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mareo nos impulsa a corregir nuestra postura de inmediato para volver a lograr el equilibrio y la estabilidad. La conciencia

personal actúa de manera similar. Ni bien una persona se aparta de lo que vale en su familia y grupo, es decir cuando debe

temer que a través de su actitud peligra la pertenencia, tiene una mala conciencia. La mala conciencia, por resultar tan

desagradable, lo impulsa a corregir su conducta como para poder pertenecer nuevamente. Esa es la forma en la que actúa la

conciencia personal. Por supuesto que esa es sólo una de sus funciones.

La conciencia colectiva es una instancia que no tiene un efecto personal, sino que tiene un efecto colectivo, o sea que es una

instancia de la que participan varios miembros de la familia de la misma manera. Esta conciencia abarca a los hijos, los

padres, los hermanos de los padres, los abuelos, a veces algún bisabuelo y todas aquellas personas que sufrieron una pérdida

o un daño que significaron un beneficio para otros del sistema. Dentro de este grupo o de este sistema la conciencia

colectiva actúa como una instancia que se ocupa de que ningún miembro se pierda.

Por lo tanto, cuando uno de los miembros no es reconocido o es maldecido o se le olvida, esta conciencia se ocupa de que

esa persona más adelante vuelva a ser representada por otros miembros de la familia. Eso entonces se vuelve destino para la

otra persona, sin que lo sepa. Entonces, cuando la conciencia colectiva selecciona a un miembro de la familia como para

representar un miembro excluido, eso se vuelve destino para ese miembro sin que él mismo entienda las conexiones.

Ahora bien, si uno sabe cómo funciona esa conciencia colectiva inconsciente puede liberar a ese miembro de ese destino. En

ese caso uno integra a la persona excluida a la familia o al grupo, reconociéndole su dignidad. De esa manera ya no es

necesario que nadie la imite.

Le ruego que agregue algo acerca de las leyes que rigen un sistema familiar.

La conciencia personal

La conciencia personal consciente sigue tres necesidades. En rigor es incluso idéntica a esas necesidades.

La primera necesidad es la de la pertenencia. La conciencia vela por la pertenencia. Si yo hago algo que pone en peligro la

pertenencia tengo una mala conciencia que me lleva a cambiar mi actitud como para volver a pertenecer. La sensación de

inocencia aquí sólo significa: estoy seguro de tener el permiso para pertenecer. Y la sensación de culpa simplemente

significa: debo temer que he perdido mi derecho a pertenecer. Esa es la primera necesidad.

La segunda es la necesidad de compensar el dar y el tomar. Esta necesidad posibilita el intercambio entre los miembros de

un sistema. Dado que está ligado a la necesidad de pertenecer, en general se da de la siguiente manera: si yo he recibido

algo bueno, siento la necesidad de querer compensar. Pero dado que siento que pertenezco y dado que amo, doy un poco

más de lo que he recibido. La otra persona siente lo mismo, también da un poco más y de esa manera el intercambio va

aumentando. De esa forma la relación se va profundizando.

Sin embargo, esta necesidad de compensación también tiene un lado negativo: si alguien me hace algún daño, yo también

siento la necesidad de hacerle algo. Dado que yo siento que tengo razón al querer hacerle algo, en general le hago un poco

más de lo que él me había hecho. Luego la otra persona también siente que tiene razón al querer hacerme daño nuevamente

y así el intercambio aumenta en lo grave. Esa necesidad de justicia y venganza es tan fuerte que a menudo se sacrifica la

necesidad de pertenecer. Muchas disputas y conflictos, incluso entre pueblos, tienen que ver con esa necesidad de venganza

y justicia. Esa es la segunda necesidad de la conciencia personal.

La tercera necesidad es concerniente al orden, o sea que

sean válidas y se cumplan ciertas reglas de juego. La persona que cumple con ellas se siente perseverante; la persona que no

las cumple siente que por ello debe pagar un precio, por ejemplo un castigo. Esas entonces serían las necesidades

fundamentales de la conciencia personal consciente.

La conciencia colectiva

Las mismas necesidades son válidas en la conciencia colectiva inconsciente, pero de manera completamente diferente;

porque aquí no se trata de una persona sino de algo colectivo.

La conciencia colectiva tiene una necesidad de pertenencia para con todos los que forman parte. No es que un individuo

sienta esa necesidad, sino un colectivo. Es decir que si un miembro queda excluido esa conciencia trata de restablecer la

totalidad llevando a otro miembro a que represente a esa persona, tal como lo he descrito anteriormente.

Y, por supuesto, tiene, también, la necesidad de compensar. Porque lo que acabo de explicar también surge de una

necesidad de compensación. Pero esta conciencia no tiene compasión alguna hacia el miembro posterior elegido para

restablecer la pertenencia y la compensación, lo sacrifica en pos de la necesidad colectiva. Esta experiencia a menudo

también es transferida a Dios.

La tercera es una necesidad de orden, también completamente de otro tipo. Según ese orden, las personas que estuvieron

antes tienen prioridad ante las que vienen después. Por ese motivo los padres tienen prioridad ante los hijos, el hijo mayor

tiene prioridad ante el que nació en segundo lugar, etc. Siempre que es infringido ese orden, por ejemplo cuando un hijo se

inmiscuye en los asuntos de los padres, si por ejemplo quiere expiar una culpa de los padres, esa conciencia colectiva castiga

esa intención condenándolo al fracaso. Lo contradictorio y trágico de esto es que la conciencia colectiva elige a un miembro

que nació después para representar a

alguien que fue excluido antes, pero por hacerlo, lo condena al fracaso, porque infringe el orden de la prioridad de los que

llegaron antes.

Destino y libertad

¿Cómo ve usted en realidad la libertad del hombre? ¿El hombre es libre o es esa una ilusión?

Depende en qué contexto lo mire. Con relación a la conciencia personal puedo decidirme por esto o por aquello porque

tengo cierta visión, aunque también ella sea limitada. Con relación a la conciencia colectiva inconsciente en absoluto soy

libre, a no ser que haya aprendido a entender sus leyes. Esas leyes salen a la luz en las constelaciones familiares. Ese es un

método en el que personas ajenas son elegidas como representantes de miembros de una familia y luego ubicadas en el

espacio en relación entre sí. Repentinamente esas personas sienten lo mismo que las personas verdaderas, sin que las

conozcan. Es decir que existe un conocimiento que va mucho más allá de lo que consideramos comunicación común. En la

constelación familiar, por ejemplo, se puede ver que una persona debe representar a otra sin que hasta ese momento lo

haya sabido. De esa manera es posible averiguar, mediante ese método, los órdenes que sigue la conciencia colectiva

inconsciente.

Durante mucho tiempo en la psicología se supuso que experiencias personales, como por ejemplo alguna frustración, a nivel

personal puede inhibir o limitar de manera que ello se vuelva destino. Sin embargo, aquí usted nos está explicando algo

distinto. ¿Cómo se relacionan estas dos visiones entre sí?

Naturalmente quedamos marcados por lo que hemos experimentado. Pero el concepto de que por ello dejamos de ser libres

no es sostenible. Hay personas con un destino muy difícil que, a pesar de todo, lo manejan bien porque de lo ocurrido

sacan una fuerza gracias a la cual pueden hacer cosas que otros, que no han vivido tales experiencias, no pueden hacer.

Otros en cambio, habiendo vivido algo así, permanecen en el reproche hacia aquellos que lo han ocasionado o permanecen

en la actitud de exigir algo a esas personas. De esa manera se entienden víctimas. Pero una víctima en ese sentido no tiene

capacidad para actuar. Entonces, por supuesto, esa actitud se vuelve destino para esa persona, pero no porque ese destino

venga de afuera, sino porque la persona reacciona ante la situación desde el rol de víctima.

¿Para que la persona pueda sacar fuerzas del sistema familiar y dominar su destino debe, en primer lugar, reconocer

entonces qué es lo que actúa en ese sistema familiar? Primero debe reconocerlo.

¿Caso contrario es imposible liberarse?

Volviendo a referirnos al destino que surge de una implicación debemos preguntarnos si acaso alguien, al hacerse cargo de

ese tipo de destino bajo la influencia de la conciencia colectiva, deriva grandeza a través de la forma en la que se hace cargo.

Existe el concepto muy difundido de que nosotros merecemos la felicidad y tenemos derecho a tener una vida cómoda en la

cual todo se desarrolla de la manera que nosotros queremos. Ese es un concepto muy superficial.

Sin embargo, la grandeza humana es completamente diferente. Surge de la superación de, incluso, destinos difíciles.

Considerar que aquellos destinos que resultan de la acción de la conciencia colectiva inconsciente son solamente negativos

no es sostenible en mi opinión. Para eso el resultado es demasiado rico. Si no fuera así no existirían los grandiosos y también

los trágicos destinos que nos obligan a ver la vida de una manera distinta a la que nosotros anhelamos.

Vida plena

¿Cuál es, pues, el sentido de la vida?

El sentido de la vida es la vida misma, nada más allá. La vida superada tiene sentido. Sólo cuando nosotros no nos

enfrentamos con ella tal cual es, la vivimos como si no tuviera sentido. Por lo tanto, el sentido de la vida en gran medida

depende de aquello que cada individuo hace con lo que le es dado.

¿Y qué es una vida plena?

Una vida plena, diría, es una vida en la que yo me siento en sintonía con la realidad tal cual es. Es decir, cuando yo me siento

en sintonía con mis padres, tal como son, con mis ancestros, tal como son, con la cultura en la que vivo, tal como es, con mi

destino, tal cual es, también con mis limitaciones tal como son y con las posibilidades que tengo.

¿Escuchando esto se podría llegar a pensar que no es ni posible ni deseable desarrollarse más allá de la propia situación

dada?

La situación contiene el germen para generar el desarrollo. Si yo lo veo y me entrego al movimiento que resulta de él, mi

situación siempre tiene posibilidades de desplegarse.

Pero a veces se dice: hay un demonio interno, un hilo colorado, una suerte echada para cada ser humano. ¿Cómo puedo

hallar mi sino interno?

Cada uno experimenta que tiene una tarea específica, una capacidad especial. Podría decirse que cada uno canta su propia

canción. Cuando puede cantarla se siente bien y pleno. No es tan fácil encontrarla, pero hay ciertos indicios. Cuando yo me

propongo conseguir algo bajo cualquier concepto y detecto un obstáculo, y si entonces me detengo y me reoriento hasta

saber en qué dirección puedo desplegarme para que

sea adecuado para mí, entonces las circunstancias me han indicado una dirección que a mi me corresponde.

Replanteando la pregunta: ¿cómo se logra una decisión correcta?

Lo que es correcto se va dando. La sabiduría, por ejemplo, no es otra cosa que la capacidad para discernir lo que funciona y

lo que no funciona, lo que para míes correcto y lo que no lo es. De vez en cuando también lo que para otros es adecuado y lo

que no lo es. Se orienta de manera integral. Es decir, uno se expone a una situación y repentinamente siente: dónde está la

fuerza, qué es adecuado, qué es lo que debilita y qué es lo que no es correcto.

Sin embargo, a veces surgen deseos y miedos. Los miedos nos debilitan a pesar de que podrían ser algo adecuado, y los

deseos nos llevan en una dirección que no es la adecuada.

Ese tipo de miedos y deseos no proviene del alma. Cuando una persona está en sintonía, no tiene miedo. Cuando una

persona está en sintonía tampoco tiene deseos. Está en sintonía y está conforme, sea lo que sea. Por esa razón también

puede encarar una situación difícil, y cuando se trata de una situación feliz para ella no es otra cosa que una situación

habitual, por estar en sintonía.

Lo que usted menciona aquí me recuerda un estado espiritual en el que, en mayor o menor medida, estoy libre de los

acontecimientos externos. Sin embargo, eso no es un estado que, como humanos, tenemos comúnmente. Es el resultado de

un trabajo. ¿Cómo logramos ese tipo de estado?

Hay una suerte de camino espiritual que se retira de la vida, por ejemplo cuando sólo meditamos o nos retiramos de la vida

como si ya hubiese llegado a su término. Los suicidas tienen la misma actitud. Sienten que ya vivieron la vida y por ello la

vida les da igual. Eso no es espiritual. Espiritual es

asentir a la vida tal como es, la vida común con sus tareas, con sus ganas, con su dificultad, tal como es. Eso es espiritual, eso

es sintonía. No lo otro donde uno, por así decirlo se aleja de lo común.

¿Es imprescindible pertenecer para vivir una buena vida?

Uno debe pertenecer para sentirse bien, pero hay distintas maneras. O sea que yo puedo sentir la pertenencia a mi familia.

En ese caso me siento cuidado en la familia. Esa pertenencia es muy íntima. Sin embargo, si permanezco allí, luego de un

tiempo mi desarrollo se verá entorpecido. Si yo no reconozco los valores de otras familias, si por ejemplo un hombre se casa

con una mujer en cuya familia rigen valores diferentes y él no reconoce esos valores, el matrimonio fracasará. Es decir que es

necesario ampliar los límites de su pertenencia. El hombre, entonces, en cierta medida debe apartarse de su familia. Y así se

va desarrollando.

Aquel que está unido a la totalidad está, al mismo tiempo, unido y solo.

Destino y fe

¿Es posible liberarse del destino a través de la fe en la religión, a través de la fe en una realidad más elevada?

Mucha fe en Dios refleja el efecto de la conciencia colectiva inconsciente, y refleja también el efecto de la conciencia

personal. Por eso la limitada experiencia personal es exagerada y transferida a Dios. Ese tipo de fe tiene un efecto grave. En

las religiones existe, por ejemplo, el concepto del elegido, y existe el concepto del excluido. Por lo tanto, en la mayoría de las

religiones hay santos, que son elegidos, y hay reprobos. Eso refleja lo que la conciencia personal hace con nosotros cuando

discrimina quién puede pertenecer y quién no. Aplicar ese discernimiento en el ámbito de la familia es válido e importante

porque mantiene unido a ese grupo, pero transferido

a la totalidad tiene efectos muy graves. Todas las guerras religiosas surgen de ese discernimiento que para el

iluminado, que observa con atención, no es sostenible.

Por el contrario la conciencia colectiva inconsciente refleja algo completamente distinto, a saber, el hecho de que nadie

puede quedar excluido y que cada exclusión tiene graves consecuencias. Por ese motivo, la diferenciación entre buenos y

malos tal como se la aplica en las religiones tiene efectos devastadores en el alma del individuo. Eso lo demuestra el hecho

de que en las familias religiosas a menudo es necesaria una oveja negra que muestra el aspecto negado y que desenmascara

la sustentabilidad de la hegemonía de los buenos.

En algunas religiones místicas uno encuentra el concepto que mediante una entrega a Dios es posible liberarse porque así

uno se olvida de sí mismo. ¿No es ese un camino para poder superar el destino?

Para mí no lo es. Entregarse a esa sensación: si me entrego totalmente estoy libre psicológicamente está relacionada con la

necesidad de sentirse inocente. Y desde el sentimiento la inocencia no es otra cosa que decir: estoy seguro de poder

pertenecer.

Aquí el movimiento del hijo hacia la madre y hacia el padre, que se sienta cuidado, aquí es transferido a la religión. Para mí

eso no es admisible. Lo religioso es traído a lo humano y es interpretado desde allí.

¿Pero destino no es simplemente una cuestión de cómo me siento en la vida, si me siento libre y en armonía? En ese caso da

igual por qué razón es. ¿Si me siento muy cuidada en el regazo de Dios, entonces tengo una buena vida y he superado mi

destino?

Esa es una sensación infantil. La persona que se entrega a ella sigue siendo un niño y no se hace adulto. Para superar la vida

es necesario tener coraje para asumir una culpa, es decir el coraje para apartarse de lo que dicta la conciencia: porque

la conciencia siempre vuelve estrecho. Al imponernos aquello que en nuestro grupo es válido debemos excluir a otros que

adhieren a otros valores. Por esa razón la conciencia siempre tiene un efecto separador. En las religiones tiene precisamente

ese efecto de que algunos se consideran los acertados y consideran a los otros los equivocados. Por lo tanto, para lograr

estar en sintonía con una realidad mayor que anula estas diferencias, debemos trascender los límites de la conciencia y

dejarlos atrás. Para mí eso sería religión.

Destino y alma

¿Cree usted en la evolución de la conciencia; que los seres humanos se van moviendo hacia una conciencia global más

elevada?

Yo observo que el alma busca progresar, o sea que en la vida humana existe un desarrollo. Si por ejemplo miramos la

conciencia personal consciente, es más joven que la conciencia colectiva inconsciente. Es el resultado de un desarrollo

posterior. También el hecho de que sea posible llegar a comprensiones acerca del trabajo conjunto que realizan estas dos

conciencias es un progreso. Son movimientos del alma en el sentido más amplio los que lo hacen posible. Cuando una

persona se pone a disposición de esos movimientos es arrastrada hacia adelante en dirección a algo más grande.

¿Qué es el alma?

El alma, en latín anima, es aquello que hace posible lo animal, o sea lo que da vida a lo vivo y hace posible la vida. Esta alma

no es algo individual, algo que cada individuo posee, sino que cada individuo participa de esta alma. Para mí esta gran alma

es la que guía la evolución. La evolución es guiada por algo sabio y eso es el alma. Aquel que es capaz de entregarse a los

movimientos del alma tiene la posibilidad de progresar. Sin embargo, a menudo nuestra vinculación con las

dos conciencias nos cercena los movimientos del alma y es necesario aclarar y purificar para poder percibir los profundos

movimientos del alma y poder seguirlos.

Cuando una persona reconoce una implicación, ¿está libre o no?

No, no está liberada. Creer eso sería soberbia. La implicación consiste sobre todo en que yo soy arrastrado a los destinos de

otras personas que han vivido antes que yo sin que yo lo sepa. Cuando yo descubro la implicación, por ejemplo a través de

las constelaciones familiares pero también de otra forma, yo puedo salirme de ella, pero sólo parcialmente. Porque esta

separación es un proceso de purificación y éste es parte de mi vida. Por lo tanto la idea de que me puedo liberar totalmente

de ella es una ilusión. Porque yo me pregunto: ¿qué hace una persona cuando es totalmente libre? Está suspendida en el aire

y no tiene ningún beneficio. Sin embargo, tomando conciencia de que uno forma parte y entregándose a ese proceso y

vivenciando esa purificación uno logra sentirse feliz.

No nos hace libres en ese sentido pero nos hace más grandes.

