XVI

“¡No!... No me toques… si lo haces, moriré”.

Lolita

¿Sabes cuál es mi momento favorito de cuando nos vemos? El saludo y la despedida. Ambos son el mayor contacto que llegamos a tener. Puede que los veas solo como un bizantino beso en la mejilla, cortés, casual, protocolario, aleatorio, pero no tienes idea de lo esenciales que son para mí ese choque de cachetes, esa fricción tibia, esa microscópica riña de pómulos, que sueño a diario se conviertan, por una casualidad o por un error planeado, en el preludio de un beso robado. Puta mierda. Quisiera tomar el valor de voltear mi cabeza en una despedida y forzarte así, a siquiera verte desde más cerca de lo habitual, desde donde yo pueda leerte los ojos, tú los míos, desnudar tu alma, tus pasiones, tus miedos, iluminar tus oscuridades reprimidas y ensombrecer tus luces aparentes. Y acercándome a tu restringida burbuja donde solo pasan neas de fin de semana, obligarte a despegar tu nariz de la mía con un gesto incómodo, chistoso, asqueado, penoso, perplejo, ilógico, no importa, el que tú quieras. Puta mierda. Obligarte a elegir entre alejarte o quedarte, entre besarme o rechazarme. Juro que si me aceptas seré lo que quieras. Tu novio, tu amante, tu polvo, tu segunda opción, tu tercera opción, tu cuarta opción. Puta mierda. Déjame humillarme. Déjame ser alguien más que tu amigo. Déjame llegar a tu casa cual John Cusack en Say anything con una grabadora gigante en mis hombros reproduciendo tu canción favorita. Déjame cantar contigo en un molino rojo. Déjame clavarte adrenalina en el corazón. Déjame embarazarte como a Juno. Déjame bailar The time of my life. Déjame tratar de olvidarte y luego arrepentirme como Jim Carrey. Déjame morir y ser el espíritu de Patrick Swayze. Déjame formar contigo un club del desayuno, de poetas muertos, y hasta de la pelea si te da la gana. Déjame caminar contigo por Venecia antes del amanecer, por Paris antes del atardecer y por Grecia antes de la medianoche. Déjame escapar contigo de un Mississippi en llamas y en guerra. Puta mierda. Quisiera que fueras mi Bonnie y yo tu Clyde. Mi Patricia Franchini y yo tu Michel Poiccard. Mi Mary-Jane y yo tu Peter. Siendo tú Helena y yo Paris. Tú Scarlett y yo Rhett. Tú Celine, yo Jesse. Mi dama y tu vagabundo. Mi Lady Viola, tu Shakespeare. Tú Sally y yo Jack, tú Sally y yo Harry. Tú Eva, yo Wall-e. Tú tan Bella y yo tan Bestia. Puta mierda. Hoy, como la mayoría de las veces, fuiste ciega ante mis pruebas. Pruebas que siempre pasaste, maldita sea. Pruebas que poco a poco me daban la idea (la tan estúpida, fantástica, ficticia, desquiciada, aturdida, disneydeada idea) de que te gustaba. En esta ocasión opté por un gesto que creerás baldío. Mientras veíamos el partido de Colombia contra Brasil en la casa de Kermit (solo por complacerte a ti y a Raúl, sabes que soy impasible ante el fútbol), había dos sillas disponibles para que te sentaras a ver perder a tu patria 2 a 0, aparte del sofá posición V.I.P que aguantaría cómodamente a Raúl, a Sofía y a ti. En la otra silla estaba Kermit, ya pasadito de cervezas; y en la silla distante. con la peor vista al televisor, estaba yo. No te voy a negar que la silla estuviera grande ni que dejé libre un espacio pequeño, aunque suficiente, solo para que en tu lista de posibilidades incluyeras sentarte conmigo. Lo hice. Dejé una sexta parte de mi culo al aire para que vieras la posibilidad de sentarte a mi lado. ¿Y adivina? Lo hiciste al cabo del sabor de un chicle. Puta mierda. Te sentaste junto a mí de la manera más casual posible y acomodaste tu mano en mi rodilla sucia y raspada (no debí de usar pantaloneta). ¡Felicidades!, pasaste esa prueba. Me dejaste agarrar tu mano y acomodar mis dedos entre tus dedos, me permitiste oír tus blasfemias hacia la defensa colombiana tras el segundo gol brasileño, y hasta dignificaste a mi hombro con tu cabeza cansada y somnolienta. Me forzaste, por enésima ocasión, a aferrarme de forma indeterminada, perpetua, sempiterna, (y demás infelices sinónimos del adjetivo “infinito”) a tu espejismo muerto. Recuerdo cuando salimos los dos solos. La vez que estallaste la maldita burbuja. No tenés idea de cuánto planeé esa proposición. ¿Era prudente invitarte al cine? ¿O tan solo ir por un helado? Puta mierda. El reestreno de Titanic fue oportuno. Yo sabía cuánto amabas esa película y lo que deseabas verla en pantalla grande, así que me atreví a invitarte.

