Cuando una persona se reprocha algo, o le reprocha algo a otra persona con ello oculta otro sentimiento. Cuando por
ejemplo en un accidente un hijo es atropellado por imprudencia, la rabia de la familia se dirige a aquél que lo atropello.
Detrás de esos sentimientos actúa la idea de que podría haberse evitado y que podría haber sido diferente o que alguien
hubiera tenido el poder de evitarlo. De esa manera yo no necesito encarar la violencia del destino. No es necesario
someterme a él. Es adecuado someterse, ya sea si el accidente fue provocado por un culpable, como solemos decir nosotros,
o si simplemente ocurrió. Es así, y así es destino. Si uno se somete a eso como destino es posible hacer el duelo. En ese caso
el hijo aparece en la mirada gracias al duelo. En el reproche no entra en la mirada. Si está incluido en la mirada el amor
puede fluir de una manera muy distinta, y entonces el hijo muerto puede permanecer vivo en la familia de cierta forma. Caso
contrario es apartado.
Idealización como sustituto del duelo
PARTICIPANTE FEMENINA Cuando un hijo murió temprano, a menudo no es apartado sino que pasa a ocupar el centro de la
familia de tal manera que ésta queda sujeta a ese hijo y como consecuencia está como paralizada. HELLINGER Si la familia
queda sujeta al hijo de esa manera, se da también una forma de dejarlo excluido. Cuando en todos lados hay imágenes de los
muertos también es una forma de apartarlos. Sucede algo así cuando uno se siente culpable ante ellos.
Cuando, por ejemplo, los padres se sienten culpables frente a un hijo fallecido tempranamente a veces se da esa forma de
superación mediante idealización. Esa idealización evita el duelo.
Duelo soberbio y duelo humilde
Hay un duelo que es soberbio. El duelo extenso, por ejemplo, es soberbio. Es querer retener. El duelo pleno, por su parte, es
muy doloroso pero desprende y permite lo nuevo. Ese duelo es humilde. Una escritora una vez escribió con relación a la
muerte de su hija: mi duelo jamás acabará. Eso es soberbio.
Los nombres de los muertos
Si a un hijo se le da el nombre de un hermano fallecido, el hijo fallecido es excluido de la familia. Ya ni tiene su propio
nombre. Eso es muy grave.
PARTICIPANTE ¿Si a uno le dan el nombre de un tío fallecido en combate se da un efecto similar? ¿O es simplemente en
memoria?
HELLINGER Cuando uno recibe el nombre de un tío caído en combate puede tener un efecto grave, por ejemplo cuando no
se hizo el duelo por ese tío. Si por ejemplo se lo considera un héroe no se hace el duelo por él. Pero si realmente se hizo el
duelo es posible darle su nombre a un hijo. En ese caso uno puede confiar el hijo a ese tío para que proteja la vida de su
sobrino. ¿Recibiste tu nombre por un tío así? PARTICIPANTE Sí.
HELLINGER Debes mirar al tío y decirle: "Cuídame y respeta mi vida". Eso aquí sería la buena dinámica.
Muertos excluidos
PARTICIPANTE Usted hace una diferencia entre dos tipos de muerte, una natural y una temprana o violenta. ¿Eso tiene un
significado? Todos debemos morir de todos modos. HELLINGER Se trata de ver si los muertos son excluidos. Eso ocurre muy
a menudo. Por ejemplo un hijo muerto a edad temprana frecuentemente ni siquiera es mencionado en la familia. O alguien
cayó en la guerra y no se lo menciona más. En casos así es importante que vuelva a ser integrado a la familia, ya que si no es
respetado, otro miembro de la familia lo representará. Esa es la razón por la que hay que tenerlo en cuenta. Lo grave no es la
muerte en sí, sino que alguien sea excluido.
Hijos que fueron dados
Existe el caso de padres que entregan a su hijo y eluden el cuidado de ese hijo. Eso ocurre muy a menudo con hijos naturales.
Ahí son sobre todo los padres que rehuyen. La persona que rehuye de esa forma ha perdido sus derechos. Es más, en el
fondo es un delito grave. El alma reacciona ante ello como si se tratara de un crimen. En el alma de la persona que no se
ocupa de su hijo tiene ese efecto. Pero no solamente en el alma de ella. Tiene ese efecto en el alma de la familia a la que
pertenece. Si esa persona no reconoce que se trata de un crimen grave a veces muere otro.
Cuando alguien abandona a su familia despreocupadamente "despreocupadamente" aquí es muy importante, con
frecuencia en el sentido de "yo me voy a realizar" a veces muere un hijo o se suicida.
No estoy diciendo que aquí una persona pueda ser culpada por una muerte, eso por supuesto sería algo muy grave. Sería
soberbia desde afuera. Yo sólo observo los movimientos del alma. Curiosamente padres así a veces se vuelven esotéricos.
Siguen un camino que llaman espiritual y dejan a sus hijos desamparados.
Los hijos que se encuentran en una situación así a menudo encuentran apoyo en padres adoptivos o de crianza. O también
en instituciones. Pero a estos niños se les hace difícil aceptar el regalo que les ofrecen los padres adoptivos o de crianza o
una de esas instituciones. Siguen con la esperanza de que lleguen sus padres y se hagan cargo.
El movimiento sanador para un niño así sería que mirara a sus padres y tome de ellos la vida que le han regalado. Es el bien
más preciado. Toma la vida en su corazón y le concede todo el espacio, a la vida sana. Y luego permite que los padres se
retiren de su corazón diciéndoles: "Ahora permito que se retiren. Ahora renuncio a ustedes para siempre". Esa es la frase
decisiva: para siempre. Eso es enormemente doloroso. Pero es un dolor sanador. Para el niño es como que sus padres
estuvieran muertos. Recién entonces el niño puede girarse hacia sus padres adoptivos y a las personas que se ocupan de él.
Así entonces la vida que recibió de sus padres puede desplegarse.
Con frecuencia sucede que un niño así más adelante busca a sus padres o los contacta. Al hacerlo alberga la esperanza de
que el hecho de haber sido dado pueda retrotraerse. Pero en general eso no es así. Sólo ocurre como excepción. Porque los
padres se sienten culpables. Entonces quizás buscan convencer al hijo lo difícil que fue la situación para ellos en ese entonces
y se vuelven como niños pequeños que permiten
que el hijo los cuide, como si el hijo fuera los padres para ellos. Como si ellos no hubieran sido los grandes y el hijo el pobre
que no se podía defender.
Dar a un hijo es comparable a un aborto. Es dar para siempre. El hijo debe reconocer eso. Como adulto puede hacerlo, como
niño no puede. Tampoco debe pretenderse que lo haga. Eso no funciona. Reconocer esta realidad recién tiene una
oportunidad cuando la esperanza falaz ha desaparecido. El famoso Dante escribió una famosa comedia, una comedia divina
incluso. En ella describe que por encima de la entrada al infierno ¿o es incluso por encima de la entrada al cielo?se lee la
frase: "Aquel que ingresa aquí debe dejar ir toda esperanza porque esa esperanza es falaz".
La expiación
PARTICIPANTE ¿Cómo se te ocurrió que la madre era la culpable de la muerte? ¿Es consecuencia de que ella había dado a su
hijo? Para mí eso no lo explicaría completamente. HELLINGER Su hijo llevaba el mismo nombre que el hijo que había dado. El
alma no perdona cuando una madre da a su hijo. El sistema tampoco lo perdona. Entonces se da una necesidad de expiación.
La madre por supuesto tiene la necesidad de expiar. Pero el otro hijo, aquel que recibió el nombre del hijo que había sido
dado, se fue tal como el niño dado. Mi imagen era que lo hacía por su madre. Lo decisivo fue la mirada de ella hacia el cielo.
Esa fue la señal que me sirvió para orientarme en ese momento.
Secretos familiares
PARTICIPANTE FEMENINA Anteriormente se había mencionado el tema de secretos familiares. Me alegraría que usted dijera
algo al respecto. HELLINGER ¿Con relación a los secretos familiares?
PARTICIPANTE FEMENINA Sí, acerca de cómo comportarse en relación a ellos.
HELLINGER Hay secretos familiares que deben ser cuidados. A los hijos no les competen. Todo lo referido a la relación íntima
de los padres o a la culpa de los padres no compete a los hijos. Por ejemplo, los hijos no deben averiguar qué han hecho los
padres. ¿Para qué lo hacen, en realidad? ¿Una vez descubierto algo, qué dicen los hijos? Dicen a los padres: ¡Pero qué han
hecho ustedes aquí! En ese caso se comportan como los grandes, como si tuvieran derecho de hacerlo. El terapeuta guarda
ese tipo de secretos frente a los hijos. No accede a tratar ese tipo de cosas.
Luego hay secretos familiares que deben salir a la luz, por ejemplo personas que pertenecen a la familia pero que no fueron
honradas y reconocidas o fueron olvidadas, por ejemplo hermanos muertos temprano. Eso un hijo puede saberlo, un hijo
debe saberlo.
Sacar eso a la luz tiene un efecto sanador.
En las constelaciones familiares la primera pregunta que un terapeuta se formula es: ¿Quién falta y a quién hay que incluir?
Configurando los representantes de los miembros de la familia a menudo es posible ver que falta alguien. Si por ejemplo
todos miran en una misma dirección, falta alguien anterior a ellos. Entonces se averigua de quién se trata y ubicándolo frente
a los demás, éstos se tranquilizan.
Discapacidades en la familia
Hijo discapacitado
Cuando los padres tienen un hijo discapacitado frecuentemente tiene el mismo efecto como cuando en una familia hay hijos
que mueren temprano. Los padres se separan, se alejan, porque secretamente se reprochan a sí mismos o al
otro la discapacidad, como si ellos fueran culpables. Aquí la solución es que los padres se miren mutuamente y digan: "Es
nuestro hijo y nosotros nos ocuparemos de él juntos, tal como nos necesita como padres". De esa forma los padres pueden
acercarse y pueden apoyarse y fortalecerse mutuamente en el cuidado del hijo discapacitado. Ese es el primer paso.
Hermano/a discapacitado/a
Entre los hermanos también tiene un efecto profundo porque los hijos que son sanos no se animan a retener su salud y a
tomar plenamente su vida. Porque secretamente ellos se sienten culpables frente al hijo discapacitado porque ese hijo tiene
una desventaja y ellos tienen una ventaja. Entonces ellos quieren compensar. Eso es similar a los que ocurre en relaciones
humanas normales. Si uno de ellos ha recibido algo quiere compartirlo o también devolver algo a aquel del que ha recibido,
para que vuelva a haber una compensación. Esa vivencia de la necesidad de compensar también es transferida a ese tipo de
situaciones. Pero aquítiene efectos extraños. Uno se siente mejor permitiendo estar peor porque esa necesidad de
compensar existe y de esa forma la satisfacemos.
Aquí la solución se encuentra en un nivel más elevado. El hijo sano le dice al hijo discapacitado: "Tú eres discapacitado y yo
soy sano. Tomo mi salud tal como la he recibido, la respeto como un regalo. Pero permito que tú la compartas. Si tú me
necesitas, yo estoy para ti". De esa manera el hijo sano puede quedarse con su ventaja y al mismo tiempo permitir que el
hijo discapacitado la comparta. Eso es una compensación a otro nivel. Eso habría que tener en cuenta aquí.
PARTICIPANTE FEMENINA A mí me parece que usted trata el hecho de que en una familia haya un hijo discapacitado como
una muerte o como un golpe del destino en la familia. ¿Es correcta mi percepción o cómo ve usted las discapacidades en
relación a los demás acontecimientos? HELLINGER Le percepción es correcta. Yo trato casi así, pero no exactamente así. Se
trata de que a través del desnivel de ganancia y pérdida o de ventaja o desventaja se origina un sentimiento de culpa en
aquellos que tienen la ventaja.
Cuando en una familia hay un hijo discapacitado, en general los demás hermanos no se atreven a tomar su vida y su destino
plenamente. Entonces tratan de compensar limitando su vida. Observando eso atentamente, mediante su comportamiento
agregan una carga adicional al hijo discapacitado, porque es como si fuera culpable de que ellos se limiten.
La solución es que le digan al hermano/a discapacitado/a: Yo hago una reverencia ante tu destino y ante ti, que eres quien lo
lleva. Y hago una reverencia ante mi destino. Respeto al tuyo y respeto al mío. Tomo mi vida tal como me es dada y te dejo la
tuya tal como te es dada. Pero siempre seré tu hermano, o siempre seré tu hermana. Tú puedes confiar en mí si me
necesitas. De ese modo el hijo discapacitado está libre para desplegarse.
El hijo sano también puede desplegarse como teniendo al hermano/a discapacitado/a a su lado. Lo hace por así decirlo junto
con ese/a hermano/a y saca fuerzas de la unión con él o ella. Así el hijo discapacitado comparte la buena vida de su
hermano/a sano/a y sus buenas acciones.
Hijos afectados por Contergan
PARTICIPANTE En el caso de hijos afectados por Contergan, donde la madre ha tomado medicamentos, el tema del reproche
es mucho más complejo. ¿En un caso así vale lo mismo que ha dicho generalizando acerca de discapacidades?
HELLINGER Si la madre hubiera sabido los efectos del Contergan y lo hubiera tomado a pesar de eso, el reproche estaría
justificado. Pero si no, no es así. Entonces uno lo considera como destino. Todos lo consideran destino. El hijo afectado dice:
"Tomo mi vida aún a este precio". Y los padres pueden decirle al hijo: "Nosotros te dimos la vida y tú puedes tenerla, aún a
este precio". Eso crea paz en la familia.
Discapacidad de uno de los miembros de la pareja
PARTICIPANTE ¿Qué consecuencias tiene el hecho de que se origine una discapacidad en el transcurso de una relación de
pareja?
HELLINGER Depende de que aparezca o se manifieste bastante al comienzo de la relación matrimonial. Si por ejemplo se
demuestra que uno de los cónyuges no puede tener hijos y el otro quiere tener, aquel que no puede tener hijos no debe
retener al otro. Lo debe dejar en libertad.
Si es una discapacidad consecuencia de, por ejemplo, un accidente automovilístico es adecuado que aquel que está sano le
asegure al otro: "Yo me quedo contigo". Ahí hay fuerza. Es parte del contrato: nosotros estamos juntos y nos apoyamos,
incluso en tiempos difíciles. Eso es entonces lo correcto.
Si la discapacidad es tan grande que ya no es posible mantener un matrimonio, uno puede separarse. Un ejemplo que yo
conozco fue: El hombre se cayó del caballo y tenía una herida en la cabeza de tal gravedad que continuamente debía
permanecer en una clínica y ya no era responsable de sus actos. Yo le aconsejé a la mujer que le dijera al marido: "Yo te he
amado profundamente y te respeto y por siempre serás el padre de nuestros hijos, pero ahora considero terminado el
matrimonio y me dirijo hacia una nueva pareja". Ella lo hizo así. A pesar de que el marido era casi totalmente inconsciente de
sus actos en ese instante estaba radiante. Para él era
adecuado no retener a su mujer ya que ya no había más nada para compartir. Es decir, hay distintas situaciones. Es necesario
evaluar qué es lo correcto en cada caso.
Discapacidad de los padres
PARTICIPANTE ¿Qué consecuencias tiene para los hijos cuando la discapacidad ocurre durante la relación? HELLINGER Una
familia siempre lleva el destino de uno de sus miembros conjuntamente. Eso es lo adecuado. A veces se dan ejemplos graves:
El marido vuelve de la guerra, tiene una herida en la cabeza y tiene un ataque. Luego la madre lo rechaza y trata de
desprenderse de él. Eso más adelante tiene un efecto terrible en los hijos. Internamente permanecen fieles al padre y quizás
más adelante imiten su conducta.
O sea, uno permanece fiel. En el momento en que uno acompaña y asiente, no es tan grave. Es posible arreglar muchas
cosas.
PARTICIPANTE Mi madre perdió una pierna cuando yo tenía 14 años. ¿Cómo tratan los hijos una cosa así? HELLINGER
Acariciarle el muñón a la madre o a la abuela. Esa es una linda imagen.
Fuerza que surge de una discapacidad
A menudo ocurre que la sociedad, el entorno, compadecen a padres con un hijo discapacitado como si hubieran tenido mala
suerte. Pero al observar una familia cuando trata al hijo discapacitado y ver las fuerzas que son liberadas en esa familia,
fuerzas de amor, dulzura y también disciplina, entonces se puede ver que el hijo discapacitado significa algo especial para esa
familia. De manera similar que una enfermedad para uno mismo si uno la toma es algo significativo. Una familia con un hijo
discapacitado irradia hacia su entorno. Muchas ilusiones que uno se puede hacer de felicidad y vida son
amortiguadas allíy hacen lugar para un profundo afecto hacia la vida tal como es, incluso con sus límites y sus restricciones. A
una dienta Así puedes ver a tu enfermedad y aceptar y respetar el cuidado que te dan otras personas. Es muy importante
respetar como un regalo el cuidado que te dan otros. Esa gratitud para los demás es como una compensación, el
reconocimiento de lo que hacen por ti. De esa forma les es más fácil hacerlo para ti. Si tú pondrías exigencias, no podrían
hacerlo desde el corazón. Eso sería grave. De esa manera no sólo para ti puede ser significativo sino también para el entorno
que te cuida. A veces también algo mejora.
El orden de origen
Si el orden de origen no es reconocido, por ejemplo el orden por edad de los hermanos, se crea gran confusión y a veces
lleva incluso a la esquizofrenia. Cuando entonces un hijo ocupa su lugar correcto se siente en orden. No se siente más
pequeño habiendo antes ocupado un lugar más alto, sino simplemente correcto. Los hermanos mayores en sus lugares
tampoco son más grandes, pero tienen una prioridad en el orden.
Golpear en reemplazo
PARTICIPANTE Sólo quería preguntar, ¿cómo es que usted inmediatamente dijo: ¿a quién golpeó el padre, al hijo o a la
mujer? ¿Cómo lo reconoció de inmediato: por la figura o por lo que fuera?
HELLINGER Creo que esto ya lo dijo el viejo Freud: Cuando el hombre golpea a un hijo, a menudo quiere golpear a su mujer.
O la mujer, cuando quiere golpear a su marido, golpea al hijo. Eso se puede ver con frecuencia.
Richard Wagner lo ha descrito por ejemplo en El anillo de los Nibelungos. Allí se ve cómo Wotan tiene una pelea con su
mujer Fricka y como por venganza hacia su marido la mujer
mata al hijo de él, y como Wotan por venganza hacia su mujer mata a la persona que mata a su hijo. Se están vengando, por
así decirlo, con los pequeños.
Y luego está enfadado con Brunhilda, su hija. Eso es más sencillo. En lugar de estar enojado con su mujer, siente rabia hacia
Brunhilda. Esta dinámica familiar se manifiesta maravillosamente en El anillo de los Nibelungos.
Luego de un divorcio:
¿cuándo está un padre dispuesto
a mantener a sus hijos?
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Cómo es: tú dices, sin lugar a dudas el hijo debe estar con el padre? ¿Pero cómo es cuando el hijo
durante años intenta llegar al padre pero el padre no quiere? Tampoco quiere permanecer con la madre. HELUNGER Yo te
puedo revelar el secreto de cómo hacer que un hombre tome a su hijo. ¿Quieres que lo haga? Cuando la madre lo respeta.