INTRODUCCIÓN

Este capítulo muestra lo que ocurre en las personas que se niegan a tomar su vida o su felicidad, es decir qué es lo que en

ellos se opone a la felicidad y a la capacidad de tomar la vida. Y muestra lo que les hace posible tomar la vida.

Lo que se opone a tomar la vida y a ser feliz es sobre todo la conciencia, porque con frecuencia nos transmite una sensación

de inocencia cuando estamos dispuestos a sufrir por otros sin que para estos eso realmente signifique un alivio ni les sirva. A

la inversa, a menudo nos sentimos culpables cuando tomamos la vida y somos felices. La vida plena y feliz por tanto es un

logro del alma.

La felicidad

Hay personas que persiguen la felicidad porque creen que deben atraparla. Entonces tienen anteojeras a la derecha y a la

izquierda y corren y corren. Pero la felicidad les pisa los talones y no puede pasarlas porque están persiguiendo la felicidad.

A un paciente que luego de la quimioterapia está bien Abre la mano y libera la felicidad. Y cuando viene y golpea,

simplemente abres la puerta. Pero también puedes dejar la puerta abierta. En ese caso la felicidad puede ir y venir como le

plazca y quizás se sienta como en casa contigo.

A otro paciente Ahora tú estás bien, también podría haber terminado mal. Cuando podría haber terminado mal y terminó

bien uno se inclina humildemente ante la felicidad diciendo: "Gracias por haber venido." Y así uno la toma sin necesidad de

hacer algo. Se le da cobijo mientras permanece y cuando desea irse uno se lo permite, también con humildad. De esa forma

se logra paz en el alma. Esa entonces es una felicidad serena. Tú irradias esa felicidad serena, por ejemplo en tu familia. En

los rostros de los demás verás si irradia.

Formas de vívenciar la felicidad

Cuando una persona hace un buen trabajo, cuando logra algo bueno y aquello que hace tiene efecto, se siente feliz. A esa

felicidad uno la vive como plenitud. Es independiente de lo que nosotros llamamos sensación de felicidad. Tiene algo de

esencia de ser, algo pleno. Hace feliz aún cuando en otros aspectos nos encontramos en una situación grave en la cual no

somos felices.

Luego existe la sensación de regocijo. Eso también es felicidad. Puedo sentirla en compañía de otros, pero también

independientemente de ellos. Esa sensación de regocijo surge cuando he tomado a mis padres, y eso como un todo, tal

como son. La persona que toma a sus padres de esa manera comprueba que todo lo bueno que ellos tienen fluye desde ellos

hacia su propio interior, y que todo aquello que ella temía o negaba queda afuera. La persona que logra esto siente cómo se

incrementa su sensación de felicidad.

El camino de la felicidad

PARTICIPANTE Creo que a los perros dormidos no hay que despertarlos ni tampoco necesariamente desenterrarlos.

HELLINGER Quizás lo que está enterrado allí sea un tesoro. Si uno no comienza a cavar no se sabrá si se trata de un perro o

de un tesoro.

Hay que saber que cada uno es feliz en sus problemas. Es una felicidad muy profunda porque en la desgracia se siente unido

a otros y siente que pertenece. La felicidad, por su parte, hace que uno se sienta solo.

Si yo transito el camino de la felicidad debo desprenderme de algo y eso provoca miedo. Pero siguiendo ese camino logro

llegar a un nivel superior. En él estoy unido a algo más grande, pero estoy desligado de muchas otras cosas y de lo más

estrecho.

Autorrealización y perfección

Perfección es un concepto que pesa. En la espiritualidad la perfección es un concepto que pesa. En los conventos la

aspiración de lograr la perfección es el más alto ideal. En su forma secular existe la aspiración de lograr la perfección también

en la psicoterapia, por ejemplo la aspiración de analizar a fondo. Cuando uno ha sido analizado a fondo es perfecto. También

el ansia de autorrealización es aspirar a la perfección. A veces, al observar a una persona que supuestamente ha logrado su

autorrealización se ve que para esa persona autorrealización significa vivir a costas de otros.

Sin embargo, yo he descubierto algo acerca de la verdadera perfección. El primer paso es aclarar todo con uno mismo. Eso es

lo primero. Hay muchos que están internamente desgarrados. No están satisfechos consigo mismos. Profundizando es

posible ver que ellos han desterrado a su madre o a su padre de su corazón, o incluso a ambos. En ese caso están cercenados

del manantial de su vida. Cuando una persona está cercenada de su madre o de su padre tiene sólo la mitad de la fuerza

vital, y si sólo tiene la mitad de la fuerza vital se vuelve depresivo.

La depresión es una sensación de vacío, no de tristeza. Tener una sensación de vacío significa que falta la madre o el padre.

En ese caso sólo la mitad del corazón está colmada.

La depresión desaparece y la persona está bien consigo misma cuando respeta y ama a la madre y al padre. Cuando eso se

logra, se lo vive como una gracia. Eso no puedo simplemente proponérmelo como si yo lo pudiera digitar. Cuando se logra,

se lo vive como un regalo. En ese caso el sentimiento primario sube a la plenitud y el regocijo y la depresión pasó.

Bien, ese es el primer escalón de la perfección. El segundo escalón de la perfección se logra cuando todos aquellos que

pertenecen a mi sistema tienen un lugar en mi corazón. Pertenecen los abuelos, los tíos y tías, todos aquellos que

han hecho lugar para mí, los excluidos, todos aquellos que han tenido un destino grave, los despreciados y todos los otros

que también puedan pertenecer. Aún con una sola persona excluida me siento imperfecto. Cuando todos están en mi

corazón me siento perfecto. Esta perfección verdadera tiene un efecto maravilloso. En el instante en el que la logro me

siento al mismo tiempo pleno y libre.

Sanación y gracia

PARTICIPANTE Anteriormente, cuando estaba allí adelante, tenía la sensación de que la verdadera y exacta historia que se

despliega allí en el frente no es lo que importa tanto sino que importa más bien la sensación de la persona que está

trabajando. Que trata de solucionar su destino. ¿Hay algo de verdadero en eso?

HELLINGER Sí. Todo está dirigido hacia una solución. Si entremedio hay algo que está mal o bien no es importante. Ni bien

nos enfocamos hacia la solución llegamos a ella, aunque sea transitando algún desvío.

PARTICIPANTE De manera que quizás sanación es algo completamente distinto a lo que a menudo creemos. Tengo la

sensación que de se trata de leyes que se hacen visibles aquí, leyes que solamente comprendemos parcialmente, y que hay

algunas cosas que quedan totalmente sin ser aclaradas. Me parece que en algunos casos la sanación es imposible de

escudriñar.

HELLINGER Para míes imposible de escudriñar. Pero hay una diferencia importante en tener en la mirada a la sanación, sobre

todo a la sanación física, o tener en la mirada el que algo se ordene en un sistema. Si ello se logra surge una sensación de

felicidad y de liberación. Eso es, en realidad, a lo que yo apunto en una primera instancia. De allí luego también tiene un

efecto en el cuerpo, un efecto mayor o menor. Cuando uno ve a pacientes que se enferman o que se suicidan

por amor a su familia y cuando luego ellos logran liberarse de esa presión, encuentran una contención muy distinta a la

anterior dentro de la familia. Si ya antes estaban dispuestos a morir ahora, estando contenidos, muestran una disposición no

menor, en caso de que la enfermedad los lleve a ello. Pero ahora encaran la enfermedad de otra manera. La salud ya no es el

bien más preciado.

Muchos médicos y enfermos se comportan como si la salud fuese el bien más preciado. Pero no lo es. O como si la vida fuese

el bien más preciado. Tampoco lo es. El alma mide con otros parámetros. Permitiendo que a la par de la salud también el

estar enfermo sea significativo y grande y que morir en el momento apropiado sea significativo y grande, es posible tratar a

la enfermedad y la muerte con más serenidad.

El proverbio filosófico más antiguo de occidente pertenece a un tal Anaximander. Heidegger ha escrito un largo tratado

acerca de ese dicho y ha sondeado sus profundidades. La traducción más conocida de ese proverbio dice: "De donde las

cosas tienen su origen, hacia allí también deben retornar en su ocaso, siguiendo la necesidad; porque deben pagar una

reparación y ser juzgadas por sus injusticias de acuerdo al orden del tiempo".

Significa: La persona que retiene su vida más allá del tiempo comete un pecado frente al Ser. Fluimos con la corriente de la

vida y con la corriente de la muerte. Esa es la gran sintonía. Dentro de esa corriente se dan tanto la gracia y la sanación como

el estado de enfermedad y la muerte. Así entonces tenemos otra actitud frente a la vida y la muerte.

Los límites de la conciencia

Aquello que normalmente describimos como conciencia es un sentido interno, similar a nuestro sentido del equilibrio,

mediante el cual percibimos en un grupo cómo debemos comportarnos como para pertenecer y qué es lo que debemos evitar

para no poner en peligro nuestra pertenencia. Tenemos una conciencia buena o tranquila cuando cumplimos con las

condiciones necesarias para pertenecer. Tenemos una mala conciencia cuando nos apartamos de las condiciones necesarias

para pertenecer.

Las condiciones que rigen el derecho a pertenecer varían de grupo en grupo. En una familia de ladrones hay que obrar

distinto para pertenecer que, por ejemplo, que en una familia del pastor de una iglesia. En ambas familias los hijos tienen

una buena o una mala conciencia en comportamientos completamente diferentes.

Por ello, para muchos lo moral es aquello que en nuestra familia es válido y amoral es aquello que en nuestra familia no es

válido. Es decir que el contenido proviene totalmente del sistema.

Lo curioso es que desde la conciencia buena o tranquila nos arrogamos el derecho de dañar a otros por ser diferentes.

Cuando una persona se remite a su conciencia en general es porque tiene la intención de hacerle algo a otra persona. Si yo

soy bueno y quiero hacer el bien no es necesario remitirme a mi conciencia. Eso realmente es curioso.

Por esa razón el verdadero bien es algo más allá de la conciencia y se requiere el coraje de ir más allá de la conciencia como

para hacer el verdadero bien. El verdadero bien significa que le sirve a muchas personas y que también reconoce como

válidas las diferencias de otros grupos y otros sistemas o de otras religiones.

Pero también existe una instancia superior. Ella actúa más allá de la conciencia que acabo de describir. Actúa cuando

nosotros estamos en sintonía con algo más grande. A veces vivenciamos la acción de esa instancia en una constelación

cuando repentinamente todos los participantes están en paz, como en sintonía con algo más grande. O cuando una persona

se da cuenta de que está llamado para algo que no puede eludir. Si no lo llegara a hacer, algo en su alma se quebraría. O si

hiciera

una determinada cosa que en un primer plano fuera considera correcta también se quebraría algo, en su alma. Lo que

actúa aquí también es una conciencia. Es una conciencia superior. Está muy cercana al Ser, a lo esencial.

En ese contexto quisiera referirme una vez más a la conciencia. El movimiento peligroso que aquí se insinuaba y que se

mostró claramente en el padre, esa atracción hacia los muertos por amor, es un movimiento de la conciencia. Porque detrás

actúa la idea: si lo hago, pertenezco. Por ese motivo, el movimiento hacia la muerte está unido a una profunda sensación de

inocencia. Esa inocencia, a pesar de la agradable sensación que produce bajo la influencia de la conciencia, es enemiga de la

vida. Es posible ver cuan importante es que cada individuo pueda detectar esto para luego enfrentar ese anhelo de inocencia

y pasar a otro nivel, en el que aquello que es o que fue puede quedar atrás. Que por ejemplo se pueda dejar a los muertos

donde están y donde quieren estar. Con frecuencia eso viene acompañado de una sensación de culpa. Esa sensación se debe

o se puede encarar si de ese mismo movimiento uno extrae la seguridad de que permanecer con vida también es inocencia,

quizás incluso una inocencia mayor que seguir a un muerto. Eso se puso de manifiesto aquí en este movimiento.

En ese contexto quisiera decir algo más acerca de otra conciencia, la conciencia colectiva que no sentimos. En las

constelaciones familiares salen a la luz las leyes que rigen esa conciencia. Esa conciencia abarca un determinado grupo de

personas que voy a nombrar para aquellos que todavía no saben cuáles son. Son los hijos, los padres, los hermanos de los

padres, los abuelos, alguno o alguna de los bisabuelos y todos aquellos que han hecho lugar para el beneficio de algún

miembro del grupo, por ejemplo parejas anteriores de los padres o abuelos. Eso es ese grupo. Es regido por una conciencia

común. Esa conciencia determina que ningún miembro de ese sistema puede perderse. Si entonces bajo la influencia de la

conciencia personal, que es la que ha traído al mundo la diferenciación entre el bien y el mal, si entonces alguien de la

familia es expulsado o excluido u olvidado, bajo la influencia de esa conciencia colectiva otro miembro de la familia es

destinado a representar al excluido, como para reparar la situación, por así decirlo.

Esa conciencia sigue, además, otra ley que dice que aquellos que estuvieron antes tienen prioridad ante aquellos que

vinieron después. Es decir, los padres tienen prioridad ante los hijos, el primogénito tiene prioridad ante el que nació en

segundo lugar, etc. Ahora, si alguien transgrede esa prioridad, si, por ejemplo, un hijo intenta hacer algo por sus padres que

no le corresponde, por ejemplo pagar por la culpa de sus padres o si, por ejemplo, como se mostraba en esta familia, el hijo

mayor se siente responsable por la madre y cree que es su deber sostenerla en lugar de que ella lo sostenga a él, entonces

constituye una infracción contra esa conciencia colectiva.

Esa conciencia colectiva es implacable. Castiga esa soberbia mediante fracaso o ruina. A pesar de que lo que un hijo hace en

un caso así lo hace por amor y por lo tanto según la conciencia personal vale como inocencia, para la conciencia colectiva

constituye una culpa grave y sufre el castigo correspondiente. Todas las tragedias familiares o las tragedias en general

resultan de la contradicción de esas dos conciencias. El héroe en la tragedia, con la conciencia tranquila, comete una

infracción contra la conciencia colectiva, y por ello sucumbe. Por esa razón, no solamente debemos desligarnos de la

conciencia personal sino también de la conciencia colectiva respetándola por un lado y alejándonos por el otro. Eso

solamente es posible si la persona está en conexión con fuerzas más profundas, y esa es el alma profunda. El alma en su

profundidad, la profundidad a la cual podemos retirarnos alejándonos de todas esas diferenciaciones, la profundidad de la

que luego cobramos la fuerza para la acción orientada a la solución.

Culpa e inocencia

La culpa existe en diversos contextos y se percibe de diferentes maneras. La culpa más pesada es que nuestra conducta

ponga en peligro nuestra pertenencia a la familia de origen. Es decir, el miedo ante la exclusión es la sensación de culpa más

pesada. Dado que la sentimos con tanto peso nos lleva a hacer algo como para recuperar la pertenencia o como para

preservarla. Esta culpa tiene algo que ver con la vinculación de origen. La conciencia vela para que no perdamos la

pertenencia, y cuando hacemos algo que pone en peligro la pertenencia, la conciencia reacciona y nos impulsa a que

modifiquemos nuestra conducta de manera tal que volvamos a tener el permiso para pertenecer. Esa es una de las formas

de la culpa. Cumple una función social importante. Está al servicio de la relación y de los vínculos.

Luego hay una segunda forma de culpa. Tiene que ver con la compensación entre dar y tomar. Cuando recibo un regalo de

una persona, siento que le debo algo. Eso que recibí no me deja tranquilo hasta que no devuelva algo equivalente. A ese tipo

de culpa lo percibimos como obligación. "Yo te debo algo", solemos decir. Si yo no obedeciera a esa sensación de obligación,

la otra persona se sentiría con derecho a reclamar. El reclamo es la sensación de inocencia que corresponde a la culpa

percibida como obligación. El reclamo es una sensación de soberbia. Hay muchos ayudadores que disfrutan del derecho a

reclamar. Por ello no aceptan nada de aquellas personas a las que ayudan. O sea que en este contexto la culpa es vivida

como obligación y la inocencia como Independencia de obligación o como reclamo.

Luego hay acuerdos, reglas para la convivencia. La persona que cumple con esas reglas se siente concienzudo. Esa también

es una sensación de inocencia. En este contexto la culpa es percibida como transgresión de una regla. Pero este tipo de culpa

no se vivencia muy profundamente, comparada

con la culpa que tiene que ver con los vínculos y con la culpa relacionada con la compensación entre dar y tomar.

Eso entonces es el primer plano de culpa. Es la culpa consciente y la inocencia consciente.

Sin embargo, también hay una culpa inconsciente, cuando una persona se arroga algo. Por ejemplo, cuando los hijos se

arrogan asumir alguna responsabilidad por los padres. En ese caso ellos actúan como los grandes. Muchos pacientes hacen el

rol de los grandes frente a sus padres, como si fueran responsables por los padres y como si actuando así se pudieran hacer

cargo de algo de éstos. En este caso lo curioso es que por un lado esto se vive como inocencia porque el hijo lo hace por

amor. Eso aquí sería la inocencia.

Pero hay un orden oculto contra el cual el hijo comete una infracción. Se coloca por encima de una persona que tiene

prioridad frente a él. La culpa en ese caso es el atrevimiento, la soberbia. Cuando se trata de un asunto grave, el hijo se

castiga con la necesidad de fracaso y ruina. Es decir que aquí hay una culpa que no es percibida como tal por parte de la

persona que la asume. Sin embargo, a través del efecto se pone de manifiesto que esa persona se comporta como alguien

que ha asumido una culpa grande. Este tipo de culpa es el trasfondo de muchas enfermedades graves. Ese tipo de culpa es el

que el terapeuta debe tener en cuenta muy especialmente.

Al querer ayudar a un paciente, el terapeuta debe cuidarse de no elevarse por encima de los padres del paciente, como si

fuera mejor padre o mejor madre o incluso la pareja más comprensiva. Si lo hiciera, por su soberbia el terapeuta expiaría,

junto con el paciente, fracasando en su gestión.

La paz

Debemos permitir que luego de un tiempo la culpa quede en el pasado. Retener la culpa a veces es soberbia. Luego de un

tiempo la paz debe reinar para todos.

Sobrevivir la supervivencia

He observado que muchos conciudadanos judíos que sobrevivieron por haber emigrado a tiempo, luego vivían como si

estuviesen en el campo de concentración. Completamente acorralados, por lealtad hacia las víctimas que perecieron.

