres días para repararlo completamente. Su giroscopio está muy dañado, e incluso en instalaciones mas adecuadas el problema sería el mismo, es una pieza muy difícil de reparar.
-Si-dijo Ángela- ¿Tenemos alguna mech de reserva por aquí cerca?
Barthelow asintió.
-Si, nuestra única reserva es un viejo modelo de Viper, en el depósito de suministros Bravo. A unos doscientos cincuenta kilómetros de aquí, creo.
Ángela medito sobre lo que había escuchado.
-Barthelow, ¿es usted necesario aquí?- le preguntó finalmente.
-Neg, capitán estelar. Yo estoy tan solo apoyando al equipo técnico, pero poco puedo hacer para contribuir al actual personal técnico.
-Entonces quiero que vaya a recuperar el mech de reserva y lo traiga aquí.
Uno de los técnicos le llevará hasta el. Para cuando haya regresado es posible que el comandante estelar Stone este en condiciones de hacer uso del mech.
Barthelow se quedó boquiabierto unos instantes.
-Si, capitán estelar, y muchas gracias.
Ángela le comprendía, Barthelow había sido un mehwarrior antes de convertirse en un sirviente. Pedirle que pilotara un mech era algo que cualquier guerrero apreciaría. Ahora ella no se lo estaba pidiendo a él, se lo estaba ordenando.
-Yo informare al comandante estelar Tseng de su disposición.
Se volvió hacia el mech desgastado por el combate mientras los técnicos trabajaban con una pequeña grúa portátil para ajustar en su lugar una placa de blindaje en el torso. Su unidad había sufrido heridas, pero recuperarían parte de lo que habían perdido. Sólo esperaba que les hubiese costado más a los Lobos.

 

El coronel estelar Dirk Radick estaba de pie al lado del caído Fire Moth de los Osos Fantasmales y observó el terreno que lo rodeaba. Algunos árboles en las colinas que rodeaban la ciénaga mostraban quemaduras de láser y partículas cargadas. El suelo estaba marcado por el combate con los cráteres creados por los mísiles y los disparos de los cañones automáticos.
Su pequeño grupo de técnicos trabajaba intensamente en el enlodado Vulture de Biffly, o más bien intentando, por lo que podía ver, ponerlo en pie. Tenía que admirar a Ángela Bekker por elegir el escenario del combate. La disposición del terreno parecía estar preparada contra sus tropas. Tan sólo había sido suerte que la Estrella Navaja estuviera en las cercanías cuando comenzó el combate. Estaban convergiendo hacía el lugar cuando se encontraron con un Punto de los Osos Acechantes. El Fire Moth les había retrasado, ralentizando el avance de la Estrella Navaja durante unos preciosos segundos. Tiempo suficiente para que los Osos Fantasmales pudiesen retirarse del campo de batalla. Las fuerzas de Radick habían destruido tan completamente al pequeño mech que lo poco que quedaba del mechwarrior era un cuerpo quemado, con la boca abierta en un grito eterno. El comandante estelar Biffly Ward avanzó con dificultad a través de la ciénaga y trepó por la figura caída del destruido Fire Moth.
-Los Técnicos informan que pueden recuperar y tener operacional mi mech aunque con un límite del 20% respecto a su capacidad normal.
-¿Y el Adder?-le preguntó Radick, señalando a través de la ciénaga los mutilados restos de otro mech de los Lobos.
-Ese está totalmente perdido , gracias a los elementales de los Osos Fantasmales. Y no han quedado los suficientes restos de los mechs de los Osos Fantasmales, caídos durante el combate, para recuperarlo.
-¿Y las perdidas de los Osos Fantasmales?
-Hemos recuperado los cuerpos de dos elementales muertos y de dos mechs destruidos. Algunos han sido muy dañados, como los nuestros, y sabemos que al menos uno de sus mechwarriors derribados no contará por un tiempo- le respondió Biffly mientras se limpiaba la frente de sudor, dejando un ligero mal olor acre en el ambiente.
-Usted permitió que el resto huyeran, comandante estelar- le dijo friamente Dirk.
-No tuve elección. El terreno fue un obstáculo formidable y no me permitió emprender la persecución, señor.
Biffly estaba visiblemente nervioso, y Radick se dio cuenta por sus gestos. Biffly trataba de desplazar las culpas hacia el comandante estelar Digorno por no perseguir a los Osos, aunque fue él quien había caído de lleno en la trampa preparada por el enemigo.
-No le culpo a usted de todo, Biffly Ward. No éramos totalmente conscientes de las capacidades e intenciones de los Osos Fantasmales hasta que usted permitió que su estrella cayera en sus manos.
-La capitana estelar Ángela Bekker es una comandante muy capaz. Fue pura suerte que nuestra otra estrella le impidiera infligir mas daños a nuestra unidad. La retirada de sus tropas sólo puede interpretarse como la confirmación de su estrategia.
-¿Señor?
-Se niega a enfrentarse a nosotros en un combate frente a frente. Esta Bekker quiere forzarnos a una campaña de larga duración, desgastándonos en lugar de tratar de derrotarnos honorablemente. De otra manera se habría quedado a luchar. Ya habíamos tenido alguna que otra pista que nos lo indicaba, pero usted lo ha confirmado.
-Si, coronel estelar- le replicó Biffly.
Moviéndose repentinamente Radick cruzo la superficie del mech y cogió a Biffly por las solapas de su guerrera. Lo levanto en vilo hasta poner su rostro a solo unos centímetros del rostro del otro hombre.
-Le recomiendo que no me confirme ninguna otra estrategia de los Osos Fantasmales, comandante estelar. Repita esta situación otra vez, y sufrirá mi ira. ¿Lo ha entendido?
Biffly se preparo para recibir una nueva agresión a pesar de lo asustado que estaba.
-Le entiendo y le obedezco, señor- le replicó con voz estrangulada.
Sin ningun tipo de aviso Ward soltó a Biffly y sonrió.
-Bien. Ahora veamos como recuperar su unidad.
Mientras Bifflyse recuperaba, Radick volvió su atención hacia el problema de Ángela Bekker. Tomo su intercomunicador personal y activo un canal de banda ancha, el cual cubría una gran cantidad de rangos de
frecuencia. No quería perder la oportunidad de dirigirse a su pequeña Oso Fantasmal.
-Capitán estelar Ángela Bekker de los Osos Fantasmales, soy el coronel estelar Dirk Radick de los Lobos. Nos hemos enfrentado por primera vez, y ha mostrado que sabe luchar. ¿Durante cuanto tiempo espera que sus novatos puedan atacar a mi unidad y sobrevivir?. Ha pagado un alto precio en el primer combate. Yo continuare presionándola. Su mejor oportunidad para sobrevivir es enfrentarse a mi en un combate directo. De otra manera, será usted, no yo, quien acabe con su unidad.
Apagó el aparato y lo volvió a colgar de su cinturón.

-Debo derrotar a esta Oso Fantasmal- se dijo a si mismo -Debo derrotarla antes de que ella me venza a mi.