El coche,
bamboleante, atravesó entre los árboles con paso lento, el sol
apenas se filtraba por entre las ramas produciendo extrañas y
grotescas sombras en el bosque. Las ruedas crujieron peligrosamente
cuando salieron del camino.
Nataxa pudó escuchar las olas
rompiendo contra los riscos, olia la brisa salada y pegajosa. ¿Y si
la mataban y lanzaban su cuerpo al al mar?.
Se movió inquieta en su
asiento.
Zacharias la golpeó secamente en la
cabeza y la joven se desplomó sobre sus
piernas.
El vehiculo aún tardo un poco en
llegar a su destino. Timothy cargó con el cuerpo inerte de la joven
hasta la bahia, donde se dibujaban los altos mástiles de un
barco.
-¿Nos deshacemos del coche?.- preguntó
el jinete en el momento en que llegaba el elegante
caballero.
Zacharias observó a Simón y este
sonrió satisfecho:
-Lleven el carruaje a Nolfork. Seria
un desperdicio quitarmele del medio
hristian,enfurecido,golpeó la mesa del salón con el puño
cerrado.
Gordon se sirvió una copa de licor sin
atreverse a ofrecer nada al hombre, no fuera a ser que con el mal
genio ,lanzará la copa por los aires.
-No entiendo porque reacionas así. Es
muy normal que si tiene problemas en su propiedad, acuda. ¿No
harias lo mismo?.-Gordon habló sobre el hombro, alejandose
ligeramente de Christian.
El joven miró peligrosamente a su
alrrededor, sus ojos azules lanzarón destellos de ira, su rostro no
era más que una mascara fria e impenetrable. El músculo de su
mejilla comenzó a latir.
Christian tenia planes para ese dia.
Volvió a maldecir en alto y se dejó caer en el lustroso sofa de
piel.
-Supuestamente soy su prometido y
deberia estar informado.-gruñó entre
dientes.
Gordon le señaló con el dedo de la
mano que sostenia la copa:
-Tú lo has dicho.
Supuesto.
El sol entraba por la ventana
acariciando el negro escritorio repleto de papeles, motitas de
polvo bailoteaban a tras luz, de un lado a otro, al compás de
suaves movimientos ascendentes.
-La mocosa me importa un bledo. ¿Por
que deberia importarme que se queme su preciosa casa inglesa? Por
mi como si se arde ella dentro.- Mintió, y lo más importante es que
Gordon lo supo.
-Crei que te conocia más Christian.-
giró la copa entre sus dedos mirando al hombre con
atención.
Christian levantó la cabeza para
enfrentar su mirada.
-¡Claro que hubiera hecho lo
mismo!Pero esa ... estúpida ha ido solo con su cochero. Cualquier
persona con tres dedos de frente hubiera llevado minimo una pequeña
escolta.
Gordon se rascó la cabeza pensativa y
dió la espalda al hombre.Él tampoco habia pensado en eso y la
verdad es que Christian llevaba razón, sobre todo despúes de lo que
habia ocurrido en el parque con el primo.
-Será mejor que envie a alguien.-
acabó admitiendo Gordon.
-Esa mujer no necesita nuestra ayuda,
lo que la vendría bien es internarse en algún
psiquiatrico.
Gordon le miró condescendiente.
Conocia a su cuñado y sabia que hablaba así debido a la
rabia.
-Voy a enviar a alguien para que
averigue.
Christian no se molestó en decir nada,
estaba pensativo, si, era cierto que estaba preocupado por Nataxa,
y que ella, realmente no tenía por que decirle de donde iba o de
donde venia. Pero si tan solo se lo hubiera comentado antes de
salir.
Christian
Merrywatters soñó. Sintió los golpes de agua contra la madera, el
movimiento danzante de las olas. El suelo frio y duro. ¿frio y
duro?. Abrió los ojos repentinamente.
Donde quiera que estuviera, era un
sitio húmedo, lleno de sombras cambiantes.No estaba
soñando.
Se incorporó con lentitud, atravesó su
cabeza un dolor lacerante que pareció partirle el craneo a la
mitad.
Se llevó ambas manos a la cabeza
presionando e intentado disipar la confusión que lo
embargaba.
Escuchó la suave respiración cerca de
él. No estaba solo.
Con una mano tanteó el suelo cerca de
él hasta aferrar unos largos cabellos entre sus dedos y un
agradable aroma ascendió a sus fosas nasales, terminando por fin de
despejarle.
Tiró de los mechones y escuchó un
gemido, ronco, aspero.
Otra vez el dolor agudo le volvió a
traspasar la cabeza como si tuviera pequeños alfileres
clavados.
Sentia la boca
seca.
Sus ojos comenzaron adaptarse al
interior de la habitación y observó el cuerpo que yacia
quieto.
Un escalofrio recorrió su columna
vertebral y casi sin darse cuenta giró a Nataxa para poder
comprobar que ella estaba bien.
La zarandeó con suavidad, la muchacha
volvió a gemir, soltó un suspiro y siguió
durmiendo.
Christian despues de quitarse la
chaqueta, la acomodó bajo la cabeza de ella. Entre las sombras, el
mentón de Nataxa lucia de un tono violeta. ¡Malditos mal
nacidos!.
Paseó su vista por la habitación.
¡Para nada tenia que ver con un sueño!. El agua que chocaba contra
el casco del barco era tan real como el mismisimo golpe de su
cabeza. ¿Qué demonios habia pasado?.
Las tablas del suelo despedian un olor
fuerte, picante introduciendose en la garganta provocando
sequedad.
El cuchitril constaba de cuatro
paredes y solo por una ventana circular del tamaño de un balón,
penetraba la luz del dia.
Despúes de algún
tiempo de meditar, el hombre volvió acercarse a
Nataxa.
Al tiempo que la miraba, se pasó la
mano por la cabeza encontrando el origen de su dolor. El cabello
entre sus dedos estaba pegajoso con un fuerte olor a ocre, la
sangre seca comenzaba a formar costra donde habia recibido el
golpe.
Por más que lo intentó no pudo
recordar los sucedido.
A través de la ventana pudó ver litros
y litros de agua, pero por su instinto supó que la costa se hallaba
cerca, relativamente cerca.
Escuchó en cubierta pasos ligeros,
pero nadie abrió la trampilla que se encontraba en el techo, por
otra parte el techo era tan bajo que dificilmente Christian pudiera
ponerse en pie si inclinar la espalda y bajar la
cabeza.
Intentó despertar a la joven, esta vez
con más impetu, hasta que Nataxa enojada se giró hacia
él.
Cuando sus miradas chocaron, la
sorpresa de Nataxa se reflejó en su rostro empequeñeciendo sus ojos
verdes de tal manera que parecian don finas
lineas.
-no pasa nada.- las palabras que habia
destinado para tranquilizarla no surtieron el efecto
deseado.
Nataxa se incorporó poniendose de
rodillas frente a él y con la mano recorrió la áspera mejilla del
hombre cubierta de sangre seca. La dolia el mentón, sentia el frio
metido entre los huesos. Con dedos temblorosos comenzó a
desabotonar la camisa de Christian en busca de alguna
herida,
-Es solo sangre seca.- insistió
Christian tomando los dedos de Nataxa entre sus manos.-¿como estas
tú?.
La muchacha se tocó la
mandibula:
-Me duele.-contestó con voz
ronca.
-Tienes un feo moratón.¿Puedes
recordar algo?.
-Fue el hombre que vino a informarme
del incendio..- miró con panico las cuatro paredes y su cuerpo
comenzó a temblar sin control.- Quiero salir de aquí.-
gimió.
Christian la encerró entre sus
brazos:
-No perdamos la calma. Esperaremos a
ver que quieren y quienes son.
-¿Y tú, que haces aqui?.- se atrevió a
preguntarle.
-Pues no lo sé, la verdad.- se encogió
de hombros.- Yo no tengo ningún enemigo que yo sepa, por lo menos
en Londres.
-¡Yo tampoco!.- se quejó Nataxa. Se
apartó de él y se sentó en el suelo con la espalda apoyada en una
pared. Estaba algo más tranquila, aunque seguia muerta de miedo.-¿Y
si nos quieren matar?.
-Ya lo hubieran hecho.-respondió
Christian secamente.- Debemos salir de aqui, pero ya se nos
ocurrira algo, primero sabremos que buscan.
La joven recorrió el cuarto con la
mirada tal y como había hecho él minutos antes, volvió la vista al
hombre que en ese momento la miraba de una forma algo extraña.
Siguió la dirección de sus ojos y descubrió con horror que el
escote habia descendido y asomaba por el borde un rosado
pezón.
Con una exclamación, la joven se
colocó el vestido de nuevo, regañandole con la
mirada.
-Estoy segura de que estamos aqui
encerrados por ti.- aseguró Nataxa con
firmeza.
-¿Por mi?.- Christian arqueó las cejas
incredulo, su rostro pareció volverse de
piedra.
-¿y que piensas hacer para sacarnos de
aqui?- prosiguió ella.
-¡Dejame pensar!- contestó
furioso.
Sabia que debia tener calma,
pero¿encerrarle con ella?.¿Lograria encontrar la serenidad
suficiente para enfrentarse a quien fuera?
La joven se pusó en pie y a pesar de
tener que inclinar la cabeza, paseó por el cuarto pisando con
fuerza con sus botas.
-¡Si no te estas quieta, te juró que
haré que te hechen a los tiburones!.
-¿No harias eso verdad?.- le preguntó
ocultando el temor.
-Pruebame Nataxa.- susurró el
hombre.-¿desde cuando has empezado a
tutearme?.
Nataxa gruñó. Eligió un rincón del
cuarto y se sentó. Despues de echarse la chaqueta de Christian
sobre el pecho se quedó quieta observando al
hombre.
Nataxa intentó no
moverse.
Siguió al hombre con la mirada en
silencio, observando como pasaba las manos por las paredes del
cuarto, como empujaba la ventana circular hacia afuera. ¿Para qué?
¡Si no cabian por ahí!.
Se abstuvó de comentarle nada porque
Christian parecia muy concentrado, de modo que con la cabeza
apoyada en la pared, continuó observandole.
Christian se estiró como pudo y se
recogió el cabello en una cola de caballo, los biceps se marcarón
bajo la camisa cuando elevó los brazos.
Nataxa le observó con los ojos
entrecerrados. Christian era un hombre muy
guapo.
-¿Tienes esclavos?.-
preguntó
Christian se giró hacia ella,
inclinado para que la cabeza no diera con el
techo.
-No, yo tengo
trabajadores.
-¿Trabajadores
esclavos?.-insistió.
-¡Que no!
-¿conoces a alguien que tenga
esclavos?.
Christian dejo escapar un largo
suspiro y asintió:
-Si, conozco a gente que tiene
esclavos.
-¿Son tus
amigos?.
-¿Quién?¿Los
esclavos?.
-¡No! Me
refiero...
-Sé a lo que te refieres Nataxa. Por
supuesto que los conozco, son amigos, vecinos.- se agachó cerca de
ella y abrió las palmas de las manos hacia arriba, apoyando las
muñecas en las rodillas- Hay quienes estan de acuerdo con la
existencia de eclavos, se les da un techo, una alimentación a
cambio de trabajo...
-Pero no son libres.- interrumpió
ella.
-No, no lo
son.
-Christian ¿Estas a favor de la
esclavitud?.
-Por supuesto que no, ¿Pero que
hago?¿Me enfrento a mis vecinos y amigos?.- la vió encogerse de
hombros decidida y supo que ella lo haria. Christian sonrió- Eres
capaz de declarar la guerra al mundo.¿No es
verdad?.
Nataxa extendió la mano para coger la
del hombre. Necesitaba levantarse, estirar los músculos. El frio
parecia haber penetrado en sus huesos provocandola cierto
malestar.
Una vez medio erguida caminó
directamente bajo la trampilla del techo y golpeó con el
puño:
-¿Que haces?- le
preguntó.
-No me aguanto, debo pasar al
excusado.
Christian respiró con fuerza y durante
unos segundos dejos los ojos en blanco, luego él mismo aporreó la
madera del techo.
Escucharon varias pisadas sobre su
cabeza y un cerrojo al abrirse.
La luz del sol los cegó
momentaneamente, hasta que unos anchos hombros ocuparon la
abertura.
-¿Que sucede?- Preguntó una voz ronca
y profunda.
Nataxa comenzó arrepentirse, a lo
mejor despues de todo no tenia tantas ganas de salir de allí,
porque el hombre, a pesar de no poderle ver bien parecia vestir
como un ¿Pirata?.
-Queremos saber que hacemos aqui. La
señorita, necesita... aliviarse.
-¿La señorita?.- preguntó el hombre
sorprendido.-¿Qué...- Se interrumpió cuando reparó en ella.-
Disculpenos señorita.
La trampilla se cerró con fuerza y un
aullido iracundo sobresaltó a todo el mundo:-¡Quién Diablos ha
traido una mujer a bordo!.- alguien debió contestarle porque volvió
abrir la trampìlla:
-Los sacaran de aquí ahora- clavó unos
ojos crueles en Christian.- Será mejor que no intente
nada.
De nuevo la oscuridad. Nataxa se
enfrentó a Christian con una fria sonrisa:
-¿Ha visto?.No es a mi a quién
quiere.
El hombre, la miró estupefacto incapaz
de pronunciar palabra.
Al cabo de una
hora los prisioneros fueron trasladados a un camarote más grande y
con bastante más luz. Apenas habia una cama, una mesa con un par de
sillas, un escritorio y un enorme arcón.
Todavia nadie le había contestado lo
que hacian alli y Christian ya habia desistido de preguntar. En su
cabeza comenzaba a fraguarse un plan.