Muchos sobrevivientes ya no toman la vida porque consideran que no la merecen de cara a los muertos. A veces también

niegan su condición de judíos y quieren distanciarse de la misma. Sin embargo, internamente se solidarizan con ella

profundamente.

También he observado que algunos sobrevivientes judíos tienen los mismos sentimientos que los perpetradores. También

ellos niegan su origen y el hecho imaginario comportándose vehementemente como cristianos. Sus padres o abuelos

recibieron el bautismo, luego se convirtieron en cristianos ejemplares y con ello negaron la comunidad de destino de la que

provienen. Eso tiene un efecto grave.

Tomar sin soberbia

Detrás de ello actúa una dinámica curiosa. Tiene que ver con las experiencias que tenemos en las relaciones humanas

comunes. En nuestras relaciones tenemos la necesidad de pagar por un obsequio recibido dando algo a cambio. O sea,

cuando yo recibo algo también doy algo y, a la inversa, si yo doy algo el otro también me da algo. Tomar y dar

alternativamente es la base del intercambio en nuestras relaciones humanas. Sin esa necesidad de compensación tampoco

habría intercambio. Pero luego transferimos esa necesidad de compensar a contextos en los cuales no es admisible, por

ejemplo a nuestra relación con el destino o con Dios.

Entonces, si una persona se salva gracias a una situación providencial, tal como fue el caso de los familiares de esta paciente,

más adelante siente la presión de tener que pagar

por ello en lugar de tomarlo como un regalo. A pesar de que en ese contexto debería parecer absurdo, es mucho más fácil

pagar por la salvación que tomarla como un regalo inmerecido.

Es difícil tomar regalos inmerecidos, sólo se puede hacerlo con gran humildad. En el fondo ni siquiera uno debería

agradecerlos porque el agradecimiento de por sí ya vuelve a ser una soberbia. El agradecimiento adecuado en realidad

consiste simplemente en tomar, tomar sin soberbia. Es ese caso el regalo es soportable. Este paso de querer pagar a tomar

humildemente es también una renuncia al control, porque aquel que paga el destino a tiempo considera que de esa forma

también lo controla. Tomar sin dar es un paso grande y exige lo último, mucho más que el sufrimiento. En este contexto vale

la frase: "Sufrir es más fácil que solucionar" y "Es más fácil soportar la desgracia que la felicidad."

Soldados y guerra

PARTICIPANTE FEMENINA Pienso que casi todos los hombres que estuvieron en la guerra son asesinos. HELLINGER No, eso es

algo completamente diferente. En las familias existe el bien más preciado de la pertenencia de todos. En las familias se

considera que la vida es sagrada y se la protege. Es necesario proteger la vida. Esa es la dinámica dentro de la familia.

En un grupo grande la vida no es respetada de la misma manera, por ejemplo en un Estado, cuando está en apuros y lucha y

va a la guerra, sin importar si ésta es justa o injusta. En tiempos de guerra, se defiende al grupo propio y se ataca al otro. Los

soldados que combaten en esta guerra están a merced de una maquinaria que ellos no pueden manejar. No pueden decir:

"Quiero" o "No quiero". Son arrastrados para formar parte.

En esta lucha las vidas individuales no cuentan. Pero si

además ocurren crímenes, es otra cosa. Eso sí cuenta. Pero no para los soldados. Eso no hay que mezclarlo. La consigna

"Todos los soldados son asesinos" es loca. Porque las personas que dicen eso están vivas porque otros murieron de esa

manera. Caso contrario ellas también estarían muertas. Para nadie es tan sencillo salirse de este debate.

Asentir a la patria

Formamos parte del tejido de nuestro pueblo y de sus destinos. No podemos ni debemos huir de esa situación. Eso es muy

importante. La política de albergar a los refugiados de guerra es un arma de doble filo. Por un lado está bien y es necesaria

por el otro lado destruye algo en el alma de muchos. Más adelante pagan por ello, por ejemplo a través de fobias y angustias

y enfermedades graves. La persona que encara la situación de que comparte el destino de su pueblo, aún siendo éste muy

difícil, en su alma está en paz y tiene fuerza.

Muy a menudo ocurre que miembros de un pueblo quieren huir ante el destino de su pueblo emigrando a otro país. Aquí

pudimos ver qué consecuencias puede tener esa actitud. Daña el alma y de vez en cuando al cuerpo. Parte de la grandeza

humana es que una persona no solamente asienta a sus padres sino también a su patria. Que esté dispuesta a conllevar el

destino de su patria el tiempo que sea necesario.

Hay otras situaciones, por ejemplo hambrunas, durante las cuales antiguamente la gente emigraba. Eso por supuesto es

legítimo. Pero es una herida profunda y también se vive como tal. El hecho de que otros pueblos se defiendan ante los

fugitivos que se niegan a asumir responsabilidad en su patria, también es legítimo. ¿Cómo querrán asumir una responsabilidad

aquí cuando en su casa no lo hacen? A menudo se ve que cuando retornan a su patria se los trata como enemigos, y eso

con razón. Se negaron a conllevar el destino por más difícil que haya sido y sea.

Cuando yo trabajo con un cliente así no solamente lo amo a él sino también a otras personas, por ejemplo aquellos que

quedaron atrás. Veo al individuo como miembro de su grupo, y los que soportan el destino tienen mi compasión especial, no

aquellas personas que huyen de él.

Lo que he dicho sólo es válido con muchas limitaciones pero se debe tener en cuenta.

La bendición

Parte de nuestra condición de humanos es que aprendemos de errores. Hasta cierto punto es lícito que nuestros errores

afecten a otros porque ellos también aprenden de nuestros errores. A veces pensamos haber cometido un error grave y más

adelante se manifiesta que fue una bendición.

La nueva vida luego de una salvación

Cuando una persona es rescatada de un peligro fatal, su vida vuelve a comenzar desde el principio. La vida anterior terminó,

casi hubiera terminado, y entonces muchos reaccionan comportándose como si hubiesen muerto en aquella oportunidad.

Sobre todo cuando se agrega el hecho de que muchas personas fallecieron al mismo tiempo en esa situación.

Para el terapeuta es importante que junto con el cliente vuelva a esa situación, y que el cliente tome allí la salvación y la vida,

con humildad, como un regalo. Y que la retenga, incluso de cara a las muchas personas que fallecieron en aquella

oportunidad. Cuando se trata de situaciones relacionadas con la guerra es una intervención significativa, una

imagen significativa, mediante la cual los terapeutas a veces pueden ayudar.

Observando las reacciones de los afectados es posible ver que para ellos con frecuencia es más fácil, hubiera sido más fácil,

morir que sobrevivir. La cuestión es si en ese caso el terapeuta tiene derecho a volver a traerlos, por así decirlo, o si actuando

de esa manera no se opone a un movimiento interno del alma del cliente. No lo sé, pero lo menciono como para tenerlo en

cuenta. En una situación así ayuda configurar también a los muertos. Las reacciones de ellos a menudo manifiestan qué es lo

adecuado.

PARTICIPANTE Lo que dices acerca de la salvación me llega mucho. A veces ocurre que uno debe la salvación a una persona y

luego el salvador considera que la vida salvada le pertenece a él. ¿Cuál sería el orden aquí, de manera que se pueda

agradecer y que, sin embargo, la vida le pertenezca a uno mismo?

HELLINGER La mayoría de las salvaciones ocurren siguiendo un impulso instintivo. Cuando un niño cae al agua, de inmediato

hay alguien que salta detrás de él. Lo hace impulsado por un instinto. Impulso instintivo aquí significa estar al servicio de

fuerzas mayores.

El agradecimiento

Cuando una persona ha corrido peligro de muerte y fue rescatada a menudo trata al destino o lo que está detrás del destino

como si fuera un émulo. Normalmente sucede que en una relación, por ejemplo entre hombre y mujer, cuando uno da y el

otro lo toma aquel que ha tomado se siente presionado hasta que él también da algo. Es decir, la necesidad de compensar es

irresistible y en las relaciones sirve para el intercambio. Sin esa necesidad de compensación, en nuestras relaciones tampoco

habría intercambio.

Sin embargo, a menudo ocurre que esta necesidad de compensar es trasladada a una dimensión en la que la compensación

es imposible y al mismo tiempo inadmisible, es decir al destino y a Dios. Significa que si una persona fue rescatada de una

situación en la cual su vida corría peligro, por ejemplo si tuvo un accidente y salió con vida, a menudo se comporta como si

fuera el elegido del destino o de Dios. Quizás se vuelva orgulloso y diga: "Yo lo logré" o algo similar. La persona que se

comporta de esa manera corre peligro.

Y hay otros que se comportan como si ahora debieran pagar al destino. A continuación se limitan en su vida y viven menos

que antes. Para ellos la solución sería que tomaran la salvación como un regalo grande e inmerecido. Es cierto que de esa

manera también ellos sentirán una presión, pero esa presión, en lugar de impulsarlos a compensar la salvación mediante

limitaciones y sacrificios, les da la fuerza para hacer algo bueno y hermoso.

La compensación

Los sistemas tienen una profunda necesidad de compensar dentro del sistema. Esta necesidad con frecuencia va más allá de

los límites trazados. La necesidad de compensar está al servicio de la relación. Por ejemplo, si en una familia el marido hace

algo bueno por su mujer, ella está bajo la presión de compensar. Por esa razón ella también hace algo bueno por él, pero

dado que lo ama el bien que le hace es un poco mayor que el que él le había hecho a ella. Luego él siente la presión, también

le da algo más de lo bueno y de esa manera la alianza de necesidad de compensar y amor lleva a un intercambio cada vez

mayor. Esa es la base de la felicidad en una relación. Por esa razón la necesidad de compensar es tan importante. Sin

embargo, esta necesidad mantiene su importancia sólo dentro de ciertos límites. Cuando alguien es salvado de la muerte,

por ejemplo, en general tiene la necesidad de compensar.

Es decir, comienza a pagar por la salvación, por ejemplo con una nueva enfermedad. A veces, incluso, alguien paga

suicidándose. En ese caso al destino se lo trata como a una persona a la que se pretende mantener afable y a la que se le

paga.

Muchos también hacen lo mismo con Dios. Hay religiones enteras que se basan en ese concepto de que hay que compensar

algo. Sólo una vez compensado queda todo bien. ¡Qué concepto de Dios es el que hay detrás, que hay que pagar para que

Dios haga algo! Eso realmente es totalmente absurdo.

Sucede algo similar en la compensación a través de las generaciones. Si por ejemplo los padres han cometido un crimen, los

hijos comienzan a pagar, aún cuando la culpa no es de ellos. O hay otros que exigen que los hijos ahora comiencen a pagar la

culpa de sus padres, como si pudieran hacerlo. Pues bien, aquí es necesario trazar límites y luego de un tiempo la

compensación debe acabar.

Muchas guerras se originan porque en retrospectiva, a veces después de cientos de años, se procede a una compensación,

algún tipo de injusticia que ocurrió antes, y en ese caso se producen nuevas injusticias y así continúa. La paz se establece

cuando lo pasado puede quedar en el pasado.

Eso también es un tema importante en las constelaciones familiares. Recuperamos algo pasado para luego permitirle partir.

Luego ya no se debe volver sobre él. Algunas personas, cuando tienen la solución en mano, miran una vez más hacia atrás,

hacia el problema. Así es fácil perder la solución.

El olvido

Una vez que uno ha sido rescatado vuelve a dejar lo grave atrás. Se lo olvida. El olvido es un arte muy sublime y es una

disciplina espiritual muy sublime. Luego de un tiempo uno olvida y mira a las pequeñas cosas delante de los ojos y delante de

los pies.

Tampoco uno debe permanecer con los muertos, sino que hay que volver a la vida cotidiana.

Alguna vez escuché que una mujer había fundado una orden para enfermos terminales. Era curioso, en esa orden siempre

reinaba la alegría. Resulta que tenían una reglamentación: jamás se hablaba de enfermedades. Por algo es.

PARTICIPANTE FEMENINA En uno de sus libros usted habla de olvido espiritual. Es un concepto que me da mucho para

pensar y me pregunto ¿por dónde va el camino, cómo lo hago?

HELLINGER Todo lo que es espiritual es una gracia. También el olvido.

El regalo

Cada día es un regalo y uno lo trata como un regalo, incluso de cara a la muerte. Eso es humilde, y de allí surge fuerza. Del

agradecimiento, de ese tomar como un regalo, un regalo inmerecido, de allí surge fuerza.

Ser y tiempo

Parecería como que las cosas adquieren una cierta cualidad a través del tiempo. Aquello que ha perdurado más tiene

prioridad ante aquello que perdura menos. Gracias al tiempo, lo anterior adquiere cierta plenitud. Eso en realidad es una

contradicción con respecto al espíritu del tiempo ("Zeitgeist") pero yo lo explico en una historia. La historia se titula:

La plenitud

Un joven preguntó a un anciano:

¿Qué te distingue a ti, que pronto dejarás de ser,

de mí,

que aún seré?

El anciano dijo: Yo he sido más.

Bien es verdad que un día joven,

que llega,

parece ser más que el viejo,

ya que el viejo antes que él ya ha sido.

Pero también él, aunque esté por venir,

sólo puede ser lo que era,

y será más,

cuanto más tiempo haya pasado siendo.

Como lo hizo antes el viejo,

también él asciende al principio

bruscamente hacia el mediodía,

alcanza su cénit antes del pleno calor

y permanece, así parece,

un tiempo en la cúspide

hasta que

cada vez más cuanto más tiempo pasa,

y como si su peso creciente lo arrastrara,

se inclina profundamente hacia la tarde

y alcanza su plenitud

cuando,

al igual que el viejo,

ha sido del todo.

Pero aquello que ya fue

no está acabado.

Permanece

porque ha sido,

actúa

aunque ya fue,

y a través de lo nuevo que le sigue

aumenta.

Como una gota redonda

de una nube que pasó,

aquello que ya fue

se hunde en un mar que permanece.

Sólo aquello que nunca llegó a ser algo,

porque sólo fue soñado

pero no vivido,

pensado

pero no realizado,

y fue desechado,

pero no como precio por haber escogido,

pagado,

esto ha pasado,

de ello no queda nada.

El Dios del Tiempo Justo,

por lo tanto, se nos presenta como un joven

que lleva un mechón delante

y una calva detrás.

Por delante podemos asirlo por el mechón.

por detrás, sólo agarramos el vacío.

El joven preguntó: ¿Qué debo hacer, para llegar a ser lo que tú ya has sido?

El anciano dijo: ¡Sé!

INTRODUCCIÓN

Este capítulo contiene tantas declaraciones fundamentales acerca de la relación de pareja que es posible leerlo como un

compendio sobre los Órdenes del Amor entre hombre y mujer. Por tanto forma parte de la serie de libros que he escrito

acerca de las relaciones de pareja: "Lograr el amor en la pareja. La terapia de pareja de Bert Hellinger", publicado por

Johannes Neuhauser, y "Wir gehen nach vorne. Ein Kurs für Paare in Krisen" ("Vamos hacia delante. Un curso para parejas en

crisis").

Hombre y mujer

La base de la relación de pareja es la diferencia entre hombre y mujer. La mujer, para hacerse mujer, necesita un hombre. Y

el hombre, para hacerse hombre, necesita una mujer. Porque ser hombre sólo tiene sentido cuando también hay una mujer.

Y ser mujer sólo tiene sentido cuando también hay un hombre y cuando ambos se complementan. Un hombre quiere una

mujer porque como hombre le falta la mujer. Y la mujer quiere un hombre porque como mujer le falta el hombre. Por ese

motivo, la buena relación de pareja comienza con el reconocimiento de que uno necesita del otro y que desde ese

reconocimiento cada uno permite que el otro le regale lo que a él mismo le falta. El hombre permite que la mujer le regale

aquello que, por ser hombre, le falta. Y la mujer permite que el hombre le regale lo que a ella, por ser mujer, le falta. Por ello,

la culminación del amor en el sentido elemental se logra partiendo del mutuo reconocimiento de las carencias y de la

disposición de regalarle al otro aquello que le falta y de tomar de él aquello que a uno mismo le falta. Esa es la base de toda

relación de pareja.

Ese intercambio se ve en peligro cuando uno de los miembros de la pareja actúa como no teniendo necesidad alguna y

dejando frustrado al otro expresando, por ejemplo: veremos qué es lo que necesitas, quizás te lo daré. Eso destruye la

relación de pareja porque constituye la herida más profunda de todas, cuando uno queda frustrado con sus necesidades y el

otro actúa como si no tuviera necesidades y como si él no lo necesitara.

El bajo continuo en el concierto barroco del amor en la profundidad siempre suena de igual manera: te amo, te tomo; te

tomo como hombre y me doy como mujer; te tomo como mujer y me doy como hombre. Esta consecución es muy humilde.

Todo logro adicional y todo tipo de intercambio surgen partiendo de esa base.

Dar y tomar en la relación de pareja

Las relaciones de pareja prosperan cuando hombre y mujer se reconocen como diferentes y, al mismo tiempo, equivalentes.

Si se miran cara a cara como pares.

Y la relación de pareja prospera por el intercambio entre dar y tomar. Cuando uno da, el otro lo toma, gracias a su amor

agrega algo a aquello que ha recibido y lo regresa. Y el otro agrega algo más, porque ama, y regresa eso. Y de esa manera, a

través del intercambio en el cual tiene lugar una compensación continua a la que se agrega algún incremento, prospera la

relación de pareja.

Pues bien, si en una relación de pareja uno de los miembros debe dar más, si de él se pretende que de más de lo que recibe,

la relación está en peligro. Así el amor se va enfriando. Cuando, por ejemplo, en un matrimonio uno de los miembros estuvo

casado antes y tiene hijos del primer matrimonio, los trae a ese nuevo matrimonio y pretende que la otra parte ahora se

ocupe de los hijos a pesar de no sean los propios, ese miembro de la pareja entonces tiene que dar más

de lo que recibe. Se espera de él que de más de lo que recibe. De esa forma la igualdad de nivel y el equilibrio están

perturbados. En ese caso sólo hay un camino: debe restablecerse el equilibrio. Se restablece cuando aquel que ha esperado

más del otro admite con reconocimiento aquello que ese otro da. Es decir, cuando se aleja de la exigencia "Tú me lo debes"

pasando a reconocer "Yo te debo a ti". Y cuando lo admite y reconoce con amor. Eso entonces puede resultar en una

compensación.