PARTICIPANTE FEMENINA ¿La madre al padre? HELLINGER Sí. Ycuando en el hijo respeta a su padre, o en la hija.
Honra a los padres
No hay honor que alcance. ¡Cuan liberador es cuando los padres reciben su honra! Y cuan barato es cuando nos acercamos a
ese tipo de vínculos profundos con juicios moralistas. Qué poca justicia se le hace a la realidad.
Honrar o someterse
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Cómo es dar la honra y someterse? ¿Dónde comienza uno o termina el otro? ¿Dónde está la
conexión y cómo se lo trata?
HELLINGER A menudo surge cáncer o también obesidad en aquel punto en el que una mujer se niega a hacer una reverencia
ante su madre. Entonces esa mujer camina con la frente en alto. Aquí honrar y someterse serían lo mismo. Cuando es un
sometimiento con amor significa honrar.
El sometimiento a menudo es percibido como que alguien quiere algo de mí y yo, en caso de concederlo, debo renunciar a
mi dignidad. Pero aquí en definitiva se trata de que una persona asienta a su destino tal como es. Nuestro destino en gran
medida es determinado también por nuestros padres. De nuestros padres tenemos lo que somos y también aquello que nos
falta. Los padres nos abren un camino y también nos ponen un límite mediante ellos mismos y mediante su destino y su
origen, lo que sea. Si nosotros nos sometemos con amor en ese sentido, asintiendo al destino tal como es, con todas las
consecuencias, entonces es una forma de sometimiento. Pero también puede decirse que es entrega. Esa es una palabra
completamente diferente. De esa entrega proviene grandeza. La persona que ha logrado darle la honra a sus padres de esa
manera puede colocarse al lado de ellos en el mismo nivel, y al mismo tiempo se libera. Es decir que en la práctica es
completamente opuesto a lo que tememos que ocurra cuando nos sometemos.
OTRA PARTICIPANTE Yo tengo una pregunta adicional: ¿entonces en el caso del hombre vale lo mismo, es decir que debe
hacer una reverencia ante su padre?
HELLINGER La reverencia más importante siempre es ante la madre.
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Incluso para el hombre? HELLINGER Incluso para el hombre. Honrar la madre es lo más difícil y lo
más grande. Pero un hijo por supuesto también debe hacer la reverencia ante su padre. Pero la reverencia más importante,
la reverencia necesaria, es ante la propia madre.
Orden y amor
PARTICIPANTE FEMENINA Yo provengo de una familia en la que no hubo un exceso de orden y no hubo un exceso de amor.
Pero de todos modos el orden era más importante. OTRA PARTICIPANTE En mi familia actual el amor es más importante,
pero nos permitimos un gran desorden, o un nuevo orden para cada día.
HELLINGER Cuando aquí se habla de "ordenes" no se hace referencia a reglamentaciones y a leyes sino a realidades
percibidas. Por esa razón tampoco es posible elegirlos. Actúan por sí mismos.
El amor es una parte del orden. Algunos piensan que con el amor es posible superar al orden. Eso no funciona. El amor debe
someterse al orden para poder desplegarse. Los órdenes de los que hablamos aquí no son arbitrarios.
Esos órdenes son misteriosos. No es posible aprehenderlos, sólo puede ser detectada su forma de actuar. Esa forma es
siempre distinta, siempre nueva.
Amor y vida
Cuando los padres parten y quieren partir o desde su vínculo con el destino deben partir, entonces desean que, a pesar de
todo, los hijos estén bien. Eso pudo verse aquí. Si en ese caso los hijos se colocan en el medio y quieren llevarlo en lugar de
los padres, para los padres es grave. Actuando de esa manera los hijos no pueden lograr que los padres se queden. Pero
pueden tomar la bendición de ellos.
En la Biblia hay un dicho famoso. Dice: "El amor es fuerte como la muerte". Sin embargo, hay un amor aún más fuerte.
Entonces el dicho debería decir: "¡El amor es fuerte como la vida!". Ese es el amor más grande y el más difícil.
Muerte temprana de padre o madre
El hijo necesita a sus padres para poder vivir y si el padre o la madre mueren temprano, el integrante muerto debe tener un
lugar en la familia. Por ejemplo, exhibiendo una imagen de él, incluso si la otra parte vuelve a contraer matrimonio. La
primera mujer o el primer marido es el padre o la madre del hijo y debe ocupar un lugar de honor, y el hijo tiene permiso
para exteriorizar su amor hacia ese padre fallecido o esa madre fallecida. El progenitor que sobrevivió o también la nueva
mujer o el nuevo marido llevan al hijo al progenitor muerto y también se lo confían. De esa manera no es tan difícil superar la
separación. Siempre es un destino muy difícil para un hijo, pero así actúa una fuerza sanadora. También se le puede decir
que los muertos están aún presentes y que cuidan al hijo. El hijo lo percibe inmediatamente y de esa forma es posible
tratarlo.
El león
PARTICIPANTE FEMENINA Recién usted dijo que cuando un sistema está cargado, por ejemplo el del padre, los hijos deben
pasar al círculo del otro integrante de la pareja. ¿Qué ocurre cuando ambos padres tienen mucha carga, a dónde deben ir los
hijos?
HELLINGER En ese caso a menudo sucede que deben valerse por sí mismos.
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Pero a partir de qué edad pueden hacerlo? De alguna manera entonces resulta imposible.
HELLINGER Cuando se da el caso concreto se encuentra una solución, sobre todo ya que no sólo están los padres sino que
también hay abuelos, tíos y tías.
Hace poco una terapeuta que trabaja sobre todo con lactantes y niños pequeños me contaba de un niño cuyos padres
estaban planeando divorciarse. El niño llamaba la atención a través de su comportamiento. Ella le pidió al niño que configurara
su familia con animales de paño. Ubicó al padre y a la madre muy separados entre sí y a sí mismo se colocó cerca del
medio como conejito. También había otros animales y la terapeuta le preguntó qué quería hacer con ellos. El niño dijo: "A
este animal lo coloco junto a mamá y a este ahora lo coloco junto a papá". ¿Y qué significa eso? "Ese que está junto a mamá
es su hermana que murió temprano, y el que está junto a papá es su papá que falleció temprano".
Todavía le sobraba un león. La terapeuta le preguntó: ¿Qué es el león? Ese es mi tío, yo voy con él. Era el tío que había
acogido al niño y ahora se ocupaba de él.
Cómo honrar a los padres fallecidos
PARTICIPANTE ¿Cómo podemos honrar a los padres fallecidos? ¿Hasta qué punto es posible ese gesto de "Yo te doy la
honra" frente a la tumba?
HELLINGER Cada uno es sus padres. Los lleva en su interior. Por lo tanto la forma más grande de honrar a los padres es
cuando una persona honra a los padres dentro de sí. Una vez que ha honrado al padre y a la madre en su interior, se siente
bien consigo mismo. No necesita un golpe de liberación. Está bien consigo mismo.
Una forma de tratarlo es que un hijo cuyos padres están muertos les diga a sus padres muertos: "Querido papá o querida
mamá, en mí sigues viviendo, y yo vivo de forma que tu puedas alegrarte por ello". Eso es "dar la honra". Para el hijo eso
tiene un efecto sanador y bueno. Y para los padres muertos es como que hay paz.
Heridas
Hacer referencia a heridas a menudo sirve como justificación para estar enojado. La parte lastimada se toma la atribución de
poder reprocharle algo al otro. Eso sólo empeora la situación
para todos los afectados. Sobre todo, la persona lastimada no necesita agradecer al otro lo que realmente ha recibido
de él, por ejemplo un hijo a sus padres. Es difícil renunciar al triunfo derivado de la herida. El éxito, por su parte, renuncia a
todo tipo de triunfo.
A menudo la persona lastimada expresa su dolor en forma de reproche. Pero en ese caso eso no es dolor verdadero. El gran
dolor es sin reproche. Ese dolor sana. El otro es utilizado como arma y para todos significa solamente heridas.
La soberbia
HELLINGER Un hijo que confronta al padre se castigará duramente por ello. Cuando alguien posterior se arroga elevarse por
encima del que le precede confrontándolo, como si tuviera derecho de hacerlo, es una tremenda soberbia. Ese atrevimiento
es la base de todas las tragedias.
El dolor de la separación
El destino pasa de largo ante las lágrimas de la autocompasión. El caso del duelo es diferente. Donde hay una separación y
una pérdida, por ejemplo cuando el marido muere o un hijo o cuando mueren los padres, hay un dolor por la separación. La
persona que se expone a ese dolor puede superar el dolor de la pérdida y la separación. El dolor ayuda a superar la
separación cuando uno lo encara. El dolor que uno encara es muy profundo y duele mucho. Ese dolor arde. La persona que
se entrega a ese dolor tiene la imagen de que es interminable. Sin embargo, la experiencia demuestra que, entregándose
completamente a ese dolor, la persona se da cuenta que la separación es superada pronto.
Sin embargo, aquel que sólo se observa a sí mismo, que se autocompadece, vivirá un dolor interminable. Ese dolor es
superficial y puede durar toda una vida. Una persona así
entonces ya no está capacitada para algo nuevo. La persona que ha vivido plenamente el dolor de la separación luego está
capacitada para lo nuevo. Para esa persona la vida continúa. Un dolor también se torna interminable cuando yo estoy
enojado con una persona de la que fui separado. Para aquel que está enojado con la persona que perdió, el enojo esconde o
encubre el duelo.
La despedida
Cuando alguien se hace reproches por la muerte de familiares diciendo: "Si yo hubiera prestado más atención, no hubiera
ocurrido" o cuando se siente culpable porque sobrevivió mientras que los otros murieron, no puede vivenciar el destino con
todo su ímpetu ni hacer el duelo que corresponde. O si le hace reproches a los perpetradores y está indignado con ellos,
internamente les está diciendo: "También podría haber sido diferente si esto o aquello no hubiera sucedido". En un caso así
se pasa por alto que el destino actúa de otra manera. Actúa también a través de los participantes. El destino también los
toma a ellos a su servicio. Por lo tanto, no importa lo que ocurra porque en ese sentido para los afectados es lo adecuado.
No puede ser de otra manera ni podría haber sido de otra manera. Entonces uno se somete al destino tanto en lo grave
como en lo bueno, tanto en uno como en el otro caso, con la misma actitud. Recién entonces los sobrevivientes pueden
despedirse de los muertos y están libres para su vida.
Orden en sintonía
Ya hace mucho tiempo que dejé de pensar en los órdenes. Salen a la luz, en la acción salen a la luz, paso a paso. Cuando las
cosas se arreglan en sintonía con algo que sostiene eso es lo que yo denomino "orden". Pero no se pone de manifiesto qué
es, siempre lo comprendemos aproximadamente.
Las comprensiones acerca de lo que en las familias enferma y lo que sana resultaron de las constelaciones familiares. A
través de ellas fue posible comprender que muchas enfermedades están relacionadas con problemas no resueltos en la
familia y con implicaciones en los destinos de otros miembros de la familia. En este capítulo se mencionan indicaciones
adicionales y ejemplos al respecto.
Amor que enferma y amor que sana
Enfermedades graves, como por ejemplo el cáncer, están ligadas a temas dentro de la familia de modo que participamos de
destinos de otras personas que estuvieron antes que nosotros, sin que nosotros seamos conscientes de ello. Es decir que hay
destinos vinculantes. Si por ejemplo la madre murió temprano, los hijos de esa familia tienen una necesidad íntima de
seguirle a la madre en la muerte. Ese es un amor interno muy profundo. Ese amor profundo por lo tanto ata al hijo al destino
de la madre.
Ese anhelo de seguir a la madre a veces sólo se siente, pero no es llevado a cabo en los hechos. Pero a menudo un hijo así se
enferma, incluso más adelante ya como adulto.
A veces enfermedades que amenazan la vida están relacionadas con ese amor. La enfermedad se vuelve el medio, por así
decirlo, como para expresar ese amor. Algo similar vale para los casos de accidentes graves o suicidios. A veces también las
adicciones están relacionadas con ello.
Si ahora un hijo que ha perdido a su madre tempranamente tiene su propia familia y sus propios hijos, a veces los hijos se
dan cuenta que la madre o el padre quieren partir, que quieren seguir a su propia madre. Entonces el hijo dice. "No, yo lo
hago por ti". Eso también es un vínculo con el destino, un amor profundo que se expresa, y también ese amor a veces
se manifiesta en una enfermedad grave como el cáncer o en accidentes y al suicidio.
Además hay otra dinámica que enferma y es cuando alguien se ha hecho culpable. Si por ejemplo un hijo fue abortado o un
hijo fue dado, a menudo los padres sienten una necesidad de compartir el destino de ese hijo y tienen la tendencia de
seguirlo, pero aquí la idea de fondo es la expiación. Es tanto amor como expiación lo que actúa en el fondo. También eso a
veces lleva a enfermedades graves, a accidentes y al suicidio.
Todos esos movimientos tienen algo en común. No tienen en cuenta a la otra persona. El amor que se expresa allí es ciego. El
hijo que por ejemplo perdió a su madre y le quiere seguir en la muerte, no mira a los ojos a la madre. Procede como si
estuviera ciego. Ese es un amor ciego. Porque si el hijo mirara a los ojos a la madre e internamente le dijera esta frase: "Yo te
sigo en la muerte", se daría cuenta de que no puede decir esa frase porque repentinamente sentiría claramente que la
madre ama con el mismo amor que el hijo. Entonces ese amor ya no podría cumplirse de esa forma enfermante. Debería
ahora encontrar otra manera, una manera que honre a la madre. Por ejemplo, cuando el hijo le dice a la madre: "Tú me has
hecho mucha falta. Sin ti casi no podía existir. Pero ahora te miro. Tomo mi vida al precio que tú has pagado por ella. Ahora
hago algo bueno con ella. Te alegrarás al verme ahora". De esa forma la desgracia de la madre para el hijo se transforma en
una fuerza para vivir plenamente la vida, para una vida grande. Así honra a la madre de forma completamente diferente que
muñéndose.
Con este ejemplo he señalado el camino a través del cuál quizás las conexiones con los destinos que llevan a enfermedades
pueden ser mitigadas como para que el destino pueda volverse hacia el bien. Es decir, que desde allí ya no haya influencias
que enfermen sino más bien influencias que lleven hacia el bien, hacia un buen resultado final. El método más fácil para
conseguirlo en mi opinión es el de las constelaciones familiares.
Sin embargo, esto no es un medicamento de manera que, habiéndolo hecho, la enfermedad desaparece. Eso sería ingenuo.
El cuerpo está enfermo y también necesita otra cosa, por ejemplo un médico.
No siempre es válido que tengamos que luchar contra la enfermedad a cualquier precio. Porque detrás hay una ¡dea extraña
que es la siguiente: que la vida es lo máximo y que la salud junto con la vida son lo máximo y que es necesario mantenerla a
cualquier precio. Eso yo lo encuentro muy extraño. Porque no es posible que la vida sea lo máximo, porque la vida surge de
algo y luego vuelve a sumergirse en él. Eso de donde surge la vida es más grande que la vida, mucho más grande. La vida
siempre es algo transitorio y breve comparada con aquello de donde que surge. La vida sólo tiene su máximo movimiento y
su máxima fuerza únicamente en concordancia con ese movimiento de surgir y volver a sumergirse, tanto de uno como del
otro. De esa manera uno está en sintonía con algo más grande que la vida, y eso es lo que cuenta. Aquel que está en esa
sintonía toma la vida y la muerte, la salud y la enfermedad como equivalentes, cada cual con su trascendencia. Desde esa
sintonía puede llevar tanto una como la otra y cumplirlas y crecer gracias a ellas.
Alguna vez he resumido en un dicho algo que desenmascara la opinión de que la salud es lo máximo. Es un dicho muy
sencillo y es así:
Felicidad dual
La felicidad que persigue el Yo se nos escapa fácilmente. Crecemos cuando se marcha.
La felicidad del alma viene y se queda. Crece con nosotros.
Por lo que he visto hasta ahora hay fundamentalmente tres dinámicas básicas que en las familias llevan a enfermedades
graves o a accidentes y al suicidio.
En primer lugar cuando alguien dice: "Yo te sigo". Si por ejemplo la madre o el padre murieron temprano el hijo tiene la
necesidad de seguir a esa persona en la muerte y de seguir su destino. Entonces dice: "Yo te sigo en la muerte".
Recientemente leí una historia en la revista "Der Spiegel". Hace un tiempo hubo un piloto famoso que se llamaba Campbell.
Una y otra vez marcaba récord de velocidad con su automóvil corriendo sobre un lago de sal. Luego pasó a correr en lanchas
poderosas. Un día su lancha se elevó y volcó y él falleció. A continuación su hija comenzó a correr carreras con ese tipo de
lanchas, los "powerboat". Un día su barco también despegó y volcó. Pero ella sobrevivió. Alguien le preguntó acerca de lo
que ella había pensado en ese instante. Ella dijo: "Yo tenía un único pensamiento: 'Papá, voy para allí"'. Esa es la dinámica
de: "Yo te sigo".
Ahora, cuando un hijo así es adulto y tiene hijos propios, si los hijos se dan cuenta de que el padre o la madre tienen la
necesidad de seguir a alguien en la muerte, el hijo dice: "Mejor yo que tú; yo lo hago por ti". Esa es la segunda dinámica que
en las familias lleva a enfermedades graves y accidentes y al suicidio.
La tercera dinámica es expiar una culpa. Puede ser una culpa personal o representando una culpa de otros, por ejemplo de
los padres. En la expiación actúa la ¡dea de que a través de un sufrimiento propio puede ser evitado otro sufrimiento. O se
paga con el sufrimiento propio, con la muerte propia como para compensar otra cosa. Esa es una idea mágica. El que quiere
expiar no incluye en su mirada a aquel por el cuál él u otros se hicieron culpables. Porque cuando alguien quiere expiar, si
por ejemplo una mujer ha dado a un hijo y
ese hijo murió temprano y ella secretamente quiere morir o suicidarse como expiación, solamente lo puede hacer si no mira
al hijo. Si mirara a los ojos al hijo, si se imaginara que mira al hijo a los ojos diciéndole: "Yo me suicido como expiación", no lo
podía decir. Únicamente es posible expiar cuando uno cierra los ojos y renuncia a la relación. En el momento en que existe
una relación con aquel por el cuál me hice culpable y yo realmente le miro a los ojos, no me es posible decirlo. En ese caso la
compensación debe tener lugar en otro nivel, en un nivel más elevado.
Alcanzo ese nivel más elevado cuando reconozco que me hice culpable, o que tengo una ventaja por la cual el otro tuvo que
pagar, y cuando con la fuerza de la culpa hago algo sanador, algo bueno, algo que otros también comparten. Eso tiene un
efecto reconciliador para aquellos que habían pagado por ello.
Algunas personas hablan en estos casos de psicosomática sistémica como si la atención estuviera dirigida hacia las
enfermedades. Pero yo no me oriento hacia las enfermedades y tampoco hacia el hecho de que alguien sea sanado o no. Yo
trabajo con el sistema. Yo miro si en la familia actúan fuerzas que enferman. Las saco a la luz. O, como para decirlo más
drásticamente, miro si hay personas que enferman a otros porque no han sido tenidas en cuenta. A ellas las vuelvo a integrar
en la familia. Cuando se integran, tienen un efecto sanador. Lo que luego sucede como resultado en relación a la
enfermedad ya no es tan importante para mí. Yo únicamente trabajo en ese ámbito sistémico.