En el breve tiempo que habían estado
en cubierta, casi podia apostar que todos los ojos masculinos habia
estado clavados con fijeza en Nataxa, eso quizá le diera segundos e
incluso minutos para poder actuar mientras la bella dama los
¿entretenia?
La obsevó. Nataxa se habia sentado
sobre la cama y trataba desesperadamente de arreglar su cabello que
lucia revuelto sobre los hombros y las espalda, de vez en cuando
entonaba una cancioncilla infantil.
Trató de imaginarla asi, en su casa,en
Boston, sentada en el porche sobre una mecedora cepillandose el
cabello. Nataxa era una mujer extraña, demasiado consentida quizá,
demasiado impulsiva. Un diamante en bruto.
El olor a húmedad y rancio persistia,
pero era un lugar limpio y fresco.
Un ruido tras la puerta hizo que la
joven se callara de inmediato.
Christian se incorporó. Las piernas
ligeramente abiertas, los brazos cruzados sobre el
pecho.
La puerta tardo en abrirse, como si se
hubiera atascado con algo, pero por fin , un hombre vestido con un
impecable traje blanco, penetró en la
habitación.
-¡Taylor!.-exclamó la joven con los
ojos abiertos como platos, levantandose de la
cama.
-¡Nataxa, por Dios!.¿Qué haces
aqui?.
Christian sintió algo extraño en su
interior, unos celos que nacian de su estomago y que con violencia
recorrian su cuerpo, solo le habia faltado a Nataxa abrazar al tal
Tylor y él hubiera explotado como una bomba de
relojeria.
-¡Esto es horrible!.- le explicó la
muchacha.- No sabemos que está pasando, pero nos han captura..- se
detuvo cuando se topo con la fria mirada de Christian que taladraba
a Tylor.
Ambos hombres se enfrentaron
silenciosamente, sin palabras, solo con miradas feroces en un duelo
callado.
Nataxa sintió la necesidad de ponerse
entre ellos, pero al intentarlo, Christian la tomó de un brazo y la
colocó trás su espalda. ¿Acaso se olvidaba el hombre que no era a
ella a quién querian?.
-Señor Merrywatters.- Tylor rompió el
silencio- ¿Por qué no regresa a su pais y no vuelve
jamás?.
-No le entiendo.-respondió con
serenidad.-¿ Me ha secuestrado para decirme que regrese a mi
pais?
Tylor asintió y sus rostro aniñado se
giro a Nataxa.
-La señorita Needs y yo tenemos muchas
cosa en común. ¿Sabe?.
-¿Si?.- preguntó Nataxa intentando
asomarse trás la espalda de Christian.
-¿Si?.- repitió Christian. Sus ojos de
un azul frio e intenso clavados en Tylor.
-Bueno, vera.- con sus delgados dedos
se golpeó en un muslo.- Iba a pedirla en matrimonio cuando usted se
adelanto. Sé con una seguridad asombrosa que la señortia Needs no
se va a marchar con... usted, al igual que sé que usted no se va a
quedar en Londres.
-¡Pero yo no me voy a casar con
usted!.- se quejó Nataxa confundida. Tylor y ella nunca habían
hablado de nada parecido. Quizá hubiera pensado que habia quimica
entre ellos, pero de ahi a casarse habia un largo y profundo
abismo.
Tylor la miró con
desfachatez:
-Pensé que era diferente a las
demás...
-¿por que todos los hombres dicen lo
mismo cuando una mujer les rechaza?.- contestó ella ofendida. En
realidad Tylor siempre le habia caido muy bien y ahora la
desilusión crecia dentro de ella.
-¿Que van hacer conmigo?.-quisó saber
Christian en busca de tiempo.
-Posiblemente
mueras.
Nataxa aplastó su cuerpo asustado trás
la fuerte espalda de Christian, aferrandose a ambos brazos. El
joven casi luchó con ella al verse inmovilizado. Nataxa bajó las
manos hasta la cintura.
-¿Y si soy yo el que te mata?. Damé
una sola razon para no hacerlo..Tylor.
-A mi me da igual si mueres o no la
verdad.- se encogió de hombros.- Yo solo quiero que te vayas de
Inglaterra, pero aquí el primo de la señorita...- agitó la cabeza
con una sonrisa.
-Simón.- susurró Nataxa.- Mi primo
esta en la ruina, Tylor. ¿Lo haces por dinero?, si es por eso yo te
pagaré el doble. Nos llevas a casa y zanjamos el
tema.
Christian arqueó las cejas. Tylor
frunció el ceño y Nataxa sintió que la habian crecido dos enorme
orejas en la cabeza cuando los hombres la miraron con
atención.
-Ella tiene razón.- sugirió Christian
siguiendo la charada de la joven. ¿Porque era una charada, no?.-
¿piensa matarnos a los dos?.
-Callense de una vez, me producen
dolor de cabeza.- gruñó Tylor en un mar de
lios.
-¡Quiero ir a casa!.- gimió
Nataxa.
Tylor dió un paso hacia atras. En todo
momento se habia quedado en el hueco de la puerta. Los
miró.
-Estamos recorriendo la costa inglesa.
Llegaremos a Aberdeen en varios dias.- Miró el camarote de pasada.-
les recomiendo que se acomoden lo mejor
posible.
-¿Nos llevas a Escocia?.¡ Me niego!.-
gritó Nataxa enfadada.
Tylor no volvió a mirarla cuando cerró
la puerta.
Christian observó a
Nataxa:
-¿que hay en
Escocia?.
La joven se dejó caer sobre la cama
ocultando el rostro entre las manos.
-Escoceses.- contestó.-
escoceses.
Christian apoyó la
espalda en la puerta y se cruzó de brazos sobre el pecho, mirándola
con cierta ironia.
-Bueno. Ya sabemos porque estoy yo
aquí. Lo que no acabo de entender el lo que haces tú. Por si no lo
has notado estas tan encerrada como yo.
La muchacha le miró incredula, se
incorporó de la cama y caminó hacia la
puerta.
Christian se apartó y ella probó
varias veces con el picaporte.
Habian cerrado con
llave.
-¿Qué vamos hacer?. Estoy un poco
asustada.
El hombre agitó la cabeza con suavidad
apretando con fuerza los labios.
Ambos observaron el camarote en
silencio.
Despúes de un rato, Christian se sentó
en la silla y soltó una áspera carcajada.
-¿Qué ocurre?.- preguntó
intrigada.
-Pensaba en el destino. El pobre Tylor
intentando apartarme de tí y van y nos encierran
juntos.
Nataxa asintió elevando las cejas
graciosamente.
-Es cierto, se ha debido de
sorprender. Lo que no me encaja es ver con la clase de hombres con
los que se codea. Parecen piratas.
-No sé. Deberiamos reponer fuerzas y
estar preparados. Si piensan matarme no creo que te
liberen.
-¿crees que...?¿Vamos a
...?
-No creo nada.- respondió tajante.-
Tan solo que deberiamos estar en alerta.
Christian no sabia
el tiempo que llevaba alli sentado, en la incómoda silla que
resultaba dura y fria, observando a la joven que se habia quedado
dormida sobre la cama.
Ver a Nataxa tendida, con el cabello
revuelto sobre la almohada, ensortijado sobre la frente lisa y el
rostro relajado le provocó una sensación de
ternura.
Era como si sus sentimientos
estuviesen enfrentados de forma continua, por un lado ella lo
exhasperaba, pero por otro lo atraia como un
imán.
Cuánto más tiempo pasará con ella, más
dificil seria a la hora de despedirse y regresar a su
pais.
Sentia la necesidad de protegerla a
cada instante. Un temor que se cerraba en su pecho de solo pensar
que pudiera ocurrirla algo. No entendia porque, de pronto, esa
responsabilidad se había apoderado de él.
Pensó en Tylor y evaluó mentalmente
las acciones del hombre, o estaba necesitado de la herencia de
Nataxa o en verdad la amaba, y si esto último fuera la razón, él no
era el indicado para juzgarlo,pues Tylor acabaria convertido en un
peléle en manos de la joven. Ella era demasiado impulsiva y la
mayoria de las veces actuaba sin ser consecuente, lo que supondria
un serio problema para el Lord y para cualquier hombre que
estuviera con ella.
Tuvo que reconocer que no queria a
Nataxa con ningún hombre, pero él, no dejaba de ser Américano y
ella los veia como a una raza inferior.
Christian no poseia esclavos, siempre
había creido en la libertad y los derechos de las personas
independientemente de la raza o el color de su
piel.
En contadas ocasiones habia acudido a
las asambleas convocadas por James Knox Polk, el undecimo
presidente de Estados Unidos, un hombre al que realmente
admiraba.
La muchacha se movió ligeramente y un
largo y despeinado mechón cruzó su cara y su
cuello.
Christian se acercó hasta ella y le
apartó el cabello con dulzura, observando la piel pálida y cremosa.
Los labios sonrosados apenas estaban entreabiertos cuando posó los
suyos sobre ellos, saboreando el potente aroma
dulzón.
Se apartó cuando el picaporte de la
puerta giró desde fuera.
Un hombre de cabello rojo ocupó la
abertura de la puerta y un muchacho bastante joven entró en el
camarote portando una bandeja con alimentos, para dejarla sobre la
mesa del escritorio.
-La señorita quiere saber por qué está
aquí.-Christian habló al pelirrojo que lo miraba en actitud
amenazante.Este se encogió de hombros y espero con impaciencia a
que el muchacho soltará la bandeja. Volvió a cerrar con llave al
salir.
Christian sintió hambre. No había
comido nada desde la noche anterior.
En cuánto supo que Nataxa habia
abandonado Londres para acudir a su residencia de Nolfork, él,
habia salido hacia las tabernas del puerto en busca de información
sobre el incendio.Alguien debió golpearlo para subirle a bordo.
Alguien grande o como mínimo dos personas, pues Cristian era un
hombre bastante fuerte. Aún notaba el dolor de su cabeza, aunque
ahora de forma más leve, como si poco a poco fuese
remitiendo.
Miró la bandeja de comida, pan rancio
y guiso de estofado, dos jarras de cerveza caliente y un trozo de
queso.
No esperó a que Nataxa despertara y
comió algo, siempre expectante a lo que pudiera ocurrir
fuera.
Cuando la muchacha despertó se dió
cuenta de que Christian se hallaba acostado junto a ella, rodeando
su cintura con una mano grande y fuerte. Con ojos somñolientos se
giró hacia él. Incluso dormido, el hombre seguia siendo sumamente
viril y atractivo. Le acarició el mentón con la palma de la mano,
raspaba, una incipiente barba dorada comenzaba a cubrir su piel.
Los ojos azules se abrieron repentinamente y se clavaron en
ella.
Nataxa observó el fuego de su mirada y
ardió con el calor de su cuerpo apretando el suyo. Recordó las
sensaciones que habia descubierto la noche de la fiesta cuando sus
manos la habian acariciado de forma tan intima. Subió un tono
rosado hasta sus mejillas y se apartó torpemente del hombre,
incorporandose.
Christian volvió a cerrar los ojos
musitando por lo bajo:
-Come un poco
Nataxa.
La muchacha observó los alimentos
arrugando la nariz. Tomó un poco de pan y queso sin llegar a
sentarse.
-Ya es de noche.- susurró ella.-
Debistes haberme despertado, ahora no tengo
sueño.
Christian abrió solo un ojo, pero no
la miró. Soltó un sonoro suspiro.
-Cuentame Nataxa. ¿Por qué ese odio
contra mi pais?
Ella miró fijamente la ancha espalda,
sosteniendo el queso entre dos dedos como si temiera mancharse. El
vestido estaba sucio y arrugado,desgarrado el encaje de la falda.
El cabello negro y rizado caia en una cascada salvaje por su
estrecha cintura,rozando las caderas.
-¿Por qué te interesa
saberlo?
-Me gustaria saber tus motivos
reales.No creo que hayas olvidado que me
ofendistes.
-¿te ofendí?.-replicó, todavia con los
ojos clavados en la espalda de él.
-Si te apetece me lo cuentas y si no,
me voy a dormir un poco.
La joven se metió el último trozo de
queso en la boca y caminó por la habitación con una ligera
sensación de mareo.Era la primera vez que se hallaba en un barco y
notaba el suave movimiento bajo sus pies.
-No tenia que haber comido nada.-gruñó
entre dientes.-Se me esta revolviendo el
estomago.
Christian por fin se giró hacia ella
mirándola con pena.
-Sientate o echate en la cama. Notarás
menos el movimiento.
Nataxa miró el hueco de la cama donde
habia estado minutos antes, con desconfianza. El movimiento del
barco la ayudó a decidirse.
Se tumbó junto al hombre, con la
espalda en el colchón y los ojos clavados en el techo. Al principió
quedó en silencio y el hombre volvió a cerrar los ojos con toda la
tranquilidad del mundo.Comenzó a narrarle la historia de sus padres
y agradeció que Christian escuchara con atención sin levantar los
parpados ni cambiar de postura. A veces creia que estaba dormido,
sin embargo fruncia el ceño alguna vez que otra, aún así, cuando
Nataxa terminó el relato, él siguió sin
moverse.
-¿Y Tylor?¿Alguna intención con
él?.
Nataxa se colocó de lado para mirarle
a sus anchas.
-Se me cruzo un par de veces por la
cabeza que pudiera ser un buen marido, decidí que
no.
Christian abrió los
ojos:
-¿Antes o despúes de lo
ocurrido?
-Antes.- afirmó con convición. Sonrió
divertida cuando el támbien lo hizo.
La oscuridad
envolvia la barcaza que se deslizaba por las tranquilas aguas del
rio.
Nadie esperaba el topetazo y el enorme
estruendo que le siguió. Gritos y alaridos de furia y terror se
mezclaron en la noche.
Varios incendios
comenzaron a iniciarse por toda la
embarcación.