En la relación de pareja la compensación también es necesaria en lo grave. Es decir, la necesidad de compensar no la

tenemos solamente en las buenas sino también en las malas. Cuando uno lastima al otro, por las razones que sea, el otro

tiene la necesidad de también lastimarlo a él. Y debe hacerlo, caso contrario el equilibrio está perturbado. Pero, en ese caso,

se lastima con amor, es decir uno lastima un poco menos que el otro. Luego el intercambio en lo bueno puede volver a

comenzar. Esos serían algunos pequeños secretos para una relación de pareja lograda.

Intercambio y amor

El intercambio en una pareja se basa en dos necesidades. Una de ellas es la necesidad de compensación, la otra es la

necesidad de amor. Es decir, que cuando uno de los miembros de la pareja da algo al otro con amor, el otro lo toma. Dado

que tiene una necesidad de compensar, le devuelve al otro algo equivalente. Pero, dado que además lo ama, le devuelve un

poco más de lo que había recibido de él. Luego en el otro ocurre lo mismo. Devuelve, pero por amor, devuelve un poco más.

De esa manera, a través de la unión de las dos necesidades de compensar y de amar, el intercambio y la felicidad se

incrementan. Ese es el sencillo principio fundamental de la felicidad.

El futuro

La fuerza plena

Esta mañana un amigo me contaba que Joseph Campbell dijo que cuando un hombre o una mujer se encuentra con la pareja

adecuada él o ella inmediatamente saben: Ahora me encuentro con mi futuro. Esa es una linda palabra.

El futuro es aquello que inevitablemente viene hacia nosotros: aquel que ha comprendido el futuro está atado. Él nos toma

prisioneros.

Ánimusy ánima

Una mujer que ha tomado su madre no necesita un ánimus. Toma a un hombre.

Un hombre que ha tomado a su padre no necesita un ánima. Toma una mujer.

Lo masculino y lo femenino

El hombre que sigue a lo masculino, ante sí mismo se sabe bueno. Pero a lo femenino quizás le parezca irregular y extraño.

Pero si el hombre siguiera a lo femenino lo sentiría como una traición a sí mismo y como culpa. A lo femenino, no obstante,

le parece como inocencia y bien. El hombre que sigue a lo femenino se enajena de sí mismo, pero sin lo femenino quedará

solo y a medias.

La conciencia masculina es diferente a la conciencia femenina, y la culpa e inocencia masculinas son diferentes a la culpa e

inocencia femeninas. Lo que para lo femenino es bueno puede que sea dañino para lo masculino. Cuando lo masculino no

puede imponerse debe separarse o resignarse. Pero también puede asentir al límite y a través de la renuncia se hace uno con

algo más grande y de esa manera actúa.

Quiero decir algo acerca de la fuerza. Cuando un hijo mira a sus padres y solamente a sus padres, tal como lo hace en su

calidad de hijo, se siente débil. Ante cualquier exigencia por parte de los padres a ese hijo, él se siente completamente a

merced de ellos.

Para los padres se da el caso inverso. Si sólo se miran a sí mismos y luego al hijo se sienten débiles. Se sienten pequeños.

Cuando el hijo detrás de los padres ve a los abuelos y a los bisabuelos y a los tatarabuelos y muchos más, y mira a lo lejos de

donde fluye la vida, ve a los padres entrelazados en algo más grande. De esa manera, ese hijo puede tomar todo lo que

venga de los padres porque así no lo toma solamente de ellos, lo toma desde muy atrás, desde donde proviene. Así

entonces, no es importante cómo son los padres. Aquello que fluye a través de los padres siempre es claro y puro y grande y

completo.

Si los padres miran hacia atrás y ven de donde viene la vida, de cuan lejos, y se ven dentro de esa corriente, frente a los hijos

son fuertes, pero no en el sentido de tener que hacer algo o de querer hacer algo, sino que se sienten parte de esa corriente.

De esa forma al hijo le resulta más fácil tomar todo de los padres, porque ellos también se sienten parte de esa corriente.

Luego, cuando el hijo crece, quiere casarse, cuando siente la necesidad de una relación de pareja íntima y entonces mira

solamente a la pareja, se siente débil y desvalido. Y el otro miembro de la pareja, cuando mira a su pareja, también se siente

débil y desvalido. Ahora, si cada uno ve cómo él y ella forman parte de la gran corriente y cómo el deseo de formar una

pareja está conectado con la corriente de la vida, y cuando siente cómo esa corriente fluye a través de él y de ella, si se miran

desde ahí no se ven solamente a sí mismos. No se miran sólo como hombre y mujer con la idea: Ahora forjamos nuestra

felicidad. ¿Qué significa? Cuando ven que se encuentran en medio de esa corriente crecen más allá de sí mismos. En ese

caso tiene relativamente poca importancia cuál es la forma de ser de cada uno de los miembros de la pareja. Ambos se

encuentran en la corriente de la vida. Así uno no se mira únicamente a los ojos, uno mira a través de todo hacia lo lejos y se

siente sostenido. Cualquier cosa que luego ocurra en la relación de pareja es soportable.

El beso

Hay dos formas de tratar las desigualdades. La manera de hacerlo aparece en el cuento del príncipe sapo. El sapo tiene una

apariencia fea, pero es un rey oculto. Así, uno puede arrojar el sapo a la pared como sucede en el cuento, y en ese caso la

mayoría de los sapos mueren. O uno puede besar al sapo, tal como lo hace Papageno en la Flauta Mágica con la

aparentemente fea Papagena. Por tanto, el beso transforma tanto al hombre como a la mujer en seres hermosos.

Unidad y diversidad

La palabra unidad solamente resulta comprensible cuando hay algo que es diverso.

Sin diversidad no existe unidad dado que la unidad es aquello que abarca y une lo diverso. La imagen más hermosa de unidad

de lo diverso es una pareja. Porque es difícil imaginarse algo más diverso que un hombre y una mujer. En todo sentido son

diferentes y, sin embargo, relacionados el uno con el otro.

Creo que esa es una imagen que representa el todo de la naturaleza, que lo diverso actúe en conjunto formando una unidad,

algo grande. El cosmos o la tierra o la naturaleza son una unidad de lo diverso. Cuando uno incluye eso en la mirada es

posible inferir cómo se logra el amor en una relación de

pareja: cuando lo diverso continúa siendo diferente y, no obstante, se fusiona constituyendo una unidad. El reconocimiento

de la diversidad crea esa profunda unidad y es precisamente la diferencia, e incluso lo contradictorio que así se vive, lo que

actúa de manera creativa.

En el preciso momento en el que las diferencias y diversidades son niveladas resulta ya no una unidad sino una uniformidad.

Pero eso tiene poca fuerza creadora. Únicamente lo contradictorio con su tensión genera lo nuevo y lo tercero. Esa es la

razón por la que en una relación de pareja es tan importante que el hombre siga siendo hombre, aún cuando a veces a la

mujer no le agrada que los hombres sean diferentes. Y a la inversa, que la mujer siga siendo mujer, aún cuando a los

hombres a veces no les agrade que las mujeres sean tal como son.

Dado que el hombre es diferente de la mujer y que la mujer es diferente al hombre, en algunas relaciones aparece el afán de

nivelar esas diferencias luego de un tiempo, cuando el hombre quiere llevar a la mujer a su lado para que se vuelva tal como

es él, o cuando la mujer quiere llevar al hombre a su lado para que él se vuelva tal como es ella. Eso por un lado es más

cómodo, pero después de un tiempo a la relación le falta la tensión y la fuerza. Por ello yo abogo por mantener la diversidad

y cultivar las diferencias.

Cómo se logra el amor

El amor se logra de varias maneras, y estas maneras están relacionadas entre sí. El fundamento para el amor entre hombre y

mujer, para que se logre, es el amor del hijo a los padres y de los padres al hijo. Cuando hay dificultades en una relación de

pareja a menudo tienen que ver con que aquello que prepara para el amor en las parejas aún no ha sido solucionado. Porque

ocurre que en la relación de pareja buscamos lograr aquello que quizás no hemos logrado en el amor hacia nuestros

padres. Pero no se logra si en primer lugar no comienza a fluir el amor hacia los padres.

Hay algo más para tener en cuenta si se quiere lograr el amor. El amor se logra temporariamente. Es una fase en un todo

mayor y aspira a consumarse. La consumación del amor es la despedida al final. El amor en una pareja, a través de las

desilusiones que a veces trae y a través de las crisis que a veces trae, es una preparación para la despedida. Si desde un

principio en el amor se vive también la despedida, el amor adquiere algo valioso con cara a esta despedida. Precisamente

porque es limitado. Eso también hay que verlo.

Por ese motivo, encaramos a las crisis en una relación de pareja con tranquilidad y calma y las tratamos con tranquilidad y

calma. En ese sentido espero que encontremos buenas soluciones, tanto con respecto a la relación entre hombre y mujer

como también entre hijos y padres, y con respecto a un todo más grande en el cual está inserto este amor y en el que más

adelante encuentra su consumación.

La mirada a lo tercero

Cuando comienza la relación de pareja el hombre y la mujer se miran. Están mutuamente relacionados. Pero sólo mirarse

entre sí no dura en el tiempo. Entonces, juntos, hay que mirar a otra cosa, a algo que va más allá de la relación misma, de

manera que se vaya emprendiendo algo juntos. Lo más grande que una pareja puede emprender son los hijos, por supuesto.

Los hijos colman la relación de pareja. Donde eso no es posible lo que se hace en común se dirige a otra cosa creativa y

productiva. A través de la mirada en común hacia adelante también crece la relación entre los miembros de la pareja.

La relación de pareja está inserta en la celebración de la vida, de lo vivo, en el proceso de lo vivo y está al servicio de todo

ello. Así es posible encarar todas las exigencias que se les vayan presentando a la pareja con más calma.

Lo que comúnmente designamos como felicidad a menudo es algo conocido que se repite. Sigue un concepto. La otra

felicidad surge de la sintonía y también puede estar acompañada de gran sufrimiento, de esfuerzo, de crisis, de desilusión.

Sin embargo, en lo profundo tiene algo muy tranquilo y calmo y grande. Lo que comienza con esa felicidad fútil, a través de

las circunstancias se va trasladando, paso por paso, a esa otra felicidad.

En nuestra sociedad a menudo se escuchan comentarios despectivos como que luego de un tiempo la pareja pierde el envión

del comienzo. Pero lo que ocurre en realidad es que se van acercando más a la realidad, dejando atrás los sueños, y que a

través de esa realidad crecen, crecen internamente. Eso tiene una fuerza diferente a la que tenía el concepto con el cual la

pareja comenzó su relación.

La relación de pareja tiene prioridad ante la paternidad

La relación de pareja tiene prioridad ante la paternidad. Es verdad que la relación de pareja está orientada hacia la

paternidad, pero la paternidad es la continuación de la relación de pareja. Por esa razón el hombre obtiene de su amor hacia

la mujer la fuerza para ser padre. Y cuando ama a los hijos, en los hijos también ama a su mujer y a la inversa.

La mujer tiene la fuerza para ser madre porque sabe que el hombre está a su lado, y toma de él la fuerza para dirigirse a los

hijos. Eso se logra cuando en los hijos ella ama al hombre, cuando su amor hacia ellos es la continuación de su amor hacia el

hombre. Y los hijos se sienten felices cuando en ellos sus padres se aman mutuamente. Los niños jamás son más felices que

cuando experimentan a sus padres como pareja. En ese caso se sienten verdaderamente felices y confortados.

Pero esa no es la única fuente que a los padres les posibilita estar para sus hijos. Otra es la necesidad de pasar aquelio

que han recibido de sus padres. En lugar de restituírselo a sus padres algo que evidentemente no pueden hacer lo pasan

a sus hijos.

Órdenes en una familia ensamblada

PARTICIPANTE Cuándo uno de los miembros de la pareja o ambos estuvieron casados anteriormente y hay hijos de

relaciones previas, ¿en ese caso cuál es el orden? HELLINGER Lo primero es que la pareja anterior sea respetada. Los

argumentos que se dirimen por la separación, por ejemplo, que el hombre era excéntrico, por supuesto que son

superficiales. En general esas son excusas que uno se dice a sí mismo. Porque si la mujer no hubiera amado al hombre no se

habría casado. Lo que realmente lleva a la separación en general está oculto.

No importa cuál haya sido la razón para la separación, la solución pide que se respete a la pareja anterior. Porque todos los

seres humanos son buenos en igual medida, por más extraño que suene. A pesar de que muchos confirman esto

continuamente, en la práctica pareciera que es muy difícil de cumplir. Todos los seres humanos son igualmente buenos. Es

cierto que son diferentes, pero son igualmente buenos.

Alguno que se separa dice: Yo soy mejor, y el hombre o la mujer no es tan bueno/a. Ese es el primer gran error. Es cierto que

son diferentes, pero equivalentes en la especie a la que representan. Cada uno representa algo especial que no está a su

alcance poder modificar.

Muchas parejas intentan convencer al otro para que pase a su lado, intentan hacerlo igual a sí mismos. Eso no funciona, eso

está condenado al fracaso. En definitiva uno se casó con él porque es tal como es. Por ese motivo hay que dejarlo que sea tal

como es. Sólo una vez que es tal como es y tiene el permiso de ser así tal cual es puede también desarrollar su

potencial, sus aptitudes, su destino particular que regala al otro. Esa es la base para el desarrollo.

En el caso de una separación debe lograrse este reconocimiento: Yo te respeto tal como eres, y así también me parecías

bien; yo te amé así y así te sigo amando. Sea cual sea el motivo de la separación, éste no debe ser trasladado a la esfera de la

culpa, ni en la pareja ni en uno mismo. Porque lo que lleva a una separación a menudo es un secreto que nosotros no

vislumbramos. Eso tiene mucho que ver con el pasado. Cuando uno sabe acerca de ese tipo de contextos también puede

reconocerlo.

Cuando el hombre es respetado y cuando la mujer es respetada, los hijos también se sienten respetados. Porque aquel que

rechaza al hombre o aquel que rechaza a la mujer, también rechaza al hombre o a la mujer en los hijos. Eso para los hijos es

muy oprimente. También allí es necesario reconocer: tu padre y yo somos uno tan bueno como el otro para ustedes y uno

tan adecuado como el otro para ustedes, cada uno a su manera especial. De ese modo los hijos pueden asentir a sus talentos

particulares y también a su destino y de esa manera ganan fuerza. También para el hombre es importante que lo reconozca,

que los hijos son los correctos porque tienen ese padre y esa madre, ambas cosas a su manera especial. En ese momento

todos están aliviados.

Cuando comienza una segunda relación, los hijos retoman aquello que quedó pendiente de la relación anterior y se intenta

encontrar una solución. Pero esa solución es instintiva y ciega. Consiste en que un hijo imita a la pareja anterior sin que ese

hijo se de cuenta de ello.

Si por ejemplo un hijo de una segunda relación debe imitar a la anterior pareja de la madre, para la madre no es un hijo sino

una pareja. Para el padre tampoco es un hijo sino un rival. Sólo una vez que el primer hombre haya sido respetado, el hijo

sale de esa implicación y vuelve a ser hijo. Por esa razón también es tan importante que el hombre le diga: "Tú

perteneces aquí, yo aquí soy el padre. Lo demás lo arreglan tus padres. Tú no tienes nada que ver con ello." De esa manera el

hijo queda aliviado.

Esas entonces serían algunas leyes para tener en cuenta para lograr una segunda relación o también una tercera relación.

Existe el ideal muy difundido: el matrimonio es algo de por vida y debe mantenerse de por vida. Es algo grande, cuando se lo

logra, de eso no hay duda. Merece nuestro respeto. Pero hoy en día tenemos tantas más posibilidades de mirar

profundamente, de ver lo que ocurre en la profundidad de las almas y también tanto más comprensión de lo que transcurre

allí, que no hay que lamentar la situación tal como se da actualmente. No nos corresponde lamentarla y medirla con el otro

como un ideal y quizás condenarla. Eso no va.

Hay algo más para tener en cuenta: El hijo que representa a una pareja anterior a veces tiene una tendencia a desarrollar

neurodermitis o también asma. Eso está relacionado con que necesita la bendición de la pareja anterior. Esa bendición

ocurre automáticamente cuando esa pareja es respetada. Esto con respecto a los órdenes en familias complejas.

PARTICIPANTE Usted hablaba de hijos del segundo matrimonio que pueden representar a parejas anteriores. ¿Hasta qué

punto es posible que un hijo de un primer matrimonio que es llevado a una segunda relación adopte ese papel? HELLINGER

Por supuesto. Ese hijo representa al padre o a la madre excluido. Si por ejemplo el hijo es adjudicado a la madre, el hijo en la

nueva relación representa al padre y viceversa. La solución es muy sencilla: La pareja debe respetar a la pareja anterior en el

hijo. De esa manera el hijo se siente bien y no necesita representarlo. Solamente lo representa cuando no es respetado.

Muy profundamente en el alma hay una necesidad irresistible de que cada uno sea respetado tal como es. Ese es un

orden del amor que actúa en la profundidad. Cuanto mejor se la comprende, tanto más fácil resulta también encontrar

soluciones.

En el matrimonio, parejas anteriores son representadas por hijos

PARTICIPANTE FEMENINA Al comienzo usted siempre pregunta: ¿hay parejas de los padres antes de casarse, hay hijos

solteros o algo así? También existen otras relaciones de pareja incluso durante el matrimonio, ¿esas no tienen importancia

alguna?

HELLINGER Desempeñan un papel de cierto valor pero para la dinámica familiar las relaciones anteriores al matrimonio

desempeñan el papel más importante. A través de la consumación del amor en las relaciones se constituye un vínculo que es

indisoluble. Por esa razón un segundo vínculo solamente puede lograrse cuando se reconoce al primero. Si el primer vínculo

no es reconocido, el hombre anterior o la mujer anterior en el matrimonio es representado/a por un hijo sin que nadie se de

cuenta y sin que nadie obligue al niño a hacerlo. Por esa razón nadie está enojado cuando sucede así. Pero automáticamente

esa pareja anterior es representada por un hijo.

Si este hijo es un varón y representa a un hombre anterior de su madre, se produce una rivalidad con el padre. Si una hija

representa a una novia anterior del padre se produce una rivalidad con respecto a la madre. Con eso ella no puede tomar a

su madre como su madre. En ese caso ese hijo debe decirle a su madre: Con ese otro hombre yo no tengo nada que ver, este

es mi padre". Así puede^olver a ser hijo. Y esa hija debe decirle al padre: "Con esa otra mujer yo no tengo nada que ver, esta

es mi madre". Así ella puede volver a ser hija.