Aquí quiero referirme una vez más y de otra manera a las dinámicas básicas que juegan un rol en caso de enfermedades
graves o suicidios o accidentes graves.
La primera dinámica dice: "Yo te sigo". Eso tiene que ver
con el amor y con el vínculo. El grupo original se siente como una comunidad que comparte un mismo destino en la cual cada
uno es responsable por el otro y cuando uno parte, a menudo, el otro también quiere partir. Un hijo quiere partir cuando
uno de los padres parte o cuando un hermano/a parte. Es un amor arcaico el que actúa en un caso así. Lo que ocurre en esta
dinámica es que aquel que quiere partir no puede mirar al otro a los ojos. En el momento en el que le mira a los ojos ya no le
puede decir:"Yo te sigo". Porque en el instante en el que le mira a los ojos y lo dice se da cuenta que el otro no desea eso. Se
da cuenta que él no es el único que ama, sino que el otro también ama y que el otro no desea eso en absoluto.
Recientemente hice una constelación con una mujer cuyo padre había quedado atrapado entre escombros durante la guerra
y que luego había quedado muy perturbado. Pedí al padre que se recueste en el piso y esa mujer a su lado. Luego le hice
mirar al padre y decirle. "Yo me recuesto junto a ti, y yo me hago cargo en tu lugar". Esta frase resultaba muy natural para
ella. Pero cuando miró al padre a los ojos fue muy difícil para ella decirlo. El padre le dijo: "Es mi destino y yo lo llevo solo. Yo
te considero libre". Esa sería la solución para la dinámica "Yo te sigo".
Ahora, cuando uno de los padres percibe esa dinámica "Yo te sigo en la muerte" y le quiere seguir, uno de los hijos dice:
"Mejor yo que tú. Yo lo hago en tu lugar". Esa es la segunda dinámica. Si por ejemplo un hijo le dice eso a la madre mirándola
a los ojos, la madre repentinamente se vuelve grande y dice: "No". Y entonces tampoco es posible decir esa frase.
Aquí la solución más fácil era introducir en la constelación a la persona a la cual la madre quiere seguir, su hermana mellíza
muerta. Entonces para la madre la frase "Yo te sigo" pierde su poder. De esa manera para la hija automáticamente la frase
"Mejor yo que tú" queda invalidada.
Es decir, estas son dos dinámicas importantes que a veces
actúan detrás de enfermedades graves. Cuando son sacadas a la luz y resueltas, entran en juego fuerzas sanadoras que a
menudo también tienen un efecto beneficioso sobre la enfermedad.
Una tercera dinámica es la expiación, y eso en varios sentidos. Por un lado la expiación por una culpa personal. A veces eso
es el caso de mujeres que han abortado o de los padres de esos hijos que expían por ese aborto, por ejemplo limitándose o
enfermándose.
Hace poco un hombre que tenía cáncer configuró a su familia. Allí se puso de manifiesto que anteriormente él había tenido
una relación con una mujer que tenía un hijo de él que fue abortado. Configuré a esa mujer y al hijo también. La mujer
estaba muy emocionada pero él no. Luego una de sus hijas manifestó fuertes sentimientos. En lugar del padre, ella
expresaba el dolor que el padre debería haber tenido. Luego le pedí al padre que le dijera a esa hija: "Es mi responsabilidad.
Yo la llevo, tú sólo eres mi hija". Una vez dicho eso, él mismo pasó a la sensación de duelo y dolor porque ahora ya no había
nadie que se hiciera cargo en su lugar. Él mismo podía hacerse cargo y la hija estaba Ubre.
O sea, la expiación también juega un rol en enfermedades graves o en accidentes y suicidios. Es una forma encubierta de
amor. En ese caso el alma lo hace de manera diferente de la que nosotros pensaríamos. A veces nosotros tenemos alguna
justificación para hechos que tienen un final grave. Especialmente en el caso de abortos hay muchas justificaciones de una
manera u otra. Lo que se dice en muchos casos suena realmente plausible. Pero el alma no le presta atención. Eso es lo que
ocurre. Por lo tanto la pregunta es si hay algún argumento que le llegue al alma. Sólo si le llega al alma puede tener algún
efecto.
Es de ayuda en una situación así si el padre o la madre o ambos toman al hijo en su mirada como a su hijo y le dicen: "Yo soy
tu padre, yo soy tu madre". Esa es la realidad de la
que nadie puede dudar. Cuando se vuelve consciente que "yo realmente soy padre, yo realmente soy madre, y ese es
nuestro hijo", la situación adquiere otra seriedad. En ese caso, a menudo, surge un profundo dolor en la pareja y le pueden
decir al hijo: "Ahora te tomo como mi hijo. Ahora tú me puedes tener como tu padre, como tu madre. Yo tomo de ti como
regalo el hecho de que tú hayas hecho lugar y lo respeto". De esa manera el hijo es respetado. El alma presta atención a ese
tipo de frases. Tienen un efecto sanador en ella.
En el caso de la expiación se da lo mismo que en las otras dinámicas. La persona que expía no puede mirar a los ojos a aquel
por el que quiere expiar. Si le mira a los ojos y por ejemplo le dice: "Ahora me mato porque te he lastimado", para el otro es
muy grave.
Supongamos que una persona atropello a otra despreocupadamente y el otro muere mientras él sobrevive. Si al otro le
quiere decir: "Dado que yo te atropello, ahora me mato", no lo puede decir si al mismo tiempo le mira a los ojos. Porque
entonces repentinamente ve que con ello a la otra persona le agrega una carga adicional porque además lo hace culpable de
su muerte. Eso no funciona. Pero puede decir: "Lo llevo como una culpa que jamás se acaba y con la fuerza que surge de esa
culpa hago algo bueno en tu memoria". Así el alma acompaña con su vibración. De esa manera la culpa no es anulada, pero a
través de ella algo bueno se pone en movimiento. Esa sería la solución en caso de expiación por una culpa personal.
Mencionaré otro ejemplo de expiación en el que la culpa no es mirada o es negada. Cuando una persona desprecia a sus
padres a veces expía por el desprecio contrayendo una enfermedad o muñéndose. En el caso del cáncer a veces es posible
ver que los enfermos internamente le dicen a su madre: "Prefiero morir antes que honrarte". Ese tipo de pacientes entonces
son muy rígidos. Están de pie y con la cabeza alta y no consiguen inclinarse ante su madre o ante su padre y decirles:
"Te doy la honra". Entonces la enfermedad también es una expiación por la negación de la honra. Llegar a conmover el
corazón para que una persona finalmente se incline con respeto ante sus padres es muy difícil. A veces, por lo tanto, hay que
admitir que aquí la expiación es lo adecuado.
Esa dinámica se ve también a veces en personas obesas. En lugar de dar un lugar en su alma a una persona que rechazan o
niegan, introducen algún alimento en su cuerpo que los engorda y los enferma. Es como si de esa manera a esas personas le
dieran un lugar en su grasa en lugar de en su corazón.
Observando familias es posible ver que la mayoría de las dificultades y enfermedades que pesan en las familias están
condicionadas por amor, desde el intento oculto de sanar a otras personas con amor o de unirse a ellas. La enfermedad y la
muerte a menudo sólo son un medio como para expresar ese amor. Una vez reconocido eso, es posible echar una mirada
diferente a esas dificultades y enfermedades, mirarlas con profunda compasión y comprensión.
Lo curioso es que en esos casos se trata del amor de un niño que en realidad no entiende mucho del mundo. Por lo tanto es
importante que al niño que ama de esta manera se le muestre cómo puede hacer para amar mejor, de forma que mediante
ese mismo amor que enferma pueda sanar y que se le muestre que otros de la familia con ese amor estarán mejor que con el
otro por el cual surgen dificultades para alguien.
Senderos para la nueva orientación
Estos movimientos: "Yo te sigo" o "Mejor yo que tú" a veces se desdibujan. El resultado final no marca diferencias. Estos
movimientos a veces, van varias generaciones hacia atrás, es
decir no sólo dos o tres, a veces cuatro o incluso cinco, en las cuales aún siguen actuando.
Lo que hay que ver es que esos movimientos en el alma no son vivenciados como graves en absoluto. Por ese motivo es
importante que el terapeuta tampoco los viva como graves en el sentido de considerar que es el momento de intervenir y
detenerlos. No puede detenerlos. Pero puede mostrar senderos que quizás den una nueva orientación al alma para que
luego encuentre el camino de regreso, justamente también en memoria de los muertos. Porque ellos están mejor si los vivos
siguen viviendo en lugar de morir temprano, antes de tiempo.
Psicoterapia y medicina
Cuando se habla de enfermedades psicosomaticas a veces existe el peligro de que se crea que sería posible sanar una
enfermedad exclusivamente con medios psíquicos, de manera que la psicoterapia sea aplicada como un medicamento que
uno toma y luego está todo bien. Esa es una equivocación grave. También está muy difundida entre ciertos psicoterapeutas
y acompaña a un desprecio hacia la medicina académica.
En especial de los psiquiatras a menudo se dice que colman a los pacientes solamente con medicamentos y que no hacen
más nada por ellos. Yo a eso lo considero muy grave. Hay muchos medicamentos que realmente ayudan, sólo que deben ser
graduados correctamente. A veces una psicoterapia sólo es posible cuando la persona también toma los medicamentos
recetados por el psiquiatra. La psicoterapia debe apoyar al médico, pero no colocarse en su lugar. Las enfermedades son
también, o incluso en gran medida, meramente físicas, pueden serlo.
Por el otro lado se ve, al configurar las familias de enfermos, que en todos los casos en los que hay enfermedades crónicas
graves o psicosis también obran destinos graves en la familia. Es decir que hay conexiones entre enfermedad
grave e implicancias en los destinos de miembros de la familia. Cuando entonces uno puede originar en la familia un orden
que cree paz y reconciliación, ese hecho tendrá, desde el alma, un efecto mitigante o de apoyo y a menudo incluso sanador
sobre la enfermedad. Pero siempre en conjunto con muchas otras medidas, sobre todo aquellas relacionadas con la
medicina. Por esa razón abogo por la estrecha colaboración, una colaboración de servicio, entre la psicoterapia y la medicina.
A menudo se le dice a un enfermo que su enfermedad está condicionada desde el alma. Es muy probable que él reciba eso
como una desvalorización ya que con ello a veces se le dice que con sólo querer otra cosa, todo sería distinto. Pero así no es
porque las implicaciones que actúan detrás son inconscientes. El impulso por el cual a veces una persona ostenta una actitud
destructiva es completamente inconsciente. Sólo cuando la implicación que actúa detrás sale a la luz, puede haber un
cambio.
Es posible que a veces una enfermedad sea sanadora para el alma. En ese caso no debe tratarse de sacarla del camino
inmediatamente sin que la persona afectada la haya aguantado y la enfermedad para expresarlo paradójicamente haya
desplegado primero su efecto sanador. Recién después puede irse.
Enfermedad y orden
A través de la enfermedad a veces se hace presente algo que el enfermo no quiere reconocer, por ejemplo:
una persona,
una culpa,
un límite,
su cuerpo,
su alma
una tarea y un camino que ha de transitar.
La enfermedad obliga a realizar un cambio. Por eso el terapeuta forma una alianza con el pedido y el objetivo de la
enfermedad, por ejemplo con la persona excluida, la culpa renegada, el cuerpo despreciado, el alma abandonada, la gracia y
oportunidad que se manifiestan en la enfermedad. Cuando eso queda en orden, el enfermo puede vivir mejor. Y también
puede morir mejor, cuando llegue el momento.
Enfermedades como procesos sanadores para el alma
En el caso de enfermos de cáncer a menudo se trata de que enfrentan la seriedad de la situación. La seriedad naturalmente
es que es una enfermedad que pone en peligro la vida y que hay que mirarle a los ojos a la muerte. Frecuentemente tienen
el deseo de que el cáncer sea superado. Pero eso no se puede, eso es ilusorio.
En general nosotros consideramos que las enfermedades son algo grave que uno se quiere sacar de encima. Pero las
enfermedades al mismo tiempo son procesos de sanación, en especial para el alma. Uno no debe simplemente deshacerse
de ellas. A menudo es posible ver que cuando a una enfermedad se le reconoce que está al servicio de algo, de algo superior,
quizás puede retirarse. En ese caso ha cumplido con su cometido. Pero debe permanecer presente, no se la debe echar. A
veces entonces se retira.
Cáncer
Hace poco el médico jefe de una clínica psicosomática me comentaba que su médico superior, al cual yo conozco hace más
de veinte años, desarrolló un tumor cerebral. Yo le pregunté: "¿Cómo está él?". Él dijo: "Está encantado". Curioso se diría.
Porque cuando yo trato con pacientes con cáncer
observo con frecuencia que aparentemente luchan contra la enfermedad y que en el fondo tienen un profundo anhelo de ir
a la muerte con esa enfermedad. Entonces eso significaría que para los enfermos de cáncer, enfermedad y muerte no son
algo grave. Es algo que añoran. Ahora, por supuesto, he investigado acerca de cómo es posible algo así.
A través del método con el que trabajo, por regla general, esas conexiones ocultas salen a la luz. El método se llama
Constelaciones Familiares y quisiera explicar brevemente de qué se trata. Un paciente elige, de un grupo presente,
participantes para las personas importantes de su familia. Puede ser la familia actual, o sea él como marido o ella como
mujer y luego los hijos, o puede ser la familia de origen, o sea el propio padre, la propia madre y él o ella mismo/a en la línea
de hermanos.
Si ahora el paciente, estando centrado, sin tener objetivos fijos, ubica en el espacio a esas personas en relación una con otra,
repentinamente se sorprende de lo que sale a la luz. Lo curioso en esto es: las personas que él eligió se sienten como las que
representan, sin tener ningún conocimiento de las mismas. Incluso tienen los síntomas de esas personas, o de repente
cambia su voz y suena similar a la de las que representan. Es decir que a través de las constelaciones familiares algo oculto
sale a la luz, algo que hasta ese momento no se sabía.
Yo no sé explicar este proceso. En él se demuestra que no sólo el cliente mismo sino personas completamente desconocidas,
cuando son configuradas, se conectan con un campo más grande y comparten una sabiduría que está presente en ese campo
y que gracias él puede salir a la luz. Esa es la forma en que transcurre una constelación familiar. Por ejemplo, una paciente
con cáncer dijo: "Ahora la enfermedad simplemente se presentó, y yo lucho contra ella". Yo le propuse: "Configuremos dos
personas, una representante para ti y un representante para el cáncer". Ella lo hizo. Su representante y el cáncer estaban
frente a frente. Repentinamente entre ellos se
demostró un amor profundo increíble. La representante de la paciente se sintió atraída hacia el cáncer de manera irresistible
y ambos se abrazaron estrechamente.
Cuando observamos nuestros conceptos corrientes acerca de enfermedad, eso nos resulta muy extraño. Yo le pregunté a la
dienta: "Si tú miras esto, quién es realmente la persona que has configurado como el cáncer?". Ella dijo: "Es mi padre". Su
padre había muerto temprano. Es decir que en esta constelación se mostró que sentía un profundo anhelo de reencontrar a
su padre y estar unida a él en la muerte. El cáncer tenía el sentido y el objetivo de volver a unirla con su padre. Muchos tipos
distintos de psicoterapia y cuidado médico sólo pueden obtener pocos resultados en ese contexto, mientras ese profundo
anhelo no haya salido a la luz y encontremos una solución para él.
Bien, en este contexto la dinámica sería que la paciente internamente dice a su padre: "Yo te sigo en la muerte; deseo tanto
estar contigo que prefiero morir antes de continuar viviendo sin ti". Aquí se expresa un amor increíblemente profundo. El
cáncer no la puede asustar ni tampoco la muerte.
Ahora la pregunta sería: ¿Cómo se le podría ayudar a una enferma así para que esa dinámica pierda poder como para que se
pueda abrir más a un tratamiento psicoterapéutico o, sobre todo, a un tratamiento médico? En el marco de las
constelaciones familiares pido a la paciente misma que se ubique frente al padre, le pido que lo mire abiertamente a los ojos
y le diga: "Te amo tanto que quiero morir para estar reunida contigo". Mientras lo dice debe mirarle a los ojos fijamente. Si lo
hace, si le mira realmente a los ojos y le dice: "Quiero morir por amor a ti", ella se da cuenta que eso al padre le causa dolor.
Porque los padres desean que los hijos, a los que ellos regalaron la vida, también permanezcan vivos mientras tengan el
permiso de hacerlo. Por lo tanto la dienta, si ama al padre, lo debe amar de otra forma. Por ejemplo puede mirarle a los ojos
y decir: "Me quedo con lo que tú me has regalado, el
tiempo que me sea permitido. Sólo cuando sea mi momento, te seguiré. Por favor bendíceme si sigo viva". De esa manera, el
mismo amor que antes llevó a la enfermedad ahora, una vez que logró ver, se vuelve un medio para que ella siga viva.
En este contexto hay también otra dinámica. Supongamos que el padre de la madre de esta paciente haya muerto temprano
y su madre sienta un profundo anhelo de seguir a su padre. El hijo ve que su madre, en secreto, quiere morir y entonces le
dice: "Mamá, yo lo hago en tu lugar; yo muero para que tú sigas viviendo". Esta dinámica no está limitada exclusivamente al
cáncer. Desempeña un papel en muchas enfermedades graves o también en el deseo de suicidarse o en accidentes
múltiples.
Ahora me remito nuevamente al primer ejemplo. Cuando ese médico, ahora enfermo con un tumor cerebral, asistió a uno de
mis cursos antes de comenzar sus estudios de medicina, quedó claro que corría peligro de suicidio. Yo insistí y le pregunté
acerca de lo ocurrido en su familia. Recordó que, cuando tenía tres años de edad, le había dicho a su abuelo paterno:
"Abuelito, cuándo te mueres de una buena vez y haces lugar". ¿Puede un niño de tres años elucubrar ese tipo de
pensamiento y expresarlo? No. Esa es una frase que existía con anterioridad en la familia en un entorno más grande. Fue
expresada por ese niño, que no tenía forma de defenderse ante ella. Fue expresada por él con todas las consecuencias de
sentimiento de culpa y posterior expiación que acompañan. Fuimos investigando lo que había ocurrido previamente en la
familia.
El otro abuelo, el padre de su madre, era dentista. Comenzó a tener una relación con su asistente. Mientras duraba esa
relación, su mujer enfermó gravemente y murió. Esto ahora hay que imaginárselo: El hombre mantiene una relación con otra
mujer y su mujer enferma. ¿Qué surge en él como pensamiento? "Cuándo te mueres de una buena vez y haces lugar". Tal
vez ni haya expresado ese pensamiento, ni siquiera lo haya querido, pero esa frase surgió de la situación. Eso seguramente
fue negado y callado, pero en el nieto esa frase subió a la superficie.
Otro detalle al margen. Una vez muerta la mujer, el hijo mayor secuestró a esa asistente y comenzó una relación con ella.
Ustedes se ríen, pero yo digo: "¡Qué amor!" El hijo respetó a su madre e impidió que su padre sacara una ventaja de su
muerte.