Los disparos de los rifles y los
mosquetes producían ruidos ensordecedores que rompían la
tranquilidad de la noche.
La lucha fue intensa.Una segunda
barcaza comenzó abordar la embarcación sin ninguna clase de
miramientos. No servían ni los supervivientes, ni buscaban
rehenes.
Christian
arremetió con fuerza contra la puerta, golpeándose el hombro en
varias intentonas. Pateando la madera,consiguió abrirse un
hueco.Salió arrastrándose y una vez fuera echo la puerta
abajo.
Una sola mirada le basto para saber
que la barcaza estaba siendo atacada por otra de igual
tamaño.
Una lucha encarnizada entre piratas de
río.
Tomó con fuerza la
mano de Nataxa y tiró de ella, corriendo sobre cubierta con la
única intención de escapar con vida. Pedazos de tela ardiendo caían
por doquier desde el alto palo de la vela
mayor.
El cuerpo de alguien provocó un
tremendo impacto al chocar con fuerza contra la el piso de
madera.
La joven se aferró a la barandilla,
observando con verdadero terror la negra oscuridad del profundo
abismo.
Christian trató de soltarla de la
barra metálica que rodeaba una gran parte de la
embarcación.
Los marineros luchaban ajenos, en un
intento por salvar sus vidas y destruir al
enemigo.
-¡Tenemos que saltar!.- gritó
Christian elevando la voz por encima de las múltiples
explosiones.
Los ojos de Nataxa se dilataron. Su
corazón golpeo con fuerza en su pecho.
-Voy a morir.- contestó aterrorizada,
incapaz de soltar la fría barra de metal.
No sabia nadar, nunca lo había hecho y
allí abajo solo veía oscuridad y a veces el reflejo de las llamas
anaranjadas sobre las aguas. Sabia que el agua la engulliría, que
sus pulmones dejarían de trabajar y ella tendría una muerte
horrorosa. No, no podía soltarse del único sitio que a ojos vista
parecía el más seguro de la embarcación.
Nataxa busco con ahinco los ojos del
hombre, pero este se había colocado tras ella y sin ninguna clase
de delicadeza, apartó sus manos de la barandilla, la subió por
encima y a pesar de los alaridos de la joven la lanzó a las negras
aguas, él fue detrás, perdiéndose en la
noche.
Nataxa sintió el tirón en su falda y
la prenda comenzó a enredarse junto con las enaguas en las piernas,
formando un tirabuzón que luchaba por arrastrarla al fondo. Con las
manos trató desesperadamente de salir a superficie, pero no parecía
avanzar en ninguna dirección.
Unas enormes garras de acero se
clavaron en su cintura y tiraron de ella desde algún lugar de la
oscuridad. No estaba segura de si trataban de ayudarla o ahogarla.
El miedo hizo que perdiera el conocimiento.
Christian luchaba con todas sus
fuerzas para escapar de los remolinos de agua que provocaba la
embarcación al hundirse en la parte derecha del río, levantando un
lodo pegajoso que succionaba lo que encontraba a su
paso.
A duras penas logró mantener a la
joven con la cabeza fuera del agua.
Se asió con fuerza a una enorme roca
puntiaguda con la que chocó, introduciendo los dedos de la mano que
tenia libre entre las grietas.
Aún podía oír los gritos despavoridos
de la batalla. El fuego cayendo desde uno de los altos mástiles que
seguía en pie.
Sosteniendose con fuerza, vislumbró la
orilla a menos de un metro. Impulsándose con los pies en la roca,
nadó hasta los juncos de la rivera arrastrando consigo el cuerpo
inerte de Nataxa.
No tenía prácticamente ninguna fuerza
de modo que recostó a la muchacha bajó un grueso tronco y cayó él
encima. Frente contra frente. Más tranquilo al escuchar la regular
respiración de Nataxa. Giró la cabeza al río, ahora su temor era
que no fueran los únicos supervivientes. Agudizó su vista y escuchó
en silencio.
El rió quedó completamente en silencio
y los incendios se fueron apagando a medida que la barcaza se
hundía más y más en el agua.
La embarcación que aún quedaba en pie,
se retiró silenciosamente río abajo, como si no hubiera pasado nada
por el camino.
Tras un rato, el
hombre rodó sobre si mismo y clavó los ojos en el oscuro cielo
salpicado por diminutos diamantes traslucidos. ¿Pero que había
sucedido?. Estaba en Londres de visita, solo había pretendido pasar
un poco de tiempo con sus sobrinos y de repente había aparecido
Lady Needs con su mal genio y sus palabras hirientes, a partir de
ahí su vida había dado un giro inesperado, golpeado, secuestrado
por piratas de río, y ahora...¿Donde estaba?¿En
Escocia?.
No poseía ni dinero ni joyas en ese
momento y... miró a Nataxa, tenia barro de la cabeza a los pies.
Habían escapado del destino, ahora debían regresar a casa. ¿como?¿A
pie?. Gruñó en la oscuridad. NI siquiera sabia donde Demonios
estaba, como poco había esperado ver el mar, pero la embarcación se
había desviado por un ramal y ahora ni siquiera estaba seguro de
estar en Escocia.
El Firth of Forth
,como se dice en Escocia. también conocido como Río Negro, se
encontraba envuelto en una densa bruma, la niebla y los vapores de
agua se elevaban de manera fantasmal ascendiendo hacía la pálida
luz del grisáceo cielo. Las ranas croaban con fuerza desde la
orilla, componiendo una molesta y desagradable
melodía.
A pesar del estado del cielo, el sol
luchaba por asomarse, haciendo que sus rayos de sol penetraran
entre las ramas de los árboles, haciendo brillar sus verdes hojas
aterciopeladas.
Christian y Nataxa habían caminado
junto a la orilla del río lo que parecía un par de horas. El
trayecto era largo sobre formaciones
rocosas.
La muchacha, tiraba de sus desgarradas
y húmedas ropas que pesaban al menos tres kilos más, pero se había
negado a despojarse de ellas y caminar solo con sus destrozadas y
embarradas enaguas.
Christian, a veces debía empujarla
para que no se detuviese y otras la ayudaba por temor a que
tropezara y se rompiera algún hueso del
cuerpo.
Caminaban sin ningún rumbo fijo,
totalmente desorientados, perdidos, hambrientos, cansados. Atentos
de no toparse con Tylor o alguno de sus secuaces, eso, si habían
sobrevivido al brutal ataque.
Llegó un momento en el cuál Nataxa
dejó de prestar atención al fascinante paisaje y las verdes
praderas que se alzaban ante ella. Todo comenzó a parecer lo mismo,
árboles idénticos, clones de rocas y el río... ancho, largo, no
parecía acabarse nunca.
Christian movió la cabeza en silencio,
escuchando, como si se tratara de un felino, oliendo el ambiente.
Una ligera brisa había llevado hasta él el aroma de café recién
hecho.
-¿Hueles a café?.- El hombre se había
detenido en seco.
-Nunca he probado el café.- Nataxa se
encogió de hombros y aspiró el aire.- Yo no huelo a
nada.
La muchacha estaba tan cansada que ni
siquiera se esforzó en intentarlo. Jadeaba con cada paso y sus
bronquios se dolían cada vez que tomaba aire para
respirar.
-Es por aquí.- Christian la tomó del
codo instandola a continuar hacía el
bosque.
No tardaron mucho en descubrir la
cabaña de madera que se alzaba sobre la ladera de un alto
cerro.
Ambos jóvenes suspiraron aliviados. Un
diminuto arroyo de aguas cristalinas se deslizaba frente a la
cabaña produciendo un delicioso sonido burbujeante, como cristales
tocándose unos contra otros.
La puerta se hallaba abierta y
pudieron escuchar el llanto de un bebe proveniente desde el
interior. Se detuvieron ante el primer peldaño de la
escalera.
-Hola.-grito Christian, rodeando la
cintura de Nataxa con toda tranquilidad.- ¿Hay
alguien?
-Hola.- contestó una agradable voz de
mujer.
Era una muchacha joven de rostro
angelical y cabellos rojizos. Mofletes sonrosados como los
querubines que pintan en los cuadros. Llevaba un sencillo vestido
en tonos amarillos con el cuello y los puños pulcramente
blancos.
-¿Han venido a pie?.- preguntó
arqueando las cejas extrañada. Paseó la vista sobre la pareja y
observó a Nataxa compadecida.- Su esposa parece agotada, por favor
pasen, no se queden en la puerta.
-Agotada y hambrienta.- contestó el
hombre cargando con Nataxa que había depositado en él todo el peso
de su cuerpo.- Soy Christian Merrywatters y ella es mi esposa,
Nataxa.
La nombrada le lanzó una mirada de
desaprobación pero prefirió no decir nada al
respecto.
-Me llamo Sharisse McGreysort.- acercó
dos sillas a la mesa.- Mi marido vendrá de un momento a
otro.
-Es usted muy amable señora
McGreysort.- Nataxa paseó la vista por la
casa.
Su decoración era bastante húmilde,
pero las pocas cosas que había eran de un gusto bastante refinado.
El frío suelo estaba cubierto por varias alfombras de distintos
colores, que aunque no tenían nada que ver entre si, daban la
sensación de calor y colorido.
Bajo una de las ventanas se hallaba
una hermosa cuna de madera de roble con doseles blancos. Un
agradable aroma a limón y canela se desprendía de una pequeña olla
que colgaba de la chimenea.
Sharisse se acercó a tomar el bebe en
brazos, que guardo silencio en cuanto estuvo entre las seguras
manos de su madre.
-Este es Michael.- les mostró el
pequeño bulto de carnes rosadas.
-¡Es una delicia!.- exclamó Nataxa.
Nunca había estado tan cerca de un bebe. Tomó la pequeña
manita y la acarició con dulzura.
-Le están saliendo los dientes, por
eso no para de llorar. Regreso en un momento. - La mujer, con la
criatura en brazos abandonó la estancia para ingresar en una de las
habitaciones.
Christian tomó asiento en una de las
sillas y apoyó los codos en la mesa con las manos en las sienes
para descansar un poco la cabeza. Nataxa se sentó frente a él
observandole.
-¿Por qué le has mentido?. Parece una
buena mujer.- le susurró.
-Me pareció lo más normal,sobre todo
por ti.- se encogió de hombros y con pesadez levantó la cabeza para
mirarla.- Después de todo aún somos prometidos.
¿No?.
-Pura fachada.- comentó .- Pero
Gracias de todas formas.- Estiró una mano sobre la mesa y esperó a
que Christian correspondiera con la suya. El hombre así lo hizo y
ambos se tomaron de las manos.- Gracias por salvar mi vida. Si no
hubieras estado allí... yo...- sus ojos se nublaron repentinamente
empañándose con incipientes lágrimas.
Christian apretó su mano dándola
seguridad. La observó tragar con dificultad el nudo de su garganta.
Se la veía tan frágil y delicada. Unas sombras violetas se habían
instalado bajos sus hermosos ojos verdes. Su rostro estaba cansado,
demacrado, sucio.
-Tranquila. Intentaremos regresar a
casa de algún modo. Quizá el señor McGreysort pueda ayudarnos.-
intentó sonreír formando una mueca divertida.- De momento hemos
salido con vida de todo esto.
Nataxa deseó abrazarlo, acunarlo entre
su pecho. La preocupación que Christian sentía por ella era
dolorosa y más, cuando sabía que en cuanto regresaran a casa él
desaparecería de su vida, cogería un barco y se marcharia a
muchisimos kilómetros de allí, posiblemente para no volver a verse
nunca más. ¿Como podría vivir sin verle? No se había dado cuenta
hasta aquel momento, pero le amaba, sentía que tenerle cerca era de
vital importancia para ella.
Christian soltó su mano y se rehizo la
cola de caballo.
Sharisse irrumpió en la habitación con
un balde plateado y lo colocó sobre la mesa. Detuvo a Nataxa cuando
se quiso levantar para ayudarla y volvió de nuevo con una mullida
toalla.
-Ahora no puedo ofrecerla la tina.-
explicó Sharisse dirigiéndose a la joven.- No me queda espacio para
calentar el agua y aquí haría mucho calor para Michael. Esta tarde
la prepararé. He conseguido algunas ropas.
-Es muy amable, de verdad. Nos
apañaremos con este agua.
Christian se
incorporó.
-Esperaré fuera.- No quería poner a su
anfitriona en un compromiso y aunque deseaba quedarse cerca de
Nataxa, esta vez hizo caso al decoro comportandose como un
caballero.- Por cierto señora Mcgreysort. ¿Donde
estamos?
-A varias millas de Kincardine. En el
fiordo de río Forth.
Christian asintió. No conocía la zona
ni de oídas. Edimburgo era la única ciudad que más le sonaba y eso
porque creía estar seguro que era la capital de
Escocia.
-Señor Merrywatters.- le detuvo
Sharisse.- Abajo de la senda hay un lago de aguas templadas.
Llevese la pastilla de jabón y la toalla. A mi Charly le encanta
bañarse allí.
-si, gracias.
Sharisse estaba
encantada de tener visitas pues a veces podía pasarse meses sin ver
a nadie excepto a su marido e hijo. Charly, la solía llevar a la
ciudad en poquisimas ocasiones, solo cuando realmente necesitaban
comprar algo, pues había un largo trayecto que recorrer.
Insistió en cepillar los húmedos cabellos de Nataxa que acaban de
lavar en el balde, mientras esta le contaba la increíble historia
de lo ocurrido, omitiendo el hecho, claro esta, de que no estaban
casados.
-Parece que Christian tarda un poco.-
observó Nataxa algo inquieta.
-No se preocupe por su esposo. Seguro
que se ha encontrado con Charly , es un hablador
empedernido.