Hasta ahora no he visto ninguna excepción a esta ley, de que una pareja anterior en el matrimonio sea representada por un

hijo. Por eso pregunto al respecto.

PARTICIPANTE FEMENINA ¿Debe ser un hijo del mismo sexo que represente a un hombre o a una mujer anteriores? ¿Puede

ser que el hijo sea de otro sexo, y en ese caso, qué significa eso para el hijo?

HELUNGER Normalmente una pareja anterior es representada por un hijo del mismo sexo. Pero si no hay un hijo así, debe

representarlo otro hijo. A veces ese hijo se vuelve homosexual porque está identificado con una persona del otro sexo.

También puede llevar a psicosis. Pero ya el solo hecho de que un hijo deba representar a una pareja anterior es una carga

para el hijo.

Si por ejemplo la madre frente a su hijo se comporta como si él fuera el ex novio, este hijo no puede desarrollarse

inequívocamente o sentirse bien consigo mismo. Entonces está confundido.

PARTICIPANTE FEMENINA Usted decía que la relación anterior debe ser reconocida. ¿Reconocida por quién? ¿Por uno

mismo, por la pareja? ¿A qué se refiere?

HELUNGER De ambos miembros de la pareja. El segundo marido, por ejemplo, debe reconocer que él es el segundo y que la

mujer todavía está vinculada con el primer marido. Si reconoce eso, puede tomar a la mujer. En una constelación familiar en

ese caso generalmente se debe ubicar entre la pareja anterior y la mujer. De esa manera demuestra que él toma a la mujer.

Pero dado que eso está asociado con sentimientos de culpa, algunos no lo hacen. También es posible observar que cuando el

segundo marido se considera mejor que el primero, secretamente quiere volverse como éste. Es decir, se esforzará por

también perder a la mujer. Eso también es válido para la mujer. Si la segunda mujer se siente mejor que la anterior, se

esforzará como para también perder el marido.

PARTICIPANTE Qué significa eso: ¿reconocer? HELUNGER Eso significa que uno reconoce que el otro ha hecho lugar. Es decir,

el segundo marido reconoce que el primer

marido hizo lugar, que él ahora tiene a la mujer a costas del primero y que él es el segundo. Lo mismo es válido también

a la inversa para la mujer. Ella reconoce que la mujer anterior ha hecho lugar para ella, que ella ahora tiene al marido a

costas de la primera y que ella es la segunda. Eso es reconocimiento.

La solución es que el segundo marido de cara al primero diga: "Yo respeto que tú hayas hecho lugar. Sin embargo, ahora la

tomo como mi mujer. Ahora, yo soy su marido". Eso es muy difícil para él porque ahí se siente culpable. Aquí lo bueno sólo

puede ser llevado a cabo con culpa. PARTICIPANTE ¿Es necesario decírselo de verdad al marido anterior?

HELLINGER No. Esa es una imagen y uno lo hace visualizando al otro. Es posible arreglar todo eso en la propia alma.

Incluso relaciones anteriores desconocidas tienen influencia en los hijos

PARTICIPANTE FEMENINA ¿Da igual si se sabe que hubo una relación anterior o hace alguna diferencia, por ejemplo en el

primer hijo?

HELLINGER No hace ninguna diferencia. En el alma se sabe. En una constelación familiar sale a la luz que se sabe.

Matrimonios entre cónyuges provenientes

de países diferentes

Cuando hay matrimonios entre personas provenientes de países diferentes la regla es que la mujer sigue al hombre a su país.

También los hijos pertenecen a la patria de su padre. Pero sólo por un lado. En realidad los hijos tienen dos patrias, la del

padre y la de la madre. Pero por lo general la del padre tiene prioridad. Eso es pura observación. A veces se pueden

configurar las patrias y luego se ve hacia dónde los hijos se sienten atraídos. La regla es que los hijos siguen al padre a su

patria y a su idioma y a su cultura. Y respetan la patria de la madre, también aprenden el idioma de la madre eso es muy

importantey también allí están enraizados. Pero la prioridad la tiene la patria del padre. No es necesario que los hijos se

decidan por una u otra patria. Tienen el permiso de tener a ambas patrias. No una u otra, sino una y otra, con una cierta

prioridad por la patria del padre.

Hay situaciones en las cuales una persona se va de su patria bajo circunstancias especiales. Un ejemplo: una norteamericana

había abandonado su patria y se había casado con un austríaco. Vino a una consulta y de inmediato me quedó claro: se fue

de los Estados Unidos de Norteamérica de manera irregular. Yo le dije: Debes volver a los EE.UU., eso es adecuado, pero los

hijos deben permanecer con el hombre. Luego de seis semanas me llamó su marido y dijo: La mujer se fue con los hijos a

EE.UU., ¿qué debía él hacer? Yo le dije: Nada, sólo esperar. Después de un año los hijos estaban nuevamente con él, y la

mujer había quedado en EE.UU…

A un participante No lo digo como una regla para ti eso es importante. Pero en el caso de tu mujer en la constelación había

un fuerte movimiento de regreso hacia EE.UU. por los motivos que sea. Yo no conozco esos motivos. Tú los conoces mejor.

Debes tomar en serio la imagen. Pero cuando surge una imagen así no significa que uno tenga que seguir esa imagen. Si ella

ahora simplemente fuera a EE.UU. podría decir: él dijo que yo debía ir a EE.UU. y no salió nada. Eso no funciona. A la mujer

Se trata de que tú tengas la imagen de que está en orden si lo haces. Tiene una justificación. Pero si lo haces y si en ese

momento por las circunstancias es lo correcto, eso lo verás tú luego de un tiempo. Ahí decides tú qué es lo correcto. La

imagen es sólo una orientación. También es una orientación en el sentido de que la patria tiene para ti su lugar y su

dignidad. De esa manera quizás no haya que llevar a cabo lo que la imagen muestra, sino que actúa como una buena fuerza,

incluso si tú te quedaras aquí.

Matrimonios con un mellizo

Cuando uno se casa con un mellizo debe tener en cuenta que uno no puede casarse con un mellizo como si fuera alguien que

se crió sin mellizo. La pareja debe reconocer que los mellizos son inseparables, es decir que entre ellos hay una unión muy

profunda.

Por esa razón, la pareja a menudo debe ocupar el segundo lugar después del mellizo. Entonces funciona. Si la pareja no lo

hace, a veces el mellizo busca un substituto para el mellizo fuera del matrimonio. Entonces tiene por ejemplo otro amigo u

otra amiga que en el alma reemplazan al mellizo.

La gran felicidad requiere coraje

La gran felicidad realmente requiere coraje. Retener lo sencillo y lo claro y mirar hacia adelante dejando todo lo ocurrido

hasta ese momento atrás, ese es el gran logro. Todo intento de regresar es una huida ante el peso de la felicidad. ¡Nada que

ver eso de que la felicidad es simple! Requiere el máximo coraje porque en definitiva la gran felicidad sólo puede ser

retenida como un regalo inmerecido por el que no se debe ni se puede pagar precio alguno. Esa es la humildad inherente.

Cuando esa felicidad se muestra algunos dicen: Todavía tengo un problema que no ha sido totalmente solucionado. Se alejan

de la felicidad que ya tienen. De esa manera la gran dicha queda destruida. Vuelve a ser pequeña y uno está nuevamente con

la desdicha y eso a la mayoría de las personas las hace dichosas. Porque para eso no es necesario hacer nada ya que viene

sola por así decirlo.

A un participante Pero para la felicidad uno debe por ejemplo mirar a la mujer amorosamente. Se ha transformado tanto

desde ayer, es maravilloso verlo. Una felicidad así ahora simplemente la recibes de arriba, sin que tú hagas nada. Pero tú lo

debes tomar y retener.

Desdicha y felicidad

La desdicha, al igual que la enfermedad, tiene una necesidad,

y hay que ceder ante ella. Tiene la necesidad de pasar.

La felicidad también tiene una necesidad. Tiene la necesidad

de crecer.

Pude averiguar algo más acerca de la felicidad. Persigue.

Permitir que el amor crezca

El amor reúne y la reunión hace feliz siempre que realmente reúna. Aveces hay algo que se interpone a poder encontrarse.

Quisiera dar una mirada junto con ustedes a eso que quizás impide. Lo sacamos a la luz y vemos si hay una buena solución. A

la buena solución se la encuentra mediante el amor. Tratando amorosamente a la pareja, respetando su destino, respetando

también su implicación, respetando su vida especial y luego, con benevolencia, buscando la solución junto con ella.

Aveces a esta benevolencia se le opone algo, por ejemplo la curiosidad. La curiosidad lastima al amor, está en contra del

respeto. Parte del amor es que yo a alguien le deje un espacio en el cual su alma encuentre su camino. Por ese motivo a

veces es grave cuando alguien interviene con una interpretación o con dudas. Es como veneno que se le echa a una planta.

Así ya no se puede desarrollar. En lugar de proceder así es posible exponer la planta al sol, al sol, al amor y a la benevolencia

y a veces regarla con un poco de agua refrescante. De esa manera prospera.

El verdadero valor

Cuando un hombre y una mujer conviven durante mucho tiempo pero no se casan, es decir cuando no dan el próximo paso

decisivo, le transmiten al otro: Sigo esperando a uno o una mejor. Eso hiere muy profundamente al otro miembro de la

pareja.

Entonces, cuando finalmente se casan a veces siguen arrastrando esa lastimadura. Pero afortunadamente también es posible

reparar, tampoco está todo perdido. La pareja se puede mirar a los ojos y decir: "Ahora reconozco tu verdadero valor".

Imágenes del amor

Muchas parejas tratan al amor de diferentes maneras. Algunas han elegido el amor cómodo. Es decir que se encuentran a

orillas de un río con un punto de vista acerca del amor, y el río del amor o la corriente arrasadora pasa frente a ellos.

Otros no tienen principios acerca del amor. Simplemente saltan a la corriente y aprenden a nadar. Repentinamente el río los

lleva flotando. Ese amor llega a su meta con suavidad.

Algunas parejas se encuentran en orillas opuestas, se miran con su punto de vista acerca del amor. Sólo podrán encontrarse

si ambos saltan a la corriente. Allí podrán sostenerse mutuamente y el río los sostiene con mucho más seguridad.

Esas son solamente imágenes. El verdadero amor va más allá de ellas.

Miedo y anhelo

En la filosofía religiosa y la psicología religiosa existe el concepto del fascinosum y tremendum, es decir lo que atrae y al

mismo tiempo esparce terror. Esas son las sensaciones cuando

uno se encuentra con lo divino y con el gran amor. En ambos casos experimentamos lo mismo: fascinosum y tremendum.

En el amor no se puede sin miedo y sin anhelo. Tanto el uno como el otro. A una dienta ¿Estás de acuerdo?

Cuando la dienta no se atreve a mirarlo Mira. Para poder mantener el miedo hay que aplicar un truco importante. Hay que

cerrar los ojos. Mucho miedo sólo se puede tener con los ojos cerrados o mirando en otra dirección. Porque si uno mira,

quizás sienta un poquito de amor. Uno se protege mirando en otra dirección. Eso entonces se denomina la mirada pudorosa.

Miedo ante el amor

Miedo ante el amor siente una persona que no ama. En el amor mismo uno se olvida del miedo. Eso es como en la guerra.

Los que están en la retaguardia tienen miedo. Los que están en el frente no lo tienen. Adelántate hasta las primeras filas.

Algo más acerca del miedo: el miedo surge a partir de un concepto. Para tenerle miedo al amor hay que no mirar a la mujer.

Cuando la miras, el miedo desaparece inmediatamente. O sea, el amor es la pequeña felicidad.

Lo íntimo

El terapeuta que averigua algo íntimo acerca de los padres de un cliente ya no puede trabajar con él. El cliente o la cliente

jamás se lo perdonarán. Lo íntimo es un secreto entre aquellos que lo han vivido juntos. No debe escurrirse hacia afuera.

Nadie debe saberlo. El secreto personal por excelencia. Si los padres hablan sobre lo íntimo de ellos a los hijos, el hijo se

castigará severamente por el conocimiento. No puede defenderse ante él. Pero lo puede olvidar. Si el hijo ama al padre y a la

madre lo olvidará. Así estará libre.

Si un hombre dice algo sobre la relación íntima con su mujer, inclusive a un terapeuta, la relación se rompe. Y si un hombre

averigua con una mujer acerca de sus relaciones íntimas anteriores, y ella le cuenta, se rompe la relación. Por la sola

pregunta la relación se rompe. Lo íntimo es algo sagrado y debe ser preservado como tal.

Lo maternal y lo paternal entre hombre y mujer

Si en una relación de pareja lo maternalcuidadoso de parte de la mujer y lo patemalprotector por parte del hombre quedan

excluidos por el énfasis exclusivo de la igualdad de adultos, la relación queda empobrecida.

Sin embargo, cuando uno de los miembros de la pareja se muestra ante el otro visiblemente como padre o madre, por

ejemplo cuando le posibilita un estudio, el miembro que recibe el regalo se siente como un hijo frente a sus padres. Y, dado

que como hijo frente a sus padres jamás logra compensar, busca separarse de ellos para finalmente ser independiente, así el

miembro de la pareja que recibe se separa para liberarse del peso de la obligación. Pero así como se da en el caso de la

separación de los padres, una separación en esas circunstancias también tiene algo de púber.

Escuchar y ver en la relación de pareja

Estando en pareja, para algunos es importante ver y ser vistos y, para otros es importante escuchar y ser escuchados. Uno le

dice al otro: "Tú no me ves" y el otro entonces le dice "Tú no me escuchas". Esta división es muy común. En ese caso aquel

que más bien mira debe aprender a escuchar, y aquel que más bien escucha debe aprender a ver.

Opinar y percibir

Hay algo más que es importante cuando hay controversias en una pareja. Muchas veces se originan a raíz de opiniones

distintas. Pero todas las opiniones son equivocadas, incluso la propia. Porque no son una percepción, sino simplemente una

opinión. Por ese motivo tampoco se llega a un acuerdo en materia de opiniones. Pero acerca de percepciones, acerca de lo

que cada uno puede observar, ahí sí hay un acuerdo. Es imposible discutir de que aquí el piso es oscuro. Sobre ese tema no

hay opiniones. Por esa razón debe dirigirse la conversación y el diálogo a aquello que se percibe en lugar de a aquello que se

opina. Aquel que sale vencedor en lo que se denomina intercambio de opiniones, perdió. Perdió al otro. Aquel que salió

vencedor de una pelea puede que se sienta con el pecho henchido, pero perdió al otro. La pregunta es si eso valía ese precio.

Triunfo y celos

Aquel que quiere el triunfo, quiere la pérdida. Y aquel que quiere el poder, quiere la pérdida. Por eso uno no está celoso por

querer seguir teniendo al otro. Muy al contrario: Los celos son un artificio como para deshacerse de la pareja, pero sin propia

culpa. Así es posible endosar al otro la culpa por el fracaso. Eso queda claro si se mira con atención.

Venganza con amor

Las heridas en una relación de pareja permanecen vivas mediante un recuerdo. Parecería como que esas heridas taparan

algo anterior. Uno no habría accedido a comenzar la relación si no hubiera habido algo muy tentador, y una linda felicidad.

Eso también es un recuerdo. Es decir que sería posible

rememorar el recuerdo anterior a la herida en la misma manera que el recuerdo de la herida posterior.

En el caso de la herida hay un cierto obstáculo para olvidarla, y es la necesidad de compensar. Cuando en una relación de

pareja uno de los miembros ha lastimado al otro, cuando quizás lo ha lastimado en su dignidad, el otro miembro de la pareja

siente la necesidad de compensar. Es decir que también lo ofenderá para que el equilibrio quede restablecido. Y dado que

aquel que fue ofendido se siente en su derecho, ofende al otro un poco más. De esa manera la venganza se hace más dulce.

Dado que ahora el otro fue agraviado un poco más de lo que había hecho él, también él piensa en compensar y hace lo

mismo. De esa manera el intercambio de agravios se va incrementando y une, porque no hay solución.

El secreto de la solución es dosificar la venganza. Debe haber venganza, eso por supuesto. Pero venganza con amor, ese es

un arte muy elevado. Así que uno le hace un daño al otro. Eso debe ser así, caso contrario él tampoco sería respetado. Si uno

simplemente lo perdonara sería grave. En recuerdo de la propia herida uno le tiene que hacer algo que le duela pero un

poco menos, sólo un poquito menos. Ese "poquito menos" permite que luego de la venganza tenga lugar un nuevo

comienzo. Luego puede recomenzar el intercambio a las buenas.

El nuevo comienzo

Hay un secreto sobre cómo proseguir bien la relación en una pareja luego de una crisis. Es un paso muy sencillo:

mutuamente los miembros de la pareja se conceden el permiso para un nuevo comienzo con amor. Parte de ese nuevo

comienzo es no volver sobre lo antiguo. Si fue una crisis muy fuerte se comienza desde el principio con enamorarse,

comprometerse, casarse y todo ello rodeado del brillo del primer amor. A él se lo puede hacer reflorecer.

Doy un ejemplo de otro contexto. A una mujer se le murió el marido. Como consecuencia fue decayendo, estaba muy

delgada, lloraba continuamente. Yo le dije que si en algún momento necesitaba ayuda podía venir a verme. Sin embargo,

pasó todo un año más sufriendo hasta que acudió a mí. Allí estaba de pie delante de mi puerta y me dijo: Ahora necesito su

ayuda. La hice pasar y tomó asiento. Luego le dije: Cierre los ojos y vuelva al lugar al que se encontró por primera vez con su

marido. Recuerde el primer amor. Luego de un tiempo apareció un resplandor en su rostro y le dije: Ya está. Se levantó y se

fue, renació y recobró sus energías. El recuerdo lo hizo posible.

A mí me dijeron: cuando el sol cae, también vuelve a salir.

Luego de cada crisis de una relación es necesario un nuevo comienzo. Nuevo comienzo significa que ahora pasó lo difícil y

que no se volverá sobre lo pasado. Ni siquiera en los pensamientos. De ese modo el modelo difícil queda destruido.

Soltar

La relación de pareja se desarrolla soltando, soltando los sueños. La felicidad soñada de todas maneras no tiene valor. El

primer sueño que hay que soltar es el sueño: ahora encontré lo que de niño desaproveché. Es el sueño de que el niño

finalmente encontró la madre que cumple con todo. Eso es válido tanto para los hombres como para las mujeres.