En ese entonces pudimos solucionarlo para el nieto. Estudió medicina, se casó, tuvo un hijo y era feliz. Pero ahora le invade
el cáncer y su reacción demuestra que continúa implicado.
Aquí quiero señalar un secreto, y lo dejaré más en claro mediante una comparación. Cuando una persona está sana, se siente
bien. Si tiene una conciencia tranquila también se siente bien y en sintonía con su entorno. Porque salud significa que
estamos en sintonía con todo lo que pertenece a nuestro cuerpo y a nuestro entorno, y conciencia tranquila significa lo
mismo. Significa ante todo: Siento que tengo el permiso de pertenecer a mi familia.
La mala conciencia, que vivimos como el extremo opuesto a la conciencia tranquila, no es mala en sí, sólo se vive como mala.
Porque la mala conciencia, dado que nos hace sentir mal, nos obliga a modificar nuestra conducta para volver a tener el
permiso de pertenecer. Podemos decir algo similar con respecto a la enfermedad. Cuando una persona enferma, el dolor y el
sufrimiento le obliga a hacer todo lo posible como para volver a estar sana. El dolor de la enfermedad le obliga a ocuparse de
su salud. Desde ese punto de vista, salud y enfermedad mantienen una relación similar a la de la buena y la mala conciencia.
Pero en el ejemplo que mencionaba pudimos ver que este médico está enfermo con la conciencia tranquila. Caso contrario
no podría sentirse tan feliz. Es decir que en esta felicidad se siente unido a alguien con amor, con los muertos de su familia y
quizás con su abuela que murió temprano. Aquí se
muestra un amor entrañable y ese amor se percibe como conciencia tranquila.
Por lo tanto, en este contexto la conciencia tranquila es algo que también causa enfermedad, que la condiciona y la
mantiene. Si él ahora se pusiera en contra de la enfermedad e hiciese todo lo posible para volver a estar sano, tal vez ya no
se sentiría tan entrañablemente unido a su abuela como a través de la enfermedad. Eso significa: salud para él estaría
relacionada con mala conciencia. Por lo tanto, para poder sanar, debería crecer más allá de los límites de su conciencia. Pero
eso requiere una evolución personal muy profunda.
Aquí he transmitido una pequeña reseña para que usted pueda tener en cuenta también esta esta dimensión, tanto si
estuviera enfermo como si tuviera trato con enfermos, para cooperar de una manera más abarcativa en la búsqueda de una
buena solución.
Anorexia y bulimia
Cuando las personas anoréxicas están mejor a veces se convierten en bulímicas. Eso significa que comen y luego vomitan lo
que han ingerido. Ese es el antagonismo entre irse y quedarse. Es decir, cuando todavía no ha sido totalmente lograda la
despedida de la anorexia, comen. Es decir, internamente dicen: "Me quedo". Luego escupen la comida y eso significa que
internamente dicen: "Me voy". La solución es que el hijo, cuando está por escupir la comida, le diga al padre: "Me quedo", y
coma.
En el caso de la bulimia {comer y luego vomitar) hay distintas dinámicas. La bulimia ocurre por ejemplo cuando la madre le
dice a los hijos: "Lo que proviene del padre no sirve, sólo deben tomar lo que proviene de mí". Entonces el hijo toma de
la madre y lo escupe en señal de honra hacia el padre. Esa es una dinámica. Esta bulimia se cura cuando el hijo toma de la
madre y del padre, en especial del padre.
Sucede que muy frecuentemente la anorexia pasa a una bulimia. En ese caso la dinámica es diferente. Aquí la anorexia
significa: "Quiero morir". Y comer aquí significa: "Quiero vivir". Cuando la persona bulímica come dice: "Yo quiero vivir".
Cuando vomita la comida dice: "Quiero morir". El vómito entonces es una continuación de la anorexia. Aquí la solución para
la persona bulímica sería que dijera: "Me quedo". Simplemente eso. Y los padres dicen, el padre por ejemplo: "Me quedo".
Comer y ayunar
Comer significa "me quedo". Hacer ayuno significa "me voy". Algunas personas comen más de lo que necesitan porque
tienen miedo de tener que irse. Entonces cuando quieren comer más, internamente se dicen: "Me quedo". De esa forma
quizás comen sólo lo que necesitan.
A veces el exceso en las comidas es sustituto para tomar a una persona, por ejemplo a la madre rechazada o un/a hermano/a
fallecido/a a edad temprana y que en la familia fue olvidada. Cuando una persona toma en su corazón a las personas
rechazadas u olvidadas, se acaba el deseo de comer tanto.
Adiccíón a la comida
PARTICIPANTE FEMENINA Quisiera decir algo en relación a la adicdón a la comida porque yo antes padecía eso. Quería
compartir esto con las demás mujeres adictas a la comida aquí presentes. En algún momento leí en algún libro que puede
hacer bien que yo me imagine que el padre me sienta en el regazo y me da de comer en la boca. Mi padre nunca lo hizo
conmigo, y luego pensé que me gustaría tener un padre
así, un padre en cuyo regazo me pueda sentar y que me de de comer. Así lo hice y eso me hizo mucho bien. Ya no soy adicta.
Cuando les digo esto a otros adictos en los grupos de autoayuda, me dicen que eso no puede ser porque la persona que fue
adicta alguna vez siempre lo será. Sin embargo, yo desde hace años sé que ya no soy adicta a la comida. Ya no es un
problema para mí. Simplemente fue hermoso que alguien me haya dado ese consejo: "Imagínate que estás sentada en el
regazo de tu padre durante la cena, todos están presentes, y él te da de comer en la boca".
Alergias
Tengo una hipótesis acerca de las razones sistémicas de las alergias. Que las alergias en gran medida tienen que ver con un
movimiento amoroso interrumpido, con un movimiento amoroso interrumpido tempranamente, ya sea hacia la madre,
mucho hacia la madre, y a veces hacia el padre.
Asma
HELLINGER a un cliente Lealtad hacia la madre causa asma. CLIENTE Pero también puede ser del padre. No lo sé. HELLINGER
Viene de la madre. En tu caso la lealtad es hacia la madre y la sanación viene del padre. PARTICIPANTE ¿Ves lo mismo cuando
se trata de niñas que cuando se trata de varones?
HELLINGER Lo que he dicho no es una regla general. Se refería específicamente a este sistema. A menudo el asma es la
consecuencia de un movimiento amoroso interrumpido. Las personas que tienen asma no pueden exhalar. No pueden
moverse hacia alguien. Por eso me fijo: ¿Hacia quién fue interrumpido el movimiento amoroso?
Al cliente Quedaba muy claro que tu movimiento amoroso interrumpido era hacia el padre.
Depresiones
HELUNGER En general las depresiones aparecen cuando uno de los padres fue excluido. Cuando esa persona no tiene lugar.
Aquí la madre está excluida porque está enferma. El hijo se ocupa de la madre en lugar de tomar a la madre. De esa manera
la madre en su corazón no tiene una fuerza actuante. Depresión siempre es una sensación de vacío, no duelo. Es un vacío. Es
el lugar vacío, el que no está ocupado. Aquí sería llenado por la madre.
A la dienta ¿Tienes en claro de qué forma se sana la depresión?
CUENTA Sabiendo a donde pertenezco.
HELUNGER Debes tomar a la madre en el corazón y con la madre en tu corazón dedicarte a tus hijos y a tu marido. Esa es la
solución. La madre llena el vacío. Tómala tal como es, con su enfermedad, como un todo.
CUENTA Gracias.
HELUNGER Ahora inclina tu cabeza levemente. Así. Dile: "Te tomo como mi madre".
CUENTA Te tomo como mi madre.
HELUNGER "Tú eres la correcta".
CUENTA Tú eres la correcta.
HELLINGER "La única verdadera".
CUENTA La única verdadera.
HELUNGER "Y la mejor".
CUENTA Y la mejor.
HELUNGER ¿Qué sientes?
CUENTA Un alivio.
HELUNGER Exactamente. Esa entonces es la sanación de la depresión, que al progenitor al que habías excluido le concedas
su lugar en el corazón. Cuando uno de los progenitores está enfermo, cuando la madre tiene problemas tan graves, un hijo
tiene miedo de tomar a la madre porque considera que también toma las enfermedades y los problemas. Pero los padres
son
sólo un hombre y una mujer que transmiten lo que viene de lejos. Sólo lo transmiten, lo pasan. Aquello que viene de los
padres viene de lejos y pasa a los hijos. Si los hijos lo toman como un todo, tal como viene, la experiencia sorprendente es
que aquello que ellos temen queda delante de la puerta.
Es distinto en el caso de enfermedades hereditarias. Ahí también tomamos lo difícil en nuestro interior. Entonces la
enfermedad es el precio de la vida. Entonces asentimos tanto a la vida como también al precio que tiene. Pero a menudo,
cuando realmente tomamos a los padres como a un todo, algo fuerte fluye hacia nuestro interior y lo demás queda delante
de la puerta. Uno no se hace padre o madre porque es bueno o malo o sano o enfermo. Sino porque junto con la pareja
decide realizar lo decisivo. Por eso se vuelve padre o madre. Y ahí no hay nada de enfermo o algo así. Es la realización de
vida. Cuando una persona toma a los padres de esa manera en realidad sólo puede irle bien. Esa forma de tomar es humilde.
Al efectuarla uno inclina levemente la cabeza.
A la dienta Inclínala un poquito más. Eso es. Exactamente.
Dinámica familiar en psicosis
Durante los últimos años he ampliado mi comprensión de la dinámica familiar en psicosis y la he revisado en un curso
dedicado exclusivamente a esa temática. Hubo dos formas de proceder que fueron aplicadas esencialmente.
Las constelaciones familiares
La primera forma de proceder fueron las constelaciones familiares en las que he ido acumulando experiencia durante dos
decenios. En las constelaciones familiares los miembros importantes de la familia del cliente son representados por otras
personas. El cliente mismo o, si lo prefiere, también el terapeuta, elige los representantes de entre los participantes del
grupo.
Luego el cliente los ubica en el espacio relacionados entre sí. Ni bien los representantes se encuentran en su lugar sienten
esa es la experiencia como las personas a las que representan, hasta tal punto que a menudo sienten sus mismos síntomas.
En los representantes se hace presente tanto lo ausente como también lo pasado, de manera que no sólo los miembros vivos
de la familia sino también los muertos están presentes y la historia de su destino sale a la luz. Incluso antes de que el
terapeuta pregunte a cada uno de los representantes acerca de cómo se sienten, la imagen inicial de la constelación revela
conexiones que hasta ese momento no eran conscientes para el cliente. Cuando por ejemplo uno de los representantes mira
al piso es de suponer que mira a un muerto. Cuando todos los representantes miran en una misma dirección es un indicio de
que alguien en la familia fue excluido u olvidado. Partiendo de la imagen inicial y mediante cambios de lugar y agregados es
posible lograr una imagen de solución para la familia en la que todos los miembros se sientan bien y en orden. Además de
esta imagen, a veces la solución es respaldada y profundizada mediante rituales o frases importantes que el terapeuta
manda decir al cliente. A ese tipo de rituales pertenecen una reverencia profunda o, como fue necesario frecuentemente
durante este curso, retroceder y girar para dejar detrás lo pasado o aquello que significaba una carga. En general, sólo es
posible girarse cuando aquellos miembros de la familia que tuvieron un destino difícil lograron enfrentar al mismo y
reconciliarse con él. O cuando aquellos miembros de la familia que habían resultado culpables de alguna manera especial
pudieron asumir su culpa y las consecuencias de la misma.
Movimientos del alma
A la segunda forma de proceder la denomino movimientos del alma. He observado que los representantes, cuando están
muy centrados, repentinamente entran en un movimiento que
ellos no controlan. Eso es posible cuando el terapeuta se retiene el tiempo suficiente y confía en las fuerzas más profundas
del alma. En algunas constelaciones el terapeuta, por lo tanto, no necesita hablar porque a través de los movimientos de los
representantes algo oculto sale a la luz, algo que al final lleva a soluciones que ninguno de los participantes podía prever. El
respeto hacia los movimientos del alma y la confianza en ellos se ha ido desarrollando paulatinamente partiendo de las
constelaciones familiares. Gracias a ellas las constelaciones familiares fueron ganando en concentración y profundidad. Las
dos cosas, las constelaciones familiares y los movimientos del alma, se complementan y se condicionan mutuamente.
El trabajo con los movimientos del alma exige gran concentración y atención, exige despedirse de conceptos habituales,
renunciar al control de afuera, exige la disposición y el permiso a ser guiado por lo que surge en el momento y a confiar en lo
desconocido. Es decir, al terapeuta y a los representantes se les exige un recato aún mayor que el requerido en las
constelaciones familiares. Por otro lado, dejando ese recato de lado el transcurso también puede resultar más perturbador.
Por lo tanto, en este procedimiento a los representantes les cabe una responsabilidad notablemente mayor que en las
constelaciones familiares.
Los representantes dejan atrás las experiencias y recuerdos de constelaciones anteriores y renuncian a cualquier
interpretación de lo que perciben en su interior. Si toman muy en serio la verdad de la constelación, muestran y expresan
sólo aquello que se manifiesta con insistencia como lo esencial. A menudo el representante siente muy pronto una ligera
emoción o sentimiento, a veces incluso en el momento de ser elegido como representante. Pero no debe seguir a esos
movimientos de inmediato. Debe esperar hasta que el impulso se haga irresistible. Luego lo sigue.
Puedo imaginarme que esta forma de proceder para muchos al comienzo resulte irritante porque da lugar a malos
entendidos. No es tanto la forma de proceder en sí misma sino las interpretaciones y conclusiones que aparentemente
resultan por lo que sale a la luz a través de los movimientos del alma. Estas conclusiones requieren una constante revisión
por los efectos que muestran. Por ese motivo, aquello que yo he deducido de los movimientos del alma en un caso concreto
sólo debe ser comprendido como una imagen cuyas dimensiones, en lo que a su profundidad se refiere, siguen
necesariamente siendo misteriosas. Lo que aquí sale a la luz tal vez también admita otras interpretaciones. Sin embargo,
cuando alguien se sienta motivado a dar otras interpretaciones debería también revisar el efecto causado en las personas
concernientes.
El amor
Lo que salió a la luz con mayor claridad durante el trabajo con pacientes con psicosis fue su lealtad y amor hacia la familia y
su disposición de hacerse cargo de las consecuencias de destinos difíciles y culpas graves de generaciones anteriores. Dado
que ese amor abarca a todos, incluso a quienes en la familia se enfrentan de manera irreconciliable, como por ejemplo
perpetradores y víctimas, su amor por uno de los miembros de la familia necesariamente trae aparejado un conflicto con su
amor hacia el otro. Ese es uno de los motivos de su confusión.
La solución
Para salir de esa confusión es bueno pasar a otro nivel, un nivel más elevado, en el cual lo irreconciliable se reconcilia.
Incluso durante nuestro comportamiento cotidiano vivimos contradicciones que son irreconciliables. La contradicción más
profunda para mí consiste en el actuar de la conciencia consciente personal y el actuar de la conciencia colectiva
inconsciente. Porque según nuestra conciencia personal hacemos una diferencia entre aquellos que tienen permiso para
pertenecer y aquellos que no lo tienen. La conciencia personal concede la pertenencia a aquellos que se comportan de
acuerdo a los parámetros de la familia y que por lo tanto pueden tener una conciencia tranquila. Por el otro lado excluye de
la pertenencia a aquellos que trasgreden esos parámetros y que por ello deben tener una conciencia mala. Sin embargo, al
mismo tiempo, la conciencia colectiva prohibe que un miembro de la familia sea excluido. Por lo tanto, cuando siguiendo el
impulso de la conciencia personal le negamos la pertenencia a una persona y haciéndolo nos sentimos inocentes, nos
hacemos culpables frente a la conciencia colectiva.
A esta culpa no la percibimos como mala conciencia. No obstante, bajo la presión de la conciencia colectiva inconsciente nos
comportamos de manera tal que nuestro esfuerzo por permanecer inocentes, falla. Esas contradicciones son el trasfondo de
toda tragedia, tanto en la literatura como también en la familia. Para el observador, la tragedia tiene un elemento que
confunde, porque, mirando desde afuera, la conducta del héroe se vive como loca y ciega. La solución para salir de la
implicación trágica sólo puede ser que, comprendiendo la forma de actuar de la conciencia colectiva inconsciente, se le
reconozca a esa conciencia la prioridad frente a la conciencia personal consciente. Es decir, debemos sacrificar la inocencia
de la conciencia personal a la conciencia colectiva. De esa manera aquellos que fueron excluidos por la influencia de la
conciencia personal vuelven a ser integrados, y aquellos que bajo la conciencia personal se creían mejores se someten a un
orden superior en el cual su inocencia ha demostrado ser ingenua y carente de fuerza.
Sin embargo, la conciencia colectiva también limita. Limita a aquellos que nacieron posteriormente en relación con los
que estuvieron antes cuando los posteriores se elevan por encima de los anteriores. Por ejemplo, cuando quieren torcer el
destino para ellos, o cuando quieren expiar la culpa de ellos. Por esa razón, el amor de pacientes con psicosis fracasa porque
lo que ellos pretenden lograr con ese amor es frustrado por la conciencia colectiva. Eso es parte de su sufrimiento.
Para poder encontrar una solución incluso aquí, uno debe pasar a un nivel que supere a ambas conciencias. A ese nivel llevan
los movimientos del alma. En ese nivel todos, buenos y malos, perpetradores y víctimas, jóvenes y ancianos, se sienten
sostenidos por un alma común. Esa alma los pone al servicio de algo más grande, independientemente de su mérito personal
y su culpa personal, y más allá de todo lo que las conciencias personal o colectiva exigen o admiten. En ese nivel cada uno, a
pesar de estar unido con todo, está solo. De la sintonía con ese alma común a todos, cada uno puede dejar el destino al otro.
Cada uno debe tomar su propio destino y cumplirlo, sin cargar a otros más allá de la medida humana normal.
Hay algo más para tener en cuenta. Esa alma común abarca a los vivos y los muertos en la misma medida. Ello significa que
no sólo los vivos deben hacerse cargo de su destino en forma individual, los muertos también deben hacerlo. Cuando los
vivos dejan a los muertos su destino, cuando les dejan su culpa, cuando les dejan su resistencia contra el estarmuerto, los
muertos ya no pueden adherirse a los vivos, como ocurre a menudo con pacientes con psicosis. Ese desprendimiento de los
muertos por parte de los vivos se logra cuando los vivos honran a los muertos y se inclinan junto con ellos ante algo más
grande al que ambos, vivos y muertos, están sometidos.
Admito: estas son afirmaciones audaces. Pero si estas afirmaciones contribuyen a encontrar soluciones para pacientes con
psicosis y no solamente para ellos, quizás también para nosotros este atrevimiento no me resulta demasiado grande.
El movimiento amoroso interrumpido a temprana edad
El movimiento amoroso interrumpido a temprana edad es la base de la neurosis. Esa es una aseveración muy atrevida. Pero
en el punto en el cual un movimiento amoroso hacia la madre fue interrumpido, el hijo siente miedo, y se enoja. Ese enojo es
el otro lado del amor. Si no amara, tampoco podría estar enojado. Se enoja porque necesita tanto a su madre y porque la
ama. Cuando entonces la madre quiere ir hacia el hijo después de la separación, el hijo gira hacia el otro lado porque está
enojado con la madre. De esa manera el movimiento amoroso continúa interrumpido, no alcanza su objetivo.