—Oye… el próximo fin de semana reestrenan Titanic en 3D, ¿quieres ir?

Se te iluminaron los ojos, sonreíste y no dudaste un segundo en aceptar:

—¡Ahhh… yo amo esa película! …sííí.

Puta mierda. Creé esa semana cientos de escenarios. Esbocé fantasmas de esperanza, escribí innumerables páginas de diálogos posibles (cielos, ¡hablábamos hasta de política en ese guion que nos tracé al viento!). Era ya viernes y no tenía muy claro si cuando te invité lo entendiste como una salida grupal con amigos (como siempre lo hacemos), o sabías con certeza que era de hecho una cita. Aseguré entonces el perímetro, pidiéndole a Raúl que esperara en el centro comercial por si decías algo como: «¿Y viene más gente?». Puta mierda. Puta mierda. No lo hiciste. Yo estaba ya listo para mandarle el mensaje a Raúl y que él viniera a ese parche de solo amigos. Pero no. No te quejaste, no mencionaste nada diferente a tu exasperado deseo por ver una vez más a ese maldito barco hundirse en el fondo del Atlántico, en tercera dimensión esta ocasión. Te invité a la boleta, a unas crispetas grandes y a una Coca-Cola mediana. Insististe en pagar cada una de las anteriores, pero me negué rotundamente como el pseudo caballero que soy. Entramos a la sala, nos pusimos las gafas y hablamos mientras pasaban los trailers. Puta mierda. Sentí que ese era el día. Habías terminado con esa nea hacía ya tres semanas, hasta el momento era el periodo más grande en el que estuvieron separados por lo que supuse un rompimiento permanente. No querías saber nada de esa gente. Empezó la película y te confieso que no me generó sino nostalgia. En la escarlata Kate Winslet veía por momentos el recuerdo borroso de Alicia y a la vez te reflejaba a ti. Quizá como en realidad te siento, como el reflejo de un proyector custodiado, como un holograma visible, intangible. ¿Te he dicho cuánto te pareces a Alicia? Cuando el condenado barco comenzó a hundirse, mi mano anduvo impaciente el gigantesco tarro de crispetas e intentó trazar una forma sutil de agarrar tu mano. Se rozaron un par de veces mientras bajaban y subían con palomitas, hasta que tú misma —óyeme bien, tú misma— la agarraste de la misma forma en que lo hiciste hoy mientras veíamos el partido. Puta mierda. Las esperanzas que estaban muertas las reviviste con esa iniciativa. Its alive! Me propuse a decirte lo que sentía por ti. ¿Que debía hacer? ¿Declararme o robarte un beso? Me decidí por la segunda, pues con esa se sobreentendería la primera, pero no encontraba la oportunidad. Según Hitch (o sea Will Smith), el hombre debe acercarse el 90% para que la mujer decida, y se mueva el otro 10% que culminaría en el beso. Puta mierda.

—Sigo pensando que Jack podría caber en esa tabla, ¿no crees? —interrumpí la solemnidad de esa escena que hemos visto cientos de veces.

—Jajaja, sí, pero si él no moría no hubiese sido tan romántico. —Me miraste con esos ojos que traduje erróneamente en un «¡Ey! Bésame». Te miré igual y empecé la travesía. 15%... 30%... 45%... 54%... 68%. No te corriste, no te inmutaste. Continué: 74%... 86%... 90%.

—¿No estarás pensando en besarme?

Puta mierda. ¿Qué querías que dijera? Mis nervios se tradujeron en una risita patética y seguro en un sonrojo. Me quedé callado y regresé mi cabeza al espaldar del asiento. No tenía idea de qué decirte y al parecer tú tampoco sabías qué decir. Faltaban como quince minutos para que terminara la película. Juro que fueron los más incómodos de mi vida. Salí de la sala con las gafas de 3D empañadas de angustia. Comenzaste tu discurso.