El enamoramiento surge cuando el niño interior del hombre y la niña interior de la mujer supone haber hallado a la madre

ideal en la nueva pareja. Por ese motivo es ciego, porque en el enamoramiento a la otra persona no se la ve tal como es él o

ella. Más tarde recién uno aprende lentamente a ver al otro como es, y a amarlo tal como es. Así que por un lado es un

proceso de muerte.

La relación de pareja también es siempre una forma de practicar la muerte, de practicar cómo soltar. Es verdad que

constituye la experiencia más intensa de unidad, pero siempre queda insatisfecha, porque detrás espera otra unidad, una

unidad más grande, hacia la cual nos vamos desarrollando. A veces lo llamo fondo de origen. Es el fondo del cual surge la

vida. Los hombres y las mujeres emergen de él juntos pero distintos, vuelven a hundirse en él y allí se hacen uno. La relación

de pareja se va desarrollando hacia esa unidad más elevada, y eso constituye un proceso doloroso y al mismo tiempo de

realización y plenitud.

Las crisis que se presentan en una relación de pareja son parte de este morir. Pero morir es un proceso de la vida, puede

considerarse así. En ocasiones se da que uno muere antes de tiempo o que suelta antes de tiempo. Eso le roba su plenitud a

ese proceso. Es decir, todo a su tiempo.

La separación

Se logra una buena separación cuando los miembros de la pareja dicen uno al otro: "Yo te amé mucho. Lo que te regalé te lo

di con gusto. Tú también me has dado mucho y eso lo honro. Por lo que no funcionó entre nosotros yo asumo mi parte de

responsabilidad y a ti te dejo la tuya. Y ahora te dejo en paz". De esa manera uno está separado y cada uno sigue su camino.

La separación humilde

PARTICIPANTE Tú dijiste: Cuando una pareja se separa, aquello que realmente lleva a la separación es un secreto. ¿Está bien

descifrar ese secreto o debe permanecer un secreto?

HELLINGER Te explicaré el trasfondo. Cuando hay una separación a menudo se trata de establecer el motivo. Tratando de

encontrar el motivo se tiene la idea: si hubiera sabido el motivo podría haber evitado la separación. Es decir que la búsqueda

de un motivo es dominada por una idea de poder.

Cuando yo renuncio a tratar de encontrar el motivo, estoy obligado a someterme a un destino que yo no logro compren.

der. Cuando hago eso tengo una posibilidad completamente distinta para encarar la separación y también para encarar a la

pareja de la cual me separo. Entonces ya no hay más peleas.

Se reconoce: ocurrió algo y no está en nuestras manos modificarlo.

Incluso si fue una culpa la que llevó a la separación, aquello que llevó a la culpa tampoco está en nuestro poder. De esa

manera se terminan esas diferenciaciones y eso sirve para la paz. Eso quiero decir cuando hablo de un secreto y que uno lo

reconozca.

El dolor por la separación

Cuando una relación se separa siempre está acompañado por un dolor profundo. Es importante que ambos miembros de la

pareja se entreguen al dolor. Muchas veces alguno de ellos evita el dolor en lugar de entregarse a él. Por ejemplo mediante

reproches o tratando de encontrar una culpa. ¿Quién es culpable? ¿Soy culpable yo o es culpable el otro? Detrás de esa

búsqueda de una culpa o detrás de los reproches actúa la idea de que podría haber sido diferente o que se podría volver

atrás. Pero la corriente de la vida fluye hacia adelante no hacia atrás.

Cuando uno atiende a una pareja que se está divorciando, uno le ayuda a llegar al duelo. Ellos dos se habían amado mucho,

caso contrario no se habrían casado. Se les pide volver a mirar eso, el comienzo y todo el profundo amor que sentían

y cuánto les duele que se separen. Así quizás comiencen | a llorar. El dolor no anula la separación, pero a continuación

no hay reproches. Hay respeto y, a pesar de separarse como pareja, permanecen unidos como padres.

Felicidad y grandeza

Aquello que nosotros consideramos felicidad a menudo también es comodidad. Pero la grandeza no está a lo largo del

camino cómodo. Profundidad y plenitud tampoco están en lo cómodo. Son niveles diferentes. Por ese motivo también

observo serenamente cuando una pareja se separa y cuando veo que todo terminó. No intento cubrir nada. Así ambos

tienen su dignidad.

Esterilización y relación de pareja

PARTICIPANTE FEMENINA Cuando una persona se hace esterilizar, ¿qué efecto tiene sobre la relación actual y es posible una

segunda, tercera o simplemente una relación posterior? HELLINGER Cuando uno de los miembros de la pareja se ha

sometido a una esterilización no puede contraer un nuevo vínculo. Por eso las relaciones posteriores son sin compromiso. Es

posible vivirlas como una relación amorosa, pero no se forma un vínculo. Por lo tanto, si uno más adelante se separa hay

pocos sentimientos de culpa y poco dolor.

Después existe la esterilización luego de cierto período en el matrimonio. Es un tipo de método anticonceptivo. Si tiene lugar

de común acuerdo no interrumpe la relación. Sólo que aquel miembro de la pareja que no se sometió a la esterilización le

debe un respeto especial al miembro que lo hizo. Eso es importante. De ese modo el vínculo perdura.

La vida plena

La unión entre una pareja, sobre todo cuando más adelante son padres, va muy profundo. Es el vínculo de pareja el que a los

padres les da también la fuerza para ocuparse de los hijos.

La vida plena o la gran vida es una vida en la que una pareja se encuentra, tiene hijos y encara todo el esfuerzo y todo el

riesgo y toda la felicidad y el sufrimiento en la familia. Esa es la verdadera grandeza humana. Y es la vida más común de

todas. La mayoría vive una vida así de común.

Cualquiera de los otros estilos de vida, por ejemplo el esotérico, en general no puede lograr esa grandeza. Hay muchos

esotéricos que no se ocupan de su familia. Rechazan el esfuerzo común. A través de ese rechazo despegan y se sienten

iluminados o mejores. Pero en comparación con esta vida totalmente común tienen poco peso y poca fuerza. Por esa razón

yo aquí siempre trabajo con mucho respeto y mucha consideración ante padres, ante lo que viene hacia ellos y de lo que

están dispuestos a hacerse cargo.

Ahora bien, hay personas que consideran que los padres hacen todo mal y que ellas son llamadas a ayudarles a hacerlo

mejor. Curiosamente a menudo son soltero(a)s que no tienen hijos propios y que luego se entrometen en otras familias para

ayudarles a los "pobres" hijos en contra de sus padres malos.

Eso existe, y lo que causan es muy grave. Ante todo tienen la ilusión de que los hijos luego les estarán agradecidos, como si

los hijos no permanecieran junto a sus padres pase lo que pase. Esa es la grandeza de los hijos, estar apegados a sus padres

con profundo amor.

Aquellas personas que tienen el problema en general también pueden solucionarlo. Tienen la fuerza como para hacerlo.

Aquellas personas que creen tener que ayudarles, en general son débiles. Jamás se harían cargo del todo. Quizás dan buenos

consejos, pero cuando la situación se pone seria,

por ejemplo cuando se trata de mantener a los tres hijos durante mucho tiempo, durante años, ya no están. Aquellos que

tienen el problema y lo llevan saben cómo hacerlo y no necesitan a los otros. Quizás de vez en cuando necesiten un poco de

apoyo, pero nada más. Sobre todo no necesitan lástima. Con la lástima los degradamos.

Incluso hay personas que discuten si no habría que abolir la familia. Extraño. En ese caso probablemente nos volveríamos un

manicomio gigante.

Amor en nuestros tiempos

Comentario preliminar:

La entrevista que sigue fue grabada para la cadena de radio

austríaca. Las preguntas fueron formuladas por ¡ohannes

Kaup.

Amor y orden

Señor Hellinger, en nuestros tiempos el amor parece ser un bien muy limitado, un bien muy acuciante, algo que sí se anhela,

pero que difícilmente se realiza. Teniendo en cuenta la duración, ¡a duración promedio de las relaciones, ¡a movilidad que se

da en el mundo de nuestras relaciones, se tiene la impresión de que el amor está en problemas. ¿Es así o es que hoy día las

personas buscan con más definición aquello que ¡as sostenga?

Si he comprendido bien su pregunta se trata sobre todo de la relación amorosa entre hombre y mujer. Esta relación amorosa

en nuestros tiempos con frecuencia es considerada desde el punto de vista del Yo. O sea, qué es lo que en esta relación

amorosa me colmará a mi y me fomentará a mí. Así entonces buscan una pareja que promete eso y de la cual suponen que

efectivamente cumple con sus expectativas. Eso es mutuo. Ambos miembros de la pareja lo buscan.

Sin embargo, la relación entre hombre y mujer está inserta en un contexto grande. Por naturaleza está orientada hacia los

hijos, a la formación de una familia, a la continuación de la vida. La relación de pareja como tal es el primer paso en esa

dirección. Si ahora se pierde de vista el contexto general, el amor va muriendo porque deja de lado ese contexto. Eso sería lo

primero.

Lo segundo es que el amor o la relación amorosa siempre tiene consecuencias. Hay personas que opinan que es posible

obtener el amor como cuando se acude a un supermercado para comprarse algo dulce para su consumo. Si ya no se le

encuentra el buen gusto, se va en busca de otra cosa que uno se compra para luego consumirla. Pero la experiencia o, mejor,

la observación es y es posible ver esto claramenteque viviendo el amor en el sentido pleno, es decir a través de la

consumación sexual con todos sus riesgos, entre la pareja se forma un vínculo que no permite que se vuelvan a separar. El

efecto demuestra que se forma ese vínculo. Ya no se pueden separar sin dolor y sin la sensación de fracaso y culpa.

Es decir que en el amor actúa algo más, algo que va más allá del amor. Por un lado, en este contexto, el objetivo al cual está

orientado, y actúa un orden dentro del cual el amor puede desplegarse. Cuando ese orden no es reconocido o incluso

negado hay repercusiones que afectan al amor.

El vínculo con la familia de origen

Es decir que usted habla de un orden que, como un orden natural, es el fundamento del todo. Sin embargo, también hemos

hecho la experiencia de que en un vínculo inmaduro, que Jürg Willi describiría como un vínculo de colusión, en el que una

persona inicia esa relación bajo dependencias mutuamente restrictivas, es prácticamente imposible vivenciar una relación

satisfactoria mientras no se resuelva esa colusión. En ocasiones debe resolverse mediante una separación.

¿Corroboraría usted eso o diría que toda separación de una relación es realmente una catástrofe?

La colusión surge porque ambos miembros de la pareja están atados a su familia de origen y porque no se logró soltar a la

familia de origen. Por lo tanto, parte del orden es lograr soltar a la familia de origen. Si se considera superficialmente que dos

personas no pueden con ellos mismos sin ver que eso está relacionado con las familias de origen, la separación de la pareja

jamás puede contribuir a resolver algo. Se llega a resolver cuando se logra la separación de la familia de origen, y cuando se

logra salir de las implicaciones en los destinos de la familia de origen. Es decir, en lugar de reducir esto ahora a la relación de

pareja también, aquí incluyo el horizonte más amplio en la mirada. Por lo tanto vería en primer lugar cómo la pareja, cómo

cada uno de los miembros de la pareja, puede desligarse de la familia de origen de manera satisfactoria. Si luego ambos se

miran se logra aquello que previamente les estaba denegado.

Amor y alma

Cuando dos personas se encuentran y se enamoran, ¿actúa algo mayor de lo que ambos son no conscientes, o podría

decirse: Sí, simplemente me fascina tu cuerpo, tu figura, en realidad más no quiero. ¿Qué es eso que impulsa a las personas a

acercarse?¿Hay algo más grande, en su opinión, o puede también ser algo exterior?

Algunas personas montan un burro, y cuando el burro no quiere avanzar más le colocan una zanahoria delante. Él sigue a la

zanahoria y la persona sigue cabalgando. La zanahoria lo alienta para que siga avanzando y él no se da cuenta de la carga que

acarrea. A veces aquí también se da así. Están en juego ilusiones que desconocen quien es el jinete y adonde realmente uno

es llevado. Entonces en ocasiones hay un despertar y eso es sanador. Cuando hay dos que están tan fascinados el uno

con el otro seguramente hay muchas fuerzas ocultas que actúan y que no conocemos. Eso va mucho más allá de la atracción

inmediata. Surgen recuerdos de todo tipo.

Por ejemplo hay una pareja casada felizmente y se descubre que eso durante mucho tiempo era maravilloso. Luego la mujer

compra un nuevo libro de cocina y su manera de cocinar varia un poco. Luego se descubre que lo que al hombre ataba a la

mujer era que ella cocinaba algo de la misma manera en la que se hacía en la casa de él. Esa pequeña modificación tuvo un

efecto decisivo. Cuando ocurre algo así nos causa gracia. Pero son muchas cosas las que allí actúan simultáneamente.

En realidad es muy sencillo para una pareja. Cuando se miran a los ojos, realmente a los ojos, lo único que ven es el alma. Si

las almas se encuentran, el amor es posible. Pero esas almas se encuentran de una manera que hace imposible que el

individuo se apodere de la otra alma. No es dueño de ella, simplemente la ve. Pero entonces entre esas almas hay una unión

que es profunda, que es fiel y que es firme con pocas ilusiones. No es muy estrecha, porque lo diferente es respetado

continuamente pero, sin embargo, puede perdurar.

Pero eso significa que usted efectivamente hace una diferencia entre aquello que atrae a dos personas y el amor que luego

es posible pero no necesario. Porque teóricamente es posible armar relaciones con personas muy diversas. En el transcurso

de nuestra vida a menudo nos sentimos atraídos hacia personas muy diferentes entre sí y entonces quizás elegimos a alguno

o no. Eso significa que debería existir la posibilidad de construir una relación única de almas entre personas muy diferentes

entre sí.

Cada relación es única. Ni bien me involucro con una pareja cumpliendo el amor estoy ligado y la libertad de elección

termina en ese instante. El concepto de que uno puede como quiere es engañoso.

¿Por qué no funciona?

Lo explico. La pareja con la que me he involucrado pasa a ser parte de mi vida. Ya no me puedo bajar. Nos volvemos parte de

un alma común, por así decirlo. La pareja pone en funcionamiento algo que sólo es posible con esa pareja. Y delimita algo

que luego ya no resulta posible. Es decir, la libertad de elección en ese instante termina en gran medida. Pero eso no es una

desventaja. Si yo realmente me involucro con esa persona, de esas delimitaciones, y justamente porque las hay, surgen

desafíos y fuerzas que ampliamente sobrepasan aquello que pensamos poder lograr mediante la libertad de elección. Porque

lo que lleva a la plenitud no es la pluralidad, sino lo esencial.

Enamoramiento y amor

Leía los títulos de uno de sus libros que decía que el enamoramiento nos torna ciegos y que el amor nos permite ver. ¿Es

posible decirlo asi? ¿El enamoramiento o el éxtasis no son también algo que forma parte de lo primitivo del ser humano?

¿Algo que anhela una y otra vez y que anhela del mismo modo en una relación estable, quizás incluso con esa persona, y de

lo que podría decirse: Esos son los momentos culminantes de una relación en los que puede volver a subir a la superficie esa

visión conjunta, esa fase de volver a enamorarse uno del otro? En verdad a menudo hacemos la experiencia de que eso no

funciona, o que lo cotidiano y el acostumbramiento a la vida de todos los días y las cargas en una relación y los reclamos

ejercen sus presiones. Pero volviendo: ¿Enamoramiento y amor son realmente opuestos que deben ser separados de esa

forma?

Sí. En el enamoramiento tengo una imagen del otro sin conocerlo. Aún no lo veo. Veo una imagen ideal, en un sentido

amplio. Luego, cuando llega la realización, lentamente uno comienza a ver al otro tal como es en realidad. Asentir a

eso, asentir al otro tal como es, con su grandeza y sus debilidades, eso es amor. En el enamoramiento asiento al otro tal

como yo me lo imagino, y no tal cual es. Por esa razón el despertar del enamoramiento es una condición previa para el amor.

Eso que usted ha dicho, de que uno puede recordar el comienzo, naturalmente es bello. Fertiliza el amor a través de la gloria

del inicio. Cuando entonces uno une la mirada al otro tal como es, el asentir al otro tal como es, con el recuerdo de esa dicha

temprana, se obtiene un efecto que impulsa y que es sanador.

Soluciones

¿Cuáles son los problemas centrales que se le presentan en la terapia de pareja? Cuando dos personas se encontraron, han

convivido algunos años pero luego despiertan sobresaltados y el golpe en la nuca es: Yo jamás me había imaginado que eras

así, en realidad así no quiero vivir contigo. Eso puede resultar catastrófico. Así se presentan ante usted. ¿Puede mencionar

algunos ejemplos de esto y de ¡o que es posible hacer desde el punto de vista terapéutico, cuáles son los órdenes que hay

que descubrir?

Las soluciones se encuentran siempre más allá de lo inmediato. Cuando yo miro al otro únicamente como individuo, en ese

caso se da ese despertar. Si yo veo cómo está enlazado en su familia y si sé algo de implicaciones, veo que en realidad no

puede ser de otra manera de la que es.

No obstante, repito la pregunta: ¿Cómo describiría usted la dinámica que sería necesaria cuando una persona lo viene a ver y

dice: Queremos hacer algo en nuestro matrimonio pero no podemos, no sabemos qué hacer? Hemos comprendido que en

realidad nuestra relación se apoyaba en el enamoramiento, en una imagen. Así no nos soportamos, o yo no

soporto a mi mujer o la mujer no soporta así al hombre. ¿Hay en ese caso una solución más allá de la separación?

Depende. Cuando uno cometió algo grave en contra del otro, por ejemplo cuando el hombre sugirió a la mujer de abortar un

hijo de ellos y la mujer no quiere hacerlo, entonces eso es algo tan grave que la separación es prácticamente inevitable.

¿Con qué tiene que ver esto?

Es una herida, que ya no puede ser subsanada. Hay actos que tienen consecuencias que ya no pueden ser revertidas. Eso hay

que reconocerlo. Eso por supuesto está muy en oposición al concepto reinante de que es posible o que se debería solucionar

todo.

Por el otro lado, a veces es necesario saber acerca de la implicación. Donde no se sabe acerca de esto y donde tampoco

existe la disposición de descubrir una posible implicación y quizás sacarla a la luz, la separación es inevitable. Pero la

separación no es una solución porque en la próxima relación seguirá exactamente la misma manera. Es decir que la

separación es una huida ante aquello que la vida, en definitiva, exige de cada uno.