Cuando una persona cuyo movimiento amoroso hacia la madre o hacia el padre fue interrumpido muy tempranamente más
adelante quiere ir hacia otras personas, en especial hacia una pareja, en el cuerpo surge el recuerdo de la interrupción
temprana, y sube el dolor. Entonces, en lugar de que esa persona vaya hacia el otro comienza un movimiento circular. En
aquel punto en el cual podría avanzar, dobla hacia la derecha o hacia la izquierda y vuelve al mismo punto. Allí surge
nuevamente el miedo, vuelve a girar y vuelve a llegar al mismo punto. Ese movimiento circular caracteriza el
comportamiento neurótico.
Por lo tanto la solución para neurosis de ese tipo es que el movimiento amoroso interrumpido sea llevado a cabo
retroactivamente. Con niños pequeños los padres pueden hacerlo personalmente, si saben acerca de ello. En ese caso
sostienen al hijo amorosamente hasta que la resistencia cese y el hijo se tranquilice. Los adultos pueden hacerlo en el marco
de una terapia si encuentran un terapeuta o una terapeuta que lo comprende y que sabe hacerlo. En algunas ocasiones una
persona también lo logra por sí sola, cuando internamente vuelve hacia la situación temprana y como hijo pequeño de ese
momento se mueve hacia la madre o el padre de ese momento hasta que en sus brazos llegue a la meta y se tranquilice.
Lo que lleva a neurosis
En el punto de la interrupción hay, por ejemplo, ira o desesperación. La persona que llega a ese punto teme avanzar y en su
lugar comienza un movimiento circular hasta volver al mismo punto. Esa es la neurosis. Es un movimiento circular.
La solución es continuar en ese lugar de la interrupción hasta llegar a la meta, en especial hasta llegar a la madre, en lugar de
batallar con una problemática neurótica. Caso contrario uno casi siempre gira con el cliente en un mismo círculo. Por eso la
solución sencilla es cuando en ese punto se le ayuda a la persona, para que como niño pequeño de ese momento vaya hacia
la madre de ese momento o al padre de ese momento. De esa manera terminan los problemas neuróticos.
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HELLINGER Cuando una mujer muere en el parto, en la familia hay una fantasía muy difundida: que el hombre ha matado a la
mujer porque no podía retenerse. Es decir que su muerte se vive como un asesinato por el cual otro u otros deben expiar o
morir. Como consecuencia a veces durante generaciones hay suicidios y accidentes, sobre todo entre los hombres. Sin
embargo, en una constelación es posible ver que una mujer que murió en el parto no tiene reproches hacia su marido. Es
consciente de su dignidad y es consciente de que al cumplir con su amor asintió al riesgo y de que asume las consecuencias.
Cuando eso es reconocido, la muerte en el parto ya no da miedo a los descendientes. Entonces pueden hacer una reverencia
ante la mujer muerta y reciben fuerza de ella.
A una dienta Como tú ahora. Hubiese sido un lindo ejercicio adicional si hubieras apoyado tu espalda en ella. ¿Puedes
imaginártelo, eso de que de ella te llegue fuerza? CLIENTA Es que yo no la conocí. Pero la he recordado mucho sin haberla
conocido.
HELLINGER Está bien así. Y ahora piensa en ella como en alguien que te mira con buenos ojos cuando estás bien y cuando te
quedas. ¿De acuerdo? CUENTA Sí.
PARTICIPANTE Hoy he observado aquí que en el caso de la muerte en el parto el hijo que sobrevivió tenía una gran sensación
de culpa. Es verdad que en la sociedad el marido que sobrevive es considerado asesino, pero ¿cómo es el caso del hijo que
sobrevive?
HELLINGER Al hijo que sobrevive le es muy difícil. A un niño así le serviría tomar su vida al precio que ha pagado la madre.
Pero a un precio tan elevado hay pocos que se atreven a hacerlo. Un terapeuta quizás pueda mediar y estar junto al niño
para ayudarlo. Esa es una cosa.
La otra es que muy a menudo esos hijos quieren seguir a la madre en la muerte, por ejemplo enfermándose o pensando en
suicidarse. En ese caso le pido a ese hijo que se imagine cómo se sentiría la madre si él ahora muriese porque quiere seguirla.
¿Cómo se sentiría la madre si lo supiera? El hijo ve que aquello que la madre regaló al hijo al precio de su vida hubiera sido
en vano. Pero si el hijo, por haber recibido la vida a un precio tan elevado, toma su vida a ese precio, sentirá una presión
enorme de compensar. Pero en lugar de buscar la compensación en lo grave, el hijo hace algo grande. Eso puede hacerlo
también por la fuerza que proviene de la memoria de la madre. Si lo hace, la madre puede estar reconciliada con su muerte.
Por lo menos, uno lo puede imaginar así porque ve que el hijo hace algo grande con eso. De esa manera, la madre sigue
participando de la vida de su hijo y de lo bueno que hace.
Amor mágico y amor sabio
En una constelación es posible ver qué causa enfermedades puede causarlas y cuáles son las fuerzas buenas que sanan
en la familia. En el caso de la sanación hay una transición de un nivel arcaico del sentimiento y del pensamiento a uno sabio.
En el nivel arcaico un hijo ama según el lema: "Amor significa que yo seré como tú", o "Yo lo hago en tu lugar". Nivel mágico
también significa: "Sólo sufrir es suficiente. No es necesario hacer nada. Sólo a través del sufrimiento y la muerte otras
personas son salvadas y redimidas". Es como que al destino se le pagara algo grave con más cosas graves con la esperanza
que de ello surja algo bueno. Eso es pensar mágicamente.
En el caso de la solución actúa el mismo amor. Sólo que ahora es sabio. Va más allá de lo mágico. Incluye a todos en la
mirada. Aquí amor significa: "Cada uno tiene el permiso de quedarse, cada uno tiene derecho a pertenecer", y: "Puede darse
algo bueno porque los anteriores y los muertos son respetados".
PARTICIPANTE Tendría algunas preguntas más. Usted dice el hijo muere en lugar de la madre. ¿El hijo muere como niño o
como adulto, ya que para los padres siempre sigue siendo el hijo? Cuando yo escucho el hijo muere, pienso que muere con
ocho o diez años, o como lactante. ¿O muere como adulto? HELLINGER Sí, esa es una pregunta complicada y una pregunta
importante. Ya Freud descubrió que el inconsciente no conoce el tiempo. El hijo muere incluso de adulto como niño.
Además, para el niño interno y para ese inconsciente los muertos no están muertos. Por ese motivo a veces un hijo quiere
salvar a su padre para que no muera, aún cuando hace mucho tiempo que falleció. A veces en la anorexia se ve que una
joven anoréxica, que ya tiene 16 años y cuyo padre murió cuando ella tenía tres años de edad, le dice internamente: "Es
mejor que desaparezca yo que tú, querido papá". Porque la niña interior no sabe del tiempo y para ella el padre sigue vivo
más allá del momento de su muerte.
Respeto ante el límite
En las familias existe la dinámica de que uno lleva algo para otro. Cuando entonces ése se libera, a menudo otro miembro de
la familia se hace cargo. Pero la persona que se liberó en el buen sentido no puede ayudar al otro tan fácilmente, sino que
tiene que confiar en que al otro se le obsequie una comprensión similar a la que recibió ella. Es decir, a la solución propia se
la toma con humildad. Luego uno espera y tiene la esperanza de que al otro también le llegue algo bueno. De esa discreción
resultan más posibilidades para el otro que inmiscuyéndose.
En general vale la experiencia: cuando quiero ayudar a una persona bajo cualquier concepto y cuando a mí me alivia
ayudarlo, al otro lo debilita y le impide la solución. Sin embargo, si yo resisto ese fuerte impulso que me aliviaría y si lo
reprimo, aún cuando me cueste un gran esfuerzo dominarme, entonces esa fuerza que a mí me cuesta beneficia al otro. Esa
forma de retenerme tiene un efecto sanador. Porque es una forma de retenerme teniendo en cuenta al otro, con amor y con
fuerza.
Una vez en un grupo un hombre dijo que estaba preocupado por su hijo porque no lograba sostener una relación con una
mujer. Le pedí que revisara su alma para ver si con su preocupación el hijo lograba tener más fuerza y más coraje para
comenzar una relación, o menos. Ahí se dio cuenta hasta qué punto su preocupación obstaculizaba el camino de su hijo y lo
debilitaba.
El vínculo
Los hijos están unidos a los padres con un amor muy profundo. Se entregan completamente a lo que viene de los padres y a
lo que los padres exigen. Si un hijo percibe que los padres estarían mejor si él partiera, el hijo parte con amor. Y si se
pone de manifiesto que los padres quieren expiar algo, lo que sea, el hijo gustosamente lo hace en lugar de los padres,
incluso si le cuesta la vida.
A menudo sucede que padres, o las personas en general, tienen la idea de que pueden disponer de su vida. Que tienen su
suerte en sus manos, que pueden hacer las cosas de esta manera y luego de esa otra. O que una mujer piensa que podría
tener su hija para ella sola y que luego tendrá la hija para sí, o que podría tenerla. O que se separa del marido y dice: "Eso es
lo correcto para mí, yo lo hago por mí, porque no lo aguanto" y que se lo endose al marido, como si pudiera hacerlo sin que
tuviera consecuencias para ella. Procediendo de esa manera se está negando que formamos parte de una red en la cual cada
uno es tan grande como el otro, y en la cual cada uno tiene el mismo derecho, y que ninguna persona puede disponer sobre
otra diciendo: "Lo que te ocurre a ti, a mí no me importa, yo busco mi realización". Eso no funciona. Eso tiene consecuencias
graves, ocurre que los hijos pagan por ello. Entonces los padres a veces están bastante bien, pero los hijos se hacen cargo por
los padres de la culpa y la expiación.
Para el terapeuta es importante que su corazón lata al compás del corazón de los hijos, no al de los padres. Recién entonces
está pleno de seriedad. Para ver con qué seriedad hay que considerar esos vínculos traigo un ejemplo.
Hijos con díscapacidades severas
Recientemente tuvo lugar un congreso en Heidelberg sobre fundamentalismo y discrecionalidad. Entre los invitados había un
bioético de Australia que representa la tesis que a los hijos que no son capaces de sobrevivir se les debería posibilitar la
muerte, incluso de manera activa. Sostiene que nuestra conciencia de derecho hoy día es tal que uno puede hacer eso. Yo
llegué un día tarde a ese congreso y me encontraba en la
entrada del congreso. Me habló un hombre diciendo que era de la televisión y preguntándome si yo haría un comentario con
respecto a esa controversia.
Yo dije; "Sí, lo haré." Luego dije: "En toda esta discusión no se le presta atención al hecho de que un hijo, que está, es un
miembro de la familia, y que si al hijo se le elimina, ello ejercerá una influencia en toda la familia, en especial en los demás
hijos. Ellos entonces sentirán un impulso a seguir a ese hermano muerto y expiar que él haya sido excluido o eliminado. Yo
realmente opino que un hijo que no puede vivir no debiera ser mantenido con vida por medios artificiales sino que se le
debería permitir morir pero en el círculo de la familia, con toda la familia alrededor de su cama. De esa forma está toda la
seriedad y todo el amor por todos, y todo el dolor.
El año pasado asistió a uno de mis cursos una mujer que tenía un linfoma nonHodgkin, un tipo de cáncer. Ella contaba que
tenía una hermana discapacitada en un cien por ciento. Tenía diez discapacidades, por ejemplo, el día después de nacer se
vaciaron los ojos. La única vez que la madre vio a su hija fue después del parto. Luego fue enviada a un asilo donde murió
después de nueve meses.
Cuando a esa mujer se le diagnosticó cáncer, su primer pensamiento fue: No quiero que me entierren al lado de mi marido.
Ese es un pensamiento muy curioso. El cáncer en sí no le dio miedo alguno. Ella se imaginó que moría y que buscaba una
sepultura para sí misma. En primer lugar pensó en un cementerio al lado de una iglesia, porque allí los domingos van las
personas y riegan las tumbas. Si ella estuviera ahí, alguien en algún momento también regaría su sepultura. Es decir que no
le gustaría estar enterrada separada de otras personas.
Primero pensó en comprarse una sepultura junto con una amiga. Luego la visitó su madre y le dijo que le gustaría ser
enterrada en la sepultura familiar. La madre rechazó ese pedido explicando que en la cruz de la tumba no había lugar para su
nombre.
Yo le pregunté a esa mujer: "¿Para quién no hay lugar en la sepultura?". Ella dijo: "Para mP\ Yo repetí mi pregunta: "¿Para
quién no hay lugar?". Ella dijo: "Para mino hay lugar". Yo le dije: "Para tu hermana no hay lugar". En ese momento
repentinamente se dio cuenta que buscaba una sepultura para su hermana.
Entonces le pedí que dijera a su hermana muerta: "Querida hermana, yo me recuesto a tu lado". Estaba muy emocionada y
ahora pudo darle un lugar en su corazón a su hermana. De esa manera su amor había llegado a la meta. Esa es la forma en
que suceden las cosas en las familias cuando a un hijo discapacitado se le niega su lugar. Es preciso proceder con tanto
cuidado.
Enfermedad y compensación
HELLINGER Quiero decir algo acerca del bien y del mal:
Bien significa: yo tengo más derechos que tú; Mal significa: tú tienes menos derechos que yo.
Inocente significa: yo tengo más derechos que tú; Culpable significa: tú tienes menos derechos que yo.
Los sistemas familiares actúan en un nivel muy profundo de igualdad de nacimiento, y siempre que alguien se coloca por
encima de otro, se coloca por encima del dolor de ese otro, o si considera que puede tomar su vida en sus propias manos sin
tener en cuenta la vida del otro y de respetarla, su alma se rebela y se ocupa en encontrar una forma de compensación. Por
ese motivo la sanación siempre comienza reconociendo la dignidad de aquella persona a la que yo he hecho algo, o al que
desterré de mi vida a pesar de que forme parte de ella. Dándole la honra que le corresponde, la igualdad se restablece y el
bien puede desplegarse.
Incesto
HELLINGER En el caso de incesto entre el padrastro y la hijastra a menudo actúa la dinámica de que no ha tenido lugar alguna
compensación. Es decir, la mujer se casa con un hombre, trae una hija al matrimonio y ahora pretende que el hombre sea un
padre para la hija, a pesar de que no lo es. Y si él se ocupa de la hija ella no reconoce que en realidad él no tiene por qué
hacerlo, que no tiene la obligación de hacerlo. Porque la hija tiene otro padre. Es decir que el marido debe dar más de lo que
recibe. Ahí entonces hay una dinámica oculta que busca compensar y eso ocurre a través del incesto, el incesto instigado por
la madre. Pero sucede inconscientemente, no es que la mujer lo quiera. Pero la mujer siempre lo sabe y no interviene
porque es una necesidad encubierta. La hija también está de acuerdo en secreto. CLIENTA Yo siempre me defendía, pero mi
mamá no me apoyaba.
HELLINGER Exactamente, ella no te apoyaba. La solución sería que la hija dijera: "Mamá, yo sé que es necesario". De esa
forma pasaría a ella. La hija así ya no cargaría eso. A la representante de la dienta Díselo. REPRESENTANTE DE LA CUENTA
Mamá, yo sé que es necesario.
HELLINGER "Y yo me hago cargo con agrado". REPRESENTANTE DE LA CUENTA Y yo me hago cargo con agrado.
HELLINGER "Por ti". REPRESENTANTE DE LA CUENTA Por ti. HELLINGER a la representante de la madre ¿Cómo te sientes?
REPRESENTANTE DE LA MADRE Me resulta difícil. Duele. Pero lo acepto con agradecimiento.
HELLINGER Dile a ella: "Ahora yo asumo la responsabilidad". REPRESENTANTE DE LA MADRE Ahora yo asumo la
responsabilidad.
HELUNGER "De las consecuencias". REPRESENTNATE DE LA MADRE De las consecuencias. HELUNGER "Y tú estás libre".
REPRESENTANTE DE LA MADRE Y tú estás libre. HELLINGER al representante del padrastro Y tú también se lo dices. "He sido
injusto contigo".
REPRESENTANTE DEL PADRASTRO He sido injusto contigo. HELUNGER "Aquí tú sólo eras la hija". REPRESENTANTE DEL
PADRASTRO Aquí tú eras la hija. HELUNGER "Yo asumo la responsabilidad". REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Yo asumo la
responsabilidad.
HELUNGER "Y la culpa". REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Y la culpa. HELUNGER "Cualquiera que haya sido la implicación".
REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Cualquiera que haya sido la implicación.
HELUNGER "Por mi parte eres libre". REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Por mi parte eres libre. HELUNGER ¿Cómo es eso
para ti?
REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Bien. Desde mí siento la tendencia de retirarme.
HELLINGER Hazlo y también díselo a ella: "Ahora me retiro". REPRESENTANTE DEL PADRASTRO Ahora me retiro.
Cuando se retira, la madre y la hija se juntan. La madre rodea a la hija con su brazo.
HELLINGER a la dienta ¿Qué dices a todo esto?
CLIENTA Hace bien. También porque mi madre aún vive y yo
me puedo encontrar con ella.
HELLINGER No le debes contar nada. Es importante.
Hay algo más con el incesto. Se crea un vínculo entre tú y el padrastro. Entonces la mujer tiene dificultades para encontrarse
con otro hombre. Por el vínculo. Ella debe reconocer el vínculo.
Si lo reconoce, lo puede soltar. Sin embargo, si tú estás enojado con él, el vínculo se hace más fuerte. Es decir, tú
también deberías decirle: "Yo te debo mucho. Lo tomo y ahora permito que te retires". Allí estaría la solución: "Permito que
te retires".
PARTICIPANTE ¿Cuan importante es, en realidad, la confrontación entre el perpetrador y la víctima, que el perpetrador
realmente se disculpe ante la víctima, con contacto de ojos? HELLINGER ¿Qué perpetrador? PARTICIPANTE Incesto, por
ejemplo. HELLINGER Bueno, disculpas no va para nada. Porque en ese caso la solución dependería de la víctima. Y sería una
carga para ella. Luego la víctima debe disculpar al perpetrador. Eso no funciona. Tampoco debe perdonarle.
Entonces, el perpetrador dice: "Lo siento". Reconoce la culpa. También dice: "He sido injusto contigo". Y dice: "Yo llevo la
culpa. Por mi parte eres libre y yo me retiro". Tal como lo hemos hecho aquí. Esa sería la solución aquí.