La joven trató de relajarse sintiendo
esas suaves manos sobre sus cabellos. La idea de que a Christian le
hubiera ocurrido algo la ponía enferma. Tylor todavía podía hacer
de las suyas, incluso Simón del que no sabia realmente que buscaba
de Christian, a lo mejor hasta tenía que ver con el duelo que había
anulado.
Volviendo a Tylor tampoco tenía la
seguridad de que siguiese con vida.
-Hace varios meses los piratas de río
cruzan por estas zonas. Lo normal es que asalten los barcos de
mercancías, nunca de pasajeros. De todos modos la justicia los
persigue con bastante ahinco. Es posible que de lo que me hable sea
algún ajuste de cuentas entre ellos.
-Michael va a empezar a llorar.- dijo
Nataxa al oír gorjear al pequeño.
Sharisse se acercó a la cuna para
tomarlo entre sus brazos y acunarlo. Su mirada llena de amor
conmovió a Nataxa. ¿Tendría ella alguna vez un hijo tan hermosos?.
Un pequeño de cabellos dorados y risueña mirada
azul.
Desde el exterior llegaron las voces
de los hombres y Nataxa corrió a recibirlos, suspirando de placer
al observar a Christian con su cabello largo peinado hacía atrás y
su cara limpia de la barba.
Charly no era tan joven como ella
había esperado, sobrepasaba los cuarenta y tantos y tenía el
cabello oscuro como su espesa barba. Sus pequeñas arrugas junto a
sus ojos le hacía parecer jovial y alegre.
-Ella es Nataxa.- Christian se le
acercó sonriendo y ella volvió a sorprenderse al pensar en lo guapo
que se veía.Sintió derretirse algo en su interior cuando él tomó su
mano con cariño llevándosela a los labios.
-Tu marido me dijo lo hermosa que
eres, pero creo que se ha quedado corto- besó la mano de Nataxa con
suavidad, tan solo con un roze antes de volverse hacía Sharisse
para besarla con efusividad.
Nataxa, con una ceja enarcada miró a
Christian. El hombre se encogió de hombros con una sonrisa la
rodeó con ambos brazos.
-Hoy tardastes.- escucharón decir a
Sharisse.- La pobre muchacha estaba comenzando a preocuparse con
vuestra tardanza.
-Lo unico que te puede suceder por
aquí es que te ataquen los lobos si tienen hambre, pero es algo que
no suele ocurrir. Entremos en la casa, quiero ver a mi trozo de
carne.
-¡No le llames así! Se llama
Michael.
Los McGreysort estrarón en su casa.
Christian susurró a la joven:
-¿Preocupada?.
-Por si acaso pensabas abandonarme.-
bromeó.
-¡No te quites los
pantalones!.- Nataxa trataba de no mirar el explendido cuerpo del
hombre que ya se había despojado la camisa que Sharisse le había
prestado de su esposo. Había echado una disimulada ojeada a su
amplio pecho, los anchos hombros de piel dorada, su sedoso cabello
cayendo sobre la nuca.
-No grites que te oiran.- murmuró con
burla.
Nerviosa, paseó sobre la alfombra. No
era la primera vez que compartian una cama, pero siempre vestidos y
sobre los cobertores. Ahora miraba a Christian y le veía con
toda la intención de meterse entre las sabanas como Dios le trajo
al mundo.
-No haré nada que tu no quieras
cielo.- Empezó a decir, pero no estaba muy seguro de sus propias
palabras. Hacía mucho tiempo que no estaba con ninguna mujer y
soñaba con ella desde que la habia saboreado en la fiesta de
compromiso, de eso hacía tan solo unos días, pero parecían
meses.
-No estoy aconstumbrada a dormir con
gente y menos con un hombre desnudo.
-Eso esperaba.- sonrió divertido.
Deberia estar riendo por las ocurrencias de la muchacha, sin
embargo no era el momento y él lo sabia. Sus ojos brillaron
cálidamente observando su esbelta y delgada
espalda.
Ella se atrevió a mirarle sobre el
hombro, descubriendo un cuerpo duro y fuerte, todo dorado,
excitante,atrayente introduciendose lentamente entre las
sabanas.
Sus ojos verdes buscaron algún defecto
visible en el hombre sin hallar nada. Las pìernas de nataxa
temblaron y un calor repentino cubrió su vientre. Cosquillas de
excitación recorrieron su cuerpo.
Christian le dió la espalda a
proposito,se cubrió con la cobija dispuesto a dormir, haciendo un
esfuerzo sobrehumano para olvidarse de
ella.
Nataxa se despojó con rápidez de la
falda gris. Sabía que al día siguiente se levantaria con la camisa
arrugada, pero era eso, o desnudarse por
completo.
Se metió en la cama, pegandose todo lo
posible al borde del colchón, tratando de no tocarle. En silencio,
con una tensión palpable esperó algún movimiento por parte del
hombre.
Con el paso de los minutos escuchó la
respiración regular de Christian que ya se había dormido. Por fin
relajó todos los músculos, aunque en el fondo sintió algo de
desilusión. ¿Que habia esperado?. Hacer el amor con aquel Díos
despampanate y perder su virginidad con el hombre más importante
que había pasado por su vida.
Nataxa se despertó
sobresaltada. Algo en su inconsciencia la había
despertado.
Observó la habitación apenas iluminada
por la tenue luz de la luna, que penetraba a través de las blancas
y transparentes cortinas.
Los McGreysort habían sido muy amables
permitiendoles dormir en el salón, que hacía las veces de cocina,
de sala de estar y practicamente allí era donde realizaban la vida,
pues la cabaña era bastante poca cosa, aunque para tres estaba más
que preparada.
Sharisse había colocado un amplio
colchón que guardaba bajo su propia cama, y que tenia reservado
para cuando sus padres iban a visitarlos.
Nataxa estudió cada sombra y cada
rincón hasta que sus ojos fueron acostumbrandose poco a poco a la
oscuridad.
Al poco de entender que no había nada
fuera de lo normal, se concienció de la presencia de Christian en
la cama y comenzó de nuevo a relajarse.
Estaba de nuevo por cerrar los ojos
cuando el hombre se volvió hacia ella y atravesó su pecho con un
brazo de hierro.
Al principio la asustó aquella
presión, pero pronto empezó a llenarse de un calor
extraño.
Levantó ligeramente la cabeza y miró
la silueta del hombre. Realmente parecía que
dormía.
Su corazón aleteo con suavidad. Se
pasó la lengua sobre los labios secos y muy despacio fue acercando
su rostro al del hombre. Supo el momento exacto en que Christian
despertó, porque el hombre dejó de respirar durante unas breves
décimas de segundo, aún así, él no se movió y ella fingió no
haberse dado cuenta.
Se sintió atrevida, osada. Estaba
lejos de su hogar, lejos de las personas que conocía y que podían
recriminar y criticar todos sus actos. Estaba libre de todo,
excepto de aquel brazo que seguía sin moverse de encima de
ella.
Suspiró con suavidad y muy despacio,
con la mano que no estaba atrapada bajo el placentero peso del
hombre, rozó el antebrazo de Christian llevando sus dedos hasta el
hombro de piel dorada como el trigo. Sus labios remplazaron las
puntas de sus dedos y saboreó la carne dejando un reguero de
húmedos besos en el fuerte bíceps.
Christian apenas acercó la cabeza un
poco más y Nataxa, envalentonada, lamió los labios del hombre hasta
que él la atrapó con su lengua en un beso ardiente,
envolvente.
La muchacha abrió más su boca, deseosa
de que la llenara con su lengua, de absorber el alma del hombre, de
indagar y recorrer la cavidad másculina. Quiso comerse al hombre y
esa sensación la asustó y la excitó. Estaba segura que el acto de
amor la depararía algo más que unas simples caricias. Sabía que la
tensión de su vientre, el vacío de su estomago tarde o temprano se
saciaría¿pero de que?.
Christian deslizó su brazo liberándola
de su peso. Su mano bajó por su cintura, acariciando la cadera con
suavidad para cubrir el muslo con los dedos abiertos, quemando la
delicada piel.
Nataxa se acercó aún más a él, hundió
la boca en el cuello del hombre y su lengua dibujó círculos al
tiempo que sus dientes presionaban
ligeramente.
Christian gimió y presionó más sus
dedos sobre la carne blanda.
La mente de Nataxa giró en un
torbellino, deseaba que el hombre la tocará los pechos y él
pareció leer su mente cuando desabotonó con paciencia la camisa.
Jadeó, perdiéndose en las múltiples sensaciones. Sus pechos ardían
antes el contacto de Christian que cubrió sus senos con ambas
manos, colocándose encima de ella.
Cuando los dedos del hombre frotaron
sus pezones la joven arqueó la espalda disfrutando de aquellas
excitantes caricias que parecían querer acabar con su
cordura.
Exclamó cuando la lengua de Christian
sustituyó sus manos. Flotaba. Inconsciente se movía tras él, tras
su boca. Los pechos se hallaban hinchados, casi doloridos y aún
así, el cosquilleo que bajaba hacia sus partes más intimas la
animaban a seguir, aferrándose a los fuertes hombros y clavando las
uñas por no gritar, que era lo que más deseaba en aquel
momento.
Ella era un foco de incendio, él debía
extinguirlo, tenía que extinguirlo y calmar tanto su cuerpo como su
alma que por momentos creía consumirse en el infierno o ¿En el
cielo?.
Christian se colocó entre sus piernas
sin dejar de adorar sus pechos y Nataxa, olvidada la vergüenza en
algún rincón de su mente, tomó con una mano los dorados cabellos y
presionó más la cabeza de él. Un calor abrasador se extendió por su
pelvis y sintió como la humedad cubría parte de sus oscuros
rizos.
Se mordió el labio inferior.
Necesitaba que el hombre la tocará allí. Necesitaba la presión, una
profunda caricia.
-Tocame.- susurró Nataxa en un hilo de
voz, con los ojos entrecerrados de pasión.
Christian apartó los cobertores y la
observó entre las sombras. Ella pudo ver el brillo de sus ojos
antes que el hombre descendiera su cabeza hasta su vientre liso.
Hundió la lengua en el ombligo y Nataxa se obligo a no
gritar.
Abrió las piernas casi de forma
exagerada. Le necesitaba como el comer o el
respirar.
La mano de Christian acarició con
delicadeza la parte interior de los muslos y sus dedos acabaron
jugando con los rizos, rozando, como de pasada, la húmeda
feminidad, el túnel acogedor que clamaba por su miembro
erecto.
El hombre se medio incorporó de nuevo
y volvió a devorar la ansiosa boca de la joven, sus lenguas
frenéticas danzaron acallando los suaves gemidos de
ambos.
Christian dejó que se frotará contra
él, antes de penetrarla con dulzura, con suavidad. Ella estaba tan
excitada que el miembro resbaló con una facilidad increíble
introduciéndose completamente en ella, en la cavidad ardiente que
le aprisionaba, que se adaptaba a él, que le tenía capturado sin
posibilidad de escapatoria.
Ni siquiera la barrera de su
virginidad ofreció resistencia alguna.
El mundo pareció detenerse para ambos
y Nataxa inclinó la cabeza para mirarle.
La silueta del cuerpo masculino sobre
ella se recortaba con el reflejo de la luz y buscó sus ojos,
encontrando las oscuras cavidades.
Christian comenzó a moverse con
lentitud, profundizando cada vez más hasta que la lujuria clamó por
llegar a algún lugar, no importaba donde.
La necesidad física de desahogar, de
liberar las fuertes emociones, los múltiples cosquilleos que
invadían los cuerpos.
Con cada empellón que el hombre daba,
Nataxa se sintió florecer, como si de repente se hubiera convertido
en mujer y hubiera madurado de forma increíble, como si pudiera ver
las cosas desde otra perspectiva, desde un plano
diferente.
Eran un hombre y una mujer. Lo demás
carecía de importancia porque la mente de ambos en aquel momento no
daba para más.
Juntos llegaron a la culminación, a la
cumbre de los placeres secretos donde los latidos de los violentos
corazones comenzaron a descender de la loca carrera que habían
originado.
Nataxa suspiró satisfecha, llena en su
totalidad y feliz por haber descubierto las intensas emociones que
acaba de vivir.
Christian, aún jadeante y envuelto en
sudor se dejó caer de costado con el cuerpo pegado al de ella. La
besó las mejillas en actitud amorosa, sin embargo se perdió entre
sus labios "el te quiero". Una palabra recién descubierta y que
quemaba su lengua,una palabra que golpeaba en su cerebro con cada
latido de su corazón.
¿que pensaría ella? ¿que pensarian en
su entorno de saber que se había enamorado de una altiva e ingenua
muchachita de clase alta?.
Depositó un último beso en la sien de
la joven.
Nataxa giró la cabeza hacía él.
Christian le había pertenecido durante durante unos instantes.
Quizá unos instantes que debiera atesorar.
Estaba decidido, si el hombre la pedía
que se marchara con él a su país, o al mismísimo fin del mundo,
ella lo haría sin dudar.
Estaba loca e irremediablemente
enamorada del hombre rubio, de sus gestos tiernos, simpáticos,
dulces. ¡Cuanta locura y cuanto deseo había despertado en ella!.
¿Seria posible que fueran afines?.¿Seria posible que él se olvidara
de todas las mujeres que había conocido de manera intima, para
entregarla solo a ella un amor de ensueño?
Nataxa quiso preguntar, quiso indagar
en los más recónditos secretos del hombre.
-Lo siento.- murmuró
Christian.
Nataxa entreabrió los labios y una
renovada angustia volvió a crecer en su pecho, ¿Que era lo que
sentía?¿Haberla hecho el amor? ¿o quizá sentía el no amarla,el no
desear una vida juntos, un hogar feliz?.