—Fulano... —Con decir mi nombre ya sabía para dónde ibas, no tenías que continuar, no tenías que hacerlo—. …Nos conocemos desde hace años y te quiero demasiado, eres como un hermanito... te cuento todo, nos entendemos muy bien. Pero no puedo dejar de verte como un amigo... tú eres mi mejor amigo…

¡Bang! Tengo que confesar que ya me habían dicho eso, y muchas veces. Y duele bastante. Pero lo que sentí esa vez sí sobrepasó cualquier dolor agónico. La metáfora perfecta sería esta: yo soy una res, una vaca, un cerdo, una oveja o el ganado que se te dé la regaladísima gana. El caso es que soy de tu propiedad, y al ser de tu propiedad debo ser registrado. Así que agarras una incandescente placa de hierro que dice “mejor amigo” y me marcas el pecho a sangre viva. Tsssss.

—Además tú sabes que a mí me gusta Juanes. —Maldita nea—. Todo lindo me mandó ayer rosas a la casa. Mirá el parrafote tan tierno que me mandó… yo creo que volvemos.

No podías parar de hablar, ¿verdad? Tenías que quedar bien con todo el mundo, tenías que limpiarte las manos, “aclarar las cosas”, endulzarme el oído y mandarme temporalmente a la mierda con una sonrisa de imbécil en la cara. Era en verdad fácil conmigo, solo te faltaban ocho palabras para hacerte sentir una heroína, una salvadora.

—…espero esto no afecte para nada nuestra amistad…

¿Sabes a qué me supo esa última frase? ¿De verdad quieres saberlo? Me supo a jodido azufre. A abrazo insípido, a halago forzado, a beso donado. Me supo a la impune hipocresía de un niño. Me supo a aspirina para el SIDA, a pañito para una llaga, a monedas para la miseria. Me supo a Coca-Cola caliente, a cerveza tibia, a pastas frías. A la cobarde lágrima que no salta en tu presencia, que espera la confidente almohada para caer a montones. A un insustancial par de medias como regalo de Navidad. Me supo a una paja rápida y a una fila eterna. Me supo a excelente película muy corta y a pésima película muy larga. A la versión en español de My way, al remake en inglés de Abre los ojos. Me supo a agua con hambre, a pan con sed. A novia en misa, a hermana en fiesta. ¿Sabes a qué me supo? Me supo a puta mierda, a mierda puta, a mierda, y a puta. Me supo a cianuro con chocolate, a chicle sin sabor, a cono de helado desplomado, deshecho, derretido en tu mano. Me supo a ponzoña. Me supo a todo, a poco, a nada. Me supo a poema sublime en epitafio. A sueño machacado, a esperanza cercenada, a ilusión molida. Me supo a humo de porro de amigo, a humo de cigarrillo de tío. Al anochecer de un enfermo terminal, al amanecer de un perpetuo preso. Me supo a Chaplin con voz, a mí sin vos. Al suicida atardecer de un domingo, a la más suicida madrugada de un lunes. Me supo a arsénico. Me supo a alpiste. A palomitas saladas, a gaseosa aguada. Me supo al Titanic. A una historia de amor, a una historia sobre el amor. Al mar, a My heart will go on. Pero me supo de nuevo a mierda. A un hijueputa iceberg, a un infierno helado, a pánico, a dolor, a frío, a muerte. Me supo a ti, al beso que no fue, al rechazo que sí fue, al romance que no será, a la amistad que será. Puta mierda. Puta mierda. Puta mierda. Puta mierda puta mierdaputa mierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierdaputamierda…

                  puta mierda puta                       mierda puta mierda
______puta mierda puta mierda            puta mierda puta mierda
____puta mierda puta mierda puta  mierda puta mierda puta mierda
___puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta
__mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda
__puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mi
_erda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta 
_mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda 
__puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta 
___mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta m 
_____ierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta 
_______mierda puta mierda puta mierda puta mierda puta mierd 
__________a puta mierda puta mierda puta mierda puta mier
_____________da puta mierda puta mierda puta mierda p 
_______________uta mierda puta mierda puta mierda 
__________________puta mierda puta mierda puta  
____________________mierda puta mierda puta 
______________________puta mierda puta mi                                                                      puta mierda                            erda puta mierda puta                                                                                                              

                                            mierda puta mie

                                               rda puta mi

                                                  erda pu

                                                    ta m

                                                      i