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Podría agregar algo más acerca de esta relación incestuosa? Percibí que la hija era ambivalente:
hacia el padre y alejándose del padre. Usted la alentó para que permanezca con él. Pero probablemente el otro movimiento
también es importante, retirarse de esa relación cercana. ¿Podría agregar algo al respecto? HELLINGER Sí. El movimiento que
la aleja se logra cuando el movimiento hacia él ha sido reconocido. Si la hija sólo se hubiera alejado con enojo, ¿qué ventaja
habría significado para su alma? Ninguna. Hubiera permanecido en la resistencia, en el enojo y en la herida, tal vez durante
toda una vida. El dolor a veces es tan grande que tapa lo que está detrás. Aún más doloroso es el amor detrás. Yo intenté
permitir que
ese amor suba a la superficie. Después, ella se sentía mejor. Como terapeuta uno no debe reaccionar ante las explosiones de
sentimientos que se manifiestan en un primer plano. Algunos se asustan cuando ven algo así. Yo sé que detrás se oculta el
amor. Lo único que debo hacer es esperar el tiempo suficiente como para que surja. Eso es lo que hice aquí. Cuando admitió
el amor pudo desprenderse y el padre pudo permitir que se fuera. Eso entonces es suficiente. Para ella es suficiente como
para hacer algo con su vida. No necesita una persecución culposa para estar bien. Ahora es libre.
La solución para la próxima generación
PARTICIPANTE FEMENINA Cuando el sistema está mal, es decir cuando el orden no es el correcto y uno sigue al otro, ¿qué
ocurre en la próxima generación? ¿El error es trasladado? ¿O queda equilibrado cuando uno siguió a otro o alguien se
enfermó? ¿Estaría satisfecho el sistema? HELLINGER No, el sistema no estaría satisfecho. Cuando hay algo que no ha sido
solucionado, la desgracia seguirá apareciendo de generación en generación. Si, por ejemplo, en una familia el padre quiere
seguir a su padre en la muerte y lo hace, en la próxima generación alguien querrá seguirlo a él en la muerte. O, si no lo ha
seguido pero quería hacerlo, un hijo dice: "Yo lo hago en tu lugar".
Pero si una persona lo ha solucionado, si ha visto que: Yo ahora quiero seguir a mi padre en la muerte y dice: "Papá,
bendíceme cuando me quedo", entonces está solucionado. En ese caso ya no es trasladado a las otras generaciones.
Respeto en lugar de expiación
HELLINGER Los muertos no quieren expiación sino que quieren respeto. Eso es lo que cuenta. Lo que sana es el respeto. La
reverencia es una expresión de ese respeto. Y el pedido de
bendición es una expresión de ese respeto. PARTICIPANTE Lo que he experimentado aquí me recuerda mucho a la venganza
sangrienta y a la "vendetta". Y me recuerda la "vendetta" voluntaria, propia. Su solución es enfrentar esa necesidad de
venganza con amor. HELLINGER La dinámica de la "vendetta" expresa exactamente eso arcaico que vemos en las familias.
Por una pérdida en uno de los bandos, otro debe sufrir la misma pérdida. Eso continúa indefinidamente sin que se encuentre
una solución. En las profundidades eso actúa también en nosotros. Es posible verlo en las constelaciones familiares. La
solución que yo muestro supera el modelo arcaico. En realidad es una solución espiritual, en un nivel mucho más elevado.
Requiere comprensión y coraje. No resulta de una necesidad instintiva de compensación. Requiere esfuerzo moverse a ese
nivel y aguantarlo.
Morir en representación
Por el vínculo de destinos dentro de un clan nace la idea de que uno puede morir en lugar de otro. En la mayoría de los casos
son hijos que quieren morir en lugar de sus padres. Pero también existe en parejas, que uno muere en representación del
otro. Eso es completamente inconsciente, todo eso queda en la oscuridad. Hay extrañas leyes arcaicas que actúan, un amor
oscuro y un vínculo que va mucho más allá de lo que nosotros podemos proponernos conscientemente. También va mucho
más allá de esfuerzos morales. Y más allá de voluntad ética. Cuan débil parece ser esto en comparación con esas otras
fuerzas.
Sin embargo, es posible trabajar con esas fuerzas sacándolas a la luz. Ese fue el caso aquí. Salieron a la luz y ahora ya no
actúan de forma ahogada sino que pueden pasar a la conciencia. Ahora es posible actuar de una manera nueva, y eso en
realidad es una realización espiritual.
Lo que ella hizo aquí al final es algo que renuncia a esa parte arcaica. Al mismo tiempo es un camino hacia la soledad, hacia
cierta soledad. También a una culpa, curiosamente, porque también se percibe como tal. Y es un mérito cuando una persona
lo hace y puede hacerlo. Es una tarea espiritual, un esfuerzo humano de máxima. Hay muchos que se asustan ante esa tarea
y entonces vuelven a caer en los modelos arcaicos. Por esa razón tampoco es posible manipularlo o lograrlo mediante
cualquier método. Cuando ocurre se lo vive como gracia. El terapeuta lo vive así y los participantes de igual manera.
La línea final
PARTICIPANTE FEMENINA Usted dijo que coloca al hijo en el círculo del progenitor que menos carga lleva. ¿Qué se hace
cuando las familias de ambos llevan cargas pesadas? HELLINGER En ese caso uno gira, se retira de ambos y se apoya por
completo en la fuerza propia. En ese caso la solución es la línea final en el sentido de que "Ahora ya pasó todo". El continuo
remover lo pasado tiene un efecto debilitador. Muchas guerras, a nivel personal y de pueblos, se originan porque no
dejamos en el pasado algo que ya pasó. La renuncia de procesar lo pasado activa una purificación del alma. O sea, a veces
habrá que trazar una línea final, incluso en la psicoterapia. Dejar en el pasado algo que ya pasó tiene una efecto sanador. De
esa forma se concentra la fuerza para ir hacia adelante.
LAS CONSTELACIONES FAMILIARES Y LOS MOVIMIENTOS DEL ALMA
Los comentarios acerca de las constelaciones familiares y los movimientos del alma son abarcativos. Aquí se mencionan
todos los aspectos que considero esenciales. Pero no como una teoría o instrucciones de aplicación detalladas, sino más bien
como una práctica de los conceptos fundamentales y de la implementación interna.
Las constelaciones familiares
Quiero decir algo general acerca de las constelaciones familiares. La forma en que se realiza una constelación familiar es que
el cliente elige entre los participantes representantes para aquellos miembros de la familia que son importantes, o sea para
el padre, la madre, los hermanos, etc. Luego se centra y los ubica, siguiendo su sensación interior, en relación entre sí. Antes,
el cliente debe enfocarse en hacerlo centrado y en encarar internamente incluso el dolor, el duelo y el desafío que se derivan
del trabajo. Eso es muy importante.
Aveces una persona está impedida de hacerlo, quizás porque le falta un permiso de su familia. Internamente debe percibir si
los miembros de su familia pueden asentir a que él lo haga. Es tanto más fácil que asientan cuanto más él pueda asegurarles
internamente que lo realiza con respeto hacia ellos, y que busca una buena solución para todos, para toda la familia. De esa
forma es más fácil poder proceder.
Los representantes que fueron elegidos se ponen a disposición. Es un servicio hacia el cliente. No es nada fácil. Porque ni
bien los representantes están configurados, sienten como las personas a las que representan. A veces incluso de manera
dramática, en algunos casos incluso sienten los síntomas corporales. Es decir que se requiere cierto coraje para ofrecerse.
Pero es un servicio amoroso. Y por supuesto uno aprende
mucho cuando se ofrece. Porque de esa manera se percibe cuánta fuerza hay en estas constelaciones.
Como terapeuta sé que la constelación no depende de mí. Sino que a través de la constelación algo sale a la luz y yo me
expongo a eso que sale tal como es. En el fondo es un método muy discreto. Yo trabajo con aquello que se muestra. Pero ahí
entonces con toda la energía. Para ello también asumo mi parte de responsabilidad.
De lo que sale a la luz luego van surgiendo los pasos a seguir para una solución, si es que hay una solución. Yo trabajo con las
fuerzas que se muestran en el sistema, que se muestran en la familia, con las fuerzas buenas. Busco movilizarlas para que el
cliente las pueda aprovechar.
Además, también depende de que el cliente esté dispuesto e incluso capacitado como para seguir ese movimiento y
completar aquello que se muestra como solución. Eso a veces es muy difícil. Probablemente tenga que ver con que una
familia es un campo de fuerzas.
Rupert Sheldrake habla de campos morfogenéticos. Eso significa que en ese campo de fuerza continúan activos ciertos
modelos que alguna vez existieron, modelos que actúan como obligadamente, de manera que se repiten. Él por ejemplo ve
las leyes de la naturaleza como recuerdos del inicio, cuando algo se formó. Ese recuerdo tiene una resonancia y sigue
actuando y se repite. Probablemente también sea así en las familias, que se repitan ciertos modelos. La fuerza del campo no
provee un impulso como para violarlo. Para violarlo uno debe poder salirse de ese campo, tal vez moverse a un nivel más
elevado y desde ahí emprender lo nuevo y encararlo con coraje.
Es decir, es importante que un cliente sepa que aquí se trata de un proceso vivo en el que se le exige dar un paso hacia su
crecimiento. Por ese motivo también es importante que tenga la fuerza y el coraje suficientes como para encararlo. Esta
transición a un nivel más elevado tiene algo religioso
en el sentido de que yo me entrego a lo más grande/Me desprendo de algo estrecho, me muevo hacia algo más amplio y
confío en que me guíe.
Lo que provocan las constelaciones familiares
Es posible averiguar qué implicaciones tiene una persona configurando su familia. Eso significa que configura su familia de
origen o su familia actual mediante representantes provenientes de un grupo. Así podemos observar que los representantes,
si se entregan a los acontecimientos, repentinamente sienten como las personas que representan. A veces incluso sienten
sus mismos síntomas. Eso es muy curioso. Yo no puedo explicármelo.
A través de la constelación también es posible ver si una persona fue excluida de la familia o si alguien quiere desaparecer o
morir. Luego, con ayuda de esa constelación se busca una solución. En ese proceso se pone de manifiesto que las mismas
fuerzas que llevan a la enfermedad también llevan a la solución. Es decir, el mismo amor que estando ciego lleva a la
enfermedad, también puede llevar a la solución cuando comienza a comprender.
Qué debemos tener en cuenta al constelar
Las constelaciones han producido confusión para muchos porque contradice muchas de las suposiciones que hemos tenido
hasta ahora. Durante las constelaciones familiares, y de una manera muy sencilla, suben a la superficie asuntos profundos.
Así, entonces, podemos encontrar soluciones con el amor que se pone de manifiesto, soluciones que pueden tener un efecto
sanador en el alma. Simplemente mediante el hecho de que una realidad se torne visible.
Lo decisivo en este tipo de trabajo es que el terapeuta es poco importante. Porque aquello que actúa o que provoca
algo no es el terapeuta. Es una realidad que se tornó visible. Por ese motivo este también es un trabajo muy humilde. Y es un
trabajo y una forma de proceder en la que no es necesario creer. Uno mira y ve, es así.
El alma indica el camino
Las constelaciones familiares son un resultado de la actitud fenomenológica. Actitud fenomenológica significa, desde la
filosofía, que una persona se retrae y que está sin intención, sin temor y sin amor en el sentido de querer ayudar a otro a
toda costa. Los acontecimientos mismos quedan fuera del terapeuta, algo sucede fuera de él. Al retraerse no interfiere en
esos acontecimientos. Es esa reserva la que crea el espacio en el que los movimientos decisivos pueden salir a luz. Los
representantes se mueven bajo el impulso del alma y encuentran soluciones que están más allá de la influencia que puede
ejercer el terapeuta. Así el terapeuta en realidad no necesita hacer nada. Pero al hacerlo no está pasivo. En ese recato está
completamente despierto. Quizás a veces entonces ve que debe intervenir, y en ese caso lo hace. Pero es sin método alguno.
Por esa razón esa actitud fenomenológica solamente se logra si todo lo que se sabe acerca de las constelaciones familiares
de cierta manera también lo olvida. Se retrae también de eso, brindando todo el espacio a lo que se va desarrollando casi
por sí solo.
Lo que se expone en mis videos y mis libros es valioso. Pero no debe ser tomado inexorablemente como si fuese el patrón de
las cosas, porque de esa manera no se le da oportunidad al futuro.
Las imágenes que surgen en las constelaciones familiares tienen muchas capas. Si uno quiere fijarlo en algo determinado, la
imagen en sí ya no puede actuar. Por lo tanto los participantes permiten que las constelaciones familiares que vivencian aquí
actúen en ellos. Pero si ellos mismos se ven confrontados con una situación similar, es mejor prestar atención a la propia
alma, no a aquello que se desplegó aquí. De esa forma tal vez uno encuentre la solución adecuada a través de la propia alma.
Lo que ocurre en las constelaciones es impresionante. Muestra qué fuerzas actúan en el alma individual. Por lo tanto, si yo le
presto más atención a mi alma y no tanto al terapeuta que quizás me ayuda, el alma tiene más posibilidades de desplegarse
y de encontrar el camino adecuado para ella. Así tal vez también sea más probable que la persona se encuentre con un
terapeuta o un amigo adecuado que le ayude a avanzar.
Hay muchas cosas que se dan por sisólas cuando uno confía en el alma. Sin embargo, cuando una persona dice que todo
depende de que pueda configurar a su familia, en ese momento está enajenado de su propia alma. Y con la persona que me
acosa demasiado no puedo trabajar. Espera demasiado de mí. Yo entonces me veo en una situación en la que se me niega la
condición de ser humano común, con sus limitaciones, y también con sus fracasos. No debo prestarme a algo así. Por mi
propia alma no debo hacerlo.
Acerca de cómo proceder en las constelaciones familiares
En el fondo, las constelaciones familiares son un método sencillo. Se elige representantes para las personas de referencia
importantes y se los ubica relacionadas entre sí, se pide que se las coloque en relación unos con otros. Repentinamente
surge algo oculto y sale a la luz, simplemente mediante la constelación, sin que la persona que configuró se de cuenta de
inmediato de lo que verdaderamente sale a la luz. Esa es la parte externa. Eso es sencillo. Pero si yo ahora capto lo que la
imagen dice y hacia dónde señala, eso es otra cosa.
Lo oculto que allí sale a la luz debe ser tenido en cuenta. Sólo si se da un juego ordenado entre aquello que sale a la luz y el
alma de aquellos que constelan y aquellos que son configurados y por supuesto también del terapeuta, esa imagen puede
actuar.
Por sí sola desarrolla una dinámica, sin que uno intervenga. Requiere de una disposición aventurarse a eso imprevisto, se
requiere de todos los participantes: de la persona que constela, de los que son configurados y del terapeuta. Hay ciertas
reglas acerca de cómo surge un orden y sabiéndolas es posible guiar un poco la constelación.
Es necesario tener cierta información para las constelaciones familiares. Parte del inventario es la pregunta: ¿Hay alguien
que está casado y tiene hijos? De esa manera sé si también debo configurar la familia actual o no. Una vez que he trabajado
con eso pregunto por la familia de origen, qué ocurrió allí. Ahí siempre se trata de acontecimientos externos determinantes,
por ejemplo muertes, personas que fallecieron temprano, también de experiencias traumáticas en la infancia, por ejemplo
en el parto. Con eso en realidad tengo todas las informaciones que necesito para comenzar.
Configuro la menor cantidad posible de personas. Por lo tanto comienzo con las personas más importantes. Una vez hecho
eso, de la imagen y de aquello que la imagen provoca en el cliente surge nueva información. Entonces configuro a más
personas, aquí también no más de lo necesario. Luego voy probando lo que esas nuevas personas provocan. De ello se
deduce si una solución es posible o no es posible.
Es decir, configuro una situación base y desde esa situación base veo hacia dónde van los movimientos: hacia la ruina, hacia
la muerte o hacia una solución. A menudo me muevo en primer lugar con el movimiento grave, con el movimiento hacia la
muerte por ejemplo, y lo hago sin temor. Voy
con el cliente hasta el límite más extremo para que quede claro hacia dónde se dirige el movimiento interno realmente. En el
límite más extremo a veces hay un cambio de dirección. Entonces retorno junto con él. A veces no hay un cambio de
dirección en el límite más extremo. Entonces no retorno. En ese caso dejo al cliente parado en el límite.
Al hacerlo no me dejo llevar por reflexiones tales como: ¿está bien así o está mal? Eso sería demasiado sencillo. Voy
comprobando a través del efecto en mi alma lo que voy haciendo. Me guío por eso. Es decir, determinar reglas fijas no se
condice con la plenitud de los acontecimientos. Es verdad que tengo ciertas imágenes de cómo podría ser, ciertas imágenes
de órdenes, pero en la práctica cada constelación es diferente. No hay constelación que sea semejante a otra. Eso también
vale para las intervenciones. No hay intervención que se asemejé a alguna anterior. Por ese motivo en este trabajo siempre
debemos permanecer abiertos para lo nuevo y lo inusitado.
En este trabajo también es importante la desdramatización. En la medida de lo posible llevo los acontecimientos a lo común.
Eso es lo que tiene la mayor posibilidad de sanar.
Las preguntas tipo
PARTICIPANTE ¿Cuándo termina con las preguntas recabando información?
HELLINGER Tengo preguntas tipo. Pregunto si la persona está casada, si tiene hijos, si hubo una pareja anterior. También
pregunto si murió alguien, si murió un hijo o si nació muerto. Con ello dispongo prácticamente de la información más
importante acerca de la familia actual. Sólo necesito esos acontecimientos externos. No necesito saber, por ejemplo, si el
padre es bebedor o si es bueno o malo, si es dominante o sumiso. Eso aquí no tiene ninguna importancia. Aquí sólo tiene
importancia lo que es público.
Luego pregunto acerca de la familia de origen, si hubo algo especial. Pero aquí también sólo por acontecimientos externos.
Es decir, cuántos hijos eran, si alguien estuvo casado anteriormente, quién murió y cómo murió. Eso en realidad es todo lo
que averiguo. Cuando alguien me quiere proporcionar más información, lo interrumpo porque no la necesito para la
constelación familiar. Cuando luego configuro a la familia recibo informaciones adicionales desde allí y en ese caso a veces
sigo preguntando. Ese sería el catálogo básico de las preguntas que formulo.
La seriedad
Es muy importante que antes de una constelación familiar uno lleve a la persona a la seriedad. No hay que hacer este trabajo
despreocupadamente, porque entonces se vuelve en contra del terapeuta. Es como un acto religioso que va a la
profundidad. Eso no se puede realizar en la feria. Tampoco por curiosidad y tampoco sólo superficialmente. Por ese motivo
preparo a los clientes para la seriedad. A veces también lo hago mediante un corte.
La forma sistémica de proceder
En las constelaciones familiares se procede de manera sistémica. Por esa razón los terapeutas acostumbrados a tratar a las
personas en forma individual tienen ciertas dificultades de adaptación. Al proceder sistémicamente es importante abrir la
mirada hacia la totalidad y al todo. Por lo tanto primero miro a aquellos que están excluidos del sistema, a aquellos
miembros de la familia a los que se les niega el reconocimiento o a quienes se les niega el amor. A ellos le pertenece mi
corazón de inmediato. Dado que les pertenece mi corazón, puedo incluirlos. Es decir que no es tomar partido por algún
individuo lo que se requiere aquí, sino tomar partido por el todo. Porque
al ubicarme al lado de estos excluidos, los demás deben reorientarse. Es decir, al tomar partido por el todo también los
demás entran en contacto con los excluidos.
Mantenerse en lo esencial
Toda la planta está contenida en la raíz. En ella está toda la fuerza concentrada. Pero la raíz es pequeña y sólo ocupa poco
lugar. Cuando desde la raíz se ha desplegado todo el árbol, la fuerza está extendida y gastada. Si en las constelaciones
familiares miro todos los detalles y quiero abarcar todo, como si mirara todo el árbol con todas sus ramas y hojas, entonces
la fuerza ya no está. Sin embargo, en la raíz sigue estando completa y concentrada.