La joven no contestó porque sabia que
con solo abrir la boca romperia a llorar. No sabia cuanto tiempo
tardaria en llegar a Londres, pero en ese momento ella era la mujer
de Christian y no importaba si los certificados de matrimonio no
existían, ella los llevaba en el corazón y lucharía hasta el final,
le demostraria cuanto le amaba, y aún así, le dejaria marchar si
esa era su voluntad.
En el momento en
que Michael McGreysort rompió a llorar con necesidad de
alimentarse, todos los habitantes de la casa
despertaron.
Cuando Nataxa abrió los ojos,
descubrió que se hallaba sobre el amplio pecho masculino y una de
las manos de Christian descansaba sobre su trasero. Era una
posición demasiado familiar e indecorosa.
-Debemos levantarnos antes de que los
Mcgreysort necesiten entrar en el salón.- susurró el hombre contra
su cabello al tiempo que zarandeaba sus nalgas con
suavidad.
Nataxa se quejó con un suave ronroneo
y después de suspirar se incorporo sobre Christian, dejando los
pechos desnudos frente a las narices del
hombre.
-¡Que buen despertar!- exclamó él,
siempre en voz baja para que no los escucharan. Con rapidez alzó la
cabeza y apresó entre sus labios un rosado
pezón.
Fue cuestión de segundos, pero la
deliciosa sensación atrajo los recuerdos de la noche
pasada.
Nataxa sintió como los poderosos
brazos la elevaban hasta levantarla de la cama. Miró desconcertada
al hombre:
-¿Te ayudo a vestir?.- preguntó él,
regalándola un corto y dulce beso.
Algo había cambiado en él. Volvía a
ser el mismo hombre que chocó con ella en mitad de la calle. Su
mirada burlona ahora mezclada con un brillo especial, su mueca de
varón presumido.
Estaba bromeando con ella, actuando
como si lo que hubiera pasado entre ellos fuera cosa del destino,
aceptando lo inevitable. Estaban juntos. ¿Lo estaban?¿o solo seguía
con la farsa que habían iniciado en
Londres?.
Nataxa deseó en lo más profundo
de su ser, poder preguntarle, pero el miedo encogía su corazón como
un puño cerrado. No estaba preparada para oír la respuesta. Ya
llegaría el momento.
Estaba por contestarle cuando la
mancha oscura de la sabana llamó su atención. Christian siguió su
mirada y observó la sangre seca con
sorpresa.
-¿Te dolió mucho?.- preguntó
arrancando las sabanas con una mano.
-No mucho.- susurró ruborizada.- Diría
que nada.- se encogió de hombros.- ¿Que vas hacer con la
sabana?.
Christian hizo un bulto con las ropas
y las dejó sobre el colchón.
-No lo sé, pero vistete Nataxa, quizá
quieran salir porque necesiten algo del
bebe.
La joven obedeció con rapidez y tomó
el bulto de ropa. Christian colocó el colchón en un rincón del
salón para que de momento no molestase.
-Christian, lavaría esto, pero no sé
hacerlo.- le dijo con preocupación.- ¿Y si me deshago de
ello?.
-No me parece que los McGreysort
puedan desprenderse de las ropas de cama tan
facilmente.
-Diremos que te sangró la cabeza. Aún
tienes una pequeña herida por aquí.- elevó la mano libre y con el
dedo rebuscó entre la cabellera dorada.
Christian tomó su mano con una suave
carcajada:
-¿Que?¿duermo boca abajo? o en todo
caso.¿Que hacia con la cabeza ahí?.
Nataxa frunció el entrecejo analizando
sus palabras. Era virgen, bueno ya no, pero más o menos sabía lo
que un hombre y una mujer podían hacer.
Cierto que las demás chicas de su edad
tenían madres que las explicasen las cosas.
La señora Dimlomp, por ejemplo, no
hablaba abiertamente de estas cosas. Pero la enorme biblioteca de
su abuelo estaba bien provista de novelas bastante
explicitas.
Lo que ningún libro le había
advertido, era lo que realmente había sentido y lo que había
significado para ella. No era el mismo placer hacerse cosquillas en
un brazo a uno mismo, a que otra persona se las
hiciera.
De igual manera, el orgasmo que había
sentido al hacer el amor no podía ser comparable con nada que
hubiera conocido o leído.
Por eso, sabía más que de sobra, lo
que el hombre estaba insinuando, ¿Porque tendría la cabeza entre
sus piernas?.
Nataxa rompió a reír con un sonrosado
tono en el rostro y apartó su vista de la del
hombre.
-Esta bien. Ya he pensado que le diré
a Sharisse.
-¿El qué?.- preguntó él, dejando los
botones superiores de la camisa sin
abrochar.
-¿Qué te
importa?.
Christian elevó los ojos al cielo
dejándolos durante unas milésimas de segundo en
blanco.
-¡No hagas eso!.- le regañó ella,
riéndose.- ¡Te ves feo!.
-¿Si?.- él volvió a mirarla, esta vez
bizqueando.
Nataxa no pudo ocultar una sonora
carcajada al mirarlo. Christian rodeó la estrecha cintura con una
mano y rió con ella.
Sharisse, entró en el salón después de
llamar a la puerta con suavidad.
-Entré porque os oí hablar.- explicó
un poco avergonzada.- Buenos días, espero que hayáis pasado buena
noche.
Ahora fue Nataxa quién se
ruborizó.
-Buenos días Sharisse.- saludó
Christian jovial. La tarde anterior había comenzado a tutearse los
cuatro porque era muy pesado andar con el señor tal, señora
cual.
Nataxa se desprendió del brazo del
hombre dedicándole una tierna mirada.
-Buenos días Sharisse.- se acercó a
ella.- me temo que he tenido un percance y he manchado las
sabanas.- agitó el bulto de ropa.
-Eh si. -Sharisse se inclinó hacía la
muchacha para susurrarle:- A veces es horrible ser
mujer.
Ambas joven rieron
divertidas.
Christian había captado algo, pero no
se había esperado a escuchar la respuesta de Sharisse y ya había
salido al exterior.
Él también estaba muy confundido.
¿Nataxa estaría fingiendo esa felicidad inventada, o realmente
sentía algo por él?.
Se mordió los labios pensativo. En ese
momento deseo penetrar en la cabeza de la joven y saber que
pensaba.
Necesitaba descubrir si a lo mejor era
tan solo un especial agradecimiento al haber salvado su vida,
porque de ser así no lo quería. Solo la quería a ella, con sus
virtudes y sus defectos, con sus risas y sus
enojos.
Apenas tenía tres días para llegar a
Londres y regresar a su hogar, donde le esperaba mucho trabajo
atrasado, citas efectuadas con meses de
antelación.
También le esperaba su madre y sus
amigos. No podía renunciar a ellos por mucho que deseara estar con
Nataxa.
Su cabeza era un mar de dudas.
Sospesaba los pros y los contras. Quizá fuera egoísta en sus
cavilaciones.
Propondría a Nataxa en matrimonio,
después de todo le había regalado su virginidad. Su única
condición: Vivir en Boston. Todo despendería de
ella.
_¿Donde vas casi
desnudo?_preguntó Nataxa al hombre de cabellos dorados que robaba
constantemente su atención.
Christian sonrio de forma burlona al
tiempo que la entregaba la camisa.
_¿Te incómodo?
_¡no!_se inclinó hacia él,apenas
rozando su ancho pecho. La hubiera gustado poder acariciar cada
milímetro de su piel bronceada,pero era consciente que Sharisse se
hallaba cerca con su bebe en brazos.
Christian depósito en sus labios un
beso tierno y suave antes de volverse hacia un enorme tronco,donde
un hacha brillaba bajo la luz del sol.
_¿sabes hacerlo?_Nataxa caminó tras
él.
_¿cortar leña?_el hombre la miró con
cierta curiosidad._¡claro que sí!_se detuvo antes de coger la
herramienta:_¿lo dudas?
La joven apretó los labios sumamente
divertida y se cruzó de brazos en actitud
desafiante.
Christian movió la cabeza de un lado a
otro,en un esfuerzo por quitarse a la mujer de la mente durante un
rato.
Nataxa,observó admirada la forma en
que sus músculos se tensaban creando en ella un amplio grado de
excitación.
Su imaginación se
había vuelto completamente lasciva y posiblemente de no estar
acompañados ya se hubiera lanzado sobre el
hombre.
En verdad Christian la sorprendía.
Podía ser el caballero petrimetre,empalagoso y de una educación
soberbia y al mismo tiempo el libertino encantador al que ella
adoraba.
_¿que piensas?_preguntó el hombre
apilando leña en una orilla del camino de tierra que accedia a la
casa.
Nataxa se encogió de hombros.Levanto
la casa hacia el cielo dejando que el sol la acariciara.¿en que
pensaba?Que no quería regresar nunca.Que deseaba que el tiempo se
detuviese en aquel momento en que él la miraba con tanta dulzura.
Pensó muchas cosas que guardo para sí. Apretó contra sus hombros un
grueso chals y le observó con burla.
_hace frío.
_respondió.
_tu me darás calor¿no?
-
Nataxa le vio acercarse lentamente con
una sonrisa felina en sus labios.
Por un momento, ella caminó de
espaldas,pero después de soltar un alegre chillido trató de huir
arrojandole su camisa. Con las faldas apenas
levantada,
corrió por el
camino hasta rodear la cabaña. Con ojos ávidos buscó un lugar donde
esconderse. Uno de sus pies tropezó con la gruesa raíz de un árbol
y antes de darse cuenta se halló con la nariz pegada al suelo. No
levantó la cabeza.Era incapaz de hacerlo cuando sabía que el hombre
se estaba riendo a mandibula batiente.Sus carcajadas hacían eco en
el bosque,espantado de manera escandalosa a los pájaros que
descansaban en sus nidos.
Christian entre risas,tomó a la
muchacha de la cintura con ambas manos y la levantó sin
esfuerzo.
_¿te has echo daño?_preguntó tratando
de reprimir su expresión divertida.
Nataxa no sabía que tenía más
colorado,su nariz o su orgullo.
_ja ja _le imitó frunciendo el ceño y
sacudiendo el polvo de las faldas.
Cristian trató de ayudar pero le
apartó de un manotazo.
_¿por qué no pusiste las manos al
caer?tienes un buen raspon en la nariz.
Nataxa lo miró con la boca
entreabierta .El hombre hacia un esfuerzo por no volver a reír. No
podía culparlo ,la escena había sido bastante
cómica.
Se sintió ridícula
y sus mejillas adquirieron el tono de un melocotón
maduro.
_¡yo no voy corriendo con las manos
por delante!Además me sujetaba las faldas._se quejó,perdiendose en
la brillante mirada del hombre.Christian la rodeo nuevamente y
obsequió un ligero beso en la punta de la nariz. Ella
sonrió.
_Me he dado tremendo
castañazo.
Las carcajadas de ambos llenaron el
bosque.
Nataxa tenía la
nariz más roja que de costumbre,sin ningún otro daño,y Christian la
encontraba más hermosa que nunca ,aún vestida con las sencillas
rosas de la escocesa y la cabellera negra revuelta sobre la
espalda.
_... entonces poseen cultivos_comentó
MacGreysort.El bebe se acababa de dormir en su cuna._Debe de dar
mucho trabajo.
_sí lo es.Cultivamos algodón y más al
sur poseo algunos campos sembrados de piñas. Lo que más me preocupa
es que pronto abrirán el mercado de animales y tengo que sacar los
cerdos a la venta._contó pensativo.
_¿cerdos?_preguntó Sharisse sirviendo
el té.
Nataxa parpadeó
ligeramente.
_vamos,lo que
viene a ser una granja pero a lo grande._dijo MacGreysort silbando
con admiración_¿como está la mano de obra
allí?
_bastante escasa aunque en está época
suelen acudir familias enteras,de todos modos es poco personal y
muchos gastos.
_¿y sí no llegas ...llegamos a tiempo
para el mercado?_se interesó Nataxa.
El hombre sonrío con pena y dejó la
taza de porcelana sobre la mesa.
_serían unas perdidas enormes._agitó
la cabeza_tendría que sacrificar muchos animales y eso conlleva a
una preciosa perdida de tiempo y de trabajadores,sin contar que los
barcos comerciales ya habrán iniciado sus
rutas.
_¿las piñas no son un cultivo de
lujo?
_el clima es el ideal.Cierto que son
costosas pero dejan un buen margen de ganancia.El algodón también
está a buen precio.Espero que Jhon ya haya marchado para allá. Pero
es muy probable que nos ande buscando por todo
Londres.
Nataxa se mordió el labio inferior.
Ese era el motivo de su prisa por regresar cuanto
antes,prácticamente toda su fortuna se hallaba en
juego.
Sintió como propia
la preocupación del hombre.
_¡Líam Nelson!_exclamó Sharisse con
los ojos clavados en su esposo.
_¡cierto!_se puso en pie_Líam es
cazador.Vive en las montañas.Baja con cierta frecuencia a vender
sus pieles a Edimburgo.Tiene una pequeña embarcación río arriba.Con
toda seguridad os puede llevar a la ciudad_caminó hacia un mueble
de madera maciza y sacó un odre cubierto por un extraño pelaje
oscuro._deberíamos ir a verle.
Sharisse asintió y tomó el objeto de
manos de su marido para rellenarlo con agua fresca recién salida de
la bomba.
_Líam no es muy hablador.Es un tipo
reservado que prefiere la soledad_MacGreysort se encogió de
hombros_estoy seguro que no pondrá ninguna
objeción.
_eso estaría genial._Christian
entrelazó los dedos de Nataxa con los suyos._alquilaremos un
carruaje para llegar a Londres.
La muchacha asintió.Sabía que era
necesario marchar sin embargo no estaba emocionada,no deseaba
regresar a La realidad,todavía.
Ambos hombres salieron de la
casa.