La consumación

¿Porqué funciona así, porqué esa dinámica continúa actuando en la próxima relación?

La relación tiene un aspecto muy importante. Porque resulta que es una disposición contra la muerte. Todo eso está al

servicio de la conservación de la vida. Por lo tanto, ni bien hay hijos, el objetivo y el sentido de la relación están cumplidos.

Aquellos que tienen hijos o que quieren tener hijos con ello demuestran que son conscientes de que lo suyo se acaba. Esa

mirada al final es muy importante. Luego uno comienza una lenta despedida.

Doy un ejemplo. En uno de los cursos hay una pareja muy mayor y la mujer dice: el hombre tiene cáncer y ahora tiene

metástasis. Quedaba muy claro que ya no le quedaba mucho tiempo de vida. Tenía más de setenta años. Pedía los dos que

se sentaran uno al lado del otro y se miraran a los ojos y les dije: Está muy claro, ahora llegó el momento de la despedida.

Toda relación está orientada hacia el final. Al escuchar eso los dos se miraron cariñosamente y la mujer lloraba. Pedí a la

mujer que le dijera al marido: "Permanezco junto a ti el tiempo que se me permita" y al marido que dijera a la mujer:

"Permanezco junto a ti el tiempo que se me permita." Había un amor entrañable increíble entre ellos, de cara a la despedida

y la muerte.

Eso tiene una grandeza que va mucho más allá de lo que alguien puede lograr diciendo: ahora salgo en busca de una nueva

relación, comienzo desde el principio. Una persona que actúa de esa manera no reconoce que todo está dirigido hacia un

final.

¿Cómo es que usted ve a las relaciones tan desde la muerte y desde el final? ¿Incluso si luego fuera así, qué significa la

muerte? ¿Es un final irrecuperable del amor, donde termina el amor? ¿O es el amor algo de lo que uno por lo menos espera

y anhela que supere la muerte?

Es una ilusión que el amor supere la muerte. Eso se manifiesta por ejemplo en parejas cuyos miembros se suicidan

simultáneamente porque consideran que después todo continúa. Para mí eso es completamente ilusorio. A la muerte hay

que tomarla en serio como culminación de la vida y también como la culminación de una relación. Sólo de esa manera se

hace plena y circular.

Usted no dice perentoriedad de la vida sino que dice culminación. Hay una diferencia.

Sí, hay algo que se cierra y culmina. Lo que hay detrás, no lo sabemos. Pero de esa manera el individuo logra una culminación.

Así es el correr de la vida. Toda nueva vida se basa en que antes hubo otros que hicieron lugar. Eso hay que verlo.

Incluso algo que está tan enfocado a la permanencia como lo es una relación amorosa es transitoria, es algo de cara a la

muerte. Lo que viene después, eso queda.

Amor y respeto

Quiero mencionar otra forma de amor y formularle algunas preguntas al respecto, una forma en la que una y otra vez se

producen grandes heridas y con la que usted también trabaja en sus seminarios. El amor y el muchas veces perturbado amor

entre padres y sus hijos, el amor que puede persistir pero que también puede persistir en su forma perturbada hasta una

edad avanzada y que tiene efectos. Qué diría usted: ¿Cuál sería en realidad la esencia del amor entre padres e hijos, de un

amor sano entre padres e hijos? ¿De qué se trata en realidad? ¿Es comparable a una mascota que yo tengo y saco a

pasear?¿Cuál es ahila gran diferencia?

Aquí se pone de manifiesto una vez más que aquí sólo se mira aquello que está ocurriendo entre esas personas, es decir

entre esos padres y el hijo, o entre ese hijo y esos padres. Pero sólo resulta comprensible mirándolo en un contexto mayor.

Si por ejemplo la madre ha rechazado a su propia madre, si no quiso saber nada con ella, entonces su hija representa para

ella a esa madre. La relación no solucionada de la madre hacia su madre es transferida a la relación de la madre con la hija.

Eso se denomina parentificación. No hay ninguna solución entre la madre y su hija hasta que esa madre no mire a su madre,

le haga una reverencia y le de la honra como su madre. Y hasta que no tome de su propia madre lo que la madre le ha

regalado, hasta que lo honre y permita que en ella se despliegue para luego así regalárselo a la hija. De inmediato la hija está

aliviada cuando la madre lleva a cabo ese proceso con respecto a su madre.

Sin embargo, para algunos eso es extremadamente difícil porque quizás la madre no comprenda que debe honrar a su propia

madre. Sobre todo no sería comprensible cuando quizás haya sido golpeada por su madre o no respetada o no aceptada en

su propia condición de mujer y cuando, por así decirlo, su historia de culpa se basa nuevamente en una historia culposa.

Usted lo vuelve a llevar a una relación entre dos personas. No es una relación entre dos personas. En las familias y en las

parejas no existe una relación de dos personas. Siempre son relaciones entre sistemas. Mientras yo permanezca fijo en la

relación de a dos, no hay solución. Todo buen consejo para la madre y todo buen consejo para la hija aquí no obtendría

ningún resultado.

Doy un ejemplo. Una mujer que yo no conozco me escribe una carta. Ella es la segunda mujer de un hombre y juntos tienen

una hija que no quiere saber más nada con sus padres. Cortó todo contacto con ellos. Entonces se le ocurrió que quizás

habría que ordenar algo con respecto a la primera mujer de su marido y con respecto al padre de su marido, ya que ambos

eran despreciados y estaban excluidos. Por lo tanto, a la noche encendió una vela, hizo una profunda reverencia ante la

primera mujer de su marido y dijo: "Ahora te doy la honra". La noche siguiente volvió a hacer lo mismo con el padre del

marido. Encendió una vela, hizo una profunda reverencia y le dijo: "Te doy la honra". Pocos días después llamó la hija:

"Mamá, voy para allá". Fue, estaba muy contenta, no dejaba de expresar lo bien que se sentía por estar en casa. Así todo

quedó en orden.

Aquí quisiera preguntarle: ¿Qué significa honrar a alguien, darle la honra? Eso no lo hago simplemente pronunciando una

frase: "Yo te honro". Eso es barato.

Eso es barato. Es incluso un tanto teatral. ¿Qué ocurre cuando honro a una persona? ¿Qué es lo que actúa realmente?

Honrar significa reconozco que el otro pertenece. En el ejemplo que acabo de mencionar significa que la madre le dijo a la

primera mujer de su marido: "Tú tienes prioridad; tú eres la primera, yo soy la segunda". Y que al padre del marido le dice:

"Tú tienes prioridad; sólo a través tuyo tengo a este hombre; yo lo reconozco; ahora te doy un lugar en mi corazón, un lugar

honroso". En ese instante el otro puede girar, puede mirar con buenos ojos, y de esa manera todo el sistema adquiere

fuerza. Esa fuerza luego actúa. Pero simplemente decir: "Te doy la honra", no, no funciona tan fácilmente. Es un proceso de

transformación que efectúa el alma en lo más profundo.

¿En ese proceso de transformación y en ese dar la honra que los hijos deben efectuar hacia los padres, hay lugar también

para una emoción como el odio, por ejemplo? ¿También existe? ¿Porque tan fácil no debe funcionar? En realidad usted

habla de soluciones. Pero mismo en el proceso, en el proceso emocional, surge a menudo mucha agresión, ira, odio y otras

muchas emociones que a veces simplemente resultan necesarias. No es preciso realizarlas, pero por lo menos deben ser

miradas.

Aún no lo he visto. Esos son conceptos. Son descriptos o propagados sin que yo jamás los haya visto. El hijo ama a sus padres

de una manera muy profunda. Es posible confiar plenamente en ese amor. Pero lo que ocurre es: Cuando a un hijo se le

niega el acceso a la madre o al padre a muy temprana edad, por ejemplo cuando debió permanecer solo durante mucho

tiempo en el hospital, entonces el dolor es tan grande que a continuación se exterioriza como agresión. Sin embargo, ese es

el otro lado de la pérdida sufrida y sólo es el otro lado del amor. Lo que ahora sería importante sería que en esa situación

temprana, o sea enfocando hacia atrás, pueda llegar

a su objetivo el movimiento amoroso interrumpido hacia la madre o hacia el padre. Eso es un proceso muy doloroso. Allí

donde se logra todo aquello que previamente se aducía como razón para el odio es completamente irrelevante. Ya no

cumple rol alguno.

Pero usted seguramente conoce ¡a experiencia de que uno sólo puede realmente odiar a la persona que también puede

amar. Creo que quizás yo no pueda odiar tan intensamente a nadie como a mi propia mujer. Y quizás tampoco amar a nadie

tanto como a ella.

Ese odio es un sentimiento infantil. Los adultos no odian en ese sentido. Sólo odian cuando se sienten como niños, o sea tan

impotentes como niños. Por eso un hombre como hombre no puede odiar a su mujer. Puede transferir algo de su infancia a

ella. Eso es algo completamente distinto. Pero reducir eso solamente a una actitud no funciona.

La solución sencilla entre padres e hijos es que los hijos reconozcan: "Yo tengo la vida por ustedes. Ustedes son mis padres y

ahora los tomo tal como son, como mis padres correctos". Así el hijo está en paz consigo mismo. De esa manera también

puede tomar de los padres lo otro que esos padres ofrecen.

A menudo tenemos la loca idea de que podríamos tener padres distintos, o que los padres deberían ser distintos de lo que

son. En ese instante el hijo se vuelve completamente estrecho. En el fondo se vuelve loco. Muchas exigencias que se les

hacen a los padres, en realidad son exigencias locas que lo padres jamás pueden cumplir. Aún intentando cumplir con esas

exigencias, el hijo no lo tomaría porque esas exigencias provienen de otro estrato. El hijo no desea algo de sus padres en ese

sentido, allí actúa una dinámica completamente diferente.

Otra cosa que es importante con relación a eso que usted decía anteriormente acerca del odio hacia los padres: un hijo

que odia a los padres se castigará fuertemente. Porque la profundidad del alma jamás lo tolera. Es una infracción tal del

orden, que no resulta posible. Y es típicamente occidental. Yo por ejemplo entre los zulúes jamás vi que alguien hablara

despectivamente de sus padres. Era impensable. Ellos todavía podían ver lo que significa recibir la vida de los padres.

Amor y existencia

Hemos hablado varias veces acerca de órdenes. ¿Lo que usted encuentra son sistemas de órdenes o los clasificaría en un

contexto más grande? Cuando por ejemplo usted dice el alma tiene un orden y las personas deben vivir según ese orden, da

la impresión de que se trata de un sistema muy arcaico, casi como una cosmología. ¿Usted lo entiende así o simplemente lo

encuentra así y se detiene asombrado ante eso?

La palabra orden lleva una carga. Pero un árbol, cuando crece, crece según un orden preestablecido. No puede apartarse de

él. Precisamente por estar en concordancia con lo preestablecido se despliega. Pero cada árbol crece en un entorno

diferente. Por lo tanto, cada árbol es diferente y ninguno es igual a otro. Sin embargo, todo ellos siguen un mismo orden

según el cual pueden desarrollarse.

Algo similar es válido para los seres humanos. Por ejemplo el orden muy sencillo de que cada persona tiene un padre y una

madre. Hoy día a veces las mujeres aparentan poder tener un hijo sin un hombre o sin un padre. O los hijos creen que

aparentan tener su vida sin padres. Eso es loco. Cuando esos simples hechos son reconocidos, que yo tengo padres y que son

los únicos correctos, que, si los padres fueran distintos también yo sería distinto, y que no puedo estar en sintonía conmigo

mismo mientras rechace a mis padres ya que en ese caso también me rechazo a mí mismo, cuando yo reconozco todas esas

cosas tan sencillas, ya hemos avanzado mucho.

¿Para terminar, diría usted quizás que el amor es una cosa distinta a un sentimiento, sin importar si amo a una pareja o a los

padres o a los hijos, diría que el amor es algo así como ponerse en sintonía y vibraren concordancia con una corriente de

origen de toda nuestra existencia que nos sostiene?

Exactamente. Usted lo ha dicho de una manera muy bella. Con esa sintonización con la corriente de origen va que el amor

sigue un orden. Orden y amor siempre deben ir juntos. Y el orden va primero. El amor está al servicio de ese orden más

grande. Integrándose a él y siguiendo ese orden es como mejor se puede desarrollar.

Gracias por esta conversación.

LOS ORDENES EN LA FAMILIA

INTRODUCCIÓN

Aquel que conoce los órdenes de la familia puede desplegarse en su familia de origen. También puede, en el momento

oportuno, desligarse de ella para formar su propia familia y asumir la responsabilidad por ésta. Este capítulo es una

introducción a los órdenes del amor y muestra cómo la familia, conociendo esos órdenes, puede encarar incluso situaciones

difíciles y golpes del destino.

El derecho de pertenencia

Quiero decir algo más sobre el orden en las familias. En los sistemas familiares reina en la profundidad una ley fundamental.

Lo que exige esta ley se ve a través del efecto. La ley dice: Todo aquel que pertenece tiene el mismo derecho a pertenecer.

Cada uno, incluso los muertos. Porque los muertos no se salen del sistema, están presentes de una manera especial. Cuando

los muertos fueron excluidos u olvidados y luego son nuevamente integrados a la familia, los demás lo viven como plenitud.

Cuando están todos, los vivos se sienten plenos y al mismo tiempo libres.

¿Quiénes pertenecen al sistema familiar?

También quiero decir quiénes pertenecen al sistema familiar, es decir a quiénes también se refiere la plenitud. A la familia

pertenecen los hermanos, vivos y muertos, los padres y sus hermanos, también aquí los vivos y los muertos. Y pertenecen los

abuelos, a veces incluso algún bisabuelo, pero rara vez. Cuando una bisabuela murió en el parto siempre pertenece. Y

pertenecen todos aquellos que hicieron lugar para otro en el sistema, por ejemplo un marido anterior o una mujer anterior

de los padres o los abuelos.

Si todos ellos son reconocidos y yo les doy un lugar honroso en mi corazón, yo me siento pleno. Así al mismo tiempo soy

liberado de las cadenas del sistema. Ya no me encadena nada pendiente de solución. Los miembros de la familia me

acompañan como una fuerza buena, pero ya no estoy atado a nada grave. Así entonces me puedo incorporar.

A menudo alguien también se siente atado a otros y debe concederles un lugar en su corazón, por ejemplo compañeros de

infortunio que fallecieron. Eso se puede ver en los sobrevivientes del holocausto frente aquellos que murieron, pero también

en soldados frente a sus compañeros caídos y frente a los enemigos caídos. Y se ve en los asesinos frente a sus víctimas.

Los malos y los buenos en la familia

Hay algo más para tener en cuenta. Algunas personas son excluidas de un sistema porque se dice que no son dignos, por

ejemplo porque alguien es jugador, o alcohólico, u homosexual, o criminal. Siempre que una persona sea excluida de esa

manera, cuando algunos dicen "Yo tengo más derecho de pertenecer que él/ella", el sistema queda perturbado y presiona

para lograr una reconstrucción y una reparación. Porque aquel que fue apartado o excluido de esa manera será imitado más

adelante por un descendiente, sin que éste se de cuenta. Él se siente como el excluido, se comporta como él y a menudo

termina como él.

Para esto hay una única solución. Es necesario volver a incluir en el sistema a aquel que fue considerado malo, y reconocer

que él tiene el mismo derecho de pertenencia que los demás. Y hay que decirle: "Te hemos hecho una injusticia y lo

sentimos". Luego es posible ver que justamente de aquella persona que había sido excluida emana una fuerza grande y

buena para los descendientes. Esa persona se vuelve como un patrono para ellos.

En las constelaciones familiares se da asimismo la curiosa observación de que se pone de manifiesto que con relación a bien

y mal en general es a la inversa de lo que se presenta. Aquel que se muestra como el bueno a menudo resulta ser el malo, y

aquel que es considerado como el malo resulta ser el bueno, aquel del que emana una fuerza buena. Por ese motivo sólo es

posible hacer terapia sistémica cuando los excluidos y los malos son tomados en el corazón y tratados con respeto. Lo

extraño es que en el instante en que hago eso gano la confianza de todos los demás miembros del sistema. Instintivamente

sienten confianza hacia mí. Sin embargo, si yo me pliego a la persecución y le digo a un cliente: Ahora dile a tu padre o al tío

de una buena vez lo canalla que es, o al padre que abusó de ti que tipo tan ruin es, ya nadie del sistema siente confianza

hacia el terapeuta. Las soluciones se logran sólo mediante el amor. Una vez comprendidas esas dinámicas, lo único que se

puede hacer es trabajar anteponiendo el amor.

La perfección

La perfección es un concepto importante en la teología, en la enseñanza de las virtudes y en la espiritualidad. Pero yo he

descubierto algo muy común acerca de la perfección. Comienza muy sencillamente.

En primer lugar es posible ver que una persona que rechaza a sus padres o que internamente los desacredita no está en claro

consigo mismo. Está partida y se siente vacía. La persona que toma a ambos padres y a ambos les da la honra que les

corresponde, y que a ambos les da un lugar en su corazón, esa persona está en claro consigo misma. Es cierto, ¿cómo podría

alguien estar en claro consigo mismo si rechaza a su madre o a su padre? Porque él es sus padres.

Ese es el comienzo de la perfección. Pero todavía no alcanza. La persona también debe conceder un lugar en su corazón

a todos aquellos que pertenecen a su familia y a su clan, incluso a los muertos y a los excluidos u olvidados. Recién entonces

es perfecto, y recién entonces es realmente libre, libre para su futuro.

Esa perfección concluye con el pasado. Los muertos y excluidos están en paz porque tienen su lugar en mi interior. Me dejan

en paz porque en mí tienen un lugar. Yo los puedo dejar en paz y, no obstante, siguen provocando un efecto, aún estando

muertos.

Tomar a los padres

Un hijo sólo puede sentirse bien consigo mismo si ha tomado a ambos padres. Tomado, dije. Eso significa los tomo tal como

son y los respeto tal como son, sin querer otra cosa o desear otra cosa. Exactamente tal como son están bien. Aquel que ha

tomado a los padres de esa manera está bien consigo mismo, se siente completo, en él ambos padres están presentes con

toda su fuerza.

Algunas personas piensan que tomando a sus padres también les llegan las cualidades malas. Todavía no lo he visto nunca.