Por ese motivo aquí trabajo según el principio de configurar únicamente lo más necesario. De esa forma hay mucha más
energía y fuerza. Por lo tanto es importante que el terapeuta desde el comienzo comprenda qué es lo esencial.
Esto es un trabajo muy concentrado. Concentrado significa que hay un entorno grande que no es mencionado pero que
también actúa. La persona que pretende incluir a todo el entorno le quita la concentración y la fuerza a este trabajo.
El campo de fuerzas
Mediante la constelación familiar se crea un campo de fuerzas. La persona que ingresa en ese campo de fuerzas como
representante de un miembro de la familia, se comporta y se siente como una persona que pertenece a ese campo de
fuerzas. Eso también ocurre en otras instancias. Algunas personas hacen la experiencia, cuando asisten a otro grupo, que
repentinamente piensan de una manera completamente distinta
que estando fuera de ese grupo, que también se sienten de manera diferente a la que se sienten en su entorno
habitual. Inmediatamente uno percibe el campo de fuerzas en el que uno ingresa y se adapta a él. Rupert Sheldrake lo llama
un campo morfogenético. Por esa razón, en general durante una constelación puedo confiar en que uno siente lo esencial y
lo expresa.
Naturalmente cada uno trae, también, algo propio, pero más bien de manera común al género humano, de modo que no
molesta. Muy rara vez molesta. Cuando un representante permanece completamente prisionero en su propio sentimiento,
no puede ingresar al campo de fuerzas. Eso se ve de inmediato. En ese caso se lo cambia. Sin embargo, en general yo confío
en lo que ocurre aquí.
También el terapeuta ingresa en ese campo de fuerzas y permite que éste lo guíe. De este campo de fuerzas surgen las
comprensiones que necesita para una solución.
Confiar en el campo de fuerzas
Este campo de fuerzas está en conexión con otros campos de fuerzas, por ejemplo con la familia verdadera. Por eso los
representantes, cuando ingresan, sienten como las personas verdaderas. El terapeuta también ingresa a ese campo de
fuerzas. Sin embargo, no debe manipular en él o permanecer allí durante mucho tiempo. Una y otra vez debe salir para no
perturbarlo. Pero al ingresar se conecta con todo el campo de fuerzas, es decir con todo el sistema que pertenece a él, sobre
todo con aquellos que están excluidos, con los débiles o los pecadores. Si él ingresa de esa manera, el sistema le regala un
vistazo hacia la solución. Eso sucede de improviso, como un rayo. Repentinamente capta lo esencial. Eso no lo puede
inventar, sino que le es obsequiado. Eso entonces lo toma. Pero debe confiar en ese campo. Si se repregunta: "¿De dónde
proviene?" ya no está conectado. Esa comprensión tiene algo muy
franco. Surge repentinamente, es aplicada y tiene un efecto inmediato. La sorpresa de los que afecta es la señal de que se
tocó algo esencial. Es verdad que los órdenes que salen a la luz tienen cierta regularidad, pero siempre hay variantes. Por ese
motivo uno no debe trasladar algo de un ejemplo previo, sin observarlo nuevamente.
Luego el terapeuta vuelve a retirarse y deja a la familia en su campo y en su propia alma. Eso es muy importante. Actuando
de esa manera el terapeuta mira con buenos ojos al sistema, mira a todos. Pero es como una persona que acompaña a la
familia sólo brevemente y que vuelve a retirarse de inmediato. Esa también es la forma en la que lo puede aguantar y asumir
la responsabilidad, por no permanecer allí durante mucho tiempo. Permanece en una posición subordinada a pesar de que
parece dirigir. Pero no hace eso. Él trabaja al servicio del alma que actúa allí.
Mi sugerencia para los terapeutas que lo aplican es que se habitúen o practiquen esta actitud lentamente. Cuanto más lo
hacen tanto más fácil les será luego trabajar con ella.
Reparar o permitir el crecimiento
Hay algo más para tener en cuenta aquí. Se trata de procesos de crecimiento. A través de este trabajo algo comenzó a crecer.
Ese crecimiento requiere tiempo. No se debe intervenir precipitadamente.
La otra imagen acerca de terapia es la de una reparación. Es necesario reparar cada pieza y colocarla en su lugar, recién
entonces es devuelta. Esa es una imagen valedera para muchos buenos trabajos. Pero allí donde se trata de crecimiento es
necesario despedirse de la imagen de la reparación. Es decir que depende mucho de la imagen de partida del terapeuta y del
cliente.
El terapeuta que trabaja con la imagen de la reparación, atrae la energía hacia sí mismo. Al paciente se le quita la energía.
Ese es el caso de los terapeutas que quieren trabajar a fondo e investigar cómo sigue. Es el interés de ellos, no tanto el
interés del paciente. Esa intervención desde afuera perturba el proceso de crecimiento. Aquí sería necesario modificar el
pensamiento en lo que se refiere a la actitud básica con la que encaramos la terapia.
En este tipo de trabajo es necesario trazar una clara diferencia entre dos imágenes. En la psicoterapia mucho sucede según la
imagen de la reparación. Por esa razón luego el terapeuta debe cerrar algo como para que funcione. Esa imagen de la
reparación no prende aquí. Aquí se dan impulsos, impulsos para el crecimiento. Luego el crecimiento continúa. Hay que
calcular que en realidad lleva dos años hasta que el impulso llegue a su meta. Todo intento precipitado de intervenir para
acelerarlo partiendo nuevamente de la imagen de la reparación: es necesario arreglar esto de inmediato perturba el
proceso de crecimiento.
La sanación como regalo
Muchos pacientes tienen el afán de querer sanar rápidamente y trasladan el resultado a algo externo, por ejemplo encontrar
un terapeuta o un médico que los cure. Entregan la responsabilidad de la sanación a alguien que está afuera. Y algunos que
asisten a un curso así como para aprender algo, hacen depender el aprendizaje de poder estar ubicados en primera fila. Los
que hacen depender su aprendizaje de eso, aprenden menos. Y los pacientes que esperan recibir su sanación del terapeuta,
que él por así decirlo lo haga por ellos, tienen la menor oportunidad de sanar.
La sanación es un regalo. Allí donde se logra, o donde se logra la atenuación, es un regalo. Allí donde se logra tanto
para el paciente como para el terapeuta es como un milagro que no se tiene entre manos.
En ciertas formas de psicoterapia es posible planificar con exactitud, por ejemplo en el conductivismo. Allí se trata preponderantemente
de síntomas, de fobias, por ejemplo. Pero ahí donde se trata de los grandes destinos, de vida y muerte o
de implicaciones y culpa no es posible proceder de acuerdo a un plan. Tampoco es posible lograr el resultado procediendo de
acuerdo a un modelo. Cuando aquí se logra sanación y solución están trabajando fuerzas que van más allá de lo individual. A
esas fuerzas uno se somete.
Lo mismo vale para la comprensión. No depende de la primera fila. Si viene es un regalo. Aquel que se retira, es decir aquel
que no hace que dependa de lo externo, tiene una mayor oportunidad de comprensión, de la comprensión profunda.
Atención ante los controles de éxito
Que este trabajo tiene efectos sobre enfermedades lo sé, pero no lo sigo. Es importante que no lo siga. Porque solamente
puedo trabajar de esta manera si me sumerjo en un sistema o en un campo de fuerzas sin intenciones predeterminadas. El
cliente viene a verme, yo recibo informaciones y repentinamente me encuentro en un campo de fuerzas. Luego incluyo mi
percepción o también mi conocimiento para poner en marcha algo reconciliador en el sistema, o algo sanador.
Una vez realizado ésto salgo del campo de fuerzas, ya que permaneciendo en él más allá de ese período estaría perturbando
el proceso. Si entonces a continuación averiguara cómo siguió ese proceso, volvería a ingresar a ese campo de fuerzas y eso
como alguien que hizo algo mediante un esfuerzo propio, y como alguien que por así decirlo está efectuando un control de
éxito, como si el resultado dependiera de él. De
esa forma las imágenes ya no podrían actuar porque la imagen adecuada sería deformada. Por eso no lo hago.
No doy importancia a las explicaciones que la persona da cuando está mejor. Me es suficiente si ha dicho que está mejor. En
general las explicaciones son desacertadas.
El coraje hacia la verdad tal como aparece
Ocasionalmente el terapeuta dice algo que suena terrible, a pesar de que todos los participantes perciben que corresponde a
la realidad. En esos casos algunos terapeutas sienten miedo de expresar lo percibido a pesar de que para todos está a la luz.
Pero sólo es terrible para el terapeuta que considera que los clientes le creen todo, que no piensan y deciden por sí mismos,
y que por lo tanto él es responsable por ellos en todo sentido. Cuando la percepción de algo que salió a la luz es comunicada,
aún cuando aparenta ser amenazadora, el cliente mismo comienza a observar atentamente. Así ve la seriedad y de repente
tiene fuerza.
Pero si el terapeuta considera que debe cuidar al cliente y por lo tanto no debería decir lo que percibe, el cliente siente
miedo ante el terapeuta. Y con justa razón. Porque ese terapeuta lo está engañando. Ese sería un amor que engaña, en caso
de poder considerarse amor. A menudo simplemente se trata de cobardía.
La claridad sólo se le presenta a la persona que ha superado el miedo, como dice Castañeda muy bien en uno de sus libros
sobre el chamán Don Juan. El mayor temor de los terapeutas es: "¿Qué ocurre si digo lo que sé?" o "¿Qué dirán mis colegas
si digo lo que sé?". Entonces hay un grupo confabulado de cobardes. Pero eso es un desprecio a la grandeza de realidad y la
grandeza de destino y al alma de todos los participantes.
Cuando el terapeuta avala claramente su percepción, el cliente tiene un interlocutor y una orientación. No es necesario
que concuerde con esa percepción, también puede estar en contra de ella. Pero tiene una orientación. Pero si el
terapeuta no se le presenta como un interlocutor, el cliente no tiene orientación.
PARTICIPANTE ¿Qué ocurre si usted se equivoca? HELLINGER Hay un entorno en el que yo digo algo. Si yo me equivoco a
menudo sale otro del grupo y me corrige. También el cliente lo corrige. En ese caso se da un movimiento opositor que lo
corrige. Pero no siempre. Por esa razón siempre sigue siendo un riesgo…
Las equivocaciones actúan como un correctivo. Si uno quiere evitarlas, también se evita lo correcto. Por ese motivo también
me siento cohibido a formular advertencias.
Curiosidad quita dignidad
Las preguntas curiosas no están permitidas. Quitan la energía del paciente y la llevan hacia la persona que pregunta y eso
tiene un efecto malsano. Por esa razón soy tan discreto. Ustedes notan: apenas pregunto, apenas quiero saber y, no
obstante, puedo trabajar. No atraigo la energía hacia mí, la dejo donde está con las personas importantes. Los pacientes ya
saben de qué se trata. Si yo les pregunto con curiosidad se desconcentran porque tienen que ocuparse de mí. Es como que
tienen que justificarse ante mí explicando por qué algo es así. Eso tiene un efecto malsano.
Contactar el amor en el alma
Quiero referirme una vez más a la pregunta que había rechazado tan duramente. De repente se hicieron interpretaciones de
enfermedades que son completamente inadmisibles y que destruyen algo en el alma. En eso soy muy duro. Siempre protejo
al paciente ante interpretaciones de ese tipo.
Tengo un principio según el que procedo. Es el secreto de
esta forma de proceder. Dice: "Contactar el amor en el alma". Eso es. En el caso de esa pregunta nada contactaba al amor, al
contrario. Cuando eso está amenazado, el amor y el alma, soy implacable.
Los límites de las constelaciones familiares
A través de las constelaciones familiares a menudo encontramos soluciones muy bonitas. Aquí lo pudimos ver con
frecuencia. Así, a veces en nuestras ideas se hace más sólida una imagen según la cual, a través de las constelaciones
familiares, se podría solucionar un problema difícil incluso cuando se observa que en el alma del cliente no resuena.
Entonces tal vez uno se dice: Sólo debo continuar, de esa manera finalmente lograremos la solución. Al hacerlo se está
actuando en contra de la percepción inmediata. Se pretende hacerle una chanza.
Actuar en contra de lo percibido destruye el alma propia. Detrás de eso actúa un ansia de poder completamente opuesto a la
humildad que se requiere para este trabajo.
En este trabajo no voy más allá de lo que puedo. Cuando no tengo fuerza me detengo. Hace un momento, en la constelación
con una paciente, estaba sin fuerzas. Por ese motivo terminé. Pero ahí me llegó una señal de ella y pude continuar. Sin esa
señal, sin eso que vino de ella y que por así decirlo me da el permiso y me apoya, no podría haber hecho nada.
Los vivos y los muertos
Cada vez me resulta más claro que no debemos quedarnos con las constelaciones familiares superficiales. Que debemos
incluir otras cosas, algo mucho más abarcativo, como para lograr una solución. Entonces se ve la grandeza de los muertos y
se ve que el reino de los muertos no tiene nada atemorizante, absolutamente nada atemorizante. Es perfecto y grande. Los
muertos son el gran reino, los vivos son algo pasajero. En el reino de los muertos descansa algo que es perfecto. A ese reino
los vivos se agregan más adelante. Cuando los vivos quieren hacerlo antes de tiempo molestan a los muertos. El derecho a
hacerlo corresponde en el momento correcto, no antes.
Conocimiento por compartir un alma común
Lo que transcurre en las constelaciones familiares es misterioso. Cómo es posible que personas completamente
desconocidas, que no tienen ni noción de la familia o de la persona que representan, repentinamente reaccionan como esa
persona y adoptan sus sentimientos y conductas e incluso sus síntomas corporales. Ahí debemos, creo yo, modificar en algo
nuestra visión del mundo.
También en la teoría filosófica del conocimiento o en la teoría de la comunicación existe el concepto de que el conocimiento
se basa en la comunicación. Sin embargo, aquí vemos que también hay otro tipo de conocimiento, un conocimiento que no
se basa en la comunicación sino en la participación. La pregunta es: ¿Qué es eso de lo que participamos?
He reflexionado mucho acerca de ello y lo que me parece más acertado es que participamos de un alma común. Aquello que
designamos como nuestra alma no lo debemos denominar así porque nuestra alma nos une a nuestra familia y más allá de
nuestra familia a una gran alma, así la llamo. En ella todos están unidos a todo, y con conocimiento. De allí tenemos ese
conocimiento compartido.
En las constelaciones familiares ese conocimiento adquiere peso. En los participantes, pero sobre todo en el terapeuta,
si lo permite. Eso es lo importante. Si el terapeuta mismo todavía sigue enlazado en la filosofía de que el conocimiento se
basa en la comunicación, y por lo tanto considera que en primer lugar debe formular muchas preguntas a cada uno antes de
comenzar a actuar, entonces perdió el contacto con esa gran alma.
Por esa razón el terapeuta renuncia a muchas de esas preguntas, incluso al comienzo. Y es que desde la imagen misma,
cuando el terapeuta también ingresa en ese campo de fuerzas, le llegan las comprensiones que necesita. Este trabajo
requiere que el terapeuta modifique por completo su forma de pensar.
Si ahora el terapeuta sigue con el concepto de que en primer lugar debe formular todas las preguntas para recién después
saber qué hacer, obstaculiza el campo de fuerzas en el que se encuentra. Tampoco recibe de los participantes toda la verdad
que es importante. Es decir, en primer lugar lo más importante es que el terapeuta se retenga, se sintonice con lo grande,
que confíe en el ordenamiento de la gran alma, que permita que lo guíe y que luego esté tan compenetrado con los
acontecimientos que paso a paso algo pueda salir a la luz.
Por ese motivo el terapeuta tampoco sabe qué es lo que resultará al final. Él simplemente acompaña los pasos tal como van
surgiendo. A veces son extremos, por lo que es posible que sienta miedo, por ejemplo si el cliente realmente morirá. Sin
embargo, incluso en ese caso el terapeuta no tiene miedo.
Si acompaña plenamente ese movimiento, a veces cambia de rumbo y trae una solución. Pero sólo cuando uno acompaña
plenamente a ese impulso y no frena antes de tiempo. Por ejemplo por lástima porque se piensa: "Bueno, intentemos
encontrar una buena solución a pesar de todo" aún cuando no la hay y uno quiere actuar sin estar totalmente en contacto
con la verdad de la situación.
Ayudar en sintonía
En las constelaciones familiares el terapeuta renuncia a la conducción. Se somete a un entorno mayor y entra en sintonía con
la familia con cuyos miembros trabaja. Ni bien ingresa en una constelación familiar como terapeuta está en sintonía con otro
sistema, a veces más, a veces menos.
Esta sintonía se logra cuando renuncia a toda intención personal, incluso a la intención de sanar y a la intención de torcer un
destino. Reconoce lo que en ese momento sale a la luz y lo que ocurre, sin intención y sin temor. Está bien que sea tal como
es, eso es muy importante. Por lo tanto el terapeuta encara aquello que surge sin temor, aún cuando parece grave, por
ejemplo que la vida de una persona esté en peligro o que una persona ya no quiera vivir. Lo mira y no lo quiere modificar.
Está en sintonía con ello, está de acuerdo con el destino del otro sea como fuere.
Para el terapeuta eso significa una limpieza interna de intenciones y también de conceptos de poder. Es un proceso muy
humilde. Sin embargo, ni bien se entrega a él de esa manera, reconoce hacia dónde algo se dirige eso surge repentinamente
como un rayo y tal vez vea una solución y una salida. Lo que le surge de esa manera lo dice, pero sin la intención de que
también se cumpla. Porque en esos procesos profundos, en los que se trata de vida y muerte, es posible ver que la solución
realmente asoma y que el cliente quizás por un tiempo también la acepta, pero a veces luego vuelve al destino que traía
hasta ese momento.
Es decir que la actitud del terapeuta aquí es completamente diferente que siguiendo una terapia con controles de éxito. Allí
se tiene la intención de controlar el resultado y reflexiona cómo lograr un determinado resultado. Aquí el terapeuta se
comporta de manera totalmente opuesta. Cuando alguien vuelve a caer en su destino, él, como terapeuta, está de acuerdo
con eso. Eso no tiene absolutamente nada que ver con reflexiones
acerca de que si estuvo bien o mal. Está en sintonía con ello, como sea que termine. Porque él no sabe si el destino que el
individuo elige o al que se somete no es, en realidad, lo correcto para él. Aquel que tiene una grandeza oculta que él no
vislumbra y por lo tanto no se atribuye el derecho de juzgar si está bien o está mal.
El proceso interno aquí es que de la multiplicidad de fenómenos y de todo lo que uno sabe se retire a un centro vacío.
Cuanto más dramático algo parece ser, cuanto más se trate de vida y muerte, tanto más necesario es que el terapeuta se
concentre en ese centro vacío. Cuanto más profundamente logre hacerlo, tanto más potencia tendrá lo que luego diga. Lo
que surge de ese centro tiene un efecto inmediato porque proviene de la sintonía con las fuerzas que sostienen.