_¿no te
alegra?_preguntó Sharisse tomando asiento frente a la
joven.
_a decir verdad,no mucho.Me ha
encantado conoceros y nada me gustaria más que quedarme aquí
durante un poco más de tiempo,aunque reconozco que el lío de camas
...
_¡no!_río la escocesa_no es ninguna
molestia.A veces me encuentro tan sola en este lugar.Sin amigas?sin
nadie con quién hablar._suspiro con melancolía._mi esposo trabaja
tanto...¿podré escribirte Nataxa?
_por supuesto. La próxima vez que
viajemos,vendremos por aquí.
_espero que por más tiempo,y
quizás..._guiñó un ojo_traeis algún amigo para mi
bebe.
Nataxa enrojeció y en un acto reflejo
se pasó la mano por el vientre plano.No lo había pensado,pero¿y sí
estaba embarazada?.Vale que era pronto para saberlo,y desde luego
con un hombre se había acostado.Todo podía
ser¿verdad?.
Nataxa se mordió
los labios nerviosa. El final del viaje estaba relativamente
cerca.
Se encontraba apoyada sobre el hombro
de Christian,mirando el exterior a través de la ventana del coche
de alquiler que los había traído a Londres.
Los edificios más altos se recortaban
contra el cielo del atardecer. La aventura estaba acabando, llegaba
a su fin con demasiada celeridad,tanta que apenas habían hablado
desde que entraran en la ciudad.
La joven levantó la cabeza y buscó con
la mirada los ojos del hombre.
_Christian._tomó aire con fuerza,
expulsandolo suavemente por entre los labios.¿que va a pasar
ahora?
Él bajó la vista hacia ella.Estaba tan
hermosa con sus bucles negros rodeando su
cara.
_mi familia se ocupara de
todo.Contrataran los mejores detectives.Se ocuparan de Taylor e
investigaran a tú primo.
_¡no Me refiero a eso!_Nataxa se
apartó un poco de él para poder enfocarle
mejor.
_lo sé.Escuchame _tomó el rostro de la
joven entre sus fuertes y curtidas manos._debo volver a mi
casa.
_¿América?_se atrevió a preguntar en
un susurro.
Christian
asintió.
_¿por que no te quedas
...aquí?yo tengo dine...
_no puedo_contestó con voz ahogada
apartando la vista de los hermosos ojos verdes bañados en
lágrimas._
_ojalá
pudiera._acarició sus mejillas con delicadeza_ven conmigo
Nataxa.
Ella quiso vocalizar,pero las palabras
no salían de su boca.Abrió los labios y los volvió a
cerrar.Marcharse con él.Durante ese tiempo lo la idea había cruzado
por su cabeza varias veces,muchas veces,pero también había
imaginado una escena romántica,una declaración sublime...Christian
no hablaba de matrimonio.¿sería posible que no la
amara?
_¿y que voy hacer yo allí?_dijo
esperanzada.Deseando escuchar lo que con tanto afán quería
oír.
_no lo sé_se encogió de hombros y
fingió una sonrisa.Tampoco era fácil para él._supongo que lo que tú
quieras.Siempre lo has hecho.
Nataxa trago con dificultad. El
momento estaba siendo penoso.Ambos estaban cansados, exhaustos del
viaje.
_Nataxa _el hombre la tomó una de sus
manos y la acarició con ternura._en dos días zarpo en el primer
barco que salga.No puedo demorar más mi partida
¿entiendes?
_¡no soy idiota!_respondió sacando el
poco coraje que la quedaba.
Christian sonrió
divertido.
_te mandaré un
mensaje en cuanto sepa el horario.Sacaré dos pasajes más.Me
gustaría que te acompañara la señora Dimlomp._la vio abrir los ojos
con sorpresa._no te voy a presionar.Piensalo bien.Te esperaré en el
muelle.
El corazón de Nataxa golpeó feliz en
su pecho.Aún no hablaba de compromiso pero quería que se marchara
con él.¡claro que la amaba!¿no?.
_de acuerdo_Asintió algo más
relajada._lo pensare._por su mente pasó todas las tareas que debía
hacer antes de viajar.Dejar las residencias a buen cuidado,lo que
No la preocupaba mucho debido al excelente personal que contrató su
abuelo.Necesitaba que Marlene comprara ropa nueva y varios
productos cosméticos que con seguridad no encontraría allí donde
iba.También enviaria una misiva a Simón explicandole que se
marchaba y que jamás se volverían a ver.
Disimulando una sonrisa volvió a
observar a su Dios dorado. El hombre se hacia rasurado la
incipiente barba y un diminuto corte brillaba de rojo oscuro en su
mejilla.Nataxa le pasó un dedo por la pequeña herida
y..
Nataxa le pasó un dedo por la pequeña
herida y el hombre capturó su muñeca con la boca, lamiendo justo
donde latia el pulso. La muchacha soltó una alegre
carcajada.
El coche se detuvo y la puerta se
abrió con rapidez.
Marlyn lloro de alivio y con
impaciencia espero que la joven descendiera para estrecharla entre
sus brazos.
_la dejo sana y salva lady
Needs.
Nataxa quiso detenerle, correr a él de
nuevo.Escucharle decir que la amaba,que se casaría con ella.
Imposible.La señora Dimlomp la empujaba hacia el interior de la
casa.
Christian la miró una vez más antes de
cerrar la puerta del vehículo.
Después de los días pasados, de haber
fingido un matrimonio que No existía,se sintió sólo,perdido sin
ella. Pero seguro de que la joven partiria con él.Antes de coger
los pasajes debía visitar al mejor joyero de la ciudad.Quería que
el anillo de compromiso fuera hecho en Londres, después de todo,
allí se habían conocido.
_Nataxa fue horrible_lloró
Marlyn_cuando nos dijeron que No hubo ningún incendio pensamos en
secuestro y luego..._la voz se trataba por la emoción contenida_el
señor Merrywatter también desaparece...
_ya,ya. _la consoló Nataxa.Comenzaba a
sentir un terrible cansancio.La servidumbre no cesaba de parlotear
a su alrededor.Se mareó.Un ligero escalofrio subió desde su nuca
hasta el mismo centro de la cabeza.Una nube blanquecina se instaló
sobre sus ojos convirtiendo su visión en una serie de
diapositivas.El torrente sanguíneo se
aceleró.
Aspiró hondo,parpadeando varias
veces.
_necesito recostarme_pidió en un
murmullo tembloroso.
Marlyn la compañó hasta el
dormitorio.Alguien,seguramente Nora,había abierto los Cobertores de
la cama y la joven no espero a desnudarse.Enterró la cara en la
almohada.
_Nataxa¿que ocurrió?_preguntó la mujer
con dulzura,masajeando los estrechos
hombros.
_estoy agotada.Por favor Marlyn, sólo
necesito descansar un poco.
Notó una fresca mano buscando su
frente.
_¡estas
ardiendo!_exclamó
Nataxa intentó
moverse,pero un sopor profundo se apoderaba de su cuerpo y su
mente.
Alguien la desnudo y la colocó un
camisón limpio.Escuchaba murmullos sin llegar a entender nada.Sus
ojos terminaron por cerrarse, abandonando la
realidad.
Christian observó una vez más,el
hermoso anillo de brillantes tallado en oro blanco.Después de
cerrar el estuche de terciopelo azul,la guardo en el bolsillo
interior de la chaqueta color arena.
_el equipaje está a bordo_avisó Jhon
observando el largo del muelle.Había varios carruajes pero ninguno
llevaba el escudo de armas de los Needs.
El dormitorio se
hallaba en penumbras, totalmente en
silencio.
Nataxa abrió los ojos hinchados y se
restrego la frente tratando de disipar la fuerte presión que
sentía.
Se incorporó.Aún se encontraba
bastante débil pero ya había pasado un día entero en cama y debía
ponerse manos a la obra.Ya tendría tiempo de descansar en el barco
sobre el ancho pecho de su adorado amor.No veía la hora de
partir.
Caminó hasta el balcón y descorrio la
pesada cortina.El sol entró de lleno en la habitación bañandola con
sus cálidos rayos anaranjados.Al fondo se dibujaban unas oscuras
nubes de tormenta de forma irregular que parecían acercarse de
manera espectral.
Viajar a América.Tan sólo unos meses
atrás hubiera apostado su vida a que jamás pisaria la tierra que
asesino a su padre y ahora se sentía capaz de seguir a Christian al
mismisimo infierno.
Marlyn asomó por la puerta del
dormitorio y la joven la recibió con una
sonrisa.
_¡estas enferma!¿que haces
levantada?.
Nataxa negó, moviéndose lentamente
hacia la cama.
_sólo estoy cansada_su voz sonó aspera
y pastosa._debemos hacer muchas cosas.
_ya habrá tiempo para ello_Marlyn se
acercó a ella y la empujo con suavidad contra el colchón._descansa
un poco más y haré que te suban algo de
comer.
Nataxa asintió
obediente.
_Marlyn estoy esperando una nota de
Chri...
_creo que recibimos algo el mismo día que llegaste.Bajare a buscarlo.
-El día que llegué?_preguntó asustada levantándose de nuevo-
_¿el tercero?_se
movió tan rápido que Se tambaleó peligrosamente. No podía ser
cierto.El destino caprichoso la estaba jugando una mala pasada._ve
a buscar la nota_imploró al borde del
llanto.
Cuando Marlyn regresó al cuarto,Nataxa
había revuelto el ropero desparramando la ropa por doquier.Se había
puesto un traje de amazona de tonos castaños y terminaba de
colocarse un diminuto sombrero sujeto por varias
alfileres.
Tomó el pedazo de papel leyendolo con
prisa.
El FLOWERS PONDS ZARPABA A LAS
TRES.Había dos pasajes.
_no entiendo nada._comentó la mujer
recogiendo las prendas esparcidas por el
piso.
_nos vamos a América.¿que hora
es?.
_no lo sé. _Marlyn salió al corredor
desde donde se veía el mueble del reloj.Regresó al dormitorio. La
joven se anudaba los botínes de piel._quince minutos para las
tres.
Nataxa agitó las riendas de Zeus forzando al animal a correr como
alma que lleva el
diablo. Varios trahusentes se apartaron del camino de la
enloquecida amazona que parecía volar sobre las empedradas
calles.
Sólo podía pensar en el barco.En
Christian.
Su corazón estaba apunto de estallar
de un momento a otro,luchando contra el terror de haber perdido a
la persona más importante de su mundo.
A esas horas el centro de la ciudad se
encontraba atestado de personas.
Poco antes de llegar al
muelle,desmontó a Zeus.Entre la gente y los carros que llenaban la
entrada al puerto,el camino se había vuelto
inaccesible.
Entregó las riendas a un muchacho
joven.Un niño de apenas diez años que Se ganaba la vida ayudando a
descargar cualquier mercancía que llegaba en los barcos comerciales
y que cuando estaba libre,vigilada los carruajes,sacandose de ese
modo,algunas monedas para comer.
Hasta ese momento,había estado sentado
sobre un barril de cerveza,zarandeando los pies que no le llegaban
al suelo.
De un salto se acercó hasta la dama y
acarició el flanco del animal-
_sí lo cuidas bien
te pagaré generosamente_la muchacha habló con rapidez y ante el
gesto afirmativo del niño,estiró el cuello tratando de localizar el
barco.Esquivando el tumulto se lanzó de lleno por la larga calle
del muelle,deteniendose ante las enormes
embarcaciones.
_¿el Flowers ponds?_repitió una ramera
que agitaba un pañuelo de seda granate. Llevaba los labios pintados
en un tono rojo como la sangre y cada vez que fruncia los labios se
asemejaba a un capullo de rosa. _¡eh,Charly!_grito con voz chillona
a un señor que vaciaba un cubo de deshechos.El hombre,el dueño de
una de las tabernas,llevaba un gran paño rodeando sus caderas. Las
mangas de la sucia camisa,recogidas hasta los codos._¿donde está
atracado el Flowers?.
El hombre levantó la vista
observandolas durante unos segundos.Extendió el dedo índice hacia
el horizonte.Las negras nubes de tormenta comenzaban a cubrir el
cielo.
_el barco que dices está
allí.
Nataxa lo vió.Un punto lejano que
parecía ser engullido por las aguas embravecidas.
El Flowers ponds
había zarpado y con el,todos sus sueños.
Las nubes terminaron de ocultar el sol
y las primeras gotas de lluvia se impregnaron el la desgastada
madera del suelo.
_Christian_llamó con voz
temblorosa,con un amargo lamento provocado por el dolor que sentía.
Sus ojos cubiertos de lágrimas dejaron de ver. Sus oídos dejaron de
escuchar.
Se dejó caer sobre el piso sin
importar que fuertes ráfagas de viento golpearan su débil cuerpo.
Sus hombros temblaron con el llanto. Un dolor desgarrador nacido de
sus entrañas la impidió moverse del sitio.
Nataxa perdió toda
conciencia.
_No podemos
dejarla aquí,Charly...
_¡Nataxa!.
La ramera observó al apuesto caballero
que Se inclinó para tomar a la joven.
_¿la conoce? preguntó el tabernero
gritando bajo la fuerte tormenta que había hecho huir a la gente en
busca de cobijo.
_Es mi prima_contesto Simón con una
fría mirada.
La furcia observó al hombre que corrió
con su carga hacia uno de los vehículos. El sombrero de la dama se
hallaba en el suelo.Empapado.
_¿como se te
ocurre traerla aquí?_exclamó la condesa
preocupada.
_en cuanto termine está maldita
tormenta me la llevo_gruñó Simón cerrando con fuerza la puerta del
almacén.
No podía creer en su buena suerte.El
yanky de camino a su país y la caprichosa Lady,tendida en un catre
mal oliente que pertenecía al hombre que vigilaba el
recinto.