La persona que toma a sus padres siempre tiene toda la fuerza de ellos, y lo que infunde miedo en el destino de los padres,

por ejemplo de que la madre está enferma, en ese caso ya no tiene importancia. Es como que hubiera desaparecido. Los

padres no pueden elegir qué es lo que le dan a sus hijos y los hijos no pueden elegir lo que toman de los padres. No pueden

quitar algo de lo que los padres les han dado ni pueden agregar algo, porque los hijos son sus padres. La persona que lo

reconoce así está en sintonía con algo grande.

La reverencia ante los padres

La reverencia ante los padres es asentir a la vida tal como la he recibido, al precio al que la he recibido, y al destino tal

como está predeterminado para mí. La reverencia siempre va más allá de los padres. Es asentir al destino propio, a sus

oportunidades y a sus limitaciones.

Esa reverencia también es un acto religioso. La persona que ha hecho la reverencia de esa manera repentinamente está

libre. Antes quizás tenga que defenderse ante ello, ya sea porque tenía aún alguna exigencia hacia los padres o un reproche.

Aquel que se defiende ante algo siempre debe mantenerlo a la vista, y entonces se convierte en aquello ante lo que se

defiende. Si por ejemplo una madre trata de apartar a su hijo del padre, éste debe volverse como el padre. Precisamente

tratando de retener a alguien ante otra persona, retenerlo ante algo, debe hacerse así y debe hacer lo que debe o quiere

evitar.

Paz a través de humildad

PARTICIPANTE Hoy he visto cómo es posible reconciliarse con difuntos o muertos. ¿Cómo se hace eso mismo con los vivos?

¿Es suficiente si uno lo hace con respecto a ellos en el propio corazón o debería hacerse junto con ellos? HELUNGER ¿De

quién se trata?

PARTICIPANTE Del padre. HELUNGER ¿Cuál es el conflicto?

PARTICIPANTE Tengo la sensación de haberme inmiscuido en un determinado asunto que en realidad concierne únicamente

a mis padres. Eso no me correspondía. Fue una discusión terrible, nunca antes ni nunca después hubo una igual. Cuando hoy

lo pensaba tenía la sensación de haberme reconciliado con mi padre.

HELLINGER No, has jugado a tu padre. PARTICIPANTE Yo ahora…

HELLINGER Te has jugado a tu padre. Reconócelo e internamente dile: "Te he jugado. Lo siento. Siento mi proceder, pero

ahora te doy la honra como a mi padre". Sin ese conocimiento

de que en realidad uno lo ha jugado no hay reconciliación.

PARTICIPANTE ¿Debo decírselo personalmente? HELUNGER No, ya no debe hablarse nada. Eso es lo que significa haberlo

jugado. Pero internamente puede hacerse. Entonces estarás en paz contigo mismo. Pero hacia afuera ya no se puede

arreglar: no es posible además pretender del padre que él ahora arregle este asunto en tu lugar, mediante una conversación

entre los dos. Las consecuencias uno las asume uno mismo. ¿Está bien? PARTICIPANTE Sí.

Padre e hijo

El padre siempre está presente en el hijo. Si yo rechazo a su padre, con eso rechazo también al hijo. El hijo lo percibe y queda

partido. No puede completarse.

La vida es más grande que los padres

Muchas dificultades surgen porque alguien trata a la madre o al padre como si ellos dieran la vida. Como que, por así decirlo,

estuviera en manos de los padres dar la vida, de que la tienen y la dan. Eso en realidad es un concepto loco. A menudo

impide poder desprenderse de los padres.

Mirar a la distancia, al lugar desde el cual la vida viene de lejos, por un lado quita poder a los padres y libera al hijo para

tomar plenamente la vida de ellos, tal como a través de los padres le llega a él. Por el otro lado este proceso a los padres les

da más dignidad porque están integrados en una larga cadena de generaciones hasta aquí. Eso libera a ambos, tanto a los

padres como al hijo.

Tomar la vida de ese modo es un acto religioso. Es como inclinarse y luego tomarla. En ese instante renuncio a todo reproche

hacia mis padres. Lo que haya existido de culpa o

inocencia, ya no es importante. Esos actos profundos solamente se logran partiendo de una actitud de respeto ante el

secreto de la vida. En cambio, si yo le hago reproches a los padres, trato a la vida como si yo pudiera manejarla según mi

agrado o como si pudiera pagar por ella, por ejemplo mediante una enfermedad. En los casos en los que esta entrega a la

grandeza de la vida es negada, la terapia no puede ayudar. Estaría moviéndose como en un círculo.

Culpa y soberbia

En el alma existe una profunda necesidad de escaparle a la culpa. Es una necesidad muy profunda. Muchos problemas

surgen porque se piensa que es posible escaparle a la culpa. Eso comienza con algo muy sencillo, por ejemplo teniendo que

admitir que uno vive a costas de otras personas. Considerando lo que nuestros padres han hecho por nosotros, comenzando

con el embarazo de la madre pasando por el parto, y el riesgo que han asumido. Luego ese cuidado durante años y años y la

preocupación. Tomar eso y mirarle a los ojos, lo que eso significa para cada uno, no es fácil. Así ocurre que algunos se

escapan de la culpa, culpa aquí en el sentido de obligación, y se ponen duros frente a los padres. Ponen exigencias y quizás

incluso se sienten grandes y superiores. Todo eso es defensa ante esa culpa.

Pero la persona que mira esa culpa a los ojos, que mira a sus padres a los ojos y ve todo lo que ellos han hecho por ella, esa

persona es grande. Si detrás de ellos ve también a los abuelos con todo su amor y sus cuidados y dice: "Sí, ahora lo tomo;

ahora soy hijo, ahora soy nieto; tomo todo y lo tomo al precio completo que a ustedes les costó", así el alma se vuelve

amplia y grande y, sobre todo, plena de fuerza.

Esa fuerza no puede ser retenida, hay que transmitirla. Eso hacen los hijos cuando ellos se vuelven padres. En ese caso lo

pasan a los hijos propios, o de otra manera. Entonces, de esa

culpa, cuando es reconocida, brota una bendición para muchos. Eso es un punto.

El otro tema es que nosotros vivimos a costa de otros y que en realidad esa es la única manera en la que podemos vivir.

Luego también debemos darnos cuenta de que hay otros que igualmente viven a costa nuestra y eso de muchas maneras.

Estamos implicados también de manera que se nos exige sufrir por algo que en el fondo no es asunto nuestro. Algo que otras

personas nos causan porque se hacen culpables en torno nuestro.

Si tenemos en cuenta también eso y todo lo que viene hacia nosotros, la forma en la que estamos entrelazados en ese

continuo ir y venir de culpa e inocencia, de dar y tomar, de ser exigidos, entonces es posible entregarse a ello sin importar lo

que venga ni cómo es.

Por supuesto que también se dan situaciones en las que una persona por inconciencia ocasiona acontecimientos graves y

luego, por miedo, no dice que ella fue la perpetradora, o que partió de ella. Entonces otra persona, como en este caso su

padre, debe sufrir por ello. Cuando alguno de los descendientes percibe esa culpa y considera que él en definitiva es el

responsable de todo eso, es un sofisma. No puede hacerlo, y no le corresponde hacerlo.

A pesar de que a veces aparentamos ser perpetradores, existimos en un entorno más grande en el que actúan otras fuerzas

que toman a su servicio también al culpable sin liberarlo de su culpa. Aquí se pudo observar que el padre no tenía reproches

hacia su hijo. Lo vio, en su calidad de muerto por así decirlo. Los muertos perciben que hay otra cosa que actúa. Entonces

todos los conceptos como "Si no hubiera hecho eso no se habría dado lo otro" se acaban. Entonces la realidad tal como fue,

el acontecimiento tal como fue, pueden ser mirados y luego pueden ser dejados en paz. Los muertos entonces están entre sí.

Los órdenes del amor entre padres e hijos

Quiero decir algo acerca de órdenes del amor entre padres e hijos. El hijo recibe la vida de sus padres y toma a sus padres y a

la vida de ellos con amor. Ese es el orden.

Lo que hacen los padres más allá de eso, por ejemplo como aquí que evidentemente estaban tan vinculados a sus familias de

origen que no podían ocuparse del hijo propio y que no podían respaldarlo plenamente, y que a sus padres les hayan

permitido prohibir el matrimonio, eso es culpa de los padres. Eso deben llevarlo los padres. Un hijo no debe inmiscuirse ahí.

A la paciente Eso es lo que se quiere decir cuando se te pide que al padre y a la madre le digas: "Permito que sigas tu

camino". De esa manera toda la responsabilidad queda con ellos. Tú has recibido lo esencial de ellos. Hubo otros que se

ocuparon de ti, por ejemplo el futuro marido de tu madre y tus hermanos. Te ubicas entre ellos. Es un gran regalo para ti que

ellos estén. A tus padres se los entregas a su destino. De ese modo también demuestras tu respeto por ellos. Y así estás libre.

Si ahora tú estás bien, le alivias la carga a tus padres. Eso sería una señal adicional del amor hacia tus padres, que te permitas

estar bien, por ejemplo sanándote y que estés mejor. De esa forma los padres ya no necesitan tener una mala conciencia.

El amor de los hijos

PARTICIPANTE Tengo problemas con el amor. Tú empleas el término de una manera distinta a la que yo estoy acostumbrado.

Es más abarcativo, lo siento así, y me fascina. Pero también me pone escéptico. Quizás también me de miedo, no sé bien.

HELLINGER Aquí se trata del amor de un hijo, y ese es un amor de vinculación. El hijo se vincula para bien y para mal

con su familia, con amor. No importa lo que se le exija, el hijo lo cumplirá con amor, aunque cueste la felicidad y la vida. Ese

es el amor primario, también se lo puede llamar así.

Algunas personas opinan que la necesidad principal de un hijo es ser amado. La necesidad principal de un hijo es amar y

demostrar ese amor. Los padres deben hacerse a ello y permitir al hijo que muestre su amor. A veces eso ocurre de manera

extraña. Una vez dije en un grupo: "Solamente hay hijos buenos". Uno de los participantes replicó: "Eso no es así, porque

resulta que yo me opongo a todo". Yo le pregunté: "¿Quién más lo hace?" Él contestó: "Mi papá".

¿Logré explicar bien el concepto del amor del que hablamos aquí? No es simplemente un sentimiento. Es fuerza.

Amor y poder

Pero quiero develar otro secreto. El hijo cree que su amor es todopoderoso. Con sólo amar suficientemente, significa que la

otra persona será feliz. Con sólo sacrificar lo suficiente, obliga a que la felicidad llegue para la otra persona. Esa es una

actitud mágica, como si en sus manos tuviera la felicidad de los demás.

A menudo los padres muestran la misma actitud frente a sus hijos. Creen que con sólo amar lo suficiente a su hijo, todo irá

bien para ese hijo. Detrás actúa la idea de que el amor tiene poder. Pero ese tipo de amor al mismo tiempo se vive como una

impotencia total. Esa también es la razón por la cual ese amor es tan doloroso y a menudo se oculta, por ejemplo mediante

una conducta brusca o negativa.

Amor e impotencia

Muchos quieren salvar a sus padres con el amor, o padres quieren salvar a su hijo, o quiensea. Eso no funciona. El

sentimiento más doloroso que una persona puede sentir es

cuando surge el amor. Cuando sube el amor muy profundo es al mismo tiempo el sentimiento más profundo y el más

doloroso. Y siempre está ligado a la sensación de impotencia total. En ese momento la preocupación aparente cesa y es

necesario confiar todo a una fuerza mayor que no conocemos. Esa sería la solución aquí. Se lleva a cabo en un nivel más

elevado.

Luchas de poder

Siempre que hay una lucha de poder, los más débiles no son mirados. En la política, cuando se dan luchas de poder, a veces

sucumbe el bien de todo un pueblo. Es sacrificado a la lucha de poder. Cuando en el matrimonio se trata de una lucha de

poder entre el marido y la mujer, los hijos son sacrificados sin reparo a la lucha de poder. Por ejemplo en juicios de divorcio.

La victoria de una lucha de poder está ligada a una sensación de triunfo. Ahora lo hice. Ahora se lo demostré bien. Siempre

que hay una victoria de ese tipo, algo fue destruido. El hombre que triunfó sobre la mujer, la perdió. La mujer que triunfa

sobre el marido, lo perdió a él. La madre que triunfa sobre su hijo, lo perdió. El hijo que triunfa sobre sus padres, los perdió.

Ese es el camino del orgullo y la soberbia.

El extremo opuesto es el camino de la humildad, aquel que al otro lo ve y lo reconoce. Renuncia al triunfo y a la aplicación

del poder, pero tiene gran efecto. Aquí llegan a actuar las fuerzas pacifistas y sanadoras. Aquí hay otra fuerza que se hace

cargo de la conducción. Porque en las profundidades del alma actúa una fuerza que guía a todo el sistema hacia la

reconciliación y hacia el reconocimiento y el respeto mutuos y eso por sí sola, cuando uno confía en ella y se retira. A eso

denomino la manera fenomenológica. Significa que yo comprendo renunciando a querer saber. Y gano cierto efecto e

influencia renunciando al poder.

La bendición

PARTICIPANTE Cuando tú dices "bendición", ¿con qué lo llenas?

HELUNGER La bendición es un buen deseo. La bendición viene solamente de los padres o de los abuelos. Es decir que viene

solamente de los que nacieron con anterioridad. La palabra "bendición" por supuesto también tiene un significado religioso.

Quizás uno lo podría ver así. La vida es algo que los padres también han recibido y que luego pasan a sus hijos. Una bendición

siempre es transmitir vida. Es decir que fluye en la misma dirección que dar vida. Por esa razón les corresponde a los padres

dar una bendición. Sin embargo, no es su bendición personal. Es la bendición dentro del gran movimiento de vida que viene

de lejos y que a través de los padres sigue fluyendo. Los padres se encuentran en medio de ese movimiento y se lo

transmiten a sus hijos.

El cuidado de los padres ancianos

PARTICIPANTE FEMENINA Yo me hago cargo del cuidado de mis padres de una manera que a mí no me hace bien. HELLINGER

¿Tienes hermanos? PARTICIPANTE FEMENINA Si, tengo un hermano menor. HELLINGER Bien, ustedes dos se ponen de

acuerdo cómo cuidarán de la madre según lo que ella necesita, con amor.

La dificultad consiste en que un hijo, cuando cuida a sus padres, se siente como si tuviera cinco años de edad, y que los

padres también lo tratan como si tuviera cinco años de edad. Es necesario desprenderse de esa imagen. De esa forma uno se

incorpora internamente, mira a los padres y les ayuda de la manera apropiada para ellos. Lo que es apropiado lo decide el

hijo.

Hijos muertos a edad temprana

El destino de un hijo que muere temprano da miedo a los vivos. Quizás también porque perciben que hay otros que buscan

seguir a ese hijo. Entonces ese hijo es apartado. Sin embargo, el hijo debe ocupar un lugar en la familia como si todavía

estuviera vivo. Eso significa que uno recuerda al hijo, por ejemplo colocando una imagen de él en la familia y de esa manera

los vivos integran al hijo muerto a su vida.

Muchas personas tienen la idea de que los muertos ya no están. ¿Pero adonde podrían ir? De cierta manera están ausentes.

Sin embargo, permanecen presentes. Dentro de la familia deben tener un lugar en el recuerdo y entonces los muertos, que

de otra manera dan miedo, actúan amablemente. Promueven la vida y no, como opinan algunos, tratan de quitársela a

otros.

No obstante, luego de un tiempo el hijo que falleció temprano debe tener permiso para irse. Cuanto más haya sido

respetado, tanto más fácil le será alejarse. Si los vivos lo han acogido, luego de un tiempo pueden, incluso deben, permitir

que se retire para que lo pasado pueda realmente terminar. Sin ese recuerdo a veces los muertos se adhieren a los vivos y

son una carga, como si todavía tuvieran una exigencia con relación a ellos, una exigencia que primero debe ser cumplida

antes de poder retirarse.

Vivos y muertos

El poder de hermanos muertos temprano y su importancia para el sistema no puede ser exagerada. Es la fuerza más potente

que existe. A menudo está en juego una extraña vanidad por parte de los vivos. Creen que ganaron y no reconocen que los

muertos están ahí. Se reconoce que están ahí por el efecto que provocan. De no ser así no podrían tener semejante efecto.

A veces tenemos la idea de que los muertos ya no están y que nosotros sí estamos. No, ellos están y nos sostienen. El

proceso interno necesario para la solución es abandonar la soberbia por permanecer con vida y solidarizarse con los

muertos. Las palabras mágicas son: "Tú estás muerto, yo sigo viviendo un poco más, luego yo también voy". Así termina la

soberbia. Así la vida ya no es una arrogancia frente a los muertos, sino que yo vivo en unión y en sintonía con ellos y

confiando en ellos. Eso da fuerza para la vida y para la sanación.

Algunas personas tratan la vida como si fuera una cosa que algunos tienen y otros no. Pero en las familias rige un orden

fundamental muy profundo que dice: Aquel que está tiene derecho a pertenecer. Aquel que está pertenece y tiene el mismo

derecho que todos los demás. O bien: aquel que estuvo sigue perteneciendo.

Con frecuencia el miedo a los muertos impide que reconozcamos esto. Pero aquel que los encara a ellos y a ese miedo

encara también su propio destino limitado. Aquel que encara esto se da cuenta: los muertos son amables.

La muerte de hijos

Cuando en una familia sucede que varios hijos mueren consecutivamente o que nacen muertos, a menudo se da una

separación de los padres. Quizás existan reproches secretos entre los padres de que uno u otro es culpable. En lugar de

llevarlo juntos, se separan. Eso es muy grave. La solución sería que los padres se miren a los ojos y se aseguren mutuamente

que lo llevarán juntos. Cuando hay permiso para que se de el duelo fluye el amor. Cuando el dolor no puede ser encarado

significa una separación no sólo para los padres sino también para los hijos. Muestra algo de la grandeza de la paternidad lo

que significa tener hijos y también perder hijos y seguir juntos a pesar de todo.

Reproche como sustituto del duelo

Cuando ocurre la muerte de un hijo con frecuencia los padres se reprochan que ellos u otros son culpables de la muerte. Eso

entonces separa a la pareja. La solución sería que los padres dijeran: lo llevamos juntos. La búsqueda de una culpa y de los

motivos surge de la necesidad de huir ante el dolor del duelo. Es el sustituto del duelo.

Cuando trabajo con padres en una situación así los conduzco al duelo. Hasta qué punto con eso se anula una separación es

otra cuestión. Pero de cualquier modo es un proceso sanador para ambos.