La persona que se decide por las constelaciones familiares, con el correr del tiempo logrará esa actitud cada vez con mayor
profundidad. Realizando este trabajo y entregándose, el trabajo mismo lo llevará a ese centro. Por esa razón, para el
terapeuta necesariamente tiene un efecto purificador y al mismo tiempo enriquecedor. Está sin intención y sin temor, en
sintonía con lo pasajero y con el asentimiento incluso a la muerte. La muerte aquí no le produce miedo. Porque para él la
vida es una subdivisión de la existencia. Es decir, la vida no es lo más grande, sino la existencia, de la cual emerge la vida y a
la que vuelve a sumergirse. Con esa existencia está en sintonía y entonces puede trabajar de esa manera.
Detrás de la búsqueda de una causa a menudo está la idea de que fuera posible dirigir algo en retrospectiva. Incluso cuando
hay una implicación sistémica, a menudo se tiene la ¡dea de que sacándola a la luz, el paciente seguramente sanará como
consecuencia. Pero eso no es cierto. Eso aquí tampoco es lo importante en un primer plano. En las constelaciones
familiares no tengo intención, con excepción de querer sintonizar algo. Estar en sintonía a veces tiene un efecto sanador o
mitigante. Pero si configuro a la familia para que el paciente se cure, no estoy en sintonía. Y es que ni siquiera sé si eso
corresponde al movimiento de su alma.
Sentimientos propios y ajenos
PARTICIPANTE FEMENINA Yo me imagino, si yo debiera representar a alguien, que me sería imposible diferenciar. Pienso que
entonces en realidad siempre soy yo misma. Pero quizás eso no es importante.
HELLINGER Cuando uno entra en una constelación y lo hace estando centrado, uno siente igual que las personas ajenas. Lo
propio no está del todo desconectado, pero se puede partir de la base de que en la constelación uno siente lo mismo que las
personas verdaderas. A veces alguien también tiene sus síntomas, mientras esté participando. Desde ese punto de vista
entonces uno puede confiar en que siente como los otros.
Por lo contrario, cuando alguien en una constelación ha vivido esos sentimientos no los debe aplicar a sí mismo y decir: En mi
caso es así. Realmente debe distinguir entre ese otro sistema y el suyo propio. Es importante que a través de este trabajo
uno reconozca cuan fugaces son los sentimientos y cuan poco tienen que ver con nosotros, y cuánto tienen que ver con el
lugar que uno ocupa en una familia.
¿Cuan auténticos son los representantes?
PARTICIPANTE ¿Hasta qué punto esas personas que fueron elegidas al azar pueden reproducir una situación que
corresponde al mundo sentimental del afectado? HELLINGER Hace años que me pregunto cómo es posible. Para míes un
misterio.
Hay que despedirse de un concepto muy difundido, también de una teoría del conocimiento muy difundida de que nuestro
conocimiento se basa en la observación y, además, en la comunicación. Es decir que un hijo sabe de su familia sólo aquello
que le fue comunicado, y que ante el hijo sería posible ocultar algo en el sentido de que: si no se le comunicó nada, tampoco
lo sabe. Pero eso resulta ser una suposición errónea.
Detrás de ese tipo de conceptos se encuentra una imagen del alma. Que el alma en realidad está prisionera en mi interior y
que el alma del otro también está prisionera en él y que no nos podemos comunicar sin que yo le diga algo a su alma y él le
diga algo a mi alma. Como si nosotros, si no habláramos el uno con el otro, no sabríamos nada de nosotros. Sin embargo
vemos que ese no es el caso.
El alma es algo en lo que nosotros nos encontramos, de lo que nosotros participamos. La psicología opera en general con el
concepto que sólo se da algo a través de la comunicación. Por ese motivo el terapeuta también primero debe preguntar al
cliente, haber agotado todas las preguntas, y recién una vez que formuladas todas, está enterado. Hace un momento miré al
cliente y de inmediato vi: es un niño pequeño. Entonces ya no es necesario preguntar. La anamnesis posterior no hubiese
tenido relevancia, agregada a la simple mirada: ese es un niño pequeño en su duelo.
Pero más allá de eso nos damos cuenta: nosotros participamos de algo grande. No hay acceso a través de la psicología
tradicional. Sino que hay acceso cuando olvido lo que me he propuesto, lo que son mis conceptos y mis intenciones. Luego
me expongo a un entorno grande y de él surge conocimiento de repente, de inmediato, y se trata de conocimiento
vivenciado, tal como lo podemos ver aquí. En ese nivel totalmente diferente luego se dan comunicación, experiencia,
solución. Lo que cada uno trae de individual es
mínimo en comparación con eso que tenemos en común. Por esa razón, lo individual obstaculiza la constelación en general,
con muy pocas excepciones. Es decir, el concepto de individualidad para mí figura en letra pequeña, por así decirlo.
Representación y yo
PARTICIPANTE FEMENINA ¿Cómo se hace para delimitarse cuando uno estuvo representando? ¿Cómo uno se libera de la
energía?
HELLINGER Uno nunca está completamente en sí. En la propia familia uno jamás está completamente en sí, y cuando uno
debe representar a un miembro familiar de una familia ajena uno tampoco está completamente en sí. A veces es bueno
cuando, luego de la constelación, uno continúa por un tiempo en el rol del representante porque de esa manera uno puede
experimentar cómo uno debería sentirse en otra familia y cuan inestables son nuestros sentimientos. Lo que uno considera
estable en uno mismo en ese caso también lo experimenta sólo como inestable. Se puede ver lo rápido que los sentimientos
van cambiando en las distintas constelaciones. Cuando uno se hace a esa fluctuación, a ese ir y venir, de repente se siente en
casa en todos lados.
Pero en una constelación familiar también hay roles que son peligrosos. De éstos hay que salir rápidamente. Entonces ayuda
imaginarse que uno traza un círculo "mágico" alrededor de uno mismo, un círculo del cual nada puede salir y al cual nada
puede penetrar. Cuando uno estuvo fuera de ese círculo mágico porque fue configurado, uno a continuación regresa a ese
círculo mágico.
Pero hay un método aún más sencillo para eso. Uno se retira al centro vacío. Allí uno está unido y al mismo tiempo separado.
Este centro se siente liviano.
La prioridad de lo grande
En las familias a veces hay acontecimientos que en realidad son significativos. Pero cuando hay algo muy trascendente, por
ejemplo cuando una mujer murió en el parto, otros acontecimientos traumáticos o significativos en otro sentido pierden
peso. Una de las cosas grandes echa sombra sobre la otra. Por eso tampoco es necesario que yo busque encontrar la
totalidad, sino que me quedo con aquello que en el primer plano aparenta ser significativo.
También debe diferenciarse si algo se remonta a una experiencia personal o si tiene que ver con la dinámica sistémica. Si
alguien, por ejemplo, de niño pequeño tuvo que permanecer en una clínica y estuvo separado de la madre por largo tiempo,
se trata de un acontecimiento personal. En general los acontecimientos personales están subordinados a los
acontecimientos sistémicos. Es decir que primero miro a la familia como un todo, si hay implicaciones y si algo no fue
resuelto. En caso afirmativo trabajo primero con la familia y luego con el trauma personal.
Cuando hay un trauma personal muy destacado no comienzo con la familia. Eso sería una distracción. En ese caso trabajo
primero con el trauma. Uno se da cuenta de lo que debe ir en primer lugar. No es posible solucionar los acontecimientos
traumáticos a través de la dinámica sistémica y viceversa. Debe haber cierto juego ordenado.
Las implicaciones más trascendentes son las sistémicas. También son las más inconscientes. Es más fácil trabajar con las
dificultades personales que con las implicaciones sistémicas.
Una de las realidades
PARTICIPANTE Usted dijo que el terapeuta se coloca entre la realidad y el paciente. ¿Es la realidad o la realidad del paciente?
Dicho de otra manera: ¿Es muy posible que entre hermanos
se tenga distintas realidades de una misma familia y por ende también imágenes internas distintas? HELUNGER La
familia es una realidad. Pero dentro de la familia cada uno de los miembros cumple distintas funciones y desde las distintas
funciones perciben la realidad de forma diferente.
Por ejemplo, la persona que tiene la función de la víctima percibe la realidad de la familia de otra forma que una persona que
está liberada de esa función. Pero la imagen general es aproximadamente igual. No es posible diferenciar si una de las
imágenes es más objetiva que otra. ¿En definitiva, quién tiene una imagen objetiva? Sólo la vuelve a tener alguien que se ha
hecho una imagen. O sea, esa pregunta es irrelevante. La verdadera pregunta es: Qué es lo que tiene un efecto limitante o
un efecto enfermante y qué tiene un efecto sanador. Es posible ver eso en la constelación.
Por supuesto que hay diferencias. Si tanto un hombre como una mujer configuran su familia actual, cada uno lo hará de
forma algo distinta. Pero ahí tengo entonces una comparación. A menudo sucede que uno de los dos está más cerca de la
realidad. Digamos que él tiene más coraje, está más dispuesto a mirarle a los ojos a la realidad. Comparando las dos
constelaciones es posible ver quién tenía coraje y quién no lo tenía.
También es posible ver, cuando ambos configuran de manera totalmente diferente, que las reacciones de los participantes
son idénticas a pesar de todo, aun habiendo sido configurados de manera distinta. El terapeuta va con la dinámica que más
ayuda. Incluso cuando la familia no ha sido configurada en su totalidad, los representantes brindan suficiente información
como para ver dónde está el problema y dónde puede buscarse la solución. En ese sentido tiene algo que fluye. Tiene una
relación un tanto desenfocada, a veces bastante pronunciada, pero es suficiente para la solución.
Alguna vez escuché una frase de Werner Heisenberg que me impresionó mucho. Él preguntó: ¿Cuál es el opuesto de
claridad? Y el gran Heisenberg dijo: el opuesto de la claridad es la exactitud. Es una linda palabra. Aquí resulta que
trabajamos con claridad, pero sin exactitud.
Las interpretaciones limitan
PARTICIPANTE ¿Admite una constelación familiar una interpretación o simplemente debo dejarlo así? HELLINGER Una
constelación familiar admite varias interpretaciones. Pero en general son en detrimento del cliente. Porque una
interpretación limita. La constelación familiar es un suceso en múltiples niveles y si uno no la interpreta tiene más
oportunidades de actuar.
Con relación a partículas subatómicas se ha comprobado en la física que al observar detenidamente ciertas características
hay otras que pasan inadvertidas. Eso llega a tal punto que aquellas partículas en las que se observan determinadas
características ya ni muestran las demás características. En forma análoga vale eso también para la psicoterapia. Ni bien uno
observa algo detenidamente o lo define o lo interpreta, se le quita la apertura y la posibilidad de continuar desarrollándose.
Por esa razón los diagnósticos en la psicoterapia a veces son peligrosos.
Por ejemplo aquí yo no permito que nadie describa o explique detalladamente su enfermedad o su problema. La descripción
y la explicación del problema lo hacen más firme. Esto ahora no hay que verlo como instrucción como para no dar ningún
tipo de diagnóstico, pero vale la pena reflexionar acerca de ello.
El efecto en miembros familiares ausentes
Eso que las constelaciones familiares producen en los representantes, eso de que sienten como las personas que
representan, también actúa en la otra dirección. Lo que ocurre aquí también tiene un efecto en los miembros familiares
ausentes.
Cuándo detenerse
El terapeuta renuncia a lo superfluo. Ese es un principio importante en este trabajo.
Hace un tiempo alguien me escribió una carta en la que comparaba las constelaciones familiares con una obra de arte.
Cuando un pintor pinta un cuadro sabe cuándo está terminado y todo trazo adicional arruinaría el cuadro. Le roba fuerza y
también profundidad.
Uno sabe cuándo la imagen familiar está terminada, a saber en el momento en el que se percibe la máxima energía. Allí uno
interrumpe. Si todavía "falta" algo, el paciente lo sabe. Para comenzar puede orientarse hacia la nueva imagen de su familia.
Al hacerlo, su alma, después de un tiempo, también encontrará el camino a seguir.
Mirar hacía adelante con los padres
a las espaldas
Cuando uno ha hecho una constelación familiar y se ha logrado la reconciliación con los padres, los hijos giran y los padres
permanecen de pie a sus espaldas. Ya liberados de la carga, los hijos pueden avanzar hacia delante, los padres acompañan
con la mirada. Ese es un movimiento muy bello.
La consideración
Cuando un paciente o cliente estuvo en ese tipo de constelación, debe luego ser dejado en paz. No se le debe, por ejemplo,
preguntar cómo fue. Eso sirve para la curiosidad propia y con eso uno interfiere en el alma de la persona que ha trabajado. A
mí me parece grave hacerlo. Algunos terapeutas consideran que lo que yo hago aquí es malo. Que debería ser mejorado y
posteriormente repasado. Creo que eso es honroso, aquí no
quiero hacer reproches. Pero a menudo los pacientes están muy irritados por esa razón y el proceso que transcurre en el
alma es perturbado. Eso debería tenerse en cuenta.
Minimalismo
PARTICIPANTE ¿Cuál es la razón por la que en algunas familias las implicaciones se hacen sintomáticas y en otras no?
HELLINGER No lo sé. Si son activas y yo trabajo con ellas lo veo y busco una solución. Acerca de las demás no pienso.
Este es un trabajo muy humilde que se ocupa totalmente de lo que está más próximo, y que deja fuera de la mirada a todo
aquello que va más allá, un trabajo que no forma teorías y no pone grandes exigencias ni morales ni terapéuticas. Realizo un
trabajo humilde y luego me retiro. Eso en realidad es todo. A eso lo denomino minimalismo. Justamente por ser tan mínimo
tiene un efecto profundo, sin nada de parafemalia. Ese es el motivo por el que este trabajo es humilde, muy humilde en el
fondo.
La acción sigue al alma
PARTICIPANTE ¿Las constelaciones familiares también requieren un trabajo posterior?
HELLINGER La forma de preguntar implica que el terapeuta tiene el resultado en sus manos y que la debe tener en sus
manos. Porque entonces piensa en el trabajo posterior, como para llevar algo a un fin. Pero no lo tiene en sus manos. Yo
tampoco lo tengo en mis manos en una constelación familiar. Se llega a una solución si tengo suerte. Recién cuando uno
abandona la idea de tener el resultado en sus manos, las soluciones se muestran casi por sí solas. En ese caso algo sucede en
las constelaciones sin que el terapeuta necesite intervenir. Aquí se pudo ver con frecuencia.
A esto lo denomino psicoterapia fenomenológica. Aplica el método filosófico fenomenológico. Es decir, que uno se expone a
un fenómeno y a un contexto sin intervenir. Eso por ejemplo presupone que uno olvide lo que sabe. Que uno también olvide
sus experiencias, en gran medida, y que uno espere, centrado, hasta que del contexto se muestre un resultado o una
solución, como por sí sola. Eso uno lo puede inventar. Esa comprensión surge de otras profundidades y es obsequiada.
Si yo sigo a esa comprensión, algo se mueve de una manera especial. Pero yo no lo domino. En ese momento yo soy llevado
por otra fuerza que comparto. A esa fuerza yo la llamo alma. La persona que no está en conexión con esa alma es más
propensa a pensar que debe realizar un trabajo posterior. Sin embargo, a veces la necesidad de un trabajo posterior surge
como consecuencia de la sintonía con el alma, tanto del alma del cliente como también de la propia alma. En ese caso es
adecuado.
Cuando yo digo ciertas cosas, a menudo suena como una instrucción de cómo proceder. Algo sale a la luz y con respecto a
eso que sale a la luz en ese momento digo algo como una instrucción de procedimiento. Si alguien sigue esa instrucción
porque yo la dije, no está en contacto con su alma, sino que está en contacto conmigo. Eso a menudo fracasa.
Ese tipo de instrucciones hay que tomarlas como una imagen. Uno permite que se sumerja en la propia alma, luego espera
un tiempo hasta que el alma la tome a su manera. Recién entonces de la propia alma proviene la instrucción correcta. Puede
apartarse ampliamente de lo que yo dije. Eso no tiene ninguna importancia. Porque yo sólo di un impulso para que el alma se
ocupe de eso.
Dejar atrás la imagen de la constelación
El secreto del camino consiste en avanzar dejando atrás todo lo acontecido hasta ahora. Eso es válido sobre todo en el nivel
de la espiritualidad. Dondequiera que uno busca retener algo, se lo pierde. Cuando, por ejemplo, una persona tiene un sueño
revelador y dice debo recordarlo y anota el sueño, le ha robado la fuerza al mismo. Eso también es válido para las
constelaciones familiares. La imagen de la familia en una constelación sigue actuando cuando uno la deja atrás. Forma parte
de un movimiento y ese movimiento debe continuar. Incluso aquello que en la constelación aparece como solución es sólo
un primer paso. Sobre todo aún no se muestra la solución exacta. Porque en esa imagen aún actúa la influencia del alma del
terapeuta. Recién cuando la persona en cuestión deja atrás también eso, su alma encuentra aquello que es adecuado para
ella.
Efecto sin actuar
El terapeuta que se retiene es el que con mayor fuerza trabaja. No está inactivo. Tiene un efecto, aún sin actuar. Ese efecto
se da, no porque él no esté actuando, sino porque permanece centrado.
Es posible observarlo. Cuando yo como terapeuta considero que debería hacer algo y me retengo, me retengo centrado pero
de manera de mantener al cliente en la mirada, u olvidándolo centrado eso también existe entonces a él le llega la fuerza
que a mí me cuesta retener.
Cuando me inmiscuyo porque no aguanto aquello que está sucediendo, me estoy aliviando a mí, pero no estoy aliviando al
cliente. Porque entonces la fuerza que estoy poniendo en acción se le pierde al cliente.
El centro vacío
PARTICIPANTE Tengo la sensación de que siempre que hay una enfermedad realmente grave y tú hablas con la persona, en
primera instancia te retiras como si le preguntaras a tu intuición o a algo tuyo, o como si buscaras una imagen. ¿Podrías
comentar algo al respecto?
HELLINGER Sí, cuando no sé cómo proceder me retiro, eso es cierto, me retiro a un sector que está vacío. Mi cabeza no está
funcionando a máxima velocidad, al contrario. Me retiro a un sector vacío y espero. De esa forma tal vez me llega una señal o
una imagen, y entonces comienzo. Luego quizás me aparezca una imagen para el próximo paso, etc. También soy consciente
de que lo que estoy haciendo para mí no es transparente. Tampoco estoy seguro de que haya ayudado. Hago una prueba
según la imagen que me había surgido y luego vuelvo a retirarme.
Confío que en el alma del paciente algo se ponga en funcionamiento, quizás también por el hecho de que yo me retiro. A
veces algo especial se pone en movimiento cuando el terapeuta fracasa. Por ese motivo también encaro al fracaso con
tranquilidad. De esa manera el terapeuta permanece con los pies en la tierra y el cliente también, y tal vez algo sanador
pueda desplegarse desde el alma.
Lo esencial surge cuando uno lo espera. Al comienzo se muestra vagamente, a veces con precisión, y uno fluye con eso.
Luego vuelve a desaparecer y uno debe permitir que se vaya. Si uno lo retiene se convierte en algo que dificulta ver lo que
aparece a continuación. Es decir, que lo más importante en este trabajo es introducirse y permitir ser sostenido y confiar en
aquello que aparece. Así uno también percibe dónde hay más fuerza y dónde hay menos fuerza.