Un viento salvaje rugió en el
exterior.Ráfagas de lluvia golpeaba con fuerza contra los
edificios. No había ser humano que Se atrevíera salir a la calle.El
día había oscurecido paulatinamente y el ruido del temporal era
ensordecedor.Rayos brillantes,rojos y azules rargaban el firmamento
en dos.Enormes olas lamian las tablas del muelle y se deslizaban a
lo largo de la calle,arrastrando todo lo que encontraban a su
paso,absorviendo barriles y pesadas cajas.
A duras penas,el lacayo de Simón entró
en el almacén.Calado hasta los huesos y encogido de
frío.
_no he encontrado a ninguno de los
hombres.Es totalmente imposible con este tiempo.Jamás he visto nada
igual.
Simón chasqueó la lengua y Asintió en
silencio,reprimiendo el enojo que comenzaba a nacer en su
interior.Observó a Lolet que Se había acercado al cuerpo inerte de
Nataxa.
_esta joven está enferma_le avisó_no
creo que haya sido buena idea traerla aquí. En tu casa o incluso en
la suya estaría mejor.
Simón negó con la
cabeza.
_sí se muere que lo haga cuanto
antes.Un problema menos.
Lolet no se atrevió a mirarle.Amaba a
Simón o creía amar a quién la elevaba a alturas inimaginables al
hacer el amor,a sus pequeños momentos de ternura.Sin embargo
él,obsesiónado con su prima.
Estudió el rostro de la joven
Lady.Había coincidido con ella en varias reuniones durante su
presentación.Era muy bella siempre rodeada de pretendientes hasta
que Se prometió al americano.
_no puede morirse aquí._se quejó la
mujer_este almacén pertenece a mi esposo.La gente
preguntara...
_¿y que?_Simón se encogió de hombros
con una mirada despectiva_yo la salve de morir en el muelle¿no?Este
era el lugar más cercano.Nadie puede reprocharme nada_se giró hacia
el aterido criado_¿donde está el coche?
El hombre inclinó la cabeza clavando
los ojos en el piso.
_logré soltar los animales pero
huyeron despavoridos.La tormenta es muy sería.Los marineros han
abandonado las embarcaciones por temor a ser engullidos por el
mar.Hablan de huracan.
Lolet se cubrió la boca con la mano,
atemorizada.
_¿huracan?_Simón río con cinismo_¿en
Londres?
El criado comenzó a frotarse los
brazos con vigor,en un intento de entrar en
calor.
El almacén,situado detrás del
puerto,tembló con fuerza tambaleandose.El tejado crujió,se hundió
ligeramente y con un enorme estruendo desapareció volando como un
proyectil por el cielo oscuro.
Lolet gritó y corrió a cobijarse
contra la pared que en esos momentos tampoco ofrecía mucha
seguridad.
_coge a la chica_ordenó Simón al
lacayo.
El criado le miró durante unos
segundos y obedeció sin rechistar.
Nataxa intentó apartar las manos de su cuerpo.No conocía al extraño que rodeaba su cintura y trataba de arrastrarla hacia el muro.
No era capaz de
entender lo que estaba sucediendo en aquel momento,ni donde se
hallaba.
Sentía como el agua penetraba entre
sus ropas y azotaba su cuerpo sin compasión.Los negros cabellos se
adherian a su rostro cual una cortina.
Logró tomar la oreja del hombre con
una mano y sin ningún miramiento tiró de ella como sí pretendiera
arrancarsela.El lacayo aulló y consiguió sujetar ambas manos de la
joven.
Pudo arrastrarla hacia su patrón,que
se había quedado en un rincón del edificio,aferrado a una estrecha
columna de hierro.
El almacén entero vibró.Los cristales
de las ventanas estallaron en mil pedazos,que volaron por el
recinto como sí de pequeños brillantes se
tratara.
El viento retumbó con una fuerza
salvaje,silbando con estruendo entre los débiles
muros.
Nataxa quedó tendida en El suelo ante
la asustada mirada de Simón.
La puerta del
almacén se abrió con violencia saltando de sus goznes para acabar
estrellada con la pared colindante.
En la abertura,el hombre de cabellos
dorados y mirada asesina en sus lacerantes ojos azules,luchó contra
el aire con determinación.
La vió en El
suelo, inmóvil, quieta,con la cabeza escondida entre los brazos. La
vió y su corazón dejó de latir.
Observó a Simón agarrado con fuerza al
largo trozo de metal.
El local estaba por
derrumbarse.
Se lanzó hacia Nataxa, cubriéndola con
su enorme cuerpo.
Grandes vigas comenzaron a
desprenderse, cayendo sonoramente contra el
piso.
El grito desgarrador de una mujer,
hizo que Christian levantara la cabeza lo suficiente,para ver a
Simón abalanzarse sobre la figura femenina en ademan de protegerla
,unas décimas de segundo antes,de que todo se viniera
abajo.
La furia de la tormenta se desató
sobre ellos rugiendo como un animal
salvaje.
QUINCE MINUTOS
ANTES.
Christian agitó una mano despidiendose
de Jhon.
Los marineros terminaron de soltar los
cabos y con lentitud el Flowers ponds se apartó del muelle para
perderse mar a dentro.
Enfadado,se giró para observar la
calle una vez más.Nataxa no había llegado.No había acudido sí
quiera a despedirse de él,que era lo mínimo que debía haber hecho
después de todo lo que habían pasado. El enojo se mezclaba con la
desilusión.¿a caso no sentía nada por él? ¿lo había engañado con el
brillo de una falsa mirada?.
Apretó los puños con fuerza.Por última
vez miró de soslayo el barco que se alejada entre unas embravecidas
aguas.Nubes oscuras se deslizaban discretamente hacia la
costa.Altas olas de crestas espumosas rompían con fuerza sobre las
embarcaciones amarradas.
Aquello se torno en
locura.
Aún no entendía por que no se había
marchado con Jhon,Por que en el último momento había estrechado la
mano de su amigo y descendido por la pasarela con paso firme.Quizá
es que amaba ...
demasiado a la
caprichosa dama.
Buscó entre la gente unos bucles
negros y una mirada dulce,divertida,casi
infantil.
Con un gruñido exasperado,caminó hacia
la entrada de la calle,abarrotada por los vehículos que se dirigían
al centro con prisa,después de haber despedido al único barco de
pasajeros que acababa de zarpar. El Flowers ponds.Ya no saldría
ningún otro barco hasta la semana siguiente.¿por que diablos había
bajado en el último momento?volvió a repetirse.Por
ella.
Apretó los dientes con fuerza y
entonces le vio.El hermoso semental golpeaba el suelo con los
cascos delanteros,nervioso,moviendo la cabeza y agitando sus largas
crines.Un animal como ese,difícilmente podría
olvidarlo.
Volvió a buscar a la dueña del
caballo.¡había venido!Tarde,pero estaba allí,en algún lugar del
puerto,entre la multitud.
Con largos pasos se acerco hacia el
muchacho que sostenía las riendas.
_¿donde ha ido la dama?._le
preguntó.El niño se encogió de hombros y señaló a un punto entre la
gente.Christian sacó unas cuantas monedas y las introdujo en uno de
Los bolsillos de la raida chaqueta del mozo. _llévale a los
establos.
Christian volvió
sobre sus pasos,ahora algo más animado,deseando escuchar la excusa
de la joven por no haber llegado a tiempo.
Un fuerte viento arrastró una ráfaga
de gotas de lluvia.
Como por arte de magia,la calle
comenzó a despejarse cuando las personas corrieron a resguardarse.
Por unos minutos aquello fue el caos. La gente se empujaban unos a
otros en loca carrera por apartarse lo máximo posible de la
tempestad del mar.
La diosa fortuna quiso que el hombre
pisara un extraño objeto semirígido.El pequeño sombrero,antes
gracioso y elegante,era un amasijo de tela embarrado entre sus
manos.
Una mujer de generosas curvas corrió
hacia él con una mano haciendo las veces de visera para proteger
sus ojos del agua que caía.
_la señorita se desplomó_gritó para
hacerse oír entre tanto ruido._quisimos ayudarla,pero vino un señor
y se la llevó.Dijo que eran primos.
Mediante las indicaciones de la
ramera, llegó al callejón donde estaban situados la mayoría de los
almacenes.Esa calle aún no había sido asfaltada por lo que el agua
y la tierra del camino la habían convertido en un verdadero
lodazal.
Resbaló varias veces antes de ver el
carruaje apostado frente a unas oficinas. Un vehículo demasiado
lujoso para estar allí a esas horas y sin
caballos.
El almacén no iba a soportar mucho
más.Las fuertes rachas de viento le zarandeaban con dureza,
lanzando la lluvia contra las paredes con la fuerza de mil
demonios.
Se lanzó al suelo cuando el tejado
voló por los aires destrozando varios porches de los edificios
cercanos.
Creyó escuchar un grito femenino.Luchó
contra la fuerza del viento y alcanzó la
puerta.
Durante unas décimas de segundo,el
alma se le bajó a los pies.
Nataxa se movió
incómoda.Algo aplastaba sus costillas dificultando su
respiración.Grito con la voz rota de
desesperación.
Su cuerpo se retorció bajo aquel peso
adicional y desconocido. Jadeó.Intentó retomar fuerzas una vez
más.Agitó las piernas consiguiendo arrastrarse tan sólo un
poco,pero lo suficiente como para saber que un hombre apretaba su
cuerpo contra el suelo mojado.
Al borde del pánico,su mano trató de
alcanzar algún objeto,cualquier cosa con que golpear a quién se
encontraba sobre ella.Imaginó que se trataba de la misma persona
que poco antes la había arrojado al suelo. ¿Porque la habían
arrojado,no?.Todo era muy confuso.
Consiguió un trozo de madero mojado y
lleno de barro.Volvió a jadear y trató de azotar al hombre con su
improvisada arma,lo que era realmente difícil teniendo en cuenta
que se hallaba con la cara pegada al piso.
Christian sintió el primer golpe sobre
el hombro y giró la cabeza en aquella dirección.Vio venir el trozo
de madera que pasó rozando su frente.
_no me peges, bonita_susurró contra el
cuello de la muchacha.
Nataxa, sorprendida y con el corazón
bombeando a un ritmo frenetico, intentó liberarse de aquel
cuerpo.Esta vez el hombre se apartó ligeramente y ella pudo girarse
en busca de su rostro:
_¡¿Christian?!¡has vuelto!_su voz
tembló emocionada.Acarició la mejilla masculina y rompió a
llorar,atorada por el cúmulo de sentimientos. El temor y la rabia
de llegar tarde.La desolación de pensar que no volvería a verle
más,el miedo de encontrarse con un rostro desconocido cuando el
mundo exterior parecía librar una guerra contra las inclemencias
del tiempo,y ahora,la sorpresa de saberse entre los brazos de su
amor,sentir la tibieza de su cuerpo,la calidez de sus grandes
manos.
Christian deseaba con todas sus
fuerzas consolar a la joven, limpiar sus lágrimas y estrecharla
entre sus brazos para toda la eternidad,sin embargo en ese
momento,lo primordial era salir de allí. Se incorporó sobre
las rodillas atrayendo a la muchacha con él.
Hecho un rápido
vistazo a su alrededor.La tormenta se había alejado y junto a ella
la cortina de agua fría que hacia unos segundos los había hostigado
sin compasión. Voces y gritos llenaron la calle cuando comenzaron a
vislumbrarse los primeros rayos de sol tras el
huracán.
En un rincón el cuerpo de Simón y
Lolet se hallaban cubiertos por una gruesa viga de hierro
oxidada,ambos completamente inmóviles.
El tercer hombre,lacayo de Simón,yacia
sobre el suelo,cubierto de sangre y barro a tan sólo unos pasos de
ellos,con un buen trozo de cristal clavado en su pecho de forma
grotesca.
_salgamos de aquí_la murmuró antes de
capturar con sus labios una gruesa y redonda lágrima que robaba
sobre la comisura de la joven.
Nataxa le rodeó el cuello entre hipos
y un llanto inacabable.
Con paso firme y seguro la sacó de
aquel infierno.
La calle ya no existía.La mayoría de
los edificios no eran más que ruinas y escombros ocultos bajo capas
de lodo.
A su paso, varias almas caritativas
recorrían el lugar en busca de
supervivientes.
Gritos y lamentos de dolor llenaron
las afueras de Londres.
Christian, con su preciosa carga en
brazos, continuó su camino en silencio.Sus hermosos ojos azules
abnegados en lágrimas al descubrir la gravedad de lo
ocurrido.
Cuerpos humanos, muertos, sin vida,
yacian dispersos sobre el barro.
La noticia de la
muerte de Simón junto a la Condesa corrió como la pólvora,un chisme
que andaba de boca en boca por toda la sociedad londinense.Así como
tampoco podían dejar de hablar del huracán que había asolado las
afueras de la ciudad y causado múltiples destrozos,por no contar
vidas humanas.
Londres era un hervidero de gente que
iba y venía luchando por sus negocios. Los barcos mercantes no
llegaban a puerto y el atasco marítimo comenzó a pasar factura en
la economía.Los ciudadanos se sentían vulnerables y los nobles
regresaban a sus casas solariegas en busca de tranquilidad. Varias
compañías de seguro no pudieron hacer frente a la crisis y
quebraron.
Los días sucesivos y por orden del
doctor,Nataxa guardo reposo en cama.Christian se reunía con ella en
las tardes y la informaba de lo que sucedía en la calle.Durante el
resto del día,el hombre ayudaba a Gordon,quién había perdido una
importante suma de dinero.
Su oficina comercial se había librado
del temporal,pero no así de los saqueadores que se que aprovechaban
la desgracia ajena para sus propios intereses.
_¿Estas segura de
tus fuerzas?_insistió Marlyn una vez más,antes de tomar la
sombrilla de encajes que Nataxa la
entregaba.
_¡estoy bien!Vamos hombre,no va a
pasar nada y necesito salir y estirar las piernas._se retocó el
flequillo frente al espejo.Se pellizcó las mejillas y se fijo el
sombrero._vamos Marlyn _tomó el brazo de la mujer con el
suyo.
Se sentía animada y llena de vida.En
la última semana había escapado a la muerte dos veces,siempre para
descubrir que el americano era su salvador,y él,seguía
allí,esperando pacientemente a que se
recuperara.
Aún no habían hablado de Su
relación,pero Nataxa lo tenía claro.Ella misma le pondría
matrimonio.No era lo normal. ¡al infierno con lo correcto!Christian
no se había marchado por ella,porque la amaba.
Un sol radiante
lucía en la calle y el ambiente era
tranquilo.
Nataxa prefirió ir paseando aunque
aceptó que George las siguiera con el
carruaje.
Durante el trayecto hacia la modista
recibió varias condolencias por su primo,pocas,ya que Simón no
había sido un hombre muy sociable.Aún así,durante la vida de
Douglas,había sido una buena manera de mantener el contacto,ya que
a pesar de Su insistencia por casarse con ella,el viejo Lord veía a
su nieto con frecuencia. Decir que no lamentaba su muerte era
falso.Ella nunca deseó que las cosas se sucedieran así. Simón había
sido un hombre muy gallardo y apuesto,lastima que nunca conociera
la felicidad de tener su propia familia.
Después de dos horas en la
modista,soportando la charla de la señora Course,Nataxa declinó el
ofrecimiento de Marlyn de tomar el té en la rotonda.Quería llegar a
casa y acicalarse para Christian,pensó en declararse esa misma
tarde y preparar una escena romántica en el pequeño jardín de la
casa.
_¿Crees que has encargado suficiente
sombreros?_ preguntó Marlyn abriendo su sombrilla con
elegancia.
_una docena_La muchacha se detuvo en
su camino y la observó confundida, arqueando graciosamente las
cejas. _¿te parecen pocos?-
_acabarías antes
sí te compraras la sombrerería ¿no crees? -
Nataxa soltó una divertida carcajada
sin ser consciente que varias cabezas se habían vuelto a
admirarla.
_Quizás donde vamos no necesite
tantos.
No vio al caballero que charlaba
frente a un establecimiento.Él se giró en el preciso momento que
ella pasaba y ambos toparon de frente.
El hombre se apartó velozmente y
observó con sorpresa a la joven que había aterrizado con las
posaderas en el suelo.
_¡Nataxa!_exclamó Christian ayudándola
a incorporarse.
La muchacha levantó su hermoso rostro
hacia él y le dedicó la más explendorosa de las sonrisas,mientras
sacudia sus partes doloridas.
_¿lo has hecho adrede otra vez?_le
preguntó entre risas.
Varios trahusentes se habían detenido
a observarles,curiosos.Al ver que la dama en cuestión no había
sufrido daño,siguieron sus caminos.
Christian sonrió con burla.Sus ojos
devoraron a la beldad de cabellos oscuros yensortijados,recorriendo
deliberadamente su cuerpo con ansiedad. Con una leve inclinación de
cabeza se acercó a su oído para susurrar:
_Sí el trasero tuviera
narices...
Ambos se echaron a
reír.
El caballero que poco antes había
estado hablando con Christian se despidió
educadamente.
_íbamos a casa_le dijo Nataxa con las
mejillas sonrosadas bajo la atenta mirada cristalina._¿te llevamos
algún sitio?
La mirada azul se fijo en Marlyn antes
de asentir.
_pasaré primero por casa de
Jane...luego podíamos ir a cenar o al teatro.¿que te parece?_la
ofreció el brazo que la joven tomó
encantada.
En realidad no le importaba mucho
donde fueran.Tan sólo necesitaba tenerla cerca, sentir su piel,su
aliento,sus largas piernas alrededor de las caderas.Deseaba
probarla de nuevo y hundirse en ella hasta desahogar toda la
tensión acumulada.Verla en su cama,desnuda.
No se avergonzó de sus pensamientos,
aunque debía disimular la erección bajo sus calzones que pugnaba
por rasgar el tejido.Habían sido muchos días de abstinencia soñando
con ella.
Poco antes de subir Nataxa al
vehículo, se llevó la mano a la cabeza,rozando el sombrero
comprobando que aún lo llevaba.
Los últimos rayos
del sol bañaron la ciudad confiriendo a los edificios un halo de
esplendor.La ciudad de oro decían los
periodistas.
En el jardín trasero de La residencia
Needs,Nataxa dio los últimos retoques.
Oculto bajo un enorme sauce
lloron,había extendido una fina manta en tonos verdes.Varias y
diminutas velas diseminadas por el jardín brillaban y refulgian
cual diamantes. Había más velas formando un estrecho y corto camino
de La casa al sauce.
Sobre la manta,pétalos de rosas
rojas,el color aterciopelado de La pasión y la sangre,formando un
enorme corazón.También,sobre el suelo,una bandeja de plata con dos
finisímas copas de cristal alargadas y una botella de
champán.
Nataxa lo miró por última vez y asunto
estuvo de quitarlo todo sintiéndose repentinamente
ridícula.
Aspiró profundamente armandose de
valor y desterrando la vergüenza.No quería parecer ansiosa.Había
llegado el momento de poner las cosas en su
sitio.
¿y sí la rechazaba?puede que Christian
fuera un hombre de esos que a todas luces evitaban el
matrimonio,sin embargo Nataxa,tenía sus principios y no quería
vivir con él sin los lazos sagrados de su unión.Que no se lo
pidiera...claro.
Dejó escapar un suspiro y se giró al
escuchar pasos que se acercaban.Su corazón bombeó con fuerza, como
un caballo salvaje que huye despavorido de La soga del
hombre.
Christian se acercaba a ella con esa
sonrisa permanente en sus labios.El cabello peinado hacia atrás,
rubio, dorado como las llamas de las velas.
Ella tembló ligeramente y escondió las
manos tras sus abultadas faldas, observando como la limpia mirada
azul estudiaba su improvisada decoración y se detenía en la manta
con una ceja alzada. La muchacha acortó el camino hasta él, la
espalda rígida y tensa.Le tendió una mano que Christian tomó entre
las suyas y la llevó a sus labios con infinita
ternura.
Nataxa exclamó.El hombre lamió sus
dedos,con la vista clavada en sus ojos.Atrayendola como sí fuera un
potente imán,la sonrió seductoramente.
Era tan guapo y hermoso, tan
fuerte,varonil y alegre.
Nataxa deseó enterrarse entre sus
brazos, sentir su fuerza y su calor.
-Marlyn¿nos vigila?_susurró el hombre
con ojos brillantes.
Ella Asintió aunque en ese momento la
importaba un pimiento quién los podía ver o
no.
Christian rodeó su cintura atrayendola
contra su duro cuerpo.Hundió sus labios en el cuello satinado
produciendola miles de escalofrios de placer que se extendían por
su estómago.Con la lengua trazó diminutos círculos que fue
ascendiendo hasta el delicado lobulo de su oreja. Nataxa se apretó
contra él.
Una ligera
tosecilla los hizo apartarse de sopeton.Christian descubrió que uno
de los criados se había apostado cerca de una de las columnas que
sujetaban el porche trasero de La casa.Lo saludó con la cabeza y
fijó la mirada en Nataxa con una mirada divertida. _Nataxa_su voz
sonó ronca,cargada de deseo.Sus ojos brillaron apasionados cuando
estudiaron el rostro de La joven.Volvió a sujetar una de Sus
manos,acariciando con descuido sus largos dedos_te
necesito_imploró.
La muchacha apretó los labios con
fuerza durante una fracción de segundo.Alzó un brazo para apoyarle
en el hombro de Christian y con la mano en su nuca jugó con los
dorados mechones.
_cásate conmigo,Christian
Merriwatters.
El hombre se tensó ligeramente,tal vez
debido a la sorpresa.La estrechó con fuerza entre sus
brazos.
_¿nadie te ha dicho que soy yo quién
debería proponertelo?.
Nataxa buscó sus ojos.Christian estaba
bromeando y ella se sentía desfallecer por
momentos.
_cuando quiero algo lo pido_murmuró en
un hilo de voz.El miedo a ser rechazada quedó olvidado en cuanto el
hombre se apoderó de Sus labios en un beso ardiente,cargado de
emociones contenidas.
Ambos saborearon sus lenguas con
auténtico frenesi,incapaces de separar sus
cuerpos.
Christian se apartó apenas unos
milímetros,lo suficiente como para sacar el pequeño estuche de su
bolsillo interior.
La joven trató de observar que era
aquel objeto y su corazón golpeó violentamente al descubrir la
hermosa joya.
_entonces te pido que no cambies nunca
mi amor,porque me he dado cuenta que no podría soportar vivir sin
ti_con un dedo retiró una solitaria lágrima que se deslizaba por la
melilla de Nataxa_mi gran suerte fue conocerte_acarició los rizos
negros del flequillo_sí no es contigo,con nadie más compartiria mi
vida y...mira_la alzó la barbilla con delicadeza_te prometo que te
haré la mujer más feliz de La tierra,aunque nos secuestren,aunque
el cielo nos caiga encima,aunque no gane para sombreros.Te amo
Nataxa Needs.Me robaste el corazón y eres la dueña de mi alma.He
soñado contigo desde el momento en que te vi.Sí,quiero casarme.Te
pertenezco tanto como tú a mi.
Nataxa se lanzó a su cuello, llorando
emocionada entre sus brazos.
_yo también te amo
Christian,más que a mi vida e iremos donde tú
quieras.
El hombre sonrió. Abarcó la mejilla
femenina con una mano y la obligó a mirarle a los
ojos.
_Nunca te he dicho lo que hay en
América¿quieres saberlo?.
Nataxa asintió pérdida en la mirada
azul de su Dios dorado.
_¿Que hay?-
El hombre sonrió antes de
contestar.
_Americanos.Hay
americanos-
De La costa
inglesa no se veía más que una fina línea de tierra en el
horizonte.La mar estaba en calma y el sol lucía con fuerza esa
mañana.
Nataxa, erguida,respiró la brisa
salada. El suave viento jugaba con varios mechones que caían
sueltos sobre sus orejas.Se miró las manos enguantadas que había
apoyado en una delgada barandilla.Vestía en tonos cremas,la falda
recta y una chaquetilla corta.La sombrilla se hallaba cerrada,en el
suelo junto a sus pies.
Parecía estar disfrutando de La
espectacular vista que la rodeaba,pero estaba muy lejos de ser
verdad.Se había sumido en sus propios pensamientos,recordando su
niñez junto a Douglas.Sí él pudiera verla ahora,sí tan sólo pudiera
decirle lo confundida que había estado
siempre.
Se mordió el labio inferior
pensativa.Tras ella presintió la presencia de Christian y se giró
para mirarle.
Él sonreía como siempre.Estaba apoyado
contra una de las modernas paredes del restaurante del barco.Los
brazos cruzados sobre el pecho.
Nataxa caminó hasta él con lentitud,
observando con admiración el cuerpo de su esposo.Esposo.Se lo tenía
que repetir mentalmente de vez en cuando,más que nada para terminar
de creerselo.
A ella no la hubiera molestado casarse
en Boston, después del viaje,sin embargo a Christian le habían
entrado las prisas .Era un viaje largo para continuar en
abstinencia,y más cuando no hacia necesidad alguna."Una pérdida de
tiempo"había dicho él. Y era cierto.El viaje prometía ser muy
agradable y Marlyn había encontrado una vieja amiga con quién
charlar y entretenerse en el trayecto.
La ceremonia había sido muy íntima, en
una pequeña ermita rodeada de verdes jardines y acompañados de unos
pocos conocidos.
Llegó hasta
Christian y con un dedo le dibujo una línea ascendente en el brazo
hasta llegar al hombro.
_¿te has despedido de tú
Inglaterra?-
Nataxa se encogió de
hombros:
_¿Sabes?no importa donde este,siempre
que sea junto a ti.
Christian se estiró y cogió una mano
de La joven:
_Entonces no te molestará que vayamos
a nuestro camarote y juguemos un rato.
_me estas
tentado_rió dejándose llevar por él.Christian miró de pasada hacia
atrás y vió la solitaria sombrilla sobre el suelo.En un abrir y
cerrar de ojos, el hombre volvió sobre sus pasos para recoger el
artefacto y colocarlo bajo un brazo.Nataxa tiró de él
picaramente.
_por cierto amor_la joven pareció
recordar algo de golpe y se detuvo bruscamente.Ya habían pasado el
vestíbulo y se dirigían a la tercera planta donde se hallaban los
camarote de primera clase.¿Qué te parecería tener un
hijo?-
Christian abrió los ojos con
sorpresa.Tampoco es que hubiera pensado en
ello.
_me parece bien¿y a
ti?.
Nataxa se acarició el vientre de un
modo muy significativo.
_lo quiero,pero aunque no fuera así,ya
está de camino y no hay nada que hacer.
_¿Que?_ahora Christian frunció el
ceño_¡sí!_La tomó suavemente del codo_¿desde cuando lo
sabes?
_Melo confirmó ayer el doctor.Ni
siquiera lo sospechaba_sonrió mostrando su perfecta dentadura_no te
preocupes, serás un buen padre.
_¡Por supuesto!_la rodeó la cintura
con un brazo atrayendola hacia él._¿acaso lo dudas?¿crees que no
sabré cuidar de nuestro pequeño escoces?
_No tengo ninguna duda al
respecto.
_Lo haré toda mi vida.Siempre te lo
prometo-
F I N